Un buen día”
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Hoy parecía ser un buen día, que camine con fuerza durante horas y mis pasos enterrados trazaron la zenda por donde transcurren los olvidados; hoy solo esperaba respirar todo lo puro que circula por el mundo; hoy que quería levantar el orgullo de los heridos nada mas que con mi uña para ver a los hombres y mujeres que alguna vez rieron; hoy que mis dientes parecían ser tan blancos que valía la pena reír por un segundo entre tanta mierda; hoy que esperaba el final de mis condenas, paso lo que menos esperaba. Paso lo que paso, lo que era tan obvio pero por andar pensando en todas estas cosas buenas, ilusiones, nunca vi; ellos me enterraron una espina en la mano izquierda y me dijeron que no podía moverla porque si lo hacia el veneno que ésta tenía se esparciría por todo mi cuerpo dejándome paralizado sin poder vivir, ni morir; y me soltaron a las calles grises donde pensé de manera rápida casi resignado que no seria difícil mantener quieta mi mano. Desde ese momento camine con mas cuidado, mis pasos se borraban con el viento; viento que llevaba los olores mas fétidos que producen los orgullos de muerte de los poderes humanos, a duras penas podía respirar, ya casi me estaba ahogando al ver la hipocresía de aquellos que van comiendo dioses y defecando demonios; me sentí tan perdido al ver a mi gente morir carcomidos por la envidia, el egoísmo, la explotación y el hambre. Mi sonrisa se apago cuando me di cuenta que ellos le clavaban espinas mas grandes a todos los demás, entonces, en ese momento no lo resistí mas, tome un lápiz, empecé a escribir estas letras que ahora ustedes leen solo para que se preparen para enfrentarlos a ellos y logren destruir sus espinas malditas. Solo me queda por decir en esta historia algo que es insignificante ahora: yo soy surdo, hoy parecía ser un buen día y ya casi no puedo moverme.
Por:
Apóstol
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