3. RESPUESTAS ALTERNATIVAS DESDE LA MARGINACIÓN, EXCLUSIÓN Y CÁRCEL
Toda respuesta alternativa que se inicie debe suponer un avance hacia otra mundialización; una apuesta por el protagonismo y “toma de poder” de la sociedad civil; y el convencimiento de que toda propuesta de futuro no puede ser tal sin que sea protagonista del proceso la misma persona afectada.
3.1. PREVENCIÓN PARA UNA NUEVA SOCIEDAD: No puede haber respuesta alternativa sin programa de prevención que se inserte en las mismas entrañas de la marginación y de la exclusión. Cuatro serían los instrumentos que hemos de utilizar, desde toda la sociedad, para la apuesta de lograr un nuevo modo de vivir en aquellas personas que especialmente se han visto abocadas a la marginación.
3.1.1. Cultura y educación solidarias: Dar identidad y valor; ser solidarios para que alguien pueda salir del anonimato y pueda sentirse persona; debe ser el objetivo fundamental de toda acción transformadora preventiva. Este tipo de cultura y educación, en cualquier sector de población, (desde infancia a adultos), suponen pone en compromiso un esfuerzo contra la acumulación de bienes y servicios, que tanta desigualdad y derechos humanos generan.
“La técnica al servicio del tener, el mundo de las máquinas y de la inteligencia artificial, nos impone, sin que nos demos cuenta de ello, el hábito de pensar y de vivir de una manera concreta, deshumanizada, carente de valores de sentido profundo. Frente a esta imposición hay que ir en la educación a crear una nueva disposición que descubra a los niños y jóvenes el sentido de la vida y el valor de la lucha”.
3.1.2. Presencia educativa y preferente entre los jóvenes en mayor dificultad. Conseguir una nueva forma de ser y de vivir entre los jóvenes con mayores dificultades requiere una dedicación y respuesta específica:
En el afecto y cariño, como armas aparentemente débiles, pero que llevan consigo toda la fuerza de quien hace suyo el sufrimiento de los más machacados. (Pisos de acogida, por ejemplo).
En el acompañamiento y la acogida personal como un derecho en justicia que les corresponde. (Programas de Educación de Calle, por ejemplo).
En el esfuerzo por nivelar las dificultades sociales y vivir con ellos una calidad de vida suficiente en educación, formación, trabajo o vivienda. (Itinerarios de inserción, por ejemplo).
3.1.3. Romper el miedo a quien se manifiesta “diferente” en nuestra sociedad. La diferencia no puede ser una barrera, sino una riqueza para toda la sociedad. La cárcel es el lugar, en gran parte, donde “lo diferente” y la diversidad se hace más manifiesta: ocupas, prostitución, inmigrantes, drogodependientes,… Se les culpabiliza de su diferencia. Una nueva sociedad y nuevo modo de vivir, lleva consigo, en el momento actual poner en juego instrumentos (leyes, por ejemplo), que hagan de los derechos y de la dignidad de los diferentes una defensa irrenunciable y fundamental. Es posible otra sociedad, es posible otra política, es posible otra democracia, es posible otro mundo y sociedad, si adecuamos nuestro proceder y nuestras relaciones, nuestros movimientos y organizaciones como instrumentos de compromiso frente a los que hacen de la diferencia un instrumento de marginación.
3.1.4. Participación y dinamización de alternativas globales en marcha. Pensar en global y actuar también en la global, pero desde lo local es parte de la tarea de este momento para quien busca una sociedad más justa y solidaria. La presencia, por ejemplo, mayoritaria de inmigrantes en las cárceles. La masificación en ellas de los últimos años, no es ocasional y casual. La cárcel se utiliza como instrumento de represión, criminalización y exclusión de esta globalización. Los movimientos sociales alternativos, la presencia en ellos es hoy imprescindible para quien quiere actuar transformando la realidad o prevenir para un futuro más ilusionante y esperanzado.
El texto de Rafael Díaz Salazar que a continuación se recoge puede ayudarnos a comprender mejor esta forma de estar para trabajar por un mundo alternativo.
“Los movimientos sociales alternativos son expresión de dos señas de identidad cristiana: radicalismo igualitario y comunitarismo de bienes. En la actualidad son una de las mejores mediaciones que existen para la práctica de la caridad política. Están poniendo las bases para la construcción de un macro ecumenismo basado en el cruce de las tradiciones religiosas y laicas de liberación. Me parece que hoy día son un instrumento básico para hacer verdad vivida el slogan “pensar globalmente, actuar localmente”, y poder así practicar un internacionalismo solidario en la vida cotidiana. El compromiso activo de los cristianos en la lucha contra la pobreza y la explotación ha de llevar a impulsar las nuevas iniciativas radicales de los movimientos alternativos (renta básica, tasa Tobin, objeción fiscal, comercio justo, condonación de deuda externa, boicot a las multinacionales, reorientación del ahorro hacia la banca ética, etc.).”
PARTICIPACIÓN Y DINAMIZACIÓN
DE
ALTERNATIVAS GLOBALES
SOLIDARIAS
ROMPER EL MIEDO A LO DIFERENTE
CULTURA Y EDUCACIÓN
HACER UN DIÁLOGO DETENIDO DESDE ESTAS CUATRO PROPUESTAS DE PREVENCIÓN Y CONSTRUCCIÓN DE UNA NUEVA SOCIEDAD.
PRESENCIA EDUCATIVA ENTRE LOS JÓVENES EN DIFICULTAD
3.2. Presencia y reinserción en la cárcel y desde la cárcel 3.2.1. Las ONGs en la cárcel: “La Injusticia entre rejas”, que corresponde al cuaderno nº 116 de Cristianismo y Justicia, recoge estas opiniones con las que podemos iniciar un primer comentario, según la experiencia y percepción del problema que tenemos cada uno.
