¿POR QUÉ SUFREN LOS INOCENTES? (ANGEL 911) ¿Por qué una persona ebria corriendo a 120 Km/hora en la tercera carretera, atropella a un jovencito de 15 años que viene de su colegio, y lo mata instantáneamente?. ¿Por qué frecuentemente gente inocente sufre?. ¿Por qué tenemos grandes huracanes, terremotos, hambrunas, incendios e inundaciones?. ¿Qué sucede realmente detrás de estos acontecimientos en el planeta tierra?. ¿Por qué hay tantos desastres y emergencias?. ¿Por qué se incendian edificios enteros y niños mueren en cuanto duermen?. Te has hecho alguna vez la pregunta: ¿Por qué Dios mío?. Si tú eres un Dios de amor, ¿Por qué permites tanta maldad, tanto sufrimiento, tanto dolor y muerte en este planeta?. La mayor parte de los seres humanos se han preguntado alguna vez en sus momentos de calma y meditación. Cuando observamos grandes plantaciones llenas de cereales y frutos que se producen abundantemente, pero también vemos niños hambrientos y mueren de hambre. Manifestaciones del mundo externo, del bien y del mal son visibles a todos. Podemos ver enfermedades y salud, vida y muerte, alegría y pesar; a ojo desnudo. Mirando el mundo a través de las escrituras, de cualquier modo, nosotros podemos entender lo que está sucediendo en el planeta tierra, Jesús nos relata una historia que nos aclara algunas preguntas. Encontramos esta historia en Mateo 13:24-43. Dios creó el mundo maravilloso, con arroyuelos limpios, con aire puro y sin contaminación. Era un mundo alfombrado con verdes prados, con flores fragantes, donde los pajaritos cantaban alegres melodías y el sol brillaba sobre una atmósfera llena de amor, sin enfermedades o muerte pero con una extraordinaria salud y regocijo. Pero un enemigo vino y sembró cizaña y se fue. Dios no es responsable de aquello. La Biblia nos cuenta que un enemigo vino a hacerlo. La Biblia dice que Satanás está detrás de todos las enfermedades, sufrimientos y muertes.
Lucas 6:18 nos dice que Jesús veía caer a Satanás del cielo como un rayo. La Biblia nos dice también que en este preciso momento, existe un conflicto cósmico entre Cristo y Satanás. Dios jamás creó al demonio al pasado y al comienzo del gran conflicto en el cielo. Allá en el cielo. Dios creó a los ángeles. Uno de estos ángeles que Dios creó, era un deslumbrante ser llamado Lucifer. Lucifer significa: Portador de Luz. Lucifer fue creado perfecto por Dios, un ángel resplandeciente de deslumbrante fulgor. Dios dio a Lucifer una posición por sobre los otros seres celestiales; porque Dios le amaba, le otorgó a Lucifer el maravilloso regalo: El poder de escoger. Cuando Dios creó a los ángeles y luego al género humano. Les dio la capacidad de escoger, porque Dios no quería títeres o robots que le sirvieran descuidadamente y sin amor. Dios corrió un riesgo pavoroso. Para estos seres vivientes que él creó, siendo personas con libre albedrío, podrían haberle seguido o no. Y cuanto más inteligentes son estas criaturas, más grande y más peligroso sería el riesgo. La Biblia menciona sobre el engreído Lucifer. Ezequiel 28:17 nos dice: “Se enalteció tu corazón a causa de tu esplendor”. Sabio e inteligente Lucifer, a quien Dios había creado con absoluta libertad de elección, se corrompió a sí mismo, y se convirtió extremadamente astuto, enredador y hábil para practicar el mal. Este, una vez, querubín perfecto, comenzó a comunicar e infundir desconfianzas a los demás ángeles diciendo que ellos tendrían una enorme felicidad si hiciesen todo lo que quisiesen. Lucifer comenzó a desechar la idea de que era necesario obedecer a Dios. Algunos se preguntarán, ¿Por qué no creó Dios a Lucifer en forma automática y así él sólo podría obedecer?. Si bien ésta es una pregunta lógica, la respuesta debería ser evidente: Dios no quería un ser angelical con dos tornillos en la cabeza y que se pudiese desatornillar y ponerle un programa de computación, de esa forma cada vez que Dios apretara un botón, Lucifer habría levantado una pierna o un pie. Como padres que somos, ¿Nos gustaría acaso un hijito que pudiese ser programado?. Entonces diría cada mañana: Yo voy a comer mi cereal, no voy a pelear en la escuela, voy hacer mis tareas, mi pieza está ordenada. Porque tú lo programaste en la mañana?. Entonces el niño robots sacaría su mano fría y te tocaría y sus labios plásticos te darían un beso, porque él después de todo es un robot. ¿Nos gustaría esa experiencia?. Como nuestro Padre Celestial, no quiso a los ángeles ni a los seres humanos como programas de computación. De esa manera, el dio a sus ángeles mentes inteligentes
