Presentacion Lisboa Ii

  • November 2019
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El diseño de espacios publicos como oportunidad para la potenciación de comunidades. Los procesos contemporáneos de creación de ciudad han situado el espacio público en el centro de las estrategias deseables de regeneración urbana. Entendido como instrumento integral de gestión urbanística para contrarrestar las dinámicas disgregadoras de la ciudad postindustrial. En psicología social esta categoría ha sido abordada con énfasis distintos, a partir de la relación sujeto entorno, en los desarrollos teóricos tanto de la Psicología Comunitaria como de la Psicología Ambiental, categorías como Sentido de Comunidad, Empoderamiento, Apego al lugar, Identidad urbana, apropiación espacial, son algunos conceptos psicosociomabientales que nos permiten analizar teóricamente este objeto. Sin embargo, la creciente incorporación de la participación ciudadana en procesos de transformación del espacio público en la gestión de las ciudades, como forma de construcción de urbes y ciudadanía, ha planteado un desafió que va más allá de la reflexión teórica monodisciplinar. Se ha generado un campo de intervención complejo que requiere una integración de saberes; comunidades, administración y profesionales deben trabajar conjuntamente. En esta comunicación queremos compartir en voz alta una reflexión teórica, que venimos desarrollando algunos miembros del colectivo de psicología ambiental de la universidad de Barcelona, a propósito de nuestra participación en diversos proyectos participativos de regeneración urbana en algunos barrios de la ciudad. En primer lugar discutiremos la categoría espacio publico y su relación con la idea de comunidad, luego señalaremos los énfasis disciplinares, la articulación de la participación en estos énfasis y los desafíos para la intervención e incorporación de la psicología comunitaria. Espacio Público Diferentes autores y disciplinas emplean el termino Espacio Publico de maneras distintas, como señala Goodsell (2003) en un extremo están quienes se refieren a él como el ámbito social del discurso sobre los asuntos de interés público, y en el otro, aquellos que lo conciben como un lugar público de carácter físico . Es decir, por un lado, la abstracción de los intercambios comunicativos, y por otro, la materialidad física del diseño urbano. Como sintetiza Borja, “El espacio público es un concepto propio del urbanismo (...) que también es utilizado en filosofía política como lugar de representación y de expresión colectiva de la sociedad” (Borja y Muxí, 2003 p. 21). A pesar de esta aparente polaridad, tanto desde el urbanismo como desde la filosofía política, se plantea que el libre acceso es su característica central, que es un valor fundamental para la vida democrática, y que en las condiciones de la modernidad su degeneración a sido progresiva.(Arendt,1993; Habermas, 1994;

