Observacion Heroes.docx

Universidad Pedagógica Nacional Seminario de investigación IV

OBSERVACIÓN ESTACION HEROES

La estación Héroes que se encuentra ubicada en la Av. Caracas con calle 81, la cual es una estación grande en cuanto a lo larga y ancha que es, esta estación contiene tres vagones que son amplios, siendo los vagones que van hacia el sur y los vagones que van hacia el norte divididos por una especie de sendero en el cual se encuentran muros pequeños de ladrillos donde las personas acostumbran a sentarse, también hay sillas donde caben tres personas, hay un pequeño puesto de chance de color rojo que se puede ver desde cualquier parte de la estación y al final de la estación se encuentra una caseta mediana de un color azul cielo notable, la cual en la parte superior con letras blancas grandes dice bibliored.

Jueves 28 de Marzo, 3:45 pm a 4:50 pm. (Sistematización después de la observación) Como la estación es grande, decidí ubicarme entre el segundo y tercer vagón, donde los separan unas sillas de cemento y unas plantas pequeñas que se encuentran dentro de unos muros de ladrillo de una altura aproximada de un metro. Estuve sentada en un muro de ladrillo, entre donde se separaba los vagones de los Transmilenio que van para el sur y los Transmilenio que van para el norte. Lo primero que observe fue un grupo de venezolanos sentados en las tres sillas de cemento que hay entre el segundo vagón y el tercer vagón de los Transmilenio en sentido sur-norte, había alrededor de 20 venezolanos entre los que se encontraban mujeres, hombres, niños, bebés y personas de la tercera edad. En cada silla había de a cuatro o cinco personas, donde se veía una mezcla de sentimientos y emociones puesto que en algunos se notaba una cara de cansancio mezclada con frustración, como si ya no pudiesen hacer nada para cambiar la situación en la que se encuentran, en cambio otras personas se veían muy tranquilas, con sonrisas en su rostro, haciendo chistes para hacer reír a los demás, unos estaban muy serio mirando a un punto fijo a lo lejos como si estuvieran pensando en algo muy importante para ellos, y por último los niños quienes se notaban indiferentes a la situación, ellos solo jugaban por toda la estación con los objetos que encontraran a la mano como piedras, tierra, hojas. También cabe decir que había muchas maletas en cada silla. De igual manera, pude observar que hablaban entre ellos al parecer todos se conocían, todos se hablaban aunque se hablaban a los gritos puesto que en el piso tenían un bafle con música cristiana a todo volumen, en el cual estaba sonando ¿Qué sería de mí? De Jesús Adrián Romero y en una de las sillas había un señor de aproximadamente 40 años con una camisa roja manga larga un poco elegante, un jean y unos zapatos que estaban muy descocidos, él estaba de pie encima de la silla, se notaba en su cara que estaba cansado pero él tenía sus brazos alzados hacía el cielo mientras cantaba con fervor la canción cristiana que estaba sonando, sin importarle que los demás lo vieran, al acabar la canción se sentó y empezó hablar con las demás personas que se encontraban allí. Por otra parte, en otra silla se encontraba una señora de alrededor de 55 a 60 años con una chaqueta que le quedaba muy grande así que doblaba sus mangas y un jean sucio, y

estaba sacando de una maleta unas arepas envueltas en bolsas, mientras otro muchacho sacaba una gaseosa 1.5, la señora quien parecía ser la figura de madre, la figura de sabiduría del grupo, se notaba el respeto que le tenían las demás personas. Ella empezó a repartirle a cada uno de ellos una arepa acompañada de un vasito de gaseosa, se las entregaba como recompensando por todo lo que habían trabajado en el día, y cada persona la recibía con mucha gratitud y alegría, al terminar de entregarlas solo se escuchaba la música cristiana del bafle, todos estaban callados y concentrados comiendo, mientras que algunas personas que pasaban por allí los miraban con una cara de pesar y muchos otros pasaban desapercibidos frente a esta situación ya que en esta estación casi siempre la gente pasa corriendo entre los vagones. Por último, al terminar de comer, algunos de ellos, empezaron a despedirse de la señora de 60 años, le dejaban su maleta y se iban hacía algún vagón al parecer a seguir trabajando, otros empezaban a contar todas las monedas recolectadas en el día, separándolas por los valores que cada una significa, la contaban muy lentamente para no equivocarse en la cuenta luego la metían en una bolsa plástica dentro de la maleta, se despedían de la señora también dejándole la maleta y se iban. Al final, en esas sillas que estaban llena de venezolanos solo quedaron las mujeres con niños pequeños, las maletas y la señora de 60 años quien siempre se veía tranquila. A esas mujeres se les notaba la resignación en su rostro, como si ya se hubiesen acostumbrado que su diario vivir era cuidar los niños todo el día en una estación mientras su esposo o familiares volvían a comer algo y luego a recogerlas para irse. Es como, si para ellas y para el grupo de venezolanos que estaban allí, la estación fuera su casa, es decir, era al lugar, donde llegaban a almorzar, hablar, hacer cuentas de lo que ganaron, a jugar, a cantar, hasta a dormir un rato, es un lugar donde al parecer se sentían cómodos así solo fueran tres sillas incomodas y pequeñas.

