N16

  • May 2020
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El Necio Silvio Rodríguez Editorial:

UNA LECHUGA, UNA BICICLETA Y UNA MIRADA Cuando conocimos la anécdota del Che y las lechugas, que más allá de la cuota le hacían llegar a su casa, pensamos que ese rechazo tan tajante al pequeño privilegio era una exageración. Después leímos lo de la bicicleta que le regalaron a su hija en una fábrica, el regaño que el Che le dio al funcionario y la devolución forzosa del obsequio, y nos convencimos que el Che era un cascarrabias extremista. Esa idea nos acompañó hasta que nos sumergimos en la Revolución Bolivariana. Nada enseña más de Revolución que la Revolución misma. Con la Revolución Bolivariana hemos comprendido que el pilar central de un sistema son los valores, allí se sustenta todo el entramado social. La Revolución debe construir el milagro de superar los valores de lo viejo, y en ese empeño la conducta revolucionaria debe ir al extremo. Toda Revolución debe ser extremista, so pena de correr el riesgo de ser atrapada por la restauración. Cuando el Che rechaza las lechugas, está, como dirigente, dando una lección al pueblo y a los otros dirigentes, está educando con el ejemplo, transformando "la exageración" en una lección, en una muestra de lo que debe ser cotidiano. El ejemplo, la conducta, son los vehículos de la ética y la moral, son las armas en el combate contra los valores de lo viejo, lo que equivale a decir, son las armas más importantes en la lucha revolucionaria. Cuando el Che, en su famoso discurso en la ONU, nos dice que "al imperialismo no hay que creerle ni tantico así… nada", no está exagerando, está, en palabras de Fidel, sentando un principio estratégico que fácilmente podríamos extender al capitalismo, a los oligarcas, a los burgueses. Y su mirada durante ese discurso nos da una lección de cómo los revolucionarios deben ver, deben relacionarse con la bestia imperial y con sus instrumentos de dominación. Es la misma mirada y la misma actitud del Libertador cuando redacta el Manifiesto de Cartagena. Es la mirada del Negro Primero en la Batalla de Carabobo. No hay otra mirada para enfrentarse a la bestia que quiere arrebatarnos el derecho a existir, es la mirada fuerte, decidida, corajuda del que defiende a lo más querido contra sus enemigos. Por eso, cuando vemos permisividad en nuestros medios, cuando vemos a Leopoldo, el mismo que corrió a guarecerse en la falda de Obama, en los programas del canal 8, cuando lo vemos compartiendo jovialidades con el presentador, entendemos que estamos haciendo un gran daño a la causa revolucionaria. La Revolución debe ser exagerada, extremistas en el trato con los oligarcas y en el rechazo a sus valores. Allí no debemos dejar lugar a dudas, ni una lechuga de más, ni una bicicleta fuera de orden, y siempre la mirada heladora del que defiende sus razones sagradas con la vida si es necesario. De defender estas razones sagradas trata el Debate Socialista de hoy.

EDITOR Eduardo Hernández R. CONSEJO DE DIRECCIÓN German Zambrano Franklin Villegas Editado por Editorial Capicúa C.A.

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COLABORADORES Antonio Aponte Néstor Kohan Frank Llegas Alejandro Mena Colectivo AMAUTA (Argentina) Neptalí Reyes Jean Cabot

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DIAGRAMACIÓN David Luhan ILUSTRACIONES Tomado de Ares

