Haciendo uso de la hermenéutica reflexiona sobre el posmodernismo en las diversas expresiones de la cultura. La modernidad sustentó ideológicamente al viejo paradigma industrial avanzado con sus ideas de Progreso, Futuro y Razón. Una vez que el concepto de progreso fue puesto en cuestionamiento arrastrando con ello la idea de Futuro y la razón se desmoronó, el entorno cultural de la modernidad se encontró herido de muerte. La esfera del pensamiento, el arte y la cultura comenzó entonces a edificar un nuevo marco conceptual que diera respuestas coherentes a los cambios convergentes que en otros planos de la sociedad se estaban produciendo. Prueba de ello es que el cambio cultural precedió en el tiempo a los cambios sucesivos de la economía, de la política y dela sociedad, como si fuera necesario primero generar una atmósfera diferente para insertar las transformaciones sin perder coherencia, sin que esas variantes esenciales es que se producían pudieran resultar refractarias al sentir general. La idea es que sin ese marco conceptual nuevo que se comenzaba a producir entre la gente los cambios en los otros planos hubieran resultado de difícil aceptación. Cómo imaginar, por ejemplo, la posibilidad de un derrumbe del Estado de Bienestar si aún prevaleciera el concepto de razón que nos habla de la necesidad de ordenar la sociedad desde una perspectiva humana. Cómo imaginar la caída del concepto de solidaridad social si todavía se creyera en los beneficios del bien común. Cómo imaginar la prioridad de la economía sobre la política cuando aún era posible sostener el profundo significado de la comunidad racionalmente ordenada. Cómo imaginar un mundo en el que se acabaran las utopías sociales si permaneciera vigente el concepto de progreso. Cómo imaginar la prioridad que la gente le otorga al “ahora y ya” si permaneciera viva la idea de futuro, cómo imaginar a la libertad individual en lo más alto del podio de los valores si todavía se aceptaran los marcos estrictos de la norma institucional. En definitiva, cómo imaginar las transformaciones sociales, políticas y económicas producidas a partir de los años setenta sin un cambio sustancial previo del marco conceptual de la sociedad en general. Un Nuevo Paradigma necesita sin duda un nuevo esquema de pensamiento, y tras la crisis de la modernidad a ese nuevo esquema se le ha llamado posmodernidad. Describir la posmodernidad es también describir al Hombre que vive dentro de esta atmósfera cultural, el Hombre Posmoderno es en definitiva el habitante integrado al Nuevo Paradigma. Robert Lifton caracteriza a la generación del siglo XXI como seres “proteicos”. Crecen en barrios cerrados, se atienden en prepagas médicas, compran on-line, acostumbran a acceder a la información, solo prestan atención unos instantes, son menos reflexivos y más espontáneos. Piensan en sí mismo como intérpretes más que como trabajadores, y quieren que se les considere antes su creatividad que su laboriosidad. Han crecido en un mundo de empleo flexible y están acostumbrados al trabajo temporal. Sus vidas están menos asentadas y son más provisionales que las de sus padres. Son más terapéuticos que ideológicos, y piensan más con imágenes que con palabras. Son menos racionales y más emotivos. Para ellos, la realidad es Disney World y Club Med, consideran el centro comercial su plaza pública, ý para ellos es igual soberanía del consumidor que democracia. Pasan tanto tiempo con personajes de ficción que forman parte de su vida. Sus mundos tienen menos límites y son más fluidos ya que han crecido con el hipertexto. Tienen una percepción de la realidad más sistémica que lineal. Tiene poco interés por la Historia, pero están obsesionados con el estilo y la moda.
Bibliografía: http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/galvez54.pdf http://www.ugr.es/~pwlac/G10_05Jesus_Nebreda_Requejo.html http://www.ehu.eus/zer/hemeroteca/pdfs/zer10-03-bisbal.pdf https://es.pdfcoke.com/doc/53489767/CULTURA-POSMODERNA http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/blog/images/trabajos/4890_16070.pdf