PENSAMIENTO POLITICO ACTUAL EN EL PERÙ
La política trata del gobierno de la república, es decir, del gobierno de la cosa pública en beneficio del bien común. La política es ciencia, pasión y arte en el gobierno del mundo, del país, de las ciudades y de las instituciones en procura del beneficio de todos. La política de la república democrática no trata de asuntos privados y tampoco gobierna a favor de intereses personales o de grupo. Los antiguos griegos le llamaron polis a la ciudad. La política era el gobierno de la ciudad. Ciudad-Estado. El ciudadano era un hombre-adulto-libre que podía deliberar, votar, elegir y ser elegido. No participaban ni las mujeres, los jóvenes ni los niños. En el Perú la política es asunto de hombres y mujeres libres, mayores de 18 años, que pueden elegir y ser elegidos de acuerdo a ley.
PENSADORES POLITICOS A TRAVES DE LA HISTORIA
El ciudadano peruano, para evaluar a un gobernante, parte de una premisa: todos roban. La diferencia es que unos “roban y hacen obra” y otros “roban y no hacen nada”. En la primera categoría colocan a Alan García y Alberto Fujimori y en la segunda a Alejandro Toledo. Se ha llegado a este mediocre pragmatismo, como resultado de más de tres décadas de fracasos políticos, económicos, culturales, deportivos y sociales, que han conducido a una baja autoestima y a la aceptación de una suerte de fatalidad sobre el futuro del país.
Los filósofos griegos y los chinos, reflexionaron profundamente sobre el ciudadano, la moral y la política. Para ellos, moral y política están unidas. Confucio, el gran pensador chino, dejó un pensamiento que organizó el poder del Estado chino por más de 2 mil años. La propuesta de Confucio entendió la
política desde la moral y, por ende, cada acto político, es un acto moral. No existe, para él, separación entre moral y política. Una de sus tesis es la misma que elaboró Kant -el gran pensador alemán- más de veinte siglos más tarde y que exige que todo acto del hombre deba ser entendido como una acción o una ley universal. El lenguaje popular ha sintetizado esta idea en la frase, “no hagas a otro lo que no quieras que te hagan a ti”. En la propuesta de Confucio, la educación en valores, es una cuestión fundamental. Algunos estudiosos del desarrollo de Corea del Sur, Taiwán, Japón y Singapur encuentran en las enseñanzas de Confucio la cave de su extraordinario desarrollo: la ética que genera confianza y la educación permanente que permite que los niños, los jóvenes y los ciudadanos cuenten con una educación en valores y en conocimientos
tècnicos.
De esta manera a continuación señalamos a algunos pensadores políticos los cuales causaron impacto a través de la historia de la política. Aristóteles, el gran pensador, demostró que los políticos son personas ambiciosas y prácticas que tienen una gran ambición: el reconocimiento. Por ello están a la búsqueda de los homenajes, las distinciones, los monumentos, las condecoraciones y, en la época moderna, las primeras planas, las entrevistas en la televisión, entre otras. El sueño de Platón, que los sabios -es decir, los filósofos- gobiernen el mundo ha sido, hasta hoy, una utopía. Mientras el político busca el poder, los bienes materiales y satisfacer su vanidad y su ego, los filósofos y pensadores buscan la verdad, aman el conocimiento y encuentran la felicidad en el entendimiento de la condición humana. Hay una suerte de divorcio que deberá, alguna, vez terminar. Desde el siglo XVI, con el inicio de la modernidad, moral y política se separan definitivamente. Para Maquiavelo, la política es ajena a la moral. Es moral aquello que le conviene al Estado y a su gobernante. Por ello, todo lo que pueda hacerse para conseguir las metas y objetivos, es imperativo hacerlo. La política se reconoce, abiertamente, como un negocio. Se llega al poder para enriquecerse, haciendo la guerra, favoreciendo a empresas, a familiares y amigos.
“El
fin
justifica
los
medios”.
