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LA PSICOLOGÍA HUMANISTA UNIVERSALISTA Y LA PSICOLOGIA CLASICA Un análisis comparativo
Javier Zorrilla Eguren Lima, 10 de mayo de 2004
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INDICE
INTRODUCCION I.
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PERFIL GENERAL Y DIFERENCIADO DE LA PSICOLOGIA HUMANISTA UNIVERSALISTA (PHU) 4
II. LAS CORRIENTES DE LA PSICOLOGIA CLASICA
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1. Orientación biologista 2. Orientación psicoanalítica 3. Orientación conductista 4. Orientación cognitiva 5. Orientación sistémica 6. Abordajes humanistas Psicoterapia Gestáltica Psicoterapia de diálogo Psicoterapia fenomenológica Logoterapia
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7. LA PSICOLOGIA SOCIAL
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8. LA PSICOLOGÍA HUMANISTA UNIVERSALISTA (PHU) Y LA PSICOLOGIA CLASICA
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1. El concepto de ser humano 2. Conciencia y conducta en la psicología clásica 3. “Cientificidad de la psicología clásica 4. La PHU y su concepción de la conciencia y la conducta 5. El concepto de enfermedad
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CONCLUSON GENERAL
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I. INTRODUCCION El panorama de la psicología clásica no es uniforme. Las distintas escuelas se diferenciaron desde su mismo origen al asumir que su modo de entender lo psíquico era el único aceptable. La falsa generalización llevó a las distintas corrientes a querer explicarlo por los casos estudiados por cada una, explicados desde su particular punto de vista. No obstante, con el tiempo han surgido propuestas eclécticas que, sin embargo no han llegado a consolidar un modelo integrador de aceptación general. En este trabajo intentamos fundamentar la hipótesis de que la psicología humanista universalista (PHU) ofrece, no sólo un punto de vista sistemático e integrador, sino también un marco teórico general que permite incorporar selectivamente los aportes de las distintas psicologías y psicoterapias, poniéndolos al servicio de la salud y la liberación del ser humano. Procederemos de la siguiente manera. Sobre la base de algunas obras de resumen general de los enfoques de psicología, sicopatología y psicoterapia 1 haremos resúmenes específicos y selectivos de cada corriente, contrastándolos y complementándolos críticamente, tanto desde el punto de vista de la psicología oficial, como, y especialmente, desde la psicología del nuevo humanismo. En ese contraste se buscaran convergencias y divergencias, compatibilidades e incompatibilidades. Hemos organizado cada capítulo de acuerdo al siguiente esquema: 1) Presupuestos principales de cada corriente; 2) Críticas de la psicología oficial; 3) Consideraciones de la psicología del nuevo humanismo (PNH); y 4) Aportes de la corriente tratada. Hemos trabajado con base al uso profuso de guiones para facilitar la lectura. Este no es un trabajo terminado. Es un intento de aproximación, estructurado para facilitar una comprensión más acabada de las distintas escuelas y psicoterapias, así como una ubicación de la PHU dentro de ellas. 1
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Ionescu, S. (2001), “Catorce enfoques de la psicopatologia”, Mexico, Fondo de Cultura Económica. Ruiz Sanches J.J.y Cano Sanches J. J. (1998), “Las psicoterapias”, www.psicología-on line.com/ESMUbeda Marx M.H. y Hillix W.A. (1972), “Sistemas psicológicos contemporáneos”, Buenos Aires, Editorial Paidós. Mueller F. L. (2002), “Historia de la psicología”, México, Fondo de Cultura Económica. Castanedo C. (ed) (1993) “Seis enfoques terapéuticos”, Mexico, Editorial El manual moderno. “Psicoterapias” de J.L. Martorell; y Kriz, J. (1990), “Corrientes fundamentales en psicoterapia”, Buenos aires, Amorrortu editores. Martorell, J.L. (1996), Madrid, Ediciones pirámide.
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I. PERFIL GENERAL Y DIFERENCIADO DE LA PHU La PHU está contenida y desarrollada en forma filosófica, teórica y práctica en un conjunto de obras2 que la ponen al alcance de cualquier persona que se interese en ello. Se sostiene en un punto de vista a la vez existencial, fenomenológico, estructural, historiológico, energético y bio-psico-social. La PHU se fundamenta en una antropología, es decir en una interpretación explicita del ser humano, que podría sintetizarse en la siguiente definición: el ser humano es el ser histórico y biosicosocial que, en la búsqueda de su sentido, en la evitación del dolor y el sufrimiento, y en la aproximación a lo que cree que le dará su felicidad, no sólo transforma el mundo, sino que al hacerlo se transforma así mismo. Todo ello respecto a las necesidades de la vida, en situaciones concretas, y en un contexto de adaptación creciente o decreciente, energéticamente integradora o desintegradora, en el que no puede dejar de elegir ni de jugarse su destino en el aquí y el ahora y –probablemente- también en el más allá. El contenido y la fuerza de su creencia respecto al significado de la muerte, influye decisivamente sobre su actitud vital, su carácter y su capacidad de adaptación creciente. Para la PHU la esencia de la conciencia es actividad dirigida al mundo externo e interno para transformarlo de acuerdo la intención de superar el dolor y el sufrimiento. El fracaso repetido de esta intencionalidad puede generar que la propia conciencia intente, en una especie de suicidio psíquico, renunciar a su esencia, para pretender volverse lo que no puede de ninguna manera ser: objeto, cosa, ente sin intención propia, en lugar de intención transformadora. La PHU se orienta a restituir esta esencial voluntad de cambio, sin la cual no es posible la esencialidad humana, fuente de toda dignidad y valoración. A diferencia de la orientación biologista esta nueva corriente observa que el condicionamiento genético-fisiológico actúa en estructura con los otros planos del psiquismo humano y del sistema histórico-social. Si bien la base biológica del ser humano actúa desde sus numerosas localizaciones nerviosas y glandulares, no deja de estar respondiendo por ello a la función coordinadora general que realiza el psiquismo entre la conciencia y el mundo, entre el individuo y su medio. Así como el cuerpo influye en la conciencia y en el mundo, de la misma manera la conciencia y el mundo influyen en el cuerpo. Al psicoanálisis, le responde que la conciencia sí puede resolver favorablemente el conflicto producido por la lucha entre las “fuerzas inconscientes del ello” y el “superyó”. Que tan importante es integrar el trauma pasado, como ordenar el presente de acuerdo a una imagen de futuro querido. Estos tres tiempos actúan en estructura interconectándose en función de una intencionalidad superadora del sufrimiento. Afirma también que la interpretación del hecho psíquico se debería apoyar en el registro de verdad interna del sujeto tratado”, antes que en el 2
La teoría esta expuesta en Silo. (2002), “Obras completas, Vol. II, Apuntes de psicología”, México, Plaza y Valdés. Algunas aplicaciones se encuentran en: Silo (1989), “Experiencias guiadas”, Barcelona, España, Plaza y Janes Editores; así como en Amman, L. (1991), “Autoliberación”, México, Plaza y Valdés; y en Ergas D. (1998), “Sentido del sinsentido”, Santiago de Chile, Virtual Ediciones. El fundamento filosófico está expuesto en: Silo (1990), “Contribuciones al pensamiento” , Mexico, Plaza y Valdés.
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5 supuesto teórico del sicoanalista de acuerdo a un modelo catalogado por la crítica de mecánico y reduccionista. Y que la transferencia no es sólo un proceso proyectivo del “paciente” al psicoanalista, sino un proceso general de la conciencia y la conducta que consiste en un traslado de cargas por imágenes que redistribuyen la energía por todo el espacio de conciencia en sus distintos niveles. Con respecto al conductismo destaca que la conciencia es tan necesaria como la conducta en la comprensión y el control del fenómeno psíquico. Que los estímulos del medios no son determinantes, sino que existe un proceso no mecánico de transformación mutua y aprendizaje constante. Que la conducta humana es cualitativamente distinta a la de los animales y que, por tanto, las conclusiones sobre la conducta animal no se pueden extrapolar mecánicamente para explicar la conducta humana. Que la acción en el mundo, no se encuentra separada de la acción reflexiva y el sentir positivo. Y que, en este sentido, el rol de la imagen en la configuración de la conducta es fundamental. En este contexto, los cambios situacionales de conducta no son suficientes sino que hay que apuntar a la modificación de las imágenes trazadoras en la profundidad de la propia conciencia. En cuanto a la orientación cognitiva sostiene que la creencia se explica mejor en el marco de una teoría general de la acción humana, entendida como transformación del mundo y de uno mismo. Que es necesario contar con el concepto de espacio de representación para comprender y operar con las imágenes, tanto en el mundo interno como externo. Y que no bastan los cambios en los esquemas cognitivos situacionales, sino que para lograr procesos de desarrollo más interesantes y duraderos habría que cambiar el núcleo de ensueño que dirige la etapa vital. En relación a la orientación sistémica aclara que “sistema” es la relación que una estructura (el individuo) guarda con otra que es su medio (la sociedad). En este sentido el sistema no es solo la familia, sino también la economía, la política, la religión, la cultura de la época, la estructura social y la generación. Que en el mundo humano los cambios no solo necesitan producirse desde fuera para poner en marcha los mecanismos homeostáticos naturales, sino que requieren comprenderse e intencionarse desde dentro hasta volverse conciencia individual y social. En este sentido, la intervención familiar debe actuar en concomitancia con la individual y la social. Con respecto a los abordajes humanistas afirma que la acción de cambio personal debe conectar con la acción de cambio social para producir un efecto de coherencia interna y de humanización en el mundo. Que para lograr la salud mental no basta la voluntad individual de auto-desarrollo ego-centrado en la clave del éxito social propio de la época. Que el esfuerzo personal, para adquirir un sentido trascendente, debe unirse al de otros en una dirección a la vez libertaria y solidaria que beneficie, tanto al individuo, como a la sociedad.
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II. CORRIENTES DE LA PSICOLOGIA CLASICA 1. LA ORIENTACIÓN BIOLOGISTA3 Presupuestos principales -
Influencia de las modificaciones morfológicas o funcionales del sistema nervioso sobre la génesis de los trastornos mentales.
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Búsqueda del origen de la enfermedad mental en una lesión orgánica o en una anomalía genética.
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Los síndromes dependen de intoxicaciones o infecciones y de causas endógenas.
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Tendencia a sobreestimar el rol del tratamiento farmacológico
Críticas de la psicología oficial
Pocos resultados definitivos, a número de esfuerzos.
pesar de los avances tecnológicos y el
Algunas enfermedades, como el autismo infantil, presentan la existencia de bases biológicas causales definidas.
Pero en la mayoría de enfermedades mentales es perturbadora la diversidad de aspectos biológicos que se encuentran detrás de un mismo diagnóstico clínico. Las relaciones entre el cuadro clínico o la expresión psicopatológica y los aspectos biológicos concomitantes es extraordinariamente compleja, lo que dificulta el aislamiento adecuado del factor causal o desencadenante.
Las pruebas empíricas de la hipótesis biológica en la explicación de la histeria y la neurosis no aportan resultados concluyentes y, más bien, se tiende a pensar en una etiología multifactorial de ambos fenómenos.
Consideraciones de la PHU
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Autores representativos: W. Griesinger (1817-1868); H. Maudsley (1835-1918); S. Serguiéievitch Korsakov (1854 – 1900); A. Alzheimer (1864-1925); E. Kraepelin; A. Meyer (1866 -1950); H. Ey (1900-1977)
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7 Toda la actividad del psiqusmo humano actúa en estructura iy tiene concomitancias orgánicas, energéticas y fisiológicas en sus distintos niveles (sueño, semisueño y vigilia) y centros de trabajo (intelectual, emotivo, motriz, vegetativo y sexual). El centro vegetativo es un concepto que refiere al plano biológico del sujeto, pero no actúa sólo. Si bien proporciona y distribuye energía dando instrucciones desde sus numerosas localizaciones nerviosas y glandulares, está sometido a la función coordinadora del psiquismo, al actuar en retroalimentación positiva o negativa con los otros aparatos y centros de respuesta
PSIQUISMO HUMANO
CENTRO VEGETATIVO
Coordinador de la estructura ser vivo-medio. Sin coordinación, los organismos responderían parcialmente sin completar las distintas partes compositivas, sin mantener las relaciones necesarias y, por último, sin conservar la estructura en el proceso dinámico de adaptación.
En el centro vegetativo están las bases orgánicas de las funciones vitales del metabolismo, reproducción y locomoción (aún cuando ésta se ha especializado en el centro motriz), así como también los instintos de conservación y reproducción. .
Fuente: Apuntes de psicología, pp19 y 24.
En la visión mecanicista no se puede distinguir la causa orgánica del efecto mental, ni la causa mental del efecto orgánico. El que los histéricos presenten formas cerebrales distintas a los depresivos no significa que, por ejemplo, el predominio de un hemisferio sobre el otro, en una u otra alteración, sea la causa. Perfectamente pudo haber sido la concomitancia física de la forma mental del histérico o el depresivo. La relación de estructura4 obliga a la actuación terapéutica en todos los campos, siempre y cuando tiendan a restaurar, ampliar o defender el campo consciente y libre de la persona tratada. Se percibe así un claro riesgo en el modelo biologista: si todo está determinado por lo orgánico, actuando con la cirugía, la ingeniería genética, o los fármacos, se resuelve el problema mental. El insomnio se trata con 4
Por lo general, lo que se haga en la parte orgánica afectará la parte psíquica y viceversa, aunque no siempre por la independencia relativa de ambos planos que obliga a trabajar en ambos simultáneamente. Recordemos el caso de las personas que con la cirugía han eliminado sus defectos físicos y estéticos y, sin embargo, siguen manteniendo la misma imagen de sí y, por lo tanto, sintiendo el mismo sufrimiento.
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8 somníferos; la tensión con ansiolíticos; la desmotivación con estimulantes. Para la PNH las así llamadas “enfermedades mentales” son conflictos psíquicos que reflejan contradicciones más o menos profundas. En este contexto, la curación debería atender, tanto a la autoconciencia del “paciente” respecto a su interpretación de la situación vital, como a la visualización y realización en el mundo interno y externo de la posible acción coherente, unitiva y liberadora. LA ACCION COHERENTE En la ética del Nuevo humanismo la coherencia se define como pensar, sentir y actuar en la misma dirección, tratando al otro como uno quisiera ser tratado. Fuente: Silo (1993), “Cartas a mis amigos”, Buenos Aires, Centauro Ediciones, p. 61.
No obstante, la intervención de agentes físicos y químicos en el organismo podría estar justificada en caso de comprobación fehaciente de una insuficiencia (endocrinológica, genética o química), o de un síntoma doloroso específico, compensables puntualmente y sin mayor riesgo. O en caso de un descontrol manifiesto de los centros de respuesta5 que transitoriamente han escapado al autocontrol y se han vuelto perjudiciales para el equilibrio mental de la persona afectada y su relación con los demás. El terapeuta humanista actuará coherentemente con el ideal de lograr la mínima intervención biológica necesaria y el máximo apoyo para que la propia persona tratada, por su consciente esfuerzo, comprenda la raíz de sus conflictos, transfiera sus climas y tensiones a través del manejo de la imagen, desarrolle sus virtudes y potencialidades y cambie voluntariamente su forma errada de mirar el mundo. IMAGENES
TENSIONES
Transforman impulsos, movilizan respuestas, descargan tensiones y transfieren cargas energéticas equilibrando el psiquismo humano
Contracciones más o menos profundas de los sistemas musculares, irritaciones de tipo visceral y, desde un punto de vista psicológico, expectativas excesivas de carácter posesivo
CLIMAS Estados de ánimo. Pueden ser oportunos cuando apoyan la labor de coordinación de la conciencia. O pueden ser perturbadores cuando quedan fijados impidiendo la movilidad de los climas oportunos
Fuente: “Autoliberación”, p. 301.
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“Síntesis conceptual que se refiere a un mecanismo del siquismo que da respuestas al mundo de la sensación. La respuesta es la manifestación hacia el medio externo o interno de la actividad del centro”. (Autoliberación: vocabulario).
