Rebelde

REBELDE Un día me levante después de una larga noche sin dormir. Me fui a la montaña para despejarme y empecé a caminar, sin rumbo, solo quería caminar. Poco a poco fui adentrándome más y más en las profundidades de la montaña, pasando entre impenetrables arbustos y zarzas. Después de varias horas caminando alce la vista y vi a lo lejos una gran roca, pensé que seria buena idea subir hasta ella para contemplar mi hazaña. Después de un largo rato llegue a la cima, me costo muchísimo pero lo logre, alce mis brazos y mire a mi alrededor contemplando la inmensidad del bosque que había atravesado. Todo a mi alrededor era salvaje e indómito. Había llegado donde nadie había llegado nunca. Soy un rebelde un nuevo James Dean pero... ¿Que es esto que veo brillar en el suelo? Me agaché para verlo con mas detenimiento y no podía salir de mi asombro. ¡Era una lata de calamares en salsa americana! ¿como es posible en un lugar como este? Estaba claro, yo no era el primero que había subido hasta aquí y ahi esta la prueba, una lata que algún excursionista hambriento uso para hacerse un bocadillo. No me lo podía creer. Mi vida había perdido sentido, yo siempre creí que seria un pionero en algo, que podría hacer cosas que los demás no se atreven. Todo era una farsa. Me senté en la roca apesadumbrado con la lata entre mis manos. Después de meditar un buen rato me puse de pie, mire a mi alrededor y lancé la lata con todas mis fuerzas ¡Ahora si soy el primero! Sigo siendo el mismo rebelde que un día quiso explorar el mundo, aunque haya estado en lugares donde anteriormente estuvieron otros. ¡Que mas da si no soy el primero! Lo importante es que nadie encuentre esa dichosa lata de calamares. Eso si al llegar a casa les conté a todos que había estado en un lugar donde nunca había estado nadie.