Cuál Era La Situación Política Del Continente Americano A Finales Del Siglo Xviii.docx

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Juan Esteban Cardona López Historia de América latina III

¿Cuál era la situación política del continente Americano a finales del siglo XVIII? En el transcurso del siglo XVIII, ocurrieron una cantidad de hechos que generaron grandes choques entre el orden colonial y el sistema colonial a lo largo y ancho del continente, en distintos espacios temporales. El continente Americano, habitado por los descendientes de las empresas de conquista que se iniciaron después del descubrimiento, habían servido por ya más de 200 años para el continente europeo, manteniendo con firmeza por sus majestades al otro lado del Atlántico. Patrocinadas las empresas de conquista por los estados modernos, de la mano de una elite económica, la conquista, la cual supuso una gran hazaña para sus participantes, se logró llevar a cabo de una manera exitosa, dejando como resultado territorios administrados por las monarquías que lograron tomar sus buenas porciones del pastel americano. Las monarquías católicas, España y Portugal, habiendo justificado su correspondencia de las Indias con la bula papal del tratado de Tordesillas. Pero las coronas Inglesas y francesas también hicieron lo indicado, apostándose en lugares en los cuales no había presencia alguna del hombre europeo, establecieron allí sus sistemas administrativos, que funcionaba gracias al trabajo de mano de obra esclavizada y de nativos americanos concedidos en feudos y al comercio triangular que se abrirá paso entre las costas europeas, africanas y americanas. Volviendo en lo que nos compete, teniendo señalados ya estos factores, en el siglo XVIII surge un movimiento que surgió del estado avanzado del humanismo, el cual, está destinado a hacer estremecer el mundo del conocimiento científico, esta es la ilustración. Un movimiento científico que promete utilizar el uso de la razón para resolver los problemas que aquejan al hombre. Según Kant, “La ilustración es la salida del hombre de su autoculpable minoría de edad. La minoría de edad significa la incapacidad de servirse de su propio entendimiento, sin la guía de otro1”. Este movimiento se tomó el mundo occidental, generando una serie de cambios en el ámbito político administrativo. En Francia, como uno de los referentes ilustrados del siglo, encontramos a Luis XIV de Borbón, este monarca ilustrado, estableció la monarquía absoluta, en la cual, como el mismo Luis dijo en su tiempo, “el estado soy yo” esto quiere decir que, se concentran todos los poderes en la persona del monarca. No menos ajeno a esto se encuentra el imperio español, el cual al fallecer monarca Carlos II “El hechizado” sin un heredero al trono, 1

(Kant, 1784)

genero una disputa entre las casas nobiliarias de Europa, Borbones y Habsburgo. A este conflicto se le conoce como la guerra de sucesión española, en cuyo final del conflicto, se determinó que sería el nieto de Luis XIV, Felipe V de Borbón, quien sería el nuevo rey de España, trayendo consigo la ilustración y el absolutismo. Ya teniendo este marco construido sobre la cumbre de la máxima política del siglo XVIII, podre dar paso a la situación política de América del mismo siglo. En el continente Americano, en las tierras del imperio español empiezan un número de cambios en la administración, a los cuales la historiografía ha referenciado como “las reformas borbónicas”. Estas iniciaron desde el momento que entro Fernando V al poder, pero estas toman más agresividad en el gobierno de Carlos III, en el cual se generaron las proclamas que más perturbarían a los americanos, la creación de nuevos virreinatos, como lo son el de la Plata y el Nuevo Reino de Granda, también la creación de Capitanías Generales (en lugares que son más de frontera para el imperio) como lo fueron la Capitanía General de Venezuela o la de Chile. Esta decisión de dividir el territorio en partes más pequeñas, tiene como objetivo administrar con mayor facilidad el imperio, que a partir de ahora no serán vistas como posesiones de ultramar, sino vistas las tierras americanas como colonias que están a servicio de una metrópoli. Otras reformas también serán, establecer el estancamiento sobre productos innecesarios, pero de frecuente consumo (Aguardiente, Tabaco, Naipes, etc…) entre los americanos, para cobrarles impuesto. Una de las reformas más agresivas que lleva a cabo la monarquía absoluta es la expulsión de los jesuitas, ya que esta era una organización que generaba una especie de estado dentro del estado, según el rey Carlos III y sus ministros, los jesuitas enseñaban a los americanos a ser más independientes, ya que estos poseían grandes riquezas en las tierras Americanas, en las cuales habían elaborado misiones jesuíticas, como lo fueron en su tiempo las que de encuentran ubicadas en el actual Paraguay. Según investigaciones, la expulsión de los jesuitas según “una comisión de investigación secreta, encabezada por Aranda habían incitado a los amotinados, se decidió expulsar a los jesuitas de todo el imperio y confiscar sus extensas propiedades2”. El extrañamiento de la compañía de Jesús, provoco inconformidades y disturbios entre los americanos, pero este solo era uno de los muchos mecanismos de control de los borbones. El objetivo de esto es hacer más rentable la recaudación de impuestos, de manera que los ingresos en las determinadas metrópolis, sea en España, Francia o Inglaterra, obtengan un mayor beneficio de sus colonias. Pero no solo en el plano económico se inició la explotación de los americanos, sino que durante este siglo, se hizo ferviente el crecimiento de la idea ideologizar a la población, haciendo preferir a los nacidos dentro del continente europeo por encima de los Americanos, ya que los científicos ilustrados europeos, habían calificado a los americanos como seres inferiores e incapacitados, por el mero hecho de 2

