Sobre Gabriel Orozco - Por Orlando Olivas

  • May 2020
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Desde tiempos remotos, el arte ha sido empleado como una forma de expresión, un medio por el cual podemos contar algo más gráficamente o para reflejar la belleza; podríamos tomar como referencia a Grecia o Roma clásicas y todos sabrían de qué estamos hablando. Muchos hemos visto el arte del pasado, los estilos y maneras de expresar y representar el tiempo en el que se vive, la misma vida o el entorno de quienes lo hacen y podríamos hasta mencionar el lugar en el que se lleva cabo, por su estilo o por sus referencias, pero muy pocos podemos mencionar a México como un lugar en el que hay estilos propios, artistas reconocidos y sobre todo arte contemporáneo.

Pero los artistas contemporáneos mexicanos casi no existen o son solamente dos o tres a los que la gente conoce; esto es lo que la mayoría de la población piensa y tiene que decir acerca del tema, además de creer que única y exclusivamente son la escultura y la pintura los únicos medios por los que se puede hacer arte.

Aquí es donde entra Gabriel Orozco; nació en Xalapa, Veracruz en el año de 1962, estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP) perteneciente a la Universidad Nacional Autónoma de México del año de 1981 al 1984, y más tarde en el Circulo de Bellas Artes de Madrid, España de 1986 a 1987; artista que, con el uso del dibujo, escultura, arte objeto, video, fotografía e instalación, llega para romper con todos los clasicistas atrapados en su propia visión del arte, de una forma diferente a lo que se ha visto ya muchas veces repetido o hasta viejo. “Gabriel Orozco”, no es un nombre que muchas personas hayan escuchado, sobre todo si no estás centrado en un ambiente artístico; pero lo más grave del asunto es que esto solamente pasa en México, su país natal, en el cual es prácticamente un desconocido.

Con esto en la cabeza, me di a la tarea de realizar una encuesta en la Casa de la Cultura, localizada en la cuidad de Irapuato, Guanajuato, lugar donde actualmente resido, con el objetivo de reforzar este argumento. Mi pregunta fue solamente una: ¿Sabes quién es Gabriel Orozco? Si la respuesta era “Si”, pediría la mención de alguna de sus obras, cosa que me fue imposible, pues todas las respuestas fueron un rotundo “No”. Obteniendo esta respuesta, les mostraba una fotografía de su obra presentada en la Bienal de Venecia, de nombre “Caja de zapatos vacía”, que mencionaré más adelante, explicando su importancia y su objetivo, a lo que recibía una desinteresada respuesta por parte de los encuestados, que eran personas que entraban por voluntad propia a visitar exposiciones de artes plásticas, así como al personal que labora en la Casa de la Cultura; sobra señalar que fue un resultado nada satisfactorio. Aquí se demuestra el por qué Gabriel Orozco decidió salir de México intentando atraer la atención del público extranjero; el desinterés de la gente en México por el arte contemporáneo, así como la ignorancia de su existencia, provocó su “exilio”.

Su estilo es único y diferente a lo que se conoce normalmente en el arte y los artistas contemporáneos, se trata de una forma original de hacer su propio arte, llegando a un nivel que a simple vista nos hace creer que podemos hacerlo igual o mejor que el por verlo de cierta manera “fácil” de hacer. Lo que Gabriel Orozco produce para que su forma de hacer arte sea diferente a la de los demás artistas es debido a la visión que tiene para hacer que algo sencillo y simple sea más interesante y un tanto más fácil de comprender; como lo podemos apreciar en su obra que consiste en una lata de frutas colocada sobre un empaque de perejil en el estante de un supermercado, la cual lleva como nombre “Búho”, en la que por medio de la fotografía que presenta como registro de su acción nos deja ver más allá de sólo una lata sobre un producto, nos deja usar nuestro ingenio, para

que podamos ver lo que él ve, para que veamos mas allá de lo ordinario, para que dejemos de ver las cosas simples como sólo objetos; nos deja entrar en su mente para tener otra perspectiva de las cosas. Esto mismo lo podemos apreciar en otros trabajos, como lo son las fotografías “Gatos y sandías” y más adelante “Suizeki erosionado 2”, en las que de nuevo, usando objetos comunes de la vida diaria nos permite avanzar y tener una visión más detallada, menos simple y aburrida, y eso es lo que los artistas olvidan en momentos, olvidan que las cosas simples de la vida son las que menos se resaltan por ser repetitivas; con esto Gabriel Orozco comenzó a sobresalir entre los demás artistas contemporáneos, dándole un giro a las cosas y ganando el respeto de todos.

