Domingo 18 de enero de 2009 - Perfil
trasplantes
El milagroso recorrido que traspasa la vida
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donacion de organos
Cientos de personas llegan a participar en alguno de los operativos coordinados por el Incucai para realizar un trasplante. Médicos, técnicos de laboratorio, enfermeros, camilleros y pilotos se ponen en acción en cuestión de segundos, cada vez que un llamado pone en alerta el sistema. Esta es la crónica de las 48 horas de un caso real, desde la valiente decisión de una familia que ha perdido un ser querido hasta el despertar de la mujer que debe su vida a esa donación.
silvina marquez / pedro ylarri
Domingo. 21.00 Buenos Aires El teléfono suena en la casa de Dolores Domínguez, de profesión cocinera y 40 de edad, y ella, por centésima vez, atiende al primer ring. Lleva casi dos meses esperando la llamada, y ha pasado ya por otras cinco conversaciones similares. Pero esta vez parece ser la definitiva. Del otro lado de la línea está el doctor Hernán Trimarchi Jurado, jefe de Nefrología del Hospital Británico, su médico desde 1997, cuando su salud comenzó a deteriorarse. La voz le dice: “Dolores, estate preparada, apareció el órgano”. Mientras médico y paciente mantienen su conversación de quince segundos, al menos otras cincuenta personas ya están al tanto del caso y trabajan contrarreloj en el operativo de ablación y traslado de los órganos a trasplantar. Es el trabajo de rutina típico, y se realiza cada vez que una persona muere y su cuerpo tiene las condiciones necesarias para que sus órganos sigan dando vida a otra persona.
“La donación es más compleja de lo que uno supone, sólo se puede llevar a cabo en cinco de cada mil fallecimientos”, explica a PERFIL Martín Torres, vicepresidente del Instituto Unico Coordinador de Ablación e Implante (Incucai), el centro donde se programan las operaciones de este tipo. El especialista agrega que sólo las personas sanas fallecidas en terapia intensiva podrán ser donantes de órganos, pero “si la muerte no se produjo allí, sólo se podrán trasplantar tejidos”, como córneas, huesos y piel. En todos los procedimientos trabajan decenas de personas. Son enfermeros, médicos, camilleros, técnicos, pilotos de aviones sanitarios, choferes, profesionales a cargo de los análisis de diagnóstico, fiscalizadores del procedimiento y hasta jueces que autorizan la ablación cuando la familia del fallecido así lo dispone. El operativo, que llega a movilizar hasta 150 personas, se pone en juego en cada trasplante, una situación que se repitió 1.270 veces en 2008 en nuestro país, según estadísticas del Incucai. Dolores prepara sus cosas,
contrarreloj. El
tiempo es vital para un trasplante exitoso: los órganos duran de 4 a 24 horas.
convoca a su hermana y a otros amigos, y espera con ansias la llamada de su médico, quien le confirmará si esta vez el órgano le servirá o si deberá seguir esperando. Desde el 16 de marzo que lo espera: ese día llegó la carta del Incucai que le avisó que estaba en lista de espera para recibir un páncreas, un órgano que necesita por su diabetes. “Esa noche preparé el bolso y esperé el llamado. Fueron diez, pero al final ninguno servía”, dice a PERFIL. “Hasta que llegó este”.
Domingo. 21.30. Bariloche. Un hombre de unos 40 años, con muerte cerebral desde la tarde, es sometido a un segundo estudio por los médicos, que confirman su fallecimiento. Deportista y sano, ha tenido un accidente, y su familia decide donar sus órganos. El médico encargado de la procuración de órganos del hospital, uno de los cien que existen en el país, llama al instituto local de ablación y trasplante, éste introduce los
datos en el sistema informático del Incucai y se activa el sistema: ahora todos están abocados a unir la vocación del donante y su familia con las necesidades médicas de otras personas. Torres explica que desde ese momento “el accionar comienza en simultáneo en tres espacios físicos distintos”. Uno es el hospital en el que el donante pierde la vida, donde se va preparando el cuerpo para la cirugía. “El otro es la guardia operativa nacional del Incucai junto con la sede provincial, una de las 24 que existen
La carrera para transferir vida PASO 2
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Fallecimiento del donante Médicos corroboran la muerte encefálica del donante. Sólo podrán donarse órganos si se produce en Terapia Intensiva. Sólo 5 de cada 1.000 fallecimientos derivarán en un trasplante.
