Inspirar profundamente, llevando el aire a la zona baja de los pulmones, expandiendo abdomen, pelvis y costillas mientras inspiro. Preparo una “M” con boca cerrada (como si fuera a decir Mamá) y la hago resonar en mi boca mientras voy exhalando el aire. La sensación de la “M” vibrando adentro de mi boca puede generar cosquillas en los labios, en la nariz o en los dientes superiores, mostrándome la zona de resonancia. Una vez que logré encontrar la vibración en esas zonas, pruebo hacer el mismo ejercicio, esta vez diciendo sostenidamente “MI” ó “MU”. Al principio puede que no sea fácil encontrar esa sensación de cosquilleo, pero para lograrlo debo evitar hacer fuerza con los músculos de la garganta. El aire que exhalo tiene que ir acompañando el sonido que emito, no empujarlo con fuerza. Repertir el ejercicio, esta vez con la consonante “L”. Mantengo la punta de la lengua hacia arriba y adelante apoyada en los dientes superiores y relajo el resto de la lengua. Puedo intentarlo con “N” también.