Reflexiones sobre Brokeback Mountain. Por Tom Moon MFT Esta película nos lleva de vuelta a lo básico. Los temas duales son enormes y simples: el amor y el terror de éste. Un brote de amor que es juguetón, tierno, áspero y caliente lucha por prosperar en un terreno que es sombrío, prohibente, silencioso y frío. En el camino vemos la terrible destrucción de la homofobia, no sólo en Ennis y Jack, sino también en sus esposas, sus hijos, y casi todos los demás en sus vidas. Vemos cómo la homofobia perjudica a todos, y por qué nos vamos a beneficiar todos cuando finalmente nuestra cultura infantil supere el terror al amor entre sexos iguales. La película también muestra con exactitud lo que estar "en el armario" realmente significa. Raramente significa, como muchos de nosotros nos engañamos en creer, que "nadie sabe". Más a menudo que no, lo que realmente significa es que todo el mundo sabe, pero nadie habla. La esposa de Ennis sabe desde hace años que su marido está involucrado sexualmente con Jack, pero sólo mucho después de su divorcio se lo puede decir así, y entonces sólo como una horrible acusación que excluye cualquier entendimiento o comunicación real. El padre de Jack sabe quién es realmente el "amigo" de Jack, pero sólo puede fruncir su desprecio hacia Ennis en silencio. Y Ennis, incluso cuando está completamente solo, sólo puede decir "Jack, lo juro.” Incluso en soledad, no puede atreverse a decir en voz alta "Te quiero." El silencio en esta película es ensordecedor. Como les ha pasado a otros hombres gays, yo he conocido de cerca y personalmente el inmenso poder destructivo de la homofobia en mi propia vida. Pero cuando veía esta historia, sentí gratitud por mi buena fortuna de haber crecido en un entorno mucho más amistoso con los gays que el del mundo de Ennis y Jack. Cuando yo era un joven, luchando con mi propia homofobia internalizada, hubo amigos, profesores, miembros de la familia, y consejeros que dieron un paso adelante para alentarme a ser quien era, y para demostrarme que les gustaba y que me apoyaban en mis esfuerzos por llegar a estar de acuerdo conmigo mismo. No sé cómo habría sobrevivido sin ellos. Ni Jack ni Ennis nunca oyeron una sola palabra amable o respetuosa acerca de sus más caros y tiernos sentimientos. El amor es poderoso, pero a menos que nuestros sentimientos sean reflejados hacia atrás en el amor y el respeto de los demás, es casi imposible que los aceptemos nosotros mismos. Nadie supera el cáncer de la homofobia en el aislamiento, y tenemos una responsabilidad colectiva de ver que nadie tiene que hacerlo. Cada cultura impone restricciones sobre el tipo de gente que está permitido que amemos. Nadie de ese clan, en esa clase, de aquella raza, o ese sexo. La historia de Romeo y Julieta es perennemente un género popular porque hay algo anárquico sobre el amor. En éste, las reglas son infringidas regularmente, vamos donde se supone que no debemos ir, y cruza todas las barreras que tratamos de levantar en contra de él. Historias de amantes cuyas estrellas se cruzan hablan de la tragedia de la condición humana. Nos recuerdan que, como especie, tenemos miedo de aquello que más necesitamos. Pero hay también algo en estas historias para celebrar. Hablan de la valentía y la dignidad del espíritu humano, porque el amor humano lucha por realizarse en cualquier lugar, no importa que enormes los obstáculos. Por último, la película me recordó que es lo que soy, y lo que todos nosotros somos. Es falso y degradante describir nuestros sentimientos más profundos como "orientación sexual". La frase "orientación sexual/afectiva" está un poco mejor, pero es todavía demasiado clínica. Simplemente puesto, lo que somos tiene que ver con amor. Cuando nos referimos a nosotros mismos como "gay" o "maricón" estamos hablando de hacia dónde nuestro amor quiere ir. Este pensamiento responde a la pregunta que la película me dejó preguntando. "¿Qué puedo hacer?" Sentí una urgencia por hacer algo para aliviar el abrumador sufrimiento que retrata. Pero, ¿qué? Soy capaz de escribir, puedo contribuir con dinero, puedo votar y hacer campaña. Pero ya hago estas cosas, y nada que pueda hacer hoy puede deshacer lo que la homofobia ya ha hecho para la vida de millones a través de los siglos. Brokeback Mountain me recordó volver a lo básico, recordar que la cosa más útil que puedo hacer es vivir la verdad de lo que soy. Hay un lugar en el corazón de todos, que no odio, no vergüenza, no miedo, ha tocado nunca. Cualquier persona que ha amado, incluso por un momento, ha estado en ese lugar; y no es hasta que hemos estado allí que podemos comprender plenamente el patetismo, la alegría, la tragedia, y la dignidad de nuestra condición compartida como seres humanos. Lo que puedo hacer es convertir ese lugar en mi hogar, haciendo todo en mi poder para vivir cada momento de mi vida en fidelidad a lo que he aprendido allí. Lo que puedo hacer es vivir con dignidad, orgullo y gratitud la sola y única vida que está en mí vivir. Lo que sí puedo hacer es amar. Tom Moon MFT, sicoterapista de San Francisco.
http://www.tommoon.net Traducido del Inglés al Español por Gladiolo.