Luc De Heusch. Posesión Y Chamanismo

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CHAMANISMO

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POSESIóN y CHAMANISMO 1

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~iálogo con lO~_~~R---(;ada-F€l-igió:n _ tec!!lg~. __(:.9J:.I1.Qr~~~_._~~p.~~ifka,s. La oración católica exige a la vez humildad y recogimiento, silencio del cuerpo; es, tanto en el plano espiritual como en el plano físico, preparación a la muerte, que es apertura sobre la salvación. La actividad del cuerpo queda suspendida, restringida; esto se halla conforme con una metafísica dualista que no ha cesado de estar en circulación, a pesar de un esfuerzo constante de la teología para disminuir la distancia vertiginosa que separa el alma del cuerpo. En la oración cristiana, el cuerpo está condenado a la desaparición; se encoge, las manos ocultan el rostro: el hombre postrado se prosterna. La risa está proscrita; el silencio reina en el santuario, el fiel habla en voz baja, bisbisea. No participa en el sacrificio, es simple espectador. H~y un solo actor: el sacerdote, apoyado por el órgano y el coro. El júbilo que la música sacra difunde er: la a~~ste~c!a no va acompañado de ninguna ma· nIfestaclOn fIsIca: es puramente interno. En hora muy t~mprana, el teatro naciente fue expulsado de la igleSIa. En esta perspectiva. la alteración de los sentidos en la comunicación con lo sagrado es de esencia diabólica. ~erº-l?§-Alísti_cos se aventuran, no sin provocar .la desconÍlanza del clero, a comunic~r'''d'irecta-

e

traditiOnn'Il~.·~~~n.

"P.ublicado en Les religion, atricaines tres mternationales de Bouaké, París, Éd. du Seuil, 1964, pp. 133·146. Este texto ha sido reproducido y desarrollado en el tomo 1.1 de, los Annales du Centre d'études des religions, de la Umve;sldad de Bruselas (Instituto de Sociología), 1962, con el titulo: "Cultes de, possession et religions initiatiques de salut en Afrique".

[254]

mente con Dios por medios anormales presdndieI!ilo 'Zel_ .~a etran en la zona del chamanismo y cte=:-Ia:-poseslón, en la que se complace también lo diabólico. Intentan. saciarse de Dios, adelantándose a la condidmLEª!~~l.~.~.~.c.~!._Ia~~o··eriñIsfiCO-Cfistiano como el poseso satánico constituyen-- 'éUérpo's---extraños en el sistema cristiano. Su comportamiento es el propio de las religiones extáticas, cuya tipología vamos a tratar de esbozar rápidamente. Todas las técnicas del cuerpo cristianas que hem~s enumerado se oponen punto por punto a las técnicás africanas y afroamericanas que caracterizan los cultos de posesión auténticos. La religión en ellas es un teatro danza~.o, una explosión dramática, una exuberancia dionisiaca, una alegría física. El cuerpo hu~ano es_~~--Y,~!~i~y.J.Q.~~de...l\Ls..agta,clQ,_.lo.s._~,s ..~p.arece~ ~obre. la tierra, ¿e encarnan, "cabalgan" el ~i, le lmenmen estremeCImIentos__ y brin.s.%-.J.LJ?re~tan su voz. La personalidad propia del fiel se borra; ño rea la irrupción de la personalidad divina. El sacerdote no es sino el organizador de un espect..áea-Io-!~al en el gue los actore! no pueden sus.rr~erse a su vocaC:?EL~~~~~!~g~~?~.... ~, ..~~ogidos. -, ..,. __.-, --Pefóla posesión auténtica, aqueI1a:---ae que el culto haitiano del vudú o su equivalente dehomeyano nos ofrece los ejemplos más típicos, pertenece a un con~ junto completo de fenómenos religiosos cuyo estudio sistemático no se ha emprendido todavía. El término religiones extáticas podría servir para agruparlos sin tener ~n cuenta la fisonomía cultural particular de las SOCIedades en que aparecen. Este término englobaría dos estructuras religiosas antinómicas, que los observadores confunden a veces: el chamanismo de una parte, la posesión de otra. Aquí, nos limitaremos a algunas consideraciones generales. ~am.anismo, como la J~Q~.sión, son d.9,~_ modos de aproxima.Q~~.._~_}~_~ªgrMlº~.PQr __:gl_~dio de té¿nica:s ~ más 2.,~J.?g~ ,"YJQJeJl~~~, ....~uellegan

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a--veces

256

RELIGIONES

al éxtasis. Estas técnicas apelan a una curiosa dispo-siCiÓii'--del cuerpo y del espíritu humano, que nuestra propia 'cultura considera como errática o neurótica: el cambio de personalidad. Éste se opera en el curso de una crisis nerviosa de intensidad variable que no deja de recordar los "trastornos" histéricos defini· dos, de manera bastante confusa, por la psiquiatría occidentaL El hecho singular que no ha dejado de llamar la atención de los etnógrafos es que esta .crisis nerviosa socializada puede afectar a veces a. gIl.. ,número considerable. de hombres y de mqj~res, como ocurre en el vudú haitiano. Desde luego, los.. _etnó,grafos-(Méiraux, """Brfstide;..-,Hersko.v-it-s;::~Y~gér":_ymu­ ches otros) no se hacen solidarios ae las interpreta"'-'ciones psiquiátricas que insisten sobre los caracteres sociológicos del fenómeno: la crisis extática no es jamás anárquica, está regul~g.ª_~c.om..Q_-m!_pª~l_tea~ tral, se integra -en"-~'rr~"cij':fto qrganizado que....posee sus sacerdotes, su pant~ºn, sus reglas.-estfictas. El reconocimiento de estos hechos, que contrastan vigorosamente con la histeria pura y simple, ha sido saludable. Pero, reconocidas claramente estas distinciones, no por eso se ha quedado desembarazado del irritante problema de las coincidencias extrañas que subsisten entre el comportamiento del "histérico" occidental y el del poseso africano o del chamán siberiano. Ya es tiempo de buscar un terreno común de discusión entre la etnografía, la historia de las religiones y la psiquiatría y proponer una perspectiva en la que todas las manifestaciones "histerifonnes" se insertarían en una estructura psicosociológica coherente. Nos limitaremos a desear esta colaboración que dará por resultado sin duda una revisión simultánea de la definición psiquiátrica d~fL~ la definición etnográfica de 1~~~~~~~~~. _,._~ JI

