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INDICE • Presentación ………………………………………………………………………………………………..….pag.2 • Dedicatoria…………………………………………………………………………………………………..….pag.3 CAPITULO I CUENTOS 1.1. El puku puku y el gallo…………………………………………………………………………………………..pag.6 1.2. El zorro que fue al cielo …………………………………………………………………………………………pag.7 1.3. Los tres jóvenes perezosos……………………………………………………………………………………….pag.9 1.4. Los músicos y el canto……………………………………………………………………………………………pag.10 1.5. Q´ota anchancho………………………………………………………………………………………………….pag.11 1.6.Tayta cazeres y los niños ………………………………………………………………………………………… pag.12 1.7. El toro encantado………………………………………………………………………………………………… pag.13 1.8. El terror de los puentes ………………………………………………………………………………………….. pag.14 1.9. La laguna de paca …………………………………………………………………………………………………pag.15 1.10. La dama y el viajero ………………………………………………………………………………………….… pag.16 CAPITULO II MITOS 2.1. Wayna y kailila ( joven y sapo) ……………………………………………………………………………… pag.17 2.2. El condor y la pastora ………………………………………………………………………………………… pag.19 2.3. La luna y el sol ……………………………………………………………………………………………….. pag.20 2.4. El zorro y Santiago……………………………………………………………………………………………. pag.21 2.5. El origen del lago Titicaca …………………………………………………………………………………… pag.22 2.6. El mito del cóndor ……………………………………………………………………………………………. pag.23 2.7. El condenado …………………………………………………………………………………………………..pag.24 2.8. El origen de Huancayo …………………………………………………………………………………………pag.25 2.9. Mundo fantástico ……………………………………………………………………………………………... pag.26 2.10. La laguna de paca………………………………………………………………………………………….… pag.27 CAPITULO III FABULAS 3.1. El pavo real y la Grulla ………………………………………………………………………………………… pag.28 3.2. La naturaleza de la mente ……………………………………………………………………………………… pag.29 3.3. La rosa y juan ………………………………………………………………………………………………….. pag.30 3.4. Sobre el matrimonio……………………………………………………………………………………………. pag.32 3.5. El águila y el escarabajo…………………………………………………………………………………….….. pag.33 3.6. El elefante y el león ……………………………………………………………………………………………. pag.34 3.7. La cigarra y la hormiga ………………………………………………………………………………………… pag.35 3.8. La zorra y el cuervo…………………………………………………………………………………………….. pag.36 3.9. La liebre y la tortuga……………………………………………………………………………………………. pag.37 3.10. La liebre y las ranas …………………………………………………………………………………………… pag.39 CAPITULO IV ADIVINANZAS……………………………………………………………………………………………. pag.40-41 4.1. La cucaracha 4.2. La rana 4.3. El caracol 4.4. La lagartija 4.5. El cangrejo 4.6. El murcielago 4.7. La araña 4.8. El búho 4.9. El cienpies 4.10.El hipopotamo 4.11. Letra M
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4.12. Letra A 4.13. Letra T 4.14. Letra R 4.15. Letra L 4.16. El abecedario 4.17. Letra S 4.18. Letra Ñ 4.19. El sol 4.20. El Cielo CAPITULO V TRABALENGUAS……………………………………………………………………………………………. pag.42-43 5.1. Por los mares 5.2. En un juncal 5.3. Si la bruja 5.4. Papá 5.5. Ahí donde 5.6. Es amor 5.7. Como quieres 5.8. Mi mamá 5.9. El cielo 5.10. Lenguas 5.11. Trapecistas 5.12. Si sansón 5.13. Me quieres 5.14. Bosque 5.15. Roedores 5.16. El hipopótamo 5.17. El cielo 5.18. Yo te quiero 5.19. Paco 5.20.Pablito
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Cuentos El PERRO ASTUTO Habia una vez una persona con un perro q lo querria mucho hasta q se fueron a la Selva y al perrito no le gustaba asi, que se escapo y vio a una pantero, al verla se asusto ya que al verla, la pantera salio a toda carrera y piensa que se lo van a devorar, piensa rápidamente que puede hacer. Ve un monton de huesos de un animal muerto y se pone a morderlos. Cuando la pantera esta a punto de atarcarlo, el perrito dice en voz alta ¡uah¡¡ “Que rica estaba esta pantera que me acabo de comer”. La pantera lo escucha y frenando se seco gira y huye despavorida pensando “!Eseperrito casi me come a mi también¡”. Un Mono que andaba trepando en un árbol cercano y que había visto y oído a toda escena, sale corriendo tras la pantera para contarle como lo había engañado el perrito. EL perrito alcanza a oír al mono chismoso. Después que el mono cuenta a la pantera la historia que vio, esta muy enojada le dice “subete a mi espalda y busquemos al perro a ver quien se come aquin se come a quien” y salen corriendo en busca del perrito . El perrito ve a los lejos que vuelve la pantera , pero ahora con el mono chismoso encima. “Y ahora ¿Qué hago?” , se pregunta, y en lugar se salir corriendo se queda sentado dándoles la espalda como si no hubiera si nos hubiera visto. Cuando la pantera esta a punto de atacarle , el perrito dice: ¡Pero que mono tan tonto! ¡hace media hora que lo mande a conseguirme otra pantera y no aparece!. Al pasar el rato el perrito lleno de miedo ya que no tenia mas ideas para librarse de los depredadores, encuentra el camino a casa el dueño tan feliz de verlo le dice que tal mi perrito ya que puede con todos los depredadores
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ZORRO QUE FUE AL CIELO Dicen los achachilas que cierta vez el zorro se encontraba al lado de un río y melancólicamente observaba las imágenes que reflejaban sus aguas. Se veía a gente bailando, bebiendo y riendo. ¿Qué pasaba? Las aguas del río no hacían más que reflejar la algarabía que allá arriba se vivía: en el cielo estaban de fiesta. El zorro, que andaba cabizbajo y pensativo, no se dio cuenta que un cóndor había bajado a tomar agua. Al verlo se le ocurrió una gran idea. - ¿Qué pasa amigo tiwula? – preguntó el cóndor. - Es que quiero ir a la fiesta que hay arriba en el cielo y sólo, no puedo. ¿Por qué no me llevas tata condori? – dijo el zorro. El cóndor aceptó de buena gana el pedido del zorro y le dijo que se montara en su espalda. Volando hacia las alturas llegaron al cielo y se unieron a la fiesta. Comieron bastante, bebieron y se divirtieron. Al cabo de un rato el cóndor buscó al zorro que andaba perdido entre tanta gente alegre y le dijo que ya era hora de volver. El zorro, entusiasmado con el festín, no quiso regresar y se quedó allá arriba. Cansado de esperar, el cóndor retornó sin su compañero a la tierra. Acabada la fiesta, el zorro, que se había quedado solo, se fue de visita a la casa de una estrella. Como todavía tenía hambre, la estrella le alcanzó una olla de barro y le dio un granito de cañihua para que se hiciera una mazamorra. El zorro miró el grano con desconcierto y pensando que eso no iba a ser suficiente le dijo a la estrella: - Pero ¿cómo va a alcanzar un solo grano de cañihua para los dos? Eso no alcanza ni para mí. Y sin que la estrella se diera cuenta, rápidamente aumentó diez granos más a la olla. Así comenzó a preparar su mazamorra de cañihua mientras se le hacia agua la boca. El zorro contento seguía en la tarea de remover la mazamorra que estaba casi a punto. De pronto la olla comenzó a rebalsar y la mazamorra chorreando, chorreando fue a dar al suelo. Como el zorro andaba muerto de hambre se puso feliz a lamer lo que caía de la olla y casi sin descansar trataba de comérselo todo. Pero la alegría pronto se convirtió en angustia pues la olla seguí rebalsándose y la habitación se iba llenando de cañihua sin que el zorro pudiera hacer nada para detenerla. La estrella al ver su casa llena de mazamorra se puso muy enojada y colérica y a gritos le dijo al zorro: - ¡Zonzo nomás siempre habías sido, tiwula! ¿Por qué has aumentado más cañihua? ¿Acaso no te había dado suficiente? ¡Ahora todito te lo vas a tener que comer! El zorro, arrepentido y triste por su desgracia, se angustió más aún y, no pudiendo hacer nada, pensó que lo único que le quedaba era regresar a la tierra. Entonces se ató a una soga y fue donde la estrella a suplicarle que le ayudara a bajar. La estrella aceptó ayudarlo y sujetó la soga para que el zorro pudiera bajar. Camino a la tierra y cuando escasamente le faltaban diez metros, el zorro vio a un loro que volaba frente a él y, liso como era, sin más ni más, lo insultó diciéndole: - ¡Loro lengua de papa! - ¡Loro lengua de chuño! - ¡Yo te puedo matar!
