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Número 575 resumen del 5 al 11 de enero de 2009
PUNTOS DE DEBATE
Por una causa ¨justa¨ Han pasado más de dos semana desde el comienzo de la cruenta invasión de Israel en la Franja de Gaza y, a pesar de que la opinión pública se ha dividido cada vez más en torno a este horrendo acontecimiento, la diplomacia internacional está destinada a perecer a manos de los intereses de unos pocos. Elías Said.-
Expulsiones diplomáticas como señal de protesta ante estos acontecimientos, una creciente ola antisemita a nivel mundial, símbolos de unas instituciones de ayuda humanitaria cada vez más huecas, escuelas y casas de familias palestinas destruidas, son sólo algunos de los hechos colaterales de este nuevo conflicto israelí contra el grupo terrorista Hamás. En medio, cientos de inocentes palestinos imposibilitados a salir de la zona de guerra en la que el ejército israelí no cesa, con la seguridad propia de quien sabe que cuenta con el suficiente apoyo internacional (Estados Unidos) como para no prestarle mucha atención a los llamados de alto al fuego. Después de todo lo visto, resulta muy difícil no asumir una posición. Pese al derecho que tiene todo país a la legítima defensa, el actual conflicto ha terminado por arrastrar más al fondo a la sociedad palestina a los más horribles contextos de inhumanidad. Son muchas las cosas en las que no puedo estar de acuerdo con esta ¨respuesta legítima¨: en primer lugar, el uso de bombas racimo, declaradas ilegales por más de 100 países por su terrible impacto en la población civil; en segundo término, el uso del principio de proporcionalidad que ha esgrimido el gobierno israelí para justificar sus acciones despiadadas, como si ello pudiese aplicarse cuando por cada israelí muerto, antes y después de esta invasión, hay más de 100 palestinos asesinados; en tercer lugar, el constante bombardeo a zonas civiles palestinas, aduciendo que son empleados como escudos humanos por militantes de Hamás, sin una ligera muestra de compasión; y por último, la renuencia de Israel a dejar salir a la población civil de la zona en conflicto; entre otros aspectos. Es cierto que Hamás debe ser considerado como un grupo terrorista, pero no por ello debe pagar todo un pueblo marcado por el sufrimiento como el palestino, por tal motivo. Palestina, como suele suceder en un país roto por el goteo constante de sangre, no solo está devastada, sino dividida entre los partidarios del presidente Abbás, que abogan por el apoyo de Naciones Unidas para la mediación del conflicto; y quienes son próximos a Hamás, y ven el contexto de lucha como la única opción en el horizonte. El contexto que todos conocemos desde los medios no sólo provoca un sentimiento de solidaridad por quienes sufren la desproporcionada medida israelí, es decir, el pueblo palestino; sino que genera una creciente sensación de fracaso mayúsculo al hacer referencia a instituciones como la ONU, donde el constante empleo del veto -por parte de países como Estados Unidos- ha hecho que el goteo de sangre inocente sea atroz y que por una causa ¨justa¨ se vea esto legítimo. La lucha no es entre países, sino entre lo más extremo del lado judío y palestino: los sionistas y Hamás.
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12/01/2009