Varios investigadores prosiguen actualmente este diálogo in-

POSESIÓN Y -CHAMANISMO

257

Chamanismo y posesión aparecen acoplados, p~' (.. contra cabeza, en posiciones simétricas e inversas. Bajo sus formas más puras, los cultos chamanísticos p~recen pertenecer por naturaleza a las poblaciones 1 mongólicas y amerindias; los cultos de posesión au- . ténticos caracterizan ampliamente el mundo negro, ~ tanto en África como en América. Estos dos polos estructuran un vasto conjunto de técnicas corporales ~ semejantes o comparables, a pesar de la variedad evi· dente de los contextos culturales. _~ El chamanismo entero evoluciona en' el dominio

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'-.ge ~a-:--eI-dra-Ifrán-r-iva·I'¡'l}a----€an-·i*o-s--~'dioses, 105 combate a' veces:-'los engaña, asciende hada ellos en un movimiento de orgullo que hace de él como el igual o el rival de los dioses. El chamanismo es una marcha ascensional, fundada genera.lmente soE~_.l!!!a

~..Qgoniae§gljºiiiÓ=ai~]ª:.::::exmtencia-~je.~el m~o permite e.!....!iaje místico!-_el .desplazamk.~to _ver 19i.nP"§Q,_9:~L.ª.lm.a_ . g.tl..ffi..amáIL_en_._.eL_~.§p-a~io, la- .

'subida al Cielo y la bajada a los Infiernos. El cha. min abandona su cuerpo,- su alma se evade, abandona la yurta* donde se reúnen los tamborileros y la asistencia enredada en sus dificultades, prisionera de sus males. El chamán es _~~e~ todo Clli"Jill4~q,.. _D;lagO. La búsque'CIaderalma robada es una tema chamanístko constante ,ent~ las poblaciones siberianas. El 'enfermo ' ha sido udesposeído" de su alma, y el chamán marcha a su reconquista por el espacio mitico. Vuela por los aires, atraviesa los abismos. baja a los Infiernos: estos poderes mágicos extraordinarios se los debe a la protección de espíritus benévolos que dialogan con él. Así> pues, el chamán conserva la integridad de su personalidad psíquica, cuyos poderes están decuplicados. Es evidente, héroe. Sin duda, en cierto nú- _ terdisciplinario iniciado en otro tiempo en Francia por el Dr. Pidoux. • Yurta: cabaña de los nómadas del Asia central 'Y de Sibe· ria. [T.]

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RELIGIONES

\ mero de casos, el espíritu protector que elige el futuro chamán se le revela en el curso de una crisis de .furor, que podría confundirse con una crisis de ¡ posesión. De hecho, parece que el espírit~ se re~ela ¡ mostrándose; no se apodera del cuerpo del elegtdo. \ Esta revelación es un encuentro violento, no la susJ titución de un alma por otra. Por lo demás en el I curso de la cura chamanística, el chamán invoca los / espíritus protectores. ~o~ interpela .a veces de manera imperativa. Parece eXIstIr en ocaSIOnes todo lo más 1 ¡ una utilización parcial del cuerpo del chamán por el espíritu: ocurre que el espíritu protector habla por ! la boca del chamán~médium que lo interroga. Mircea I Eliades y Marce1le Bouteiller4 han sintetizado muy j bien todos estos rasgos. ~La técnica extática del chamán es necesaria como re-&p'úésfa:- a un "desposehníento"_'.d~~.'~riteIjii~'~}:lj)a­ ~tª-.Ai~!~!?uido,.~SJ;
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3 Mircea Eliade, Le Chamanisme el les techniques archaiques de l'extase, París, 1951. , Marcelle Bonteiller, Chamanisme et guérison magique~ Pa-

rís, 1950. 5

Id., p. 130.

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lIantemente que el adorcismo chamanístico es un psicoanálisis invertido: 6 HDe hecho, la cultura chamanística parece ser un ·exacto equivalente de la técnica psicoanálítica, pero con una inversión de todos los términos. Ambas tienden a provocar una experiencia y ambas 10 ·logran reconstituyendo un mito que el enfermo debe vivir, o revivir. Pero, en un caso, es un mito individual que el enfermo construye con ayuda de elementos sacados de su pasado; en el otro, es un mito social que el enfermo recibe del exterior y que no corresponde a un estado personal antiguo. Para preparar la abreacción, que se convierte entonces en una 'adreacción', el psicoanalista escucha, en tanto que el chamán habla. Etc." Esta advertencia pertinente exige una observación complementaria: si ,el ~Q9rt;.~s~&1 regreso del alma) en el chamanismo A es realmente una inversión completa de .la. técnica psicoanaIítica. el ex,Q.tcism~· practicado en el chamanisID:9rB correspontr; más al psico~ análisis puro y SImple: ~.L",m,.cM-.iQ..."tJ ,_compl~j~~ se arranca. El chamán exordsta, dentro defm:arco del cliama~ismo B. registra el interior del cuerpo doliente, entorpecido, turbado por una presencia extraña a sí mismo. Al término de esta exploración interna, simétrica del viaje en el espacio mítico que caracteriza la búsqueda del alma en el chamanismo A, el chamán-exorcísta extirpa la causa del mal; la chupa, arranca del cuerpo del paciente el elemento patógeno. Pero Lévi-Strauss propone todavía a nuestra atención una observación importante. que tiende un puente entre los dos procedimientos terapéuticos asociados el chamanismo. El autor demuestra que entre los indios Cuna el mundo mítico al que combate el cha· mán en el curso de un parto difícil se encuentra a la vez en el interior y en el exterior, en el útero y el

·c.

220.

Lévi~Strauss,

Anthropologie structurale} Paris, 1958. p.