Volvamos al Perú. En nuestro querido país ha habido pocos pero importantes pensadores que expresaron la necesidad imperiosa de crear una clase dirigente, de terminar con los mandones prepotentes y abusivos y construir auténticos líderes. Para Jorge Basadre se trata de poner fin a la era de los caudillos ambiciosos y sustituirlos por líderes democráticos. El gran historiador peruano lo expresó muy claramente. Hemos tenido clase dominante pero no clase dirigente. Se trata de construir una clase dirigente que debe ser honrada y
honesta,
que
use
los
bienes
públicos
escrupulosamente.
Los que han gobernado el Perú, en las últimas décadas -con excepciones meritorias- han sido personas ambiciosas de escasos valores democráticos y exiguos principios morales. Han sido demócratas de palabra pero autoritarios de hecho. “Si no está bien la raíz, no puede estar bien la copa”, se expresa en un hermoso texto confuciano. Alan García, Alberto Fujimori y Alejandro Toledo tienen en común lo que tienen todos los políticos peruanos: mesiánicos y sectarios. Ellos son los salvadores. Llegaron al poder con sus partidos y gobernaron con sus familiares y amigos. Tal vez la diferencia entre unos y otros reside en que, uno de ellos, comparada con los otros, actúa como un simple piraña. Los otros, en cambio, actúan con la mentalidad de capos de verdaderas mafias. Uno dice mentiras increíbles –“me secuestraron” cuando se fue de juerga-
mientras
que
los
otros
mienten
con
seguridad,
firmeza
y
perseverancia… y, hasta se llegan a creer sus mentiras. Pero la esencia es la misma. El hurto de los recursos del Estado y la deshonestidad, la mentira, las medias verdades, las cortinas de humo, las falsas investigaciones, la búsqueda de la prescripción, los monumentos a la nada -como el tren eléctrico que nunca tuvo comienzo ni fin pero si una gran coima de origen-, las leyes con nombre propio o para los amigos, los pactos no de caballeros sino bajo la mesa para el encubrimiento y la defensa mutua, las leyes con artículos contradictorios –le llaman submarinos- para que la propia ley se neutralice y permita perpetuar a los que controlan el poder, la compra de la justicia, los congresistas corruptores del Poder Judicial que se rasgan las vestiduras cuando dicen enfrentar la corrupción, las licitaciones y concursos públicos amarrados, son algunas de las prácticas que destruyen la política, hacen fracasar a los gobiernos y sumen a la
miseria, la desnutrición, el atraso y a la infelicidad a los pueblos. ¿Es posible cambiar la política en el Perú? Creemos que sí. Eso requiere que reconozcamos que la corrupción es el problema número uno pues corroe, destruye, mina -día a día- la moral de los ciudadanos y liquida las instituciones. Cuando los ciudadanos, los niños y los jóvenes no confían, no creen en nada ni en nadie, entonces, no hay futuro para el país. Por ello, el líder que demuestre a través de su acción -y no en el Poder Judicial porque allí las sentencias se compran o prescriben- que tiene la conciencia y las manos limpias y que puede liderar el país, podrá empezar una nueva era para el Perú… de lo contrario, estaremos como mula de noria, dando vueltas sobre lo mismo, mientras los demás pueblos del mundo se seguirán alejando, cada vez más, de nosotros.
Plan de Desarrollo Concertado: La Política
•
La política es un servicio a la comunidad. El fin supremo o último de la política es contribuir a la felicidad de la gente. La política está consustancialmente vinculada a la ética pública. Cuando se separa la política de la ética pública y se convierte en interés personal o de grupo, deja de servir a todos. En toda la época del Estado Natural, política y ética estaban unidas. Con el inicio de la modernidad ética y política se separan. En la modernidad el hombre es libre. Debe ser el fin supremo, sin embargo, las utopías totalitarias han manipulado, instrumentalizado a lo seres humanos convirtiéndolos en medios y no en fines en sí mismos. El estatismo, el fascismo, elestalinismo y el totalitarismo nazi, así como las tendencias totalitarias del neoliberalismo o capitalismo salvaje convierten al hombre en el nuevo esclavo del ESTADO o del MERCADO.
