Texto descriptivo: Las paradojas de la posmodernidad en torno a las relaciones líquidas Prólogo del texto: Amor Líquido Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos Zygmunt Bauman Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2005.
Por: Pedro M. Aguilar Luna Docente: Tilson Medina
Universidad de San Buenaventura -Cartagena Facultad de Educación y Ciencias Humanas Maestría En Ciencias de la Educación Semestre:
II
Cohorte:
V
Cartagena de Indias, Septiembre 2015
AMOR LÍQUIDO
En este relativamente corto, pero profundo y por lo tanto, amplio prólogo, Bauman nos pone en frente de un tema de suma importancia, las relaciones humanas de la época contemporánea. Nos coloca como referente claro de dicha situación la historia de Ulrich, protagonista de la novela de Robert Musil, en la cual este héroe, al carecer de atributos propios, debía desarrollar, por medio de su propio esfuerzo, cualquier atributo que pudiera haber deseado poseer, empleando para ello su propia inteligencia e ingenio, pero sin garantías de que esos atributos duraran indefinidamente en un mundo colmado de señales confusas, con tendencia a cambiar rápidamente y de maneras imprevisibles. Parodiando a Musil, el hombre que Bauman nos pone en frente, es el hombre sin vínculos, y particularmente, sin vínculos tan fijos y establecidos como solían ser las relaciones de parentesco en la época de Ulrich. Procura desentrañar, registrar y entender esa extraña fragilidad de los vínculos humanos, el sentimiento de inseguridad que esa fragilidad inspira y los deseos conflictivos que ese sentimiento despierta, provocando el impulso de estrechar los lazos, pero manteniéndolos al mismo tiempo flojos para poder desanudarlos. Tristemente hay que reconocer lo paradójicas que resultan en verdad estas relaciones entre los hombres, y me tomo el atrevimiento de adverbiarlas de esta forma, priorizando equivocadamente quizás, mi subjetividad, porque aspiro a plasmar en este humilde escrito una apreciación personal sobre dicha temática.
En realidad las relaciones; el interactuar social, del prototipo de hombre de la época contemporánea se parece a lo que ocurre con los líquidos, cambian de forma de acuerdo con el envase o el espacio en el cual se vacíen, es decir no hay garantías de la estabilidad de su forma. Es precisamente, esta quebrantabilidad de los vínculos establecidos entre los seres humanos actualmente, lo que preocupa a Bauman. Para él, el héroe principal del libro, cuyo prólogo constituye el fundamento del presente artículo, son las relaciones humanas. En donde los protagonistas son hombres y mujeres, contemporáneos nuestros, desesperados al sentirse fácilmente descartables y abandonados a sus propios recursos, siempre ávidos de la seguridad de la unión y de una mano servicial con la que puedan contar en los malos momentos, es decir, desesperados por “relacionarse”. Sin embargo, y aquí resalto la paradoja, desconfían todo el tiempo del “estar relacionados” , y particularmente de estar relacionados “para siempre”, por no hablar de “eternamente”, porque temen que ese estado pueda convertirse en una carga y ocasionar tensiones que no se sienten capaces ni deseosos de soportar, y que pueden limitar severamente la libertad que necesitan para relacionarse. Es
decir, nos presenta Bauman a un grupo de hombres y mujeres, que aunque, pudiéramos decir, como resultado de su propia naturaleza social, necesitados de estrechar lazos con sus congéneres, de apoyar y ser apoyado por otros, como es lógico esperar, resulta que al mismo tiempo y de forma contradictoria, nos encontramos es, con un hombre temeroso al establecimiento de vínculos fuertes, sólidos y duraderos, porque de esa manera se siente comprometido y con el compromiso atado; siente que está castrando otras posibilidades, que seguramente tendrían que ser mejores; y lastimosamente, esto ocurre así también, en un aspecto o en una relación en donde no resulta nada sano que así sea, en el amor, como lo sugiere el titulo del texto: amor líquido, no sólo porque el amor es la fuerza más poderosa del universo, sino, porque esta tiene que ver con la misma pervivencia de la especie humana, aunque no imprescindiblemente, pero sí afecta, porque con parejas menos estables o menos parejas verdaderas o comprometidas, y teniendo en cuenta las condiciones socioeconómicas y políticas existentes, las posibilidades o los espacios para la procreación y atención de lo procreado, resultan más reducidos y menos adecuados, augurando un difícil futuro para la humanidad. Los hijos de padres no comprometidos resultarán posiblemente menos comprometidos o menos aptos para el compromiso, por el ejemplo de estos, y por la marcad tendencia a la volatilidad, la velocidad y al facilismo de la época que vivirán dichos hijos. Todo esto encuentra sustento en el hecho de que el vaticano haya declarado este año(2015) como el año de la familia, al analizar las tendencias señaladas por las estadísticas de los matrimonios(civiles y eclesiásticos), los divorcios, las uniones libres, el número de hijos, entre otros aspectos(XI Asamblea Arquidiocesana de Pastoral, Cartagena2014).