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Aportes de la orientación biologista El aporte de la orientación biologista se da en la descripción estricta del campo neurológico, hormonal y genético y es relevante para la curación de las perturbaciones mentales de comprobado origen físico. En efecto, en su búsqueda de las causas físicas de las anomalías mentales han contribuido a conocer en forma cada vez más precisa la base neurofisiológica constitutiva del psiquismo humano. En el campo de la psicoterapia, su aporte es importante en el tratamiento farmacológico para el restablecimiento del control básico en los casos más extremos de perturbación mental
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2. LA ORIENTACION PSICODINAMICA (SICOANALISIS)6 Presupuestos principales -
Topográficamente, el aparato psíquico está compuesto por un conjunto de regiones: el Inconsciente, ilógico e intemporal, constituido por los deseos e imágenes no accesibles a la conciencia; el Preconsciente, donde emergen ciertos contenidos del inconsciente y que actúa como una zona de intermediación; el Consciente en el que se dan procesos racionales identificados con el yo y el principio de realidad, entendido como el ajuste que realiza el individuo para actuar sobre los conflictos que le plantea su entorno social.
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Posteriormente estas regiones se visualizaron como estructuras en relación dinámica y conflictiva. El Ello concebido como una fuente de energía mental que alimenta los deseos e instintos del inconsciente. El Superyó entendido como la interiorización más o menos consciente de las normas y valores de la cultura, transmitidos sobre todo por la familia. Y el Yo como mediador más o menos consciente entre el Ello, el Superyó y el ambiente.
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Desde un punto de vista energético y dinámico, en el marco de una economía del psiquismo humano, se postula un principio del placer que pugna por la satisfacción de los deseos y la descarga de energía libidinal. Y un principio de realidad que propone los objetos posibles y elegibles que quedarán cargados con esa energía y asociados con esos deseos.
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Aplicado el anterior marco teórico al desarrollo vital del individuo, por exceso o carencia de gratificación, se distinguen fijaciones o regresiones en la fase “oral” en la que el placer o displacer se siente en la boca; “anal” en el acto de retener y expulsar las heces; “fálica” en el contacto con a los genitales; y propiamente “genital” en la capacidad orgásmica expresada en la recepción y expresión de la gratificación sexual y afectiva.
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En este contexto de conceptos, la “enfermedad” mental aparece como el resultado de fuerzas en conflicto por la oposición entre los deseos inconscientes, las defensas del yo y las normas de la cultura impuestas por la familia y la sociedad.
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En consecuencia la terapia buscará, a través de la asociación libre, la expresión de deseos y emociones reprimidas, los que fluirán entre el paciente y el terapeuta. Este deberá realizar un análisis transferencial manteniendo una actitud de neutralidad, cumpliendo el rol de espejo proyectivo del paciente. También deberá tomar nota de sus propias
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Autores representativos: Iniciador: S. Freud (1856-1939); Disidentes: A. Adler (1870-1937); W. Reich (1873-1933); C.G. Jung (1875-1961); Continuadores y renovadores: O Rank (1884-1939); S. Ferenczi (1873-1933); K. Horney (1885.1952); E. Fromm (1900); H. Murria (1893); H.S. Sullivan ( 18921949).
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11 reacciones contratransferenciales. Finalmente identificará y tratará de superar las resistencias (maniobras de evasión) que para la ejecución de todo este proceso expresivo muestre el paciente. -
La represión actúa selectivamente, eliminando material de la conciencia. Y las resistencias mantienen alejado el material de carga emocional. La tarea del analista es ayudar al paciente en la superación de sus resistencias y en la redistribución de la energía libidinal disponible, de modo que las fuerzas represoras del yo o el superyo disminuyan en relación a las fuerzas expresivas 7. El yo selecciona continuamente los símbolos adecuados para la expresión consciente del conflicto. De lo contrario, éste terminará expresándose en el sueño.
Críticas de la psicología oficial
La teoría sicoanalítica, como la mayoría de las teorías psicológicas, presenta más bien generalizaciones empíricas en lugar de conceptos claros, distintos y bien definidos que refieren a percepciones internas y externas, comprobables por distintos observadores. En este sentido, algunos estudiosos, por ejemplo Farrel8, presentan como no confirmadas afirmaciones como las que sostienen que las niñas envidian el pene y querrían ser varones y que todos los niños manifiestan atracción y apego sexual hacia el padre del sexo opuesto, y celos del padre de mismo sexo. Por otro lado, la validación clínica del psicoanálisis, dada por el éxito en la cura, es insuficiente por la dificultad intrínseca a la verificación del número de casos suficientes y comprobables.
Se ha acusado al psicoanálisis de dogmatismo, por la ausencia de cuestionamiento en la interpretación de los datos o de revisión crítica a través de interpretaciones alternativas, tal vez más idóneas. El mismo Freud, refiriéndose a Adler, sostuvo lo siguiente: “Por lo tanto, utilizaré el análisis sólo para mostrar cómo entre los analistas pudo haber desviaciones del análisis (según sus lineamientos)”. Luego Adler hizo lo propio y analizó a su vez a Freud para mostrar por qué éste se resistía a las nuevas teorías9.
Si bien ha identificado las fuentes sociales y culturales del superyo, el psicoanálisis no ha enfatizado suficientemente la posibilidad para el ser humano de cambiar la propia estructura opresora y alienante del condicionamiento psicosocial, como sí lo hicieron otros autores, especialmente W. Reich, H. Marcuse o E. Fromm. En consecuencia reduce el papel del yo consciente al de un mero conciliador de fuerzas inconscientes y culturales abrumadoras, practicamente incambiables en su naturaleza.
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Marx M.H. y Hillix W.A.,. Ob.Cit.
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Ibidem, p. 251
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Ibidem, p. 254. Paréntesis nuestro.
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La motivación sexual, no es la primera ni la última motivación humana. Tampoco la represión es el mecanismo fundamental de la conciencia. Adler mostró cómo el sentimiento de inferioridad, como motivación de fondo, y la relación de carencia-compensación, como mecanismo psicofisiológico fundamental, obligan al yo al ejercicio continuo del poder para lograr los fines deseados en su plan de vida. Este, a su vez, no podrá ser realizado sin el sentimiento comunitario, aspecto que deja al descubierto el individualismo de la concepción freudiana. En cuanto a Adler, en la medida en que enfatiza la armonización con la sociedad vigente condena al sentimiento comunitario a la función de una adaptación estable en lugar de una adaptación creciente, transformadora de los esquemas de poder constituidos.
ADAPTACION CRECIENTE En la PNH, la “adaptación creciente”, a diferencia de la adaptación estable, es entendida como el conjunto de conductas personales y sociales que lleva a la modificación progresiva de la estructura y su medio y, en ese sentido, comporta la superación de lo viejo por lo nuevo. Fuente: Diccionario del Nuevo Humanismo, p. 5.
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Tampoco los traumas tempranos de la infancia tienen por qué ser privilegiados en el análisis. En este sentido, como ya lo hiciera notar Jung, las fuerzas del lejano pasado deben ser consideradas de la misma manera que las del presente en el estudio de las neurosis: “En el estudio de la neurosis… Jung no sólo señalaba la importancia del presente, sino que creía necesario comprender el futuro, las potencialidades de hombre, para poder hablar con sentido de él. En la dirección de la conducta humana, según Jung, las metas e intenciones del hombre tienen tanta importancia como su historia”10
También en el concepto de la energía humana Jung discrepó con Freud. Mientras que para éste se trataba de una energía sexual, para aquel era una energía vital, de carácter biológico general, que adoptaba su forma y expresión particular de acuerdo a las distintas actividades del organismo11. Igualmente Reich criticó a Freud por no llevar hasta sus últimas consecuencias la investigación de la energía desde un punto de vista biosíquico. Este camino se mostró fructífero y terminó consolidándose en la orientación bioenergética.
Marx y Hillix, Ob.Cit. p. 236.
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El concepto de energía o fuerza es de larga data. Lo presupone el hombre primitivo en sus concepciones mágico-religiosas. La civilización China lo desarrolló, tanto en su filosofía, como en su psicología y sus artes curativas. W. Reich, con sus experimentos acerca del “orgón”, intentó demostrar su existencia objetiva, tanto en el hombre, como en el ambiente. En la PNH se conceptúa como energía psicobiológica indispensable para el desarrollo de la vida. Es perceptible por vía de sentidos cenestésicos. Se presencia o ausencia, concentración o dispersión, aumento o disminución, en los distintos puntos del cuerpo y el espacio de representación es clave para la salud física y mental del ser humano.
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Consideraciones de la PHU: En comparación con el esquema del psiquismo humano psicoanalítico, el de la PHU resulta más completo (ver siguiente página) al abarcar la estructura percepción-memoria-centros-niveles, interconectada por impulsos que transforman los estímulos en respuestas (intelectual, emotiva, motriz, vegetativa y sexual) gracias a la labor coordinadora de la conciencia. No obstante reconocerse como metáforas, estos aparatos, no solamente tiene sus bases fisiológicas localizables12, sino muchas de sus operaciones son registrables por actos de percepción interna. A diferencia del psicoanálisis, la conciencia aparece como el sistema de coordinación y registro que efectúa el psiquismo humano. En esta concepción no se la reduce ni se la limita únicamente a su manifestación vigílica e intelectual, sino que se la registra actuando en todos los niveles de trabajo y en la estructura de presencia y copresencia con la que trabaja el mecanismo atencional13. De acuerdo a este punto de vista, dado que la conciencia estructura activamente el mundo en su tarea de coordinación adaptativa, no se la ve, como en el psicoanálisis, como la engañada y pasiva víctima de las fuerzas inconscientes del ello y el superyó En la PHU el “terapeuta” no solo trabaja sobre el lejano pasado del “paciente”, sino comprende al sujeto en un proceso de auto-conciencia significante, en el que pasado, presente y futuro se interconectan en función de una intencionalidad orientada al cese del dolor en cada situación y a la búsqueda de sentido para la trayectoria sociopersonal. A diferencia del psicoanálisis, la interpretación válida de los contenidos internos se apoya en el registro de verdad interna 14, vivenciado por el propio sujeto analizado, antes que en una interpretación impuesta por el sicoanalista de acuerdo a un modelo energético mecánico, en el que la 12
“A efectos de lograr una visión integrada del psiquismo, presentaremos sus distintas funciones en una metáfora de ´aparatos´ que se podrían llegar a localizar fisiológicamente” (Apuntes de psicología: p. 308). El apéndice Bases fisiológicas del esquema del psiquismo da cuenta de estas localizaciones en la misma obra acabada de citar. 13
Cita ideográfica del autor (Apuntes: pp. 34 y 35)
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De acuerdo a Dario Ergas, la verdad interna se puede definir, en oposición a la verdad ingenua o absoluta, como el claro conocimiento de la propia intención y la descripción precisa de lo que me pasa internamente: “Incluso cuando pontificaban que ´nadie posee la verdad completa´…, lo decían sin la comprensión de que en ellos existe una intención previa al punto de vista desde donde se emite el juicio sobre la realidad” (Ssentido del sinsentido, Virtual Ediciones, Santiago de Chile, 1998, pp. 14 y 15). Y más adelante en la misma página 15: “Llamo ´verdad absoluta´ a las construcciones intelectuales que realiza mi mente para interpretar un fenómeno del mundo externo, en que, creo que existe una correspondencia exacta entre la construcción intelectual y el fenómeno externo, con total independencia de mi y por un tiempo eterno”. Y en la página 18: “Aprender a observar lo que me pasa es aprender a vivir con la verdad interna. Diferenciar lo que me pasa de la interpretación que hago de ello, es acercarse a la verdad interna.
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14 voluntad del sujeto se encuentra a merced de un juego de fuerzas inconscientes que, muchas veces sólo existe en el paisaje interno del analista que verá en el paciente lo que él quiera ver.
PAISAJE INTERNO Configuración de la realidad que corresponde con la percepción de los sentidos internos ponderada por los datos de memoria y por la postura intencional de la conciencia que varía según el estado de sueño, de vigilia, de emoción, de interés, etc. Fuente: Diccionario del Nuevo humanismo, p. 93.
Por otro lado, la transferencia, en lugar de producirse del paciente hacia el analista, es un traslado de cargas de una cadena de imágenes a otras, de tal manera que la energía psicobiológica se redistribuye en forma pareja en todos los lugares y niveles del espacio de representación, transformando los significados de los contenidos intencionales en la conciencia. En este sentido la PHU reconoce y converge con el trabajo pionero de R. Desoille expuesto en sus Lecciones sobre ensueño dirigido en psicoterapia15. La finalidad del trabajo, como en el psicoanálisis, será restituir el flujo de la energía retenida y ampliar el grado de conciencia del paciente, pero no de acuerdo a la interpretación del analista, sino de su propia y nueva comprensión. Pero, además de razonar los procesos, deberá sentirlos con profundidad interna, de tal manera que el cambio de actitudes y conductas se haga posible de manera consciente e intencional. El terapeuta humanista, convergiendo con la orientación existencialista de V. Frankl, cooperará con el sujeto en esta búsqueda y lo alentará a convertir los sentidos descubiertos por el mismo en acciones coherentes. Dado que el psicoanálisis, en tanto reinterpretación de la vida total humana, se convierte en un nuevo mito para el paciente, éste queda atrapado en una visión pesimista del mundo, en la que no tiene cabida la libertad creadora y la transformación. Aportes La orientación psicoanalítica rescató para la psicoterapia la importancia del mundo interno del paciente. Proporcionó conceptos y esquemas de interpretación dinámicos que de todas maneras permitieron trabajar energéticamente al interior del psiquismo humano. Conservó el postulado del dolor y el placer como motivadores fundamentales del acto humano y el equilibrio psíquico. Abrió nuevas perspectivas y fue una fuente de estímulos para la investigación.
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Amorrortu editores, Buenos Aires, 1973.
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15 Las escuelas disidentes aportaron lo suyo, enriqueciendo mirar el mismo objeto.
las formas de
Aunque deformada por la interpretación del analista, la subjetividad del paciente pasó a ser el centro de la curación de las enfermedades mentales. Fue el complemento y el contrapeso del conductismo.
3. LA ORIENTACION CONDUCTISTA 16 16
Autores representativos: I. Pavlov; J.B. Watson; E.C. Tolman, E.R. Guthrie; C.L. Hull; B.F. Skinner; J. Wolpe; A. W. Staats.
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Presupuestos principales -
La conducta se compone de estímulos y respuestas, y puede ser analizada mediante los métodos objetivos de la ciencia natural. En la formulación extrema, la conducta se compone por entero de secreciones glandulares y movimientos musculares, por lo cual es reductible en última instancia a procesos físico-químicos.
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Como toda respuesta del organismo obedece a algún tipo de estímulo, hay entonces un estricto determinismo de causa y efecto en la conducta. La conciencia (memoria, voluntad, inteligencia), si es que existe, no puede ser estudiada científicamente. Es necesario ignorar tal subjetivismo.
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No hay diferencia cualitativa entre los seres vivos. Los hombres y los animales están sometidos al mismo proceso de aprendizaje y habituación que combina cadenas de reflejos condicionados cada vez más complejas.
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Se rechaza la causa interna como causa ultima de la enfermedad mental. Se postula una relación de interacción entre el organismo y su medio que es fuente de estímulos positivos o gratificantes (recompensas) y negativos o dolorosos (castigos).
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Se distingue un condicionamiento clásico que, al aplicarse a la psicoterapia, impone una nueva exposición a la fuente dolorosa y una desensibilizacion sistemática (Wolpe) de esa sensación17. Bajo el rol instructivo y directriz del terapeuta, el sujeto se reacondiciona con respuestas sustitutorias de relajación y adaptación -en la imaginación o en la realidad- frente a los objetos y situaciones que le producen ansiedad, miedo, vergüenza o tensión en general.
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También se distingue un condicionamiento operante (Skinner). En este caso el procedimiento orienta al paciente a sustituir las respuestas inadecuadas por las adecuadas en lo que se ha denominado entrenamiento asertivo. Por ejemplo, una persona tímida debería sustituir su temor a expresar sentimientos, ensayando un rol más activo en cuanto a expresividad y comunicación.