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El loro lleno de furia por los insultos del zorro, comenzó a picotear la soga por la que éste descendía. Al ver que la soga se rompía, el zorro comenzó a gritar fuertemente diciendo: - ¡Extiendan un frazada suave! - ¡Extiendan una frazada rosada! - ¡Miren que vengo del cielo! Los desesperados gritos de zorro fueron vanos. Nadie los escuchó. A gran velocidad cayó en medio de duras rocas y su panza repleta de mazamorra se reventó. Con la caída la cañihua se esparció por todas partes. Cuentan los achachilas y awichas (abuelos y abuelas)que fue así como apareció este alimento en el altiplano.
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LOS TRES JÓVENES PEREZOSOS Cuentan que, en una comunidad vivía una mujer con sus tres hijos, ella ya era anciana no podía trabajar la chacra y cada vez más sus alimentos que había guardado estaba escaseando. Un día cuando ya comenzaba la época de la siembra, la mujer a sus hijos les dijo: vayan a barbechar la tierra para sembrar papas, ellos dijeron: si mamá; entonces esa mañana se fueron hacer la chacra llevando su fiambre. Pero ese día no habían hecho nada los tres hermanos. En la época de la siembra les dijo: que vayan a sembrar, ellos dijeron si mamá, la madre les puso buen fiambre y los jóvenes en la parcela donde deberían de sembrar se dedicaron a jugar y se echaban. Así ellos engañaban a su pobre y triste madre. Luego llegó la época de la cosecha y la madre les ordenó que fuesen a escarbar papas nuevas, y ellos se fueron a la chacra, escogieron las mejores matas de la chacra ajena, y llevaron la papa para que cocine la madre, su madre se sintió muy contenta porque sus hijos llevaron papas grandes. Les felicitó, luego la mujer se dirigió a la chacra de papas para escarbar y miró la chacra que tenía las mejores matas y dijo: esta debe ser la chacra que han hecho mis hijos trabajadores. La mujer empezó a escarbar, cuando estuvo escarbando se le acercó una persona y le dijo: oye mujer ociosa que haces escarbando mi chacra. La mujer le dijo: yo estoy escarbando lo que han trabajado mis hijos. El dueño le dijo: tus hijos perezosos no han hecho nada, cada vez que venía a la chacra se echaban y jugaban y por la tarde regresaban a su casa. Así la madre recibió castigo. La mujer de pena y llorando retornó a su casa a sus les dijo: jóvenes ociosos, donde está la chacra que han trabajado, ustedes me han mentido, él dueño me a pegado por culpa de ustedes. Los tres hermanos imforecidos respondieron mamá: ahora verá la chacra que hemos trabajado, todito lo cosecharemos, mencionando estas palabras, se fueron convirtiéndose: el menor en viento, el intermedio en granizo, y el mayor en la helada. Desde ese día, se le conoce al viento, al granizo y a la helada como los jóvenes perezoso y ladrones de la chacra.
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LOS MÚSICOS Y EL ENCANTO Para una fiesta de “Casarasiri” (matrimonio) una familia había contratado una banda de músicos. Esta tenía un contrato para todo el día, pero cuando llegó la noche, los músicos ya estaban borrachos, es que había tomado mucha cerveza, pero como estaban borrachos ya no les importaba nada. El dueño de la fiesta les daba más cerveza para que toquen. Ya era cerca a las 12:00 de la noche que decidieron irse. Se fueron tocando por la pampa, tomando y tocando. Así, tan borrachos en la noche se les apareció un hombre, para ellos era como si fuera de día, ese hombre les dijo: les voy a pagar todo lo que quieren señores músicos. Bueno, hicieron otro contrato. Entonces les hizo caminar por una ciudad, los músicos asombrados. Pero antes de entrar por la puerta uno de los músicos se quedó a orinar, cuando todos entraban, él se ha desesperado porque no acababa de orinar y de pronto se cerró la puerta, él músico empezó a tocar la puerta, pero nadie le habría, tanto fue que tocó se cansó, entonces furioso se decidió seguir caminando, mientras tanto se escuchaba la banda. Así él músico llegó a su casa en la madrugada, más tarde las esposas de los demás músicos preguntaban donde están sus compañeros, él un poco mareado le dijo: se fueron a tocar a otro sitio, cuando estuvimos viniendo se hizo la contrata. Al saber la noticia todos los familiares decidieron ir al sitio, él los llevó, es aquí dijo, los familiares solo vieron un cerro y se escuchaba la banda de músicos, entre ellos se miraron. El músico dijo: esta parte del cerro era una puerta dorada y ahora no hay nada, sólo estás rocas nomás. Así, que durante una semana seguía tocando de día y noche, esto ha desminuido cada día poco a poco. Por este motivo se dice que cuando contratamos una banda de músicos se deben irse antes de media noche a su comunidad, porque les puede coger el encanto.
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Q'OTA ANCHANCHO El legendario y mitológico Lago Titicaca es fuente inagotable de maravillosos relatos. El antiguo poblador aymara nos ha dejado una serie de patrimonio cultural; una de ellas es el espectacular mito del “Qota Anchancho” (demonio del lago) De las milenarias aguas del Lago Titicaca emergió un gigantesco demonio, que con su furia arrasaba todo lo que encontraba a su paso. Al furor de las olas, se tragaba cuanta embarcación se cruzaba en su trayecto, y tras sembrar desgracias, desaparecía velozmente en las altas cumbres heladas de la cordilleras Orientales y / u occidentales de los Andes. Tan pronto advertían la presencia del maligno ser, los habitantes – en estado troglodita – en un marco de desesperación y terror huían para refugiarse donde podían. La ira del demonio era incontenible, así como la llegada de enfermedades era la secuela de daños ocasionados por el monstruo. Tanto miedo y pavoroso respeto había infundido el maléfico ser lacustre, que los aborígenes, llegaron a considerarlo al espíritu endemoniado de las aguas, por lo que lo deificaron y le erigieron totems, para rendirle culto. Los más supersticiosos creían que era la encarnación de Satán que descargaba su ira, sembrando daños y desgracias a la humanidad y todo los seres. Ritos Diabólicos ó idólatras nacieron en diferentes lugares. Para que la furia salvaje atenuara y no continúe con sus desmanes le ofrecieron ofrendas y sacrificios de algunos animales, como pago. La leyenda continua. El demonio no solo hacía e infundía el desastre y terror sino, que también en épocas de lluvias era portadora de bondades benéficas. Emergía del lago hacia la atmósfera portando grandes masas de agua que prodigaba a las nubes para que posteriormente caiga copiosas lluvias regando la región.
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Tayta Cáceres y los niños Sapallanga es un pueblo al sur de la Provincia de Huancayo; Sapallanga en quechua, significa “Tierra de Brujos”. Es un pueblo que aun guarda parte de sus tradiciones e historia. En la Guerra del Pacifico, precisamente en la Campaña de la Breña; la Segunda Compañía del Batallón Santiago del Ejercito Chileno, había tomado posición en la casa de la abuela Amalia Guerra. Según cuentan los antiguos, el ejercito enemigo estuvo acuartelado durante casi dos meses. Cada mañana cuando los pobladores pasaban frente a la casa de la abuela Amalia, podían ver indignados la bandera chilena flameando en el interior, mientras los centinelas oteaban la calle desde las improvisadas torres de vigilancia. Cuentan también que Andrés Avelino Cáceres; el gran Mariscal Peruano de la Campaña de la Breña, frecuentaba la zona vestido de mendigo. Quizá para hacer algunas averiguaciones. “Déjenlo pasar, jugaremos un rato con él” –decía el Teniente Gaspar. Sin saber que al ingresar, el brujo de los Andes podía ver la situación en la que se encontraba el enemigo. De esta forma, el Mariscal podía informar a sus tropas que estaban acampando en las alturas de Tayacaja. Los niños de Sapallanga estaban ansiosos por conocer al Tayta Cáceres, por sus aventuras, los niños lo llamaban el Brujo Andrés. Pero solo algunos de ellos pudieron verlo vestido de mendigo. Cada vez que algún niño se le acercaba, éste sacaba un poco de cancha y queso de su bolso y se los entregaba guiñándoles el ojo. Según el relato “Los Niños de la Guerra” de Roger Piñas; los niños que llegaron a conocerlo fueron entre otros Matías; nieto de la abuela Amalia, Reinaldo y Virginia, hija de un comerciante Andahuaylino. Eran los encargados de llevar a lomo de mula, las provisiones para la tropa de Cáceres hasta el poblado de Huayunka, a tres leguas de Sapallanga. En la primera semana del mes de julio, los ánimos estaban alterados entre los chilenos, actitud que era percibida por los pobladores y en especial por los niños que eran los más entusiastas en desalojarlos. Tras los rumores de llegada inminente del ejercito de Cáceres, todos los niños salieron en tropa con sus tambores de guerra y pasaron frente al cuartel enemigo haciendo un sonido que retumbo en toda la calle principal. Al día siguiente se había desencadenado la feroz Batalla de Marcavalle, en donde el ejército de Cáceres hizo retroceder al enemigo hasta Pucará, luego hasta Sapallanga, luego hasta Huancayo, luego hasta el fin del mundo. Roger Piñas describe muy bien la hazaña de los pobladores de Sapallanga y en especial la labor de los niños diciendo, además: “Por eso, aquel 08 de Julio de 1882; la Segunda Compañía del Batallón Santiago del Ejercito Chileno, no podrá olvidar a los niños de Sapallanga”.