Deutsche, 2001; Sennet, 2002; Davis, 2003; Jacob, 1973; Low 2000, 2005). La noción de espacio público es una dimensión fundamental para situar espacialmente las prácticas comunitarias y fundamentar los procesos de acción-tranformación que en su entorno tienen lugar. El espacio público de barrio se diferencia de los espacios públicos de centralidad, en que en él se desarrolla parte fundamental de las relaciones sociales, como son los flujos, intercambios y expresiones de la vivencia comunitaria. Es el lugar de la circulación y el comercio -de todos los comercios, no sólo económicos-, un terreno primordial de la comunicación y los significados, de la expresión y el desarrollo de las simbologías comunitarias. Es por tanto un territorio cuya accesibilidad y vivencias son indispensables para la concreción de toda construcción social; su lectura, identificación y apropiación, facilita los procesos colectivos, como también favorece el sentido de pertenencia de los habitantes a un lugar, a un suelo, a una comunidad y a su cultura. Abordajes disciplinares El estudio de este ámbito ha sido abordado fundamentalmente por tres campos de conocimiento: La Psicología Comunitaria, la Psicología Ambienta, y el Diseño Urbano. La Psicología Comunitaria: La Psicología Comunitaria, ha estado tradicionalmente ligada a la facilitar procesos colectivos para mejorar las condiciones de vida de los sujetos que viven en comunidades territoriales delimitadas (barrio). Una línea de trabajo importante en esta disciplina y que confluye con nuestro objeto es la generación de dinámicas de empoderamiento (Rapaport,) -en distinto nivel- a través de la participación colectiva en la solución de los propios problemas y la generación de sentido de comunidad (Sarason, ). La Psicología Ambiental: La psicología Ambiental, se ha centrado principalmente en el estudio de la relación individuo ambiente, dentro de la cual una linea de trabajo es la vinculación del sujeto con el espacio construido. apropiación del espacio (García-Ramon, Ortiz y Prats, 2004; Korosec-Serfaty, 1976; Pol, 1994/1996; Vidal, 2002/2006;), privacidad y territorialidad (Altman, 1975; Gifford, 1987), identidad de lugar (Proshansky, Fabian y Kaminoff, 1983), identidad urbana (Lalli, 1988), identidad social urbana (Valera y Pol, 1994), apego al lugar (Altman y Low, 1992; Hidalgo, 1998; Knez, 2005), espacio urbano simbólico (Valera, 1996) o simbolismo ‘a priori’ y ‘a posteriori’ (Pol, 1987/1997). Son los diversos planeteamientos conceptuales, donde está contenida la idea, en mayor o menor medida, de que el espacio es un recurso estructurador de y estructurado por la experiencia psicológica y la interacción social, fundamentando una aproximación transaccionalista al estudio de la relación coimplicativa persona-entorno (Stokols y Shumaker, 1981) El diseño Urbano: Se encuentra entre dos disciplinas: el planeamiento urbano y la arquitectura, de la primera es objeto de profundización y de la segunda es antecedente (Lopez, 1999). El diseño urbano está orientado a interpretar la forma y el espacio público con criterios físico-estético-funcionales, buscando satisfacer las

necesidades de las comunidades o sociedades urbanas, dentro de una consideración del beneficio colectivo en un área urbana existente o futura, hasta llegar a la conclusión de una estructura urbana a seguir. En este objetivo existen diversas tradiciones de trabajo, una de ellas es la planificación participativa o el diseño comunitario. Tabla síntesis Psicología Comunitaria

Diseño Urbano

Psicología Ambiental

Bienestar

Si

Si

Si

Poder

Si

Periférico

no

objeto

Social

Ambiental

mixto

Eº comunicativo

Eº Urbano

Eº Urbano

Espacio Público Conceptos

Sentido de comunidad,

Diseño comunitario,

Apego al lugar, apego

relacionados

Empoderamiento,

planificación participativa, comunitario, Identidad

identidad comunitaria

Arquitectura social,

Urbana, Apropiación

Arquitectura comunitaria. Espacial La Participación como Eje Articulador Podemos encontrar dos sentidos complementarios apuntados por Pol (2000) sobre la participación: un sentido dinámico, que remite a la política, a la gestión colectiva y a la idea de modificar, transformar o cambiar la realidad, y otro estático, que hace referencia a la implicación con el entorno, al hecho de sentirse parte del grupo, de la comunidad, de la sociedad. La relación entre participación y empoderamiento: A través de la participación las personas pueden lograr el control sobre sus circunstancias y su propio desarrollo psicosocial. La participación es un medio por el cual acceder y controlar los recursos, es una presa de conciencia colectiva (social) a la vez que un compromiso individual de las personas (individual). Además, como algunos estudios han mostrado, el contacto con instituciones, asociaciones, grupos de autoayuda, etc., influyen en crear sentimientos de pertenencia a la comunidad y un efecto positivo sobre la salud. Como apuntan Chavis y Wandersman (1990), el más destacable de estos es el sentido psicológico de comunidad que actúa como a catalizador de la participación para tranformar la comunidad. Y las razones de este argumento son qué el sentido de comunidad influye en la percepción del entorno, en las relaciones sociales y en la percepción de control y de empoderamiento de la propia comunidad. Entonces la manera como sentimos y vivimos la comunidad (sentido de comunidad) incide en como percibimos este entorno, en como nos relacionamos con los otras (confianza, vecindad, ayuda, soport social, respeto...) y en la conciencia del grado de control compartido que tenemos sobre este entorno. La Relación entre Participación y Apropiación Espacial: Cuando se habla de comunidad se está haciendo referencia a tres elementos principales: el lugar, las relaciones y el poder colectivo (Chavis y Wandersman,