Para no hacer de mi ícono pedazos, para salvarme entre únicos e impares, para cederme un lugar en su Parnaso, para darme un rinconcito en sus altares. me vienen a convidar a arrepentirme, me vienen a convidar a que no pierda, mi vienen a convidar a indefinirme, me vienen a convidar a tanta mierda. Yo no se lo que es el destino, caminando fui lo que fui. Allá Dios, que será divino. Yo me muero como viví. Yo quiero seguir jugando a lo perdido, yo quiero ser a la zurda más que diestro, yo quiero hacer un congreso del unido, yo quiero rezar a fondo un hijo nuestro. Dirán que pasó de moda la locura, dirán que la gente es mala y no merece, más yo seguiré soñando travesuras (acaso multiplicar panes y peces). Yo no se lo que es el destino, caminando fui lo que fui. Allá Dios, que será divino. Yo me muero como viví. Dicen que me arrastrarán por sobre rocas cuando la Revolución se venga abajo, que machacarán mis manos y mi boca, que me arrancarán los ojos y el badajo. Será que la necedad parió conmigo, la necedad de lo que hoy resulta necio: la necedad de asumir al enemigo, la necedad de vivir sin tener precio. Yo no se lo que es el destino, caminando fui lo que fui. Allá Dios, que será divino. Yo me muero como viví.

LA VERDAD Y LAS DIATRIBAS Se conoce que en los países industrializados y ricos las personas invierten en alimentos, como promedio, alrededor del 25 por ciento de sus ingresos. Los que pertenecen a los pueblos que fueron mantenidos por aquellos en el subdesarrollo económico, requieren para este fin hasta el 80 por ciento de sus ingresos. Muchos pasan hambre física y sufren enormes diferencias sociales. Las tasas de desempleo son, como norma, dos o tres veces mayores; la mortalidad infantil se expresa en proporciones todavía más altas, y la perspectiva de vida se reduce hasta dos tercios de la que disfrutan aquellos. El sistema es sencillamente genocida. En la reflexión que escribí hace tres días, dije: "Nuestro país ha demostrado que puede resistir a todas las presiones y ayudar a otros pueblos." ¿Puede Europa afirmar lo mismo? En el informe publicado por la UNESCO ayer 20 de junio, se afirma que Cuba, entre todos los países de América Latina, ocupa el primer lugar tanto en matemáticas y lectura de tercer grado, como en matemáticas y ciencias de sexto grado, entre más de 200 mil niños de 16 países examinados a lo largo de dos años, con más de 100 puntos por encima de la media regional. Es la segunda vez que la UNESCO otorga ese reconocimiento a nuestra patria. Se comprenderá que ningún país donde los derechos humanos sean sistemáticamente violados alcanzaría tan elevados niveles de conocimiento. ¿Por qué se bloquea a Cuba durante 50 años? ¿Por qué se le calumnia? ¿Por qué se le obstaculiza todo acceso a la información técnica y científica?

¿Por qué se le quiere conducir a un sistema económico y social insostenible, que no ofrece solución alguna a los problemas de la humanidad? Por algo millones de ciudadanos bolivianos, ecuatorianos, uruguayos, argentinos, brasileños, centroamericanos y otros de América Latina han emigrado a Europa, de donde ahora podrían ser brutalmente devueltos a sus países de origen si no cumplen todos los requisitos que la nueva ley antiinmigrante exige. Lo que es peor: una cifra varias veces mayor de ciudadanos de México, Centro y Suramérica han emigrado a Estados Unidos cruzando fronteras, muros y mares, sin documentación alguna ni Ley de Ajuste que los privilegie y estimule a emigrar, y de los cuales mueren más de 500 cada año. Adicionalmente, miles perecen cada año en México y Centroamérica, víctimas del crimen organizado, en la disputa por el mercado de drogas de Estados Unidos, cuyo consumo las más altas autoridades de ese país no son capaces ni quieren combatir. El subprocurador José Luis Santiago Vasconcelos declaró que el tráfico de personas es el segundo rubro ilegal más lucrativo. Cuando se trata de cubanos, las ganancias son comparables a las del narcotráfico: "Cobran hasta 10 000 dólares por individuo." El dinero procede de Estados Unidos. Pienso que México no puede convertirse en paraíso del tráfico de inmigrantes, cuando hasta los propios guardacostas norteamericanos interceptan y devuelven los que son capturados en el mar. México no está obligado a permitir que le impongan una versión de la política de pies secos y pies mojados.

