Los abusos persistentes del gobierno El ministro del Interior, es el politiquero más grande que haya dado el país en los últimos 25 años, es la persona más cínica y detestable de todas las que se encuentran incrustadas en el gobierno de Álvaro Uribe. Abandona sus funciones por estar politiqueando y no cesa un solo instante de tratar de desprestigiar a la Corte Suprema de Justicia y aparentar ser la víctima. Desde el mismo momento en que lo nombraron en el puesto comenzaron los ataques. El Presidente del máximo tribunal de justicia sostuvo que desde el gobierno se viene ejecutando un complot para desconocer la independencia y autonomía de la justicia. Todos los indicios señalan que si es cierto. Apuntan a convertir la afirmación en una gran verdad. El ministro da gritos al cielo y asegura que esas versiones son "injustas", pero acto seguido destaca que "Miembros del Gobierno han sostenido y deberán sostener reuniones con todo ciudadano que anuncie conocer la comisión de delitos". Nunca se reúne con quienes saben sobre delitos de los parapolíticos ni de los paramilitares o del mismo presidente y sus ministros. En otras palabras, quien quiera, con razón y sin ella, hablar mal de los jueces y magistrados, tiene en el gobierno apoyo total e incondicional. Lo importante para el gobierno es tratar de empañar la imagen de la Corte Suprema de Justicia y del Poder Judicial.
La mala fe y deseo de hacerle daño a la democracia colombiana por parte del ministro del interior es monstruosa. Nunca por ejemplo, se ha pronunciado en torno de las más de 150 acciones administrativas y penales contra el presidente de la república, las que reposan en la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes. La que él hizo convirtiera en un monumento a la impunidad. El Ministro del Interior es quien en sus frecuentes reuniones para intimidar a los representantes a la Cámara y obligarlos a inclinarse ciegamente, le dio la estructura que tiene comisión. Es quien ha dado la orden de "tapar" las abundantes querellas contra el ejecutivo, so pena de quitarles las dádivas, contratos y burocracia, pero cuando los magistrados salen en defensa de la justicia o de su buen nombre, el ministro grita que "Las afirmaciones son precipitadas, injustas y carentes de sustento". El complot si existe y desde hace buen rato, desde cuando surgieron a la luz pública los parapolíticos y arrancaron en su contra las investigaciones penales. Otra cosa es que no les haya dado el resultado que esperaba y no hayan podido someterlos. En estas últimas semanas el ministro del interior está especialmente receloso contra la Corte porque "La Procuraduría le envió copia de una queja que conoce contra el ministro del Interior Fabio Valencia Cossio, a quien denuncian de haber descuidado su función de ministro, por estar en la labor de la reelección cuando en ese momento fueron asesinados 12 indígenas AWA". A este caso, según los querellantes, el ministro no le prestó ni un solo segundo de atención. Mostró desprecio total. A todos los funcionarios de su ministerio los tenía dedicados, exclusivamente, hacer política partidista: reeleccionismo. El ministro se enfurece cada vez que hay algún avance jurídico imparcial en la Corte contra la reelección y en forma automática arremete contra la justicia. Para el funcionario de Uribe es intolerable que la Corte les preste atención a los ciudadanos. "Diariamente llegan por lo menos 300 escritos... hasta hoy pasan de 12 mil 800 folios en 50 días aproximadamente... Los textos que llegan a la
Corte Constitucional escritos por entidades y ciudadanos del común que quieren opinar sobre el tema del referendo reeleccionista..."
Para el ministro del interior, "institucional" y "democracia", consiste exclusivamente en aplaudir y obedecer a Álvaro Uribe. Cualquier otro criterio es atentan contra las instituciones y la democracia. Para el Presidente y su ministro del interior democrático es que la Corte les pida permiso para actuar de una u otra forma. En el caso del nombramiento del fiscal no le importa un carajo quien sea escogido. Les duele que exista una institución que no se deje asustar del presidente ni el ministro. Dentro de esa extraña democracia esta la afirmación de que "...el Gobierno es respetuoso de la labor de la Corte pero que no puede desacatar testimonios que ponen en tela de juicio a algunos de sus integrantes. No se puede ser ajeno a las denuncias de algunos ciudadanos que cuestionan los procedimientos, que, según ellos, colocan en tela de juicio a algunos funcionarios de la Rama Judicial". Mi pregunta: ¿Es función constitucional del presidente y del ministro del interior juzgar a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia? Cuando un funcionario se mete hacer cosas que no le señala la ley como función específica, es un delito y este se denomina prevaricato. Será que el Ministro y el presidente están exentos?
El presidente Álvaro Uribe Vélez ha señalado que el presidente de la corte Suprema de Justicia está diciéndole mentiras al país, pero de la misma forma la máxima figura de justicia en Colombia, agrega que quien miente es el presidente Álvaro Uribe. Si el presidente cree tener el derecho de ofender a la corte en asocio de su ministro, la corte tiene pleno derecho de denunciar ante la opinión internacional lo qué esta pasando, no por una publicación el fin de semana de un diario, sino desde que Uribe quiere ser el amo de la justicia, como lo es del ejecutivo y del poder judicial. No seria la primera vez que se denuncien abusos escondidos del gobierno de Uribe.
Nov 25/ 2009