El Perú y los desastres naturales en la historia: de la inquietud científica a una ciencia madura* Teodoro Hampe Martínez**
Abstract This paper presents the results of the research project HIST 2.1.3.1.2, sponsored by the American Institute of Geography and History (2007-2009), which seeks to present the scientific developments in Peru before the issue of the effects caused by catastrophic natural phenomena. Key words: Historic evolution, Natural disasters, Seismology, Meteorology, Volcanology, Peru. Resumen Este trabajo ofrece los resultados del proyecto de investigación HIST 2.1.3.1.2, auspiciado por el Instituto Panamericano de Geografía e Historia (2007-2009), el cual busca presentar la evolución científica en el Perú ante el tema de los efectos causados por fenómenos naturales catastróficos. Palabras clave: evolución histórica, desastres naturales, sismología, meteorología, vulcanología, Perú . Resulta necesario hacer la aclaración de que todo desastre es tal debido a la existencia de una población; un “desastre natural” es definido como el suceso que trae consigo grandes pérdidas de vidas humanas, o la destrucción de infraestructura y bienes y medios de producción, siempre que su causa sea un fenómeno natural. En este estudio es nuestro interés mostrar cómo ha sido el desarrollo de ciencias como la oceanografía, la meteorología, la sismología y la vulcanología en el Perú desde el siglo XIX hasta el XX, centurias en las que la ciencia ha avanzado desde la inquietud del hombre por explicarse fenómenos hasta el análisis de los mismos, de los riesgos *
**
Este trabajo ofrece los resultados del proyecto de investigación HIST 2.1.3.1.2, auspiciado por el Instituto Panamericano de Geografía e Historia (2007-2009). Agradezco a la Mag. Yeni Castro Peña, miembro correspondiente de la Comisión de Historia del IPGH, por su valiosa ayuda en la elaboración del presente estudio. Miembro Nacional Principal, Instituto Panamericano de Geografía e Historia.
Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
64 Teodoro Hampe Martínez
Revista Geográfica 147
que van a determinar desastres futuros y la difusión de una cultura que consagre medidas preventivas en caso de desastres naturales. En el siglo XIX, según el censo de población de 1876, la población peruana era de 2 millones 700 mil personas. Más tarde, al rayar el siglo XX, tildado por Eric Hobsbawm (1996) como “La edad de los extremos”, la población constituía la cifra de 3.8 millones de habitantes y al final del mismo, en el año 2000, alcanzaba la cifra de 25.7 millones. En 100 años la población se había multiplicado por cerca de siete, es decir había llegado a extremos. Aquellos que habían sido pequeños poblados y ciudades, se habían convertido paulatinamente en grandes urbes, pues la explosión demográfica fue de la mano con el crecimiento citadino. La población creció de un siglo a otro, de manera análoga ocurrió con la superficie ocupada por construcciones y vías de comunicación (cf. Lesevic 1986). A mayor población y construcciones no planificadas, el aumento del riesgo fue inminente, y el fenómeno natural amenazó de manera constante en estos dos siglos a un número mayor de personas. Convivir con este tipo de fenómenos peligrosos alimentó el interés del hombre por explicar su existencia desde una manera asociada al “castigo de los dioses” o anuncio del fin del mundo en tiempos más remotos hasta el despertar de una inquietud científica que se acrecentó en el siglo XIX y se acentuó gracias al avance de la ciencia y tecnología en el siglo XX. El hombre postmoderno comprende que en la vida de nuestro planeta, sismos, erupciones o huracanes son parte del ecosistema, como la vida orgánica. La tarea de prevenir los riesgos no sólo está dirigida a los científicos y gobernantes sino a toda la sociedad, que convive con estos fenómenos peligrosos. Pioneros de la ciencia moderna en el Perú El legado de Alexander von Humboldt Muchos estudios se han realizado en torno a la vida y obra de Alexander von Humboldt (1769-1859) y su influencia en las diversas ramas de las ciencias naturales. Humboldt mostró una notable inclinación por la investigación naturalista, llegando a dominarla en la parte física como en la biológica. Su interés por la geología aumentó durante su primer viaje fuera de Alemania en 1790, en que viajó acompañado con su amigo Georg Forster. Ese año publicó su primera contribución geológica, sus “Observaciones mineralógicas sobre los basaltos del Rin”, donde se adapta a la predominante escuela Neptunista de la época liderada por el profesor A.G. Werner, de la Academia de Minas de Freiberg. En 1791 ingresó en esta prestigiosa institución donde desarrolló un intenso trabajo de aprendizaje tanto teórico como práctico. El año siguiente egresó de la Academia y fue nombrado asesor vocal en el Departamento de Minas y Fundiciones de Prusia. Hasta 1796 trabajó en estas actividades,
Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
enero-junio 2010
El Perú y los desastres naturales en la historia… 65
visitando muchas zonas mineras ubicadas en los actuales territorios de Alemania, Polonia, la República Checa y Austria. A la muerte de su madre, en 1796, abandonó totalmente sus cargos en la administración del gobierno prusiano, reforzó su idea de realizar algún largo viaje y finalmente decidió partir para América. Como buen científico comprendió que sin publicaciones no hay ciencia, así que mientras realizaba su viaje iba enviando cartas a destacados científicos europeos, quienes las publicaban en los principales órganos de divulgación, creando una expectativa creciente de ver publicadas sus obras definitivas y detalladas. Precisamente por la trascendencia de la obra de Humboldt parece muy justo el calificativo que se le ha dado de “descubridor científico del Nuevo Mundo”, a pesar de opiniones y críticas adversas, pero puntuales, a ciertos aspectos de sus trabajos. Dada la amplitud de sus observaciones, prácticamente es el iniciador de casi todas las ramas modernas de las ciencias naturales, como las ciencias de la atmósfera (meteorología, climatología), ciencias del mar, ciencias geológicas (paleontología, geotermia, mineralogía), ciencias biológicas (botánica, zoología, a su vez en herpetología, ornitología), espeleología, geografía y una serie de otras ramas interdisciplinarias. La contribución de Humboldt a las ciencias geológicas radica en la identificación de rocas y minerales que realizó, lo cual le vale ser considerado como el fundador de la geología en el Perú. Las descripciones de sismos experimentados por Humboldt son altamente confiables. En sus volúmenes del Kosmos (1845-1862) muestra con extraordinaria precisión los diferentes aspectos de los eventos como los movimientos verticales y horizontales, duración, sonidos, etc. Sin embargo, el escenario decimonónico vio aparecer diversas explicaciones sobre el origen de los terremotos, muchas de ellas estaban asociadas con causas locales. Se estableció una relación entre los temblores y la rotación de la Tierra, las estaciones del clima, las distancias a la Luna durante el apogeo y el perigeo y hasta la aparición de cometas y estrellas fugaces. Humboldt escribió sobre sismicidad histórica al recopilar, tanto de publicaciones previas como de los recuerdos de los habitantes, las fechas y los efectos de los terremotos desde mediados del siglo XVII. En su recorrido por el Perú, durante los meses de agosto a diciembre de 1802, tuvo tiempo para plantear el paralelismo de las zonas sísmicas de la cordillera de los Andes y la del norte de Venezuela. Es más, planteó la relación entre los sismos y los fenómenos volcánicos. Probablemente Alexander von Humboldt fue el primero en establecer una relación entre las fallas geológicas y los terremotos. En conclusión, la contribución de Humboldt a la ciencia está en haber logrado desarrollar las bases de la geografía física, la geofísica y la sismología. Él demostró que no puede haber conocimiento científico sin experimentación verificable. Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
66 Teodoro Hampe Martínez
Revista Geográfica 147
Antonio Raimondi, el naturalista italiano Antonio Raimondi (1824-1890), un explorador y científico de origen milanés, llegó al Perú en 1850 y se quedó en el país hasta la fecha de su muerte, ocurrida en el pueblo de San Pedro de Lloc. Por un lapso de diecinueve años observó la naturaleza y recorrió el espacio peruano, fue un viajero incansable de visión totalizadora, pues su interés abarcó rocas, plantas, animales y registros climáticos, todos los cuales fueron puestos bajo su observación y registro sistemático. Es considerado como uno de los pilares del desarrollo de las ciencias naturales en el Perú (cf. Seiner Lizárraga 2003). Raimondi estableció una sólida relación con el Estado, con los círculos profesionales limeños y difundió e intercambió ideas con intelectuales europeos y americanos. Se insertó en la sociedad limeña enseñando como profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de San Marcos; a partir de 1850 fueron requeridos sus servicios de asesoría al Estado y desde 1861 se desempeñó oficialmente como químico consultor del Estado Peruano. La guerra con Chile lo afectó profesionalmente, mas pasada aquella terrible coyuntura fue nombrado nuevamente como geólogo consultor del Estado. El interés de Raimondi por los volcanes andinos se relaciona íntimamente con su interés por la geología y mineralogía, sin menoscabar su interés en las otras ciencias como la geografía, la botánica, la zoología y la etnología. El carácter distintivo de la ciencia de Raimondi, debido a su vastedad, es la acumulación de hechos, de datos, de realidades, limitando las hipótesis y sus explicaciones de los fenómenos observados a lo estrictamente necesario, revistiéndolas de lo que podemos llamar un elevado y científico sentido común. Su obra magna El Perú se editó, en seis tomos, a partir de 1874. La Sociedad Geográfica de Lima, apreciando la labor de Raimondi, publicó sus itinerarios de viajes en su boletín institucional, entre los años 1895 y 1919. De los primeros estudios a la madurez del aporte oceanográfico Desde 1906 y 1907 existía ya un asidero científico en el Perú, un interés por el análisis del Océano, por conocerlo y consecuentemente conocer las variaciones de la temperatura y sus repercusiones en la sociedad. Prueba de la existencia de este interés es el trabajo de O. Petterson, quien demostró que debajo de la superficie del mar existían oscilaciones parecidas a las existentes sobre la superficie del mismo. El trabajo de Petterson no pasó inadvertido, fue leído y alimentó el interés de los estudiosos de aquel entonces. El desarrollo de la ciencia oceanográfica fue paulatino desde los primeros años del siglo XX, producto de un conjunto de observaciones que después de treinta años se plasmaron en un artículo titulado “Ensayo sobre las variaciones periódicas de la Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
enero-junio 2010
El Perú y los desastres naturales en la historia… 67
