Pregon

  • April 2020
  • PDF

This document was uploaded by user and they confirmed that they have the permission to share it. If you are author or own the copyright of this book, please report to us by using this DMCA report form. Report DMCA


Overview

Download & View Pregon as PDF for free.

More details

  • Words: 7,937
  • Pages: 19
Julián Alcalde Liébana

PREGON FIESTAS VIRGEN DEL ROSARIO 2008 Ilustrísima señora Alcaldesa de Los Villares, dignas autoridades, queridos paisanos, es para mi un gran honor el dirigirme a vosotros en el día de hoy, antesala de nuestra fiesta mayor dedicada a nuestra patrona y alcaldesa mayor honoraria Santísima Virgen del Rosario. Cuando nuestra alcaldesa me propuso ser el pregonero de nuestras fiestas fue mi corazón quien respondió afirmativamente, antes que mi mente pudiera procesar la petición y proceder a redactar la decisión, pues para un villariego es una gran satisfacción pregonar las bondades, características, virtudes y demás cualidades que las gentes de nuestro pueblo llevan dentro de si. Reconozco también, que es una responsabilidad que recae sobre la persona que como yo, que se atreve a subirse aquí para hablar de algo que casi todos nos sabemos de memoria, a pesar de ello espero que los datos, anécdotas, circunstancias, historias y relatos que voy a contar a los mayores les refresquen la memoria y recuerden con agrados sus tiempos mozos, y a los medianos en edad les sirvan para conocer nuestra historia y como transcurrieron aquellos años en que nuestro pueblo empezó, de alguna manera, a escribir su nombre en la historia. La pretensión de este pregonero es volar junto a vosotros sobre nuestro pueblo, su historia, sus raíces, sus costumbres, recordando lo bueno y desechando lo malo, para no olvidar nunca a todas aquellas gentes que con su grandeza del bien, hicieron posible que nuestro pueblo se situara en la vía adecuada camino de una meta de progreso y bienestar. El escritor García Márquez decía que se aprende de los hombres de buena voluntad, continuaba diciendo que él había aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma que se sube la escarpada. El mismo escritor en otra de sus múltiples reflexiones acerca de conocer nuestras raíces y amarlas, decía que se parece a cuando un recién nacido aprieta el dedo de su padre, lo tiene atrapadado para siempre. Para empezar con mi relato, no tengo más remedio que hacerlo con la historia, dado que en este año se cumplen quinientos años de la creación de nuestro pueblo, para ello este capitulo lo dividiré en cuatro partes: 1

Julián Alcalde Liébana

- Repoblamiento y primeros años. - Datos sobre el templo parroquial - Datos de la comunidad de creyentes en aquellos tiempos. - Historia de la devoción a la Virgen del Rosario.

Repoblamiento y primeros años La relación entre Los Villares y Jaén ha sido y será una constante histórica. La situación fronteriza de Jaén capital, que se entendió entre 1246 a 1485, no permitía el repoblamiento de la zona sur de la capital, al existir los castillos de Cambil, Alhabar y Arenas, ocupados por los musulmanes, que realizaban frecuentes incursiones. A partir de 1485, con la conquista de los mencionados castillos por los Reyes Católicos, sí será posible llevar a cabo el repoblamiento. Una prueba de que ya se vislumbraba el final del reino de Granada y se imponía la repoblación de la comarca de Jaén para revitalizar económicamente y demográficamente esa zona la tenemos en una real cédula expedida por los Reyes Católicos en Úbeda, el 18 de noviembre de 1489, apenas cuatro años después de la conquista de Cambil y Alhabar. Por ella, los monarcas avalaban una petición de la ciudad de Jaén, que solicitaba la poblanza de dos lugares cercanos a la capital, Villares y Eliche, despoblados anteriormente por la proximidad de los musulmanes. Por lo tanto, el documento de los Reyes Católicos deja constancia de la existencia de poblamiento anterior, que desaparece con la llegada de los musulmanes. Sin embargo, este primer intento falló. Las circunstancias cambiaron a principios del s. XVI. Entonces, el concejo de Jaén solicitara de nuevo a la Corona la repoblación de la Sierra Sur, concedida por la reina Dña. Juana mediante una provisión real dada en Burgos el 17 de marzo de 1508. Sin embargo, no fue hasta finales de la década de los 30 de esa centuria cuando se empezaron a dar los primeros pasos para la creación de los nuevos núcleos urbanos. De todos los solicitados por el ayuntamiento de Jaén, al final los que se fundaron fueron sólo cuatro: La Mancha, Campillo, Los Villares y Valdepeñas. Y junto con las primeras medidas de creación de las nuevas poblaciones, también se dieron los pasos pertinentes para la erección de las correspondientes parroquias. Así, el 24 de agosto de 1539 y ante su secretario Pedro Ruiz Coronado, el obispo D. Francisco de Mendoza otorga a licencia a Juan de Olid y Juan de Valenzuela para que en lugar decente pudieran celebrar misa, declarar el evangelio, anunciar las fiestas y enseñar la doctrina 2