260

RELIGIONES

en el espacio propiamente mítico.7 La curación aparece, pues, como una síntesis dialéctica del adorcismo y del exorcismo. Podría añadirse a esta interesante sugestión que, inversamente, en el chamanismo as· censional puro y simple (tipo A), es el cuerpo mismo del chamán, y no el del enfermo, el que se confunde con el espacio mítico. En efecto, entre los Yakutes, la lucha contra los espíritus maléficos es un largo sufrimiento para el chamán, obligado a incorporarse los espíritus. Sufre más que el propio paciente, es imagen de la enfermedad, la toma sobre SÍ. 8 Es, pues, tan pronto el cuerpo del enfermo, tan pronto el del médico el que sirve de plano de proyección. Tanto el exorcismo como el adorcismo chamanísdco tienen su equivalente en las estructuras míticas propias de los cultos de posesión africanos. Sin erobargo, se inscriben en otra perspectiva. La posesión se opone en bloque al chamanismo en esto: el chal manismo se nos aparece como un ascenso del hombre \\ hacia lo~ dioses, una técnica y una metaf.ís.ica ascensionales;lla posesión es un descenso de los ,.ii_
) 1

Un primer caso de posesión debe ser emparejado estructuralmente con la concepción chamanística relativa a la enfermedad como adjunción de un elemento patógeno, el chamanisnio B.· 'Eñ'~erectO:e-ñ"'íos~ dos casos una presencia extraña a sí mismo debe ser extirpada por exorcismo. Únicamente en el caso de la posesión, el enfermo no es un enfermo cualquiera, está percibido claramente como enfermo mental. El "posesQ" .J~$t:LtQtalmente.-.inv_adido (y no parcialmen. te como en el chamanismo Bt'p--Qr...!!!!..~_.presenc;i.ª~ in~ sólita, nociva, anormal. Lo que era nosológia general -'--en- -er'pensa:m:i~e-nto-"'diamanístico deviene aquí, en ( ciertas regiones del África bantú especialmente, una ~eoría psiquiátrica limitada, aplicable a un número 7 8