temperatura de mar y sus ciclos en el norte del litoral peruano”, cuya autoría corresponde al investigador alemán Erwin Schweigger (1888-1965). El mecenazgo para lograr obtener los resultados oceanográficos que fueron conseguidos se debió a la labor de la Casa Gildemeister & Cía., cuya iniciativa se vio plasmada en la instalación de uno de los primeros centros de observaciones hidrográficas y meteorológicas por empresas particulares en el litoral peruano, colaborando en esta forma desinteresada al desarrollo científico del país. Este apoyo a la investigación fue complementado por el intercambio cultural estadounidense, a través de las facultades de investigación en oceanografía y del Inter-American Committee for Cultural and Artistic Relations. Sin embargo, la ayuda también provino de connacionales agrupados en la Compañía Administradora del Guano. En el plano particular, personajes como los estadounidenses Henry P. Manton, gerente de la Compañía Petrolera de Lobitos, y William Vogt, ornitólogo, junto con Enrique Ávila, fueron sujetos que brindaron gran apoyo a la ciencia. Hacia 1954 se publicó el Boletín Científico por la Compañía Administradora del Guano, en Lima. La publicación de este boletín hizo evidente el conocimiento que se tenía de la costa del Perú y de la ubicación de las islas y puntas guaneras. Es necesario señalar que la publicación contiene un registro de las oscilaciones de la temperatura del mar y de sus ciclos en el norte del litoral peruano desde 1930 hasta 1939 (cf. Sears 1954:138); con ello muestra el avance de una ciencia como la oceanografía en el Perú, a bien decir sus primeros pasos. Resulta notorio que la importancia del guano no desapareció en el siglo XIX como se creyó durante mucho tiempo sino que continuó, esta vez asociada a la relevancia económica y la abundancia de las aves guaneras como factor decisivo para el estudio de la Corriente Costanera del Perú. Debemos mencionar que el apoyo y el lado positivo del avance de la ciencia tuvieron sus retrocesos debido a las incomodidades de la época y a lo limitado de las facilidades. Al respecto, hay que anotar que no existían estudios hidrobiográficos y biológicos minuciosos dentro de los programas de biología pesquera. Sin embargo, el interés por el avance de la ciencia no deja de sorprender. Las primeras investigaciones científicas se realizaron a lo largo de las aguas de la costa del Perú tomándose temperaturas superficiales en número suficiente como para mostrar que existía un avance hacia el sur de las aguas cálidas hasta la Bahía de Pisco. Fenómenos climáticos que despiertan actualmente el interés de la ciencia como los fenómenos de El Niño o La Niña, cuyas manifestaciones locales se estudian exhaustivamente en la actualidad, contarían con un nuevo marco de referencia, el que proporciona la meteorología y se encarga de corroborar y rectificar las cronologías en que se han hecho latentes estos eventos en el pasado y se encuentran hoy vigentes. Si nos referimos al ámbito directamente vinculado al desarrollo de la ciencia, es obvio suponer que los métodos de observación debieron ir afinándose Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
68 Teodoro Hampe Martínez
Revista Geográfica 147
paulatinamente. Del mismo modo, las innovaciones estrictamente tecnológicas redundaron en la fabricación de instrumentos más modernos, capaces de brindar registros cada vez más exactos. El Niño en la oceanografía de la segunda mitad del siglo
XX
El fenómeno ENSO (El Niño Southern Oscilation) o ENOS (El Niño Oscilación del Sur) ha sido caracterizado como una de las más impactantes anomalías climáticas. Fue observado desde fines del siglo XIX, como asevera Lizardo Seiner Lizárraga (2001), y se llegó a su conocimiento desde una perspectiva más refinada hacia 1925. Al inicio se pensaba que se podía medir El Niño por la variación de temperatura, craso error debido a que en la zona de la Bahía de Pisco son frecuentes altas temperaturas que llegan hasta 24 y 25° C y no son raras en febrero y marzo, inclusive hasta abril. El fenómeno El Niño es un evento que ocurre en determinados años con manifestaciones especialmente patentes frente a las costas del Perú y con repercusiones a macroescala, provocando cambios meteorológicos, oceanográficos y biológicos en todo el globo terráqueo. Si bien la definición de El Niño está basada en las anomalías de la temperatura superficial del mar observadas en ciertas estaciones de la costa peruana, como por ejemplo Puerto Chicama (7°41’ S y 79°26’ W), también implica que ENSO designa los episodios cálidos en el Pacífico central y los cambios atmosféricos y oceánicos inherentes a la fase negativa de la Oscilación del Sur. Podemos afirmar que el fenómeno El Niño es una variabilidad climática, acíclica y se presenta por elevaciones anormales de temperatura superficial de aguas del Océano Pacífico, generando perturbaciones atmosféricas con efectos principalmente en las precipitaciones y temperaturas continentales. Los principales fenómenos El Niño registrados a través de la historia del siglo XIX y XX se clasifican en débiles: 1885, 1889, 1923, 1930, 1931, 1932, 1960, 1963; moderados: 1911, 1918, 1921, 1939, 1964, 1965, 1987, 1992, 1994; intensos: 1856, 1940-1941, 1953, 1957-1958, 1972-1973; muy intensos: 1891, 1925-1926; y extremadamente intensos: 1982-1983, 1997-1998. La centuria pasada volcó su preocupación por aquellos periodos en los cuales las temperaturas del agua subían rápidamente y las aves morían de inanición por millares. Tales sucesos fueron atribuidos frecuentemente a la intrusión de aguas de menor contenido salino procedentes del Norte, las cuales eran acompañadas por lluvias torrenciales y vientos del Norte más bien que del Sur, en la zona septentrional del Perú. Los científicos de aquel entonces tildaron a El Niño como periodos de depresión ecológica, los cuales eran esperados generalmente a intervalos de siete años (1911, 1918, 1925, 1932, 1939, etc.). Los primeros estudios arrojaron que la vida de las aves dependía de las condiciones del mar, especialmente de la abundancia de anchovetas. Vogt hacia 1942 Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
enero-junio 2010
El Perú y los desastres naturales en la historia… 69
afirmaba que las anchovetas eran el principal alimento de las aves productoras del guano y su desaparición causaba la muerte por inanición de un gran número de dichas aves. Significaba que El Niño hacía que las anchovetas se dirijan hacia el Sur o hacia mar abierto, pero en cuanto a evidencias no existían en gran número para probarlo. Durante El Niño de 1953 se encontraron cardúmenes de anchovetas en la superficie con temperaturas de 24° y 25° C cerca de la Isla de Lobos de Afuera en el norte del Perú. Esto indica que si las migraciones diurnas fueran la causa de la desaparición de la anchoveta, estas retornarían a la superficie por la noche y que los alcatraces que se alimentaban de noche tendrían anchoveta. Sin embargo, durante ENOS morían guayanayes, piqueros y alcatraces. Hacia 1954, con el objeto de estudiar las características de las aguas de El Niño, se hicieron observaciones simultáneas de temperatura y salinidad a diversos niveles de profundidad frente a Cabo Blanco. Esto último indica el avance de la oceanografía como ciencia que necesita cotejar diversos factores para brindar una opinión acertada. En esa fecha, los especialistas llegaron a la conclusión de que las características físicas de las aguas de la costa del Perú no eran suficientes para aseverar que se trataba de El Niño. Las calamidades biológicas en las aguas de la costa del Perú fueron siempre asociadas a un calentamiento desusado del mar. Estas altas temperaturas fueron asimismo atribuidas a la incursión de aguas de bajo tenor salino, procedentes del Norte en la época de Navidad (“El Niño”). Sin embargo, estas han sido también explicadas admitiendo la convergencia de cuñas de agua más saladas y más calientes procedentes del mar abierto y algunas veces a la descarga de ríos locales tales como los de Pisco y San Juan de Chincha. Asimismo, se ha sugerido que la radiación puede desempeñar un rol importante en el calentamiento local. Dos fueron las clases de desastres biológicos remarcados por la investigadora norteamericana Mary Sears (1954), ambos asociados con temperaturas marinas elevadas y que en el pasado fueron considerados como consecuencia de El Niño. El primero, es el que se refiere a la ausencia de anchovetas que parten para otros lugares y es la causa de la muerte de las aves guaneras por inanición. El segundo tipo está asociado con la presencia de aguas de coloración rojiza (“aguaje”). Ella trabajó con numerosos ejemplos ocurridos en otras partes que mostraban que las decoloraciones estaban, por lo general, acompañadas de una mortalidad masiva de peces e invertebrados grandes. Sears encontró que la intrusión de una masa de agua extraña, tal como El Niño o una lengua de aguas oceánicas, no era, pues, el requisito indispensable de una u otra clase de desastre biológico. Significaba que el agua aflorada de la Corriente del Perú podía también dar lugar a la formación de densos acúmulos de minúsculos organismos cuando sus estratos superiores habían alcanzado temperaturas del orden Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
70 Teodoro Hampe Martínez
Revista Geográfica 147
de los 20° C, según el mecanismo descrito anteriormente. Se destruyeron con ello dos mitos: la uniformidad de las salinidades de las aguas de la Bahía de Pisco podía ser el resultado del afloramiento de algún estrato de agua sub-superficial; por otro lado, las altas temperaturas no siempre significan El Niño, bien podían deberse a calentamientos in situ, debido a la radiación solar. A fines del siglo XX, El Niño comenzó a ser definido oceanográficamente como la volatilidad positiva o calentamiento regular o irregular, recurrente, de la temperatura superficial marina por encima del promedio de la zona del litoral del Perú, entre los 5° S hasta el paralelo 15° S. Esta anomalía térmica positiva de las aguas marinas en el norte del Perú produce mayores precipitaciones de lluvias en Tumbes y Piura y aumenta el calor ambiental en determinadas décadas, desbordando los ríos en la zona norte del país, llegando a formar enormes lagunas o inundaciones en las ciudades, destruyendo viviendas, puentes, carreteras, caminos, etc. Asimismo, actúa sobre la biomasa del stock de anchoveta, disminuyéndola, quedándose solo la cuarta parte sobreviviente que hay que proteger para evitar su extinción. El desarrollo de la meteorología en el Perú Los avances locales y los adelantos técnicos contribuyeron no solo a la evolución de la ciencia oceanográfica a través de sus aproximaciones al fenómeno El Niño, sino también al desarrollo de la meteorología y a la construcción de una historia del clima. El desarrollo de la meteorología se debió a la obra de científicos extranjeros, a quienes se les reconoce como los portadores del avance científico europeo hacia América, influyendo fuertemente sobre los científicos locales y brindándoles el instrumental usado comúnmente en Europa. Tanto instrumentos como metodología lograron la exactitud necesaria para la ciencia. Se empleó un instrumental idóneo: telescopios, termómetros, barómetros y otros se usaron de modo ventajoso para observar sistemáticamente el comportamiento de la naturaleza (Seiner Lizárraga 2004:17). A través de la historia, las anomalías climáticas parten de la presencia de un fenómeno de gran magnitud como El Niño, que trastocó las actividades en el Virreinato y en la República. La información que registra dicha anomalía fue presentada de diversas maneras. Algunos cosmógrafos consignaron las temperaturas extremas, máximas y mínimas, habidas en una o varias fechas específicas, más en otros casos se hizo referencia a diversos lapsos de duración a lo largo de los cuales la temperatura fluctuaba entre extremos. Los registros meteorológicos datan del periodo colonial peruano, para ser más precisos del siglo XVIII (1753) y continuaron publicándose hasta 1873. Estos fueron realizados bajo responsabilidad del Cosmógrafo Mayor y el fruto de las investigaciones fue dado a conocer en la publicación anual El conocimiento de los tiempos durante el siglo XVIII, que continuó realizándose con otro nombre luego de la IndeDerechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
enero-junio 2010
El Perú y los desastres naturales en la historia… 71