En Cuba no existe el crimen organizado ni la impunidad para el tráfico de drogas. Lo ha combatido con eficacia sin ensangrentar la nación. Solo por cinismo el gobierno de Estados Unidos no lo reconoce. No escribí ninguna diatriba contra Europa, dije sencillamente la verdad. Si esta ofende, no es mi culpa. Por ahorrar espacio, en la reflexión de ayer no mencioné siquiera la exportación de armas, los gastos militares y las aventuras bélicas de la OTAN, a las que se añaden los vuelos secretos y la complicidad de Europa con las torturas del gobierno de Estados Unidos. Ignoro si alguien fue arrestado en cualquier punto del país por violar alguna ley. Nada tiene que ver con la reflexión que solicité se divulgara sólo por Cubadebate. Relacionar ambas cosas es arbitrario. Utilizaré ese sitio en Internet al ritmo que considere pertinente. No abusaré de la paciencia de nadie. No cobro un centavo, mi trabajo es gratuito. No soy ni seré nunca jefe de fracción o grupo. No puede deducirse, por tanto, que haya pugnas dentro del Partido. Escribo porque sigo luchando, y lo hago en nombre de las convicciones que defendí toda mi vida.

Fidel Castro Ruz 21 de junio de 2008 1 y 34 p.m.

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Neftalí Reyes Siendo el reformismo un acabado producto intelectual de la pequeña burguesía, es lógico pensar que esté muy arraigado en Venezuela. Y siendo el reformismo el principal enemigo de las revoluciones, entonces está clara la obligación de estudiarlo para combatirlo a fondo. El reformismo es la última barrera en la marcha hacia el Socialismo, aparece con fuerza cuando las posibilidades revolucionarias son evidentes. Su objetivo es desviar a las revoluciones, debilitarlas para entregarlas al verdugo burgués. El reformismo es un proyecto de destrucción del proyecto Socialista, pero no es un proyecto que construye, su función no es construir, su función es abrir camino al sistema capitalista burgués. La pequeña burguesía no tiene, no puede tener proyecto propio, deambula ambigua por el rechazo retórico y romántico al sistema capitalista, el gusto por sus símbolos de poder: el carro de lujo, los viajes, la ropa, la vida de elite, y el terror a los cambios revolucionarios que enmascaran con mudanzas anarcoides en el fondo inofensivas e inviables. La pequeña burguesía es una clase filocapitalista que a ratos tiene espasmos revolucionarios. En Venezuela, la labor contrarrevolucionaria de la pequeña burguesía ha sido muy eficaz: Consiguió disipar la posibilidad revolucionaria de 1958. La dirección que guió al pueblo en la lucha para derrocar la dictadura de Pérez Jiménez retrocedió frente a la posibilidad revolucionaria y promocionó una suerte de frente con los representantes de la burguesía, que justificaban en una teoría del etapismo, de la imposibilidad de hacer Revolución en el patio trasero del imperio, en resumen,

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tuvieron terror a la hermosa aventura revolucionaria. Fue así que la consigna de unidad se impuso al avance revolucionario posible y la claudicación reformista nos llevó a medio siglo de gobiernos del pacto de punto fijo. Simultáneamente y para que el desenmascaramiento de los reformistas no tuviera duda, Cuba Revolucionaria, en la misma época, en igualdad o quizá peores condiciones adelantó una Revolución Socialista. Allá los reformistas fueron derrotados temprano, aquí triunfaron en su objetivo de truncar la Revolución. El extravío costó la inmolación de una generación de hombres buenos, que dieron su vida tratando de desfacer el entuerto. Más complicado es el camino de los reformistas dentro de la Revolución Bolivariana. El reformismo es cobarde, sólo actúa con fuerza en época favorable para la Revolución. Cuando hay peligro, cuando la derecha ataca, el reformismo se repliega, el reformismo es más peligroso después de los triunfos, cuando las condiciones son favorables para la Revolución. Permanecieron agazapados en los primeros años de la Revolución, era la época de la derecha dirigiendo el proceso. Miquelena hablaba de sólo prestar atención a lo que Chávez hacia y no a lo que decía, el embajador gringo coqueteaba con el Comandante, pensaba el imperio que podían desviar la Revolución comprando al líder. Después, la derecha con la promulgación de las leyes habilitantes vio la imposibilidad de captar a Chávez y dio el golpe de abril, allí la derecha militar y civil salió derrotada, el pueblo unido a los militares patriotas derrotó al enemigo fascista, pero no supo tomar la conducción del proceso.