con el poder de elegir. Dios quería a sus criaturas que le sirviesen con todo amor. El amor no se puede programar ni mucho menos puede ser forzado, debe ser entregado voluntariamente. Nosotros podemos amar verdaderamente sólo por una libre elección y podemos ser verdaderamente felices sólo si amamos, porque el amor es lo que nos hace ser felices. Pero, ese ángel Lucifer, que fue creado perfecto por Dios, dice a sí mismo: Yo soy más sabio que Dios. Soy más inteligente que Dios. Yo sería mejor gobernante que él. Y así comenzó a sembrar mentiras en el cielo, diciendo a los otros ángeles: ustedes no necesitan obedecer a Dios. La Biblia nos cuenta claramente esta historia. Muchas mentiras de Satanás están siendo difundidas alrededor del mundo. Satanás les dice a la gente: No te involucres en la religión, no leas la Biblia y no te integres a las actividades de la iglesia. También te dice: Vivir para Cristo es tan restrictivo. Esta es la misma mentira antigua que el diablo contó en el cielo y en el huerto del Edén y que ahora continúa usando. Alguien dijo: ¿Por qué Dios no mató a Lucifer o no lo destruyó?. Desde el punto de vista humano, esta reacción resulta lógica, efectiva y apropiada. Pero consideremos a continuación esta situación hipotética: Supongamos que el Presidente de los Estados Unidos es acusado de un gran fraude financiero. Supongamos que uno de los miembros del consejo de ministros y algunos diputados cercanos a él le acusan descaradamente por un desfalco de muchos millones de dólares. Pero suponga además de eso, que el Presidente, como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, firma un decreto ordenando a los generales del ejército que maten a todos aquellos que presenten acusaciones en contra de él. Con el trazo de una letra el Presidente pudo silenciar de la noche a la mañana toda la oposición. Eso ¿probaría más allá de toda sombra de duda, que él nunca cometió un desfalco?. ¡No! Si el llamase a los generales y como último recurso, les obligase a comprobar a ellos, no probaría ciertamente que él estaba en lo correcto, podría probar que él estaba equivocado también. Si Dios hubiese destruido a Satanás desde el principio de su rebelión, sus mentiras habrían parecido ser verdaderas. Todos los otros seres celestiales habrían servido a Dios con miedo y no con amor. Entonces, estos seres celestiales habrían pensado: Satanás intentó advertirnos acerca de Dios y miren como le fue a él. Él nos contó que Dios era un tirano. Estaba en lo correcto sobre esto, mejor nos ponemos a trabajar, nos ordenamos o si no Dios también nos puede destruir. Puedes ver, Dios tuvo que dejar al maligno tener rienda suelta, de este modo se puso al descubierto el monstruo que él es. Recuerda que Lucifer, era el querubín ungido, superior y respetado entre todos los ángeles.
Ingeniosamente, mintió a los santos ángeles, que no habían tenido experiencia con el pecado y jamás habían escuchado una mentira en toda su existencia. Este demonio astuto, que originó el pecado, es llamado “El padre de la mentira” (Juan 8:44). Un tercio de los ángeles fueron engañados y creyeron que Lucifer estaba diciendo la verdad y que el Padre Celestial era restrictivo. Si Dios hubiese destruido a Satanás, hubiese parecido que las demandas de Lucifer eran verdaderas, todo el universo habría estado inseguro. Para proteger el universo por toda la eternidad, Dios en contra de su voluntad pero sabiamente, permitió que fuese plantado el pecado y que creciera y que al ver la amarga cosecha, todo el universo pudiera ver el resultado del pecado. Hábilmente Satanás le preguntó a Eva: Realmente Dios dijo que, ¿Podrían comer del fruto de todos los árboles del huerto? Eva le respondió: Dios nos dejó comer del fruto de todos los árboles del huerto, pero del fruto del árbol que está en medio del huerto, Dios dijo no comeréis, ni le tocaréis, para que no muráis. Dios quería dar a Adán y Eva libre albedrío. Dios reservó aquel árbol en medio del huerto como una prueba de lealtad, una prueba de obediencia, una prueba de fidelidad. Ese árbol era una prueba de que Él era el Señor y Maestro y que era quien controlaba sus vidas. Pero Eva fracasó en esa prueba cuando escuchó y le prestó atención a la voz del espíritu maligno y se apartó del comando de Dios. En Génesis, Satanás mintió otra vez diciendo: “Sino que sabe Dios que el día que comáis , serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”. Eva se rindió a la voz de la serpiente y dijo: Ciertamente no quiero mi felicidad limitada. Y en ese instante ella tomó el fruto prohibido y desobedeció a Dios. Eva tomó, Adán también y pasaron al punto de no regresar jamás. Por el simple hecho de comer esa fruta, ellos escogieron un nuevo amo, ellos dieron sus corazones y mentes al maligno. El pecado les había separado de Dios y ellos ya no eran ni inocentes ni justos. El pecado había hecho una gran muralla entre Dios y ellos. Inmediatamente las semillas de la muerte se comenzaron a introducir en sus cuerpos. Sus células se comenzaron a deteriorar y degenerar. La salud comenzó a hacerse frágil. Separados de Dios los corazones humanos son engañosos y contaminados. Comienza a ser muy fácil hacer lo malo antes que lo bueno, su naturaleza, una vez santa y pura, ahora estaba completamente cambiada.