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El Toro encantado
Rasuhuillca es una laguna situada a unos quince kilómetros de la población de Huanta. Está en medio de otras tres lagunas que la rodean, pero Rasuhuillca es la mas grande, por lo tanto la principal. La laguna está en la cima de un cerro que domina la entrada del pueblo, por eso se ha construido en ella una represa que suministra de agua para el regadío, y para el consumo del pueblo. La tradición huantina dice que dentro de ésta laguna se encuentra un toro negro hermoso y corpulento, sujeto con una cadena de oro cuyo extremo guarda una anciana de cabellos canos. Hace muchos años, el toro logro vencer a la anciana y salió a la superficie; e inmediatamente las aguas de la laguna se embravecieron y rompieron los diques con grandes oleajes, inundaron el pueblo, arrasaron toda la población produciendo grandes estragos; entonces, los indios de la altura, al darse cuenta de esto, procedieron rápidamente a echar lazo al toro y lo hundieron nuevamente. Desde aquel día la gente teme que otra vez el toro pueda escaparse y la laguna inunde la floreciente ciudad de Huanta.
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El Terror de los puentes
Era, por entonces, explorador y cierto día, después de una ardua tarea de recorrido por las montañas, durante doce horas, ya cansado y con las fuerzas rendidas, me vi en la necesidad de retornar al pueblo. Los últimos rayos del sol se iban perdiendo tras el murallón de los cerros y aun tenia cinco leguas de camino por delante. La noche se extendió plena de oscuridad. Apenas si se veía a lo lejos, el fugaz centelleo de los relámpagos y el parpadeo luminoso de los cocuyos como chispas de un fuego invisible. Yo seguía sobre mi fatigado caballo, bajo las sombras nocturnales. Tuve que descender por una quebrada en cuyo fondo corría un rió caudaloso, continuando la marcha, me acerque a un puente solitario. La difusa luz de las estrellas se volcaba sobre el agua. Cuando me aproxime más aún, descubrí una silueta humana apoyada sobre la barandilla del puente. Le dirigí una mirada sin acortar el paso. Había llegado casi a la orilla del río, cuando sentí pronto la necesidad de detenerme. Lo que vi fue, entonces, una pequeña sombra humana. Me volví acongojado, con un terror absurdo. No me decidía a moverme en ningún sentido. Mi caballo se encabrito, pugnando por seguir adelante. Sin saber lo que hacia, volví hacia atrás y al volver temerosamente la mirada pude observar que la sombra seguía en su mismo sitio. Un temblor indescriptible recorrió todo mi cuerpo. Tenía las manos crispadas y me era imposible usar mi revolver. Quise gritar, pero sentí que las fuerzas me abandonaban. Iba a desmayarme cuando escuche los lejanos ladridos de algunos perros y, casi simultáneamente noté que la sombra saltaba hacia el río y se desvanecía en la superficie del agua.
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La Laguna de Paca
Esta laguna guarda entre sus aguas las más fascinantes historias y relatos, ubicada en el Valle de Mantaro, en la provincia de Jauja. Se ha convertido en el punto de encuentro de propios y extraños. Una vez bajo dios a la tierra. Llamo a la puerta de una casa. Sin abrir le gritaron, ¡fuera sucio! Entonces siguió su camino. A poco llamo a otra puerta, vivían allí dos pobres viejecitos que a esa hora preparaban su comida en una ollita de barro. La comida era tan escasa que apenas alcanzaba para una persona, entonces dios puso las manos sobre la ollita y la comida aumento y de ella comieron los tres. Cuando terminaron dijo dios: Vamos. El viejito antes de salir sacó de su casa su tambor. Subieron un cerro. Los viejitos caminaban por delante, dios por detrás. Al cabo de un rato dios pidió al viejito su tambor. Entonces dijo dios: no vayan a volver la cara y soltó el tambor. El tambor rodaba sonando cada vez más fuerte. Los viejitos volvieron la cara y quedaron convertidos en piedra blanca. El tambor rodaba, rodaba, hasta que llego al pueblo y reventó. De él salio tanta agua que anego los campos, las casas, hasta convertir el pueblo en una laguna.
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La Dama y el Viajero
Cuando me disponía venir a Lima conocí a don Guillermo, que muy amablemente me invito a subir a su camión en donde transportaba cereales a la capital desde Huancavelica; subí en la Oroya. Le dije que tenia el mismo nombre de mi abuelo ya fallecido, que también se dedicaba en sus años de juventud a viajar transportando alimentos de Huancayo a Huancavelica y viceversa. Te cuento lo que me paso en el pueblo de Pampas, cuando viajaba para Huancayo trayendo carga –me dijo. “Cuando salía de Pampas, ya muy de noche y bajo una interminable lluvia, pude avistar a una mujer en el camino; ella iba caminando muy lentamente en la carretera, debiste verla con aquel vestido blanco totalmente empapado. Frene suavemente pues también iba despacio por el mal estado de la carretera. Le hice una señal para que suba al camión y así pudiera protegerse de la lluvia, ella asintió y se sentó en el mismo lugar en donde estas tú. Era una mujer muy joven y bella, al verla en esas condiciones le ofrecí mi casaca para que pudiera abrigarse, me agradeció y en su rostro vi dibujada una sonrisa tierna. Al acercarnos al poblado la Mejorada, ella me pidió bajarse del camión; pues tenía familia allí. Como aun llovía y era apenas las dos de la madrugada, le dije que se quede con mi casaca, que en otro momento iría por ella. Solo le pedí la dirección de su casa. Pasó una semana y cuando volví a la Mejorada, fui a buscarla hasta su casa. Grande fue mi sorpresa cuando salió su madre y me dijo que Virginia -así me dijo que se llamaba-, había muerto hace diez años atrás. Precisamente en un accidente de carreteras, cuando el bus que los transportaba de Pampas se fue directo al barranco; en el lugar donde la recogí. Yo no le creí a la señora y pensé que se querían quedar con mi casaca. Para confirmar los hechos, su madre me llevo hasta el cementerio del pueblo y allí pude corroborar que en verdad la joven y bella Virginia estaba muerta. La fotografía en el nicho era la misma chica que vi hacia como una semana. Pero lo que más me sorprendió, fue ver mi casaca a un costado, junto al nicho de la joven. Su madre no tenia explicación alguna por lo sucedido, solo me dijo que era la cuarta vez que pasaba eso; habían preguntado por su hija que había subido al camión en la carretera a Pampas.” Quisa sea un relato cierto, porque mi abuelo Guillermo me contó lo mismo. Para poder confirmar esta historia fascinante, viaje hasta el poblado la Mejorada en Huancavelica, no busque precisamente el domicilio de la joven Virginia; sino me fui directamente hasta el cementerio y busque su nicho toda la mañana de un sábado de Junio del 2000. Cuando me sentía desanimado y listo para salir del lugar, vi algo que me llamo la atención. Me acerque rápidamente hasta aquel sitio y note algo al costado de un nicho; era una bolsa, y dentro de ella pude ver una chompa de alpaca de color marrón y franjas blancas. Era el nicho que estaba en un extremo del cementerio, casi escondido, casi olvidado. En la lapida semidestruida pude distinguir el nombre de Virginia Matos, fallecida en 1989. Aunque no pude ver la fotografía. Deje las cosas en su lugar y salí del cementerio, ya era de tarde; sentí el deseo de ir a la casa de Virginia. Al volver a Huancayo me preguntaba ¿Cómo pudo llegar aquella bolsa con una chompa hasta ese lugar? ¿Por qué precisamente ahora que fui a confirmar la historia? ¿Será que Virginia me tenía algo preparado como bienvenida? Quizá apenas haya sido una mala pasada de mi imaginación.