La dirección pasó a manos de la pequeña burguesía, que empezó a desplegar su proyecto: en lo político con los llamados a diálogo, se instauraron las mesas, vino la OEA, y la respuesta de la oligarquía y el imperio a esa debilidad fue el sabotaje petrolero. En ese sabotaje, que fue la mayor agresión que sufre un país por parte de sus nacionales en tiempo de paz, la pequeña burguesía se repliega, el reformismo se agazapa. El sabotaje petrolero también fue derrotado por la alianza pueblo y fuerza armada, en la batalla contra la meritocracia petrolera tuvo fundamental papel la clase trabajadora petrolera. La derecha externa fue derrotada nuevamente, y nuevamente las fuerzas populares no supieron tomar la hegemonía del proceso, que pasada la refriega lo retomó la pequeña burguesía. A partir de allí comienza a desplegar con fuerza su proyecto. El proyecto pequeño burgués, en lo político plantea un pacto con las fuerzas oligarcas, en lo económico un híbrido entre el capitalismo y formas falsosocialistas tipo cogestión y cooperativas. En este pacto el grueso de la renta petrolera debe ir hacia el capitalismo vía sistema financiero, subsidios y negocios con el Estado. En lo social plantea la formación de organismos de base tipo consejos comunales, confinados a lo local, aislados, sin ninguna conexión entre ellos. Uno de los instrumentos más importantes del proyecto pequeño burgués es el control de los medios de comunicación del Estado y del Ministerio de Cultura. Así consiguieron poner a la televisión y la Cultura, en lo esencial, al servicio de los valores capitalistas. Privaron a la Revolución de dos

“...Estamos en el medio de la batalla final, el enfrentamiento con el reformismo es definitivo para la Revolución, lo que hagamos los próximos meses influirá decisivamente en el destino del país, del continente y de la humanidad toda...” importantes instrumentos para la elevación imprescindible de la Conciencia del Deber Social, para la difusión de valores socialistas. De esta manera, la pequeña burguesía comenzó a minar el proyecto revolucionario, tenía en su poder a la economía que la desarrollaba antisocial, y tenía en su poder la formación de conciencia. Domina el Ministerio de Comunicación e Información y el Ministerio de Cultura, desde allí siembran y refuerzan los valores capitalistas, la cultura de la dominación. El factor pequeño burgués de la Revolución se hacía poderoso, pero no estaba sólo. Simultáneamente, las fuerzas revolucionarias se elevaban guiadas por el Comandante Chávez que declaraba el carácter antiimperilista, anticapitalista y Socialista de la Revolución. De esta manera, se hace cada vez más evidente que el proyecto pequeño burgués no está sólo, que hay una fuerza, aún incipiente en lo ideológico, que se le opone. El proyecto pequeño burgués avanza exitoso, esto es, consigue su objetivo principal que es debilitar a la Revolución, deteriora la economía, sabotea la formación de una vanguardia, impide la formación de un tejido social, deja intactas las armas melladas en lo electoral. Y así arribamos al 2 de diciembre, cuando la realidad nos da una cachetada: A pesar de todo lo hecho, a pesar del dinero gastado, a pesar del esfuerzo… ¡perdimos las elecciones! Disminuimos nuestro volumen electoral a la mitad. Evidente que algo andaba mal, la situación pedía a gritos una rectificación profunda, pero la pequeña burguesía hegemónica pudo paliar la situación y seguir desplegando su proyecto fracasado. Después de esta primera señal de fracaso rotundo, pasaron pocos meses para la segunda señal. Ahora la economía que navegaba en el mar de la indefinición de un híbrido que no terminaba de ser capitalismo, pero tampoco avanzaba hacia el Socialismo, sino por el contrario, se empantanaba en la improvisación, en inventos rimbombantes pero ineficaces, da señales preocupantes. Y a las dificultades económicas se les pretende enfrentar con medidas que pueden ser el puntillazo final a la Revolución. Llegamos así al 11 de Junio de 2008,