pendencia. El cargo de cosmógrafo estuvo desempeñado por científicos ilustres como astrónomos, matemáticos y médicos. El primero en introducir el elemento fáctico que exige una observación climática idónea, sin sustraerse completamente a las formas de asociación causal, fue Juan Rehr, religioso jesuita de origen bohemio, que realizó la primera medición de la temperatura en Lima. Rehr inició sus registros térmicos a partir de 1753, mas su muerte en 1756 truncó su fructífero aporte a la ciencia. A Rehr le sucedió en el cargo un médico catedrático de la Universidad de San Marcos, Cosme Bueno, quien ejerció el cargo por más de cuatro décadas, comprendidas entre 1757 y 1798. El uso simultáneo de las escalas Réaumur y Fahrenheit recién se verifica para la década de 1790 y estuvo en manos de observadores ajenos al Cosmografiato. El siglo XIX evidenció el progreso de las observaciones que se habían venido realizando un siglo antes, con el único objetivo de registrar la temperatura, humedad y presión. Ahora se sumaba a la observación mecánica, la explicación y la medición de la dirección y velocidad del viento. La información producto de estas observaciones constituye la base documental para reconstruir el antiguo clima de Lima. Conocida pero escasamente utilizada por los investigadores, dicha información puede emplearse con distintos fines. En primera instancia, dichas observaciones son testimonio del grado de desarrollo de la ciencia en el Perú entre los siglos XVIII y XIX. Este desarrollo fue parte de un proceso, de una sucesión de esfuerzos dirigidos a alcanzar una comprensión del entorno natural; por tanto, no era indispensable hallar descubrimientos científicos originales, hechos al amparo de una tecnología sofisticada y el empleo de un lenguaje indescifrable para el común. En segundo término, se considera su valía como testimonio del propio comportamiento del clima en el pasado. Considerando las escasas referencias a las condiciones físicas en las cuales se operaron aquellas mediciones, el escenario decimonónico, de manera semejante al anterior, contó con muy pocos observadores que hiciesen explícitos sus métodos de registro. En todo caso, la serie como fuente histórica posee un valor intrínseco, es capaz de echar luces y definir mejor los parámetros entre los que oscila la “normalidad” y la anomalía climática que acontece en una localidad específica. A partir de 1798, Gabriel Moreno asumió el cargo de cosmógrafo mayor. Los registros aparecieron publicados en el Almanaque peruano y guía de forasteros para el año de 1799, el primero salido a luz bajo responsabilidad de Moreno. La llegada de Moreno significó una nueva perspectiva en el análisis y presentación de los temas climatológicos durante la década en que estuvo al frente del cargo, entre 1799 y 1809. Desde la aparición del Almanaque correspondiente a 1801, Moreno agregó a los conocidos registros de temperatura una reseña del comportamiento estacional del clima habido en el transcurso del año que concluía. Así, cada estación del año era descrita detalladamente, indicándose la intensidad y Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
72 Teodoro Hampe Martínez
Revista Geográfica 147
frecuencia de las precipitaciones, las fluctuaciones de temperatura y demás fenómenos climáticos. Moreno innovó la forma de evaluar el comportamiento del clima: la exacta presentación de los hechos completaba el vaticinio del pronóstico, característico de las décadas anteriores. La inclusión de estas observaciones fue ganando espacio dentro de los almanaques; en los primeros años simplemente formaban parte de algunas secciones, pero a partir de 1806 logra constituirse en una sección autónoma explícitamente denominada “Meteorología del año anterior”, manteniendo sus mismos alcances aunque evidenciando la importancia que Moreno concedía a dichas observaciones. Así se mantuvo hasta la publicación del Almanaque de 1809, último de los publicados bajo su guía. La evolución que experimenta la meteorología en esta época es parte de la influencia europea de la Ilustración, lo cual puede hacerse visible también en la vida y el pensamiento de Hipólito Unanue, un discípulo de Moreno (véase Salaverry 2005). En 1809 se produce el deceso de Moreno y asume su cargo José Gregorio Paredes, médico, una de las más importantes personalidades que vivió el tránsito del régimen colonial al republicano. La gestión de Paredes fue la más prolongada del siglo XIX, se extendió desde 1809 hasta 1839 con breves periodos de tiempo en los cuales no ejerció el cargo por encontrarse de viaje (1810-1813 y 1825-1828). El tránsito de la Colonia a la República influyó en el funcionamiento del Cosmografiato, el nombre de Almanaque varió para convertirse, a partir de 1821, en el Calendario y guía de forasteros . Durante las tres décadas en las que estuvo al frente del cargo, Paredes cumplió eficientemente su acopio de información, realizando los registros meteorológicos respectivos, los cuales estuvieron generalmente circunscritos a hacer mención única y constante tanto de parámetros térmicos como barométricos. De ello se deriva su homogeneidad. En años excepcionales, Paredes varió la presentación de su información; es el caso de 1829, cuando en el calendario correspondiente a dicho año informaba sobre los terribles destrozos ocasionados en el país a causa de las fuertes lluvias y desbordes de ríos que provocaron las inundaciones ocurridas en el verano de 1828. Paredes continuó publicando el calendario hasta su muerte (cf. Saravia 2002:70). Luego de la desaparición de Paredes, fue elegido en 1840 Eduardo Carrasco, quien sería la última gran figura que estuvo al frente del Cosmografiato (hasta 1858). Este personaje fue marino de profesión y destacado matemático, continuó la brillante saga dejada por todas las notables personalidades que estuvieron al frente de dicha institución. La información que brindó se ajustaba a un patrón: indicar de manera sintetizada las fluctuaciones climáticas habidas en la ciudad de Lima durante el año anterior a la publicación del calendario. Carrasco observó con dedicación las variaciones del clima limeño y ofreció valiosos comentarios sobre la dinámica climática. Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
enero-junio 2010
El Perú y los desastres naturales en la historia… 73
Desde 1858, Pedro Mariano Cabello reemplazó a Eduardo Carrasco en la confección de las guías. Ello significó, lamentablemente, la desaparición de la sección destinada a consignar las observaciones meteorológicas hechas en Lima, como había sido costumbre en toda la tradición anterior. Luego de un siglo de registro constante de temperatura, el Cosmografiato dejaba de lado una de sus labores más esenciales y encomiables: la observación. Pese a ello, todo el acopio de material documental anterior es de gran valía. En síntesis, durante el siglo comprendido a partir de 1753 se desarrolló un profundo interés por la observación de la naturaleza y, en especial, por registrar las fluctuaciones visibles en el comportamiento del clima en Lima. El análisis de la serie configurada en base al registro de la oscilación de la temperatura máxima y mínima del aire en la capital conduce a corroborar, o delinear mejor, gracias al uso de información instrumental, periodos ya conocidos de alteración climática como son los eventos tipo El Niño. El periodo inicial del desarrollo de la meteorología en el Perú se caracterizó, pues, por la existencia de dos esfuerzos simultáneos dirigidos a comprender de modo más exacto el comportamiento de la naturaleza en su dimensión atmosférica. Por un lado, el empuje institucional representado por el Cosmografiato, a pesar de que no se trataba de una entidad que formaba parte misma del Estado, pero su valía radicó en la labor que realizaba una sola persona: el cosmógrafo. Y, por otro, el esfuerzo de numerosos científicos que en forma paralela al primero, registraron de manera sistemática las manifestaciones del clima. En suma, el registro meteorológico en Lima tiene larga data y constituye la base para el conocimiento de diversos aspectos relacionados con la evolución de la ciencia en el Perú, el rol del Estado en la implementación de servicios tanto en época colonial como republicana, así como la valiosa participación de científicos que a título personal o formando parte de instituciones, emprendieron meritorios trabajos de investigación y sistematización de la información. Finalmente, la iniciativa de formación de un organismo nacional único en el que se centralicen las actividades meteorológicas y otras conexas fue concretada durante el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada, a propuesta del Consejo Nacional de Meteorología, conformado por representantes de todos los organismos relacionados con la meteorología y presidido por el General FAP Eduardo Montero Rosas. Este organismo se llamó SENAMHI (Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología), y fue fundado para brindar servicios públicos, asesoría, realizar estudios e investigaciones científicas en las áreas de meteorología, hidrología, agrometeorología y asuntos ambientales en beneficio del país. El SENAMHI se creó por Decreto Ley N° 17532, el 25 de marzo de 1969. Pasó a ser regulado por la Ley N° 24031 del 14 de diciembre de 1984, con una modificatoria aprobada por Ley N° 27188 del 25 de octubre de 1999. Se estableció un reglaDerechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
74 Teodoro Hampe Martínez
Revista Geográfica 147
mento de su ley bajo decreto supremo N° 005-85-AE, el 26 de julio de 1985, con modificatoria aprobada por decreto supremo N° 027, el 22 de mayo de 2001. Hasta fines de la década de los setenta, la principal actividad realizada por este organismo era la preparación del pronóstico diario para la República y mensual para Lima. En adelante se abocaría a su inmediata integración funcional y administrativa. Esta nueva entidad tuvo que enfrentar dificultades en su proceso de integración; entre las principales complicaciones figura la existencia de una Red Nacional de Estaciones de Observación, que estaba compuesta por 836 estaciones, de las cuales 756 eran meteorológicas y 80 hidrológicas. Ambas estaban equipadas con diversidad de instrumentos y variados métodos y sistemas de observación en diferentes sectores, lo cual constituía un problema, pues no estaban de acuerdo a las normas de la Organización Meteorológica Mundial. Para uniformizar instrumentos, métodos y sistemas de observación, se formó una Comisión de Estandarización de Métodos y Observaciones, que comprendía: la reubicación y reinstalación de estaciones, la reparación de instalaciones hidrométricas, la elaboración de normas para el mantenimiento del instrumental, la asignación de instrumental a estaciones de acuerdo a su categoría y la capacitación de observadores. Una de las metas principales que se propuso llevar a cabo el SENAMHI fue el conocimiento, evaluación, estudio y clasificación de los recursos climáticos e hidrológicos del país y la realización de las investigaciones necesarias para el mejor aprovechamiento de estos recursos, tarea que aún viene realizando actualmente. El desarrollo de la sismología en los siglos XIX y XX Los sismos constituyen un tipo de fenómeno que se manifiesta por un movimiento que tiene su origen en el interior de la tierra y se registra en la superficie, sobre los límites de las placas litosféricas (Lugo Hubp e Inbar 2002:27). Los hay desde los someros, del orden de 5-10km, los medianos que alcanzan 30-60km y los muy profundos, de hasta 400km. Las zonas de actividad sísmica, como América del Sur, están bien definidas. Los terremotos, como fenómeno natural por sí mismos, no son peligrosos para los humanos, pero sí los efectos diversos que causan cuando se convierten en desastres: el derrumbe de construcciones urbanas, los desprendimientos de rocas en las elevaciones montañosas, los tsunamis o los incendios pueden ser culpables de grandes tragedias. La sismología como ciencia que estudia todo lo referente a los sismos: la fuente que los produce (localización, orientación, mecanismo, tamaño, etc.), las ondas elásticas que generan (modo de propagación, dispersión, amplitudes, etc.), es relativamente reciente. En el Perú, los registros sismológicos tienen su origen remoto en los escritos de los cronistas y religiosos que interpretaban este fenómeno como algo sobrenatural. Los datos de que se dispone son incompletos y se encuentran esparci-
Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