Uno de sus proyectos más importantes es “La DS”; se trata de un automóvil Citroën DS seccionado en tres partes iguales a lo largo, removiendo la parte del centro y uniendo las dos partes laterales restantes formó un automóvil compacto unido con un alto nivel de exactitud y aunque la cajuela y sus puertas pueden abrirse para entrar en el, no está diseñado para manejarse, con esta obra es con la que se dio a conocer en el extranjero y fue tomado como un artista serio, y muestra un auto modificado de manera visual, algo que es común, únicamente que el se atrevió a hacer más de lo que llamamos común y le dio un aspecto único y diferente a lo que ya existe, dando como resultado una obra artística de un nivel superior.

Pero esta manera de hacer arte no siempre fue bien vista por los críticos, como sucedió en uno de los eventos más importantes del arte como lo es la Bienal de Venecia del año de 1993, a la cual fue invitado para presentar alguno de sus proyectos. Presentó “Caja de zapatos vacía”. La primera reacción de los espectadores fue de repulsión, pero la crítica mostró su proyecto como algo ingenioso y novedoso. Y era cierto, pues Gabriel Orozco, al presentar lo que era una obra simple y

tal vez tonta, demostró que era capaz de hacer cosas cada vez más grandes, dando a notar que no le temía a las críticas ni al rechazo de su trabajo; dejó en claro que sabía lo que hacía. Hubo una crítica que pensó que era una burla y lo consideró ofensivo y a la vez aburrido, pero lo que en verdad expresaba esa obra era un vacío, ese vacío que está presente, que es físico, esa ausencia de lo que en realidad le da significado al espacio que debiera contenerlo; la mayoría de las personas no lograron comprender su significado y que su objetivo era el mismo, interpretar lo que ves, ir más allá de sólo ver una caja de zapatos vacía, ver más de lo que se ve con los ojos.

Con obras de este tipo, Gabriel Orozco nos deja claro que su arte no trata de hacer las cosas bellas o llamativas, su trabajo es hacerlas mejores, pues al basar su trabajo en lo que llamamos basura, en las cosas que ya nadie utiliza y que hasta trata de dejar de ver porque piensa que estorban, o simplemente ya no tienen un uso y por lo tanto no sirven para nada, nos muestra que lo puede tomar para hacerlo interesante, mostrando mejor los objetos que existen en la realidad y enseñándolas de diferente manera para comprenderlas mejor, demostrando que el arte no siempre trata de reflejar la belleza.

En el año de 1993, Gabriel Orozco nos presenta la fotografía “Isla dentro de la isla”, en donde prueba que si se mueven las cosas de lugar como él lo hace, podemos dejar de ignorar lo que creemos que estorba, además de presentarnos otra de sus características; combinar lo nuevo con lo viejo, tratando de no imitar lo que ve, sino reinterpretando las cosas a manera de que tu perspectiva cambie.

Gabriel Orozco, es considerado “uno de los artistas más influyentes de la década de los 90´s y probablemente también de la siguiente”, como lo mencionó Francesco Bonami (Parachute, 1998). Pero lo que importa aquí es que el arte contemporáneo mexicano está tomando diferentes caminos, y la manera más segura de seguirlos es teniendo una visión como la de Gabriel Orozco, tratando de ver sobre lo que es obvio, usando lo que es nuevo pero sin olvidar lo viejo, tratando de ver mas allá de lo que está frente a ti y tratar de hacerlo simplemente mejor, y creyendo que es mejor hacer algo pequeño que perdura a hacer algo grande que se olvide.

Gabriel Orozco “Búho” 1993 (Fotografía)

Gabriel Orozco “Gatos y sandías” 1992 (Fotografía)

Gabriel Orozco “La DS” 1993 (Arte-Objeto)

Gabriel Orozco “Caja de zapatos vacía” 1993 (Instalación)

Gabriel Orozco “Isla dentro de la isla” 1993 (Fotografía)

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