Pregon De Lectura

Buenos días a todos en esta soleada mañana albayzinera. Rodeados de cal y barro, de rosa y jazmín, de sol y calor, de Alhambra y Albayzín. Estamos convocados hoy en este “segundo encuentro de jóvenes lectores” para hacer una defensa de la lectura. Por que sí, estamos convencidos de que la lectura puede hacernos mejores, más libres y más felices. Puede obrar verdaderos milagros... como la transformación de un modesto hidalgo manchego llamado Alonso Quijano en el valeroso caballero andante Don Quijote de la Mancha, uno de los personajes más adorable, generoso e ingenuo de la literatura universal. El loco don Quijote víctima de la locura de leer. Ahora bien, "...si realmente es cierto que con lectura se ha vuelto loco entonces tendremos que reconocer que ha elegido la mejor forma de convertirse en loco. Y locos por leer estamos nosotros. “La poesía es la casa de la vida”. Esta frase de Mario Benedetti podría servirnos perfectamente para definir lo que es la lectura. Una casa en la que son posibles las cosas más insospechadas. Cada libro es una puerta, un pasadizo que nos comunica con lugares y mundos llenos de atractivos pero también de peligros. Y leer es como viajar por esos mundos: disfrutar de sus dones y enfrentarse a la incertidumbre de lo que desconocemos. El mundo de los libros no es diferente a ese País de las Maravillas que visitó Alicia y leer, como hizo ella, es irse detrás del Conejo Blanco. Un país lleno de locuras, peligros e incitaciones diversas, en el que no se sabe lo que realmente nos puede suceder, porque los libros no han sido escritos para tranquilizarnos, sino para agrandar nuestra vida. ¿Y cómo lo consiguen? Enseñándonos a amar nuestro propio ser, el ser del otro y el ser de nuestro mundo. Recordemos la inútil intención de aquel emperador del Japón que ordenó a sus consejeros que hicieran una biblioteca portátil, con libros que contuviesen una antología de los versos más hermosos dedicados a los paisajes y seres del mundo y también a los paisajes interiores del alma. Los consejeros del emperador empezaron esta recopilación, pero pronto descubrieron que los pájaros, los insectos, las estaciones, los sentimientos, exigían una nueva clasificación. La especialización se fue haciendo poco a poco cada vez más rigurosa, la clasificación más metódica, con divisiones, subdivisiones y jerarquías para cada familia vegetal, para cada orden zoológico, para cada color del alma. Aunque la brevedad orientaba su tarea, no pudieron los consejeros del emperador reprimir el impulso de dedicar una antología al escarabajo, otra al abanico, otra más a la rosa, y al reflejo del sol en un estanque, y al nenúfar de ese estanque (de cada estanque), y así hasta el vértigo de lo infinito. El emperador nipón aprendió que tratar de contener las palabras en una biblioteca esencial era una tarea tan inútil como tratar de abarcar el agua del mar en un hoyo excavado en la arena. Por eso debemos crear nuestra propia biblioteca. Una biblioteca que crezca cuando nosotros crecemos, que aumente como aumentamos nosotros con la edad de modo que nuestra biblioteca sea nuestra vida, porque nuestra vida es nuestros libros que leemos o que poseemos. Por eso, si no preguntamos “¿Se puede recuperar, en estos tiempos, la magia de la lectura?”. Para que así fuera nuestra biblioteca debería convertirse en un lugar mágico, contradictorio, dominio de la realidad y la irrealidad, de la fantasía. Hay dos formas de percibir una estantería llena de libros. Una es torpe y superficial: sólo ve libros. Otra, en cambio, es más profunda y, como todo lo profundo, poética. Lo que ve es el contenido de los libros, la convivencia se seres especiales y fantásticos, unidos por excepcionales conexiones: los poetas que cantan a las pequeñas cosas y los filósofos que cantan a las grandes cosas. ¿Acaso no son Harry Potter y don Quijote dos casos de encantamiento y de magia?

Poema de Gloria Fuertes

Cuando la memoria se muere, nace el olvido Cuando el árbol se muere, nace el papel. Cuando la paz se muere, nace la guerra. Todo esto nace porque el hombre lo hace. Cuando la noche se muere, nace el día. Cuando la tristeza se muere, nace la alegría. Cuando la Luna se muere, nace el Sol. Todo esto nace porque lo hace Dios.