Julián Alcalde Liébana

cristiana en el cortijo de La Mancha. Una licencia semejante fue despachada a favor de Miguel de Biedma para que pudiera atender pastoralmente al naciente núcleo de Los Villares. Conocemos también datos algunos sobre la población de Los Villares, Contaba con 62 vecinos en el año 1561 y 47 vecinos en el año 1591 (hay que multiplicar los vecinos por 4 ó 4,1 para conocer los habitantes). En los censos realizados por los obispos de Jaén para enviar informes a Roma, Los Villares aparece con 70 vecinos (visitas ad limina de 1589-94). En el censo que ofrece Jiménez Patón en su historia de Jaén, ofrece la cifra de 64 vecinos. Otro dato interesante es que mientras en las tres restantes nuevas poblaciones de la Sierra Sur había moriscos, en Los Villares sin embargo no. Datos sobre el templo parroquial. La parroquia tenía un priorato y un beneficio simple servidero. Desde el primer momento, se habilitó un lugar para el culto. Del desarrollo de este espacio cultual nos han quedado diversos datos, que nos permiten perfilar su evolución, en los primeros años de Los Villares. En el año 1583 se pagaron 22 ducados a Pedro de Gámez por pintar la iglesia; se pagaron también 500 maravedís a Francisco de Castro, maestro de cantería, por el trabajo de tasar la obra postrera de la iglesia; también se pagan ciertos maravedís a la viuda de Francisco de Escalona, cantero, por la obra de la iglesia; 22 ducados a Francisco Cañuelo, albañil, por lo que había hecho en la obra de cerrar la capilla de dicha iglesia; se habla de pago por madera y por piedra para la capilla, y se cita el licenciado Gil de Morales como prior de la iglesia de Los Villares. En 1584 hay otra rendición de cuentas donde aparecen partidas de la obra que ha hecho Francisco Cañuelo. Se advierte que la madera vieja se quitó y se puso nueva. Las cuentas las toma Francisco Prieto de Hojeda, notario de rentas del obispado. Las siguientes cuentas son de 1588 y las toma el mismo. Ya aparecen pagos por hacer el púlpito (2992) maravedís) y la tapa de la pila bautismal a Diego de Torres, carpintero, vecino de Jaén; 272 maravedís por un confesionario, alba nueva y casulla blanca; 19 ducados a Cañuelo por la obra que hace. También se compraron 18 vigas de madera para la sacristía, 3

Julián Alcalde Liébana

que costaron 6306 maravedís; 5797 maravedís a Juan Cano tejero, vecino de Jaén, por 2000 tejas que se compraron para la iglesia; 14 reales para pagar a Andrés López por una pila de piedra para el agua bendita. En la víspera de la pascua de Espíritu Santo hizo la visita el maestro Bernardo Alonso, discípulo de San Juan de Ávila, visitador del obispo Sarmiento. Tomó cuentas. Se paga a Francisco Cañuelo por la obra que ha hecho en la sacristía; y se le pagan también dos tasaciones que hizo de la capilla mayor y del cuerpo de la iglesia, entrando también en la cantidad que se paga -60868 maravedís- los derechos de la visita que hizo Sebastián de Solís. El visitador da unos mandamientos de visita que afecta al aspecto material del templo (que se haga un terno blanco, que se haga un libro de cantoría…). Ya en el siglo XVIII, el 7 de julio de 1785, Manuel Caballero, vecino de Jaén, profesor de cantería, otorga una escritura especificando la piedra que se necesitaba para la obra de la iglesia. La cantera de donde se extraería sería de la sita en el sitio de los Charcones. El maestro albañil que realizaría la obra sería Miguel Landeras, vecino de Jaén. El presupuesto fue de 20.727 reales, Fue una obra importante, ya que se preveía la buena calidad de la piedra de cantería, hierros, buena madera para el armazón del tejado y suelos, puertas, ventanas con sus herrajes, mudanza y aptitud de dos altares y cancel de la puerta principal, traslación de la pila bautismal y otros detalles. En 1839 se realizó otro expediente sobre la “reparación del material edificio de la iglesia parroquial de Los Villares”. Firma el expediente Domingo García, prior, y lo dirige al presidente y vocales de la Junta Diocesana. La parte material la realizó D. Manuel Padilla, profesor de arquitectura aprobado por la Academia de San Fernando, y el presupuesto que presentó ascendía a 1.168 reales, fundamentalmente destinados a reparar el tejado en su madera y tejas. Y en el año 1846, siendo párroco D. Francisco Castellanos, él, junto con el ayuntamiento, solicita al gobierno que con cargo a los bienes nacionales (provenientes de la desamortización de Mendizábal) se libre una partida de dinero para reparar el templo de Los Villares, que amenaza ruina. Datos de la comunidad de aquellos tiempos. En el libro 1 de matrimonio (primer libro conservado): 4

Julián Alcalde Liébana

En doce días del mes de enero deste año de mil y quinientos sesenta y ocho años, yo el prior desta iglesia desposé y velé a Juan González de Camara vecino de Torre el campo con Mari Gómez biuda vecina desta lugar de los Villares en presencia de Lazaro de Alfaro y de Bartolomé Ruiz de Cordova y de Miguel Fernández, y se hicieron las amonestaciones conforme al concilio tridentino. En testimonio de verdad lo firmé de mi nombre, el bachiller Marcos Ximénez. En abril de 1569 se desposa Cristóbal Romero, vecino de Olvera. En 1569 hubo cinco bodas. El 29 de octubre de 1569 se desposaron Bartolomé Sánchez de Carvajal y Elvira Martínez, siendo testigos Luis de Quesada y Fernando de Molina, caballeros veinticuatro de Jaén. A partir de 1585 aparece como prior el licenciado Alonso de Trujillo, hasta el 1597. El 27 de septiembre de 1593 hizo la visita Sarmiento y la firmó el secretario Francisco de Molina. No se toman cuentas. En las cuentas de 1603 aparece la compra de un manual (sacramentos). En la visita realizada por D. Sancho Dávila el 14 de enero de 1603, mandaba que el prior o cura predicase el evangelio o un artículo de la fe, todos los domingos o fiesta de guardar. Que el prior o cura y no pudiendo ellos el sacristán, enseñasen la doctrina cristiana el domingo por la tarde, llamando con la campana antes o después de vísperas. En 1607 se hace el sagrario, lo realiza Cristóbal Téllez, entallador, y costó 847 reales y 26 maravedís; el sagrario fue traído por dos mulas y dos hombres, a quines se pagó su correspondiente salario, por lo que debería ser de notables dimensiones. El actual data de los años posteriores a nuestra guerra civil y se construyó gracias a la generosidad del pueblo de Los Villares, que de forma desinteresada entregó sus joyas y ahorros para llevar a cabo su fabricación, hay constancia de una lista con la relación de donantes. El platero Tomás de Morales hizo un copón –relicario- para la iglesia, valorado en 515 reales. Para solemnizar el culto, en 1607 el obispo Dávila dio de limosna 65 reales y 4 maravedís para que se hiciese un órgano.