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MITOS WAYNA Y KAILILA (Joven y Sapo) En tiempos remotos, en un zona de Moho había Mama Koili. Tenía un hijo joven, trabajador y cariñoso llamado Huayna Luque y le decían con cariño “Luli” . Así se llamaba el cholo, ¡era tan laborioso¡ en la época de siembra sembró una chacra de papa, también era “araría” (Autoridad de la chacra). En una oportunidad cuidándola la chacra en una “chujlla” (especie de carpa) que la construyó él mismo. Una de esas noches cayó una granizada feroz y como es natural que después de las granizadas hace un frío intenso, obligó a “Luli” (joven) a acostarse. Seria la media noche cuando sintió que lo llamaban: Luli, Luli, alójame. Luli, vio a través de la luna una hermosa “Imilla” (era una joven sapa) con “ajnqo chuco” (vestido blanco) de jaspes verdes y amarillo. Su montera era extraña tanto la forma como el color. Lo más sorprendente eran sus dos hermosos ojos que fascinaba al mirar. Luli se enamoró perdidamente de la joven a quien hizo pasar a la “chujlla”. Le encantó ver el aseo de la “Imilla”, era tan limpia que despedía un olor agradable de agua y flores silvestres. El hombre le inquirió por su nombre. Ella le avisó que se llamaba Kailila. Le contó que era muy rica, dueña de muchas tierras, que solo por el frío pedía alojamiento, que también era la “Llajtayoc”. Por supuesto que pasaron una noche feliz transportando al quinto cielo de placer. En ese momento Luli era el hombre más dichoso de la tierra al poseer a Kailila. ¡Qué piel tan fina¡ como decía él, por la suavidad parecían los pétalos de las flores. Así transcurrieron muchas noches, pero lo extraño era que por las mañanas desaparecía la bella “Imilla” y solo regresaba por las tardes helada y frío. Una de esas noches al acariciarle, notó el amante que las manos de Kailila eran raras, algo así como ramas de un arbusto seco y el chuco jaspeado era la piel de su espalda. Por supuesto que Luli guardó prudencia, pero al amanecer el día la atajó para seguirla examinando, entonces tuvieron lío, la joven empezó a gritar qauu qauu. El amante botó a la sapa y vio con horror que la tal mujer era una asquerosa animal que daba escalofríos al mirarla . Luli se fue donde sus padres a quien sólo dijo, que tenía miedo de seguir cuidando la chacra, imposible avisarle lo que sucedía. Como toda madre es cuidadosa. Mama keili se fue a la chujlla a echar de menos las cosas de su hijo. Al arreglar la cama dentro de las frazadas encontró un enorme sapo de repugnante estampa, horrorizada Mama Keili dijo: este jamp’ato es el que está chupando la sangre de mi hijo. Lo botó sobre un tiesto y le tiró una piedra, gracias que se introdujo a un agujero por lo que no pudo matarlo, solo lo hirió gravemente. Al regresar Luli, en la chujlla la encontró a Kailila con la cabeza amarrada con “qoras” (hierbas frescas) quejándose desesperadamente por el dolor. Le dijo: fíjate lo que me ha hecho tu madre, esa vieja mala fe me ha arrojado con una piedra, felizmente que
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me escapé, si no me mata. No creas que estos se va a quedar impune, tengo muchos parientes a quienes avisaré para que castiguen este crimen. Kailila estaba completamente desfigurado, el amante decepcionado se mandó a jalar abandonándola para siempre. Al día siguiente Luli fue a botar unas llamas que estaban haciendo daño en la chacra. El cholo en vez de arrear las llamas empezó a dar vueltas en círculo meneando su látigo, como quien se defiende de un grupo de perros que los acometen. Los padres miraban riendo, creían que el “Wayna” (joven) jugaba. Cuando vieron que se tendió en el suelo sin poderse levantar corrieron a ver y los encontraron al hijo en agonías, rodeado de millares de sapos destrozados y otro tanto de vivos, que se retiraban después de haberlo envenenado con su baba ponzoñosa. Eran los parientes de la sapa Kailila que vengaban el crimen cometido por Mama Keili. Luli reprochó a su madre increpándole que ella tenía la culpa para que los sapos lo envenenen. Apenas terminó de referir sus amores con la sapa Kailila, falleció Luli. Los sapos que mató Luli fueron quemados, desde entonces en ese lugar ya no caían granizadas. (en la provincia de Moho en la zona de Sirulaya ) Los pobladores del Ayllu Jurinaya Ccollana hasta ahora acostumbran quemar sapos vivos cuando amenaza caer granizada, y no es mentira, la granizada cambia de rumbo o desaparece, al practicar esta costumbre. Cuentan este mito de los amores de la sapa Kailila y Luli.
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EL CONDOR Y LA PASTORA Había una pastora que siempre se dedicaba a pastar su ganado sola en las pampas y, en esas circunstancias la observaba un cóndor. Con el pasar de los días éste se fue enamorando de la chica. Un día de esos se le acerco a la chica convertido en un joven bien vestido con un traje negro y con camisa blanca y con una chalina blanca. Acercándosele conversaron largo tiempo, luego de presentarse cada uno. Seguidamente se pusieron a jugar a cargarse mutuamente mientras el otro serraba los ojos, así sucesivamente hasta que de un derepente cuando le tocaba al joven, se convirtió en cóndor y se cargó a la pastora a los cerros más altos de la cordillera. Al llegar al lugar la chica se despertó y se quedó sorprendida y se puso a llorar y llorar, le decía al cóndor que la regresara a su casa, pero el joven no quería pues se había enamorado de la chica y la tenia para su novia. El cóndor, para que la chica no llore, le traía carne cruda para que coma, pero la chica siempre la rechazaba, entonces el cóndor iba en busca de servicios para cocinar y traía ollas rotas recogidas del desperdicio. La chica, la tiraba toda molesta, así pasaron un buen tiempo hasta que tuvieron sus tres hijitos. Un día, cuando los padres de la chica lo buscaban desesperados, se encontraron con un picaflor “lurinsitu” quien sabía dónde estaba la chica y contó a los padres. A cambio de la información le daban comida todo el jardín que tenía. Entonces, haciendo el trato, picaflor partió a la casa del cóndor y al llegar mató a sus hijos de la chica y a ella se la llevó a la casa de sus padres. Cuando el cóndor regresó a su casa, vio a sus hijos muertos y uno de ellos se había salvado, la chica no estaba, entonces se puso a llorar le pregunto a su hijo donde esta tu madre? Y el condorcito de digo el lurinsitu se lo ha llevado, también preguntaba a otros aves de lo que había pasado, buscando al responsable; cuando se le avisó quién era el culpable, éste fue en busca de picaflor, al llegar a su casa le dijo: - lurinsitu sal que quiero hablar contigo. Al escuchar la voz del cóndor, el lurinsitu se preparaba en su cuarto y respondía: -ahorita me estoy poniendo mi camisa. El cóndor volvía a llamarle y el lurinsitu le respondía: -ahorita me estoy poniendo las medias. El cóndor volvía a preguntar y el lurinsitu respondía ahorita me estoy poniendo las ojotas, así sucesivamente hasta que lurinsitu ya había hecho un hueco para salir, de tanta insistencia el cóndor se amargo y entro a su casa y al lurinsitu le agarro cuando estaba saliendo por el hueco y se lo ha comido enterito, cuando excreto salieron picaflores pequeños. Por eso hoy se dice que los picaflores son pequeños.
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La Luna y el Sol
La luna y el sol vivieron por mucho tiempo en la tierra, el sol era muy ardiente y la luna bastantes fría, por esta razón los dos no se entendía bien. Un día la luna tomo la decisión de separarse de su compañero el sol, busco una soga bien larga y subió al cielo para caminar por allí durante siglos y siglos. Un día el sol se preguntó por curiosidad ¿Qué estará haciendo la luna en el cielo? ¿Qué cosas bonitas había visto? Y se decidió a hacer la misma que la luna? Y se fue. Por eso en la cosmovisión andina todos son personas y a la vez son parejas.