Id., pp. 205 ss. Mircea Eliade,

POSESIÓN Y CHAMANISMO

restringido dé casos. asamos visiblemente del -do': p-inio ,de lª-ffi~eq~~~J?~_~som lea p ~Cftt·tr~Eor. el mldféo-::Zoco ( chamanIsmo )lfUfi~edtcma mentar

~~~~~~~~~'!oe~~61í).Jrñetecto;-1a' o

agItaaon nerVIOsa esta vez es del pacre-me;-rro-det. 'medICO; es eL eñrermo" erque-ca-e-en-rr~.rrOl"t¡u -e-stá--e'ífte-tmo:----..--·---~·~-'---------~· .. ...·-lunod ha oescrito muy bien y con mucho detalle \" este pr~er tipo de 'posesión entre los Thonga de Mozamblque.9 Los Thonga viven en el terror de ver 1 su cuerpo invadido por los espíritus ancestrales de las \ pc;>blaciones vecinas, los Vandau o los Zulúes. ·Esta \' enfermedad especifica se llama "la locura de los dio· ses". El enfermo se encuentra bruscamente en un estado de inconsciencia, y se comporta de manera \ " excéntrica; estos primeros síntomas son preludio de una crisis de agresividad acompañada de temblores. ~l .adivino consultado designa un curandero especrahzado en este género de afecciones, un exorcista que tiene más del psiquiatra puro y simple que del chamán. Este médico, en efecto, actúa en frío, bien asentados los pies sobre la tierra, y trata de provocar en s~ paci~~te una crisis decisiva, según un ritual preCISO. UtIhza el ataque nervioso. que dir' ,com un electrochoque. Un sacrificio violento, dionisiaco, es el vehículo del exorcismo: en el curso de ia si6n, provocada por los cambios que ordena el curandero, el enfermo se arroja sobre la herida del animal sacrificado. y chupa .su san.gre con avidez. Esta sangre no se.destlna a ser IngurgItada, transporta -el espíritu maléflco, y será escupida con el fin de expulsar el espíritu. El curandero especializado es un chamán de poca monta. Tiene del chamán una característica fundamental: domina los espíritus maléficos, pero lo~ controla sosegadamente; este psiquiatra es también pSIcoanalista auténtico: interroga al enfermo poseso, H.A. Junod, Moeurs et coutumes des Bantous. La vie tribu sudafrlcaine, Paris, 1936, t. 11, pp. 432-460. 1}

op. cit.,

pp. 208·209.

d'un~

J

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llega a arrancarle el nombre del espíritu maléfico, origen de 'su mal psíquico. Este chamanismo insulso se ha vaciado de su sustancia extática.....-qJJeJ--e._tefugia por entero en la .enfermedad-·..del . . diente;...p.erci13imos con claridad, en este punto crítico de estructuración, el vínculo de "pies contra cabeza" que suelda' 'díamanismo y posesión. Este paso se efectúa por un cambio semántico radical del propio trance. El trance thonga es a la vez epifanía y enfermedad, enfermedad y medio terapéutico. El médico da una form,! euItural a .. la crisis nervios~ntegraa'un sácríflClo rel(gloso y p~ovoca una descarga dedslyá~-··cufatiVá,-··­ íiher'ando al paciente: exorcizándolo. Al término de la curación, el paciente pasa por una iniciación religiosa; definitivamente apaciguado, deviene vidente, mago. Ya no volverá a ser poseído, atormentado. :t:~~~ prim~!_tip-º.. . g,~.-'.posesiÓJl'd~(B~)_.mer~c~ .~~I caH. .#cado de posesión maléfi.-'¡~L.O.·desclidíáaa, inauténtÍdi': . 'Recuerda, por muchos aspectos invertidos, el chamanismo B, que apela igualmente al exorcismo. La enfermedad y el trance, cuidadosamente disociados en el chamanismo, se hallan estrechamente soldados en esta posesión desdichada, siendo el trance a la vez el signo de la enfermedad y el medio de curarla. Este chamanismo y esta posesión conducen al mismo"deserírace~er-exorcismO:----. '" Eu·óiñibio. la'-p~imera 'versioli" d~I char,nanismo, la que .utiliza 'el adorcismo (chamanismo A) encuentra ~u equivalente estructural invertido"~enbn s~gundo tipo de posesión, que llamaremb'g la:-posesióIÍ~~autén. ~6ca '-{A). Aquí, la :e.resencia extraña a sí mismo cesa ( ~~,_:_~.~~!~~.:~tarse com?"'es~ado' patólógicb, 'para no s~._Y~ __ Il1~s que pura eE.lf.anla. LeJOS de ser rechazado 1 como un mal (posesión B), el espíritu se acepta como 1 un ..-hi@-n-:--.es--la.._.p-º~ióÍl dichQ.sa~_auténticame!1te re· Ug.io~.a, .. plename~~~ ~~~u~~~ P'Q:r__l,lU~ iniciaci~~ _.9~e ~.~ ..fl.~~rClsmo: el hel elegIdo por el dIOS aprende baJO \ --la direccióri de un sacerdote a ser habitado periódica-

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POSESIÓN Y CHAMANISMO

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mente por él; incluso a veces el dios llega a ser fijado en él por medio de los ritos apropiados una vez que su propia alma le ha sido retirada y puesta al abrigo sobre el altar (vudú haitiano). Espero no traicionar aquÍ el pensamiento de los numerosos etnólogos que han consagrado a estos fenómenos estudios penetrantes, especialmente Michel Leiris, Pierre Verger, William Bascom. Esta posesión auténtica vue1 a encontrarse entre los Songhay del Níger, entre los Etíopes de la región de Gondar, en el Dahomey, entre los Yoruba de N igeria, en el vudú haitiano y entre los negros brasileños; invierte todos los valores y los símbolos del chamanismo A, el que se funda· resueltamente sobre la ascensión de~ chamán. la conquista d alma sustraída y el carácter mágico y heroico de la intervención humana. "",tp. Jª,,,..R2~S.~~j.QJ:l-. ~lJ.léD,."tka, .. (A), el fiel africano no sub~.~c:.c2':1: los ~"?~~~-eI..cha~i'an~'"'S6n-!~~ diosesl0.s~ "9!l.e_.desfienden ha~~ er,- y toman .'~.pQ~~iloñ)J;:'::~n' el sentid
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10 Michel Leiris, "La Possession et ses aspects théatraux les ~thiopie?s de G~nda:"J. L'Hom-me, . Cahiers d'ethnologie J de geographte et de lmguzstzque, París, 1958.

264

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dos ideologías del adorcismo: el chamanismo A y la posesión auténtica. El chamán, en el curso de la búsqueda del alma sustraída, trata voluntariamente de reconstruir la personalidad antigua, alterada, del enfermo que implora su ayuda; el poseso auténtico sufre pasivamente, por los demás, en beneficio de la comunidád entera (para que los dioses puedan comunicarse con los hombres), la presencia ,en .sÍ-·-mismo.. de una personalidad divina n-ueva. J e~ñ\_.Rouch ha' descrito por su parte esta posesión dichosa que es teatro 'sagrado, danzado, epifanía dionisiaca, entre los \. Songhay del N íge~.>Las crisis de posesión se desarra'--"'_".:.. _ Han en público~ante la casa del sacerdote del culto, el zima. Los danzantes están sentados frente a los músicos, y rodeados todos por los espectadores. Los preparativos se desarrotla:q. en medio del buen humor general. La orq~~..ta.~mienza a tocar; toca incansablemente dur5l'íÍte un ~..ato 1arguísimo, los aires de todos los geni~s (holey )~i sin que los que bailan sean poseídos. El 'x.i'!!!-a e~~'Ínula la orquesta, sacude la apatía de los danzantes fatigados. "Pero, en general, al cabo de una hora o dos (a veces menos cuando el zima es particularmente hábil), un danzante manifiesta los primeros signos de la posesión: para de bailar, y tiembla de manera imperceptible. Las mujeres tranquilas lo rodean, dispuestas a ayudarlo. Los sacerdotes zima [... ] intervienen de una manera más activa que antes: se acercan al danzante y recitan los lemas del genio que se manifiesta y al cual han reconocido por ciertos detalles del comportamiento de su 'caballo'. La orquesta ya no toca más que los aires de ese genio, en tanto que los demás danzantes siguen bailando. Pronto el danzante privilegiado se' estremece con violencia, gime blandamente y llora. Los sacerdotes 10 rodean con toda su solicitud; es el tunandi, el 'hacer-levantarse', que debe hacer levantarse efectivamente el genio sobre su 'caballo'. La crisis es cada vez más aguda, el llanto y los gemidos