5

Julián Alcalde Liébana

Catequesis, recepción de los sacramentos, centralidad de la eucaristía…, y devoción a la Virgen, configuran los rasgos principales de la vida cristiana de los villariegos en este período.

Historia de la devoción a la Virgen del Rosario. Se va perfilando desde el siglo XV. En 1569, Pío V, en la bula Consueverunt, da una auténtica definición del rosario y fija su forma; dos años más tarde, en 1571, atribuye la victoria de las fuerzas navales cristianas contra superiores fuerzas invasores musulmanes al rezo del Rosario en toda la cristiandad, e instituye la fiesta Virgen María de la Victoria (luego Nuestra Señora del Rosario) para conmemorarla. Dicha fiesta fue extendida a toda la iglesia por Clemente XI en 1716, elevada de categoría por León XIII, y fijada el 7 de octubre. En ese contexto preciso se puede colocar el inicio de la devoción a la Virgen del Rosario en Los Villares. ¿Cómo llegó? Puede ser que del mismo Jaén, donde existía una cofradía del Rosario, relacionada con miembros de la oligarquía municipal: el caballero veinticuatro Hernando de Molina, testigo de un matrimonio en Los Villares, mandó en 1592 ser sepultado en la Capilla de la Virgen del Rosario, del convento de Santa Catalina Mártir, de frailes dominicos, de Jaén. Además, la fiesta del Rosario se celebró con solemnidad en Jaén desde el primer momento de su promulgación, y el 23 de marzo de 1585 el ayuntamiento de Jaén y el convento dominicano de Santa Catalina firmaron un acuerdo estableciendo las bases para solemnizar la fiesta de Ntra., Sr. Del Rosario, que se debía celebrar el primer domingo de octubre, en la iglesia del mencionado convento, con asistencia de la corporación municipal. También había una costumbre extendida de mandar celebrar las 15 misas a los misterios del Rosario, como hizo en el testamento que otorgó el 23 de noviembre de 1594 Catalina de Peralta. De esta misma época pueden ser las primeras noticias sobre la Virgen del Rosario en los Villares. Así, en el inventario que se hizo en 1602, con motivo de la visista del obispo D. Sancho Dávila, se señala la existencia de una imagen: ymagen de nuestra Señora con sus vestidos. Una ymagen de nuestra Señora del Rosario vestida, tiene una corona de plata nueba, un manto de tafetán blanco, un manto de ropa de tafetán carmesí… tres camisitas del Niño Jesús… De todos los quales dichos bienes el obispo mi señor hizo cargo a Thomás Rodríguez sacristán de la dicha parroquia y mandó los tenga en buena custodia y guarda como es razón…

6

Julián Alcalde Liébana

En 1618, en la rendición de cuentas, se pagaron 3 reales a Matías de Montoso de adobar las andas de nuestra Señora. En 1620, el visitador del cardenal Moscoso y Sandoval, D. Francisco Barquero Amado, ordenó que las imágenes de nuestra Señora o de otros santos que se ponen en los altares de bulto sean de talla entera para que así se escusen de bestirlas de bestidos profanos y así se cumpla con lo que manda el santo concilio de Trento. Pero, ¿se trata de la Virgen del Rosario? En el inventario que hizo el licenciado Blas Gil Lozano en 1620 nos da más pistas sobre la Virgen del Rosario: en el altar menor que había en el lado derecho de la iglesia se encontraba una imagen de vulto de la Virgen Santísima con su niño Jesús en los brazos…una corona de plata que tiene la imagen de la Virgen Santísima. Sin embargo, no había cofradía; en 1644 sólo aparece la cofradía del Santísimo Sacramento, que era obligatoria en todas las parroquias, mientras que ya existían en otras muchas parroquias las cofradías del Rosario. Hay que esperar a la segunda mitad del s. XVIII para que la devoción a la Virgen del Rosario encuentre en Los Villares un cauce asociativo: la institución de una cofradía. El contexto en el que esta cofradía aparece está muy determinado por la campaña de Carlos III por conseguir de la Santa Sede la declaración de la Inmaculada Concepción como dogma de fe. Ante la petición del monarca, Clemente XIII cursó el breve Quantum ornamenti el 8 de noviembre de 1760. En enero de 1761, Clemente XIII, igualmente a petición del monarca español, otorgó otro breve extendiendo y ampliando a todo el clero tanto secular como regular de los dominios hispanos el Oficio y la Misa de la Virgen en el misterio de su Inmaculada Concepción que usaba la orden franciscana. Esta medida se vio acrecentada mediante otro breve pontificio, fechado el 14 de marzo de 1767, facultado la celebración de la Misa propia de la Inmaculada todos los sábados en que no hubiera impedimento litúrgico. En la misma data, el Papa Rezzonico concedió igualmente que en la letanía lauretana se insertara la invocación “Mater immaculata” para todos aquellos que recitaran el Rosario en territorio dependiente de la Corona española. Así se colocaron las parroquias de las Nuevas Poblaciones bajo la advocación de la Inmaculada Concepción, y en ellas se fundaron cofradía del Rosario, como la creada por el beato fray Diego José de Cádiz, para encauzar y potenciar la devoción a la Virgen. En 1781 se aprobaron los estatutos de la Congregación y Compañía de Soldados Marianos del Santísimo Rosario. En el prologo de los estatutos se hace referencia a la devoción hacia la Virgen del Rosario que los 7