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EL ZORRO Y SANTIAGO (RELÁMPAGO) En una ladera estaba comiendo una llama, pero el zorro le pregunto a Santiago tu matas o yo lo mato a la Llama, el zorro se adelantó yo lo motare de tres golpes con me cola dijo, Santiago dijo empieza, el zorro corrió y a la llama empezó a golpear tres veces con su cola, no pudo matar a la llama, entonces el Santiago dijo: mi no puedes yo lo matare con un solo golpe, Santiago mato de un solo relámpago a la llama y al zorro. El relato se cuenta en todos las zonas de aymara y quechua y nos enseña que no debemos de adelantar en los desafíos. Había una vez un ratón muy trabajador, en la época de cosecha había recogido mas de treinta sacos de cebada, para todo el año, el pajarito era muy flojo que no le gustaba guardar los frutos y en la época de escasez siempre iba donde su vecino ratón a prestarse un saco de cebada y el ratón le prestaba según la solicitud y el pajarito regresaba contento llevando en fruto y después de una semana nuevamente volvió donde su vecino a prestarse, otro saco de cebada y le presto nuevamente el ratón y volvió contento. Paso mucho tiempo el pájaro seguía prestándose hasta que un día el ratón ya no le quiso prestar y discutieron; el ratón le dijo: vecino eres muy flojo con puro prestado nomas quieres mantener a tus hijos y solo te gusta cantar encima en las lomas de los árboles. El pajarito solo escucho. El relato tiene el mensaje de no solo viver el momento, sino en cada momento del ciclo del año, en la vivencia campesina siempre se tiene que guardar los frutos para otras épocas del año.
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EL ORIGEN DEL LAGO TITICACA
Se cuenta en las pampas cercanas de la ciudad de chucuito, cubiertas actualmente por las aguas del lago Titicaca, existía una floreciente población en cierta ocasión llego una mujer forastera cargado en su espalda una gran tinaja o huakulla de barro con una tapa bien ajustada, muy penosamente vencida por la fatiga se alojó en una casa después de muchas suplicas, la gente del pueblo se habían olvidado las normas de hospitalidad, pero se quedo. Al siguiente día muy temprano quiso continuar su viaje, en realidad había pasado una noche muy mal por falta de una cama y alimentos, lo habían alojado en los rincones de la cocina y no lo habían invitado en la cena. A causa de ellos no tenia fuerza ni la energía para llevar la tinaja huakulla, suplicó a los dueños, para dejar su huakulla. Bueno, le permitieron dejar hasta su regreso, pero la mujer había dicho por favor no lo van a destapar y que tengan mucho cuidado. Aceptaron obsequiosamente los dueños de la casa, con la promesa de no hacerlo. A varios las hormigas les había picado constantemente en la comunidad y se preguntaban que tendría la tinaja, porque les había recomendado no quitar la tapa. No podían soportar tanto tiempo la inquietud y con las esperanzas de hallar algo muy valioso quitaron la tapa, entonces muy consternados vieron brotar un violento churro de agua, el agua salía interminablemente inundando al final toda la comarca y a los habitantes de los moradores, no tuvieron tiempo para escapar. Juntamente con el chorro de agua salieron los peses, las, gaviotas, flamencos, patos, chanchos, patillos, zambulledores, q’eñola, qaslachup’uquña y todo los aves y seres vivientes que en la actualidad viven en las aguas de Titicaca, que a su vez son el efecto de ambición y la curiosidad de los habitante de ese pueblo. Se cuentan también que en ciertas horas de la noche y en determinados días de la semana se observa en el fondo de lago una ciudad desaparecida especialmente en aquellos momentos que se llama, ahora mal momento.
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El Mito del Cóndor Se dice que en una comunidad, un hombre vivía con su hija. La hija pastaba las ovejas, llamas y otros animales. Cada día un joven vestido con elegancia iba a visitarla. Tenía un traje negro hermoso, chalina blanca, sombrero y todo. Cada día iba a visitar a la mujercita, y se hicieron buenos amigos. Jugaban a todo. Un día comenzaron a jugar de esta manera: “Alzame tu y yo te alzaré”. Bueno, comenzaron el juego, y el joven alzo a la mujercita. Recién cuando la había alzado en alto, la mujercita se dio cuenta de que estaba volando. El joven puso a la mujercita dentro de un nicho en un barranco. Allí el joven se convirtió en cóndor. Por un mes, dos meses, el cóndor criaba a la mujercita. Le daba toda clase de carne: carne asada, carne cocida. Cuando habían estado unos años juntos, ella llego a ser mujer. La jovencita dio a luz un niñito, pero lloraba día y noche por su padre, a quien había dejado en la comunidad. “¿Cómo puede estar solo mi padre? ¿Quién está cuidando a mi padre? ¿Quién está cuidando a mis ovejitas? Devuélveme al lugar de donde me trajiste. Devuélveme allá”, le suplicaba al cóndor. Pero él no le hacia caso. Un día un picaflor apareció. La joven le dijo: “¡Ay, picaflorcito, mi picaflorcito! ¿Quién hay como tú? Tienes alas. Yo no tengo ninguna manera de bajar de aquí. Hace más de un año, un cóndor, convirtiéndose en joven, me trajo aquí. Ahora soy mujer. Y he dado a luz a su niñito”. El picaflor le contestó: “Escúchame joven. No llores. Te voy a ayudar. Hoy día iré a contarle a tu papá donde estás, y tu papá vendrá a buscarte”. La joven le dijo: “Escúchame, picaflorcito. ¿Conoces mi casa, no? En mi casa hay hartas flores bellas, te aseguro que si tú me ayudas, toditas las flores que hay en mi casa serán para ti”. Cuando dijo eso, el picaflor volvió contento al pueblo, y fue a decir al padre de ella: “He descubierto dónde está tu hija. Está en el nicho de un barranco. Es la mujer de un cóndor. Pero va a ser difícil bajarla. Tenemos que llevar un burro viejo”, dijo el picaflor, y contó su plan al viejo. Fueron, llevando un burro viejo. Dejaron el burro muerto en el suelo. Y mientras el cóndor estaba comiendo el burro, el picaflor y el viejo ayudaron a la jovencita a bajar del barranco. Después llevaron dos sapos: uno pequeño, otro grande, y dejaron los sapos en el nicho del barranco. Bajaron el viejo y su hija y fueron hacia el pueblo. El picaflor fue donde estaba el cóndor, y le contó: “Oye, cóndor. Tu no sabes que desgracia hay en tu casa”. “¿Que ha pasado?” el cóndor le preguntó. “Tu mujer y tu hijo se han convertido en sapos”. Bueno, el cóndor se fue volando a ver. Ni la joven, ni su hijo estaban dentro del nicho, solamente dos sapos. El cóndor se asustó, pero no pudo hacer nada; y el picaflorcito está todos los días entre las flores en la casa de la jovencita. Mientras ella, su hijo y su padre viven felices en la comunidad.
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El condenado Un arriero que traía de Ayacucho cuatro cargas de plata a lomo de mulos, por encargo de su patrón, se alojó en las inmediaciones de Izcuchaca (Huancavelica), en un lugar denominado “Molino” de propiedad del señor David, quien tenía su cuidador; éste muy de madrugada, mientras el arriero cargaba el cuarto mulo, hizo desviar una carga y arrojó solo al animal. Mientras el cuidador se repartía el dinero con el propietario del sitio, el arriero desesperado con su desventura a cuestas, puesto que, para reparar la pérdida tenía que trabajar el resto de su vida y tal vez hasta sus descendientes, impetraba de rodillas a los causantes quienes por la codicia del dinero tornándose indolentes y sordos al clamor el pobre indio cuyas inocentes lágrimas llegaron hasta el cielo en procura de la justicia divina. Al poco tiempo murió el cuidador del “molino”, su mujer y su hijo. Aquel por ser el culpable directo se condeno, es decir, arrojado “alma y cuerpo” de la vida ultraterrena, debía refugiarse por entre los montes tomando la forma de un animal con cabeza humana gritando de vez en vez: David devuelve la plata… Inclusive creen que por causa del humo don David, dueño del molino, que aún vive, sufrió de parálisis en sus piernas. Algunos indios astutos aprovechan de esta superstición del “condenado” para llevarse, en época de cosecha, un poco de cereales de las eras.
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El origen de Huancayo En cada pueblo existen versiones distintas de las historias y creaciones de los actores sociales, por ejemplo esta es una versión del origen de Huancayo. Hace ya mucho tiempo, todo el Valle del Mantaro era una inmensa laguna. Desde Jauja y Concepción, hasta el sur llegando a Sapallanga y Pucara, todos esos lugares estaban bajo el agua. Los pobladores del valle en aquel entonces tenían sus casas en las alturas de los cerros, incluso hasta ahora podemos ver vestigios de sus construcciones. En el centro de la gran laguna se podía observar desde las alturas un enorme peñón oscuro que salía de las aguas cada mañana. Esta gran peña se llamaba Huanca y estaba donde hoy esta la Plaza Huamanmarca, junto a la Municipalidad de Huancayo. Paso el tiempo y la laguna se iba llenando y llenando con las aguas de las lluvias (recordemos que en esta parte de la sierra las precipitaciones son altas). Una vez, cuando los pobladores estaban en sus labores del campo, porque ellos siempre se dedicaron a la agricultura; se escucho un enorme estruendo en una de las quebradas y tras el sonido pudieron ver que las aguas de la laguna iban disminuyendo rápidamente. Sucedió que la quebrada de Chupuro se había roto y por allí desaguaba la laguna. Pasaron pocas semanas y el valle se fue quedando seco, para acortar distancias entre los pueblos, los pobladores tuvieron que bajar hacia las partes planas; siendo allí en donde lograron hacer nuevas construcciones para poder habitarlas. Pero la laguna no vació del todo. En jauja se quedo la Laguna de Paca y en Ahuac la Laguna de Ñahuinpuquio. Una vez las aguas rompieron la quebrada de Chupuro y por allí desaguo la laguna. El valle se fue quedando seco y se fundaron pueblos. Pero la laguna no vació del todo. En Jauja quedó la Laguna de Paca y Chocón; la de Ñahuinpuquio en Ahuac y la de Llulluchas en Huayucachi. Existen muchas lagunas en el Valle del Mantaro, posiblemente parte del agua que desaguo de la gran laguna, hayan quedado dispersas por todo el valle. Ahora la Laguna de Paca es una de las más reconocidas y visitadas por los foráneos.