•
A partir de la modernidad la política se separa de la ética. Esta escisión se mantiene hasta hoy en que existe una separación entre vida pública y privada que trae como consecuencia la existencia de una ética pública y otra privada. Nadie tiene derecho a meterse en la vida privada como
nadie tiene derecho a utilizar el bien público como privado.
•
La política democrática es el tratamiento de los asuntos públicos por hombres y mujeres libres. El Estado no puede legislar ni meterse en la vida privada de las personas. El ciudadano está protegido en su vida privada de cualquier intromisión del Estado. Los estados absolutistas tenían ingerencia en la vida privada de las personas. Eso termina con la modernidad.
•
En la modernidad democracia y libertad están indisolublemente unidos. No
existe
democracia
sin
libertad.
Libertad
es
independencia,
autonomía, autodeterminación, deliberación, libertad de pensamiento y de
creencias.
Pensamiento
racional,
pensamiento
crítico,
duda
metódica. Son todas conquistas de la modernidad o de la razón. En los gobiernos autoritarios se cancela la libertad. En los regímenes totalitarios se cancela el espacio mismo de la libertad. El gobernante autoritario puede actuar dentro de la ley elaborada por el autoritarismo, ley que no es elaborada por personas libres. En los regímenes totalitarios se ubican por encima de la dicotomía legalidad-ilegalidad. Se ubican por encima de todo y se sustentan en la ley de la historia o en la ley
•
de
la
naturaleza.
Controlan
todo
movimiento
espontáneo.
En la modernidad impera la razón. Por ello, en la democracia, la política es una expresión racional de ideas, propuestas, intenciones, proyectos. El predominio de la razón implica razonabilidad y, por ende, la posibilidad de acuerdos, pactos y concertación de intereses para unir a los ciudadanos en torno a un proyecto común. Sin embargo, la voluntad de poder -que no es lo mismo que la voluntad de poderío- es un factor decisivo en la construcción de un proyecto político. Voluntad de poder
•
y
razón
deben
encontrar
su
equilibrio.
La irracionalidad puede ser un factor antidemocrático y conducir a la incapacidad parar concertar, pactar, conciliar posiciones e intereses en
pro del bien común. La irracionalidad en política puede conducir a la división, el caos, la confrontación y la anarquía. Los prejuicios de carácter psicológico, cultural, ideológico, entre otros, étnico conducen a conflictos
•
en
los
que
todos
pierden.
El Gobierno requiere de política políticas generales y específicas que buscan mejorar la calidad de vida de las personas. Las políticas generales señalan el contenido, el alcance a través de visiones y propuestas globales, que implican a todos. Las políticas específicas pretenden orientar las acciones en temas de nivel sectorial o de un ámbito local o que combine una parte de lo local con lo sectorial. No por ser específica deja de ser importante. El buen gobierno debe desarrollar políticas
•
generales
y
particulares
en
pro
del
desarrollo.
La modernidad ha traído grandes avances a la humanidad y la ha puesto en el límite por una equivocada relación con la naturaleza. La sobre explotación de los recursos naturales, bosques, océanos, ríos y lagos a su vez contaminados por los relaves mineros e industrias generadoras de gran polución son una demostración de los límites de la modernidad. El ser humano deber plantearse otra relación con la naturaleza en la que entienda que forma parte de ella. El pensamiento actual, recuperando las enseñanzas más avanzadas de la antigua filosofía oriental y occidental, sostiene la necesidad imperiosa de avanzar en tres armonías claves: la armonía del hombre consigo mismo, la armonía con la naturaleza y la armonía con la sociedad. Esto va de la mano con la idea de que el hombre tiene cuatro dimensiones: cuerpo, mente, emoción y espíritu que deben ser estudiadas, conocidas, desarrolladas y respetadas para alcanzar un desarrollo integral.