(Morner, 1979)

haber nacido fuera del viejo mundo, y haber nacido según su señalamientos “en tierras malsanas”. Ser americanos, para la monarquía absoluta, los convertía en impedidos para ejercer cargos públicos de primer orden, tanto en lo político como en lo eclesiástico, claro está que el objetivo de esto es permitirle al rey ubicar a sus ministros que son personas de su confiar, para así tener un control más seguro sobre sus colonias en América. Esta situación de ignominia en contra de los americanos no tarda en generar disgustos en la población, cuyos casos hemos abordado desde distintas lecturas elaboradas en el curso y semestres anteriores. Los habitantes de americanos, desde los más humildes hasta los más adinerados, fueron quienes participaron en estas riñas entre el sistema colonial y el orden. El bajo pueblo se disgusta en el caso de la insurrección de Túpac Amaru II en el Perú según lo que apunta varios historiadores, es que estos levantamientos ocurrieron en tiempos en que el visitador enviado por Carlos III, a instaurar las reformas borbónicas en esta zona del imperio, fueron no un intento de revolución o una pre independencia, como lo pretendieron llamar los historiadores de bronce, sino el descontento de la comunidad rebozado por una nueva proclama que pretendía aumentar los impuestos, y el disgusto de la población indígena quienes eran explotados inmisericordemente por sus corregidores, que según Magnus Morner, les vendían objetos a precios de descaro, “se alegó que Arriaga (Corregidor) había distribuido mercancías de más de 300.000 pesos, mientras el arancel de la provincia estaba fijado en 112.0003”. La elite en estos levantamiento tomaba una posición neutral frente al asunto, ya que podrían ser ejecutados por la turba furiosa, o podrían ser luego juzgados por el rey por el delito de lesa majestad, como de hecho lo fueron los principales líderes de los levantamientos, como el mismo Túpac Amaru II, ejecutado junto toda su familia a manera de escarmiento y ejemplo para todo aquel que piense revelarse en contra del rey. Este fenómeno del levantamiento se replica en varios lugares del continente Americano, no solo en el contexto español, sino como en actos de tipo simbólicos como el Motín y del té en las posesiones inglesas en el septentrión del continente, en la cual se pretendió dar un mensaje al rey, con respecto a la realidad, prejuicios, y abusos que el absolutismo había traído a las tierras americanas. Todos estos factores acumulados van generando el nacimiento de un sentido de pertenencia hacia América, y un sentimiento de extrañeza frente a lo europeo. En respuesta a todo esto que ocurre en el siglo XVIII, surgen pensadores ilustrados americanos o por lo menos entregados a una causo americanista que empieza a surgir con la necesidad de responder al monopolio europeo, con el fin de mostrar una idea más racionalista de lo que en realidad es el continente, como lo son las reales expediciones patrocinadas a lo largo y ancho del continente. en la cuales encontramos las cartas que 3

(Fisher, 1916)

contienen un fuerte tono de disgusto, como lo son las investigaciones en el Nuevo Reino de Granada llevada a cabo por José Celestino Mutis y sus discípulos. O cartas con un referente más ideológico como el sentido común y la carta dirigida a los españoles americanos, todas estas formas de apelar, desde la tinta y la pluma, son concejos que incitan a romper sus relaciones de dependencia con las monarquías absolutas que gobernaban en el nuevo mundo, el cual no necesita nada de ellos, y que absorbia todos los recursos de América. Todo este siglo XVIII, no es más que un telón que permite el desarrollo de un telón de ideas que terminara en el nacimiento de las repúblicas, que cada una a su tiempo, proclamándose como republicas con factores políticos muy particulares cada uno, Haití invierte sus papes tras su independencia, de ser oprimido, a opresor para saciar su sed de venganza exterminando y odiando a todo el que se haga llamar francés, “paz con nuestros vecinos, pero maldito sea el nombre del francés4”. Por otro lado, Estados Unidos consolida su independencia, que obviamente no trae libertad e igualdad para todos, esta no era aplicable para negros e indios, ya que la necesidad de que perviviera la esclavitud, era esencial para la subsistencia de aquel naciente estado.

4

(Dessalines, 1804)

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