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Mundo Fantástico El folklore puede servir para los educadores como una fuente o material para la educación misma, pero sobre todo puede servir como información para conocer el espíritu, el modo de ser de los estudiantes y la comunidad en el cual uno trabaja. Un maestro no puede formar a sus niños, no puede ponerse en comunicación íntima, sencilla y cariñosa con los niños, si no sabe como es su espíritu. El modo de ser de los niños de la costa es muy distinto al modo de ser de los niños de una comunidad andina, porque sus costumbres son muy distintas. Esta diferencia de costumbres y de modo de ser, es para el educador quizá lo más importante para acercarse al espíritu de los niños para ganar su confianza y su amistad, sin el cual no es posible ninguna forma de educación, ni mucho menos de instrucción. Vengo de un mundo andino fantástico, en donde los hombres viven eternamente para contar historias fantásticas. Este blog está dedicado con mucho afecto a Caro. Un agradecimiento a los jóvenes escritores y amigos entrañables de “Octubre Gris”, grupo literario surgido en los 90’s en Huancayo.
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La Laguna de Paca Esta laguna guarda entre sus aguas las más fascinantes historias y relatos, ubicada en el Valle de Mantaro, en la provincia de Jauja. Se ha convertido en el punto de encuentro de propios y extraños. Una vez bajo dios a la tierra. Llamo a la puerta de una casa. Sin abrir le gritaron, ¡fuera sucio! Entonces siguió su camino. A poco llamo a otra puerta, vivían allí dos pobres viejecitos que a esa hora preparaban su comida en una ollita de barro. La comida era tan escasa que apenas alcanzaba para una persona, entonces dios puso las manos sobre la ollita y la comida aumento y de ella comieron los tres. Cuando terminaron dijo dios: Vamos. El viejito antes de salir sacó de su casa su tambor. Subieron un cerro. Los viejitos caminaban por delante, dios por detrás. Al cabo de un rato dios pidió al viejito su tambor. Entonces dijo dios: no vayan a volver la cara y soltó el tambor. El tambor rodaba sonando cada vez más fuerte. Los viejitos volvieron la cara y quedaron convertidos en piedra blanca. El tambor rodaba, rodaba, hasta que llego al pueblo y reventó. De él salio tanta agua que anego los campos, las casas, hasta convertir el pueblo en una laguna.
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FABULAS El Pavo Real y La Grulla Un pavo real convidó a una grulla a un festín suculento. Durante el banquete se puso a discutir con los comensales acerca de cuál de los dos poseía mejores dones personales. Abriendo el pavo real su cola, decía que aquel abanico de finísimas plumas no tenía en el mundo otra cosa que le igualara en perfección y hermosura. - Ciertamente – respondió la grulla -, confieso que eres más hermoso que yo, pero si tus plumas son más vistosas que las mías, en cambio no te sirven para volar. - Yo, con mis alas – prosiguió la grulla -. Puedo elevarme hasta las nubes, contemplando bajo mis pies todas las maravillas de la tierra. Moraleja: Nadie tenga en menos a su vecino, que Dios a cada uno da su cualidad.
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La naturaleza de la mente Se trataba de un hombre que llevaba muchas horas viajando a pie y estaba realmente cansado y sudoroso bajo el implacable sol de la India. Extenuado y sin poder dar un paso más, se echó a descansar bajo un frondoso árbol. El suelo estaba duro y el hombre pensó en lo agradable que sería disponer de una cama. Resulta que aquél era un árbol celestial de los que conceden los deseos de los pensamientos y los hacen realidad. Así es que al punto apareció una confortable cama. El hombre se echó sobre ella y estaba disfrutando en el mullido lecho cuando pensó en lo placentero que resultaría que una joven le diera masaje en sus fatigadas piernas. Al momento apareció una bellísima joven que comenzó a procurarle un delicioso masaje. Bien descansado, sintió hambre y pensó en qué grato sería poder degustar una sabrosa y opípara comida. En el acto aparecieron ante él los más suculentos manjares. El hombre comió hasta saciarse y se sentía muy dichoso. De repente le asaltó un pensamiento: “!Mira que si ahora un tigre me atacase!” Apareció un tigre y lo devoró. Moraleja Cambiante y descontrolada es la naturaleza de la mente. Aplícate a conocerla y dominarla y disiparás para siempre el peor de los tigres: el que mora dentro de ella misma.
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La rosa y juan Juan se sentía solo, volvía a su departamento, y el silencio era el único que lo esperaba. Juan estaba triste, Juan estaba solo, muy solo. Y Juan tuvo una brillante idea: - Compañía, eso lo que necesito, compañía. Y alegre se puso a pensar que tipo de compañía. De chico le habían dicho que lo ideal para compañía era una rosa. También le habían advertido que las rosas tenían espinas y que si uno no era cuidadoso, en vez de disfrutar el placer de mirarlas, tocarlas y oler el perfume que emitían, podían terminar lamentándose todo el día de que la rosa era mala, que cada vez que uno se acercaba lo pinchaba a propósito con sus espinas, y otras tantas advertencias del mismo género. Pero para Juan el riesgo valía la pena. Quería una rosa y salió a buscarla. Y cuando uno busca mucho siempre encuentra lo que busca. Así Juan salió decidido a la calle y, oh casualidad, a la vuelta de la oficina donde trabajaba la vio, estaba ahí delante de sus ojos, como había estado ella durante meses esperándolo y mirándolo cada vez que él pasaba, pero nunca se habían cruzado miradas. Pero esta vez Juan estaba decidido a ser feliz y se acerco directamente a ella, tan directamente que la hizo temblar. Juan la miró, y quedó totalmente embriagado y envuelto por su perfume. Juan estaba enamorado. Luego de un rato de pleno éxtasis Juan se decidió. Dio media vuelta y encaró al padre de la dama. - ¿Cuánto cuesta?, preguntó con voz firme. - Veinte pesos, contestó el Vendedor de Flores, sorprendido por la pregunta tan imprevista, pues ni siquiera le había dicho buen día, y agregó ya recompuesto. - Con diez pesos más se lleva esta maceta hermosa, señalando una roja de cerámica. A los pocos minutos Juan salía feliz del negocio con María, pues así le había puesto de nombre a la rosa. María salió alegre a la calle, en los brazos de Juan y vestida con su hermoso vestido de maceta roja. Juan llegó a su casa, puso a María en el mejor lugar, donde podía recibir la luz de la mañana, luego guardó el comprobante de compra de la rosa y finalmente se sentó a su lado. El resto de la tarde se deleitó mirándola y sintiéndola. Los primeros días fueron realmente una “Luna de Miel”. A la noche Juan se llevaba a María al dormitorio para tenerla al alcance de su mano. La luna de miel entre ellos duró poco. Una noche Juan entre sueños acercó su mano para acariciar a María y de pronto el dolor intenso y una gota de sangre salió de su dedo índice. María, con sus espinas lo había lastimado. Juan sintió que el dolor pasaba pero volvieron a su mente las advertencias: cuidado con las rosas, cuando tu quieres brindarles amor ellas te lastiman intencionalmente con sus espinas. Al día siguiente Juan se olvidó de ponerle agua en la maceta a la Rosa, también se olvidó de ponerla al sol, y así hizo los siguientes tres días. Fue el sábado que Juan al entrar al dormitorio la vio. María estaba triste, sus pétalos que antes eran hermosos, estaban caídos sobre la mesita de luz. Su tierra reseca. Juan sorprendido por la actitud de María, buscó la factura de compra, pues tenía anotado en teléfono del negocio de plantas y llamó para reclamar. - ¿Qué problema tiene con la planta que le vendí? preguntó el vendedor. -¿Qué no la riega, ni la pone al sol desde hace tres días? preguntó el vendedor indignado. Juan cortó, medio disculpándose por su ignorancia y se puso a regar a la rosa, pero no podía evitar recordar con bronca lo que ella le había hecho: lo había lastimado cuando el se acercó, y seguramente lo había hecho con intención. Y comenzó a regarla hasta inundarla de agua, mientras pensaba… - Voy a inundarla bien, así no la riego por siete días. - Voy a dejarla al sol así no necesito moverla.