Lunes 01 de Abril, 09:03 am observación)

a 9:44 am (Sistematización en el momento de la

Llegue y me senté en el mismo lugar donde había hecho la primera observación, en un muro al lado de un bote de basura, el cielo está un poco nublado, y al mirar hacia el frente ya no encontré venezolanos, las sillas estaban totalmente vacías, por su parte en las sillas que están ubicadas en la separación de los vagones que van sentido sur-norte y norte-sur hay algunas personas sentadas al parecer esperando a alguien puesto que miran hacia todos los lados y nunca agachan la mirada y hay otras personas viendo su celular, algunos al parecer hablando muy emocionados con alguien y otros muy aburridos como tratando de ver algo en el celular que los entretuviera, cabe resaltar que observe que la mayoría de personas duran sentadas allí alrededor de 20 minutos a media hora. Por otra parte, entre todo el flujo que hay en la estación puesto que es una estación muy concurrida, las personas van muy deprisa por ella tratando de hacer transbordo mientras miran su reloj y ponen cara de preocupación y angustia al parecer para no llegar tarde al lugar a donde van, algunos al no alcanzar a subirse al Transmilenio, empieza a mover mucho las manos y los pies y miran hacia todos lados y a la final se deciden por irse a otro vagón a esperar otro Transmilenio. Además un señor pasa por el bote de basura que está cerca donde estoy sentada, se detiene y observa que hay dentro de la basura y saca un periódico que ahí allí, empieza a leerlo y sigue caminando hacia el otro vagón. Las personas pasan muy abrigadas ya que el cielo está muy nublado y la mayoría pasa con cara de sueño y aburridas, “como diciendo quiero seguir en mi casa” “no quiero hacer nada”

como si añoraran que alguna situación los hiciera falta a sus lugares de trabajo o estudio. También se puede observar que la mayoría de personas que circulan por la estación van con trajes, con uniforme de trabajo o de estudio, es decir, como si todos a esa hora fueran a trabajar o a estudiar. Hay un joven al parecer de estrato alto que se acaba de bajar de un Transmilenio con un lobo siberiano y empieza a caminar por todos los vagones al parecer esta desubicado o perdido como si nunca hubiera cogido un Transmilenio o hubiera estado en esa estación, además camina un poco lento para ir al ritmo del perro. Ahora bien, pasa una pareja al frente mío ambos de aproximadamente 25 años, están desarreglados, la mujer esta embaraza y despeinada, pero en sus rostros se ve angustia, miedo y a la mujer le bajan algunas lágrimas por su rostro, caminan muy rápido ya que ella no puede correr, además se ve un poco enferma y blanca como una hoja, el hombre la lleva abrazada mientras lleva el bolso y una carpeta en la otra mano y deciden esperar en el otro vagón mientras buscan que Transmilenio les sirve. Por fin, observo una pareja de venezolanos jóvenes de aproximadamente 20 a 22 años con una bebé, quienes se ubican en el tercer vagón, se abrigan, se organizan su ropa, acomodan la niña dentro de un cargador, le dan tetero, sacan un paquete de dulces, hablan unos minutos al parecer organizando como sería el día, observan los Transmilenio que llegan y salen hasta que se deciden por subirse a uno a vender los dulces. Por último, en la silla de al frente donde estoy ubicada se sienta un señor de aproximadamente 30 años, muy abrigado con una gran barba y unos audífonos grandes, pone su maleta a un lado, saca una botella que al parecer contiene jugo, la destapa toma un sorbo y después saca un paquete de galletas saltin y empieza a comerlas ahí con el jugo, al parecer ese era su desayuno, y él comía muy tranquilamente mientras escuchaba música y veía las personas pasar, al terminar todo el paquete de galletas, tomo un sorbo más de jugo, lo guardo en la maleta, se levantó y salió de la estación.