1990). Es decir, la forma en que se dota de sentido a la vida cotidiana en la comunidad se articula principalmente a partir de lo que hacemos (acción, interacción con los otras) y de como nos sentimos parte (inclusión). Entender la acción (transformación) y la identificación (simbólica) como vías complementarias para la construcción social de la comunidad, del sentimiento de comunidad, de la identidad del lugar y de la ligadura que las personas sienten con los lugares es precisamente otra argumentación teórica que hemos desarrollado a partir del concepto de apropiación espacial (Pol, 1996, 2002; Vidal, Pol, Guardia y Peró, 2005). A través del proceso de la apropiación del espacio podemos entender como se generan sus significados (a priori y a posteriori), la identidad del lugar y de como el espacio puede acontecer una categoría social más para nuestra identidad social, además de las ligaduras que generamos con el lugar. Este tipo de vínculo con el entorno, este grado de implicación y de inclinación hacia un espacio, se manifiesta y se comunica —a los otros y a un mismo— a través de unos usos, de unas actividades y de unas conductas desarrolladas en este, las cuales conforman su dimensión externa. La dimensión interna esta configurada por los significados y los sentidos, más o menos compartidos, atribuidos al espacio. Es la interpretación que de este se deriva —por esto este espacio “comunica” algo—, el que comporta su carga simbólica. Las dos dimensiones configuran el proceso por el cual se genera la vivencia de apropiación, de control y de dominio percibido, sobre determinados espacios a lo largo del tiempo. La relación entre participación y Diseño Urbano: Sanoff (2000:IX) plantea que el termino diseño comunitario es un paraguas que cubre el planeamiento comunitario, la arquitectura social, el desarrollo comunitario, todos los cuales hacen inca pie en la participación de la población local en materia social y desarrollo físico del medio ambiente donde residen. Hamdi (1991:75) afirma que "la participación de la comunidad 'es el término que abarca todas las escalas y las técnicas, que se refieren a los procesos de profesionales, familias, grupos comunitarios, y el gobierno en la conformación de la entorno. Diferentes enfoques y escalas se han propuesto para clarificar las funciones de los diferentes grupos que participan en procesos de toma de decisiones para el diseño del medio ambiente físico. Wulz (1986), presenta un continuo integrado por siete etapas de participación que oscilan entre la plena autonomía de los profesionales y la plena autonomía de los usuarios. En el extremo del facilitador, se utilizan métodos participativos para solucionar problemas de acabado y de diseño, a través de la generación de asistencia técnica. Para Sanoff (2000:38) la facilitación es un medio para unir a las personas que permite determinar lo que quieren hacer y ayudarlos a encontrar maneras de trabajar juntos para decidir cómo hacerlo Para Sanoff (2000) el facilitador, abarca hasta la terecera etapa, la cuarta, quinta, sexta y séptima etapas, son: el diálogo, las alternativas, la co-decisión, y la libre decisión. El diálogo se basa en conversaciones informales entre el arquitecto y los Usuarios, las alternativas de participación se da cuando a los residentes locales se les da la oportunidad de elegir entre las alternativas preparadas por el arquitecto, dentro de un marco fijo. La participación como co-decisión tiene por objeto lograr una participación directa y activa de los usuarios a

través de todo el proceso de diseño, y por último, la escala de la participación plena es la séptima etapa, la libre decisión, en la que el usuario controla todo el proceso de diseño y construcción.

