Un Estudio de la Epístola a los Romanos CLASE 2
Romanos 1:1 Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios.
El apóstol Pablo entendía su vida en
relación al propósito de Dios. Él fue apartado para el Evangelio de Dios.
El apóstol Pablo entendía su vida en
relación al propósito de Dios. Él fue apartado para el Evangelio de Dios. Al decir αφωρισμέ ̓ νος εις̓ ευαγγέ ̓ λιον
Θεου (apartado para el evangelio de Dios) el apóstol está expresando la razón de su vida: la predicación del Evangelio
Pablo fue “apartado”, consagrado,
para predicar las Buenas Nuevas de salvación Hechos 13:1 Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo.
Pablo fue “apartado”, consagrado,
para predicar las Buenas Nuevas de salvación Hechos 13:2 Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.
Pablo fue “apartado”, consagrado,
para predicar las Buenas Nuevas de salvación Hechos 13:3 Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.
Pablo fue “apartado”, consagrado,
para predicar las Buenas Nuevas de salvación Esta fue la consagración “formal” del
Pablo al ministerio. Pero el apóstol está convencido que su llamado ocurrió mucho tiempo antes.
Gálatas 1:15 Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, madre y me llamó por su gracia,
Gálatas 1:16 revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles…
El apóstol fue apartado “para el
evangelio de Dios”. La palabra evangelio está compuesta, en el original griego, de dos términos: eu, que significa bueno, y angelion, mensaje. Evangelio es el buen mensaje o buenas noticias.
Pablo se veía a sí mismo como
mensajero de buenas noticias. Al caminar por las rutas del Imperio Romano, veía pasar mensajeros imperiales, a caballo o a pie, que llevaban todo tipo de noticias.
Cuando se sabía de una batalla que
se libraba en alguna frontera del Imperio, se esperaba con ansiedad las noticias del desenlace. Si un mensajero pasaba por el camino en dirección a Roma, la gente se preguntaba: “¿Llevará buenas noticias?”. Miraban el rostro del mensajero para adivinar la naturaleza de las nuevas
Pablo se veía a sí mismo como un
mensajero de buenas noticias, no para Roma, sino para el mundo entero. Esas noticias no provenían de conquistas terrenales de un imperio humano, sino del avance del Reino de Dios en todo el mundo. El Evangelio de Dios son las verdaderas “buenas noticias” para todos.
Comparándose con los otros
mensajeros con que se atraviesa el apóstol en el camino, no se avergüenza de su mensaje.
Comparándose con los otros
mensajeros con que se atraviesa el apóstol en el camino, no se avergüenza de su mensaje. Romanos 1:16 Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.
Comparándose con los otros
mensajeros con que se atraviesa el apóstol en el camino, no se avergüenza de su mensaje. Las noticias del Imperio Romanos
cuentan del poder de Roma dentro y fuera de los límites imperiales. Las noticias del evangelio de Dios no solamente anuncian el poder de Dios, son poder (δύναμις). Llevan consigo la fuerza transformadora de Dios.
El Cristianismo no era una religión
popular en Roma. Sus adeptos eran las clases sociales más bajas, los humiliores, los más humildes: esclavos, siervos y libertos, dedicados al comercio y la manufactura de productos. Sus barrios estaban en la orilla occidental del Tíber, el Transtíber o Trastevere.
Cuando los cristianos se hicieron más
numerosos, los gobernantes romanos se preocuparon. No entendían sus creencias, rituales, y la unidad que había entre ellos. Comenzaron entonces a perseguirlos, declarando al Cristianismo religio prava, religión depravada.
Pero Pablo no se avergüenza del
mensaje, ni de los que han de recibirlo. Él se siente obligado a predicar el evangelio a todos, incluyendo a los romanos
Pero Pablo no se avergüenza del
mensaje, ni de los que han de recibirlo. Él se siente obligado a predicar el evangelio a todos, incluyendo a los romanos Romanos 1:14 A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor.
Pero Pablo no se avergüenza del
mensaje, ni de los que han de recibirlo. Él se siente obligado a predicar el evangelio a todos, incluyendo a los romanos Romanos 1:15 Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma.
Por mucho tiempo el apóstol Pablo
intentó viajar a Roma, y no pudo. Desde Corinto, anuncia el apóstol su visita en un futuro no muy lejano.
Por mucho tiempo el apóstol Pablo
intentó viajar a Roma, y no pudo. Desde Corinto, anuncia el apóstol su visita en un futuro no muy lejano. ¿Qué razones tiene el apóstol para
buscar predicar el evangelio en Roma?
El apóstol Pablo busca consumar su misión como apóstol a los gentiles. Roma es la capital del ecúmene, el mundo conocido. Predicar en Roma es predicar a todo el mundo.