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Las técnicas de modelamiento incluyen la imitación de modelos positivos, la expresión de nuevas conductas, el entrenamiento en habilidades sociales y la repetición de conductas asertivas.
Críticas de la psicología oficial
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“Luego de un experimento…, la técnica de desacondicionamiento o reacondicionamiento demostro claramente su efectividad… Mientras el chico comía, se colocaba el estímulo condicionado que provocaba miedo a cierta distancia, de modo tal que no produjera la respuesta de miedo. Luego de varios días de colocar el estímulo (un conejo) cada vez más cerca… el niño pudo finalmente tomarlo sin miedo mientras continuaba comiendo” (Sistemas y teorías…: p.197)
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Los propios conductistas (Tolman) terminaron por reconocer en las conductas manifiestas y observables una intencionalidad subyacente. Aún el animal en su ambiente y en estado de alerta ejerce una influencia intencional. Está atento usando de sus sentidos para hallar la presa sobre la que quiere lanzarse: para las orejas, fija la vista, oletea el aire, aquieta su cuerpo, espera el momento oportuno y ejecuta la acción en un instante preciso del tiempo.
Otros conductistas repararon en que el conocimiento psicológico válido, no sólo proviene de los sentidos externos (exteroceptores), sino también de los sentidos internos (interoceptores), aunque éste último es rechazado por el conductista extremo por adjudicarle un estatus privado. Al no ser comprobable públicamente, deja de ser científico.
El mecanicismo conductista tiene consecuencias éticas importantes: si todo está determinado de antemano por un juego de causas y efectos, estímulos y respuestas, que la conciencia (incognoscible o inexistente) ni siquiera puede controlar parcialmente, la mejora del ser humano, sólo provendrá del sistema de recompensas y castigos que instale la naturaleza o la sociedad, pero no de los esfuerzos de la propia conciencia del “paciente” condenada a ser un reflejo condicionado.
La eliminación completa de la subjetividad es atrevida y termina siendo absurda. Si se elimina la conciencia, se eliminan los pensamientos, las intenciones, las voliciones. Por reducirlo todo a las reacciones que el organismo opone a los estímulos se priva a los actos humanos más reflexionados de toda significación y sentido.
La propia psicoterapia conductista no pudo prescindir para sus programas de reacondicionamiento conductual de las técnicas de relajación, la sugestión, el juego de roles, la imaginación dirigida y la emulación de personalidades modelos, incomprensibles e inaplicables sin la colaboración voluntaria y consciente del sujeto.
Consideraciones de la PHU Hay una convergencia general en la noción de privilegiar la acción en el mundo como elemento decisivo de la transformación y, por tanto, de la curación. Pero en la PNH la acción en el mundo, no se encuentra separada de la acción reflexiva y del sentir positivo. Estos aspectos reflejan el trabajo estructural de los centros de respuesta18 y el rol fundamental de la imagen en la configuración de la conducta. IMAGEN Y CONDUCTA 18
“Los centros pueden trabajar desincronizadamente ocasionándose errores en la respuesta. Del trabajo estructural de los centros se tiene registro cenestésico y percepción psicológica y, por ello, en las experiencias de mucho conflicto interno el trabajo de los centros se experimenta como contradicción entre el pensar, el sentir y el actuar”. (Apuntes…: pag.60)
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La imagen es un modo activo de estar la conciencia en el mundo y no simple pasividad como han sustentado las teorías anteriores;- ese modo activo no puede ser independiente de una especialidad interna; las numerosas funciones con que cumple la imagen dependen de la ´posición´ que esta asume en aquella ´espacialidad´… Ya no será la idea, o una supuesta voluntad, o la misma necesidad objetiva las que muevan el cuerpo hacia las cosas, sino la imagen y el emplazamiento de ésta en el espacio de representación. Fuente: Silo (1990) “Contribuciones al pensamiento. Sicología de la imagen y discusiones historiológicas”, México, Plaza y Valdez, p. 6.
Rol aprovechado prácticamente por la psicoterapia conductista, pero, a diferencia de la PNH que lo fundamenta, no legítimamente explicado y hasta negado por el materialismo mecanicista y darvinista que sustenta filosóficamente al conductismo extremo. Hay coincidencia con las técnicas de relajación y de imaginación dirigida para habilitar al paciente en el control y el manejo de las imágenes, como recurso reprogramador de la conducta; pero, a la vez, les da una mayor potencia y proyección experiencial a través de técnicas nuevas como la experiencia de paz, las experiencias guiadas, el trabajo con la fuerza, las transferencias y autotransferencias19. También hay convergencia en considerar al individuo en estrecha relación con su medio, pero sin una determinación total por parte de éste, sino en un proceso no mecánico de transformación mutua y aprendizaje constante. Para la PHU, el psiquismo humano se ubica en un nuevo nivel de complejidad con respecto del psiquismo animal e incluye a la conciencia como el aparato de coordinación general. La estructura de la conciencia es esencialmente intencional20. y, en los seres humanos, esta característica, adquiere un nivel cualitativamente distinto de complejidad21. De esta manera, las conclusiones a partir de los experimentos con animales no pueden ser mecánicamente trasladadas al ser humano, quien a pesar de estar limitado por el medio biológico, psíquico y social, siempre cuenta con un margen de libertad para transformarlos. 19
La descripción y explicación detallada de estas técnicas se encuentra en el libro Autoliberación de L. A. Amman. 20
Los objetos de conciencia (percepciones, recuerdos, representaciones, abstracciones, etc.), aparecen como los correlatos intencionales de los actos de conciencia. La intencionalidad siempre está lanzada hacia el futuro, lo que se registra como tensión de búsqueda, y también hacia el pasado en la evocación. Así, los tiempos de conciencia, en el ser humano, se entrecruzan en el instante presente, siendo determinantes del comportamiento actual. 21
“Un salto notable se produce cuando comienza entre los homínidas la codificación de signos… La memoria se amplía y no es ya sólo transmisión genética y memoria individual, sino…experiencia social. Posteriormente, se da un segundo salto…apareciendo la memoria dispersa, que va prosperando… hasta alfabetos que posibilitan textos, bibliotecas…El aspecto más relevante que ha operado ahí, es que el psiquismo sale de sí, se plasma en el mundo “(Apuntes…: p.22)
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Hay divergencia con el conductismo en cuanto que los cambios sean solo en el nivel de la superficie y no vaya a la modificación de las imágenes profundas localizadas en la profundidad del espacio de representación. ESPACIO DE REPRESENTACION “Todos los sentidos producen su representación en un espacio mental… Este espacio no es sino el conjunto de representaciones internas del propio sistema cenestésico…Tiene profundidad, tiene volumen y reproduce, aproximadamente, al propio cuerpo. Fuente: Apuntes… p. 204
En este contexto se le asigna una importancia mucho mayor al rol de los sentidos cenestésicos, tanto en lo que se refiere a la adecuada descripción de los registros provenientes del mundo interno, como en la configuración del espacio de representación, y en el complejo proceso de traducción y transformación de impulsos22 que determina la interpretación que el paciente pueda hacer de su enfermedad y su situación de sufrimiento. Hay dificultades para entender cómo se controla la complejidad de las situaciones sociales en la vida cotidiana. En este sentido, no basta el dominio de técnicas de control en el laboratorio o la sesión terapeútica, ni la aplicación vertical y autoritaria de mecanismos de recompensa y castigo, propio de la terapia aversiva conductista, sino que el individuo tiene que contar con apoyos eficaces, personales y grupales, para producir el cambio en la vida cotidiana y en la estructura social, concebidas como totalidades percibidas e interpretadas en su significado o sentido trascendente. El terapeuta humanista, no sólo dotará de técnicas sencillas y eficaces de relajación y atención dirigida23, sino que, además, alentará la participación activa del “paciente” en los distintos ámbitos de su vida cotidiana en los que el encuentre un sentido de dar24. Si bien la PNH recoge el aporte de la noción general estímulo-respuesta, ésta es concebida en un marco teórico muy distinto, en el que el psiquismo se observa como sistema en función de la vida y como coordinador de las estructuras (sentidos, memoria, conciencia, impulsos-comportamiento) que, a su vez, componen la estructura ser vivo-medio y/o conciencia-mundo. La 22
La acidez estomacal que registro por mi receptor sensorial cenestésico, se me puede traducir como un incendio en una imagen visual. “El dolor y el sufrimiento terminan fuertemente deformados, traducidos y transformados por la imaginación en general” (Apuntes…: p. 227). 23
“Forma de atención aperceptual, en que la actividad del pensar está ligada a registros de relajación” (Autoliberación, vocabulario, p. 283) 24
El registro psicológico de generoso desprendimiento, evocado por la acción solidaria, permite el relajamiento efectivo de la contracción muscular, típico de la actitud posesiva y egoísta, característica del capitalismo occidental.
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20 conducta o el comportamiento (centros de respuesta, carácter, personalidad y roles) es un caso particular, de la expresión del psiquismo en cuanto ajuste del medio interno del individuo y el medio externo o ambiental. El comportamiento se estructura sobre la base de cualidades innatas biológicas y las adquiridas por el aprendizaje y la experiencia social. Los aciertos en los intentos de adaptación, no sólo producen placer, distensión, sino también ahorro de energía que puede aplicarse en nuevos pasos de adaptación creciente. Aportes Paradójicamente, es un aporte el haber llevado hasta sus últimas consecuencias el postulado cientificista hasta pretender eliminar el propio objeto original de ella: la conciencia. En este intento se comprendió el poderoso rol que juega el medio social y la dinámica del aprendizaje en la configuración de la enfermedad, pero se subestimó la potencialidad transformadora del individuo y se simplificó el tratamiento a prácticas de desacondicionamiento conductual que carecieron de la profundidad necesaria para avanzar más allá de la mera sustitución de una conducta síntoma aislada. Esta misma limitación o carencia llevó a otros científicos a integrar y potenciar el conductismo con la orientación cognitiva que veremos a continuación. La universalización del acto reflejo investigado experimentalmente por Pavlov como componente mínimo y universal del psiquismo de los seres vivos se reveló fructífera, así como continuar con el marco de interpretación basado en una teoría de la adaptación y el aprendizaje de antecedentes darvinistas. Sin embargo, no se llego a enriquecer esta teoría con la lógica general de las estructuras, sistemas y procesos como salto cualitativos, ni tampoco se le dio profundidad psícológica con la asimilación de los aportes de la fenomenología y el existencialismo.
4. LA ORIENTACIÓN COGNITIVA25 Presupuestos principales 25
El concepto de cognición incluye ideas, creencias, imágenes, atribuciones, expectativas y se refiere al conjunto de los procesos por los cuales una
Autores representativos: G. Nelly; A. Ellis; A. Beck; D. Meichenbaum; M. Seligman.
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21 persona adquiere información sobre sí misma y su medio, y las asimila para regular su comportamiento. -
Las terapias basadas en este enfoque comparten los siguientes presupuestos: 1) La actividad cognitiva afecta a la conducta; 2) La actividad cognitiva puede ser controlada y transformada; y 3) El cambio conductual puede obtenerse mediante el cambio cognitivo.
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Los antecedentes históricos de este punto de vista se remontan a Epicteto (“los hombres no se perturban por las cosas, sino por la opinión que tienen sobre éstas) y a la concepción budista de que el sufrimiento es ilusorio, ya que la realidad es construida por el pensamiento. La coincidencia con la visión hermética (“el universo es mental”) es manifiesta.
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El objetivo de las terapias cognitivas es el cambio de los esquemas cognitivos (creencias y supuestos personales) que impiden el correcto funcionamiento psicológico y social de la persona.
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Este cambio se puede lograr mediante distintas vías. Una es el rediseño de la forma de concebir los roles que tiene una persona y un ensayo real del nuevo personaje. El terapeuta instruye al paciente para que se autocaracterice por escrito. Luego re-escribe este texto explorando guiones alternativos. Finalmente entrena al paciente para que los domine y los practique en la vida cotidiana.
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Otra vía es el diálogo acerca de las ideas y creencias irracionales del paciente (conclusiones falsas, hipergeneralizaciones, simplificaciones indebidas, etc.) hasta que éste reconozca la desproporción de ellas y las diferencie y defina mejor de acuerdo a un punto de vista ponderado, constructivo y eficaz.
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Otra vía más es la identificación y contraste con la realidad de los así llamados “pensamientos automáticos” que se experimentan como si fueran un “reflejo”, sin discernimiento previo y se graban como plausibles y válidos, es decir, verdaderos. La depresión, por ejemplo, muestra una estructura cognitiva en la que domina una imagen negativa de sí mismo, de la experiencia presente y del futuro.
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También puede ser muy útil el ensayo de escenas en la imaginación26 que fomentan interpretaciones alternativas de las situaciones vividas y el empleo de la dramatización para adoptar por empatía otras perspectivas.
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En la PHU, el trabajo interno, personal, introduciendo cambios de perspectivas en la propia escenografía mental, ha sido enormemente facilitado en la obra Experiencias guiadas (Silo, Plaza & Janes, Barcelona, 1989). Apoyándose en la forma literaria se presentan una serie de prácticas psicológicas en las que el lector (léase el ´paciente´) puede llenar las escenas con su experiencia interna, que puede ser adecuadamente vivenciada, autoobservada, evaluada y transformada.
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22 La terapia cognitiva asigna al terapeuta un rol dominante en la estructuración de los pasos operativos de alivio o curación. Estos pasos se dejan resumir así: 1) Aprendizaje del “cliente” de la autobservación de pensamientos automáticos; 2) Identificación de la tendencia autodestructiva en estas construcciones; 3) Revisión de las hipótesis sobre sí mismo y el mundo, y de las valoraciones que ellas implican; 4) Estructuraciónes cognitivas alternativas; 5) Puesta a prueba en situaciones reales.
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Críticas de la psicología oficial
Ateoricismo. Esta es la primera y más importante crítica que ya resaltaran Mahoney y Arnkoff 27 en su momento. Lo que significa que las aproximaciones cognitivas han devenido en una serie de innovaciones técnicas muy interesantes, pero cuyo fundamento teórico resultaba muy poco claro.
Las preguntas saltan a la vista: el ateoricismo de los cognitivistas ¿proviene de un descuido de ellos, por la urgencia de resolver los casos terapéuticos, o simplemente correspondía a un efectivo vacío en la teoría psicológica general? ¿O bien se trataba de los propios límites del paisaje de formación, cientificista, naturalista y conductista, en los que estos terapeutas se formaron?
PAISAJE DE FORMACION Así pues, llamamos ´paisaje de formación´ al conjunto de grabaciones que configuran el substrato biográfico sobre el que se van hábitos y rasgos básicos de personalidad…Las grabaciones estructuradas básicas comprometen no sólo a un sistema de recuerdos, sino a tonos afectivos, a una forma característica de pensar, a una manera típica de actuar y, e definitiva, a un modo de experimentar el mundo y actuar en él” Fuente: Apuntes… p. 143
Probablemente las tres hipótesis sean ciertas. El axioma de que entre el tipo de estímulos ambientales y el carácter positivo o negativo de las respuestas humanas, media, para bien o para mal, la intervención decisiva de la calidad ilusoria de las creencias, como bien sistematizara Albert Ellis, creador de la terapia racional-emotiva, abre la interrogante de cómo es que eso es posible.
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“Cognitive and self-control therapies”, en la obra de Garfiel y Bergin “Handbook of psicotherapy and behavior”, Nueva York, 1978 (segunda edición).
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De todas maneras, resulta difícil de entender, para la propios psicólogos oficiales, la ausencia en el cognitivismo de referencias teóricas a autores, no ya europeos, como Husserl, Ortega y Gasset o M. Ponti, sino norteamericanos, como G.H. Mead, creador del interaccionismo simbólico28, y el mismo W. James, que de todas maneras ofrecieron interesantes descripciones del mundo interno en las que las creencias jugaban un rol decisivo e irremplazable en la interpretación del mundo, concebido como juego de perspectivas, adaptaciones y espejismos.