•
Las estrategias en la política son los caminos a seguir para conquistar determinados objetivos. Las políticas públicas del Gobierno Municipal se fundamentan en la Constitución, las leyes de desarrollo constitucional, las leyes ordinarias y en principios éticos y democráticos que preserven
el
•
interés
Las
políticas
democráticas
común.
privilegian
los
medios
o
los
procedimientos. Las políticas antidemocráticas consideran que el fin justifica los medios. Tiene que haber equilibrio, coherencia, relación entre fines y medios. La democracia es, también, procedimental.
•
La política democrática en el Gobierno de las ciudades y pueblos trata los asuntos públicos en beneficio del ciudadano-vecino. Es una doble consideración que abarca dos ámbitos complementarios. Como ciudadano tiene deberes y derechos en el ámbito público nacional, regional y local. Como vecino tiene deberes y derechos en la calle,
•
el
barrio,
la
zona
y
el
distritoque
habita.
La política democrática moderna es: o
Participativa, pues recoge la opinión, propuestas, críticas, observaciones, ideas y proyectos de los ciudadanos y vecinos, en forma individual u organizada.
o
Transparente, ya que no pretende engañar ni ocultar información a los vecinos.
o
Concertadora, pues busca el acuerdo a través del diálogo en pro del
bien
común.
La búsqueda del consenso, de los acuerdos, de la concertación no debe paralizar. El consenso debe ser activo y no debe degradar la calidad de las políticas. El consenso no puede ser la conciliación mediocre que
paralice. La tolerancia y el consenso no deben significar la igualdad para rebajar los fines, los objetivos, las estrategias ni las acciones.
•
Son errores en la democracia, el democratismo que la entrampa pues intenta consultarlo todo, limitando el papel del gobierno elegido democráticamente, entrampando la toma de decisiones en una consulta que se prolonga al infinito; el secretismo, que intenta controlar y mantener la información en forma oculta con el fin supuesto de impedir que los competidores estén informados. Lo que no quiere decir que no deba haber información confidencial para el ejercicio del buen gobierno.
•
La política democrática busca la emancipación de las personas. Por ende, son deformaciones de la política el populismo-autoritario y el clientelismo que impiden el ejercicio de la libertad al generar dependencia y sumisión. o
El populismo consiste en políticas que buscan satisfacer demandas inmediatas sacrificando la disciplina fiscal y las previsiones a futuro. Consiste en gastar sin sentido estratégico con el fin de complacer demandas inmediatas no sustentables.
o
El clientelismo busca realizar obras o servicios con el fin de ganar la adhesión de los ciudadanos-vecinos con fines inmediatos electorales o de popularidad y que, asimismo, no forman parte de un todo estratégico orientado al desarrollo integral.
2. En el mundo moderno existe una ética pública y una ética privada. La primera trata los asuntos que conciernen a los intereses comunes. La segunda, como lo dice su nombre, corresponde al ámbito de los intereses personales. Todos tienen, en la modernidad, derecho a su vida privada y a su imagen. Atentar contra la vida privada y la imagen de las personas es inconstitucional e ilegal. El ser percibe y es percibido. Destruir o demoler la imagen de las personas es una violación de los derechos humanos. En el Perú subsiste la cultura política de la demolición de la imagen de las personas o el terrorismo de imagen.
3. El primer principio de un gobierno es comprender que existen gobernantes y gobernados. En la democracia los gobernantes son elegidos libremente por el pueblo. La elección es un derecho no un deber. La primera tarea de un Gobierno ya sea Nacional, Regional o Local es gobernar. La incapacidad para tomar decisiones genera parálisis y crisis sucesivas. Gobierno es elegido para gobernar. El gobierno debe gobernar. Esa es la primera ley del gobierno. Tener la responsabilidad de gobernar no debe conducir ni a la soberbia, ni a la intolerancia, el despotismo y, tampoco, a la falta de respeto a las minorías.