fecha histórica donde comienza la confrontación final de los dos proyectos que pugnan por la conducción de la Revolución Bolivariana. La pequeña burguesía interna montó un espectáculo que más significó para la conciencia que para la economía. Aquello fue una cachetada terrible a la conciencia revolucionaria, fue un error de grandes magnitudes que debe ser corregido de inmediato. Ver en primera fila a godos como Lorenzo Mendoza, que aparece en la lista de Forbes, que agrupa a los millonarios más millonarios del planeta, es una afrenta innecesaria. Convocar a los oligarcas a una alianza estratégica para construir el Socialismo es una candidez o un extravío incomprensible, proponerles negocios en el área petrolera es un riesgo insensato, y además ofrecerles dinero es un desatino mayor. Querer aumentar la producción desde las bases del capitalismo es crear cuervos, cada kilo, cada litro que aumente la producción capitalista estimulada por la Revolución nos saldrá carísimo porque nos acercará al cadalso que ellos construyen. No obstante, los avances de la corriente capitalista, la corriente revolucionaria Socialista está fortalecida y tiene mucho que decir, cuenta con el Comandante que es un revolucionario probado, en otras crisis hemos salido adelante con su conducción, y en esta venceremos a la pequeña burguesía y a su plan restaurador. Estamos en el medio de la batalla final, el enfrentamiento con el reformismo es definitivo para la Revolución, lo que hagamos los próximos meses influirá decisivamente en el destino del país, del continente y de la humanidad toda. Es necesario que la Revolución Socialista tome medidas. Primero, cerrar filas alrededor del Comandante Chávez, hoy más que nunca cobra vigencia la consigna ¡con Chávez todo sin Chávez nada! La suerte de esta Revolución está íntimamente, decisivamente ligada a la suerte del Comandante. Es un deber primario de los revolucionarios preservar al Comandante y a su fuerte conexión amorosa con el pueblo, esa es la principal fortaleza de la Revolución. Segundo, relanzar a la Revolución, tomar medidas económicas fuertes que marquen el rumbo claro de la Revolución

hacia el Socialismo, que borren del alma popular el 11 de junio, que compensen el avance que los capitalistas lograron esa noche nefasta. Es imprescindible revisar la participación de los privados en la explotación petrolera, ningún resquicio debe abrirse a esa participación, ni aguas abajo, ni en ninguna agua, los capitalistas no deben ni acercarse a la explotación petrolera, eso es emblemático para la Revolución Socialista. Tercero, construir una doctrina económica misionera. La sociedad debe participar en la economía, se debe relanzar un plan económico de construcción Socialista, que construya las industrias de Propiedad Social que sean base material para la Conciencia del Deber Social. Y esa base material debe difundirse a través de los medios de comunicación de la Revolución, y del Ministerio de Cultura, debe entrelazarse con la tarea de formación de la Conciencia Revolucionaria. La sociedad debe participar, conocer ese plan, hacerlo suyo. Allí en esa zona Socialista tiene sentido el trabajo voluntario, la conciencia social toma cuerpo material, la sociedad toma conciencia de la fuerza del trabajo social, adquiere sentido de pertenencia a la sociedad, rompe con la relación clientelar y pasiva con la renta petrolera, adquiere la dignidad del trabajo. Y desde allí se puede hacer la distribución equitativa, arma poderosísima con la que el Socialismo supera al capitalismo. El capitalismo produce, pero su producción no puede ser distribuida con equidad, la distribución la determina el dinero. Tiene altos niveles de producción, que paradójicamente producen altos niveles de miseria en la sociedad. En contraste, el Socialismo, al principio puede tener dificultades en la producción, pero distribuye con equidad a cada uno según su necesidad, y así supera con creces al capitalismo, tiene niveles de justicia social que nunca puede alcanzar el capitalismo. Suenan las trompetas llamando a la batalla que hoy libramos con ideas, con medidas económicas y políticas, el pueblo, los revolucionarios deben desechar cualquier duda, el desánimo y acudir al llamado de la historia. Hoy debemos vencer al reformismo agazapado. ¡Patria Socialismo o Muerte!