Consideraciones de la PNH En la PHU la respuesta al problema de la creencia ha sido dada en el marco de una teoría general que explique la acción humana. Que explique cómo la actividad del ser humano no es simple reflejo de condiciones, sino transformación de éstas; y cómo es que esta acción al transformar el mundo transforma también a su productor29. Ha faltado en las psicologías oficiales la descripción estricta y la explicación suficiente de cómo lo que ocurre en la imaginación termina constituyendo eso que se ha llamado “realidad” y que es, precisamente por ello, ni más, ni menos, que paisaje humano. PAISAJE HUMANO Configuración de la realidad humana en base a la percepción del otro, de la sociedad y de los objetos producidos con significado intencional. El p.h. no es simple percepción objetal, sino develamiento de significados e intenciones en los que el ser humano se reconoce a sí mismo. Fuente: Diccionario del Nuevo humanismo, Centro Mundial de Estudios Humanistas: pp. 92 y 93.
Pero, sobre todo, cabe a la PHU el mérito de haber señalado tal vacío teórico y de haberlo llenado con dos reflexiones y conceptos fundamentales y fundamentantes: imagen y espacio de representación. Con respecto al primero sostiene que la imagen no es mera copia de la percepción retenida en la memoria, que solamente le sirve a la conciencia para poder recordar, sino actúa en la deformación, transformación y traducción de impulsos provenientes de muy distintas fuentes30. En los sueños, por ejemplo, un registro proveniente del sistema cenestésico, como las ganas de miccionar, 28 29
“Mente, persona y sociedad”, Paidos, Buenos Aires, 1972. Contribuciones al pensamiento, p.22.
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24 puede ser traducido en una imagen visual, propia del sentido correspondiente, como la de un retrete que rebalsa agua. El soñante, en su nivel de conciencia, puede registrar esta imagen con un grado de verdad (creencia), hasta el punto que puede suscitar, al ser retraducida por cenestesia, un registro de vergüenza. La imagen cumplirá numerosas funciones, según el nivel de conciencia (sueño, semisueño, vigilia) y según su ubicación, más o menos profunda, en el espacio de representación. Este, ignorado por la psicología oficial, y diferente al de la percepción, sirve para que los distintos sistemas de imágenes, correspondientes a las fuentes sensoriales externas e internas, se localicen y actúen hacia el mundo externo o interno para alejar el dolor y aproximar el placer. ESPACIO DE REPRESENTACION Cuando decimos que el espacio de representación muestra distintos niveles y profundidades, ¿es que estamos hablando de un espacio volumétrico, tridimensional, o es que la estructura percepto-representativa de mi cenestesia se presenta volumétricamente? Sin duda se trata de lo segundo y es gracias a ello que las representaciones pueden aparecer arriba o abajo, a izquierda o a derecha y hacia delante o hacia arriba, y que la ´mirada´ también se ubica respecto de la imagen en una perspectiva delimitada. Fuente: Contribuciones al pensamiento. Psicología de la imagen: p.65.
En la PHU la creencia es un caso particular de la imagen y ésta, a su vez, un caso particular de la representación, la que siempre está influyendo en la percepción. De manera que, no sólo procesamos las situaciones con los datos proporcionados por los sentidos externos, sino que las configuramos con los actos de memoria (retenciónes) y los de la imaginación (protensiónes)31. Hay creencias de distinto tipo, alcance y nivel de profundidad. Las hay situacionales y están las que comprometen a toda la estructura humana y su devenir en el mundo, como aquellas creencias, contenidas en las producciones del psiquismo individual (sueños, ensueños) y colectivo (mitos, leyendas, cuentos, películas y obras de arte en general) que proyectan en determinados objetos (por ejemplo el dinero) el poder de otorgar la felicidad. Todo el pensar, el sentir y el actuar del sujeto quedará comprometido en la búsqueda de ese supuesto supremo valor.
30
Para una ampliación de este punto de vista, ver Contribuciones al pensamiento, Silo, Plaza & Valdés, Mexico, 1970, p.16 31 “…la conciencia infiere más de lo que percibe; con aquello que viniendo del pasado, como retención, se superpone a la percepción actual. En cada mirada que lanzo a un objeto veo en el cosas deformadas…esto lo estamos diciendo con referencia a la superposición que las imágenes de las retenciones y futurizaciones hacen de la percepción” (Habla Silo, Virtual ediciones, Chile, 1996, p. 174)
24
25 ENSUEÑOS Imágenes provenientes de otros niveles de conciencia que presionan el nivel vinílico. Cumplen con la función de descargar tensiones internas, productos del condicionamiento sufriente o doloroso. Hay ensueños situacionales y otros de gran fijeza. Estos últimos delatan la presencia de un núcleo que se manifiesta como imagen orientadora de la conducta. Fuente: Autoliberación.
Vocabulario: pp. 296 y 297.
La psicoterapia del Humanismo Universalista no puede conformarse con los cambios en los esquemas cognitivos que están a la base de las conductas situacionales, sino que aspira a que el “paciente” logre cambiar el núcleo de ensueño cuando éste orienta negativamente las tendencias de la vida humana en una dirección que no es advertida por la conciencia. NUCLEO DE ENSUEÑO
Núcleo fijo de divagación, observable en los distintos niveles de conciencia, capaz de orientar todas las actividades del psiquismo en una dirección determinada. No es claramente advertido por la conciencia vigílica y racional que se pone al servicio de ese núcleo. Fuente: Apuntes de psicología: p. 130.
En este contexto, podríamos afirmar que la orientación cognitiva trabaja acertadamente tornando conscientes las creencias irracionales que están a la base en la organización de la conducta situacional. Y ello está bien en la medida en que se pueden ensayar nuevas y más eficaces tácticas de adaptación, pero que no actúa en el cambio de dirección general de la conducta del sujeto, que depende fuertemente de su núcleo de ensueño. En cuanto a la relación con el sujeto de tratamiento, la PHU no está de acuerdo en considerarlo como un “cliente” por connotar este término, por lo menos en el castellano: 1) utilización asidua de los servicios de un profesional o empresa; 2) persona que acostumbra a ir siempre a una misma tienda o negocio; y 3) persona que está bajo la protección o tutela de otra. Reconociendo, respetando y alentando la profunda diversidad cultural y personal del ser humano, en la PHU se aspira a una relación de igualdad en la que ningún ser humano se considere por encima de otro. Si es que el terapeuta del Nuevo Humanismo adoptara un rol más directriz, sólo podría justificarse por un tiempo, pero el ideal estaría puesto siempre en la
25
26 horizontalidad creciente y en la autonomía creciente, todo ello en el tiempo estrictamente necesario para que ello suceda en una percepción atinada del proceso. Dicho sea de paso, al igual que el conductismo, del cual procede, la orientación cognitiva tampoco plantea el compromiso del sujeto tratado con el cambio crítico, constructivo, solidario y no violento de las estructuras culturales y sociales que han moldeado su conducta y su carácter de manera tan calamitosa. Si bien considera la estrecha relación existente entre la enfermedad individual y la colectiva, propone cambios en el terreno interpersonal, pero no en el terreno económico, político y cultural. Aportes Con respecto al psicoanálisis y el conductismo, el cognitivismo significó de todas maneras un paso importante y positivo. En el propio terreno de la acción terapeútica superó la visión de un ser humano víctima de las estructuras inconscientes y de los reflejos condicionados. Esta superación práctica del naturalismo y el mecanicismo propio del cientificismo ingenuo derivó en la aplicación de técnicas apropiadas para que el “paciente” pueda incorporar en su proceso de curación la descripción de su mundo interno, el trabajo con su imaginación y el cambio intencional de su acción, considerando sus creencias como un punto de vista resultante de un juego de paisajes y miradas enhebrados en las redes socializadoras de la interacción social.
5. LA ORIENTACIÓN SISTEMICA32 Presupuestos principales33 32
Autores representativos: G. Bateson, D. Jackson, P. Watzlavick, V. Satir, S. Minuchin, J. Haley, M.S. Palazzolli.
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Los conceptos de sistema, estructura, ecología, comunicación, evolución, causalidad circular, estrés y cambio de paradigma son característicos de esta orientación, basada en la teoría general de los sistemas (Ludwig von Bertalanffy), la teoría de la información (Claude Shanon), la cibernética (Norbert Wienner) y la antropología cultural sistémica (Gregory Bateson). Esta orientación pretende introducir un vuelco revolucionario en el modo de concebir la psicología y tratar la enfermedad mental.
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Se cuestiona el concepto clásico de causalidad lineal en el que se supone que un determinado fenómeno tiene como razón de ser uno o varios fenómenos que lo causan y, por tanto, lo explican. La orientación sistémica propone la causalidad circular en la que los fenómenos o elementos componentes de una estructura se encuentran siempre en dinámica afectándose entre sí. Se trata de cambios en el tiempo, en el proceso, en los que, por ejemplo, todo influjo de A sobre otros elementos revierte también sobre el mismo elemento A.
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Las enfermedades psíquicas, entonces, que hasta el momento se consideraban “individuales” (desencadenadas por conflictos internos, por un proceso de aprendizaje equivocado, o por un pensamiento erróneo), se analizan ahora con relación a su papel y su función en las estructuras comunicativas del sistema social, particularmente el familiar. La familia deviene así el objeto privilegiado de atención terapéutica. Ella será vista en la lógica sistémica como una estructura que tiende a perpetuarse a sí misma y que, en ese intento, ha creado los mecanismos y el modelo para integrar el ruido perturbador producido por el elemento considerado enfermo. Es más, se ha comprobado, que la familia, considerada como sistema, instala mecanismos de resistencia para que el enfermo no revierta su tendencia, es decir, no se cure, pues ello obligaría al cambio de paradigmas y habituaciones que rigen las relaciones entre los miembros de la familia.
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Los influjos en la causalidad circular o realimentación entre los elementos pueden ser positivos o negativos. La realimentación negativa activa los mecanismos de defensa de la estabilidad de la estructura. La positiva produce lo contrario, hasta el punto de que su acción repetida pueda hacer estallar el sistema, el que se verá obligado a reorganizarse de acuerdo a un nuevo paradigma que permita integrar y ordenar nuevamente todo el ruido producido por los cambios a los que se sometió la estructura.
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La perspectiva sistémica obliga a diseñar un modelo en el que se consideren múltiples niveles: el nivel fisiológico (subsistemas pulmonar, circulatorio, digestivo, etc.); el nivel psicológico individual (funciones y procesos perceptivos, representaciones, cogniciones, sentimientos, motivaciones); el nivel individuo-medio físico; y el nivel individuo-medio social. Aunque cada nivel es cualitativamente distinto al otro, y admite intervenciones propias y específicas, mantienen interacciones mutuas, de
Para el desarrollo de este acápite me remito ideográficamente fundamentales en psicoterapia del ya mencionado autor Júrgen Kriz.
al capítulo 16 de libro Corrientes
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28 tal manera que el cambio que se logre en alguno de ellos puede afectar a los demás. -
Los distintos modelos de psicopatología y psicoterapia, según escuelas, enfatizan más unos niveles que otros. Unos ingresan desde el individuo al medio social y otros privilegian la red familiar-social y obvian al individuo. En la aproximación interaccionista de Marsella34 , expuesta por el ya citado Ionescu, se puede inferir el siguiente modelo en lo que hace a niveles de análisis: a) El nivel de la persona, en su funcionamiento biológico, psicológico y sociológico, considerado como mediador de factores de tensión. Las diferencias individuales explican las distintas respuestas a un mismo factor estresante. Los problemas orgánicos afectan gravemente la energía y la resistencia requeridas para hacer frente a las situaciones de tensión. La forma de mirar el mundo y a sí mismo son decisivas en el nivel psicológico para fortalecer o debilitar el enfrentamiento del individuo con el medio y aumentar o reducir la carga de tensión perturbadora. Finalmente en el nivel social, la familia, los amigos y las redes de apoyo social pueden también agudizar o aliviar la calidad y la intensidad de la respuesta en el proceso de adaptación. b) El nivel de los agentes estresantes ambientales, definidos como acontecimientos, objetos o procesos que susciten un estado de cambio en la persona. Pueden provenir de distintos ámbitos (alojamiento, empleo, salud, pareja, hijos, etc.), admitir distintos contenidos o temas (muerte de un hijo, despido intempestivo del trabajo, etc.) y representar diferentes grados de gravedad en lo que hace a la frecuencia, intensidad, duración, forma, complejidad, pasividad de control, predectibilidad, etc. c) El estado de estrés, tomando como referencia la carga del sistema, el tipo de experiencia y el nivel de activación puede dar como resultado estados de confusión, delirio y agitación si hay sobrecarga o estados de retraimiento, apatía y alucinación en el caso de una subcarga del sistema.
En este modelo, la psicopatología puede conceptuarse como “adaptativa” porque representa los patrones de respuesta a estados psicológicos y fisiológicos de estrés. Se observa en este modelo la simbiosis de las aproximaciones conductistas e interaccionistas con las sistémicas. Otros modelos tratan de operar directamente sobre la familia, más que sobre el individuo. Así diferencian los siguientes componentes a los que habría que atender prioritariamente:
34
Marsella , A. J. , “An interactional model of psychopatology”, en O´Connor y Lubin (eds.), Ecological approaches to clinical and community psychology, John Wiley & Sons, Nueva York, 1984, 232-250.
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29 a) La claridad y definición en los límites, jerarquías y roles de la estructura familiar (padres, parejas, hijos y sus relaciones recíprocas) b) La capacidad reguladora del sistema en las secuencias típicas de interacción (causalidad circular) que sirven para mantener el equilibrio u homeostasis familiar y en la que el miembro identificado como enfermo o anormal por la familia juega un rol central en lo que hace a mantener el equilibrio familiar. c) Los problemas de comunicación entre los miembros de la familia se manifiestan en fenómenos de doble vínculo (si el “paciente” hace A lo sancionan y se hace B también: la madre deja al hijo con culpa si sale a la calle y si se queda en casa le dice que se vaya, que salga nomás), escalada simétrica (culpabilizarse mutua y crecientemente entre miembros de la familia) y complementariedad (padre negligente-niño desobediente; padre autoritario-niño sumiso). d) La capacidad de la familia para manejar las crisis o los retos a su estabilidad a lo largo del ciclo vital. Criticas de la psicología oficial
J. Kriz35 advierte que la aplicación por analogía de la teoría de los sistemas al campo humano puede entrañar dificultades en cuanto a la definición clara y precisa del punto de vista establecido, los límites de cada sistema, las relaciones entre sus componentes internos y las relaciones con otros sistemas de mayor o menor nivel. Si tuviéramos que jerarquizarlos por su tamaño, desde lo más pequeño a lo más grande, aparecería un ordenamiento como el siguiente: Partículas subatómicas / Átomo / Molécula / Órgano Sistema de órganos / Persona u organismo Familia nuclear / Familia extensa Subgrupo comunitario / Ciudad o comuna Departamento o provincia / Estado Asociación de Estados Mancomunidad universal de naciones
35
Centrar toda la terapia en las relaciones entre en los miembros componentes del sistema familiar, incluido el componente designado como paciente, puede llevar a desconsiderar otros sistemas con los que se interactúa, como, por ejemplo, el trabajo, que termina por agotar la energía del padre de familia, que llega sólo a su casa para expresar su ira. La pertenencia a un grupo de referencia político o religioso podría también ser relevante para la comprensión de ciertas actitudes que alivian o perturban el sistema de relaciones familiares.
El autor arriba mencionado destaca que por más que consideraciones prácticas y técnicas justifiquen limitar el quehacer terapéutico a la familia, si
Ob Cit., pp. 292, 293 y 294.