Otra paradoja importante es la que resulta en relación a lo que el autor llama “el boom del counselling” , en donde estos hombres y mujeres contemporáneos, temerosos y enemigos de las relaciones fijas y con compromisos, acuden a los expertos consejeros, que exigen honorarios, en la búsqueda desesperada de una respuesta a sus necesidades de apoyo, consejo, independencia y para enfrentar la soledad sin sentirse sobrecargados, por lo cual, acuden además a la observación de los casos que trae la prensa y a los consejos de los mismos; es así como se contradicen, ya que estando solos y no querer relaciones más estables, creen no estarlo porque tienen al consejero “experto” y a los otros como ellos, que les sirven de consuelo. Cayendo en el descubrimiento y establecimiento de las llamadas “relaciones de bolsillo”, o sea aquellas que se tienen por si se hacen necesarias, si no se necesitan, pueden volver a las profundidades del bolsillo, dice Bauman. Particularmente pienso que eso sucede en el mejor de los casos, porque también es muy factible que sean expulsadas del “bolsillo”; considerando que definitivamente estas no van a ser necesarias en ningún otro momento. Trae a colación aquí el autor la metáfora de la Ribena (bebida de frutas
concentrada que se toma comúnmente en el reino unido), que si se toma sin diluir resulta nociva para la salud, lo cual describe bastante bien lo que ocurre con las relaciones hoy, las cuales cuanto más livianas y sueltas, mejor; olvidándose de una parte esencial del ser humano, la cual es fundamental en la concepción griega del hombre, del alma (Chávez, P. 2008, p81), la cual tiene en Platón una naturaleza tripartita: la racional, que conoce y gobierna; la irascible, que es la fuente de los sentimientos; y la concupiscible que es el asiento de las pasiones y los apetitos. Acudiendo a nuestro contexto sociocultural regional, el de la costa Caribe colombiana y más específicamente a las costumbres de la región de las sabanas de Bolívar, Sucre y Córdoba, lo que otrora constituyó el llamado Bolívar Grande(al cual acudo por ser el que más me resulta conocido); podemos darnos cuenta de lo importante que eran y en gran medida continúan siendo las relaciones familiares (de parentesco), de pareja, de amistad, de trabajo, etc. entre las personas de esta región, mereciendo mención especial, las relaciones entre los compadres, por el respeto, el aprecio, lo que ellos llaman la consideración y el compromiso que con todo esto queda implicado en esta relación emanada de un sacramento (según los cánones eclesiásticos). Encontramos también de manera explícita, en este prólogo, otra paradoja: […] Y entonces, si usted quiere “relacionarse”, será mejor que se mantenga a distancia; si quiere que su relación sea plena, no se comprometa ni exija compromiso. Mantenga sus puertas abiertas permanentemente. […] (p 4).