enero-junio 2010
El Perú y los desastres naturales en la historia… 75
dos en diversas obras inéditas o poco conocidas, o en las narraciones de los viajeros que visitaron esta parte del continente. El siglo XIX y el XX fueron el escenario de la inquietud por realizar primero un registro sistemático de los sismos y luego por obtener una explicación de la causa de éstos. La labor pionera de registro se la debemos al historiador José Toribio Polo (1899), quien analizó un conjunto de fuentes y estimó que se habían producido más de 2,500 temblores en el territorio peruano, desde la época de la conquista hasta fines del siglo XIX, advirtiendo que por una serie de causas no se habían anotado todos los sismos en el periodo de la “madurez” colonial. Se puede indicar, sin embargo, que fue Alexander von Humboldt el primero en brindar una explicación científica a los terremotos. El estudioso berlinés estableció una relación entre las fallas geológicas y los sismos, mas su teoría no fue aceptada por muchos científicos de la época. Cabe mencionar que en los inicios del siglo XX aún no existía explicación para los sismos que se generaban cerca del Pacífico, donde no se podía verificar la existencia de fallas superficiales. Por entonces se instalaron sismógrafos de diversas marcas: Wiechert, Mainka, Bosch-Omori, Galitzin-Wilip, Milne, con amplificación mecánica entre 1:100 y 1:1,500, en diversas ciudades capitales sudamericanas, como Bogotá, Buenos Aires (La Plata), Caracas, La Paz, Lima, Quito, Río de Janeiro y Santiago de Chile. La estación de Lima se destacó por ser una de las más antiguas (1907), pero funcionó con muy poca continuidad. Se debió esperar algún tiempo más hasta que se desarrollara de forma teórica el esquema de las diferentes capas que componen la Tierra y se entendiera que cerca de las costas del Pacífico la placa marina penetraba la placa continental, generando los denominados sismos de subducción que se forman ya sea cerca de las costas a poca profundidad o bajo el continente en una zona de buzamiento constante que se denominó zona de Benioff o de Wadati en honor a estos científicos que trabajaron en la definición formal del origen de los sismos en las costas del Pacífico. Lo anterior empezó a brindar una relación entre la magnitud del sismo y la cantidad de desplazamiento y área de rotura, pero a pesar de que esto fue buscado teóricamente, se debió esperar mucho más tiempo para llevarlo a cabo. Todo indica que este fue el motivo por el cual el U.S. Coast and Geodetic Survey, entidad responsable del Servicio Sismológico de los Estados Unidos, propuso al Departamento de Magnetismo Terrestre de la Institución Carnegie de Washington la instalación de una estación sismológica en Huancayo, donde existían todas las facilidades y el personal apto para instalar y supervisar el funcionamiento de los modernos sismómetros de tipo electro-magnético. En 1931 se construyó la Estación Sísmica en dicha localidad, se instalaron dos sismógrafos horizontales (Wenner, 10 s) y un sismómetro vertical (Benioff, 1 y 100 s), con registro en papel fotográfico. Esta estación fue la más moderna del continente durante casi tres décadas. Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
76 Teodoro Hampe Martínez
Revista Geográfica 147
La sismología en el Perú pasó por un lento periodo de institucionalización hasta 1947. El Observatorio Geofísico de Huancayo, que estuvo primero bajo administración norteamericana, pasó a convertirse en dicho año en un organismo autónomo del gobierno del Perú. Tomó entonces el nombre de Instituto Geofísico de Huancayo hasta 1962, fecha en la cual se acordó trasladar la sede ejecutiva de Huancayo a Lima, cambiando el nombre de esta entidad por Instituto Geofísico del Perú. El 21 de marzo de 1969, esta institución es reconocida como organismo oficial encargado de realizar estudios e investigaciones de carácter geofísico y el 12 de junio de 1981, se promulgó la ley de funcionamiento del Instituto Geofísico del Perú, adscrito al Ministerio de Educación. Hoy por hoy, el Instituto Geofísico del Perú, presidido por el doctor Ronald Woodman Pollit, es reconocido como la institución que incentiva y lidera la investigación científica en geofísica en el país. Mediante su programa de estudios contribuye con el Estado y la sociedad civil en el desarrollo del conocimiento de la realidad nacional y aporta en el avance científico internacional. El mayor aporte del siglo XX a la sismología proviene de Enrique Silgado (1915-1999), considerado como uno de los pioneros en el conocimiento de la historia sismológica en el Perú y América del Sur. Silgado fue físico y matemático de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, de Lima, continuó sus estudios en el Instituto de Tecnología de California donde obtuvo el grado de Master en Ciencias Geológicas, con especialización en sismología, en 1944. En 1958 se graduó como Doctor en Ciencias por la Universidad de San Marcos. Fue asesor del Instituto Nacional de Geología, Minería y Metalurgia y profesor en su alma máter hasta 1971. Fue miembro del Consejo Directivo del Instituto Geofísico del Perú y primer presidente del Centro Regional de Sismología para América del Sur (CERESIS). En los años sesenta, con apoyo de CERESIS, viajó a España para recopilar la información que diera vida a su más importante contribución a la sismología del Perú y América del Sur. La obra más valiosa de Enrique Silgado es Historia de los sismos más notables ocurridos en el Perú (1513-1974) , publicada en 1978, considerada como la base para el desarrollo de un estudio sismológico, con abundante material útil y necesario para estudiantes e investigadores. Así mismo, destacan una serie de volúmenes sobre los sismos históricos ocurridos en América del Sur, publicados con el apoyo del Centro Regional de Sismología para América del Sur. Las investigaciones sismológicas de Silgado se han encargado de explicar con minuciosidad la intensidad de cada movimiento telúrico. Durante el siglo XIX sucedieron en el Perú varios sismos; uno de los principales por su intensidad fue el de 1868, que devastó Arequipa, Tacna y Arica. Este movimiento fue seguido de un tsunami que puso en conmoción a todo el Océano Pacífico, llegando a las alejadas playas del Japón, Nueva Zelandia y Australia. En el siglo XX fueron notables, por la Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
enero-junio 2010
El Perú y los desastres naturales en la historia… 77
intensidad y estragos que causaron, los terremotos que afectaron a Piura y Huancabamba (1912), Caravelí (1913), Chachapoyas (1928), Lima (1940), Nazca (1942), Quiches, Ancash (1946), Satipo (1947), Cuzco (1950), Tumbes (1953), Arequipa (1958, 1960), Lima (1966), Chimbote y Callejón de Huaylas (1970), Lima (1974). A continuación presentamos un registro de los sismos más importantes que afectaron al Perú, según la mencionada obra de Silgado y algunas fuentes complementarias (por ejemplo, Alva Hurtado, Meneses Loja y Guzmán León 1984; Ocola 1984). 20 de agosto de 1857. Fuerte sismo en Piura, que destruyó muchos edificios. Se abrió la tierra, de la cual emanaron aguas negras. Daños menores en el puerto de Paita. La máxima intensidad de este sismo fue de VIII MM. 13 de agosto de 1868. Terremoto acompañado de tsunami en Arica. Silgado recoge el relato de José Toribio Polo: “Agrietamientos del suelo se observaron en varios lugares, especialmente en Arica, de los que brotó agua cenagosa”. Bachmann (1935) reporta que en Sama y Locumba se perdió gran parte de las cosechas y la tierra se abrió a trechos en hondas grietas que vomitaban agua cenagosa (véase complementariamente el relato de Núñez Carvallo 1997). La máxima intensidad de este sismo fue de XI MM. 24 de julio de 1912. Terremoto en Piura y Huancabamba. En el cauce seco del río Piura se formaron grietas con surgencia de agua, otros daños afectaron el terraplén del ferrocarril. En el puerto de Paita se produjeron agrietamientos del suelo. La máxima intensidad de este sismo fue de VIII MM. 24 de diciembre de 1937. Terremoto en las vertientes orientales de la Cordillera Central. Afectó los pueblos de Huancabamba y Oxapampa. Silgado indica que en el Fundo Victoria se abrió una grieta de la que emanó abundante cantidad de agua que arrasó corpulentos árboles, aumentando el caudal del río Chorobamba. La máxima intensidad de este sismo fue de IX MM y la magnitud fue de Ms= 6.3. 24 de mayo de 1940. Terremoto en la ciudad de Lima y poblaciones cercanas. Se reportó que en el Callao quedaron efectos del sismo, sobre todo en terrenos formados por relleno hidráulico. En estas zonas el terreno se agrietó y brotó a la superficie masas de lodo semilíquido. Las grietas del terreno atravesaron algunas construcciones. La máxima intensidad de este sismo fue de IX MM y su magnitud fue de Ms= 8.0. Dejó un saldo de 179 muertos y 3,500 heridos. 6 de agosto de 1945. Fuerte temblor en la ciudad de Moyobamba y alrededores. De acuerdo a Silgado (1946:5-12), se formaron algunas grietas en la quebrada de Shango. Posteriormente, el temblor del día 8 produjo nuevas grietas vecinas a las primeras, una de ellas semicircular de 15m de diámetro y 4cm de separación, de las cuales emanaron aguas cargadas de limo durante dos días. Las grietas se presentaron también en los bordes de los barrancos en Tahuisco, cerca del río Mayo y en la quebrada Azungue. A unos 5km de los baños sulfurosos y a 10km de la ciudad Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
78 Teodoro Hampe Martínez
Revista Geográfica 147
aparecieron nuevos manantiales. La máxima intensidad de este sismo fue de VII MM. 28 de mayo de 1948. Fuerte sismo destructor en Cañete. En las inmediaciones del lugar denominado Calavera se produjeron varios deslizamientos en terrenos pantanosos. En las faldas del Cerro Candela se formaron grietas, observándose en el lugar pequeños derrumbes debido a la saturación del terreno (Silgado 1978:45). La máxima intensidad de este sismo fue de VII MM y su magnitud fue de Ms= 7.0. 21 de mayo de 1950. Terremoto en la ciudad del Cuzco. Ericksen, FernándezConcha y Silgado (1954) notaron en el lado sur del valle, al sureste del pueblo de San Sebastián, una zona de extensa fisuración. También observaron dos pequeñas fracturas en una zona pantanosa situada a 300m al sur de San Sebastián, de las cuales surgió agua y arena durante el terremoto. Los hoyos producidos por la eyección tenían cerca de 2m de diámetro y la arena alrededor de la fractura un espesor de 1 a 2cm Durante el movimiento sísmico estas fracturas, y otras producidas a lo largo del cerro, vertieron chorros de agua que alcanzaron 1 a 2m de altura. El nivel de la capa freática se levantó en el lado sur del valle. Áreas que habían estado casi secas antes del terremoto aparecieron cubiertas con 10 a 40cm de agua, semana y media después del sismo. El agua en un pozo de la Hacienda San Antonio subió a 1.80m. por encima de su nivel normal, después del terremoto. La máxima intensidad de este sismo fue de VII MM y su magnitud fue de Ms= 6.0. 9 de diciembre de 1950. Fuerte temblor en Ica. En el Fundo La Vela se produjeron algunas pequeñas grietas en el terreno de sembrío, de las cuales salió agua hasta unas horas después del sismo (Silgado 1951). La máxima intensidad del sismo fue de VII MM y su magnitud de Ms= 7.0. 12 de diciembre de 1953. Un fuerte y prolongado movimiento sísmico afectó la parte noroeste del Perú y parte del territorio ecuatoriano. Silgado (1957) indica que se produjeron grietas largas en los terrenos húmedos. Se apreciaron eyecciones de lodo en la quebrada de Bocapán, en los esteros de Puerto Pizarro y en otros lugares. En Bocapán, que había estado seco antes del movimiento, corrió momentáneamente agua a causa de los surtidores. En Puerto Pizarro se originaron chorros de agua de 60cm de altura y grietas. La máxima intensidad de este sismo fue de VIII MM y su magnitud fue de Ms= 7.8. 15 de enero de 1958. Terremoto en Arequipa. Se observó agrietamiento del terreno cerca de la ciudad de Camaná, con eyección de aguas negras. La máxima intensidad del sismo fue de VIII MM y su magnitud fue de Ms= 7.0. 17 de octubre de 1966. La ciudad de Lima fue estremecida por un sismo. En la Hacienda San Nicolás, a 156km al norte de la capital, aparecieron numerosas grietas y de varias de ellas surgió agua de color amarillo. La máxima intensidad de este
Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
enero-junio 2010
El Perú y los desastres naturales en la historia… 79
sismo fue de VIII MM y su magnitud fue de Ms= 6.3. Dejó un saldo de 100 muertos. 19 de junio de 1968. Terremoto en Moyobamba. Kuroiwa y Deza (1968) describen agrietamientos del suelo, surgimiento de arena y agua por las grietas y grandes deslizamientos de tierra en la región epicentral. Los fenómenos de agrietamientos y surgimiento de agua fueron los más numerosos, especialmente a lo largo de las márgenes del río Mayo. Martínez Vargas (1969) presenta vistas del afloramiento de arenas en forma de conitos de 10 a 20cm de diámetro producidos por el fenómeno de licuación en la terraza de Moyobamba. La máxima intensidad de este sismo fue de VIII MM y su magnitud fue de Ms= 6.9. 31 de mayo de 1970. Terremoto que afectó todo el departamento de Ancash y el sur de La Libertad. Ericksen (1970) y Plafker (1971) indican que en Casma, Puerto Casma y en zonas cercanas al litoral en Chimbote, se produjo desplazamiento lateral del terreno causado por licuación de depósitos deltaicos y de playa, ocasionando grietas en el terreno que derrumbaron las estructuras que las cruzaban. Las áreas más extensas de volcanes de arenas se formaron a lo largo del río Casma, con un cráter central de unos cuantos centímetros a 1m de diámetro, cercados por un montículo de arena y limo de hasta 15m de diámetro. Se produjeron eyecciones de agua de un metro de altura. La zona central de Chimbote fue evidentemente un área de licuación de suelos, así como de compactación diferencial de la cimentación. El puente de Casma fue dañado por licuación de la cimentación de los estribos. En Chimbote y Casma y a lo largo de la Carretera Panamericana se notaron subsidencias superficiales producto de la licuación. También se presentó evidencias del fenómeno de licuación en los depósitos de arenas saturadas en la calle Elías Aguirre en Chimbote y en el km 380 de la Carretera Panamericana, cerca de Samanco. En Casma se produjo compactación diferencial y desplazamiento lateral del terreno debido a licuación. Se produjeron inundaciones del terreno por agua freática, debido a la compactación diferencial. En muchas áreas se produjeron volcanes de arenas y eyección de agua por existir nivel freático alto. Puerto Casma se inundó totalmente. La máxima intensidad del sismo fue de IX MM y su magnitud fue de Ms= 7.8. Dejó un saldo de 50,000 muertos, 20,000 desaparecidos y 150,000 heridos a causa de la avalancha que siguió al terremoto y sepultó al pueblo de Yungay. 9 de diciembre de 1970. Terremoto en el noroeste del Perú. En el área de Querecotillo, en terraza fluvial y aluvial, se formó un sistema de grietas en echelón, de longitud de 500m, con aberturas de 0.30m y saltos de 0.25m. Se notó efusión de arena formando sumideros de 0.60-1.00m de diámetro. Cerca al caserío La Huaca se agrietó el suelo, brotando arena y lodo. En Tumbes cerca al Puerto Cura, en las terrazas fluviales, se observó efusión de aguas negras acompañadas de arena que
Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
80 Teodoro Hampe Martínez
Revista Geográfica 147
salieron a la superficie a través de grietas. La máxima intensidad de este sismo fue de IX MM y su magnitud fue de Ms= 7.1. 20 de marzo de 1972. Sismo en el Nororiente. Según Perales y Agramonte (1972), en el área urbana de Juanjuí se produjo el fenómeno de licuación de suelos con sumideros alineados de hasta 1m de diámetro. En la Carretera Marginal se produjeron asentamientos. Las aguas subterráneas variaron su nivel estático en más de un metro. Se inspeccionaron dos pozos de agua que al momento de la visita se encontraban secos y taponeados con arena. La máxima intensidad de este sismo fue de VIII MM y su magnitud fue de Ms= 6.9. 3 de octubre de 1974. Terremoto en Lima. Según Huaco et al. (1975) y Giesecke, Ocola y Silgado (1980), ocurrieron fenómenos locales de licuación en el valle de Cañete, donde el nivel freático es muy superficial. El fenómeno local más importante se encontró en la Cooperativa La Quebrada, cubriendo un área de 30,000m2. Maggiolo (1975) indica licuación generalizada en Tambo de Mora, asociada a una subsidencia o hundimiento, con densificación posterior a lo largo de 4km paralelos a la línea de playa. En la zona norte se desarrollaron eyecciones de agua con arena a través de volcanes de arena. Espinosa (1977) manifestó posibles asentamientos diferenciales en el Callao debido a licuación de suelos y Morán (1975) presentó vistas de posible licuación en Ancón. La máxima intensidad del sismo fue de VIII MM y su magnitud fue de Ms= 7.5. Dejó un saldo de 78 muertos. El desarrollo de la vulcanología en los siglos
XIX y XX
Uno de los fenómenos naturales más espectaculares es la actividad volcánica, proceso existente en grandes zonas lineales del piso oceánico y de la tierra firme. En el caso de la tierra firme, se tiene un registro veraz de las erupciones que se producen todos los años, pero al igual que los sismos la mayoría son de pequeña magnitud o solo exhalaciones. El volcanismo es un proceso asociado a los márgenes activos y consiste en el afloramiento a la superficie de material fundido, procedente del manto superior. El volcanismo está presente tanto en los márgenes de extensión como en los de subducción. Un ejemplo para el primer caso lo constituyen las dorsales oceánicas. La mayor parte del volcanismo es submarino y solo en algunos casos, como en Islandia, llega a la superficie creando islas de material volcánico. En las zonas de subducción, los volcanes se alinean paralelos a su frente, como es el caso en el margen occidental de América Central y del Sur. El vulcanismo activo en los Andes, está distribuido en tres segmentos longitudinales: Zona volcánica de los Andes del Norte, Zona volcánica de los Andes Centrales y Zona volcánica de los Andes del Sur. La actividad volcánica se halla ligada al proceso de subducción de la placa de Nazca, ubicada unos 450km al sur de Lima (volcanismo de margen continental activo). Este proceso se inició durante el Triásico, con la formación de un arco volcánico a lo largo de la Cordillera Occidental. Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
enero-junio 2010
El Perú y los desastres naturales en la historia… 81
Posteriormente, durante el Eoceno tuvo lugar una intensa actividad volcánica, debido a la subducción normal (cf. Isacks 1988). En el Perú, la inquietud científica por registrar las erupciones comenzó a fines del siglo XIX, y se puede citar nuevamente la investigación pionera de José Toribio Polo (1899). Sin embargo, recién a principios del siglo XX, se puede hacer alusión a la vulcanología como ciencia, gracias a los estudios de Frank Alvord Perret (1867-1943), un investigador del Massachusetts Institute of Technology que sería imitado en su interés en América Latina. Internacionalmente, esta disciplina recibió apoyo institucional por parte de la Fundación Carnegie mediante la canalización de fondos a través de la Sociedad Geológica del Perú, fundada en 1924, que fue una de las precursoras en el apoyo al desarrollo científico. Esta corporación reunió a tres ingenieros notables que forjaron el avance de la vulcanología a través de sus estudios geológicos: estos son Carlos Lissón Beingolea, Jorge A. Broggi y Aurelio Masías. Carlos Lissón Beingolea fue un investigador nato, graduado de doctor en Ciencias Físicas por la Universidad Mayor de San Marcos, y gran admirador de la obra de Raimondi. Dedicó su vida a la investigación geológica, relacionada con los minerales. Para elaborar sus trabajos viajaba constantemente al interior del país, situación que era particularmente difícil teniendo en cuenta que en aquella época no existían caminos apropiados como los actuales, ni se gozaba de los recursos económicos necesarios debido a que existían pocas instituciones dispuestas a impulsar nuevos estudios geológicos, por lo que gran parte de los gastos eran cubiertos con el propio peculio del investigador (cf. Morales 1990). Lissón fue reconocido como un decidido y desinteresado colaborador de varios colegas suyos como el alemán Gustav Steinmann, con quien viajó a los Andes, ayudándolo en la elaboración de la descripción geológica y el perfil de la Cordillera Occidental. A su regreso siguió en la docencia universitaria y en la investigación, escribiendo obras que sentaron las bases de la geología, estratigrafía, petrografía y vulcanología peruanas. Entre sus publicaciones más importantes podemos citar Contribución a la geología en Lima y sus alrededores (1907), Edad de los fósiles peruanos y distribución de sus depósitos (1913) y Cómo se generó el suelo peruano (1925). En 1924, convencido de la necesidad de promover la ciencia geológica en el país, reunió a un grupo de profesionales y fundó la Sociedad Geológica del Perú, siendo su primer presidente, cargo que ocuparía hasta 1926. A la par, fue miembro de las principales sociedades geológicas del mundo como la London Geological Society, la Societé Géologique de París y la Deutsche Geologische Gesellschaft, de Berlín. Jorge A. Broggi es otro notable investigador, amigo de Carlos Lissón e igualmente admirador de Raimondi, que se sintió fascinado desde su juventud por las ciencias geológicas y por la mineralogía. Estudió en la Escuela de Minas, ejerció su Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
82 Teodoro Hampe Martínez
Revista Geográfica 147
labor principalmente como docente y funcionario del Estado. Incluso fue gracias a él que arribó a Lima una misión de la United States Geological Survey, experiencia que impulsó el auge de la geología y el interés científico en el país. Durante su vida mantuvo vínculos con el Instituto Geofísico del Perú y especialmente con la Sociedad Geológica del Perú. Aurelio Masías fue un investigador cuya labor estuvo centrada en la difusión de su trabajo a través de la revista de la Sociedad Geológica del Perú, su campo de interés estuvo en la mineralogía; su gran aporte fue el apoyo que brindó a las investigaciones a través de la institución que fundó con Lissón y Broggi. En 1944, la Sociedad Geológica del Perú promovió y gestó la formación de un Instituto Geológico del Perú, que posteriormente se denominó INGEMMET (Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico). Este organismo se encuentra actualmente especializado en el estudio de los riesgos volcánicos y de los yacimientos metálicos y no metálicos. Su aporte radica en la contribución que realiza al conocimiento geológico nacional. En la segunda mitad del siglo XX, la ciencia de la vulcanología floreció no solamente en Lima sino también en Arequipa, lo cual se explica en gran medida debido a la cercanía del volcán Ubinas. En 1959 se creó en dicha ciudad el Instituto Geofísico de la Universidad Nacional de San Agustín, gracias al empuje del doctor Aníbal Rodríguez Begazo, el que llegó a contar con nueve especialistas y cumplió tareas de observación e investigación en sismología, meteorología, magnetismo terrestre, gravimetría y deformación cortical. El prestigio logrado por este instituto trascendió los límites del país con sus publicaciones. Sobre las frecuentes er upciones del Ubinas El volcán Ubinas, ubicado en la provincia de Sánchez Cerro, departamento de Moquegua, es considerado como el más activo del sur del Perú, debido a sus 23 episodios de alta actividad fumarólica y emisiones de cenizas registradas desde el año 1550 d.C. La última erupción pliniana ocurrió hace 980 años, más o menos. Este edificio volcánico posee un volumen aproximado de 30km3 y una superficie de 45km2. Aún en el siglo XXI sigue siendo un problema que causa preocupación para los habitantes de la zona y para las instituciones relacionadas con Defensa Civil. En torno a la actividad volcánica del Ubinas existe una abundante bibliografía, la cual no siempre coincide. Es el caso de los libros Catalog of Active Volcanoes of the World and Solfatara Fields (1966) y Volcanoes of the World (1994), que mencionan 17 erupciones volcánicas desde 1550 hasta 1969. En tanto, el estudio del ingeniero Marco Rivera Porras, del Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico, reporta 23 erupciones volcánicas ocurridas entre 1550 y 1996, con una recurrencia de 4 a 5 erupciones por siglo. La mayoría de las erupciones se caracterizaron por presentar un Índice de Explosividad Volcánica (IEV) de 2. Según Rivera (1998), Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