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30 se lo hace irreflexivamente se pasarán por alto aspectos esenciales que concurren a determinar la dinámica familiar. En realidad, las aproximaciones terapéuticas sistémicas llegan a reconocer el rol del individuo en el proceso de curación, pero desatienden el rol decisivo jugado por la estructura social (económica, política, ideológica), de la cual la familia suele ser reproductora, como ya lo demostrara con suficiencia W. Reich. Consideraciones de la PHU Ve en la perspectiva sistémica una aproximación valida en el estudio de los objetos, del proceso de la vida en general y de la humana en particular. Pero, en este último caso, y para dotarla de mayor flexibilidad y exactitud, se ha preocupado de diferenciar el sistema de la estructura, además, como ya señaláramos, de hacerla jugar con las ideas de conciencia, existencia e intencionalidad. Tomando como referencia a Husserl ha destacado que en la noción de estructura los elementos de un todo, no son partes, sino miembros relacionados entre sí. Y que, además, el todo es algo distinto a la mera suma de sus partes. Cuando se habla de sistema se está aludiendo a la relación de un individuo con su medio, solamente que a menudo se olvida de que, ese individuo, es, a su vez, también una estructura. De tal manera que en la PNH se designa como sistema a la relación que una estructura guarda con otra, que, para aquella, es su medio. Los sistemas y las estructuras varían según el punto de vista, el nivel y el interés con que se aprecie el objeto de estudio. De un mismo objeto de estudio se pueden tener visiones distintas. Por ejemplo, a un miembro de la familia se lo puede ver como individuo (con sus componentes bio-síquicosexistenciales), relacionado con sus distintos ámbitos sociales de trabajo, estudio, amistades, participación política, clase social y época. La descripción que surja será muy distinta a si solamente se lo estudia desde el punto de vista de sus relaciones de conflicto dentro del conjunto familiar, como si este fuera el medio completo del individuo y ese fuera el interés central. La PHU ha sido resultado de la aplicación consecuente de la perspectiva sistémica, previamente desarrollada y enriquecida con varios aportes filosóficos que han cumplido un rol orientador del conocimiento. En síntesis, se la formuló dentro de un marco axiomático y epistemológico que reconoce la existencia de leyes universales y un método36. El método, no sólo permite comprender problemas, sino que actúa como herramienta de transformación del que investiga y del mundo que lo rodea. Procede en tres etapas: 1) Estudio de los componentes del objeto de estudio; 2) Estudio de las relaciones con otros objetos; y 3) Estudio del proceso del objeto. Estos tres pasos metódicos se realizan teniendo en cuenta las cuatro leyes universales: 1) Ley de estructura: Nada existe aislado, sino en relación dinámica con otros seres dentro de ámbitos condicionantes; 2) Ley de 36
Ver “Siloismo” de H.V. Doren, Editorial Alfa, Lima, 1974.
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31 concomitancia: Todo proceso está determinado por relaciones de simultaneidad con procesos del mismo ámbito y no por causas lineales del movimiento anterior del que procede; 3) Ley de ciclo: Todo en el universo está en evolución y va desde lo más simple a lo más complejo y organizado, según tiempos y ritmos cíclicos; 4) Ley de la superación de lo viejo por lo nuevo: La continua evolución del Universo muestra el ritmo de diferencias, complementaciones y síntesis cada vez de mayor complejidad. Nuevas síntesis asumen las diferencias anteriores y eliminan materia y energía cualitativamente no aceptables para pasos más complejos”. Si colocáramos como objeto de estudio a la relación terapeútica, el propio terapeuta quedaría incluido dentro del sistema. Se trataría de un nuevo componente que podría relacionarse con la familia de distintas maneras, según como entienda él la perspectiva sistémica. Puede creer, por ejemplo, que, como el sistema se reorganiza por sí mismo para mantener su equilibrio, lo único que tiene que hacer es “petardearlo” hasta hacerlo explotar y de esta manera atender al nuevo patrón de reglas de organización. Es decir, que introduciría en la perspectiva sistémica un nuevo mecanicismo naturalista, sin tener en cuenta que en el mundo humano los cambios y las transformaciones, no sólo necesitan producirse, sino también comprenderse e intencionarse hasta volverse conciencia social. El ser humano puede acelerar conscientemente los elementos más progresivos de la situación para hacer realidad la superación definitiva de los factores de perturbación. En la PHU no se concibe la posibilidad de un cambio cualitativo humanizador, como el de la curación, sin que las personas afectadas por el problema -incluido el terapista, la familia y las organizaciones sociales- asuman un rol protagónico, comprometido y solidario, en el que el acto reflexivo, la actitud bondadosa y el comportamiento coherente, vaya detectando y superando las dificultades de adaptación creciente (resistencias y deficiencias del psiquismo y dificultades que plantea el medio social) que la estructura padece cualquiera sea el plano y el ámbito en el que se presenten. Si tuviéramos que aplicar muy someramente las leyes universales al proceso de curación tomando como centro referencial a la familia, sería aconsejable empezar diferenciadamente con cada miembro de esta estructura. Habría primero que crear condiciones para que cada cual registre el sentido solidario de su acción. Y luego habilitarlo en el manejo de las técnicas básicas de autoliberación37 propuestas en la PHU. El momento de complementación, en el reencuentro con el grupo familiar, adquiriría así otro sentido y otra posibilidad en el contexto de un cambio intencional de las relaciones y los estilos de comunicación, visto desde principios de vida38 que hagan practicables los valores de la reconciliación, el respeto por la diversidad personal y la ayuda mutua. 37
Estas técnicas están didácticamente expuestas en el libro Autoliberación en forma de cursos prácticos de distensión, psicofísica, control de imágenes, atención dirigida y autoconocimiento. 38
La PHU no debería de ser separada de los valores generales del Humanismo Universalista y sus principios de vida, los que se encuentran expuestos en otras obras, particularmente Carta a mis amigos, Humanizar la tierra y el Diccionario del nuevo humanismo.
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Un nuevo momento de proceso se viviría si es que cada miembro de la familia participara activamente en otras organizaciones en que la acción comunitaria le permitiera a los afectados afirmarse en sus virtudes en terrenos distintos y más positivos que los del conflicto y la enfermedad, a la que se le sustraería parte importante de la energía con la cual ésta opera, subsiste y se desarrolla. Aportes La perspectiva sistémica ha facilitado la inclusión de los diversos planos del psiquismo y ámbitos del medio en la explicación de los trastornos psíquicos que, más que anormalidades individuales, son vistos como resultantes de la interacción de una multiplicidad de factores que en cada situación concreta deben analizarse, desde el punto de vista de la integridad de una estructura humana amenazada por el estrés. Otro aporte interesante es haber enfatizado en que la curación no es sólo mantener una supuesta homeostasis del sistema conservando sus patrones de regulación a cualquier precio, sino también cambiar esos mismos patrones por otros, con lo cual se rescata para la terapia la idea de un cambio estructural. Esta interesante idea, sin embargo, no ha sido proyectada hacia la sociedad en su conjunto, generadora de las estructuras enfermas alterantes de familias e individuos. La orientación sistémica ha facilitado, no sólo un punto de referencia para el tratamiento de la familia, sino también un marco teórico para la integración y aplicación coherente de las distintas orientaciones psicoterapeúticas, incluyendo las psicoanlíticas, las conductuales, las existenciales y las cognitivas, cada una dejando su impronta particular. Los conflictos de comunicación interpersonal han mostrado ser un campo fructífero para el desarrollo de explicaciones, procedimientos y técnicas de intervención que mejoren la calidad de la relación interhumana en todos los contextos de interacción. La superación de las situaciones críticas no sólo depende, entonces, de lo que alguien haga por sí mismo, sino también de los procesos persuasivos positivos que tengan como base el diálogo y el acuerdo, entre personas que, en lugar de competir para eliminarse, colaboran entre sí para el logro de un bien común.
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6. ABORDAJES HUMANISTAS39 Presupuestos generales -
Más allá de la “objetividad natural y social” se encuentra al ser humano (yo, tu, él, nosotros) en situación concreta y en la posibilidad de su existencia genuina y desnuda.
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El ser y el sentido del hombre, es el ser y el sentido de cada uno en su particular circunstancia. ¿Quién soy? ¿Qué hago aquí? ¿Qué quiero ser? ¿Adónde voy? Son preguntas existenciales que hayan respuesta en el
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“Mientras que las terapias de psicología profunda y de la conducta se elaboraron (…) desde un edificio teórico relativamente homogéneo, el concepto ´terapias humanistas´ define un haz (…) de variadísimos abordajes, reunidos no tanto por una teoría común cuanto por una imagen del hombre bastante homogénea, y concordancias básicas en los principios de trabajo terapéutico…” (J. Kriz, Op. Cit. P. 219.
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34 tiempo de mi vida, en mi radical soledad, en el cuidado de mi existencia y en la angustia de su nada y de su muerte. -
Es en la liberación de esta angustia, de este vacío, de este sufrimiento, que la cultura, la ciencia, la sociedad, la economía, la religión, todo el quehacer humano, incluida la psicología y la psicoterapia, adquiere algún sentido.
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En lugar de tener una esencia inalterable, una naturaleza fija, un comportamiento objetivo, sujeto a ley divina o científica inmutable, el ser humano sólo puede ser aprehendido “desde dentro”, como ser autónomo, en su temporalidad y en su finitud.
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El momento vivido es crucial: su hacer, su obrar, va constituyendo su ser. La realidad humana, y todas sus expresiones, es construida perpetuamente a través de sus reflexiones, decisiones y acciones. En cada circunstancia el hombre elige entre posibilidades y aquello que elige lo configura. En esa libertad es siempre responsable frente a sí mismo y los demás, y se juega su destino. En esta condición irrenunciable radica la posibilidad cierta de su autonomía, su sentido y su dignidad.
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El encuentro y en el diálogo con el otro, el ejercicio de esa libertad responsable, sin manipulación pragmática, ni mala fe, me permite ser para el otro, compañero del otro. La amistad pueda fraguar entonces el crecimiento en libertad.
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Pero ese intento emancipador se ve obstaculizado por el poder opresor y alienante del sistema social históricamente condicionado. No puede existir liberación personal plena sin lucha solidaria por la liberación social, pero ésta carece de sentido si no repercute en la liberación personal.
Presupuestos específicos Psicoterapia gestáltica40
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Las leyes de la forma (que en la percepción tienden a configurar totalidades integradas) tienen también validez para el organismo humano como organización total y dinámica autorreguladora de las relaciones con el medio. Se opone a una psicología de los elementos que parte de la premisa de que los fenómenos psíquicos se componen de elementos singulares que los explican y se pueden estudiar por separado.
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No se puede forzar lo viviente contra su propia naturaleza, sólo es posible hacer que se desplieguen aquellas fuerzas que ya existen como posibilidad. Las fuerzas configuradoras del psiquismo son interiores. El terapeuta (asesor) se limita a modificar condiciones periféricas que puedan estar dificultando la expresión plena de la interioridad en el mundo.
Autores representativos: W. Köhler, K. Kofka, K. Goldstein, W. Metzger, y S. Pearls.
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El proceso de curación no termina en la sesión terapeútica, sino que prosigue después y se prolonga hasta la propia vida cotidiana del “paciente” llamado el “asesorado”. Los procesos de crecimiento, maduración y curación tienen su ritmo propio y no pueden ser apresurados. Es preciso muchas veces actuar por rodeos.
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La experiencia interna, el encuentro humano con el otro y la actitud ante la vida, en un contexto de crecimiento, en cotejo con el mundo, priman sobre toda teoría. La meta es percatarse de lo que nos acontece, es decir, creciente autoconciencia, sin bloqueos y sin rechazos. Vivir es un encuentro creador del sujeto con el mundo, impulsado por las necesidades en tanto unidades de sentido y figuras que se destacan sobre un fondo de circunstancias.
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La enfermedad es la perturbación del proceso de contacto con uno mismo y con el ambiente en alguna de sus etapas (precontacto, contacto, consumación, poscontacto). Si el proceso de contacto se interrumpe en alguna de estos momentos se genera una Gestalt o situación incompleta, que pugna por su cierre.
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La neurosis es una maniobra protectora frente a una amenaza del mundo. Involucra cuatro mecanismos: 1) Introyección (incorpora condicionamientos sin una asimilación consciente como puesta de prueba); 2) Proyección (partes indeseadas de la propia persona se alucinan como situadas fuera del organismo); 3) Retroreflexión: agresividad originalmente dirigida hacia un objeto externo se vuelca hacia la propia persona; 4) Confluencia (el organismo se fusiona con el otro renunciando a su propia identidad).
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El análisis de las resistencias constituyen el eje terapéutico fundamental. Pero, a diferencia del psicoanálisis, la resistencia no es interpretada o eliminada, sino que se la aprovecha como una forma (Gestalt) experimentable que se debe dominar en el aquí y en el ahora en la confrontación con el medio y consigo mismo. El vencimiento de la resistencia se vuelve la clave del crecimiento.
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El apoyo del terapeuta es esencial (acompañamiento empático, contacto yo-tu, cooperación, aliento, amparo, confianza) para que la superación de las resistencias no sucumba ante la frustración vivenciada en los intentos iniciales. El reconocimiento y la aceptación del fracaso, así como del terreno avanzado en cada intento, se vuelve una fuerza impulsora del proceso de integración de lo no resuelto.
Psicoterapia de diálogo41
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También llamada “psicoterapia centrada en el cliente” o “terapia no directiva”. Autor más representativo: Kart Rogers. En el desarrollo de este tema nos hemos basado centralmente en las ya citadas obras de Martorell y Kriz , así como en el artículo Terapia rogeriana de Gerardo Rodríguez aparecido en la obra “Seis enfoques psicoterapéuticos” de Celedonio Castanedo (Editor.), Editorial El Manual Moderno, Sonora, Mexico, 1993.
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El ser humano nace con una tendencia realizadora que, si no se falsea y se tuerce por los sucesos tempranos de la niñez, puede dar como resultado una persona permeable a las nuevas experiencias, capaz de reflexión, espontánea, capaz de valorar a otros, a sí misma y, sobre todo, de cambiar por propia comprensión y voluntad.
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Para que lo anterior pueda darse es esencial que el terapeuta no ejerza un rol directivo, sino que desarrolle una actitud de consideración positiva e incondicional hacia el “cliente”, de empatía (ponerse en lugar de él para entenderlo dentro de su mundo) y de autenticidad o congruencia (coincidencia entre lo que siente, piensa y hace o dice).
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Dentro de la relación terapéutica, las personas empiezan a cambiar cuando éstas se sienten aceptadas y comprendidas tal como son. Esta mirada produce una relajación de los sentimientos que empiezan a ser reconocidos como propios y a fluir nuevamente dentro de la corriente de la conciencia. Esta es la primera condición para que el “cliente” encuentre en sus vivencias aquellos significados que puedan transformarse en referentes válidos de conducta.
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En el fondo, la terapia no es más que un proceso de comunicación y de enfrentamiento a las barreras que la obstaculizan, porque “la neurosis o la perturbación psíquica consisten: primero en una ruptura de la comunicación consigo mismo y después, como consecuencia, en el deterioro de la facultad para comunicarse con otros”.42
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Es en el encuentro transparente, abierto, sincero, amable, entre terapeuta y cliente, en el que dos subjetividades aprenden a estimarse y comprenderse, sin juicios, sin mandatos, sin condenas, sin cientificismos cosificadores, donde se va produciendo la curación, entendida, no sólo como liberación de miradas parciales y degradantes acerca de uno mismo, sino también como conciencia de contradicciones y proceso creciente de coherencia.
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Los resultados de la terapia se pueden comprobar porque: 1) La persona modifica y reorganiza la concepción que tiene de sí mismo (se concibe como hombre de valor, autónomo, capaz de aprender de la propia experiencia, abierto hacia su mundo interno y el mundo interno de los demás); 2) Se acerca a la experiencia inmediata de su yo (registra lo sensorial y visceral, lo integra al conjunto de la conciencia y redefine el yo alienado a partir de la experiencia interna, en lugar de negarla por acción de éste); 3) La persona llega verdaderamente a quererse, lo que se experimenta como satisfacción pacífica con uno mismo, antes que como autoafirmación compensatoria; 4) Brota la creatividad constructiva, la persona empieza a cultivar sus virtudes y potencialidades; 5) Aceptación de una relación de afecto y admiración recíproca por compartir una lucha auténtica y liberadora que convierte a todos los hombres en hermanos; 6) Se descubre que la esencia del ser
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Rogers, citado por Gerardo Rodríguez, Ob Cit, p.229..
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37 humano es positiva y que en lo profundo de sí no se encuentra la animalidad, sino los valores genuinamente sentidos. Psicoterapia fenomenológica 43 -
Antes de toda consideración psiquiátrica o psicológica, la pregunta fundamental es: ¿Qué ha ocurrido, qué ha pasado, efectivamente, en la vida de este ser humano concreto y único (al que se define como “enfermo” y “paciente”) en su devenir trascendental?44
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La pregunta no es: ¿Cuáles son los síntomas, las causas “objetivas”, provenientes de su personalidad, carácter, temperamento, herencia, fisiología o genética?.