“Si se quiere rehabilitar a alguien…se necesitan apoyos exteriores y estos apoyos son las ONGs”. José Luis de Castro. “Pienso que la institución (penitenciaria) le interesa un voluntariado cómodo, que comparta mucho con la propia dirección de las prisiones. Yo trabajo con muchas ONG, son un apoyo enorme y me fío mucho de ellas. Pero mi juicio personal es que estas personas han de trabajar directamente con el preso porque son una ayuda para el preso; y entonces han de hacerlo no como colaboradores de la prisión sino como colaboradores del preso”. José Luis de Castro. “Lo costoso e inútil que resulta mantener las prisiones sin obtener ningún tipo de resultado. No por ética sino por utilitarismo empezaba a plantear la necesidad de buscar alternativas. Ya el neoliberal Milton Friedman había afirmado que deberían ser cesados todos los directores generales de prisiones por su incompetencia, ineficacia e ineficiencia. Esperamos que la alternativa no sean los trabajos forzados o la ampliación de la pena capital”. The Economist. Tomado de Cuadernos: Cristianismo y Justicia nº 116
3.2.2. Hacia centros pequeños y humanizadores. Podemos estar de acuerdo con el planteamiento que Jordi Balot hace en el Cuaderno antes citado de Cristianismo y Justicia: “Me atrevería a decir que aunque no aumentasen los presupuestos, sólo destinando los 30.000 ó 36.000 euros anuales que cuesta cada preso (entre 5 y 6 millones de pesetas) a recursos más reducidos y, por tanto, más humanizadotes ya podría cambiar bastante el panorama. Mantener centros pequeños, de recursos específicos para trabajar las problemáticas de las personas, o de pisos con 3 ó 4 plazas, con educadores con dedicación exclusiva, sería mucho más eficaz, desde el punto de vista educacional y de reinserción social, y tendríamos un gasto económico mucho menor que el coste del sistema penitenciario actual. En todo caso no podemos olvidar lo que dice José Luis Segovia cuando afirma que “si el problema de los presos es un problema social, si queremos erradicar o al menos reducir notablemente la marginación tendremos que modificar los factores sociales que la favorecen: las desigualdades educativas, las carencias y desigualdades económicas, las carencias y desigualdades en la vivienda, en el equipamiento de los barrios, etc.”
Esta última opinión ya la hemos analizado anteriormente en los puntos referidos a la “Prevención para una nueva sociedad”
3.2.3. ¿Quiénes están en la cárcel?
Urgencia de acciones preventivas La gran mayoría de la población penal actual (el 85%), como en algún momento del análisis se recoge, es inmigrante o drogodependiente o detrás del hecho delictivo existe algún tipo de enfermedad mental o enfermedad social derivada del complejo mundo en el que vivimos. Si al problema de la emigración no se le da solución se criminalizará su situación en muchos casos y se le envía a la cárcel. Pero si se afronta con valentía y justicia el problema de los inmigrantes estaremos previniendo una situación aparentemente insostenible en los próximos años. Si el problema de las personas drogodependientes y colectivos más frágiles en el narcotráfico no se previene con recursos necesarios y eficaces, se seguirá penalizando el delito, pero no afrontando la enfermedad del consumidor y por lo tanto a la cárcel. Pero si, previo al delito, o a ser eslabón último de la cadena del narcotráfico, se afronta la drogodependencia y su problemática socio-económica y de salud estaremos evitando que muchas personas, sobre todo jóvenes, sean condenadas y por el contrario puedan encontrar solución a su problema de raíz. Si el problema de los enfermos mentales y sociales se continúa dejando de lado, como causa fundamental de muchos de los delitos que contempla esta sociedad, la cárcel seguirá aumentando una parte importante de sus penados. Pero si se afronta la enfermedad mental o social en muchas de las personas que la padecen, con recursos y medios adecuados, se evitará mucho doble sufrimiento en la sociedad más afectada. Si de esta manera se previene en muchas de las personas presas estaremos disminuyendo sensiblemente la población penal y creando posibilidades y condiciones mucho más humanizantes para el resto de penados.
3.2.4. Otras acciones de gran importancia
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Impulsar la concienciación y la movilización social debiera llevarnos a desarrollar la mediación penal entre la víctima y el acusado. Esta tarea de mediación podrá ayudar en gran manera sobre todo en jóvenes. Trabajos de utilidad pública o servicios diversos a la sociedad pueden ser instrumentos mediadores.
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La suspensión de la pena con sometimiento a prueba. Puede ser una acción importante. La persona penada se somete a un tiempo de prueba llevando a cabo tareas de reinserción para reparar el mal causado, y de su comportamiento dependerá la prisión o la libertad.
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Aplicación de medidas educativas frente y antes de la aplicación de la ac penal a la persona que haya cometido el delito siempre que se considere acción como más provechosa.
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La prisión preventiva debiera quedar reducida a los mínimos casos y siempre como medida excepcional.
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Facilitar el contacto familiar y evitar el desarraigo. Que el cumplimiento de la pena sea en la residencia habitual son acciones favorecedoras a la reinserción.
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Promover asociaciones de apoyo a reclusos que puedan poner en marcha servicios de orientación jurídico-penitenciaria; a posibilitar seguimiento y acogida en permisos, terceros grados, condicionales u orientación y apoyo al término del cumplimiento de la cárcel
TODAS LAS MEDIDAS SON DE GRAN COMPLEJIDAD PONERLAS EN MARCHA. PERO... La urgencia de un cambio humanizador en las cárceles ¿QUÉ NOS ESTÁ PERMITIENDO HACER?