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Y luego Juan se fue a hacer otras cosas, sus cosas, las que eran realmente importantes para él. Y María siguió perdiendo pétalos. Ya no emitía ningún perfume, ya no sentía la energía y la palabra de Juan, y María se dejaba morir. Pasaron otros tres días y Juan fue a un cine solo. Durante la película vio una escena que lo conmovió, y de pronto apareció la imagen de María ante sus ojos con sus pétalos caídos. Juan sintió en el fondo de su ser que María se moría de pena, y se dio cuenta que la amaba, que extrañaba sus formas, su tersura, su perfume, y Juan salió a las corridas del cine y volvió a su casa. Encontró a María desfalleciente, la tomó entre sus brazos, le sacó el agua en exceso de la maceta, y le habló del amor que le tenía, durante toda la noche. A la mañana la puso al sol, le agregó un poco de fertilizante, y así la cuidó en su convalecencia que duró casi un mes. Al mes María estaba radiante y enamorada como siempre. Y ese día Juan tomó el comprobante de compra y rompiéndolo en mil pedacitos le dijo a María - Alguna vez creí, equivocadamente, que porque te había comprado y puesto el comprobante de compra bajo la maceta podía decirte – ” soy tu dueño, y no te riego”. - Hoy me doy cuenta que nuestra relación se sustenta en cambio en el amor diario que nos podamos dar, en que yo te riegue todos los días con mi amor, mientras tu me llenas con tu hermoso perfume, tu tersura, tu compañía y y tu hermoso perfume. Que todos los cuidados que yo te haya dispensado en el pasado, vivirán siempre como un maravilloso recuerdo, pero que no son suficientes para el día de hoy. Y que a partir del día de hoy, para poder disfrutar te te seguiré regando día tras día. Y además tendré presente que si me encuentro con tus espinas puede ser, que parte de la culpa sea mía por no saber acercarme a ti.
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sobre el matrimonio Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux que una vez llegaron hasta la tienda del viejo brujo de la tribu, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu. - Nos amamos – empezó el joven. - Y nos vamos a casar – dijo ella. - Y nos queremos tanto que tenemos miedo. Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán. Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos. Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte. - Por favor – repitieron – ¿hay algo que podamos hacer? El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando su palabra. - Hay algo…- dijo el viejo después de una larga pausa -. Pero no sé…es una tarea muy difícil y sacrificada. - No importa – dijeron los dos-. Lo que sea – ratificó Toro Bravo. - Bien -dijo el brujo-. Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena. ¿Comprendiste? La joven asintió en silencio. - Y tú, Toro Bravo – siguió el brujo – deberás escalar la Montaña del Trueno; cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas y, solamente con tus manos y una red, deberás atraparla sin heridas y traerla ante mi, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta…¡salgan ahora!. Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur…. El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas. El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas. Los jóvenes lo hicieron y expusieron ante la aprobación del viejo las aves cazadas. Eran verdaderamente hermosos ejemplares, sin duda lo mejor de su estirpe. - ¿Volaban alto?- preguntó el brujo. - Sí, sin duda. Como lo pediste… ¿y ahora? – preguntó el joven- ¿los mataremos y beberemos el honor de su sangre? - No – dijo el viejo-. - Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne – propuso la joven-. - No – repitió el viejo-. Harán lo que les digo: Tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero… Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres. El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero solo consiguieron revolcarse en el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre si hasta lastimarse. Este es el conjuro… -Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse uno al otro. Moraleja sobre el matrimonio: Si quieren que el amor entre ustedes perdure, vuelen juntos pero jamás atados .
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El águila y el escarabajo Estaba una liebre siendo perseguida por un águila, y viéndose perdida pidió ayuda a un escarabajo, suplicándole que le salvara. Le pidió el escarabajo al águila que perdonara a su amiga. Pero el águila, despreciando la insignificancia del escarabajo, devoró a la liebre en su presencia. Desde entonces, buscando vengarse, el escarabajo observaba los lugares donde el águila ponía sus huevos, y haciéndolos rodar, los tiraba a tierra. Viéndose el águila echada del lugar a donde quiera que fuera, recurrió a Zeus pidiéndole un lugar seguro para depositar sus futuros pequeñuelos. Le ofreció Zeus colocarlos en su regazo, pero el escarabajo, viendo la táctica escapatoria, hizo una bolita de barro, voló y la dejó caer sobre el regazo de Zeus. Se levantó entonces Zeus para sacudirse aquella suciedad, y tiró por tierra los huevos sin darse cuenta. Por eso desde entonces, las águilas no ponen huevos en la época en que salen a volar los escarabajos. Moraleja: Nunca desprecies lo que parece insignificante, pues no hay ser tan débil que no pueda alcanzarte.
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El león y el elefante
Todos los animales veneraban profundamente a su rey el león. Reconocían su porte, fuerza, fiereza y valentía y no les importaba en absoluto que los gobernara desde hacía mucho tiempo. Sin embargo, había algo que los molestaba mucho y era que el monarca tenía por amigo predilecto a un viejo y pesado elefante, hecho que no llegaban nunca a comprender. Todos se desvivían por ser el predilecto del rey y se creían con mejores atributos que el elefante para serlo. El rencor y la envidia llegaron a tal punto, que un día quisieron hacer una asamblea para compartir sus inconformidades y ver cómo hacer que el león escogiese otro amigo. Una vez estuvieron reunidos, la primera en hablar fue la zorra. -Nuestro rey es magnífico, pero habremos de coincidir que no es bueno escogiendo amigos. Si al menos hubiese escogido a alguien tan astuta como yo, el animal más listo, y con una bella y peluda cola como la mía, lo hubiese entendido y esta asamblea no tuviese lugar, dijo con toda la seguridad del mundo. -No entiendo como el león puede andar con un animal que carece de garras grandes y poderosas como las mías- dijo a su vez el oso, que ni había atendido a todo lo dicho por la zorra. Por su parte, el burro tildó a los dos anteriores de tontos y exclamó: – Para mí está más que claro. Al rey le gusta el elefante porque tiene unas orejas grandes como las mías, solo que descubrió a aquel primero y a mí no ha tenido el gusto de conocerme. – ¡Qué manera de halagarse a sí mismos estos tontos!- dijo un pato a otro. –Se ve que desconocen que lo mejor del mundo es graznar- agregó.
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La cigarra y la hormiga Había una vez una cigarra y una hormiga que reaccionaron distintamente al verano. La primera se propuso disfrutar de lo lindo de la agradable estación, y en tal sentido se la pasaba jugando, riendo, cantando y descansando, mientras que la segunda trabajaba arduamente, acumulando provisiones para tiempos más duros. Cada día del período estival era lo mismo. La cigarra disfrutaba y la hormiga trabajaba. Sin embargo, las estaciones se suceden unas a otras y el verano fue dando paso al otoño, cuando la vegetación cede y los alimentos que la primavera y el verano ponen a disposición de todos empiezan a escasear. Poco a poco esto fue ocurriendo, pero para cuando la juguetona cigarra se dio cuenta, ya era muy tarde; no le quedaba alimento alguno. Entonces recordó que la hormiga se había aprovisionado bien para las estaciones duras y le pidió que le dejara acompañarla y disfrutar de sus provisiones. Molesta por el descaro, la hormiga le reprochó a la cigarra y le dijo: -Acaso no viste cuán duro trabajé mientras tú solo jugabas y reías. ¿Cómo te atreves a pedirme tal cosa? Además, en mi casa no hay sitio para ti como bien puedes ver por el tamaño. De esta forma la cigarra comprendió lo tonta que había sido. Su actitud perezosa y su falta de previsión le impedirían pasar felizmente el otoño y el invierno, para los que aún no tenía un refugio seguro.