4. La democracia moderna es representativa con importantes y amplios mecanismos de participación ciudadana. No estamos en una democracia participativa y tampoco en una democracia directa. En algunos ámbitos se está generando una cierta anarquía cuando se confunde la democracia representativa con una democracia participativa que conduce a un democratismo que anula la acción del Gobierno elegido democráticamente. Peor aún, se pretende imponer una denominada democracia directa que existe en pequeñas comunidades de muy limitada población en las que los problemas pueden ser deliberados por la comunidad de hombres y mujeres libres. La democracia moderna no niega la participación ciudadana pero la organiza a través de diversos mecanismos que permitan tanto la
expresión de las ideas, propuestas o proyectos así como su canalización para
la
toma
de
decisiones.
5. El Estado Peruano es unitario y descentralizado. El sistema democrático peruano considera en el Estado varios niveles: el Estado Nacional, el nivel regional y local. Los tres están entrelazados y son complementarios, con competencias exclusivas o compartidas y con funciones claramente definidas. No son opuestos sino complementarios, por ende, no deberían competir entre si. Un Régimen Especial en el Estado Democrático no es sinónimo de Régimen de Excepción.
6. Por el principio de subsidiariedad o inmediatez, la instancia de Gobierno Nacional no debe hacer lo que puede hacer la instancia del Gobierno Regional y así hasta llegar al nivel local. Cuantas más competencias asuma una instancia del gobierno local, mayores son los beneficios, dada la inmediatez o cercanía de la instancia gubernamental a los ciudadanos.
7. El Gobierno Municipal debe tratar lo local desde una visión nacional pues forma parte de un sistema político. La ausencia de una visión nacional e integral, que integre lo local a lo nacional, genera un localismo ineficiente en elque lo local se convierte en un fin en sí mismo, aislado de lo nacional. De otro lado, es un error intentar, desde lo local, intentar resolver problemas que se deciden en un ámbito nacional. Una autarquía localista deviene en una alternativa inviable, utópica, regresiva. El localismo o chauvinismo local es una deformación xenófoba que no comprende que los pueblos que han crecido son los que más han comerciado, se han integrado y relacionado con los más avanzados.
La
pretendida
autarquía
conduce
al
subdesarrollo.
8. La época actual es la de un escenario en el que predomina un mercado mundial y un mundo globalizado. La globalización es una realidad de la que nadie puede sustraerse. Los ciudadanos de los países más
avanzados se van transformando en ciudadanos del mundo. En la etapa actual de la globalización el Perú es un país que está siendo globalizado por otros países y por grandes empresas transnacionales. Se debe promover políticas a través de las cuales el Perú se integre al mercado mundial y a la globalización buscando en forma autónoma su beneficio. En el comercio mundial se debe actuar con conocimiento, inteligencia, sensatez, flexibilidad y capacidad de negociación. La época actual es, igualmente, la del conocimiento y la información. Se deben considerar todos estos nuevos aspectos para desarrollar políticas que inserten al Perú
en
el
mundo
en
condiciones
ventajas.
9. El mundo actual es totalmente asimétrico. Los países ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Esa tendencia se ha consolidado con el paso del tiempo. En un mundo poblado por 5,900 millones de personas, 3 mil millones viven en pobreza, con menos de dos dólares diarios de ingreso. Cada año se incorporan 90 millones de personas al mundo. Se prevé que en el año 2030 el mundo tendrá 10 mil millones
de
habitantes.
10. En América Latina la tasa de pobreza ha aumentado en O.2 %, pasando de 43.8% a 44 %del total de la población. Existen hoy 221 millones de pobres y 98 millones de indigentes con ingresos menores de un dólar diario. Tarea fundamental en el Perú, América Latina y el mundo
es
la
lucha
contra
la
pobreza.
11. El Gobierno Municipal gobierna a ciudadanos-vecinos sujetos de deberes y derechos. Se debe considerar estas dos dimensiones: ciudadano y vecino con el fin de elevar al vecino a la categoría de ciudadano. Los Gobiernos Locales deben desarrollar políticas para crear ciudadanía.
12. El gobierno no es lo mismo que una simple administración o una gerencia. Gobernar, por ende, no es ni administrar ni gerenciar.
