Nens soldats El Día del Niño Africano, el 16 de junio, debe suponer algo más que una celebración simbólica y no limitarse a las meras declaraciones. Hay que poner fin a la terrible realidad que viven decenas de miles de niños soldados implicados en conflictos por todo el continente, inmersos en un contexto de homicidios, tortura, violación y esclavitud sexual. Se recluta a niños porque se los considera baratos y prescindibles y porque resulta fácil embrutecerlos para que cometan homicidios sin temor y muestren una obediencia incondicional. A menudo se asignan a los niños soldados las misiones más peligrosas o se los obliga a participar en abusos contra los derechos humanos de características atroces, a veces contra sus propias familias o comunidades. Se les obliga también a portar las municiones, a buscar y preparar la comida y a realizar otras funciones de apoyo al ejército ajenas a la contienda. A los niños soldados se los obliga normalmente a realizar trabajos forzosos y son habitualmente víctimas de homicidios, palizas y otras formas de tortura o malos tratos. Las niñas son violadas y tratadas como esclavas sexuales. Muchos niños soldados luchan por superar las secuelas físicas y psíquicas que les ha causado su experiencia, tardando en ocasiones años en lograr su plena rehabilitación y reintegración en la sociedad para reanudar su vida. La Carta Africana sobre los Derechos y Bienestar del Niño prohíbe el reclutamiento y uso de menores de 18 años en conflictos armados nacionales e internacionales. La Carta es un complemento importante de otras normas internacionales que prohíben el uso de niños soldados y transmite el mensaje inequívoco de que la participación de niños en conflictos es un hecho inaceptable que la comunidad internacional no está dispuesta a tolerar. Los Estados africanos que aún no hayan ratificado la Carta, como la República Democrática del Congo, Burundi y Liberia, deben ratificarla y aplicarla con rigor para así poner fin al reclutamiento y uso de niños como soldados. Más aún, con arreglo a los principios del derecho consuetudinario internacional (reafirmados en una decisión del Tribunal Especial para Sierra Leona del 31 de mayo de 2004) y a lo dispuesto en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, el reclutamiento y utilización en hostilidades de niños menores de 15 años constituye un crimen de guerra. Por consiguiente, los Estados africanos deben asegurarse de que se investiga a todas las personas acusadas de este delito y, en caso de existir pruebas suficientes, se las procesa. Exemple: Fabienne tenía 13 años cuando fue secuestrada en Burundi por combatientes que cree que pertenecían a un grupo armado de oposición. “No sé cuántas personas abusaron sexualmente de mí. Los hombres se sucedían, uno tras otro ¯ha declarado¯. No podías negarte […]. Te decían que te matarían si tratabas de huir”.