Julián Alcalde Liébana

fundadores de la cofradía habían heredado de sus antepasados: Nosotros, los de esta Villa de Los Villares, a imitación de nuestros mayores, siempre afectos a esta Serenísima Princesa con el honrosísimo título del Santísimo Rosario, cuyo hermoso simulacro veneramos en su vistoso altar, sito en esta parroquia… Los estatutos fueron aprobados por el licenciado D. José de la Mata Linares, provisor del obispo D. Agustín Rubín de Ceballos, y de ahí empezó su andadura esta cofradía, modificando sus estatutos en diversas ocasiones, como en el año 1929 y últimamente el 29 de enero del 1996 que son estos últimos los que están actualmente en vigor, y cuya redacción me cabe el honor de haber sido su autor. Se desconoce quien era el autor de la talla de la Virgen del Rosario que desgraciadamente fue destruida en agosto de 1936, la actual es de nuestro comprovinciano Jacinto Higueras, que con gran acierto tiene una calle con su nombre, que junto a la imagen del Nazareno fue tallada en el año 1940. Al principio hice referencia a la conexión entre pasado, presente y futuro., Hemos visto el pasado, estamos en el presente después de gozar de todo un Año del Rosario, pero siempre hay que mirar hacia el futuro. Pasado y presente del Rosario, devoción a la Virgen del Rosario. El Papa Pío XII llamó al Rosario “Compendio de todo el Evangelio”; Juan XXIII lo describió como “Evangelio de los pobres”; Pablo VI “Síntesis del Evangelio”; Juan Pablo II, en la carta apostólica Rosario Virgines Mariae ha invitado a retomar el rosario buscando sus raíces bíblicas, en sintonía con la liturgia e insertado en la vida cotidiana. Nuestro actual Papa Benedicto XVI en varias ocasiones se ha referido a la necesidad de invocar al Señor mediante el rezo del rosario. Si en esta vida cotidiana sabemos descubrir la presencia de Cristo vivo y presente en nuestra historia, será la mejor prueba de que nuestra devoción mariana es correcta y acertada. Como estamos celebrando una efeméride importante, también quiero reseñar que este año se cumplen el doscientos aniversario de la guerra de independencia y nuestro pueblo estuvo muy vinculado a esta a través de nuestro paisano Don Pedro del Alcalde, que fue famoso guerrillero contra el invasor de nuestra patria. Su figura fue ejemplo de la defensa de los valores de un pueblo acosado e invadido y su valentía fue reconocida por toda España. Quizás algún día tengamos que darle el homenaje y el reconocimiento que se merece en nuestra historia. Lo anterior es el pasado, han transcurrido cinco siglos desde nuestro nacimiento, ya somos mayores, ahora nos encontramos en el presente de nuestra historia, mirando los acontecimientos de nuestra época y pensado posiblemente en un futuro, cercano para algunos, y lejano para otros que 8

Julián Alcalde Liébana

Dios quiera sea halagüeño, y que se cumpla así lo que decía aquel buen santo San Francisco de Asís: “Comenzamos haciendo lo que era necesario, después lo que fue posible y de repente estaremos haciendo lo imposible”. Ahora estamos pasando página de nuestro pasado, que no podemos olvidar dado que de este pasado hemos adquirido nuestras raíces, nuestras características, nuestras costumbres, nuestra manera de ser y sobre todo hemos heredado un inmenso cariño a nuestro pueblo. Se desconocen muchas cosas de las ocurridas durante estos últimos siglos de la historia de nuestro pueblo, conocemos que pasaron cosas importantes que la tradición oral nos ha transmitido, pero que desconocemos otras que en su día no fueron impresas. Es una pena que se hayan borrado de nuestra historia acontecimientos importantes, esperemos que en tiempos venideros esto no ocurra, haciendo verdad el refranero español cuando dice que “lo que se aprende en la cuna siempre perdura”. Pero centremos nuestra atención en el hoy, en nuestras fiestas mayores en honor de nuestra Virgen del Rosario, Patrona de nuestro pueblo y Alcaldesa Mayor Honoraria del Excmo. Ayuntamiento, título este último que la Corporación Municipal tuvo a bien dedicarle en acuerdo plenario de fecha 28 de septiembre del 2000, por unanimidad de todos los concejales a petición de la cofradía. Decía al principio que pretendía volar sobre Los Villares para pregonar las bondades de nuestro pueblo, las características de sus gentes, su enclave, su riqueza y sus costumbres. Las personas de nuestro pueblo son sencillas, laboriosas, emprendedoras, con capacidad de darse a los demás, solidarias con las causas nobles y con los necesitados, responsables a la hora de tomar decisiones que afecten al colectivo, amantes de sus tradiciones (algunas se están perdiendo), de carácter agradable para su entorno, acogedoras para que el viene de fuera que siguen llamándole forastero pero que intimida de forma rápida con él ofreciéndole lo mejor de su casa y de su hacienda. En una palabra la forma de ser del villariego contiene todas las premisas de gente buena, de corazón sano y de fácil trato. El enclave de nuestro querido pueblo no puede ser mejor, estamos situados en un valle rodeado de las cuatro montañas que nos sirven de puntos cardinales, el norte con Jabalcuz que nos señala la capitalidad de nuestra provincia, necesitado de lluvia para ser productivo, pero agradecido cuando el cielo lo riega. Nuestro sur es la Sierra de la Pandera, poderoso 9