De esta forma la participación es entendida como el eje de desarrollo, en el entorno más inmediato, de los ámbitos de acción de la persona, el que repercute en la sensación de control y en la implicación con el propio en torno, en definitiva, en la apropiación de este. Mediante la participación el entorno se transforma, dejando la impronta e incorporándolo en los procesos cognitivos y afectivos de manera activa. Y a la inversa, a través de la identificación simbólica, el espacio apropiado pasa a ser un factor de continuidad y estabilidad del self a la vez que un factor de estabilidad de la identidad y la cohesión del grupo. Además, también genera una ligadura con el lugar, facilitando la conducta responsable y la implicación y la participación en el propio entorno y su control. El Diseño Participativo de Espacios Públicos Si bien diversos autores han señalado la existencia de una relación entre Espacio Público, Apego Espacial y Sentido de Comunidad (Taylor, 2002; Maginn, 2007; Gifford, 1997; Segovia y Dascal, 2000; Kim & Kaplan, 2004; Long & Perkins, 2007) no son muchas las investigaciones que aborden transversalmente el diseño urbano, los fenómenos psicoambientales y las dinámicas comunitarias, como señalan Manzo y Perkins “Los psicólogos que estudian el apego al lugar no suelen hablar de desarrollo comunitario,ni los planificadores urbanos incorporar conceptos de la psicología ambiental, como el apego al lugar, en sus investigaciones o prácticas. Sin embargo, una combinación de estas perspectivas puede proporcionar una comprensión más fructífera no solo en cómo la planificación impacta en nuestra experiencia del lugar, sino también en cómo las emociones, cogniciones,y comportamientos de la comunidad hacia el lugar pueden incidir en su propia planificación y desarrollo” (Manzo y Perkins , 2006. p 336) Existe una falta de la colaboración interdisciplinar que se sustenta en las diferencias de perspectiva entre disciplinas. Los psicólogos Ambientales que estudian el apego al lugar y la identidad de lugar, a menudo se centran en las experiencias individuales y el significado, y con menor frecuencia examinan la naturaleza colectiva de estos fenómenos. Los psicólogos comunitarios abordan el desarrollo de la comunidad, la potenciación, y el capital social creado por los agregados de las personas, pero se centran menos en la experiencia individual o el lugar. Mientras que los planificadores y diseñadores urbanos, centran su atención en el lugar, tienden a examinar las dinámicas macroestructurales que afectan al nivel de barrio y sus fuerzas políticas y económicas. Al hacerlo no suelen reparar en las experiencias personales ni en el rol del apego. Sin embargo, estas perspectivas en conjunto pueden proporcionar una rica comprensión de cómo crear y desarrollar comunidades.

Moser (2005) señala respecto a este trabajo colaborativo, que las características de la investigación y de la práctica personas-ambiente es el equilibrio entre la monodisciplinaridad, que es necesaria para la investigación y para la construcción de teoría en las diferentes disciplinas implicadas en estas cuestiones, y la multi- o inter-disciplinaridad (confrontación y/o colaboración con otras disciplinas), indispensable para la intervención. Mientras que el funcionamiento científico es necesariamente mono-disciplinar, la intervención en las relaciones personas-ambiente, al contrario, envuelve una dinámica compleja. Responder a demandas sociales frecuentemente combina múltiples abordajes, envolviendo diferentes disciplinas, cada una de ellas con sus propias características, siguiendo su propia lógica disciplinar. Sólo la colaboración garantiza una solución eficiente. Las modalidades de intervención y el recurso a otras disciplinas dependen del momento del uso de la colaboración en el proceso de intervención (diagnóstico / intervención / evaluación y control de la adecuación de las transformaciones implementada), y de la naturaleza de la distribución de las tareas alojadas en las diferentes disciplinas envueltas (cada disciplina participando igualmente de cada estadio, o una de las disciplinas operando como consultor para otra disciplina envuelta en el proceso).