Voluntad del fallecido El Incucai constata la voluntad de donar. En caso afirmativo, se procede a la ablación. Si no se manifestó en forma expresa, se presume que es donante, pero se consulta a la familia. Si manifestó su oposición, el procedimiento es suspendido.
Hallazgo del receptor A través del sistema informático Sintra se rastrean posibles receptores, teniendo en cuenta las características del donante, la urgencia del paciente y su antigüedad en lista de espera.
Implante del órgano Luego de una serie de estudios, el receptor recibe el/los órganos y/o tejidos, en el lugar de fallecimiento del donante o en donde se encuentre. En ese caso, los médicos trasladan los órganos, que pueden conservarse por un período de entre 4 y 24 horas.
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Infografía: A. Idoyaga
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Perfil - Domingo 18 de enero de 2009
trasplantes PABLO SENAREGA
en el país, el último es donde la persona recibirá el o los órganos.”
Domingo. 22.30. Buenos Aires. Dolores recibe la confirmación del doctor Trimarchi Jurado de que el órgano del hombre de Bariloche le servirá para dejar se inyectarse insulina todos los días. No era la primera vez que iba a recibir un trasplante. “Pero estaba, por supuesto, muy nerviosa”, cuenta. Tiempo atrás, su hermana, la mujer que ahora la acompañaba a la Fundación Favaloro a realizarse los últimos estudios antes de la operación, le dio uno de sus dos riñones. “Los míos se
En 2008 se realizaron 1.270 trasplantes, lo que estableció un nuevo récord. Según el Incucai, la tasa de donantes reales pasó en seis años de 241 a 549, gracias a la ley estaban deteriorando por los medicamentos y todo indicaba que iba a necesitar un trasplante.” Al llegar al hospital “me reconocieron cuando entré, y me hicieron estudios para la operación”, añade tiempo después. La historia de su médico es diferente: tras dar la confirmación, parte a Bariloche en un avión sanitario. No todas las provincias tienen uno, pero en tal caso se utilizan taxis aéreos. Cuando el doctor llega, aparecen más inconvenientes. Como el donante no manifestó su decisión de donar los órganos, un juez debe avalar la elección positiva de su familia. “El juez no estaba, así que se tuvo que esperar la homologación por fax”, narra Dolores. Los trámites fueron más sencillos que años atrás, en parte por la Ley de Donante Presunto, que según el Ministerio de Salud permitió un aumento de donantes y
trasplantados. En concreto, los 1.270 trasplantes realizados en 2008 establecieron un nuevo récord, al superarse las 1.143 intervenciones de 2007. Estadísticas del Incucai aseguran que la tasa de donantes reales “se duplicó” entre 2002 y 2008, al pasar de “241 a 519”, es decir una tasa de 13 por millón de habitantes (PMH). Carlos Sorati, secretario de Políticas, Regulación e Institutos de la cartera sanitaria, dice que son tres las causas del aumento. “En los últimos años hubo un proceso de intervención fuerte, que comenzó con el Programa Federal de Procuración, que fortaleció los organismos provinciales, creó un registro unificado y la figura del coordinador hospitalario.” Destaca luego “el debate social” en torno a la Ley de Donante Presunto. El tercer componente es el Sintra. El programa informático on line fue el que permitió que en cuestión de segundos el donante de Bariloche fuera vinculado con la paciente capitalina.
Lunes. 8.00. Buenos Aires. Dolores está internada ya en el Hospital Británico a la espera del órgano y su médico. Se apresta a ser el segundo caso en la Argentina de trasplante de páncreas únicamente. “En general se realiza el trasplante de páncreas y de riñón en conjunto”, dice, ya casi especialista. Pero recién a las cinco de la tarde regresan de Bariloche con los órganos. El traslado es otro de los pasos cruciales en las intervenciones, en el que participan hasta 30 personas. Muchas veces se apela a aviones sanitarios, ya listos para salir cuando llega al aeropuerto, a toda velocidad, la ambulancia. El Incucai tiene cuatro unidades y en cinco provincias hay vehículos reservados para estos operativos. Hay que preservar el órgano aséptico y a baja temperatura para que logre mantenerse. Cuando el órgano es sacado del hospital, queda el cuerpo, y la ardua tarea de médicos de entregárselo a su familia. Dolores
hermanas. Dolores
y Luz, quien le donó uno de sus riñones.