Julián Alcalde Liébana

macizo que compartimos con Valdepeñas, rico y abundante en agua, allí está Río Frío, manantial que da vida a nuestro pueblo, sus aguas riegan las pocas huertas que nos quedan pero si alimentan a nuestra población. Gracias a el nuestro pueblo está creciendo de forma muy significativa, dado que al clamor de sus aguas son muchas las gentes de la capital que se instalan a vivir de forma definitiva junto a nosotros o bien adquiere vivienda para disfrutar del frescor de su clima en los meses de verano. Aquí aprovecho para decirle al “forastero” que son bienvenidos y que deseamos que esta sea su casa. El este, donde sale el sol, fuente de la vida, la maravillosa mole de “Las Cimbras”, vigía permanente de los distintos avatares por los que hemos transitado en nuestra historia, con los famosos “cañones” atravesados por el río Eliche, pequeño río en extensión pero bravo y poderoso cuando los cielos retumban y el agua que transporta anega nuestros campos y deja sin sueño a los habitantes de los puentes en Jaén, ahora podemos atravesarlos y esperemos seguir haciéndolo en un futuro próximo y no quedar atrapado en las muchas redes que tienen proyecto de instalar, que el Señor y nuestra Virgen nos ayuden a evitar esa catástrofe. En dicho río se encontraba el “Molino del Diablo” posiblemente de la época de la Reina Juana, molino de cubo de forma octogonal que demuestra la inteligencia de los antiguos, frente a la barbarie moderna, palabras éstas últimas tomadas de nuestro comprovinciano Manuel Molinos. Y en el oeste el pequeño monte que conocemos como “Cerro del Viento”, que da nombre a ese vientecillo que nos hace tiritar de frío en los meses de invierno, pero donde sus tierras son ricas en su naturaleza, produciendo el ciento por uno, como nos dice el evangelio. Nuestra riqueza, como casi en toda la provincia, es el olivar. Olivar de secano con proyecto inminente de riego. Generoso a la hora de producir el fruto del trabajo desarrollado a lo largo de un año entero y que debido al reparto muy igualado entre cada uno de los villariegos hace que represente la principal fuente de riqueza y sustento para nuestros hogares. Mención especial de nuestra riqueza merece la artesanía del mimbre, los famosos “canastos”. De siempre, según nuestra historia, en nuestro pueblo se trabajaba la mimbre, la poca que existía en las riberas de los ríos, el apogeo y esplendor de esta actividad se produjo a partir de los años sesenta de nuestra era moderna, todo el pueblo se convirtió en un taller donde solo se escuchaba el sonido del corte de las tijeras, el murmullo de los artesanos y la música de la radio que amenizaba el trabajo. A esta industria del mimbre le debemos los villariegos, en parte, el progreso y riqueza de nuestro pueblo. Nuestro recuerdo más cariñoso a aquellos pioneros que nos iniciaron en el camino a seguir. En la actualidad perdura esta industria, aunque bastante mermada por la competencia de los chinos y su mano de obra barata. 10

Julián Alcalde Liébana

Nuestras costumbres son un gran crisol de elementos humanos y vivencias que a lo largo de estos cinco siglos de existencia de nuestro pueblo han hecho que seamos un poco distintos de otros lugares, nosotros hemos unido la tradición de nuestros antepasados a las circunstancias de los tiempos modernos, haciendo que el sentir de las gentes villariegas se plasme en costumbres y tradiciones difíciles de olvidar, sintiéndote atrapado en ellas, como nos dice el poeta García Márquez. Al referirme a ellas lo haré tal y como aparecen en las distintas fechas de nuestro calendario y veremos como la mayor parte de ellas han desaparecido de nuestro acervo cultural, y sentiremos nostalgia todos aquellos que de alguna manera las conocimos y las disfrutamos, ojalá rescatemos las buenas y desechemos las menos buenas. Mes de los santos con los preparativos de la próxima matanza del cerdo, los remiendos a los aperos para la inminente campaña de aceituna con la compra o confección artesanal de la vestimenta para la misma, acopio de materiales propios para irnos al tajo. Empieza el frío y las lluvias abundantes de aquellas épocas. La cena de la noche de los santos era y sigue siendo, gracias a Dios, noche de reunión familiar alrededor de la mesa, las gachas ricamente elaboradas por las mujeres villariegas eran y aún son manjar exquisito. Después de la cena a guardar la puerta para evitar que la gente menuda obstruyera la cerradura con las mismas. Navidades, un alto en el camino del ajetreo diario de la campaña aceitunera. Empiezan a sonar los villancicos, la aurora, vamos a adorar al Niño, y otros tantos tan bien conocidos, eran cantados en las casas, en los tajos y sobretodo en las calles de nuestro pueblo por pandillas de mozos y mozas y por familias enteras, padres e hijos, que recorrían al anochecer las distintas calles expresando con sus cantos alegres la proximidad del nacimiento del Hijo de Dios. Misa del gallo, misa de ruido pero misa de alegría. Vamos a sacar las pascuas, en la misma nochebuena y en la mañana de la Navidad, visitando los belenes instalados en distintas casas del pueblo, después el clásico paseo por la carretera hasta las tres cruces, algunas parejas atrevidas llegaban incluso los sifones que había a la altura del niño Cádiz y otras aún mas atrevidas llegaban hasta la calle Ladera. En enero San Antón, el refrán dice que pascuas son. Procesión con el santo donde cada niño portaba un animal para que fuera bendecido, cuanto crío y cuanto ruido, pero se disfrutaba con la participación. La víspera del santo se hacía por parte de la cofradía de Hermanos de San Antón en la plaza de nuestro pueblo una gran hoguera en la que participaban casi todo el pueblo. A lo largo de todo el mes y hasta la Candelaria en las distintas 11