Cuadro Extractado de Moser (2005)

EL funcionamiento interdisciplinar, consiste en una abordaje múltiple y paralelo de un mismo objeto o problema. El abordaje implementado recurre a diferentes disciplinas que intervienen cada una con sus lógicas específicas. Cada disciplina proporciona una solución con referencia a su propia lógica. Sin embargo, aún si las soluciones posibles son específicas a una disciplina, las confrontaciones interdisciplinares pueden garantizar la pertinencia ecológica de la proposición. Transdisciplinaridad: es una abordaje que incorpora la colaboración de diferentes disciplinas en todos los

estadios de la solución del problema. La definición del propósito de la intervención, las estrategias implementadas y las recomendaciones son fundamentadas en una abordaje común de la problemática y llevan la proposiciones integradas de las soluciones posibles. Mientras que la transdisciplinaridad ocurre con facilidad centre disciplinas que tienen el mismo tipo de abordaje, tanto en las Ciencias Sociales como en las profesiones de diseño, producto de una racionalidad común en el modo de mirar los problemas, la colaboración entre las Ciencias Sociales y las profesiones del diseño es más compleja y lleva, frecuentemente, en la práctica, a una posición defensiva que resulta más confortable.

Cuadro Extractado de Moser (2005)

A pesar de que diversas experiencias se han desarrollado en esta dirección (Ombretta y Uzzell, 2005; Ombreta, 2003; Sanoff, 2000; Gifford, 1997) en el marco del actual escenario de interés urbanístico propiciado por los planteamientos del autodenominado “nuevo urbanismo”, enfoque orientado a recuperar valores tradicionales como; comunidad, vecindad, barrio y espacio publico (Katz, 1994) cuya estrategia es la participación activa de las comunidades en el diseño y gestión de los espacios públicos. Estas aproximaciones suelen ser mono o interdisciplinares, y fundamentalmente centradas en el diseño. No se consideran en profundidad las dinámicas comunitarias

ni los efectos que éstas tienen sobre las

intervenciones o el apego..

Comentarios finales. El espacio público es considerado un indicador de la calidad de vida urbana, evaluable por “la intensidad y la calidad de las relaciones sociales que facilita, por la fuerza con qué fomenta la mezcla de grupos y

comportamientos y por la capacidad de estimular la identificación simbólica, la expresión y la integración culturales” (Borja y Muixí, 2001). Por este motivo, si bien es necesario que el espacio público tenga ciertas cualidades formales -la continuidad del diseño urbano; la generosidad de las formas, de la imagen y de los materiales, y la adaptabilidad a usos diversos a través del tiempo- no es suficiente para hablar de espacios públicos de calidad. Esto implica una serie de procesos socioambientales en permanente construcción, que se inician mucho antes del diseño formal del espacio y que se actualizan cotidianamente en las dinámicas de apropiación. Son procesos intersubjetivos que se sitúan históricamente en la vida de las comunidades. Mejorar, incrementar, cualificar o animar el espacio público es un desafió para la psicología comunitaria. Rol que a asumido fundamentalmente en la dimensión política del concepto, pero muy tangencialmente en su ámbito espacial. Es necesario investigar los procesos y efectos que este tipo de intervenciones de diseños participativos tienen en las dinámicas comunitaria. De forma de aportar en la generación de acciones participativas con enfoques transdiciplinares que generen lógicas de apropiación y diseños de calidad constructiva, pero que a su vez, desarrollen procesos de empoderamiento comunitario que incorporen la dimensión del poder. En suma, como se anticipaba en el titulo de esta presentación, la creciente demanda del urbanismo contemporáneo por diseñar y gestionar participativamente los espacios públicos de Barrio, son una excelente oportunidad para el desarrollo de dinamización y empoderamiento comunitario.

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