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Ernesto Che Guevara Discurso pronunciado el 30 de noviembre de 1964, en ocasión de conmemorarse el 6to aniversario del levantamiento de Santiago de Cuba (Fragmentos) "…el nombre de Cuba recorre los campos de América, y recorre también los campos de otros países del mundo que luchan por su libertad, significando siempre lo mismo: la imagen de lo que se puede conseguir mediante la lucha revolucionaria, la esperanza de un mundo mejor, la imagen por la cual vale la pena arriesgar la vida, sacrificarse hasta la muerte, en los campos de batalla de todos los continentes del mundo... Ahora, en ese Congo tan lejano de nosotros y, sin embargo tan presente, hay una historia que nosotros debemos conocer y una experiencia que nos debe de servir. El otro día, los paracaidistas belgas, tomaron por asalto la ciudad de Stanleyville, masacraron una cantidad grande de ciudadanos y, como acto último, después de haberlos ultimado bajo la estatua del prócer Lumumba, volaron la estatua del ex-presidente del Congo.

bestias fueron las hordas hitlerianas, como bestias son los norteamericanos hoy, como bestias son los paracaidistas belgas, como bestias fueron los imperialistas franceses en Argelia, porque es la naturaleza del imperialismo la que bestializa a los hombres, la que los convierte en fieras sedientas de sangre que están dispuestas a degollar, a asesinar, a destruir hasta la última imagen de un revolucionario, de un partidario de un régimen que haya caído bajo su bota o que luche por su libertad.

“...no se puede confiar en el imperialismo, pero ni tantico así... Nada"

Y la estatua que recuerda a Lumumba - hoy destruida, pero mañana reconstruida - nos recuerda también, en la historia trágica de ese mártir de la revolución del mundo, que no se puede confiar en el imperialismo, pero ni tantico así... Nada"

Eso nos indica dos cosas: primero, la bestialidad imperialista, bestialidad que no tiene una frontera determinada, ni pertenece a un país determinado,

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Otilia Vargas en el Memorial a los Detenidos Desaparecidos y Ejecutados Politicos, Cementerio General de Santiago

MANUEL CABIESES DONOSO Al cierre de esta edición se encontraba internada en grave estado en el Hospital José Joaquín Aguirre la señora Otilia Vargas, madre de los cinco hermanos Pérez Vargas, militantes del MIR, asesinados por la dictadura militar, dos de ellos detenidos desaparecidos y otro, Dagoberto, sepultado quizás dónde, arrojado al mar o exhumado y triturado por un bulldozer, quién sabe. La Otilia, una maestra primaria que el próximo 15 de abril cumpliría 76 años, está muriéndose del "mal de Chile", ese azote que empezó el 11 de septiembre de 1973 y que ha golpeado a miles de familiares de detenidos desaparecidos y ejecutados políticos. Por eso, cuando escribo de ella, rogando con fervor al Dios de mi infancia que no se nos muera, pienso también en todas las mujeres chilenas que sufren el mismo horror de ver burladas sus esperanzas. O en las que ya murieron sin recibir un gesto humanitario de los que saben y callan, de los que mandaron matar y ocultan su vergüenza detrás de rostros impenetrables. Por ahí andan paseándose monstruos de inhumanidad como Marcelo Moren Brito, "El Coronta" o "El Ronco", que disfrutaba pasándole una camioneta sobre las piernas a los detenidos, o Miguel Krasnoff Marchenko, "Capitán Miguel", el más duro entre los criminales de la DINA, o Arellano Stark, el jefe de la Caravana de la 8

