Teniente General FAP Pedro José Sala Orosco 28 de noviembre de 1919 - 25 de Noviembre 2005 ENEREIDA Día eterno es éste, día ingenuo, infante coral, oracional; se corona el tiempo de palomas, y el futuro se puebla de caravanas de inmortales rosas. Padre, aún sigue todo despertando; es enero que canta, es tu amor que resonando va en la Eternidad.
César Vallejo Cuando mi papá nació había terminado la Primera Guerra Mundial que puso fin a la hegemonía europea, Estados Unidos había emprendido su conquista de América del Sur y había triunfado la Revolución Rusa. En el Perú su infancia transcurrió bajo el oncenio de Leguía que empezó auspicioso de reformas y concluyó en escandalosa crisis y la mayor parte de su vida profesional la pasó mi padre en un país donde el modernismo convivió hasta 1970 con el feudalismo. Entre los primeros intentos de modernización del oncenio se incluye la euforia del nacimiento de la aviación Y ése fue el inicio del tercer gran amor de mi padre; los otros dos fueron su patria y mi madre. Mi padre nació en Pomaticlia, Santa Eulalia y su madre fue María Justina Orosco, mujer fuerte y visionaria, que se obstinó en tener hijos profesionales y lo logró. Papá siempre estuvo muy orgulloso de su origen, de toda su familia de Santa Eulalia, de su país. La infancia de mi papá la describe felizmente en sus memorias que publicaremos por su valor histórico y testimonial. Transitó del caballo a la bicicleta para ir a la escuela, en tren para ir a ver al padre ausente y en tranvía para ir a la Escuela de Oficiales en Las Palmas. Tuvo una carrera limpia y fue una rara joya en nuestro país: fue un hombre honrado. Honró a su madre, a su esposa, a sus hijos y a sus nietos con su ejemplo de generosidad honorabilidad, entrega al trabajo, responsabilidad, sentido de justicia, franqueza y buen humor. Hoy mi padre duerme, como en Los Pasos Lejanos Mi padre duerme. Su semblante augusto figura un apacible corazón; está ahora tan dulce... Pedro Sala Orosco Honró a la Fuerza Aérea con su gran capacidad de trabajo, disciplina, su intuición, su coraje y su alegría y al pasar al retiro la continuó honrando al presidir la prestigiosa Asociación de Oficiales Generales y asumiendo la defensa cabal de la FAP en todos los terrenos. Sufrió profundamente al constatar que hemos sido gobernados por traidores, comentario que nos envió a mi hija y a mí sobre los problemas limítrofes del Perú que se tradujeron en la pérdida de 915 000 kilómetros cuadrados. Y le dolieron como golpes, de aquellos que ‘Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte’. Cuando la Fuerza Armada decidió emprender las urgentes reformas sociales que el Perú necesitaba, Pedro Sala Orosco Honró al Perú con su entrega en el Ministerio de Trabajo promulgando, con un gran equipo de asesores encabezado por el Dr. Jorge Rendón y con el apoyo de valiosos oficiales como José Espinoza y Alfonso Carrión Gamarra, la legislación laboral modelo de América Latina que lo llevó a presidir la Asamblea General de la OIT en 1974 por aclamación. Cuando pasó a la situación militar de retiro mi padre Honró al Perú rescatando de la quiebra a Aeroperú (que más tarde destruirían el Apra y Fujimori) y presidiendo la Asociación de Aerolíneas Nacionales de América Latina por unanimidad.
He tenido el privilegio de constatar que a pesar de haber tenido que desempeñar puestos políticos - con la pésima connotación que este aspecto tiene en nuestro amado país - gentes de todos los sectores con los que actuó han reconocido que el General Pedro Sala siempre fue un caballero, un hombre de bien y sobre todo, insisto - rara joya en el Perú - : un hombre honrado. Su fuerza le permitió enfrentar con éxito enfermedades de necesidad mortal, tuvo cáncer y muchos otros males que fueron atendidos por médicos competentes y pacientes en el Hospital de la FAP. Pero los años pasaron y citamos lo que contaba Vallejo sobre su padre que bien pudo haber sido sobre el nuestro y el de tantos: Hoy hace mucho tiempo que mi padre no sale Una broma de niños se desbanda. ..... Otras veces le hablaba a mi madre de impresiones urbanas, de política; y hoy, apoyado en su bastón ilustre que sonara mejor en los años de la Gobernación, mi padre está desconocido, frágil, mi padre es una víspera. Lleva, trae, abstraído, reliquias, cosas, recuerdos, sugerencias. La mañana apacible le acompaña con sus alas blancas de hermana de la caridad. Pedro Sala ha sido un hombre de naturaleza curiosa y alegre, servicial y generoso, profundamente enamorado de mi madre con quien compartió momentos de grandes pruebas, de las que juntos salieron airosos. Su amor nos deja una marca muy difícil de superar. Deja muchos amigos, deja grandes recuerdos, pero sobre todo deja la prueba de que este país es capaz de producir hombres justos, hombres honestos y grandes oficiales aviadores. Ojalá muchos más sigan su ejemplo y recitando a Vallejo podamos decir: Ya no llores, Verano! En aquel surco muere una rosa que renace mucho... Esperamos que ahora Pedro Sala se reúna con su adorada madre Justina, su hermano Raúl, su tía Marina, su prima Manuela y sobre todo con la Virgen del Carmen de quien era muy devoto Especialmente deseamos que se reúna con aquél en quien siempre creyó, pues con frecuencia decía que Dios era Peruano y que Dios es Aviador. DIOS Siento a Dios que camina tan en mí, con la tarde y con el mar. Con él nos vamos juntos. Anochece. Con él anochecemos, Orfandad... …… Yo te consagro Dios, porque amas tanto; porque jamás sonríes; porque siempre debe dolerte mucho el corazón. Como nos duele a todos nosotros hoy, como nos duele a quienes tanto te queremos, descansa en paz padre adorado. Gracias por acompañarnos en esta fecha. Yolanda Báez de Sala, Yolanda Sala Báez, Armida Sala Báez, Pedro José Sala Báez, Sandra Cassinelli Sala, Daniel Cassinelli Sala, Karín Sala Reyes, Yolanda Solari Sala y Bert Duellaert.