enero-junio 2010
El Perú y los desastres naturales en la historia… 83
tres eventos eruptivos —los de 1778, 1912/1913 y 1923/1925— no son muy precisos debido a que los reportes mencionan pocas características de las erupciones. El volcán Ubinas ha manifestado altos episodios fumarólicos, acompañados en ocasiones con emisiones de cenizas. Seguidamente se describen las erupciones registradas para los siglos XIX y XX por el trabajo de Rivera (1998). Erupciones de 1869, 1906 y 1907. La erupción de 1906 ocurrió en el mes de octubre. Inicialmente estas erupciones fueron registradas por Parodi y Hantke (1966). Según Simkin y Siebert (1994), estos eventos eruptivos corresponden a erupciones centrales y explosivas, con un Índice de Explosividad Volcánica (IEV) igual a 2. Erupción de 1912/1913. Por los años de 1912 y 1913 se produjo una erupción que perjudicó los terrenos de cultivo y ocasionó la muerte de ganados. Durante esta erupción el volcán emitió cenizas negras, acompañadas de movimientos sísmicos. Inicialmente las nubes de cenizas negras cayeron sobre Ubinas, luego llegaron hasta Chojata y Yalahua, distantes 18km al SE y NE del volcán, respectivamente. Por las características descritas en los relatos, se infiere que el IEV fue igual o superior a 2. Esta erupción no se halla registrada en el catálogo Volcanoes of the World de Simkin y Siebert. Erupción de 1923/1925. Los relatos periodísticos afirman: “Por el año de 1923, Arequipa amaneció con ceniza. Era por coincidencia Miércoles de Ceniza, y las calles estaban llenas de cenizas, que eran del volcán Ubinas. La capa delgada de esta erupción era muy fina y no se observaba claramente en el campo”. Según la comunicación oral de Benavente, la erupción consistió en emisiones de cenizas calientes de color gris, que se prolongaron hacia Para y Yalahua (NE del volcán). Asociados a este evento eruptivo se sintieron movimientos sísmicos de baja intensidad en áreas aledañas. Posteriormente las cenizas emitidas se mezclaron con el agua formando flujos de barro que se desplazaron por los flancos S y SE, con dirección al valle de Ubinas. Este evento duró casi tres años, con niveles variables en la actividad eruptiva. Erupción de 1936. El evento eruptivo consistió en alta actividad fumarólica y emisiones de cenizas grises, además estuvo acompañado con intermitentes movimientos sísmicos de baja intensidad. Por las características descritas de sus depósitos, el tipo y grado de actividad y los daños provocados, se infiere haya tenido un IEV de 2 a 3. Según los relatos subsistentes, los pobladores del valle de Ubinas pedían al gobierno central su traslado hacia la zona de La Joya, a fin de protegerse de un gran desastre que amenazaba destruir sus tierras. En el memorial presentado al Gobierno de la República el 4 de enero de 1936 se declara que “la actividad del volcán Ubinas amenaza al pueblo que florece en sus faldas; una gruesa capa de cenizas ha cubierto los terrenos de sembríos malogrando las cosechas”, y que “en la Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
84 Teodoro Hampe Martínez
Revista Geográfica 147
madrugada del tres del presente se han visto salir llamaradas del cráter del volcán Ubinas, sintiéndose también ruidos y toda la quebrada donde está situado este pueblo y otros caseríos amaneció cubierto de humo que saliendo del cráter desprende una ceniza volcánica. Hace más de 24 horas que ha empezado la erupción y sigue aumentando la intensidad. Los terrenos y sembríos están cubiertos por una espesa capa de ceniza...” (El Pueblo, Arequipa, 11 de enero de 1936). Erupción de 1937. Esta erupción se encuentra reportada en la mayoría de los textos y diarios recopilados. Según Simkim y Siebert, la erupción tuvo un IEV igual a 2. Las características de este evento y los daños que provocó, deben ser tomados en cuenta en la evaluación de riesgos. A continuación transcribimos uno de los reportes obtenidos: “El volcán Ubinas ha entrado de nuevo en actividad. Desde el 8 del mes en curso [mayo] está arrojando cenizas sobre el sembrío y a la población del pueblo que se asienta a sus faldas, sembrando como es natural el pánico entre sus moradores. Día y noche cae una lluvia gris espesa sobre Ubinas, a tal extremo que los vecinos están desesperados por este constante tormento y esta amenaza continua. No solo los sembríos y los ganados están sufriendo el peligro, sino la vida misma de los naturales está comprometida ya que los gases sulfurosos y demás materias que se desprenden del volcán han infectado el ambiente...” (El Pueblo, Arequipa, 25 de mayo de 1937). Muchas personas llegadas a las alturas de los cerros de San Antonio y Esquilache, en Puno, manifestaron que desde dichos lugares podían apreciarse densas columnas de humo lanzadas por el volcán Ubinas. Erupción de 1951. La erupción de este año también fue descrita por los pobladores del lugar, y posteriormente registrada por Simkin y Siebert. Este evento eruptivo tuvo un IEV igual a 2. Se inició los primeros días de enero y se prolongó por lo menos hasta septiembre. Los habitantes de los pueblos aledaños al volcán Ubinas estuvieron tensos y alarmados, padeciendo los efectos provocados por la emisión de cenizas y gases. Un relato periodístico del diario El Pueblo de Arequipa, citando a Luis Gómez Iquira, un individuo que prestaba servicios como auxiliar en la escuela de segundo grado de varones N° 1804 del distrito de Ubinas, provincia de Sánchez Cerro, dice lo siguiente: “el 17 de junio, a las 11 menos dos minutos de la noche, se sintió un fuerte temblor en Ubinas que alarmó sobre manera a todos los pobladores [...] Dicho señor relaciona estos movimientos sísmicos con la gran actividad del Ubinas y dice que constantemente produce ruidos sordos, que infunde pavor y desprende nubes de humo negro, ceniza que cubre los campos, manteniendo en constante zozobra a los vecinos del pueblo y de los lugares aledaños”. El volcán infundió pavor en los habitantes de Ubinas, por los ruidos y las inmensas columnas de humo negro y cenizas que desprendía, cubriendo este último residuo todos los campos de cultivo y ocasionando la muerte del ganado (véase la comunicación dirigida por Luis Gómez Iquira al diario El Pueblo, Arequipa, 9 de septiembre de 1951). Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
enero-junio 2010
El Perú y los desastres naturales en la historia… 85
Erupción de 1956. La erupción se encuentra registrada por Parodi y Hantke (1966) y por Simkin y Siebert (1994), quienes señalan que se inició en mayo de 1956 con la emisión de cenizas, caracterizada por escorias finas, y culminó en octubre del mismo año. Esta erupción causó daños en los terrenos agrícolas del valle de Ubinas. Por las características descritas corresponde a una erupción central y explosiva, con un IEV igual a 2. Erupción de 1969. Esta erupción se inició el 16 de mayo y se caracterizó por la emisión de cenizas grises y alta actividad fumarólica. Ocasionó la muerte de ganados por la contaminación de las aguas de regadío con cenizas emitidas por el volcán. Las características de su manifestación y los tipos de depósitos alegan que la actividad eruptiva fue explosiva y con IEV de 2. Un testimonio de época expresa: “Con sorpresa los vecinos de Ubinas han constatado que el volcán que da nombre a la ciudad despide una pequeña humareda. Este fenómeno, que se registra desde hace muchos años, ha provocado la natural preocupación del vecindario y los pobladores del valle [...] Desde hace quince días, en horas de la mañana, se viene observando este hecho” (El Pueblo, Arequipa, 1 de junio de 1969). Actividad fumarólica de 1995/1996. Una alta actividad fumarólica del Ubinas fue reportada en diciembre de 1995 por miembros del Instituto Geofísico del Perú. Dicha actividad se prolongó hasta mayo de 1996 en forma permanente y hasta mediados de 1997 en forma discontinua. La actividad fumarólica consistía en “bocanadas” de gases que se desplazaban por las mañanas y las noches por encima de la cumbre del volcán. La altura promedio que las fumarolas alcanzaron fue de 300 a 700 metros y esporádicamente alrededor de un kilómetro. Las fumarolas estuvieron constituidas de vapor de agua y gases calientes que se emanaban de seis orificios ubicados en el cráter semicilíndrico que corta el piso de la caldera y al cono de cenizas. Por las características de su manifestación se alega que la alta actividad fumarólica tuvo un IEV igual a 1. No se registró emisión de cenizas. Institucionalización del estudio y de la prevención de desastres Como consecuencia de los desastres ocurridos, especialmente después del sismo de Huaraz de 1970, el Estado Peruano ha buscado desarrollar los instrumentos y acciones necesarios para prevenir y mitigar los peligros existentes y fortalecer la capacidad de respuesta en caso de desastre, así como para la etapa de la reconstrucción. El Sistema Nacional de Defensa Civil (SINADECI) fue creado mediante Decreto Ley Nº 19338 del 28 de marzo de 1972 y concebido como un conjunto organizado de entidades públicas y privadas que, en razón de sus competencias o de sus actividades, tuvieran que ver con los diferentes campos implicados en las tareas de prevención y atención de desastres. Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
86 Teodoro Hampe Martínez
Revista Geográfica 147
En cuanto al aspecto de doctrina, la Defensa Civil en el Perú se definió desde un principio como el conjunto de medidas permanentes destinadas a prevenir, reducir, atender y reparar los daños a personas y bienes, que pudieran causar los desastres o calamidades. Se argumentaba que era necesario llevar a cabo una acción planificada y conjunta, que permita la utilización adecuada de los recursos estatales y privados, así como la participación organizada de la población de las zonas afectadas y del resto del país, para hacer frente a los mencionados eventos. Mediante Decreto Legislativo Nº 442 del 27 de septiembre 1987 se reorganizó el SINADECI, creando el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) como el organismo central encargado de dirigir, asesorar, planear, coordinar y controlar las actividades de Defensa Civil, en calidad de organismo público descentralizado del Sector Defensa, constituyendo un pliego presupuestal autónomo. Son objetivos generales del Instituto Nacional de Defensa Civil: a) fomentar una cultura de prevención en la población y en los organismos componentes del SINADECI a fin de perfeccionar la capacidad del Sistema y de la Nación en la gestión de desastres; b) fomentar la gestión de riesgos a nivel nacional como un elemento esencial en la toma de decisiones para mitigar los efectos de los desastres o calamidades de cualquier índole; c) brindar atención de emergencia en forma adecuada y oportuna a la población damnificada por desastres o calamidades de cualquier índole; d) lograr la modernización institucional y de la gestión administrativa, incorporando tecnología avanzada y constante a través de la reingeniería de los procesos. El SINADECI cuenta actualmente con más de 2,000 organizaciones públicas y privadas a nivel nacional. Los principales fenómenos o desastres que atiende Defensa Civil se tipifican de la siguiente manera: 1. 2. 3.