Julián Alcalde Liébana

calles se encendían los famosos “chiscos”, donde se asaban las calabazas, las batatas, las rosetas que junto al vino era un bocado delicioso de aquella época y alrededor de los mismos se cantaban y se bailaban aquellos bailes de rueda por la juventud ávida de amistad y cariño. Después todos los “chiscos” terminaban igual, todos “efarataos” por las patadas de los mozos y con el posterior “tizoneo”. Otra tradición que se mantuvo hasta la desaparición de estas fiestas fue el popularmente llamado “cochinillo de San Antón”. Consistía en que un cerdo recorría las calles de la localidad para que fuera engordando por la caridad de los vecinos, y cuando estaba entrando en buenas arrobas, se rifaba y el producto de esta rifa iba a engrosar las arcas de la cofradía. Parte de este dinero lo empleaban los Hermanos de San Antón en celebrar una comida de hermandad el día del Santo. Estas fiestas desaparecieron a finales de los años 60 y principios de los 70, cuando las calles fueron tomadas por los vehículos a motor. La cofradía también desapareció y con ella la sana costumbre de la familia ganadera de la bendición de su ganado. Candelaria. La Virgen del Rosario sale en procesión, igual que se hace ahora, con la diferencia en que antes se procesionaba por la mañana, por aquello de que la Virgen salía a misa en acción de gracias por su maternidad a fin de su purificación. Se llevaba dos pichones, dado que la Virgen era pobre y en aquellos tiempos era la ofrenda más humilde. Carnaval. Existían en la antigüedad de nuestras costumbres. Desaparecieron en el año 1939 y se volvieron a recuperar a partir de la llegada de la democracia a nuestro país. Invierno de bailes de rueda, en Jaén le llaman melenchones, en casas particulares con normalidad en el portal de la casa en los domingos y festivos. Coplas picantes y atrevidas, para aquella época, donde nacía la picaresca hacia el pretendiente. En el baile se producía el tan deseado ceñir a la moza, costumbre poco arraigada en aquellas fechas donde la vigilancia materna era casi pretoriana. Semana Santa. Todo prácticamente igual que ahora con algunas variantes que se han perdido y que tenían un sabor especial. El jueves santo la Iglesia estaba toda la noche abierta. Se hacía guardia al Santísimo por parte de su hermandad, el pueblo en general y según la tradición muy antigua también por parte de los soldados marianos del Rosario. La madrugada del jueves Santo se realizaba las “estaciones”, que consistían en salir rezando por las distintas calles donde estaban ubicadas hornacinas con la imagen del Crucificado. También la madrugada del Sábado Santo se bajaba a las tres cruces, allí existía una cruz, se rezaba el Vía Crucis al bajar y cánticos al Espíritu Santo al subir camino de la Iglesia, donde eran recibidos por el párroco para oficiar la misa solemne de la Resurrección del 12

Julián Alcalde Liébana

Señor. Se tocaba a gloria, algunas autoridades disparaban tiros y la gente mozos daban palos a las puertas de las casas para ahuyentar al diablo. Se recogía con un cacillo agua bendita en un habitáculo con verja que había entrando a la derecha en la Iglesia, donde hoy están las escaleras del coro y esa agua se esparcía por los distintos rincones de las casas, también para que el diablo, que había sido vencido con la Resurrección del Señor, desapareciera de nuestras casas, después a comernos el hornazo en la Era la Niña. El domingo de Resurrección había baile en el salón de Juan Miguel, todo un acontecimiento, dado que eran pocos los días que había bailes y se esperaban las fiestas con ilusión. La carraca era la campana para anunciar la hora de los distintos oficios, estaba el Señor muerto, desde el jueves al domingo. Día del Corpus. Día importante dentro de nuestra comunidad villariega, por aquello de que “hay tres jueves en el año que relumbran más que el sol, jueves santos, corpus cristis y el día de la ascensión”. En algunos años había baile en el salón de Juan Miguel, circunstancia importante para los jóvenes. San Juan Bautista. Esta cofradía era muy parecida al río Guadiana, pues aparecía y desaparecía con cierta frecuencia. Al igual que ahora los cofrades que la formaban eran amigos de manifestar su cariño al patrón de nuestro pueblo mediante fiestas y diversión. En la actualidad esta cofradía se encuentra totalmente consolidada. En este vuelo en el recuerdo de aquellas tradiciones y costumbres llegamos al plácido verano, caluroso de día y fresquito en sus noches. Se acabó el colegio, los crios a jugar todo el día en la calle, no había tantos vehículos, los juegos los normales, a pídola, carne, a la pita, al esconder, al trompo, a las bolas, etc. Aprieta el calor, nada más fácil que un baño en los distintos chilancos de la localidad, el palo, romanso, la presa, y otros. Pantalón de baño, no había tantos en aquellas fechas, había por tanto dos soluciones, una el calzoncillo al revés y otra sin calzoncillo. Las niñas no tenían acceso a los chilancos, por aquello de que eran mujeres. Las tardes para pasear y bajar a la huerta de San Juan de Dios a comprar moras a la Palita en un cartucho hecho de hoja de higuera, después a dar vueltas por la calle donde vivía tu arrondaora y con un poco de suerte verla, hablarle y nada más, cualquier otra cosa era prohibitiva. Las noches de verano era tertulia en las puertas de las casas, donde se reunía la vecindad para comentar los asuntos del día, hacer participes a los vecinos de los acontecimientos familiares tanto los buenos como los malos. También de cuando en cuando en aquellos veranos salíamos de serenata, con parada ante la casa de la arrondaora o novia, previa preparación de las canciones 13