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La puerta de entrada es: Considerar la conciencia del “paciente” en su intencionalidad, constituida por el juego estructural de retención, protensión y presentación.
RETENCION - PROTENSIÓN - PRESENTACION “Lo retenido actúa frente a lo que percibo, aunque su formación pertenezca al pasado. Se trata de un pasado siempre actualizado, siempre presente…Es gracias a la copresencia, a la retención actualizada y superpuesta a la percepción, que la conciencia infiere más de lo que percibe. En este fenómeno encontramos el funcionamiento más elemental de la creencia…Mientras (mi conciencia se ocupaba con la retención) las imágenes de lo que debía lograr continuaban actuando (de todas mnaneras) copresentemente. El futuro de conciencia estaba actualizado, estaba presente. Desafortunadamente (encontré imprevistos) y mis intenciones se modificaron por la necesidad de solucionar otras urgencias. Fuente: conferencia Pensamiento y obra literaria (1992), publicada en el libro Habla Silo (1996), Santiago de Chile, Virtual Ediciones, p. 173.
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Autores representativos: K. Jaspers; Minkowaki; L. Binswanger y Von Gebattel. Para el desarrollo de este tema nos hemos basado centralmente en la obra ya citada de Serban Ionescu “Catorce enfoques de la psicopatología” 44
Trascendencia: del latín “transcendere”: trascender, sobrepasar. Aquello que está más allá de los límites naturales i de uno mismo. El pensamiento se autotrasciende en la medida en que se dirige a algo que está más allá de él.
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La descripción estricta de la experiencia debe revelar los modos deficientes de esas tres dimensiones y su interacción. Por ejemplo, tal como se destaca en el testimonio de una persona que en actitud de reproche melancólico instala en su conciencia la siguiente creencia “Si yo no hubiera propuesto la excursión en la que se accidentó mi marido, él aún viviría”. En este caso, las posibilidades futuras (protensiones) son anuladas por las posibilidades vacías (retenciones). En la medida en que la protensión se confunde con la retención, el futuro se cierra y ya no hay nada por cambiar.
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El punto de vista fenomenológico cuestiona los supuestos del modelo médico aplicado por las corrientes cientificistas: 1) La “enfermedad mental” tiene causas individuales internas; 2) Las personas pueden ser clasificadas como “sanas” y “enfermas”; 3) El diagnóstico sirve para separar los enfermos de los sanos y descubrir las causas de la enfermedad; 4) Los psiquiatras y los psicólogos poseen el saber sobre lo que es enfermedad mental y, por tanto, el poder de curarla; 5) El discurso de los enfermos debe ser supeditado al, o negado por, el discurso de los expertos.
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De acuerdo a lo anterior, la estructura del hospital discrimina a los pacientes con una organización jerárquica en la que los expertos tienen poco contacto con los pacientes; y en la que los pacientes experimentan sentimientos de impotencia. Según E. Goffman45 el hospital psiquiátrico es una institución totalitaria cuya función es hacerse cargo de personas consideradas a la vez como incapaces de ocuparse de sí mismas y peligrosas para la comunidad. A medida que se prolonga su estadía en la institución, el paciente pierde progresivamente su cultura; se despersonaliza como efecto de las diferentes “técnicas de mortificación”: el aislamiento del mundo exterior; la pérdida de sus antiguos roles; el despojo de sus bienes, la degradación de la imagen de sí y la violación de su intimidad.
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Frente a este sistema de opresión, el “paciente” puede poner en práctica distintas estrategias: 1) El repliegue sobre sí mismo o la regresión; 2) La intransigencia o negativa a colaborar; 3) La instalación, el acomodo a esa vida institucional; 4) la conversión en el perfecto paciente, sumiso, rígido e incoloro; 6) la resistencia, conservando cierta dignidad, distancia y respeto propio, cumpliendo el reglamento básico.
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Se comprueba que los “pacientes” desarrollan estrategias que no están en relación con ninguna patología, sino con un sistema de interacción social opresor frente al cual tiene que reaccionar en vistas a una adaptación.
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Podemos interpretar entonces que la “enfermedad” es en gran medida la etiqueta que sirve para justificar la reclusión de alguien cuyo comportamiento es mirado como extraño y amenazante a las reglas impuestas por la autoridad y la costumbre.
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Asiles: etudes sur la condicion sociale des malades mentaux et autres reclus, Paris, Les Éditions de Minuit, 1968.
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39 Logoterapia46 47 -
La perdida de sentido en la vida experimentada y padecida como vacío existencial es generador de un gran número de neurosis (fobias, compulsiones, manías, obsesiones, etc.).
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Cada época tiene su neurosis característica. Si la frustración sexual podía ser el origen de las neurosis en la época de Freud, la frustración existencial es el origen de las neurosis actuales.
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El ser humano, a diferencia del animal, no tiene instintos que le digan lo que tiene que hacer, pero el hombre contemporáneo, además y a diferencia de los hombres del pasado, tampoco tiene tradiciones que le digan lo que debe hacer.
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En este contexto, el sentido no le viene dado de antemano, sino que tiene que descubrirlo él mismo. Si no lo logra, puede verse enfrentado al conformismo, el sometimiento al poder y a las neurosis “noogenas” (del griego: espíritu humano) debidas a conflictos de conciencia, colisiones en la escala de valores y frustración existencial.
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La labor del “terapeuta” es ayudar al “paciente” a encontrar o restablecer el sentido de su vida. Éste se puede encontrar generalmente en la entrega al amor de las personas, acompañada de trabajo.
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Las técnicas de apoyo en este cometido son: 1) El cuestionamiento por medio de preguntas referidas a las interpretaciones del paciente; 2) La dereflexión o entrenamiento para no prestar una atención excesiva al síntoma; 3) La intención paradójica, en la que se invita al “paciente”, por lo general humorísticamente, a intensificar el síntoma, con lo que se cambia el sentido de su aparición; 4) La biblioterapia, o sugerencia de lecturas relevantes a la problemática y al momento existencial del paciente.
Críticas de la psicología oficial
En los conceptos guías de la terapia del diálogo como “autorrealización” o “autodesarrollo” se puede rastrear un trasfondo individualista, típico de la cultura anglosajona, especialmente “cuando criaturas satisfechas de la sociedad de bienestar proclaman con un pathos irreflexivo la libertad del individuo autónomo, singular, sano, que se realiza a sí mismo, sin advertir la dimensión social de este mundo nuestro que incluye la penuria y el hambre”.48
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Reproducción textual e ideográfica del resumen de J. L. Martorell, Ob. Cit.
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Autores representativos: K. Jaspers; J.P. Sastre; R. May, V. Frankl, R. Laing y J.L. Moreno. J. Kriz, Ob.Cit.: pp. 222 y 223
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Se percibe en la psicoterapia gestáltica, aparte de una aplicación meramente analógica, no sistemática, ni práctica, de la psicología de la Gestalt, un marcado eclecticismo que une puntos de vista psicoanalíticos deterministas (ello, yo, superyo), con otros propios del budismo Zen, en los que la experiencia de la iluminación o el despertar (toma de conciencia y plena aceptación de lo que acontece, más la comprensión de que eso no es realidad, sino sólo una forma de ver) juega un rol central.
La aproximación fenomenológica, si bien pone al descubierto el andamiaje de creencias y supuestos (predialogales) sobre el que se instalan, se construyen y se preservan las instituciones, adquiriendo el rango de cosas en sí que enmarcan y determinan el actuar individual, no logra explicitar una teoría que conecte la acción personal con la acción social, derivando finalmente en un pesimismo contemplativo incapaz de intervenir activamente en la transformación de la realidad social. Consideraciones de la PNH
Justamente, esta falta de interés por incluir la transformación social dentro de la práctica psicoterapeútica es la crítica general que la PNH hace al conjunto de psicoterapias oficiales, incluidas las humanistas, que, al parecer, no han podido escapar al virus del antiguo individualismo psicologísta. Porque si bien, a nivel teórico y declarativo, todos los abordajes humanistas reconocen el origen social de la enfermedad, como alienación de una época que perdió contacto con los significados profundos y liberadores de lo sagrado, tanto como el propio sentido de rebeldía ante la violencia social, a nivel de la práctica concreta es excesivamente tolerante con el esquema de poder vigente y no incluye la lucha social como parte de la recuperación de un sujeto que solamente es visto como paciente o, a los más, como cliente. Para la PNH el proceso terapéutico no puede concluir en la sesión privada de terapia, sino que debe aspirar a integrar al sujeto tratado en una corriente social de humanización que empieza en su propio medio inmediato, pero que debe enhebrase con el esfuerzo de otros que apuntan en la misma dirección. Aporte Según Ionescu49 el enfoque humanista ha realizado el mayor esfuerzo de reflexión e investigación en el campo de la intervención terapeútica. Ante todo ha tratado de descubrir en el “paciente” al ser humano, en tanto que ser-en-el-mundo y no como simple proyección de las teorías en las que se formó el propio psicoterapeuta. Este enfoque también muestra que hay que considerar a la persona humana como un proceso y no como un producto. La corriente humanista 49
Ob. Cit.: p. 245
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41 insiste en el hecho de que todo ser humano puede influir sobre su relación con su destino. Pone además en entredicho la frontera entre “normalidad” y “patología”, haciéndonos descubrir que la enfermedad mental es en gran parte compartida por los miembros de la sociedad que viven la angustia del aislamiento y la enajenación.
7. LA PSICOLOGIA SOCIAL Presupuestos principales -
La psicología social no es una corriente ni un modelo psicológico, sino una de las áreas temáticas de la psicología general. Sin embargo la vamos a tratar de manera específica, porque es en este campo tan importante donde se expresa con particular nitidez la incompatibilidad de unas corrientes psicológicas con otras y la manera como el sistema de poder le imprime a éstas su propia intencionalidad.
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La definición de la psicología social en los manuales de última generación de psicología general es la siguiente: “Estudio científico de las formas en que los pensamientos, los sentimientos y las conductas de un individuo son
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42 influidos por la conducta o las características reales, imaginarias o inferidas de otras personas”50. -
Los temas prioritarios que se estudian en esta orientación son los siguientes: 1) El estudio de los prejuicios, esquemas y estereotipos en la formación de la opinión y la conducta sobre los demás, 2) Los factores (proximidad, atractivo físico, semejanza, reciprocidad, intimidad) que determinan la atracción interpersonal; 3) Naturaleza, desarrollo y cambio de las actitudes; y 4) Influencia de la cultura (asimilación, conformidad, condescendencia, obediencia) y el grupo (desindividualización, cooperación altruista, liderazgo, autonomía, productividad) en el control del comportamiento individual.
Consideraciones críticas
Llama la atención en esta definición y temario la ausencia de un estudio crítico y liberador de la estructura social. El gran debate sobre el rol de la psicología en relación al cambio de la sociedad ha quedado clausurado. El gran tema del individuo y la sociedad ha sido reducido al modo cómo ésta lo determina, o viceversa, pero no a la forma como ambos pueden cambiar de manera sustantiva en un proceso intencional y retroalimentado, a la vez personal, interpersonal y social.
Tomando como referencia a Müller51 el debate de transformación social en psicología, en sus distintos momentos históricos, podemos esquematizarlo así: 1) Momento inicial en que las posturas se polarizan entre el individualismo inventivo e imitativo de Gabriel Tarde y la determinación de la conciencia colectiva sobre la mentalidad individual de Ëmile Durkheim.; 2) Un segundo momento en que la polarización se traslada a una oposición entre el instintivismo de William McDougall y el proceso de habituación de John Dewey; 3) El surgimiento de las teorías colectivistas de Adler (rol de la comunidad en la generación del sentimiento de inferioridad y su superación), Reich (determinación social de la estructura del carácter y Yung (presencia de arquetipos universales en la mentalidad individual y colectiva) que decantaron finalmente en las teorías culturalistas, psicoanalíticas y marxistas de la personalidad (la personalidad si bien tiene un sustrato biológico dado es el producto de sus interacciones con el medio social y está modelada por la cultura);
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Morris Ch. G. y Maisto A.A.: Psicología (décima edición), Pearson Educación, México, 2001.
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Ob. Cit.
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43 4) El apogeo de estas posturas, en los sesenta y setenta, particularmente es sus vertientes críticas, reformistas y revolucionarias, representadas por los estudios de Horney (son las condiciones de vida de los grandes centros urbanos los factores decisivos de las neurosis), Fromm (el individualismo pragmático y mecanicista que se observa en la personalidad básica contemporánea no es sino el resultado de un proceso histórico con el surgimiento de la burguesía financiera e industrial, la expansión de la reforma protestante y la función del totalitarismo como refugio de seguridad para una conciencia en el fondo vacía, insegura y solitaria), y Marcuse (el individuo no puede salvarse solo y por sus propios medios de la racionalidad tecnológica y alienante de la sociedad industrial, sino que requiere de una revolución mental y social, de una movilización psicopolítica total, que signifique un salto cualitativo en la fuerza histórica de liberación).
Consideraciones de la PNH Ante la conclusión del debate transformador y libertario de la sociedad hace ya más de tres décadas cabe preguntarse nuevamente por el rol que juega la psicología en general y la psicología social en particular en la situación actual. Porque llegados al 2004 el proceso de deshumanización creciente y su efecto en la salud mental de las poblaciones ha llegado a límites intolerables. La pobreza endémica, la exclusión laboral y social, la inseguridad ciudadana, la desintegración familiar, la corrupción política, el deterioro ambiental y la inversión en la escala de valores han puesto en severa situación de stress a todos los estamentos de la sociedad. Los mecanismos de adaptación han dejado de ser eficaces y la vulnerabilidad es mayor. Hasta tal punto que hoy podemos decir que la crisis ha llegado hasta el propio interior del ser humano. No se desestructura un tipo de sociedad sin que el mismo tiempo se vayan desintegrado en su conciencia y personalidad las multitudes que creen en ella. La depresión, la ansiedad, la obsesión, la disociación de la identidad son hoy día problemas colectivos. Así lo demuestran las tasas cada vez más altas de suicidios, drogadicción, delincuencia y consumo de psicofármacos. ¿Qué hacer? El Estado, en crisis económica y moral, no es una respuesta. La empresa privada, ocupada en su interés particular, tampoco. No queda otra opción que tomar el problema en las propias manos. Caricaturizando un poco, la psicología no puede seguir siendo más el coto privado de caza de unos cuantos especialistas que medran con el sufrimiento ajeno sin denunciar a la sociedad que lo provoca. No puede convertirse tampoco en el dispensador de pastillas y placebos para todo. Ni en la justificación del egocentrismo en la sobrestimación de la problemática personal y la 43
44 autorrealización individualista sobre la base de la obtención del éxito a cualquier precio. Ni mucho menos en el recurso científico para el adormecimiento colectivo a través de los medios masivos de comunicación. Ni tampoco en la metodología general de las corporaciones para alentar el consumismo y explotar con más eficiencia y menos sufrimiento el trabajo humano. La PHU propone que la psicología y los psicólogos tienen que humanizarse para realizar una labor de extensión social en la que esta psicología de la liberación personal y social se haga comprensible, practicable y replicable para todos los voluntarios que quieran participar en la misión de humanizar la tierra.
8. LA PHU Y LA PSICOLOGIA CLASICA 1. El concepto de ser humano -
Excepto la orientación fenomenológica-existencialista, el resto de las orientaciones analizadas trabajan con un concepto implícito de ser humano. En este sentido se puede afirmar que han sido víctimas de la gran fractura positivista del siglo XIX que derivó en el cientificismo típico de la modernidad. La crítica más importante a esta aproximación radica en el hecho de que si un objeto de estudio no se define explícitamente, se da por sentado que lo que opera como imagen rectora y selectora de los datos psicológicos es una creencia establecida de manera arbitraria e irreflexiva
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45 que no puede tomarse seriamente en su validez como fundamento del conocimiento.