265

se transforman en sollozos aullados en un tono muy bajo y característico (una especie de guaguaguagua ... ). Y, de pronto" el danzante cae al suelo, se yergue titubeando, abre los ojos llenos de lágrimas, respira con trabajo, gime continuamente: ya no es el danzante el dueño de aquel cuerpo jadeante, es el genio que lo habita y lo hace mover,' el que gime así, y el que, dentro de un ~ornento, hablará:"u El dios dirige saludos a los sacerdotes y a la asistencia. Las mujeres tranquilas" que tratan de calmarlo con palabras dulces, revisten al genio con su indumentaria ritual, y le preparan un asiento. El genio conversa con el sacerdote, con una voz "velada y temblorosa". Suministra los informes que le piden, en suma, los fieles posesos desempeñan el papel de médium. Sus frases son interrumpidas de cuando en cuando por una crisis violenta. Después de los sa- . cerdotes, los espectadores interrogan al dios o le ofrecen regalos. La atmósfera no se parece en nada a la de un rito cristiano; en lugar de desarrollarse en el recogimiento y la gravedad taciturna que los espíritus occidentales asocian a la idea de la práctica religiosa, "las ceremonias, que tenían ya un aspecto de bullicio, se convierten en un verdadero 'jolgorio' ruidoso, polvoriento y brutal, donde las confidencias más íntimas son repetidas con fuerte voz por los genios ... "12 La posesión apenas si dura más de un cuarto de hora. La desencamación del genio se efectúa en. el curso de una nueva crisis, menos fuerte que la anterior, al término de la cual el "caballo" se queda inmóvil, jadeante, como un cadáver. Pronto se reanima, se despoja de sus ornamentos divinos, ayudado por las mujeres tranquilas, y luego, "titubeante, se aleja de la danza y, sin tener el menor recuerdo de 10 ocurrido, regresa simplemente a su casa. Asi haya ~

Jean Rouch, La religion et la magie songhay, Paris, \ p. 217. . . . . . .~·-Id., p. 219.

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RELIGIONES

comido brasas, se haya quemado con una antorcha, o haya hecho una serie de cabriolas cabeza abajo, no quedará el nlenor rastro ni en su cuerpo ni en su espíritu". Vemos, pues, que ~~ dos polos..-4e-est--Hl&ffi:ruación .~.e .l~~,J~-9!!f,ªL~~~~Ei:~~'.~.,~!,.E!!,~~~~~~~~~y'~_~esión, op'~!:-an en el seno de .un sistema global de representación que comprende cuatro tipos,. los' ~uales- se corresponden dos a dos y se reducen a__q..Q~."w:o.c_esos furiélamentales. Esta "g~_~J:!l_~!rj"ª_~_~~J---ª~~a" podría ~intetizarse por el ~aíagrama siguiente, ques~~~~~!ac­ teriza por una doble' sinl'etrÍa''"inVérsa~'-1iorizontal y . vertical a la vez. ADORCIS:vrO

EXORCISMO

Chamanismo A

Chamanismo B

(?'etorno del alma)

(extracción de una presencia extraña a si mismo)

Posesión A

Posesión B

(inyección de un alma nueva)

(extracción de un alma ex· traña a sí mismo)

La relación dios-hombre se halla invertida cuando se pasa del chamanismo a la posesión. Por otra parte, las estructuras particulares del uno y del otro (A y B) se corresponden en "pies contra cabeza". El chamanismo A, como la posesión A (Songhay), son modalidades del adordsmo, en tanto que el chamanismo B, como la posesión B (Thonga), son modalidades del exorcismo. El chamanismo evoluciona esencialmente sobre el plano de la magia; la posesión es un sistema religioso' o mágico-religioso, que postula un ritual colectivo y una actitud más respetuosa ante lo sagrado que el chamanismo. Por sus aspectos terapéuticos primarios o secundarios, las técnicas chamanís-

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ticas pertenecen al psicoanálisis; la posesión auténtica merece ser comparada con el electrochoque. Esta segunda sugestión ha sido formulada por Pierre Mabille en un importante estudio póstumo (que permanece inédito) sobre el vudú. la Igualmente estas técnicas corporales merecen ser consideradas como la contribución más hnportante del mundo arcaico a la psiquiatría. No deja de tener interés recordar a este respecto que, entre los Songhay (según Jean Rouch), las personas propensas a crisis de posesión apenas constituyen el 6% de la población, en tanto que el conjunto de ésta participa en el culto a título de espectadores. Pero los cultos de posesión auténticos trascienden toda terapéutica psicosomática. Los trances se desarrollan por lo general en serie, forman un espectáculo, parecido a la commedia dell'arte. En efecto, cada poseso conoce la trama general de su papel divino. que le ha sido enseñada en el curso de una iniciación. Los cultos de posesión auténticos son religiones iniciáticas. Tanto entre los Songhay del Níger como en Haití, , la primera crisis de posesión, brutal, anárquica, no es una enfermedad sino el signo de una elección. El dios no quiere atormentar, trata de comunicarse por intermedio de un cuerpo humano. La iniciación, desde "luego, no consiste en expulsar al dios, en exordzarlo como ocurre en la posesión inauténtica, desdichada (Thonga), sino en asumirlo, en acomodarse con él, en entregarse a él en cuerpo y alma al término de un aprendizaje. El punto de partida es el mismo, sin embargo, ya se trate de la posesión auténtica' o de la posesión inauténtíca. Sólo varían el desenlace y el sentido que la sociedad concede a estas manifestaciones. Entre 1lI Véase Luc de Heusch, "Cultes de possession et relig'i0t!s initiatiques de salut", Annales df,¿ Centre d'Étude des Religions, t. n, Instituto de Sociología de la Universidad Libre de Bruselas, 1962 (homenaje a Pierre Mabille).