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La zorra y el cuervo
Un cuervo estaba en lo alto de un árbol saboreando un delicioso pedazo de queso, cuando de pronto una zorra, que había llegado hasta allí porque había sentido el aroma del preciado alimento, le dijo: -¿Cómo se anda estimado cuervo? He venido hasta para contemplar de cerca su bello plumaje que a lo lejos despertó mi admiración. Quiero decirle que si canta de la misma forma en que luce, es usted una perfecta criatura. No adaptado a ser lisonjeado, pues siempre había sido un ave asociada a la mala fortuna, el cuervo se dejó seducir por el halago de la zorra. Creyó que su atención bien merecía complacerlo con un canto, por lo que abrió el pico para cantar, dejando caer el trozo de queso hasta el suelo, donde espera rapazmente la zorra. Al tener el queso en su poder, esta empezó a reírse y le dijo: -Escúcheme amigo, su inocencia merece que le dé un consejo: nunca se deje embelesar ante el mínimo halago o lisonja. Trate de ver siempre más allá. Este consejo delo por pagado con el sabroso pedazo de queso que me ha cedido, al final la verdadera causa de haber venido hasta aquí.
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La liebre y la tortuga
Había una vez una liebre muy veloz que, consciente de su capacidad, se burlaba constantemente de los demás animales porque se creía superior a ellos. El blanco preferido de sus ataques era una lenta tortuga, a la cual no dejaba de decirle cosas hirientes. -¡Pero vaya que eres lenta tortuga! Ten cuidado no seas muy vieja ya para cuando llegues a tu destino de hoy. No vayas tan deprisa que te harás daño –decía continuamente de forma burlona e irónica la liebre. Al inicio muchos animales les rían sus gracias, pero al no disminuir estas y ser tan constantes, muchos se sentían ya cansados de la liebre, a la que creían altanera, prepotente y realmente pesada. Cansada también de tanta burla, la tortuga un día se atrevió y le dijo a la liebre: -Sabes, estoy segura que con toda mi lentitud podría ganarte una carrera. -¿Cómo? –preguntó la liebre. –Qué puedes ganarme en una carrera, eso lo dudo.
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-Pues mira –ripostó la tortuga-, hagamos una apuesta con el resto de los animales como testigos y veamos quién se lleva el premio. Segura de su velocidad y la lentitud del rival, la liebre aceptó el reto, aunque más que eso lo consideraba un pan comido. Pactaron iniciar la carrera enseguida y llamaron a la línea de partida al resto de los animales del bosque. Cuando se hizo la señal de arrancada la liebre se mantuvo alardeando con los demás en la salida y dejó que la tortuga, con paso lento, tomase distancia. Pasado un rato la liebre emprendió su carrera y ciertamente era veloz. En poco tiempo rebasó a la tortuga, no sin antes proferirle insultos y tildarla de loca. Cuando tomaba relativa ventaja, la liebre se echaba a un lado del camino a descansar o hacer otras cosas y dejaba que la tortuga, que no se detenía nunca, le pasase con su andar lento. Esta operación la repitió muchas veces, confiada en que acabaría ganando la carrera en un impulso final, sin importar cuanta ventaja sacase la tortuga. Sin embargo, cuando le hubo sacado a esta mucha distancia en uno de los adelantos, vio un frondoso árbol que proyectaba una rica sombra en la que descansar unos minutos. Así lo hizo y tan bien y confiada se sentía, que terminó por dormirse. Al despertar, la liebre se percató que la tortuga estaba casi llegando a la meta, razón por la que echó a correr con suma velocidad. No obstante, la velocidad en este punto ya no le era suficiente y la tortuga terminó ganando la carrera, convirtiendo a la liebre en objeto de risa del resto de los animales, que alababan a la primera por su perseverancia. Desde ese día, la liebre aprendió a respetar a los demás tal y como son, y a no ser tan orgullosa ni confiada.
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La liebre y las ranas
Érase una vez una liebre que vivía apesadumbrada por ser un animal tan tímido y miedoso. Creía que le había tocado ser muy desgraciada, pues siempre, ante el mínimo ruido o batir del viento, sentía un profundo temor y corría a guarecerse en su madriguera. Esta combinación de timidez y miedo la tenía muy harta, pero al final no tenía valor para hacer nada más y el pesar seguía haciendo mella en su vida. Un día como otro cualquiera salió a dar un pequeño paseo, sin alejarse mucho de su refugio, y ante un ruido extraño corrió como de costumbre a guarecerse. Tal velocidad desarrolló que no se percató que iba directo a un charco de ranas, hasta que al final lo pisó. Las habitantes de la charca se asustaron mucho y corrieron despavoridas ante la irrupción de la liebre, que ya en su escondite, y llena de arrepentimiento por asustar a otros animales, comprendió que no era la única que experimentaba miedo ante determinados sucesos de la vida.
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ADIVINASAS Mi tía Cuca tiene una mala racha, ¿quién será esta muchacha? La cucaracha
Canto en la orilla, vivo en el agua, no soy pescado, ni soy cigarra. La rana
Soy pequeño y blandito y mi casa llevo sobre el lomito. El caracol
Porque tengo sangre fría aparezco en primavera en piedras encaramada siempre al sol que más calienta. La lagartija
Dos pinzas tengo, hacia atrás camino, en el agua vivo, en el mar o en el río. El cangrejo
¿Qué animal tiene las cinco vocales? El murciélago
En lo alto vive, en lo alto mora, en lo alto teje la tejedora. La araña
¿Quién será que de noche sale y de día se va? El búho
¿Cuál es el animal que más tarda en quitarse los zapatos? El cienpiés
Tengo hipo al decir mi nombre, ¿quien soy? El hipopótamo
¿Qué se dice una vez en un minuto y dos veces en un momento? La letra M
En el medio del mar está, en el mundo no tiene cabida, es la primera en el amor y la última en la vida. ¿Qué es? La letra A
Te la digo y no la sabes, te la vuelvo a repetir, te la digo 3 veces y no la sabes decir. La letra T
La tiene el tigre pero no el león dos veces el perro y una el ratón. La letra R
Empieza en luna termina en sol. La letra L
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Más de 20 señoras en una sala: sólo las que se juntan son las que hablan. El abecedario
Desde el lunes hasta el viernes, soy la última en llegar, el sábado soy la primera y el domingo a descansar. La letra S
Mi sombrero es una ola, estoy en medio del año, siempre te digo hola, sentado debajo del castaño. La letra Ñ
Soy un señor encumbrado y ando mejor que un reloj; me levanto muy temprano y me acuesto a la oración. El sol
Azul y transparente es, azul y transparente será. Siempre estará arriba y nunca se caerá. ¿Qué es? El cielo
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1. Por los mares de la China, de la China de Pekín, una china chincha mucho con un junco chiquitín. Al que pilla le machaca y le chafa el peluquín y le pincha con chinchetas y le roba su botín, o le plancha los chichones mientras choca so chinchín. 2. En un juncal de Junqueira, juncos juntaba Julián. Juntase Juan a juntarlos y juntos juntaron más. 3. Si la bruja desbruja al brujo y el brujo a la bruja desbruja, ni el brujo queda desbrujado, ni el brujo desbruja a la bruja. 4. Papá ornitorrinco y sus cinco ornitorrinquitos recorren rincones sequitos. 5. Ahí donde digo digo, no digo digo, digo Diego. Ahí donde digo Diego, no digo Diego, digo digo. 6. El amor es una locura que nadie la cura, pero si el cura la cura es una locura del cura. 7. Cómo quieres que te quiera si quién quiero que me quiera no me quiere como quiero que me quiera? 8. Mi mamá me mima y yo mimo a mi mamá 9. El cielo está encapotado, ¿quién lo desencapotará? El desencapotador que lo desencapote buen desencapotador será. 10. Luengas lenguas hacen falta para no trabalenguarse. El que no tenga una luenga lengua bien podrá trabalenguarse. 11. Tres tristes trapecistas con tres trapos troceados hacen trampas truculentas porque suben al trapecio por trapos y no por cuerdas. 12. Si Sansón no sazona su salsa con sal, le sale sosa; le sale sosa su salsa a Sansón si la sazona sin sal. 13. Te quiero porque me quieres, ¿quieres que te quiera más? te quiero más que me quieres, ¿qué más quieres que te quiera?
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14. Buscaba en el bosque Francisco a un vasco bizco tan brusco, que al verlo le dijo un chusco: – ¡qué vasco bizco tan brusco! 15. ¿Cuánta madera roería un roedor si los roedores royeran madera? 16. El hipopótamo Hipo está con hipo. ¿Quién le quita el hipo al hipopótamo Hipo? 17. El cielo está enladrillado, ¿quién lo desenladrillará? El desenladrillador que lo desenladrille, buen desenladrillador será. 18. Yo no quiero que tú me quieras porque yo te quiero a ti. Queriéndome o sin quererme, yo te quiero porqué sí. 19. Compró Paco pocas copas y, como pocas copas compró, pocas copas Paco pagó. 20. Pablito clavó un clavito en la calva de un calvito, en la calva de un calvito Pablito clavó un clavito.
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