SEMINARIO MAYOR «CRISTO SACERDOTE» Teléfonos: (03) 2586174 – 2586360 – 2585521 *** Antonio Clavijo y Nicolás Arteta Fax: Extensión 103 – Casilla N° 953 *** Diócesis de Ambato - Ecuador
Nombre: Luis Eduardo Veloz Garófalo Profesor: P. Marco Albuja Fecha: 19 de marzo de 2019.
Materia: Misterio de Dios Año de formación: II de Teología
Walter Kasper, al plantear a Dios como problema, parte de algo esencial, de la ciencia teológica, pues es la única ciencia la cual tiene a Dios como objeto de estudio, y cita esta afirmación de san Agustín: “ la teología es un hablar responsable (logos) sobre Dios (theos); ciencia de Dios como decían los antiguos”1. Y es que, para la demostración de la existencia de Dios, dirá ya existe esta idea de lo que es Dios, pues “no existe ningún conocimiento sin presupuestos”, es decir para hablar de Dios, debemos tener la idea de lo que Dios es. El Aquinate decía que Dios es el fundamento último de toda realidad, es el bien supremo; San Anselmo en cambio lo definió como “aquello mayor de lo cual nada puede pensarse”. Con ello se ve que la idea de Dios no es una realidad más, sino una realidad superior a las demás. Así, la teología, como ciencia encargada del estudio de Dios, se presenta ahora, como ya lo decía san Anselmo, “Fides quarens intellectum”. Plantear la idea de Dios hoy en día se torna difícil, ya que algunos filósofos como Nietzsche que habla de a muerte de Dios trunca el camino para su correcta comprensión, pues el ateísmo moderno aleja ala persona de la misma idea de Dios y la lleva a centrar su pensamiento en el hombre mismo, dejando en el olvido a Dios. Frente al ateísmo, surge ahora la pregunta: ¿cómo poder hablar de Dios de manera inteligible ante esta situación? Desde siempre la persona a tenido marcada esta idea de Dios, no se puede pensar en una sociedad antigua que se autodenominase atea, todos creían en Dios, pero es a partir del S.XVII y XVII con el nominalismo que se empieza a tener la idea de un Dios absolutista y arbitrario. Pero el cambio radical de la idea de Dios aparece con Descarte, quien hable de Dios como el genio maligno, absolutamente poderoso y astuto, que esta empeñado en engañarnos. Para Descartes, Dios solo es un requisito para la auto realización del hombre, por tanto, el hombre que busca su autonomía de Dios. Feuerbach (1804 -1872) dirá en cambio que Dios es la simple proyección de los deseos del hombre, es decir “lo que el hombre no es realmente, pero desea serlo, lo erige en su Dios”. Por tanto, el hombre es el punto central de la religión. Pero hay que recordar que el hombre no se basta así mismo, el no puede hacerse feliz así mismo, por tanto “el hombre no puede ser el Dio del hombre. Para Marx en cambio ve al hombre en medio de la sociedad la cual es la productora de la religión, afirma que la ideología religiosa no es algo arbitrario, sino una especio de proceso natural necesario, es “el opio del pueblo”. Esperanza en una felicidad ilusoria, que debe eliminarse para que el hombre piense, obre y forje su realidad. Todo esto se desarrolla porque Marx, nunca analizo el fenómeno de la religión, sino que lo redujo sin más a funciones económicas y políticas, esto quiere decir que la idea de Dios estaba determinada por condiciones socio económicas.
1
Agustín, De civitate Dei VIII, 1.
Nietzsche, considerado como un profeta del humanismo sin Dios desarrollará su pensamiento a partir de la idea antes mencionada de la “muerte de Dios”, ya que según Nietzsche Dios es nuestra más larga mentira, pues parte al igual que Feuerbach de la idea de la proyección. Y así dirá que la causa de que el hombre este envuelto en una relatividad de los valores absolutos (nihilismo) se debe, no a la muerte de Dios, sino a la misma fe en Dios, porque la nada se diviniza en Dios y la voluntad queda reducida a la nada. Por tanto solo en hombre que haya superado toda tensión y escisión entre el ser y el sentido, que vive mas allá del bien o del mal (Super hombre) se habrá convertido en Dios, ocupará el lugar del Dios desaparecido y muerto. “solo para hacerse Dios, el hombre pudo matar a Dios”. A pesar de ello Nietzsche no soluciono las cuestiones fundamentales, pues si el super hombre es una respuesta que debe ser aceptada por todos, el hombre nunca podrá ser este “super hombre” ya que el hombre solo puede acogerlo. Así pues, la cuestión básicas del ateísmo moderno es, pues la cuestión del sentido o la falta de sentido de proposiciones como “Dios existe” o “Dios no existe”. Pero en sí, ¿Cuál es la dificultad de la teología frente al ateísmo? La dificultas es la de refutar negativa y críticamente los argumentos de los adversarios como no concluyentes y demostrar positiva y polémicamente la fe en Dios como razonable, dando así cuenta (apología) de la fe. Para ello existen varios puntos de partida para reconocer razonablemente la existencia de Dios, sobre todo en el marco de lo natural, y lo afirma el libro de la Sabiduría al decir que “la magnitud y belleza de las criaturas se descubre por analogía al que les dio el ser” (Sab. 13,5). San Anselmo también lo prolonga en su obra Proslogion, afirmando que Dion no pude se concebido racionalmente como no existente. En el concilio vaticano II se da una solución contra el ateísmo, que no solo es el repudio, sino, una mejor comprensión de la propia doctrina y una vida digna de ella2. Pero para conocer a Dios, no basta el referirse a demostraciones abstractas, el conocimiento de Dios necesita de un fundamento que este en consonancia con la experiencia personal de la vida, o como la experiencia disciplinada metodológicamente en las ciencias empíricas actuales. En este segundo ámbito un problema que se presenta para el conocimiento de Dios siempre a sido el lenguaje, ya que de Dios no podemos decir, sino solo lo que no es Dios, es decir, para nuestro conocimiento de Dios utilizamos la analogía, que en Dios se desarrolla de tres formas: por la vía de la afirmación, de la negación y de la eminencia. El resultado de todo lo expuesto se puede considerar así: el misterio divino se manifiesta dentro de nuestro mundo. Ya que es en el mundo en el cual Dios e revela y se da a conocer de manera plena en la persona de su Hijo Jesucristo (Heb.1,1-2), pues antes se lo consideraba como aquel Dios escondido (Is. 45,15). Pero este Dios es el mismo que se revela, se da a conocer al hombre para la salvación. Así la revelación del misterio de Dios es la revelación del misterio de nuestra salvación; es la verdad fundamental y central de la fe cristiana. Biografía. Walter Kasper, El Dios de Jesucristo, La cuestión de Dios hoy, Ed. Sígueme, 1985, págs. 13158. 2
Conc. Vat. II, Gaudium et Spes, n° 21.
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