comienza a ser operada, y con el lento transcurso de la intervención, su nombre deja de aparecer en la lista de espera... La vida se ha traspasado. Una historia que parece increíble en un país en el que los paros de personal sanitario por malos sueldos e infraestructura colapsada son moneda corriente. Otros, unos 5.500 en promedio, todavía esperan el llamado. “El número se mantiene desde hace muchos años, porque si bien hay más trasplantes, también hay más acceso a la lista de espera”, afirma Torres. La lista no va a
quedar nunca en cero, en parte por “esa mayor accesibilidad”, porque “no importa la cobertura social que tenga, todo argentino que necesite un trasplante va a formar parte de esa lista de espera, sin distinciones”. Las operaciones que se hacen en Capital suelen adquirir notoriedad, como el caso del médico Jorge Rodríguez Kissner, que recibió un corazón. Hay, sin embargo, 199 instituciones que realizan trasplantes, 135 que hacen implantes de córneas y 86 en donde se transfiere piel y huesos.
Los mitos y los miedos Mitos, miedos y debates éticos han sido superados en los últimos años respecto a la donación de órganos, coinciden especialistas, que atribuyen a esto el aumento en la cantidad de donantes. Carlos Sorati, referente del tema en el Ministerio de Salud, asegura que la “transparencia” ha sido esencial para disipar temores sobre tráfico de órganos, así como de su extracción precoz. En tanto, Gerardo Perazzo, titular del comité de ética del Hospital Vélez Sarsfield, consideró que tales acciones “están en contraposición con el mismo significado de la donación y son actos moralmente ilícitos”. Miembros del Instituto de Bioética de la UCA aseguran que las religiones resaltan el “carácter solidario” de la donación y “dejan en libertad de conciencia” a sus fieles para decidir sobre el tema. En cambio, sugieren que debe ser permanente el debate ético, que incluye “la dignidad de la persona, la corporeidad, la definición de muerte, el tráfico, la comercialización del cuerpo, la justicia, la solidarin dad y la equidad”.
Martes. 19.00. Buenos Aires. A casi dos días de recibir el llamado definitivo, Dolores yace en la cama del hospital, abriendo los ojos de a poco a medida que pasa el efecto de la anestesia. Tendrá semanas de recuperación y controles periódicos de por vida. Pero se dará cuenta con los días de que la diabetes que la perseguía desde los once años y las inyecciones de insulina que se aplicaba cada día ya son n cuestión del pasado.
Cómo tomar una difícil decisión gentileza familia andino
sm/ P.Y.
En agosto de 2004 la tragedia golpeó la puerta de la familia de Eduardo y Susana Andino, de Rosario (Santa Fe), tras recibir una llamada de la escuela donde asistía Natalia, su hija de 11 años. Era para solicitarle que se hiciera presente en el establecimiento porque Natalia presentaba dolor de cabeza. “Cuando llegué –cuenta Susana–, Natalia se encontraba consciente, la internamos y se terminó operándola porque se le había cortado una venita del cerebro, un derrame cerebral. Con partes médicos poco alentadores y una vez fallecida, una psicóloga del Cudaio nos interrogó sobre la decisión de donar los órganos de Natalia. Mi esposo y yo coincidimos en decirle sí a la donación.”
natalia. ”Es
como haber cumplido su voluntad, porque era solidaria”.
Esta decisión se vio reforzada por una charla familiar tenida un año antes. En una sobremesa y ante las repercusiones televisivas que tuvieron los familiares de Abril por su salud, Natalia les preguntó a sus padres por qué la gente no donaba sus órganos porque, así, se podían salvar muchos chicos. Susana le respondió que ellos eran donantes, pero sus hijos nunca “ya que uno no quiere pensar en la muerte de nuestros hijos”, reflexiona. Es así que recomienda que se hable sobre el tema “ya que si vos tenés una idea de lo que la persona quiere, es más fácil decidir”. Lo que se pudo donar de esta niña fueron sus dos riñones y válvulas cardíacas, ya que al haber estado Natalia tres días medicada en terapia intensiva, algunos órganos se pudieron haber afectado.
“No estuvimos presentes en el operativo –comentan Susana y su esposo Eduardo–. Nos fuimos a hablar sobre lo sucedido con nuestro otro hijo, que en aquel entonces tenía 14 años. Lo que sí sabemos es que el operativo fue muy ruidoso, como era Natalia: con sirenas, movimientos de médicos y ambulancias, cortes de calles, móviles policiales y mucha gente.” Comprometidos con la causa de crear conciencia, tanto la familia Andino como otra familia de Rosario trabajan en campañas de difusión ya que consideran que hay que donar los órganos por cómo vivió la persona, no por cómo murió. Es así que Susana reparte folletos y globos para el Día del Niño, por ser la fecha en la n que falleció su hija.