Gobernar democráticamente es liderar -con la legitimidad obtenida por el voto ciudadano- a un pueblo hacia fines y objetivos. Gobernar es, además, dirigir, orientar, concertar, planear y planificar el desarrollo integral de un país, una región, una ciudad o un pueblo. Si bien Gobernar no es ni gerenciar ni administrar, el gobernante necesita gerentes, administradores, técnicos que aplican políticas. Los gerentes, administradores y técnicos deben lograr que los resultados de las políticas
13. Es
una
sen
eficaces,
manifestación
eficientes
errónea
confundir
y
al
oportunas.
gobierno
con
laadministración, pues el primero trata de fines, objetivos y políticas y el segundo las aplica buscando resultados óptimos, a través de métodos que privilegien la eficiencia y la eficacia en virtud de objetivos políticos concertados.
14. El ejercicio de la democracia precisa de una labor de educación con el fin que los funcionarios y los ciudadanos-vecinos cumplan con sus deberes y hagan valer sus derechos. La política democrática trata los asuntos públicos con hombres y mujeres libres, sujetos de deberes y derechos y no con súbditos. El funcionario público está al servicio del ciudadano
15. El
desarrollo
y
requiere
del
de
políticas
de
vecino.
comunicación.
La
comunicación puede ser un factor de desarrollo o de subdesarrollo. Para alcanzar el desarrollo es fundamental una política de comunicación moderna, creativa, que parta de la cultura y la percepción de los ciudadanos. La comunicación requiere una propuesta ética sostenida en la transparencia y un lenguaje que signifique la complejidad de la realidad local. Una visión, una misión y un discurso que se abra paso en la sociedad y desde el Gobierno son necesarios para alcanzar el desarrollo.
16. La política, según los filósofos clásicos -Platón, especialmenterequiere de expertos. La democracia requiere de expertos, lo que no significa, que es el gobierno de los expertos. La exclusión de los ciudadanos por los expertos es una expresión antidemocrática. Es una deformación
tecnocrática.
Sin
embargo,
sin
especialistas
en
determinadas materias la política se torna empírica. Por ende, es un error desarrollar políticas que opongan a los expertos a los no expertos. Ambos son complementarios.
EL LIDERAZGO Y EL SENTIDO DE LA POLITICA ACTUAL Atreverse a pensar. Decir la palabra. Unir el verbo y la palabra. El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. El don de la palabra. El espíritu de la palabra. Ir contra la corriente. Atreverse a actuar. Romper con la mediocridad del medio. Todas estas son frases que expresan, de alguna forma, cómo es que la palabra escrita o hablada, expresa un punto de vista, una opción, una manera de ubicarse
frente
a
la
vida.
Líderes son aquellos que tienen seguidores y que unen, en su vida, palabra y acción. Pensamiento y capacidad para conducir a sus pueblos. En nuestro país hay un problema estructural en la creación de nuevos líderes y en la construcción de nuevos liderazgos. Las estructurales culturales, políticas, psicológicas, emocionales fagocitan, tragan a los nuevos líderes y los incorporan a los viejos moldes. El resultado es la sensación de fracaso permanente. El fracaso real, pues casi 3 millones de peruanos han salido del país -el año 2004 partieron mil personas diariamente con el fin de no volver-. Evidentemente se van los mejores y los desesperados. El Perú está siendo descremado.
Estamos
perdiendo
talentos.
Con el fin de encontrar una respuesta, se trata de examinar el sentido de la vida y de nuestras vidas. ¿Por qué estamos aquí? ¿Qué sentido tiene nuestra vida y nuestros actos? ¿Qué buscamos? ¿Qué queremos? Estas preguntas van, para los que han optado por la política, en el mismo sentido. ¿Qué es la política? ¿Por qué estamos en política? ¿Tiene sentido participar en política?