4. 5. 6.
Derrumbes: caída repentina de una porción de suelo, roca o material no consolidado en cerros y laderas. Deslizamientos: ruptura y desplazamiento de pequeñas o grandes masas de suelos, rocas, rellenos artificiales, en un talud natural o artificial. Granizadas : precipitaciones pluviales heladas que caen al suelo en forma de granos, entre 3 y 5cm de diámetro, generadas por la congelación de las gotas de agua de las nubes. Heladas : fenómeno que se presenta en la Sierra peruana en época invernal y se produce cuando la temperatura ambiental baja de 0º C. Huaycos: tipo de aluvión de magnitudes ligeras a moderadas, se registra en las cuencas hidrográficas generalmente durante el periodo de lluvias. Incendios: fenómenos de origen natural y/o antrópico (forestales, urbanoindustrial). Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
enero-junio 2010
El Perú y los desastres naturales en la historia… 87
7.
Inundaciones: desbordes laterales de las aguas de los ríos, lagos y mares, cubriendo temporalmente los terrenos bajos, adyacentes a sus riberas llamadas zonas inundables, suelen ocurrir en épocas de grandes precipitaciones, marejadas y maremotos (tsunami). 8. Lluvias: precipitación de agua líquida en las que las gotas son más grandes que las de una llovizna, proceden de nubes de gran espesor, generalmente de nimbo-estratos. 9. Sismo: liberación súbita de energía generada por el movimiento de grandes volúmenes de rocas en el interior de la tierra, entre su corteza y manto superior. 10. Vientos: corrientes de aire en la atmósfera debido a diferencias de presión y con determinada dirección e intensidad. 11. Otros: son fenómenos tales como el maretazo, la nevada, la tormenta eléctrica, el friaje, la plaga de insectos, el aluvión. El INDECI coordina las actividades necesarias para promover una cultura de prevención; en tanto, el IMARPE y el CONCYTEC —a los cuales nos referiremos en seguida— son organismos encargados de colaborar con el primero para el bienestar de la sociedad civil. En 1954, la Marina de Guerra del Perú, recogiendo sugerencias de su propia institución, de la Compañía Administradora del Guano y de la Dirección de Pesquería, fundamentaron la creación y aprobación del Decreto Supremo núm. 390, que constituía el Consejo de Investigaciones Hidrobiológicas, cuya principal misión era la de coordinar e intensificar los estudios hidrobiológicos con miras al mayor aprovechamiento y control de los recursos naturales. De esta forma el Sector Público enfrentaba la tarea de investigación en la gran población de anchoveta, que dio origen a la industria de aceite y harina de pescado. Hasta esa fecha, el centro de atención de las investigaciones estuvo centrado en las aves marinas productoras de guano de islas. Se consolida el Consejo de Investigaciones Hidrobiológicas al otorgársele, mediante Decreto Supremo del 19 de enero de 1957, personería jurídica y recursos necesarios para su tarea. En ese periodo, la Sociedad Nacional de Pesquería le ofrece su apoyo. Desde abril de 1958, el Consejo de Investigaciones Hidrobiológicas llevó a cabo, con la coordinación de la Comisión Permanente de la Conferencia Marítima del Pacífico Sur, un programa de investigación de ballenas con Chile y Ecuador. Con este antecedente, el 14 de septiembre de 1959, mediante Decreto Supremo núm. 41, se crea el Instituto de Investigaciones de Recursos Marinos (IREMAR). El 19 de enero de 1960, se logra un acuerdo con la FAO y el 21 de abril del mismo año, se firma el Plan de Operaciones para el establecimiento del Instituto de Investigaciones de los Recursos Marinos, el mismo que contenía los siguientes programas: Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
88 Teodoro Hampe Martínez
Revista Geográfica 147
Oceanográfico, Biológico Pesquero, Biología de Ballenas, Económico Pesquero y Tecnología Pesquera. Desde abril de 1960 hasta el 1 de julio de 1964, fecha de cese de la misión de la FAO, tanto el Consejo de Investigaciones Hidrobiológicas como el IREMAR, continuaron operando en forma paralela para fusionarse en el Instituto del Mar del Perú (IMARPE). El IMARPE continuó sus funciones, perteneciendo a la Marina de Guerra del Perú hasta enero de 1970. En diciembre de 1969, se dicta el Decreto Ley que crea el Ministerio de Pesquería y en enero de 1970 se dicta la Ley Orgánica del Sector Pesquero, en la que se comprende al Instituto del Mar del Perú como uno de sus organismos públicos descentralizados. Es de notar que, dentro de las funciones asignadas, también se incluyó investigaciones del subsuelo del mar. En esa oportunidad, también se incorporaron las investigaciones de aguas continentales y en septiembre de 1970, se creó la Subdirección de Investigaciones Pesqueras Continentales. En 1974, el Ministerio de Pesquería, acogiendo sugerencias que indicaban la necesidad de que el IMARPE contase con una ley o dispositivo ad hoc, nombra una Comisión para hacer un estudio de la situación institucional, emitiéndose posteriormente el respectivo informe con sugerencias sobre una reorganización y la necesidad de dotar mayores recursos económicos para que el IMARPE pudiera cumplir sus funciones de manera óptima, poniendo énfasis en la mejora de los niveles económicos del personal. Solo en mayo de 1981 culminan las gestiones con la promulgación de la Ley Orgánica del Instituto del Mar del Perú (Decreto Legislativo núm. 095), la misma que a la fecha está vigente. Desde la década de 1960, los principales temas de investigación de IMARPE, en concordancia con los planes socio-económicos gubernamentales, han sido: − − − −
−
−
Conocimiento de la biología marina, así como de los factores ambientales que condicionan la vida en el mar. Estudio del aprovechamiento de la riqueza ictiológica y de otros recursos marinos en la alimentación humana. Determinación de la abundancia de especies más importantes y de los efectos que sobre ella ejercen tanto las condiciones naturales del mar como la pesca. Evaluación del stock del recurso anchoveta y determinación de la captura permisible mediante la investigación de los parámetros de natalidad, crecimiento y mortalidad con relación a las condiciones ambientales presentes. Evaluación de los recursos para el consumo humano directo, a fin de conocer las variaciones de volumen de su captura y las causas que determinan las fluctuaciones de desembarque por áreas, regiones, puertos y caletas. Estudio de las aves marinas, precisando el tamaño de sus poblaciones y su relación con las cadenas alimenticias del medio marino. Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
enero-junio 2010
− − − −
−
− −
El Perú y los desastres naturales en la historia… 89
Estudio de las ballenas, para regular su caza. Estudio oceanográfico para establecer las condiciones generales en las diversas estaciones del año, así como los cambios que se operan de un año a otro. Estudio de la productividad del afloramiento de las aguas marinas. Estudio del fenómeno El Niño, estableciendo sus principales características que a su vez ocasionan las alteraciones más notables en la biología del mar y en consecuencia las alteraciones más profundas en la pesca. Estudio de las corrientes marinas para conocer la circulación de las aguas, así como la naturaleza de los tipos de aguas que se aproximan a las costas peruanas. Identificación de las zonas de abundancia de las principales especies de consumo, señalando la forma de captura y las artes de pesca más adecuadas. Elaboración de series estadísticas de captura de la pesca artesanal e industrial.
En octubre de 1999, se inició la ejecución del proyecto “Mejoramiento de la capacidad de pronóstico y evaluación del fenómeno El Niño para la prevención y mitigación de desastres en el Perú”, mediante un convenio de traspaso de recursos económicos del Ministerio de Economía y Finanzas, contraparte de un préstamo con el Banco Mundial. El objetivo de este proyecto es que las instituciones participantes (Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología, Instituto Geofísico del Perú y Dirección de Hidrografía y Navegación), a través de una coordinación interinstitucional en el marco del Comité Multisectorial para el Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (ENFEN), mejoren la capacidad de pronóstico y evaluación del evento recurrente El Niño mediante la implementación de un moderno sistema de prevención de desastres océano-atmosférico, basado en el estudio y modelaje de los principales procesos físicos y dinámicos del océano, la atmósfera y su interacción. La participación del IMARPE en dicho proyecto permite establecer un sistema de vigilancia oceánica continua de los principales procesos que modulan la dinámica marina y la interacción océano-atmósfera, mejorando el diagnóstico y pronóstico de las condiciones oceánicas y climáticas; obtener predictores biológicos tempranos a la presencia de un evento El Niño; así como contar con equipos de investigación oceanográficos y biológicos de última generación. El IMARPE también participa en el Estudio Regional del Fenómeno El Niño y coordina la representación del Perú en la Cooperación Económica del Asia-Pacífico (APEC) en materia de pesca. Para poder realizar su trabajo de investigación, el IMARPE cuenta con una sede central en el Callao, en donde se encuentran sus laboratorios y oficinas de procesamiento de datos. Además, el IMARPE dispone de siete laboratorios costeros permanentes en Tumbes, Paita, Chiclayo, Chimbote, Huacho, Pisco e Ilo y puntos de muestreo en todos los puertos de desembarque industrial de recursos hidrobiológiDerechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
90 Teodoro Hampe Martínez
Revista Geográfica 147
cos. Finalmente, el IMARPE cuenta también con un buque de investigación, el BIC Humboldt, y tres embarcaciones multipropósito para trabajo costero. Todas estas embarcaciones están dotadas de laboratorios, equipo hidroacústico de investigación, equipo oceanográfico y variadas artes de pesca. Por último, señalaremos que en 1968 se creó en el Perú el Consejo Nacional de Investigaciones (CONI), encargándosele la responsabilidad de promover y liderar el desarrollo de la Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica. Se intentó estructurar un Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología contando con el financiamiento de un Fondo Nacional de Investigaciones. La articulación buscada no se logró, particularmente por la resistencia de algunas entidades para trabajar de manera concertada. Además, la participación del sector privado fue restringida. Durante los años setenta, tomando por vía tributaria parte de las utilidades empresariales y con algún apoyo externo, se financió la creación y funcionamiento de institutos estatales de investigación para apoyar a los sectores de la industria, la minería, las telecomunicaciones y la pesca. Hubo mejoras, pero no se lograron impactos significativos en el desarrollo económico, social y ambiental. En 1981, mediante el Decreto Legislativo núm. 112, el CONI se transformó en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONCYTEC). Se mejoró el presupuesto de la institución, iniciándose los concursos para subvenciones a la investigación y para becas de postgrado, pero no se logró una eficiente articulación con el sector privado, y no se realizó un esfuerzo indispensable para devolver a las universidades la capacidad de investigación tan debilitada durante los setenta. Entre 1980 y 1985, el CONCYTEC tuvo un avance importante en planificación con la elaboración de los Lineamientos de Política Científica y Tecnológica para el Perú, con objetivos de largo y mediano plazo, y acciones de corto plazo. Durante el periodo de 1985 a 1990, los fondos asignados al CONCYTEC se incrementaron hasta US$17 millones al año, pero el presupuesto general asignado por el Estado a I+D (es decir, la inversión real estatal en Ciencia y Tecnología) continuó la tendencia decreciente del periodo de gobierno anterior. Aquella mayor asignación de recursos al CONCYTEC no pudo generar un impacto significativo en el desarrollo integral del país, porque primaba aún un enfoque de oferta. Durante el decenio de los noventa, la política de ajuste estructural y la existencia de un régimen autoritario, caracterizado por el avasallamiento de la institucionalidad nacional en todos sus ámbitos, deterioró aún más las condiciones para las actividades y producción de ciencia, tecnología e innovación. El CONCYTEC fue un organismo sin presencia en las decisiones y orientaciones del Estado, perfilándose como una institución auspiciadora de proyectos dispersos y, en muchos casos, inconclusos. En junio del 2002, en cumplimiento de la Ley núm. 27690, el CONCYTEC elaboró el Plan Nacional de Emergencia en Apoyo de la Ciencia, Tecnología e Innovación, contando con el apoyo de diversos sectores Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