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los Songhay, por ejemplo, el poseso no iniciado aparece, en el curso de su primera crisis, como un enfermo mental: se halla postrado, no habla ya, está agitado de cuando en cuando por ataques terribles. Pero al contrarío de los Thonga, que se esfuerzan, en tal caso, en devolver al enfermo a la vida normal, adoptando en esto la actitud más típicamente occiden~ tal, los Songhay se esfuerzan por imprimir a esta alteración inicial un estilo religioso. A partir del caos psíquico, Van a crear un orden, van a transformar la enfermedad mental, que es desorden, confusión y silencio (el enfermo ya no habla), en lenguaje. Este maestro de hablar, este director de escena de los dioses, es un sacerdote, el zima. El lenguaje nuevo y el papel que enseña al enfermo son beneficiosos a la vez para el grupo entero (que comunica asi con los dioses) y para el propio enfermo; la eficacia psiquiátrica de esta técnica (que invierte radicalmente las concepciones fundamentales del psicoanálisis, ya que acepta .el mal, y lo canaliza hacia . fines nuevos) no puede ponerse en duda: la erisis, que era permanente en los comienzos, se espacia. El genio no poseerá ya su "cabalIo"'más que en el curso de las ceremonias, en el momento en que el ritmo de tambor específico, que es propio del genio, resuene. El zima sigue imponiendo, pues, en este sistema religioso, su voluntad mágica a los dioses. Al menos, maneja a los dioses, no trata de anular su acción, los fuerza tan sólo a someterse al orden humano. Lejos de ser un exorcismo, como el psicoanálisis, o la técnica empleada frente a la posesión inauténtica, la cu-' ración es una adaptación al desorden mismo, la transformación de la enfermedad (que es por definición ausencia de comunicación) en estructura de co~ municación. La posesión auténtica es el lenguaje de los dioses. Los Thonga, que han optado, como la psiquiatría occidental, por el exorcismo, dken por el contrario: la posesión es la locura de los dioses.

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Los posesos songhay, tomados a s~ cargo por el

zima., que los inicia en este lenguaje, aprenden a representar -a danzar mejor dicho- .el pafel. de los dioses. En el curso de las ceremonIas publlcas, se desencadenan según ciertas reglas y bajo la vigilancia de "mujeres tranquilas", que son, en ~a perspec~ tiva psiquiátrica, enfermeras, en la pe.rspectI:,a teatral, tramoyistas y encargadas del vestuarIO, y flnalmen~e, en la perspectiva religiosa, las sirvientas de los dIOses, a los que limpian la nariz, y cuya baba o sudor enjugan, velando así por el respeto al pudor. Observaremos que la crisis nerviosa insólita no es siempre el motivo inicial que imp~ls~, a: un. hom?re o a una mujer a entrar en una asOClaClOn conbántlca. La danza de posesión ritualizada aparece en no pocos casos como un derivativo a unos males que no t!enen relación con los trastornos mentales. Es como si el campo de aplicación de una medicina ~ental. extr~­ ordinariamente eficaz se hubiera extendIdo a domInios vecinos todos los cuales ofrecen una característica común: el mal, del cual importa desembarazarse, o más bien que es preciso acond.ici0r:ar, está conc~­ bido como una forma de hechlzamlento, es deCIr como una agresión del mundo exterior que altera la personalidad psíquica. . Entre los .Etiopes de la región de Gondar, descntos por Michel Leiris, encontramos como punto de partida un hombre o una mujer alterados por un mal o abrumados por una desgracia que creen poder imputar a la acción de un genio. un zar. La presencia ajena a sí mismo, que es el mot~r del p::oceso, puede pues ser también una presencIa maléflca en torno de si mismo: 'En la mayoría de los casos -es~ cribe Leiris-, lejos de representar la alteración original que conviene curar, las crisis de posesión no aparecerán hasta después de la intervención del curandero, cuando este último, con el objeto.de comunicarse con el perseguidor supuesto para llegar a un acuer-

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RELIGIONES

do, lo haya conducido a apoderarse del paciente de una manera manifiesta o, más exactanlente, haya habituado a éste a manifestar en su comportamiento (principalmente en el curso de las asambleas de adeptos) los signos reconocidos como los propios de la posesión".14 El sacerdote curandero, que interviene interviuvando al espíritu, actúa ciertamente a la manera de un psicoanalista, en el primer estadio de la inv.estigaci?n; pero, repitámoslo, su terapéutica se aleja consIderablemente de la técnica freudiana. Se trata aquí de incorporar, en el sentido literal de la palabra, "el mal" a la personalidad psíquica del cliente. Sobre este terreno, Leiris nota además que el poseso será "cabalgado" en el curso de las ceremonias ulteriores por un espíritu o varíos espíritus titulados, los mismos que se declararon en el momento de la terapéutica iniciática. Estos genios han sido adscritos al poseso por un sacrificio. Es también un vínculo personal entre el dios y su "montura" el que establece el ritual iniciático del vudú haitiano, si bien ulteriormente podrá el fiel ser poseído de manera ocasional por otros dioses.JI) No sólo la iniciación asegura la prot~cción particular de un espíritu (loa)~ sino que además aporta la fuerz~ suplementaria que permite afrontar la penetración vIOlenta de éste en el curso del trance. Los motivos que impulsan al Íiel a ofrecer su cuerpo como "montura" a un dios Son diversos: la iniciación aparece con frecuencia como el remedio decisivo contra una enfermedad, o el complemento de un tratamiento médico. El loa manifiesta por sí mismo su voluntad de encarnarse en un fiel; puede expresarlo por la boca de un poseso en estado de crisis, puede también B Michel Leiris,- "La Possession et ses aspects théá.traux chez les Éthiopiens de Gondar", L'Homme~ Cahiers d'ethnologie, de géographie et de linguistique~ nueva serie, núm. 1, ParIs, 1958,

p. 17. 15 Alfred Métraux, Le Vaudou hattien, París. 1958, pp. 172 ss.

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aparecerse en sueños al propio interesado. Pero la mayoría de los neófitos han sido ya poseídos espontáneamente antes de su iniciación; se consagTarán al primer loa que descendió sobre ellos o al que se ha manifestado con más frecuencia. El alcance de la iniciación vuduesca no puede ser reducido a una acción terapéutica. Una sacerdotisa del culto afirma que la ceremonia "da suerte".16 Confiere al cuerpo y al espíritu un vigor nuevo. Es terapéutica de choque y/o transformación de la personalidad. Estamos aquí en presencia de- un escenario inidático auténtico: retiro, purificaciones, muerte simbólica. resurrección. La in.iciación dahomeyana al culto ~~n,

.

~t~~;~l~j~~:~'~~~~~~~~~=~:-._ terapéuticas:-·!\fe-·apoyaré. esta vez__en.los--- t-rahajos de' P~~r. Geoffre~:e..a.rx~r.__Y_.._lY!~~~~~~ __ ~ers­ kovits. 17 Lo que llama la atenCIón InmedIatamente es'--'la:- muy larga duración del retiro iniciático en el Dahomey; se lleva a cabo en instituciones religiosas a las que se ha llamado "conventos", y su duración variaba antes entre unos meses y tres u ocho años. En nuestros días, este retiro ha sido por lo general abreviado. Se señala por una primera fase corta, que v~ría de siete a diez y seis días, y a la que sigue U-TIa "resurrección" publica del neófito. Esta fase preliminar es la única, al parecer, que ha sido tomada por el vudú haitiano. E~ evidente que una sodedad condenada a la esclavitud no podía darse el lujo ld.~ p. 179. ,Pierre Vergel" "Notes sur le culte des Orisa et Vodun a Bahia, la baie de Tous les Saints, au Brésil, et a I'ancienne cote des Esclaves en Afrique". Mémoires de l'Ifan, Dakar, 1957. M. J. Herskovits, Dahomey, all Ancient West African Kingdom, - 2 vol., Nueva York, 1938. Geoffrey Parrinder, La Religion en Afrique occidentale (ilustrada con las creenciasy prácticas de los Yoruba, de los Akán y pueblos afines), París, 1950. 16