Julián Alcalde Liébana

en las afueras del pueblo acompañados de guitarra, damajuana y chorizo. Las serenatas se hacían con mucho orden, pues de lo contrario nos encontrábamos siempre con los municipales Cobo o Juan Luis que con mucha amabilidad nos indicaban el camino de nuestras casas, a pesar de contar con la autorización de D. Emilio Cabrera, alcalde por aquellas fechas. Y por fin llegamos, en este caminar por las costumbres, a nuestras queridas y ansiadas fiestas mayores, comúnmente conocidas en aquella época como “el día del Rosario”. Como preludio a las fiestas veíamos el hermano mayor de la cofradía de la Virgen junto a otros cofrades pedir de casa en casa para sufragar los gastos de originaban la fiesta religiosa, también se desplazaban a los cortijos, con un boriquillo, a pedir trigo u otros cereales que vendían para obtener ingresos. Mozas y mozos se desplazaban a Jaén, en los distintos medios de locomoción, pocos vehículos y muchos animales, para adquirir aquel famoso “traje del día del rosario”. Las muchachas casaderas tenían que estar guapas por aquello de encontrar un buen marido, única finalidad de la mujer villariega de aquella época. Llegaba la víspera, se repartía el programa de feria que se componía de una sola hoja, ahora parece un libro. Ese mismo día mi cuñao Pablito cogía su baúl y su colchón y con cara de pocos amigos se iba al internado de su colegio. Yo tenía más suerte, mi colegio, en Valladolid abría el día diez, por lo tanto no me perdía las fiestas. Como anécdota, un año me fui la víspera con mi cuñao, él estaba ya en Madrid, al llegar a Valladolid mi colegio estaba en obras y abría el día quince, solución volver a coger el tren y vuelta a Los Villares. Al pasar por Madrid a ver a mi cuñao, yo creo que siempre fuimos cuñaos, al verme de nuevo, nos habíamos despedido el día anterior, pensó que me habían echado del colegio, le expliqué las causas y mi ilusión de estar en las fiestas de mi pueblo. Un año, fue en 1958, mi cuñao pudo quedarse en las fiestas, con tan mala suerte que el dia 9 de octubre de aquel año el Papa Pío XII murió y se suspendieron todos los festejos y por supuesto el baile. Víspera de fiestas, doce horas, disparo de cohetes, elevación de globos y fantoches, como rezaba en programa, y desfile de gigantes y cabezudos. Cabezudos eran dos, uno con cara de indio o diablo y el otro con cara agradable que le llamábamos “la pepona”, ambos portaban una vara de olivo para hostigar a la gente menuda. Eran cabezudos muy osados, 14

Julián Alcalde Liébana

pues se daba el caso que el niño, con su miedo encima, entraba en su casa y se metía debajo de la cama, el cabezudo le seguía hasta su escondite. Noche de la víspera con sus fuegos artificiales instalados en la plaza, varias tandas de cohetes y cuatro o cinco rueda que al arder daban vueltas e emitían destellos y ruidos. Nada más, pues la víspera, que pena, no había baile. Las atracciones o caballicos se montaban en la plaza, después en la calle Huerto de la Virgen, constaban de voladoras, noria (conocida como subibaja), caballitos y columpios (también le llamábamos barcas). Todas, por supuesto, eran manuales al mando de su dueño Aguayo y a la voz de “queréis más”. Se instalaba también en la calle del Arroyo las consabidas casetas del turrón y la caseta-bar de nuestro comprovinciano Valderrama. Hoy no hay casetas portátiles, pero si nuestra querida “feria de día”. Espacio de tiempo, antes inactivo dado que no había actividad alguna hasta la programación de la tarde, y ahora superactivo que nos ocupa y entretiene toda la mañana y parte de la tarde. Por cierto y con falsa modestia por mi parte, os diré que me cabe la satisfacción de haber sido el inventor de la feria de día, junto a mi cuñao Pablo y a Ángel Ruiz. Aquel año había estado en la feria de Málaga y viendo como era allí y en calle Larios aquella explosión de alegría y fiesta pensé que en mi pueblo y en la calle del Arroyo, con toldos, bares y música sería muy bonito. Expuse esta idea a los antes mencionados que a su vez se la indicaron a Pepe el de Roquer que junto a otros la echaron a andar. Pero volvamos a nuestra fiesta. Día 7, día grande, día de la Virgen, día de nuestra Patrona, y empieza con la diana floreada, así lo anunciaba el programa de fiestas, empiezan a sonar los cohetes junto al reparto de la copita de anís, para matar el gusanillo, la banda de música, al principio de nuestro pueblo llegó a tener hasta dos bandas, después y durantes muchos años la municipal de Jaén, al frente de la misma su director, gran músico y gran amigo de los villariegos, el maestro D. José Sapena con innumerables obras musicales en su haber. Como vínculo especial a nuestro pueblo, llegó a interpretar nuestro querido “Dios te salve Maria”, que cantamos en la procesión de los domingo de octubre. En la actualidad tenemos una gran banda de música villariega, quiera Dios que dure muchos años, desde aquí felicito a todas aquellas personas que lo están haciendo posible. Después, y siguiendo el programa, vistoso desfiles de alabarderos y escopeteros de la Cofradía del Rosario en su recogida de hermanos y 15

Julián Alcalde Liébana

autoridades para dirigirse a la Iglesia, entonces no había mises y por cierto muy guapas como son las de ahora. Fiesta religiosa en honor de nuestra Santísima Virgen del Rosario, oficiada por el párroco de la localidad y en algunas ocasiones el predicador era un orador de reconocido prestigio o un sacerdote de la localidad. Salir de misa, y admirar el volteo de la bandera que realizaba en plena calle unos de los cofrades más antiguos comiera “Juanico el de las Olivillas“, después paseo por la calle del Arroyo, desde la calle Solana hasta la Fuente con nuestro trajes nuevos, el dinerito ahorrado en los meses previos a las fiestas mediante horas extras, fiesta de la banderita, entonces para la cruz roja y una caña de cerveza, escasa en aquellos tiempos, y unos vinitos y en la mañana para de contar. Los hermanos de la Cofradía se iban a celebrar la comida de hermandad, pues como me decía nuestro buen amigo y cofrade José Siles, si a las cofradías le quitamos la comida nos quedamos con el garrote. Aprovecho la ocasión, ahora que lo he mencionado, para testimoniarle mi agradecimiento a su enseñanzas en el buen hacer en favor de la Cofradía de la Virgen del Rosario en el tiempo que estuve al frente en la administración y gestión de la misma, sin cuyo apoyo y aliento no hubiera sido posible realizar las obras de restauración y embellecimiento de la imagen, así como en engrandecer y consolidar la devoción popular a nuestra Virgen. Por la tarde se celebraba la tradicional corrida de cintas a caballo en la calle Huerto de la Virgen, por supuesto no estaba asfaltada y no había vehículos sobre las aceras. Cada caballista pretendía coger la cinta bordada por la novia, pues era ésta la que se la imponía en el cuello, acto serio e importante. Tarde noche del primer día de feria, la Virgen del Rosario está en la calle, la acompañan sus cofrades, sus alabarderos y escopeteros, el párroco y monaguillos, autoridades y pueblo en general, por supuesto la banda de música, que ha comido en el banquete de hermandad . Al pasar por la calle del Arroyo, los puestos de turrón le echan peladillas a la Virgen en señal de cariño. En las filas de la procesión van muchas personas descalzas cumpliendo la promesa que en su día hicieron a la Virgen. Se ven muchos villariegos que no viven en el pueblo, en su día tuvieron que marcharse para conseguir trabajo y una vida mejor, pero son fieles a su Virgen que un día los vio nacer, que llevaron en su pecho, en forma de escapulario un trozo de manto de la Virgen, cuando se fueron a cumplir en servicio militar los varones y que sus madres o novias cosían en su ropa interior.