La Biblia en Romanos 6:16 no dice: Cuando el mundo estaba agarrado de la mano de Satanás, Dios envió a Jesús. 1ª de Corintios 4:9 dice: “Hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres”. Nuestro mundo es un escenario y sobre este escenario, Dios revela su amor para todo el universo. Cuando Satanás estaba gritando: ¡Dios no te ama! El es un juez vengativo. Las leyes de Dios fueron hechas para quitarte tu felicidad; Jesús estaba naciendo como un pequeño bebé en Belén. El propósito de la venida de Cristo a la tierra fue para demostrar a todo el universo, que Dios es amor. Hay una guerra intergaláctica. Es la guerra por controlar tu corazón, tu mente, tu lealtad. Satanás susurra urgentemente: Hace tus cosas personales, sé independiente, vive tu propia vida. Tú tienes todo el derecho de ser feliz a tu manera. Sale con amigos y diviértete. Disfruta alguna excitación, promiscuidad sexual. Haz de tu casa tu dios, de tu programa de televisión tu dios, vive una vida moralmente buena o vive una vida inmoral, pero por favor, olvídate de Dios. olvida sobre asuntos de la eternidad. Y cuando los seres humanos viven de esta manera, ellos no se dan cuanta que han sido cautivos por el amo de los esclavos, el propio Satanás. Entiendes ahora, existe realmente una real y extraordinaria guerra, la guerra por la captura y dominio de tu propia alma. Cuando Jesús fue hasta la cruz, Satanás estaba enojado, porque a pesar que la cruz era de madera donde Jesús fue crucificado y clavado; el sentido común y nuestra razón grita y llora amargamente diciendo: ¡Satanás es un mentiroso!. Porque Cristo en su inmenso amor estuvo dispuesto a ser colgado, crucificado y morir por nosotros. Isaías 49:15-16 se pregunta: ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre?. Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti?. Dios nos ama con todo tu corazón. El siente como nosotros, él se alegra como nosotros, se entristece como nosotros. La cruz clama fuertemente, tenemos un Dios que sufre con nosotros. Ninguna otra religión nos enseña algo tan maravilloso como este mensaje. Por ejemplo, la religión mahometana, dice que estamos moralmente en un estado degradante y debemos subir muy alto donde se encuentra su dios. el budismo dice que debemos escalar e ir muy alto donde se encuentra su dios y debemos llevar y ofrecer frutas, ofrecer nuestros ídolos. El cristianismo no dice nada sobre el subir donde se encuentra Dios, pues ese Dios viene hacia nosotros, hacia donde nosotros nos encontramos. Dios camina pesada
y cansadamente en este sombrío mundo en la forma de Jesucristo. Camina al lado de nosotros en nuestros sufrimientos. Vive con nosotros nuestro dolor. Cuando estás decepcionado, él también está decepcionado. El trae valor y esperanza a nuestros corazones. Dios está realizando algo en lo que se refiere a tanto sufrimiento existente. La buena noticia es que más allá de la cruz, Cristo resucitó de entre los muertos. El Cristo resucitado está vivo ahora, y carga toda persona que sufre en sus brazos. El consuela aquella mujer que está pasando el trauma de su divorcio. Carga en sus hombros aquel niño cuyos familiares murieron en un accidente automovilístico. Pone sus brazos alrededor de aquel hombre que sufre de cáncer. No existe ningún sufrimiento, ninguna desilusión, ni soledad que nuestro Jesús no la pueda sentir o estar en esa experiencia. Debemos sacar los ojos de nuestros problemas y dolores y poner nuestros ojos en Jesús. Muy pronto Jesús volverá a la tierra. Un día muy cercano todo el universo va a ver que Satanás ha traído el pecado, la enfermedad, el sufrimiento y la muerte. Mateo 24:27 nos dice: “Como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre”. Jesús viene. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria. Satanás y el pecado y pecadores finalmente serán completamente destruidos y entonces, gracias a Dios, va a existir un mundo nuevo, un mundo donde no existirá el sufrimiento, ni la enfermedad, ni desilusión, ni tristezas, ni soledad. ¿Estás pasando por algunos sufrimientos en este instante?. Cristo quiere abrazarte y susurrar a tu oído para que tengas valor. Debes aferrarte, querido hermano y hermana. Jesús está regresando para liberar este planeta y crear un nuevo cielo y una nueva tierra. Yo deseo y quiero verle llegar. ¿Y tú?. Yo quiero seguirlo hasta su morada celestial. ¿Y tú?. Amén.