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En el tema que nos ocupa, el cientificismo, aplicado en la comprensión de la conducta humana, terminó en una concepción ingenua que asumió la naturalidad del ser humano y trató de estudiarlo como se estudia la cosa física. Así, cada manifestación de la conciencia o la conducta humana fue tratada como un hecho más entre tantos otros al que había que buscarle su fisonomía, su estadística, su causalidad y su ley.
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J. P: Sartre52 ha delineado los pasos del equívoco, los cuales se dejan resumir así: 1) El psicólogo ingenuo se sitúa ante su objeto de estudio como el físico ante el suyo; 2) La investigación ha de arrancar ante todo de los hechos; 3) Estos hechos han de ser observados mediante la experimentación de laboratorio; 4) La acumulación de estos hechos así estudiados permitirá llegar a un concepto riguroso de ser humano en tanto hipótesis científica; 5) Pero esta suma no acaba nunca porque atender al hecho es esperar lo aislado, lo accidental, lo contingente; 6) En tal método la esencia del ser humano solamente será abordada cuando se hayan reunido bastantes hechos, o sea, acumulando accidentes; 7) Pero la esencia no es alcanzable nunca por esta vía porque es algo sustancialmente opuesto al accidente; 8) La psicología ingenua sólo puede aspirar a ser una colección de hechos aislados sin mayor relación ni concierto entre sí, tanto en lo teórico, como en lo empírico.
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Así, por ejemplo, la emoción se presentará como un fenómeno en sí, que no guarda relación con la atención, memoria, percepción, entre otros, y no será estudiada con referencia a ellos, ni con referencia al ser humano que los vive, ni al mundo que éste enfrenta, ni al psiquismo que registra y coordina todo aquello. Los hechos de la emoción serán extraídos, coleccionados, analizados, comparados y generalizados desde cada una de las orientaciones teóricamente asumidas. Pero, continuando con la argumentación de Sartre los hechos psíquicos no pueden ser un comienzo porque no son hechos primeros, sino que, en su estructura esencial, son reacciones del hombre contra el mundo. Entonces, si se quiere fundar una psicología en una antropología habrá que ir a los orígenes mismos del hombre, el mundo y lo psíquico.
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Esta reflexión permite comprender porqué cuando acudimos a cualquier obra de psicología general, por más actual que fuere, nos encontramos frente a una sucesión de temas que no terminan de conectarse entre sí y a una aglutinación de teorías que los explican cada una desde su particular perspectiva, como si en la vida real las estructuras del psiquismo no actuaran en conjunto, como un todo, para enfrentar, a su vez, a las estructuras del mundo, todo ello en el campo de la intencionalidad y la existencia como vida humana particular y concreta.
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Al respecto, creemos, sinceramente, que Apuntes de psicología ha tratado de ser plenamente consecuente con esta estructura general de la vida
Bosquejo de una teoría de las emociones, Alianza Editorial, Madrid, 1973.
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46 humana, emanada de la descripción rigurosa de la experiencia considerada como dinámica de adaptación en el mundo de la vida cotidiana. Su punto de vista integrador (existencial, fenomenológico, sistémico, historiológico y bio-sico-social) no proviene del eclecticismo disimulador de un vacío epistemológico, sino de una verdadera reflexión sobre la esencialidad humana y una aplicación consecuente de esta comprensión general en la interpretación del psiquismo humano. -
De acuerdo a Worchel y Shebilske53 los modelos que hemos presentado en este trabajo sirven todos, de una manera u otra, como directrices útiles. Para estos autores, la mayoría de psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales clínicos utilizan un enfoque integrado para evaluar los problemas psicológicos de sus clientes. Este enfoque, conocido como orientación biosicosocial supone que la conducta humana se entiende mejor como una interacción de factores biológicos, psicológicos y socioculturales que contribuyen tanto a los recursos psicológicos, como a la vulnerabilidad psicológica de la persona en situaciones de estrés.
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Por supuesto, la PHU, aparte de señalar las deficiencias propias a su particular punto de vista, reconoce también los aportes de las distintas escuelas. Pero tiene dificultad en comprender como modelos teóricos que presuponen concepciones del ser humano tan distintas puedan llegar a constituir un enfoque integrado. A lo más podríamos hablar de un enfoque ecléctico porque, hasta donde sabemos, no se ha hecho el esfuerzo de repensar el psiquismo humano de manera global, justamente con la perspectiva de considerarlo como un hecho sistémico, subjetivo y objetivo a la vez.
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Diera la impresión que la psicología, en su unilateralidad empirista y positivista, o racionalista y espiritualista, hubiera ido aportando las piezas de un rompecabezas, carente de marco antropológico. Justamente porque la mayoría de las corrientes asumió la pretensión de considerarla como una ciencia natural más semejante a la física o a la biología. Las corrientes fenomenológicas y existencialistas, muy emparentadas entre sí, vinieron precisamente a llenar este vacío. Y con ello restituyeron a la psicología su objeto original: la conciencia. No solamente eso, sino que además la asentaron en el cuerpo y la conectaron con el mundo. Conciencia-CuerpoMundo forman así una estructura y tienen que verse como una totalidad.
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Los neurofisiólogos y los psicólogos han ido iluminando cada parte del psiquismo humano en sus distintos planos de expresión y debemos agradecer sus desvelos. La afanosa búsqueda de la causa fundamental de una enfermedad, en el caso que estudiaban, los llevaba a concentrase en un componente u otro. Las piezas del rompecabezas se acumulaban más y más, pero con ello también aumentaba la confusión, ya no por carecer del marco epistemológico adecuado, sino por no contar con piezas fundamentales sin las cuales las demás no podrían encajar.
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Worchel, S., Shebilske, W. Psicología. Fundamentos y Aplicaciones, quinta edición, PRENTICE may IBERIA, Madrid, 1998.
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Así, cuando se habla de la interacción de factores biológicos, psicológicos y socioculturales pareciera que se estuviera siendo congruente con el postulado integrador. Pero la palabra interacción sólo nos dice que estos planos se afectan recíprocamente, pero no cómo es que ello es posible. Es en este punto, en este vacío teórico, donde creemos que la PNH realiza su principal aporte, tanto a través de la descripción precisa de su esquema integrado del psiquismo humano, como de dos conceptos fundamentales ya aludidos anteriormente: Imagen y espacio de representación.
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En la PNH estos conceptos, fundamentalmente conectivos en su complejísima labor de traducción y localización de impulsos, permiten entender la dinámica general del psiquismo humano en relación al propio organismo y al medio externo físico y social.
2. Conciencia y conducta en la psicología clásica -
Etimológicamente hablando la psicología se entiende como el estudio del alma. En la historia del pensamiento humano, ésta suele aparecer con distintas manifestaciones, desde las más instintivas y orgánicas, hasta las más intelectuales e inmateriales. Para unos era lo opuesto al cuerpo, para otros una sutilización extrema de la materia. Unos afirmaron su inmortalidad, otros su desaparición junto con la muerte física. Las intuiciones más primitivas la imaginaron como una entidad semejante al aire, que ingresaba al cuerpo en el nacimiento y luego se retiraba de él en la muerte. También se discutió largamente cual era su localización fisiológica en el cuerpo. Algunos la ubicaron en algún órgano o glándula en particular, otros pensaron que era como un doble, sombra o espejo del cuerpo físico.
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El asunto no parecía de poca importancia porque de ella dependía la vida misma del sujeto con todas sus actividades y manifestaciones. Algunos le llamaron también conciencia, otros mente, espíritu o psiquismo. La semántica del término padeció la confusión generalizada de esta especulación metafísica.
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Y fueron justamente los positivistas en general, y los conductistas en particular, los que se levantaron contra toda esa masa de significados imposibles de verificación experimental objetiva. Lo que hicieron fue muy simple y expeditivo: eliminaron el alma o la conciencia de toda posible psicología que se preciara de científica. Entonces el objeto único de la psicología pasó a ser la conducta observada por los sentidos externos y medida experimentalmente con instrumentos de precisión física y matemática.
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Contra esta corriente positivista materialista, se levantó otra que reivindicó el estudio de la conciencia desde la descripción fenomenológica de las vivencias y sus representaciones. Aquí más que los contenidos particulares y biográficos interesaban las formas mismas del representar. Por ejemplo, en el caso de la emoción, la apercepción interna no iba dirigida al estudio
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48 de esta o aquella emoción particular, sino a la esencia misma de la conciencia en su estado emocionado. -
El resultado final de esta batalla ha sido una especie de conciliación. Y, ahora, cuando revisamos los últimos tratados de psicología general, encontramos definiciones como esta: la psicología es el estudio científico de la conducta y los procesos mentales. O simplemente de la conducta, pero a este término, aparte de referirse a las respuestas motrices del cuerpo, se refieren también a las acciones finas, como el disparo de las neuronas, pero además, incluyen también al procesamiento inferido de las imágenes mentales a través de su expresión verbal y no verbal. Pero, por lo general, se evita el uso del término conciencia, aunque se haga difícil de entender cómo podría siquiera hablarse de imágenes sin presuponer al mismo tiempo una conciencia que las experimente.
3. “Cientificidad” de la psicología clásica -
Lo mismo ocurre con la definición de la psicología como el “estudio científico de de la conducta”. Esta frase denota por lo común la visión positivista de la ciencia, compuesta por: 1) Una descripción controlada, estricta y reproducible de los hechos observables por la percepción externa; 2) La explicación de los mismos de acuerdo a teorías lógica, semántica y empíricamente bien establecidas; y 3) La predicción acertada para todos los hechos pertenecientes a la misma clase que los observados y explicados por el método científico así entendido.
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Sin embargo, es cada vez más frecuente el uso de los testimonios personales y la información subjetiva en el estudio de la psicología social, los estados alterados de conciencia y, por supuesto, la psicología clínica. Esta última, no sólo no puede prescindir de la información captada del mundo interno a través de los sentidos cenestésicos, sino que requiere que el propio paciente aprenda a describir con exactitud lo que realmente le pasa internamente, hasta, inclusive, llegar a experimentar realidades profundas y trascendentes al yo (como el sí mismo y la presencia de arquetipos), pasando por la identificación sincera, tanto de las resistencias y justificaciones, como de los logros catárticos o transferenciales.
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Por otra parte, las teorías psicológicas sobre la conciencia y la conducta, finalmente importan menos por sus pasajeras hipótesis científicas, que por su calidad de nuevos mitos colectivos orientadores del actuar humano, una vez que ellas devienen creencias del sentido común ajustadas a las exigencias de una determinada normativa epocal que ha hecho de la violencia su metodología de acción. No ha sido escaso el rol jugado por la teoría psicológica mecanicista para justificar el capitalismo como sistema e imponer la cultura autoritaria, consumista y represiva, sea por la dictadura del dinero, sea por el control de la subjetividad por medio de la manipulación “persuasiva” de la imagen a través de los medios de comunicación.
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49 4. La PHU y su concepción de la conciencia y la conducta
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En cuanto a la PHU, a diferencia de la psicología clásica, interesa destacar, en primer lugar, que está realizada con la intención explicita de ayudar al ser humano en su tarea de superar el dolor y el sufrimiento, más allá de cualquier otra consideración o valor. Y tal empeño no es percibido como una obligación moral, sino como libertad para desarrollar con el “paciente” un proceso reflexivo y activo, cognitivo y conductual, personal y social, de humanización creciente. Para esta nueva psicología superar el sufrimiento es el sentido primero y último del acto humano. Pero, en este cometido, la conciencia no estará exenta de una captación ilusoria del mundo: “Nuestro hilo conductor está lanzado en dirección hacia la comprensión del sufrimiento, del placer y de los datos psicológicos que pudieran ser verdaderos o ilusorios”.54
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En este contexto, la conciencia se define como un sistema de coordinación y registro general que implica una actividad estructurante de respuestas compensatorias a los estímulos provenientes del mundo interno y externo: “Hay otras concepciones en las que a la conciencia se la ve como pasiva, siendo que la conciencia trabaja estructurando activamente, coordinando las necesidades y tendencias del psiquismo con los aportes sensoriales y de memoria, mientras que orienta las variaciones constantes de la relación del cuerpo y el psiquismo, es decir, de la estructura psicofísica con el mundo (en la PNH el concepto de mundo se refiere al mundo interno y al externo)55.
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A diferencia de las posturas conductistas, la PHU estudia al comportamiento como un caso particular del psiquismo. Es la parte de un todo y no el todo en sí, aunque una parte muy importante. Se manifiesta en las respuestas que realizan los centros (vegetativo, sexual, motriz, emotivo e intelectual) para producir el ajuste del medio interno del cuerpo con el medio externo o ambiental.
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La base del comportamiento está relacionada con: 1) Las cualidades innatas propias de la estructura biológica individual; 2) Las cualidades adquiridas y codificadas por las experiencias de acierto o error, con sus registros de placer o displacer; 3) La situación del individuo en el medio; y 4) Los patrones culturales de la época; y 5) Los ensueños y el núcleo de ensueño.
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La combinación particular de todos estos factores en cada caso configura lo que se denomina “personalidad”, dejando e claro que una posible “caracterología” debería atender, tanto a lo innato, como a lo adquirido. La personalidad, a su vez, se configura en un sistema de roles, codificados de acuerdo al aprendizaje por acierto y error, tanto en las respuestas típicas como atípicas de adaptación, respecto de los consensos convencionales de los distintos grupos sociales.
Apuntes…pag. 137 Apuntes… pags. 34 y 35 (paréntesis nuestro)
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Tanto las respuestas típicas, como atípicas, pueden ser oportunas o inoportunas desde el punto de vista de una adaptación creciente en el cambio histórico y biográfico, sobre todo en un medio caracterizado por la modificación rápida de las situaciones sociales y los valores. Así, por ejemplo, en una situación de crisis extrema la respuesta típica consensuada por la mayoría puede ser inoportuna e inadecuada, mientras que la respuesta atípica de un pequeño equipo innovador puede responder acertadamente al reto de adaptación.
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Este punto no es de escasa importancia respecto de una psicología oficial que mira el cambio como adecuación a lo establecido, o que concentra la innovación en los aspectos secundarios de la estructura psicosocial, sin llegar a tocar las creencias profundas y los esquemas de poder que están operando y manteniendo la normativa impuesta al conjunto social.
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En este contexto, en la comprensión de la conducta humana evolutiva o involutiva, progresiva o regresiva, la PHU propone atender especialmente al tema de los ensueños y el núcleo de ensueño, en tanto respuestas internas compensatorias a las múltiples exigencias de adaptación de un mundo por demás complejo: natural, humano, social, cultural, técnico, etcétera.
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Una psicología que quiera ir más allá de la conducta visible, con la finalidad de producir cambios fundamentales en el psiquismo humano, sin quedarse solamente en el tratamiento de los síntomas debería considerar el núcleo de ensueño por el carácter totalizador de su respuesta al mundo y por su influencia decisiva en la conducta de los individuos y los pueblos: “El núcleo de ensueño rige las aspiraciones, ideales, e ilusiones que en cada etapa vital van cambiando. Tras esos cambios o variaciones en el núcleo, la existencia se orienta en otras direcciones y se producen concomitantemente cambios en la personalidad. Este núcleo se desgasta individualmente, como se desgastan los ensueños epocales que dirigen la actividad de toda una sociedad. Mientras que por una parte el núcleo da una respuesta general a las exigencias del medio, por otro compensa las deficiencias y carencias básicas de la personalidad, imprimiendo una determinada dirección a la conducta”56
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Igualmente debería considerar los estados superiores de conciencia, como el éxtasis, arrebato y reconocimiento, a través de los cuales se experimenta una gran comprensión y felicidad. Especialmente interesante puede ser el estado de suspensión del yo que “…se logra desplazando progresivamente al yo de su ubicación central de objeto de meditación…La conciencia entonces, está en condiciones de encontrarse…en una suerte de vacío… por esta vía…detectamos fenómenos que se producen cuando la conciencia es capaz de internalizarse hacia ´lo profundo´ del espacio de representación… En esta internalización irrumpe aquello que siempre está escondido, cubierto por el ´ruido´de la conciencia. Es en lo profundo donde se encuentran las experiencias de los espacios y de los tiempos sagrados. En otras palabras, en ´lo profundo´ se encuentra la raíz de toda mística y
Apuntes, pp. 64 y 65
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51 de todo sentimiento religioso”57 Es en esta experiencia que se pueden dar cambios profundos en la dirección y el sentido de la vida. -
También son interesantes los fenómenos que en determinadas condiciones de alteración de conciencia irrumpen iluminando todo el espacio de representación: “La literatura religiosa universal está plagada de numerosos relatos acerca de estos fenómenos. También es interesante advertir que esta luz en ocasiones se ´comunica´ y hasta ´dialoga´con el sujeto…Según se describe en muchos textos, algunas perswonas que aparentemente murieron y volvieron a la vida, tuvieron la experiencia de abandonar su cuerpo e ir orientándose a una luz cada vez más viva…a nosotros… nos interesa el sistema de registro, el emplazamiento afectivo que padece el sujeto y esa suerte de gran ´sentido´ que parece irrumpir sorpresivamente…(y) que parece de gran importancia ya que tiene aptitud para cambiar súbitamente el sentido de la vida humana”. 58
5. El concepto de enfermedad
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Cuando la psicología clásica habla de una enfermedad mental se refiere a un trastorno de la conducta, el pensamiento o la motivación descrito por especialistas que han extraído rasgos de múltiples casos y han acordado una tipología. El análisis diferencia una serie de síntomas que finalmente son catalogados con un nombre específico.