1. Comunicar a la iglesia “algún don”
(Romanos 1:11-12), como lo expresa modestamente el Apóstol. Se refiere a la comunicación a la iglesia de ese magnífico cuerpo de doctrina que el Señor había personalmente confiado a Pablo.
1. Era evidente la necesidad de que en
Roma la fe mantuviera su pureza, ya que “todos los caminos conducen a Roma”, o arrancaban de allí, por lo que las influencias que llegaban a la capital del Imperio se difundían rápidamente.
1. Roma constituía el centro
estratégico con miras a la extensión del Evangelio hacia el occidente y al norte.
Al momento de escribir esta carta, el apóstol Pablo estaba embarcado en dos iniciativas internacionales: 1. Desde el primer Concilio en Jerusalén (Gálatas 2:10), Pablo estuvo organizando una colecta entre sus iglesias destinada a la comunidad de cristianos de Jerusalén, bajo el pastorado de Santiago, el hermano de Jesús.
Esta colecta iba a ser entregada por
representantes de distintas provincias romanas, que acompañarían al apóstol a Jerusalén. Eso enfatizaría la unidad de Cristianos paganos, Cristianos Judíos y Judíos en general.
2. Luego de entregar esta ofrenda, el apóstol Pablo cambiaría su estrategia misionera, del Oriente al Occidente del Imperio, y por eso necesitaba visitar las iglesias en Roma y obtener su asistencia para viajar a España.
Romanos 1:9 Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones,
El Evangelio de Jesucristo causó
conflictos en Roma. Había otro evangelio, con el cual el Cristianismo no podía coexistir: El evangelio de Augusto César, señor del Imperio Romano.
En Priene, cerca de Mileto, en la
actual Turquía, hay una inscripción en un monumento, más bien un altar, dedicado a Augusto César. Parte de la inscripción dice:
Ya que la providencia que ha ordenado divinamente nuestra existencia ha aplicado su energía y celo, y ha traído a la vida el bien más perfecto en Augusto, a quién llenó de virtudes para beneficio de la humanidad, concediéndole a nosotros y nuestros descendientes como salvador…
César, quien por su epifanía excedió las esperanzas de aquellos que profetizaron buenas nuevas (euaggelia) no solamente superando a los benefactores del pasado, sino además quitando toda esperanza de mayores bendiciones en el futuro…
Y ya que el nacimiento del dios trajo al mundo las buenas noticias (euaggelia) que residen en él…
Las buenas noticias, para los
habitantes del Imperio, era que todo estaba bajo el absoluto control y señorío del César. Al ser parte del Imperio Romano, la persona alcanzaba paz, prosperidad, seguridad y estabilidad. Este “evangelio” se declaraba desde los monumentos, monedas, obeliscos, arcos de triunfo, pilares e inscripciones en los frontispicios de los edificios públicos.
Octaviano sube al poder como
Emperador de Roma luego del asesinato de su padre adoptivo: Julio César. Con el nombre, Augusto, uno de los primeros actos de gobierno de Octaviano fue divinizar a Julio César, por medio del Senado romano. César ahora era considerado dios.
Divus Julius: Julio César, el divino
Julio César ahora era dios. Su hijo
Augusto podía reclamar para sí el título de “hijo de dios” (divi F. suele aparecer en las inscripciones). Y así se anunciaba en monumentos y monedas.
Pablo anuncia con vehemencia que
hay un solo Hijo de Dios, y es Jesucristo. Romanos 1:3 acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne,
Pablo anuncia con vehemencia que
hay un solo Hijo de Dios, y es Jesucristo. Romanos 1:4 que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos…
Julio César, y luego Augusto, fueron
divinizados por decisión del Senado romano. Pero Jesús fue declarado Hijo de Dios no por decisión de hombres, sino de Dios. Ni Augusto ni Julio César resucitaron. Jesucristo, por su resurrección de entre los muertos, demostró ser el único Hijo de Dios.
Roma unificaba todo debajo de un
sistema universal de justicia, respaldado por leyes y estatutos. Todo el Imperio estaba sometido a la justicia de Roma, que era una justicia retributiva. El que hacía el mal, debía pagar por su culpa. La justicia se manifestaba en el castigo al culpable.
El Evangelio que proclama el apóstol
Pablo es el anuncio de otro tipo de justicia, bajo el cual todos los hombres pueden unirse. Es para los judíos y los griegos, los libres y los esclavos, los ricos y los pobres, las mujeres y los hombres.
No es la justicia retributiva de los
hombres. Es más bien la justicia distributiva de Dios. Por la fe en Jesucristo todos los hombres pueden llegar a ser uno, al ser justificados por la fe.
No es la justicia retributiva de los
hombres. Es más bien la justicia distributiva de Dios. Por la fe en Jesucristo todos los hombres pueden llegar a ser uno, al ser justificados por la fe. Ese es el tema de la próxima clase.