¿Cómo debe ser nuestra participación? ¿Cuál es el sentido de la política? Se toca con las manos en el Perú la falta de liderazgo. Esta carencia está vinculada a las preguntas precedentes. ¿Es imperativo que, aquellos que ingresamos a la política en nuestra juventud, reneguemos de nuestros ideales de democracia, libertad, justicia, igualdad de género, respeto a los derechos de las gentes, paz y una vida creadora, porque la política se ha convertido en actividad de grupos mediocres, carentes de profundos principios morales o de profundo compromiso con la gente? ¿Debemos adaptarnos a la cultura política predominante? ¿Qué es la cultura política? Son los usos, las costumbres, las formas, las maneras de hacer política. ¿Cuál es la cultura política peruana? La de la exclusión, la desigualdad, la confrontación, la apariencia… el predominio del autoritarismo, la verticalidad, el mando de arriba abajo, sin respeto a los demás. Lejos del diálogo, la reflexión colectiva, el respeto a las ideas discrepantes, la cultura política dominante ha ido cayendo cada vez más. Si en los años 30 había pensadores dedicados a la política y entre los años 60 y 70 nuevas generaciones se entregaron a la tarea de servir al país, entre los años 80 y 90 hacia delante, los que han llegado al gobierno han demostrado, con creces, que no están a la altura de las necesidades del país. Son muchas las preguntas que nos hacemos los que estamos en política. En primero lugar, definamos la política como la ciencia, la pasión y el arte de gobernar al servicio de la gente. La política es, para algunos, la ciencia del poder. ¿El poder de quién y para qué? La política sólo tiene sentido si sirve, si está al servicio de la mejora de las relaciones humanas, si ayuda a la cooperación entre todos, si contribuye a la paz, la unidad, el desarrollo integral sustentable. Sostenible. La política tiene que contribuir a la felicidad de la gente. Tiene que ser acción de gente noble y con fines nobles. Federico Nietzsche, el filósofo alemán, había advertido en el siglo XIX, como es que “ya ahora comienza a dejar de ser la política profesión de nobles, y es posible que algún día parezca tan vulgar que se le ponga, como a la literatura de los periódicos y de los partidos, la etiqueta de prostitución de la inteligencia”.
La frase es dura, pero expresa aquello que un observador comprometido -no cínico- podía y puede advertir. Preguntémonos; ¿Qué tiene que hacer en la actividad política un congresista que subvalúa un vehículo importado con el fin de evadir impuestos? ¿Por qué puede estar en el Congreso un congresista violador? ¿O un individuo que es congresista para usar de la inmunidad para evadir la justicia, o los que se dedican como abogados, desde el congreso, a corromper al poder judicial, o a dar leyes que favorecen negocios privados? ¿Cómo es que pueden intentar, siquiera, volver a postular ex presidentes que destruyeron al país, pulverizaron la economía, envenenaron la política y desataron campañas de destrucción de las instituciones y de las personas? En realidad, en el Perú, tenemos que volver a reflexionar sobre el sentido de las cosas con el fin de crear un nuevo orden. Salgamos de la política como administración del poder, como simple anécdota, como frase ingeniosa o como exabrupto
agresivo
y
violento.
En las últimas elecciones presidenciales, el país tuvo que enfrentar una terrible disyuntiva, votar por Alan García que en cinco destruyo al país o por Alejandro Toledo que tuvo la virtud de enfrentar durante los últimos meses del gobierno ilegal e ilegítimo de Fujimori. Las dos eran malas opciones. Hoy, a un año y dos meses de las elecciones del 2006, las perspectivas no son las mejores. Los que tanto daño le hicieron al país suman poco más del 30 por ciento de la intención
de
voto.
Elevemos la calidad de la política y concertamos alternativas que permitan a la gente unirse para que el Perú sea respetado y los peruanos vivan una vida digna. El gobierno no esta tarea de una persona. Hay importantes avances en el Acuerdo Nacional, postergado por la política menuda. Se trata, por lo tanto, de construir desde las comunidades de base, nuevos liderazgos, premunidos de una sólida base moral, gente a la que no le tiemble la mano frente a la corrupción, que la enfrente, que la derrote, que sea capaz de trabajar por el bien del país, amando la libertad, la democracia, la justicia y luchando porque la gente no sea excluida porque es india, mestiza, andina, o de origen africano.
Está en nosotros ir contra la corriente que es un principio democrático de gente de espíritu noble.