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Muerte, o Augusto Pinochet, el capo de la mafia. Todos altos oficiales de un ejército que se envileció celebrando como heroicas batallas lo que no fueron sino asesinatos de miles de hombres y mujeres, ancianos y niños, en su mayoría inermes y con las manos arriba. O los que murieron en el horror de la parrilla, el submarino, el teléfono, el pau de arara y las violaciones por la vagina y por el ano en cuarteles de la DINA y la CNI atendidos por elegantes oficiales del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y Carabineros que después de la "jornada de trabajo" se iban con sus familias a sus clubes de campo o a emborracharse en los casinos de sus unidades. Otilia Vargas ha sido siempre animosa, de físico frágil -"en la escuela nadie podía creer que yo había tenido seis hijos", contaba-. Pero es de carácter fuerte y tiene un sutil sentido del humor. Está casi ciega y aunque no puede leer siempre está atenta a las noticias en la radio y la televisión. Con Flora, mi mujer, fuimos a tomar onces a su casa el sábado 6 de enero. Había estado unos días en cama porque sentía agudos dolores en una pierna. Pero ya podía levantarse aunque con ayuda y caminó apoyada en un bastón la corta distancia entre su cama y la mesa del comedor. Es una casa pequeña -que parece más grande desde que murió su esposo, don Osvaldo Pérez-, donde Otilia vive con

su hija Patricia. Alguna vez a esa casa llegaban otros cinco hijos, Dagoberto, Aldo, Carlos, Iván y Mireya, todos asesinados por la dictadura militar. Ese día la encontramos muy desmejorada y deprimida -lo que no es natural en ella-, sobre todo muy agitada y tensa. La tenían así los anuncios de que las FF.AA. y Carabineros, por fin, habían decidido hacer lo que hacen los hombres: decir la verdad y afrontar la justicia. Otilia esperaba con angustia el discurso que la noche del domingo haría el presidente Ricardo Lagos para informar qué pasó con los detenidos desaparecidos y dónde están sus restos. Como miles de madres, esposas y hermanas, ella quería saber. Pero se debatía en una terrible contradicción: "No sé qué voy hacer si me llama de La Moneda la María Luisa Sepúlveda y me dice dónde están mis hijos. A veces pienso que no quiero ver esos huesos y que me digan: estos son sus hijos. No sé si quiero saberlo, no sé". Otilia de alguna manera ya ha pasado por esa experiencia. Sus hijos caídos ocupan una página completa del Informe Rettig. Los mellizos Iván y Mireya, estudiantes universitarios de 21 años, asesinados en febrero de 1976, descansan en el Memorial del Cementerio General. Pero los restos del hijo mayor, Dagoberto, sociólogo de 27 años, que cayó enfrentando un allanamiento de la DINA en una parcela de Malloco en octubre de 1975, no han aparecido. Mientras Carlos, publicista de 25 años, y Aldo,

estudiante de 23 años, son detenidos desaparecidos desde septiembre de 1974. La propia Otilia y su hija Patricia tuvieron que pasar a la clandestinidad antes de lograr refugiarse en Cuba donde las esperaba don Osvaldo Pérez. La traumática experiencia de huir de la DINA durante meses causó un daño psiquiátrico irreversible a la joven Patricia. Le dije a Otilia que no se hiciera muchas esperanzas, que seguramente los "valientes soldados" entregarían unos pocos nombres de detenidos desaparecidos para seguir negociando la impunidad; que todavía pasaría mucho tiempo antes de saber la verdad verdadera. Sin embargo, me di cuenta que ella tenía una enorme esperanza en el discurso del presidente Lagos. Estaba perfectamente al tanto del procedimiento que seguirían para notificar a los familiares "sorteados" por el arrebato de sinceridad y honor que parecían experimentar las FF.AA. y Carabineros, empeñados en salvar la mesa de diálogo. Pasó el discurso de Lagos del 7 de enero, y nada. No mencionó nombres.