16

Julián Alcalde Liébana

Quiero también en este momento expresar la gratitud de un pueblo de bien, como es el nuestro, hacia estos hermanos nuestro que emigraron en aquellos tiempos difíciles, que no olvidaron sus raíces, que no olvidaron a sus seres queridos ni a las costumbres que mamaron en el seno de sus madres, que no olvidaron a su Virgen y que hicieron verdad la frase de un gran santo que decía: “Nunca un ser humano tiene tanta grandeza y dignidad que cuando llora por amor”, y vosotros habéis llorado en la lejanía y sobretodo cuando llegaba el día del Rosario. Que Dios y la Virgen os bendiga y proteja siempre. En esa procesión, igual que los domingos de octubre se cantan las coplillas a la Virgen, las estaciones del rosario y el ramillete, todas ellas conocidas y entonadas por todo el pueblo. Y después de la procesión, todo al baile, en aquellos tiempos del recuerdo solo había uno, lo organizaba el Casino, una agrupación de socios particulares. El sitio, cualquiera era bueno, con normalidad en el patio de alguno de los molinos de aceite, Virgen del Rosario o San Isidro. Una pista de bailes adecentada con cemento, rodeada de una barandilla de madera y en el centro el famoso “palo”, lugar donde los novios se dirigían durante el baile a fin de darle un achuchón a la novia y no ser visto por las suegras o carabinas que se situaban sentadas en alrededor de las mesas en la periferia de la pista. Por estos bailes pasaron artitas famosas, como Lola Flores, Isabel Pantoja y Rocío Jurado entres otras. Los siguientes días, misa de difuntos de la cofradía y cambio de cargos y refresco del entrante. En la plaza se instalaba un palo de la luz debidamente engrasado, al final del mismo una gallina. Varios mozos intentaban atraparla sin conseguirlo, al final alguien la atrapaba, la necesidad era grande por aquellas fechas. También se instalaban cucañas para los más pequeños. Feria de ganado el segundo día, también se ha perdido, el vehículo a motor los ha desplazado. Tiro al plato, siempre ganaban los mismos, no existían tantas escopetas ni tiradores como ahora. Bailes el segundo y tercer día de feria. Y el último día y temprano, al siguiente se tenía que trabajar, la gran traca, bueno de grande tenía poco, pero hacía bastante ruido. Y estos son mis recuerdos que he querido compartir con todos vosotros en este año que conmemoramos nuestro nacimiento como pueblo. Estas han sido mis vivencias como villariego desde mi niñez y uso de razón hasta nuestros días. Este es el trayecto en el tiempo que he recorrido a través de las costumbres villariegas que nos definen como un pueblo.

17

Julián Alcalde Liébana

Antes de terminar quiero expresar mi gratitud y cariño a mi familia que de forma eficaz me impregnaron el amor hacia la Virgen del Rosario, mi recuerdo a mis padres que me dieron la vida, a las personas que me cuidaron en mis primeros pasos, en especial a Mamaloles y mi tía Micaela, a todos los vecinos de la calle Huerto de la Virgen que le ayudaron en mi crianza en aquellos tiempos difíciles. A mi esposa e hijas el testimonio de mi cariño y el reconocimiento de mi gratitud por cuanto afecto y ternura recibo de ellos. Quiero extender mi agradecimiento a todas aquellas personas que, de alguna manera, han hecho posible mi realización como hombre, que gracias a sus consejos me sirvieron de ejemplo para alcanzar una madurez en edad y creencias, a todo ellos el recuerdo emocionado de mi lealtad y cariño. No quiero concluir sin deciros los feliz que me siento en estos momentos junto a todos vosotros, tal vez por ello me atrevo a pediros que os esforcéis en ser felices, en compartir el pan y la sal con los necesitados, a que pongáis vuestro granito de arena en conseguir la prosperidad y engrandecimiento de nuestro pueblo, en hacer prosperas las obras de vuestras manos, como dicen los salmos, a olvidar esas pequeñas rencillas que alguna vez existieron, pues como dice un proverbio inglés “cuando apuntas con un dedo, recuerda que tres te están señalando a ti”, en una palabra en conseguir la armonía y la paz de corazón que las buenas obras hacen anidar en el alma de la persona humana la conciencia de ser hijos de Dios. De nuevo reitero mi agradecimiento a la señora Alcaldesa por elegirme pregonero de nuestro pueblo y tener la posibilidad de ensalzar la nobleza y altura de bien de las gentes villariegas. Ya si termino, que pasemos unas muy felices fiestas en honor de nuestra patrona, que Ella nos proteja siempre bajo su manto y que en estos días reina solo la sencilla diversión. Y para finalizar os pido que gritéis conmigo: Viva la Virgen del Rosario Viva el pueblo de Los Villares

18

Julián Alcalde Liébana

19

Related Documents

Pregon
April 2020 0
Pregon De Paco Lavela
August 2019 2
Pregon Pascual Salesianos
October 2019 5
Pregon De Lectura
June 2020 0
Pregon Pascual Salesianos
October 2019 8