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Así, en general, se distingue entre trastornos del estado de ánimo (depresiones, manías, trastornos bipolares), de ansiedad (fobias, pánico, ansiedad generalizada); psicosomáticos (somatización, conversión, hipocondría), disociativos (personalidad múltiple, despersonalización)), sexuales (problemas de excitación, satisfacción, parafilias), de personalidad (esquizoide, paranoide, dependiente, evasiva, narcisista, autodestructiva, antisocial), esquizofrénicos (alucinaciones, delirios, catatonias, paranoias), de la niñez (hiperactividad, autismo). Además, se estudian las reacciones a las situaciones de estrés y las capacidades para afrontarlas.
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En la causalidad clásica se supone que un determinado hecho actual obedece a una determinada causa antecedente. Todos los hechos de la misma clase deberían ser necesariamente explicados por la misma causa. A su vez, la misma causa debería ser explicada por la misma teoría a la que se considera verdadera. En última instancia, no importa la imagen del sujeto tratado, sino lo que interprete el experto que está tratando su caso bajo la óptica de considerar a los fenómenos psíquicos como si fueran fenómenos de la naturaleza. Si la causa es la misma, también lo será la solución. A una causa específica una solución específica. Así, en el naturalismo subyacente anida una concepción mecanicista y atomista de la psicología que las concepciones sistémicas y humanistas están contribuyendo a superar.
Apuntes…p. 306 y 307. Apuntes…p. 302 y 303.
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Se mencionó anteriormente que, coincidiendo con los abordajes humanistas, la PHU, aunque no niega el valor orientador de la teoría, considera que todo proceso de verdadera curación involucra la comprensión del sujeto tratado acerca de sí mismo y de su situación en el mundo. Pero esta comprensión no sólo es teórica. Es también una experiencia vivida. Involucra percepciones de la situación actual, representaciones del pasado y el futuro con respecto a ella, conductas de respuesta, registro interno de todo este proceso e inicio de un nuevo circuito de estimulaciones y respuestas intermediadas por la conciencia. Y todo esto, no sólo en la situación terapéutica, sino en la vida cotidiana y en la dirección general que el paciente imprima a su destino a través de actos concretos de adaptación creciente respecto de situaciones en un mundo hasta hoy signado por la violencia.
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Esta concepción explica también porqué en la PHU lo que se ha denominado enfermedad mental tiene que ver, no solo con las deficiencias congénitas y/o adquiridas del organismo y la personalidad, sino con el condicionamiento social alienante u opresor. Por lo mismo, la cura tendrá que ver con el proceso liberador de la violencia59, estado psíquico y social que ha acompañado al ser humano a lo largo de su historia y del cual todavía no se puede desprender.
MANIFESTACIONES DE LA VIOLENCIA Economía
Política
Ideología
Religión
Familia
Cultura
Explotación Exacción Discriminació n laboral Trabajo infantil Desempleo
Dictadura Democracia formal Terrorismo de Estado Terrorismo subversivo
Manipulación Prohibición del libre pensamiento Subordinació n de medios de comunicación
Sometimient o al clero Control del pensamiento Persecución de herejes Prohibición de otras creencias
Explotación de la mujer Dictado sobre los hijos Golpizas Violencia verbal
Censuras Exclusión de corrientes innovadoras Prohibición editorial Dictados burocráticos
Fuente: Silo (1966), “Diccionario del Nuevo Humanismo”, Centro Mundial de estudios Humanistas, p.122.
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En las distintas formas de violencia (física, síquica, económica, racial, sexual, generacional, política, ideológica) un sujeto intentará limitar o anular la intención del otro, tratándolo como si fuera un objeto. Desde este punto de vista, la violencia se puede definir como el intento de apropiarse por medio de la fuerza de la subjetividad del otro, es decir, de su pensar, querer, sentir y actuar. Lo que se expresa no sólo en los casos de violencia manifiesta (guerra, vandalismo, delincuencia), sino cotidianamente, en la casa, la escuela, la calle, el centro laboral, en la política nacional e internacional, cada vez que se pretende tratar al otro (individuo, familia o pueblo) como un ente sin derecho a vivir y decidir.
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La violencia se concibe así como un condicionamiento histórico y mental, resultado de la contradicción social y la incoherencia personal, que genera y realimenta las patologías reconocidas en la nosología psiquiátrica. En el origen de estos estados, o en su agravamiento, se constata la presencia de un ambiente social violento frente al cual la conciencia del “enfermo”, antes de “enfermar”, ha fracasado primero en sus actos de liberación.
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Por lo anterior, para la PHU, la curación tiene el carácter de una lucha lúdica por la autoconciencia y coherencia crecientes. La curación es el yo contribuyendo atentamente en la coordinación de la estructura concienciacuerpo-mundo que se encuentra en equilibrio inestable60 expuesta a los actos de integración o desintegración psíquica y somática. Este grado atencional y de autobservación van más allá de la vigilia ordinaria y anuncian un nuevo nivel de conciencia: la conciencia de sí.
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Especial importancia se concederá a las “cargas” excesivas o insuficientes de los contenidos psíquicos y a la descarga y redistribución de las mismas por medio de técnicas catárticas y transferenciales. Esta concepción explica que la “enfermedad mental” es un estado de conciencia superable, que tiene que ver sobre todo con el efecto integrador del acto humano desde el punto de vista energético-transferencial.
EL PUNTO DE VISTA ENERGETICO TRANSFERENCIAL Los actos catárticos descargan tensiones. Los transferenciales trasladan cargas internas, integran contenidos y amplían las posibilidades de desarrollo de la energía psíquica. Ambos se pueden dar, tanto internamente en el trabajo con las imágenes, como externamente en la acción o la conducta en el mundo. Habrá acciones que permitan integrar contenidos internos y habrá acciones tremendamente desintegradotas Fuente: Apuntes de psicología, pp. 275 y 276
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A lo largo de la lectura de Apuntes de psicología no se mencionan conceptos como “enfermedad mental” o “trastornos psicológicos”. En la psicología clásica actual se siguen empleando ambos, aunque se prefiere
Apuntes…P. 24.
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54 el segundo término”. En la PHU se asume que puede haber un buen o mal funcionamiento del psiquismo humano, pero ello es aplicable a todos los seres humanos, en todo momento de su biografía y desarrollo. -
Aunque se reconocen casos patológicos, como en algunos estados alterados de conciencia, en los que la reversibilidad disminuye fuertemente, la adaptación no es creciente, y la desintegración psíquica genera un sufrimiento mayor, no se enfatiza la oposición normal/anormal, la que da a entender que hay muchos individuos sanos y bien adaptados y unas excepciones que se apartan de la normas y están enfermas.
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El riesgo de discriminación en este modelo es muy alto, porque el comportamiento sano o enfermo se define de acuerdo a un patrón cultural de ser humano y sociedad. Así, una cultura que exige obediencia y productividad puede calificar despreciativamente de dementes a los rebeldes, de soñadores a los poetas o de ociosos a los miembros de una etnia que sólo trabajan lo necesario para vivir. La asociación de lo normal con la salud y lo anormal con la enfermedad es discriminatoria e incompatible con el espíritu de transformación libertaria, profunda y no violenta propio de la PHU.
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Es más, puede que la correlación inversa tenga mayor grado de verdad: porque son las minorías marginadas, los hombres excepcionales, los que una vez fueron considerados “raros”, “anormales” o “peligrosos”, los que se adelantaron a su tiempo y estuvieron a favor de la evolución de las cosas . Aún en el propio desarrollo científico ocurre que hipótesis, que en su tiempo fueron desaprobadas por el consenso del poder académico instituido, posteriormente se tornaron revolucionarias.
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La PHU no hace apología de los casos patológicos, pero advierte que estos deben ser debidamente constatados e identificados. También advierte que los estados alterados no solamente son negativos, sino que también pueden tener significación positiva para el proceso de desarrollo e integración de la conciencia. Algunos de estos estados se presentan en el siguiente cuadro. ESTADOS ALTERADOS
POSITIVOS
GENERALES
EXPERIENCIA DE LUZ EXTASIS, ARREBATO Y RECONOCOCIMIENTO EXPERIENCIA DEL SI MISMO Y LO PROFUNDO
SUGESTIONABILIDAD COTIDIANA (PUBLICIDAD MEDIATICA)
TRANCE HIPNOTICO
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DEPRESIONES ESPECIFICOS COMPORTAMIENTOS VIOLENTOS ESTADOS DE CONCIENCIA EN FUGA
DISOCIACION DE FUNCIONES DE LA CONCIENCIA PATOLOGICOS
ESCICISIONES DE LA PERSONALIDAD ESTADOS CREPUSCULARES DESINTEGRADORES DE LA CONCIENCIA
Fuente: Apuntes… pp. 289 y siguientes. -
Por su parte, el proceso de curación se puede alegorizar como la marcha del ser humano hacia su ser más profundo y querido. Un destino pleno de verdad, fuerza, bondad, paz y felicidad. Aunque estos ideales no se logren totalmente, no se puede negar su valor de orientación y motivación en el vencimiento de resistencias y hábitos regresivos. Son aspiraciones que permiten contrastar las “realidades” conflictivas y sufrientes, con aquellas otras provenientes de lo profundo del sí mismo, ahí donde la conversión del sentido global de la vida se abre como posibilidad.
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Más que de enfermedades o trastornos la PHU habla de conflictos internos en los que se pueden detectar: 1) Errores de los sentidos, la percepción y la representación (ilusiones); 2) Errores de la memoria (falso reconocimiento, recuerdos equívocos, amnesia, hiperamnesia); 3) Errores de la conciencia y el yo en su función coordinadora (alucinación, desintegración eidética, olvidos y bloqueos, atención tensa); 4) Contradicciones y respuestas incorrectas en el trabajo los centros (incoherencia entre el pensar, el sentir y el actuar, desbordes del centro emotivo, confusión en el centro intelectual, descoordinaciones del centro motriz, desregulaciones y disfunciones del centro vegetativo sexual); 5) Alteraciones recíprocas de los niveles de conciencia (sueño, semisueño, vigilia) que se manifiestan como ruido en el funcionamiento del psiquismo (inercia del nivel anterior, climas y tensiones inoportunos, rebotes, arrastre de imágenes y climas fijados, tonos insuficientes o excesivos).
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La PHU llama la atención sobre el sufrimiento psicológico producido por el fracaso de los ensueños como sistema de respuestas compensatorias a las exigencias del mundo y a las carencias básicas de personalidad. El núcleo de ensueño puede regresionar (el psiquismo vuelve a etapas vitales anteriores) o quedar fijado (desvincula progresivamente al individuos de su medio). El núcleo de ensueño lanza al ser humano en persecución de espejismos que al no cumplirse producen estados dolorosos (desilusiones) que, sin embargo, paradójicamente, en su registro de fracaso crean condiciones favorables para el surgimiento de nuevas direcciones de vida. El desgaste del núcleo de ensueño en el psiquismo individual semeja al 55
56 desgaste de los ensueños epocales que dirigen la actividad de toda una sociedad. -
La PHU advertirá sobre la adaptación decreciente a partir de roles mal configurados sobre la base de respuestas típicas o atípicas inoportunas al no coincidir o adecuarse a la exigencia propia de la situación. Opuestamente, atenderá a los cambios significativos, no circunstanciales (mero remplazo de roles, ideología, ensueños). Si son tales será porque modifican la estructura conciencia-mundo en dirección evolutiva, unitiva, integradora, no violenta y no sufriente, ni para uno mismo, ni para los demás.
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Para terminar, en forma general, la enfermedad en esta visión puede ser interpretada como la caída ilusoria y dolorosa de la conciencia en la pasividad ante la impotencia de transformar las distintas situaciones de estrés que propone el sistema social y el mundo de la vida cotidiana.
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Victor Frankl61 ha sostenido la tesis de que, en la esquizofrenia, la conciencia del enfermo ha perdido su cualidad esencialmente activa, deviniendo en mero objeto de fuerzas externas que lo controlan y manejan. Lo mismo podría aplicarse a la paranoia (intencionalidad persecutoria de otros) y la depresión (subestimación del propio esfuerzo, resignación, renuncia a la acción en el mundo externo).
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El carácter más o menos grave de la perturbación mental tiene que ver justamente con el grado de reversibilidad de la conciencia humana para aprehenderse y modelarse a sí misma y con su carácter activo en la selección, control y cambio positivo de la situación en el mundo y de los estados internos de la trayectoria vital.
Conclusión General 1. No obstante las críticas y consideraciones expuestas a lo largo de este trabajo, en general, se puede afirmar que con las psicoterapias existenciales, fenomenológicas, sistémicas y cognitivas la psicología humanista universalista encuentra compatibilidades fundamentales referidas al valor único y personal de la persona tratada, a la empatía con ella, a su trato positivo incondicional, a la congruencia con el propio sentir, al valor terapéutico de la imagen y al reconocimiento del ser humano como un buscador de sentido. 2. La PHU está de acuerdo con que el “paciente” no es una proyección de las teorías del terapeuta, sino que puede develar su propio enigma e influir positivamente en su destino. Y está de acuerdo también en afirmar que lo patológico no es individual sino profundamente social.
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Frankl, V. (2001) “Psicoanálisis y existencialismo”, México, Fondo de Cultura Económica, p. 299.
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También reconoce la gran importancia de considerar los tres tiempos de conciencia para el logro de la unidad interna y la relación adecuada con el mundo. Para el pasado propone la integración de contenidos y la reconciliación con uno mismo, para el futuro la apertura de nuevos proyectos y posibilidades de sentido y para el presente la coherencia entre el pensar, el sentir y el hacer en el mundo.
4.
Al asomarnos desde la PHU a las psicologías clásicas las encontramos en un interesante proceso de humanización, enriquecido por los aportes de las corrientes existencialistas, fenomenológicas, sistémicas y cognitivas, los que aun no terminan de amalgamarse en un todo conceptual coherente y fundamentante.
5.
Sin embargo, diera la impresión que siguen estando mucho más concentradas en el individuo, en la pareja, o en el pequeño trabajo grupal humanitario, antes que en un esfuerzo solidario y genuino de liberación social. Se dirá que éste no es el tema de la psicoterapia, pero al haber teóricamente admitido el origen social de la enfermedad mental resulta contradictorio no acometer la psicoterapia en los mismos términos.
6.
Para la PHU la psicología y la psicoterapia no se deben limitar tan sólo a una mejora de las condiciones personales, manteniendo la condicionesy sociales existentes, sino a lograr una transformación sustantiva de las mismas, es decir, una transmutación. Colocar como imagen trazadora de la psicología y la psicoterapia esta meta, produce un perfil de psicólogo muy diferente al que nos tiene acostumbrado la psicología clásica. La PHU se quiere ver a sí misma como una contribución interesante en este intento.
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