11

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RELIGIONES

de restaurar pura y simplemente la institución de los conventos. Entre los Fon del _Dahomey. más todavía que en Haití, el aspecto terapéutico de la crisis de posesión pasa a segundo plano; cesa incluso a menudo de apa~ recer como un derivativo saludable a los modos de expresión histeriformes. Herskovits describe especialmente la iniciación de un niño que había sido consagrado a los dioses por su madre aún antes de su nacimiento. Según este autor, existen tres modos princi pales de elección divina. Un niño puede ser prometido a un dios antes de su nacimiento, a consecuencia de un voto, cuando su madre ha sido durante largo tiempo estéril. La consagración a una divinidad particular: se trasmite también por herencia: el heredero del iniciado difunto lo elige la familia. La -tradición afirma por lo demás que cada dios (vodún) era en otro tielnpo por excelencia propiedad de un grupo familiar. Si estos dos modos son puramente religiosos, el tercero en fin se funda indirectamente sobre motivaciones terapéuticas: en presencia de un mal misterioso, el adivino consultado diagnostica una epifanía: el dios desea que un miembro de la familia se haga iniciar. 18 Es curioso que en este último caso la relación terapéutica entre la enfermedad y la posesión es mediata; no es el enfermo mismo quien ha de sufrir necesariamente el "tratamiento" religioso. Esta vez también corresponde a la familia elegir el futuro iniciado. Se observa que las mujeres son más numerosas que los hombres en los conventos iniciáticos. Herskovits no nos informa desgraciadamente en cuanto a los factores que determinan esta elección. Es sorprendente comprobar. a tal respecto que un niño de cinco o seis año.s, conducido por su madre ante el altar de los dioses para cumplir el voto formulado por ella en la época de su esterilidad,

entre en trance al son del tambor.19 Sin precisar los motivos personales 'de reclutamiento, P~inder indica que la reunión de los candidatos se realiza al principio de la estación de lluvias con motivo. de la procesión en que se exhibe a los dioses.2o El postulante es poseído en ~l curso de una danza hasta que cae bruscamente al suelo "como presa de una crisis de epilepsia". Es la primera fase de la iniciación, la muerte simbólica; el "cadáver", envuelto en un sudario, se transporta al convento. Sólo la presión del grupo explica que unos candidatos elegidos por razones tan diversas y arbitrarias adquieran de manera repentina la facultad de despersonalización que requiere la posesión auténtica. Hay que considerar tam. bién una observación de Herskovits: esta "muerte" por fulminación está provocada por el dios que urna· ta a la mujer" (el candidato está asimilado a una esposa divina, cualquiera que sea sexo) al final de un período de instru.cción secreta que dura cuaN renta y un días. 21 En Haití como en el Dahomey. un gran número de iniciados reciben una herencia religiosa familiar, aunque la iniciación se halle abierta a todos cuantos la buscan a titulo personal, como terapéutica, protección o medio de mejorar su condición social. En esta segunda perspectiva, el candidato ha experimentado con .frecuencia directamente la elección divina en el curso de posesiones "salvaN jes", aun antes de haberse sometido a la disciplina iniciática. La posesión vuduesca aparece al menos parcialmente como una respuesta a una necesidad o a un deseo personal, como entre los Songhay del Níger o los etiopes de Gondar. No ocurre lo mismo en el Dahomey, donde la presióD¡ social se ejerce no sólo sobre la disciplina teatral, la fonnulación de la crisis, sino además sobre la elección misma de los iniN

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u Herskovits. Parrinder, :l:l. Herskovits.

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18

Herskovits,

op. cit.,

vol. u. pp. 178-179.

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POSESIÓN Y CHAMANISMO

op. cit., p. 170. op. cit., p. 107; op. cit.} vol. n, p.

180.

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ciados. Ocurre incluso que un hombre decide consagrar a uno de sus hijos a un vodú'li para protegerse de los riesgos de la guerra o de una aventura peligrosa. Pero el propio Herskovits nota que este t
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Herskovits. op. cit., p. 199.

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epileptoide. El Hcadáver" permanece siete días en el convento antes de su "resurrección", según Parrinder;:3 siete, nueve, trece o dieciséis días según Hers.; kovIts: 24: Al final de este primer retiro, con el que se satlsface el vudú haitiano, el candidato reap-arece, resucita públicamente, ante el templo, al llamamiento repetido por su nombre nuevo, el nombre del dios que lo habita, pronunciado por un sacerdote, el voduno. 25 Al séptimo llamamiento, el "cadáver" emi. te un gruñido, y vuelve a la vida. Titubeante aún, da siete veces la vuelta a los tambores. Pero se halla lejos de ser un iniciado, un vodunsiJ y se le lleva de, nuevo al convento para que siga allí un aprendiz~Je. secreto muy largo. 26 Parrinder cree poder reconstItUIr SUS etapas más importantes. Durante la primera fase de la iniciación, se ha afei tado la cabeza del candidato. El sacerdote-iniciador conserva la cabellera en un lugar secreto. Sométese regularmente el c~erpo. del neófito a unciones de aceite de palma, a fm, dIcen, de que el dios experimente placer en mirar a "su mujer". La acción del clero tendiente a remodelar la personalidad es profunda; trabajo -de larga duración, el iniciado aprende a hablar una lengua nueva, a entonar los cánticos del dios, a marcar sus pasos de danza. Hay que subrayar que cada tem~ plo se consagra exclusivamente al culto de un solo tipo de divinidades agrupadas en un panteón homogéneo! servido por un clero especializado. En esto también, la configuración religiosa de los Fon del Dahomey difiere sensiblemente de la del vudú haitiano, en el que todos los dioses son honrados en el houmfo. El neófito aparece como un objeto pasivo, femenino, en manos de técnicos hábiles del condicionamiento psicológico. Es notable que las mujeres sean

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275

Parrinder, op. cit., p. 107. u Herskovits, op. cit., vol. 11, p. 180.

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Id.) pp. 179 ss. Parrinder, pp. 107 ss,

276

RELIGiONES

