PAN: Dos años, dos millones de votos menos Apro / Álvaro Delgado El desplome electoral del PAN comenzó en las elecciones de Chiapas y Tabasco, en 2006, y se profundizó durante 2007, cuando el presidente era Manuel Espino. En ese período acumuló una pérdida de un millón 419 mil 226 sufragios. Como candidato único a dirigirlo, por decisión de Felipe Calderón, Germán Martínez ofreció hacer del PAN un partido ganador con base en la unidad y evitar la pérdida de presidencias municipales, algunas emblemáticas. “En las últimas fechas no alcanzamos el triunfo en varios palacios municipales, como Ciudad Juárez, Aguascalientes, Oaxaca, Mazatlán o Veracruz. No podemos seguir perdiendo oportunidad de darle a los mexicanos el ideario de Acción Nacional”, dijo Martínez en la ceremonia de su registro, en noviembre del 2007. Y advirtió: “Si perdemos palacios municipales ponemos en riesgo en 2012 el Palacio Nacional. Nuestra esencia federalista y municipalista es la ruta de la victoria electoral”. Sin embargo, el retroceso electoral ha seguido. Ungido presidente del PAN el 7 de diciembre del año pasado, Martínez ha acumulado pérdidas de alcaldías y, en las elecciones de este año, registra una disminución de 592 mil 458 votos respecto a las elecciones de 2006, según cifras de los institutos electorales federal y estatales. En total, después de 2 procesos electorales en 2006, 14 en 2007 y 8 en este año, el PAN perdió un total de 2 millones 11 mil votos, a razón de un millón anual, tendencia que Martínez pretende frenar hacia 2009, cuando se disputarán la Cámara de Diputados, alcaldías y diputaciones locales en 11 estados, así como seis Gubernaturas. A contrapelo del silencio de Martínez, que ha instruido a los presidentes estatales a evitar controversias por los resultados, un consejero nacional, Fernando Canales Clariond, le envió una carta privada, el 23 de octubre, en la que le advierte: “Creo que en las derrotas electorales recientes el pueblo nos está mandando una señal clara”. Y explica: “No quieren al PAN que solapa a sus funcionarios corruptos, no quieren al PAN que se alía con lo peor del PRI, no quieren al PAN que al llegar al poder designa a sus cuates para desempeñar puestos para los que no están calificados, no quieren a un PAN que calla a sus liderazgos en las regiones donde somos oposición en aras de una supuesta gobernabilidad y/o popularidad nacional, no quieren a un PAN que pretende enfrentar realidades negativas con discursos triunfalistas. En suma, no quieren a un PAN que cada vez se parece más al PRI”. El ex Gobernador de Nuevo León, quien al incorporarse al Gobierno de Fox fue sustituido por Fernando Elizondo -el más viable candidato del PAN al Gobierno de ese estado-, apunta: “Estamos muy a tiempo de cambiar, en el PAN y en el Gobierno. Tan simple como volver a nuestros orígenes, tan simple como actuar con congruencia y acorde con nuestros principios”. Canales Clariond envió la carta a Martínez para repudiar la decisión del CEN de “atraer” el caso del Alcalde de Monterrey, Nuevo León, Adalberto Madero, acusado de corrupción, a contrapelo de los resultados de una comisión ad hoc para investigar el caso. La comisión estuvo integrada por el presidente estatal del PAN, Juan Carlos Ruiz, José Luis Coindreau, Ana María Schwartz, José Eduardo Pérez y él mismo, quien le manifiesta a Martínez su desacuerdo con la decisión del CEN, que sin embargo acata:
“1.- Es una decisión centralista que desconoce la capacidad de resolver sus problemas a los órganos locales. 2.- Resta autoridad y estatura política a las instancias locales y a las personas que estábamos interviniendo. 3.- Proyecta una imagen de ‘solapar’ a autoridades panistas corruptas, en aras de intereses electorales”. Y añade: “Tengo la impresión de que muchos panistas de Nuevo León no hemos tenido capacidad de transmitir a nuestros dirigentes nacionales el fondo del caso Madero, va mucho más allá que la coyuntura electoral del 2009, va mucho más allá de la candidatura al Gobierno del Estado de Nuevo León. Se trata de reafirmar ante nuestra militancia y ante la sociedad nuestra vocación de servicio público con honestidad. Se trata de demostrar congruencia en nuestro objetivo de: ‘Llegar al poder para realizar el bien común’, no se trata solamente de ganar elecciones.” Las pérdidas Ganar elecciones es, justamente, lo que no ha hecho el PAN desde 2006, cuando Calderón fue designado oficialmente como ganador bajo acusaciones de fraude electoral. El 20 de agosto de ese año se celebraron comicios en Chiapas, donde su candidato, Francisco Rojas, declinó por el priísta José Antonio Aguilar Bodegas y sólo recibió 29 mil 476 votos, equivalentes al 2.4%. La pérdida de sufragios fue de 185 mil 882, porque Calderón había logrado 215 mil 358 votos, es decir, el 16.9%. Ocurrió lo mismo en Tabasco, el 15 de octubre: aunque el candidato panista, Francisco Cáceres, no declinó formalmente por el priísta Andrés Granier, fue obvia la alianza y el PAN obtuvo apenas 29 mil 982 votos, si bien fueron apenas 2 mil votos menos que los 31 mil 975 de Calderón. El 2007, el primer año de Gobierno de Calderón y todavía con Espino como presidente, parecía prometedor para ese partido con la victoria que obtuvo en Tuxcueca, Jalisco, en las elecciones extraordinarias del 18 de febrero, después de un empate a 662 sufragios. Pero no: en la primera elección formal del año, el 20 de mayo, en Yucatán, el PAN perdió la Gubernatura frente al PRI, aunque sólo retrocedió 10 mil votos respecto de los obtenidos por Calderón. El 1 de julio se celebraron elecciones en Chihuahua, donde la caída fue muy pronunciada: el PAN perdió 147 mil 420 votos en comparación con los obtenidos por Calderón, y en Durango, tierra natal de Espino, también se produjo un retroceso de 57 mil 937 votos respecto a la elección presidencial. Ese mismo 1 de julio se celebraron elecciones en Zacatecas y, aunque el PAN conquistó la capital, los votos que obtuvo en todo el estado fueron 56 mil 78 menos que los de Calderón. Un mes después, el 5 de agosto, el PAN siguió a pique. En Aguascalientes el retroceso no sólo consistió en perder la capital y su condición de primera fuerza, sino la disminución en 88 mil 198 votos respecto de la elección presidencial, y en Oaxaca, donde el PRI ganó todos los distritos, la caída del PAN fue de 111 mil 965 sufragios comparados con los obtenidos por Calderón. Baja California fue, para el PAN, un oasis: retuvo la Gubernatura, ganó cuatro de los cinco ayuntamientos y 14 de los 16 diputados de mayoría, aunque perdió 13 mil 826 votos respecto de la elección presidencial. Pero en Veracruz, el 2 de septiembre, el PAN se derrumbó: además de perder municipios emblemáticos, como el puerto de Veracruz, perdió 246 mil 651 votos respecto a la elección presidencial. El 7 de octubre hubo elecciones municipales en Chiapas, y aunque perdió Tapachula, el PAN se recuperó por la coalición que hizo con Nueva Alianza y alcanzó 322 mil votos, mientras que en las de Oaxaca, también de ayuntamientos, preservó el nivel que tenía tres meses antes.