Quedando claro aquí el desinterés del individuo por el establecimiento de relaciones fijas y duraderas, que impliquen compromiso. El interés por relacionarse, sí, pero estableciendo muchas relaciones y no sólidas o fuertes, como lo plantea el autor, a falta de calidad, la opción es la cantidad. Esto en el plano de las relaciones de pareja implica promiscuidad, poligamia, relaciones “abiertas”, entre otros factores, que atentan contra la estabilidad de la pareja, la manifestación del amor no líquido y generando todos los inconvenientes sociales que hoy encontramos: familias disfuncionales, embarazos no deseados, embarazos a temprana edad, aborto, enfermedades de la mujer, niños desamparados, violencia intrafamiliar, entre otros males para la presente y futura sociedad y todo por la falta de ese amor que se compromete; que cuanto más amenazado, más se `encierra` en su “caparazón” para resistir todos los embates que lo acechan y que difícilmente asumiría la consistencia de un liquido. Estamos frente a relaciones que pudiéramos llamar desechables, porque una vez que se logran con ellas los propósitos, se desechan, ya que como lo plantea el prólogo, nadie quiere volver a relacionarse con lo mismo, “lo que vendrá es mejor”.
Surge entonces, como “terapia psicológica” dada por los expertos, para evitar la connotación de compromiso y de encierro con que ha tenido que cargar la
palabra relación, la posibilidad de reemplazarla por conexión, ya que con esta se evita dicha connotación al implicar enseguida la posibilidad de desconexión, reduciendo lo que podría ser una verdadera relación, o relación a la antigua o relación con compromiso, a un simple contacto en red o virtual, que evita el oler, el sentir o palpar, el mirarse a los ojos y el gesticular, aspectos que invitan, interpretando al autor, a “encerrarse” en el entendimiento, la comprensión y el apego al otro. Surge la pregunta entonces, ¿con el cambio de las relaciones por las conexiones el hombre es más feliz? La cual enmarca esa preocupación que allá en los rincones de la historia, ya tenían los primeros preocupados por la cuestión antropológica, después de los sofistas, los griegos Sócrates, Platón y Aristóteles (Chávez, P. p 72), dejando a un lado la preocupación por la physis (naturaleza) o lo cosmológico, o sea la preocupación por la felicidad del hombre como el fin o bien supremo, según Aristóteles (p 86). Como lo afirma Bauman (p 6), el hombre contemporáneo creyó que iba a encontrar la felicidad en la velocidad y la facilidad con que se hace contacto con los demás, y proceso en el que una vez se entra, difícilmente se puede salir, pero paradójicamente ha encontrado que esa velocidad con que giran los eventos hoy, lo agotan, porque en el fondo esos no es lo que quiere, pero el temor a perder las posibilidades venideras que se vislumbran como mejores siempre, así como con los equipos electrónicos, no lo dejan ´estancarse` o profundizar el contacto o la conexión, que en el instante tiene; y la facilidad para comunicarse en vez de unirlo y permitirle establecer vínculos más humanos, más dignos del ser sujeto, lo que han logrado es individualizarlo más, aislarlo física y espiritualmente de sus congéneres. Por esto el hombre contemporáneo no es feliz y cada vez se vuelve más líquido en su relacionarse con los demás.
Cabe preguntarse si el estado actual de las relaciones humanas seguirá la tendencia actual o si por el contrario, lo presente es sólo un proceso transicional, en torno a la asimilación del hombre de los avances técnicos y tecnológicos propiciados por el desarrollo de las ciencias; de todas maneras, lo que sí está claro, por lo menos, en cuanto a objetivo, es el papel que debe jugar la educación en estos procesos, el cual debe ser el de contribuir a que el hombre no pierda esa parte del alma que Aristóteles denominó irascible; que el hombre sea en y con los otros en el cuidado del mismo, lo cual implica cuidar la naturaleza también.