más numerosas que los hombres en los conventos in i ciáticos. Los hombres y las mujeres están separa· dos y, en el curso de esta reclusión- casi monástica, están rigurosamente prohibidas las relaciones sexuales. Los neófitos se hallan obligados a ejercicios especiales, que ignoramos en absoluto, y cuyo objeto es provocar la posesión bajo el control de~ sacerdote. Sin embargo, volvemos a encontrar en el TItuaI dahomeyano el rito central de adorcismo practicado en la iniciación en el vudú: tras una primera enseñanza, los candidatos llevan sobre la cabeza o sobre la nuca los "paquetes" sagrados de los dioses; estos sacramenta son verdaderamente, como en Haití, el soporte del dios. Pierre Verger insiste muy particularmente sobre la importancia de las hierbas en el establecimiento del vínculo místico estrecho entre el iniciado y la divinidad a la cual se consagra. En el período que separa la resurrección de la imposición del _nuevo nombre, "se halla sumido en un estado de embotamie~to y de atonía mental; lo ha olvidado todo, ya no sabe hablar y sólo se expresa por sonidos inarticulados". 27 La constitución de la personalidad nueva es muy "precipitada" en el vudú, si se compara la iniciación haitiana al paciente trabajo, a la inflexible disciplina de los sacerdotes dahomeyanos. Este trabajo insensato, extraordinariamente eficaz, se extendía en otro tiempo a lo largo de años; ocho duraba a veces. Estos plazos han sido abreviados en uues.tros días, pero /n6--pqt;~~dejan de ser incomparablemente pía; larg~ que la ~mana de retiro impuesta_ a los fut~s hóunsi en HaiPí. Esta reclusión, en el cur'so de la ~al se obIiB-~ guard~ la. ca~tida~. a unos jóvenes vigo:ros..oSr--€fue aceptan femlnelZarse moralmente, cualquiera que sea su sexo, al contacto cada vez más estrecho' de un dios cuya sustancia los embebe lentamente, no está interrumpida sino por algunas breves salidas ceremoniales. Cuando al fin ,~

Yerger, op. cit., p. 72.

POSESIÓN Y CHAMANISMO

277

abandonan el convento, han perdido por completo su personalidad antigua, son Uotros", no comprenden ya la lengua del país, son simbólicamente ofrecidos en venta como esclavos, y' su familia los "rescata" de los sacerdotes. Permanecen bajo la dependencia estrecha de los sacerdotes que los han transformado, y trabajan de cuando en cuando para ellos. No danzan ni entran en trance más' que por orden del sacerdote, con .motivo de las fiestas en honor del ~dios al que se han consagrado y sometido como una esposa a su marido. 28 Convenru:ía volver a nuestro punto de partida y situar en esta perspectiva estructuralista, algunas tentativas cristianas marginales. En ambos extremos del sistema ortodoxó, ab~l~_Y--~~·~t:E~~~S~_!!iíiCó Eí1g-W,~9 Sé--acercan a lo/sagrado ~~~~~~~_o... _ªJ:, vino) por caminos 'análogos"--a '16s--que acanamos de esbozar. Sugiero comparar la posesión satánica, cuya realidad no ha cesado jamás de afirmar la Iglesia, con las formas de posesión desgraciada que exigen la intervención de un exorcista especializado. Tanto en el pensamiento thong~ como en el sistema católico, el poseso se encuentra bajo el dominio de un espíritu maléfico que el sacerdote se esfuerza en expulsar. La mística cristiana, en el otro extremo de la cadena, realiza una curiosa síntesis entre el chamanísmo y la posesión. Si se me permite pasar por alto en esta sugestión preliminar los matices, parece que la marcha inicial del místico, en el umbral del éxtasis, es ascensional, chamanfstica. La Iglesia desconfía, por lo demás, de este primer impulso y denuncia el orgullo que amenaza a aquel que se aventura por esta vía. Pero al final de esta ascensión, el místico se siente invadido" poseído por la presencia divina. El vocabulario que utilizan los místicos para describir este estado de beatitud después de las pruebas de -tipo chamanístico está lleno de celadas. De 28 Herskovits, op. cit., p. 187.

278

RELIGIONES

hecho, se trata de un estado de posesión ambiguo; la intrusión de Dios en la personalid?-d humana no realiza exactamente una encarnación: esta comproba~ ción parecería sacrílega en el sistema cristiano. Los místicos afirman más fácilmente que en la esfera intermedia que imaginan haber alcanzado se absorben en Dios. Realizan así, a mitad de camino entre ciJ:10 y tierra~el estado -ae-cte-spet"sonaliZaooI( _cara-Óo i:erís~~-C¡;-dela posesión- auténtica, -que difiere de ella Wfamel1te -por- su ·-t"atacter terreno, inmediato, familiar, alegre, colectivo. Apenas hay esperanzas de que el cristianismo africano pueda absorber pura y simplemente las técnicas dionisiacas, teatrales de los cultos de posesión tradicionales. El gozo del místico cristiano es puramente interno, yerto, cadavérico. Se ha producido en el vudú haitiano un sincretismo entre los dioses africanos y los santos católicos. Pero esta asimilación es completamente superficial; no hace mella en la fuerte personalidad de los primeros.' ni altera en modo alguno la significación o el vigor de las crisis rituales de posesión. Aunque se sitúen el uno y el otro sobre el mismo plano estructural, existe una antinomia entre la marcha solitaria y dolorosa del místico cristiano y. el teatro sagrado de los posesos africanos, que los misioneros no han cesado de atribuir a Satán.

LA LOCURA DE LOS DIOSES Y LA RAZóN DE LOS H011BRES

1.

ENFER..:.\lIEDADj DESGRACIA Y RELIGIÓN

El debate sobre la naturaleza psicológica o sociológica de la religión, al que se refería recientemente Evans-Pritchard 1 con cierto escepticismo ecléctico' y desengañado, es estéril en la medida en que esta aparente contradicción disfraza una experiencia fundamental, que es la de la desgracia y la finitud. Los funcionalistas no recuperan más que una parte de la realidad, cuando, olvidando tratar la utopía religiosa· como tal, se limitan a describirla como instrumento de control social, no sin apremiar -a veces a los hechos. Ahora bien, la religión -concierne ora al individuo ora a la sociedad. Individuales o colectivos, ~q,~, ritos se definen cor:ñ6--arregort~~.ª-utónoma 'cléT1engu-a"]énablado"y"gesiuaf --l!l.!!ººU_ken-~Jul_prQ: yecto de orden para"-défender o restaurar al ser de~adadº,_.~crecentar 'su poteñdal vital' 0, inV'ersaniente~-~truir eLser deI" otro. Estas mcxfálidaaes,~~_. ~pn~~;:¡-" -t~~t~--' a ia acción ritual individual como colectiva, se inscriben en el tiempo. Parece que sólo ,tres posibilidades se abren al despliegue de los ritos. Cíclicos rel="nofollow"> son PO~~_!~~~~~a del orden del~Lesttuc. tura. El proyecto de orden se vuelve entonc~~. __pro.yedoaé~eteriiiaaa:'los-rrtoscrean 'laestructura mismll del~~~I!!P9JiCOsta de unanegaCión .dD~_ J:jJ~fºrlí!.2 Opone~ al fiu]o·~aela·llis-iOriá·-ef-CüTdá~~._~~.!p-~l!.~.e:..-; ... "."-' .. -

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1965. 'Véase Leach. 1961.

1 Evans~Pritchard,

[279]

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