enero-junio 2010
El Perú y los desastres naturales en la historia… 91
del gobierno, empresa privada, universidades, instituciones científicas y colegios profesionales. Hoy en día el CONCYTEC (Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica) es la institución rectora del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, SINACYT, integrado por las universidades, los institutos de investigación del Estado, las organizaciones empresariales, las comunidades y la sociedad civil. Su funcionamiento está regido por la Ley núm. 28613, del 17 de octubre de 2005. Este organismo tiene por finalidad normar, dirigir, orientar, fomentar, coordinar, supervisar y evaluar las acciones del Estado en el ámbito de la Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica y promover e impulsar su desarrollo mediante la acción conjunta y la complementariedad entre los programas y proyectos de las instituciones públicas, académicas, empresariales, organizaciones sociales y personas integrantes del SINACYT. Como institución preocupada por impulsar el desarrollo, el CONCYTEC se encarga de coordinar y promover el acercamiento de los países mediante la cooperación y asistencia mutua en casos de desastres de origen natural en zonas de frontera. Así mismo, tiene como objetivo el conocimiento científico y tecnológico de los fenómenos naturales que pueden significar desastres y, sobre esta base racional, diseñar medidas de prevención orientadas a reducir o mitigar sus efectos. Estas medidas están fundamentalmente orientadas a la preparación y capacitación de los pobladores para una respuesta adecuada durante la emergencia o desastre y al mismo tiempo contribuir con la educación orientada a crear una cultura de prevención. Bibliografía Alva Hurtado, Jorge E., Meneses Loja, Jorge, y Guzmán León, Vladimiro, “Distribución de máximas intensidades sísmicas observadas en el Perú”, ponencia presentada en el V Congreso Nacional de Ingeniería Civil, Tacna, Universidad Nacional de Tacna, 12-18 noviembre de 1984. Alva Hurtado, Jorge E., y Chang Chang, Luis A., “Mapa de áreas de deslizamientos por sismos en el Perú”, ponencia presentada en el V Congreso Nacional de Mecánica de Suelos e Ingeniería de Cimentaciones, Lima, 13-15 abril de 1987, Lima, Universidad Nacional de Ingeniería, 1987. Alva Hurtado, Jorge E., et al., “Efectos en el terreno ocasionados por los sismos del Alto Mayo en Perú”, ponencia presentada en el IX Congreso Nacional de Ingeniería Civil, Ica, del 14 al 20 de septiembre de 1992, Lima, CISMID, Universidad Nacional de Ingeniería, 1992. Brack Egg, Antonio, y Mendiola, Cecilia, Ecología del Perú , Lima, Bruño, 2004. Brack Egg, Antonio, y Yauri Benites, Héctor, Perú, un país maravilloso: guía de educación ambiental para docentes , Lima, Ministerio de Educación, 2006. Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
92 Teodoro Hampe Martínez
Revista Geográfica 147
Cueteo, Marcos, Saberes andinos: ciencia y tecnología en Bolivia, Ecuador y Perú , Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1995. Ericksen, George E., Fernández Concha, Jaime, y Silgado, Enrique, “The Cusco, Peru Earthquake of May 1950”, Bulletin of the Seismological Society of America, v. 44, no. 2A, abril, San Francisco, Seismological Society of America, pp. 97-112, 1954. Giesecke, Alberto, Ocola, Leonidas, y Silgado, Enrique, “El terremoto de Lima del 3 de octubre de 1974”, informe preparado por el Centro Regional de Sismología para América del Sur a UNESCO, Contrato SC/RP-601.013, 1980. Giesecke, Alberto, y Silgado, Enrique, Terremotos en el Perú , Lima, Ediciones Rikchay Perú, 1981 Giesecke M., Alberto, y Casaverde R., Mateo, “Historia del Observatorio Magnético de Huancayo”, Boletín del Instituto Panamer icano de Geografía e Historia , Comisión de Geofísica, julio-diciembre, México, IPGH, pp. 1-45, 1998. Guntau, Martín, Hardetert, Peter, y Pape, Martín, Alejandro de Humboldt. La naturaleza, idea y aventura , Libro de la exposición, Essen, Projekt Agentur, 1993. Hantke, Y., y Parodi, I., Colombia, Ecuador and Peru , Catalog of Active Volcanoes of the World and Solfatara Fields, Rome, IAVCEI, 19, pp. 1-73, 1966. Hobsbawm, Eric, Historia del siglo XX, 1914-1991, Barcelona, Crítica, 1996. Huaco, P., et al., Evaluación de intensidades del si smo del 3 de octubre de 1974 en la zona de Lima-Río Pisco, Lima, Instituto Geofísico del Perú, 1974. Isacks, B.L., “Uplift of the Central Andean Plateau and bending of the Bolivian Orocline”, Journal of Geophysical Research , vol. 93, 1988, Washington, Geological Society of America, pp. 3211-3231, 1988. Kuroiwa, Julio, Reducción de desastres: viviendo en armonía con la naturaleza , Lima, Quebecor, 2002. Kuroiwa, Julio, y Deza, E., “Daños causados en Moyobamba por el sismo del 19 de Junio de 1968”, documentos de la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad Nacional de Ingeniería, Lima, Universidad Nacional de Ingeniería, 1968. Lesevic, Bruno, La recuperación demográfica en el Perú durante el siglo XIX, Lima, INANDEP, 1986. López Piñero, J.M., y Glick, T.F., Bibliometría e Inventario, Valencia, Hispaniae Scientia, 1979. Lugo Hubp, José, e Inbar, Moshe, “Desastres naturales en América Latina”, Desastres Naturales en América Latina , México, Fondo de Cultura Económica, pp. 933, 2002 Macera, Pablo, Viajeros franceses, siglos XVI-XIX, Lima, Biblioteca Nacional del Perú/Embajada de Francia en el Perú, 1999. Martínez Vargas, A., “Observaciones geológicas de campo acerca del sismo del 19 de junio de 1968 en Moyobamba y alrededores del nororiente peruano”, PrimeDerechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
enero-junio 2010
El Perú y los desastres naturales en la historia… 93
ra Conferencia Nacional de Sismología e Ingeniería Antisísmica , Lima, Universidad Nacional de Ingeniería, 1969. Morales, Guillermo, “Semblanza de Carlos Lissón Beingolea, apasionado de la geología”, Geología de Lima, volumen de resúmenes, Lima, Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía del Perú, pp. 4-5, 1990. Núñez-Carvallo Rodrigo, “Un tesoro y una superstición. El gran terremoto peruano del siglo XIX”, Historia y desastres en América Latina, vol. II, Lima, Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina, 1997. Ocola, Leonidas, Catálogos Sísmicos: República del Perú (1471-1982) , Lima, Proyecto SISAN, 1984. Oliver-Smith, Anthony, “El gran terremoto del Perú, 1970: el concepto de la vulnerabilidad y el estudio de la gestión de los desastres”, Desastres Naturales en América Latina, México, Fondo de Cultura Económica, pp. 147-160, 2002. Perales, F., y Agramonte, J., Reconocimiento geotécnico entre Juanjuí y Moyobamba con motivo del sismo del 20 de Marzo de 1972, Lima, Ministerio de Energía y Minas, Servicio de Geología y Minería, 1972. Polo, José Toribio, Sinopsis de temblores y volcanes del Perú, Lima, Impr. y Libr. de San Pedro, 1899. Raimondi, Antonio, 1874-1879 El Perú , Lima, Imprenta del Estado, 6 vols. Epistolario de Antonio Raimondi, Lima, Asociación Educacional Antonio Raimondi, 1990. Rivera, Marco, “El volcán Ubinas (sur del Perú): Geología, historia eruptiva y evaluación de las amenazas volcánicas actuales”, Tesis de Geología, Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1998. Rivera, Marco, et al.,“Mapa preliminar de peligro volcánico del volcán Ubinas”, Resúmenes extendidos. Congreso Peruano de Geología y Sociedad Geológica del Perú , Lima, INGEMMET, XIII, 2006, pp. 680-683, 2006. Salaverry, Oswaldo, “Los orígenes del pensamiento médico de Hipólito Unanue”, Anales de la Facultad de Medicina , diciembre, vol. 66, núm. 4, Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, pp. 357-370, 2005. Saravia, Roy, “Análisis bibliométrico de los impresos peruanos relacionados a temas médicos publicados durante el Perú virreinal (siglos XVI-XIX)”, Anales de la Facultad de Medicina , Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, vol. 63, núm. 1, pp. 265-271, 2002. Schwab, Federico, “Los almanaques peruanos y guías de forasteros, 1680?-1874”, Boletín Bibliográfico de San Marcos, 21 (1948), Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, pp. 103-106, 1948. Sears, Mary, “Notas sobre la corriente costanera del Perú. Introducción a la ecología de la Bahía de Pisco”, Boletín Científico de la Compañía Administradora del Guano, Lima, Compañía Administradora del Guano, 1954. Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia
94 Teodoro Hampe Martínez
Revista Geográfica 147
Seiner Lizárraga, Lizardo, “El fenómeno El Niño en el Perú: reflexiones desde la historia”, Debate Agrario , núm. 33, Lima, Centro Peruano de Estudios Sociales, pp. 1-18, 2001. ———, “Antonio Raimondi y sus vinculaciones con la ciencia europea 18511890”, Bulletin de l’Institut Français d’Études Andines, 32(3), 2003. ———, “Los inicios de la meteorología en el Perú y la labor del Cosmografiato, 1753-1856”, Papers from the Inaugural Symposium of the International Commission on History of Meteorology International Congress of History of Science, Mexico City, July 11-12, 2001, Proceedings of the International Commission on History of Meteorology, vol. 1, no. 1, México, 2004. Silgado, Enrique, “Datos Sismológicos del Perú”, Boletín núm. 3, Lima, Instituto Geológico del Perú, 1946. ———, “The Ancash Earthquake of November 10, 1946”, Bulletin of the Seismological Society of America, vol. 41, núm. 2, pp. 83-99, 1951. ———, “El movimiento sísmico del 12 de diciembre de 1953”, Anales del Congreso Nacional de Geología , Lima, Sociedad Geológica del Perú, Parte II, Tomo 32, pp. 225-238, 1957. ———, “Historia de los sismos más notables ocurridos en el Perú (1513-1974)”, Geodinámica e Ingeniería Geológica , Boletín núm. 3, Serie C, Lima, Instituto de Geología y Minería Perú, 1978. Simkin, Tom, y Siebert, Lee, Volcanoes of the World, Tucson, Arizona, Geoscience Press, 1994. Trabulse, Elías, Ciencia y tecnología en el Nuevo Mundo, México, Fondo de Cultura Económica, Colegio de México, 1994. Vegas Vélez, Manuel, “Viajeros franceses en el Perú, siglos XVIII y XIX: entre los intereses comerciales y las observaciones científicas”, Boletín de Lima, 75 (mayo), Lima, 1991.
Derechos Reservados Citar fuente - Instituto Panamericano de Geografía e Historia