Una semana después, el 14 de octubre, en Sinaloa el PAN padeció otro descalabro: no sólo perdió la emblemática ciudad de Mazatlán, sino que cayó su votación en 94 mil 688 votos respecto de 2006. Las últimas elecciones del año, el 11 de noviembre, también representaron pérdidas de votos para el PAN en comparación con 2006. En Michoacán, aunque quedó en segundo lugar, retrocedió en 29 mil 753 votos, y en Puebla fue barrido por el PRI, con un retroceso de 207 mil 931 sufragios respecto de los obtenidos por Calderón. En las elecciones de Tamaulipas, el PAN perdió 159 mil 122 votos, pues en la elección presidencial Calderón obtuvo 506 mil 177, mientras que en las locales sólo logró 347 mil 55. Tlaxcala, donde gobierna el ex priista Héctor Ortiz, fue el único estado donde Acción Nacional se mantuvo como fuerza hegemónica, al obtener 131 mil 894 votos, y con todo fueron 8 mil 234 menos que los 140 mil 128 logrados por Calderón. Germán, como Espino Con la llegada de Germán Martínez a la presidencia del partido muchos panistas creyeron que las derrotas terminarían, no sólo porque concluiría la confrontación Espino-Calderón, sino porque fueron incorporados al CEN expertos electorales encabezados por Jorge Manzanera Quintana, secretario general adjunto. Socios de Quintana en Desarrollo y Operación de Campañas (Docsa), empresa que hasta ahora asesora a candidatos panistas en todo el País y que en el Estado de México tiene un mercado cautivo, Alejandro Villalobos Bayón fue nombrado secretario de Elecciones, y Javier Rodarte de la Rosa secretario de Fortalecimiento Interno. Las primeras elecciones de su gestión, celebradas el 3 de febrero de este año, continuaron la tendencia descendente de Espino: En Baja California Sur, Calderón obtuvo el segundo lugar, con 62 mil 127 votos, pero en las elecciones estatales el PAN perdió 41 mil 127 sufragios, al obtener sólo 21 mil en la elección de alcaldes, lo cual lo hizo retroceder hasta el cuarto lugar, detrás inclusive de Nueva Alianza, el partido de Gordillo. En Quintana Roo la pérdida de votos respecto de la elección presidencial fue de 39 mil 128. Calderón obtuvo 111 mil 500 y en las elecciones locales el PAN logró 72 mil 372. En Hidalgo, Calderón logró 251 mil votos, pero en la elección de diputados locales el PAN consiguió 81 mil 606. Una pérdida de 169 mil 394 sufragios que lo colocó como la cuarta fuerza electoral. Como Baja California con Espino, las elecciones de Nayarit fueron para Martínez un oasis, porque el PAN sólo perdió 4 mil votos respecto de 2006: Calderón logró 69 mil votos, mientras que en la elección de diputados locales acumuló 65 mil 460 votos. Pero, en contraste, el desplome en Coahuila fue brutal, el peor en los dos años de Gobierno de Calderón: el PAN obtuvo el primer sitio en la elección presidencial, con 400 mil votos, pero en la elección local sólo recogió 127 mil 334. La pérdida asciende a 272 mil 666. En Guerrero, Calderón obtuvo 160 mil votos, pero en las elecciones locales la pérdida para el PAN fue de 66 mil 143 sufragios, porque únicamente ganó 93 mil 857 en la elección de municipios. Su bastión, Taxco, le fue arrebatado. Para colmo, hubo municipios donde no obtuvo ni un solo voto, como Tlapa de Comonfort, la entrada a la región de la Montaña, y en Malinaltepec, aunque ganó cuatro municipios, entre ellos Cuajinicuilapa, una comunidad mayoritariamente negra. Aunque queda pendiente la elección de Hidalgo, el CEN del PAN está concentrado completamente en las elecciones intermedias del 5 de julio de 2009, cuando, además de diputados federales, se elegirán alcaldes y diputados locales en los estados de México,
Guanajuato, Distrito Federal, Jalisco, Morelos, Campeche, Colima, Nuevo León, Querétaro, Sonora y San Luis Potosí. En las últimas seis entidades se elegirá, además, Gobernador. En estas elecciones el PAN de Germán Martínez tratará de revertir la tendencia perdedora que, con Calderón en el Gobierno federal, ha implicado la pérdida de un millón de votos anuales. En el PAN se especula también sobre los movimientos en el gabinete: se perderá un secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, pero se ganará un candidato al Gobierno de Campeche. Preocupa Vicente Hasta para una discusión amplia en el Consejo Nacional panista se han presentado problemas. El máximo órgano de dirección del PAN sesionará el próximo sábado, día de la clausura de la “Cumbre San Cristóbal: Democracia eficaz, la nueva era del humanismo de centro en la política” -convocada por Vicente Fox, presidente de la Internacional Demócrata de Centro (IDC)–, a la que asistirán políticos de derecha, como Mariano Rajoy, dirigente del Partido Popular de España, y Álvaro Uribe, presidente de Colombia. Ese empalme ha causado desconcierto entre panistas: Germán Martínez, al convocar al Consejo Nacional el mismo día, opacará la “cumbre” en la que está anunciada su participación, pero además porque la organiza Fox -a quien él designó como el principal estratega para “guanajuatizar” México- y porque está prevista también la asistencia de numerosos consejeros nacionales.