Y Otilia se puso peor. El lunes la llamé y me preguntó si "sabía algo". Era una manera de decir: "¿han dado algún nombre, sabes algo de mis hijos?" El martes 9 apareció en "La Nación" la lista de los 200 detenidos desaparecidos presuntamente arrojados al mar o sepultados en fosas que todavía no se pueden ubicar. Pero en la lista no estaban los hijos de Otilia como casi ningún mirista, excepto los hermanos Mario y Nilda Peña Solari, estudiantes de 21 y 23 años, secuestrados en diciembre de 1974 y torturados hasta morir en La Venda Sexy y en la Clínica Santa Lucía del general Contreras y sus rufianes. Ese día hablamos de nuevo con Otilia que no sabía lo publicado en "La Nación" y se lo dijimos con René Valenzuela, un amigo de muchos años. Otilia no hizo comentarios. Simplemente se hundió en su dolor. Tres días después hubo que trasladarla en ambulancia al servicio de urgencia del Hospital J. J. Aguirre. Presentaba fiebre, deshidratación y una hemorragia digestiva alta. Los exámenes acusaron después un tumor en la vesícula que obligará a intervenir a los cirujanos. La insidiosa enfermedad, opinan los

médicos, pudo haber sido detonada por un factor sicosomático como su profunda depresión. Fieles amigas están preocupándose de ella, haciéndole sentir su afecto y preocupándose de solucionar los agobiantes problemas económicos que crean las hospitalizaciones a las familias modestas. Lo importante ahora es que Otilia vuelva a sentir interés por vivir para que afronte la operación en buenas condiciones. Su caso es el de muchos familiares de detenidos desaparecidos, cuya tragedia se ha visto agudizada por esta nueva crueldad a que se les ha sometido. Esta burla sangrienta debería impulsar con más fuerza la demanda de verdad y justicia. Convocar a amplios sectores sociales y políticos como se hizo en la lucha contra la dictadura, para retomar ese impulso democratizador que se quedó en el camino. Es la mejor manera de solidarizar con mujeres como Otilia Vargas, que algún día serán honradas por la Patria como ejemplos de coraje

El Memorial de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados Políticos, es una enorme lápida de piedra. Al centro y en letras grandes esta el nombre de Salvador Allende Presidente de Chile. A cada costado de su nombre las listas de víctimas (detenidos desaparecidos, o ejecutados), que se incluyeron, o se acreditaron en el llamado Informe Rettig, o Informe de la Comisión de Verdad y Reconciliación Mas abajo hay pequeños nichos donde se han ido sepultando los restos encontrados de los desaparecidos y ejecutados (cuyas familias estén de acuerdo que allí reposen). Solo las tumbas "ocupadas" llevan nombre Fue inaugurado en 1994, y arriba lleva un verso del poeta Raúl Zurita: "Todo mi amor está aquí y se ha quedado pegado a las rocas, al mar y las montañas"

Dagoberto Perez Vargas, miembro de la Comision politica del MIR, muerto en enfrentamiento en 1975 Otilia con su abogado,Nelson Caucoto, sostiene las fotos de sus cinco hijos.

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Carta de Renuncia de Fabricio Ojeda a la Cámara de Diputados (Fragmentos) Caracas, 30 de junio de 1962. Señores Presidente, Vicepresidente y demás miembros de la Cámara de Diputados Palacio Legislativo Distinguidos colegas: En el primer aniversario de la suspensión de las garantías Constitucionales, un grupo de estudiantes de la Universidad Central y yo, hicimos una promesa de extraordinaria significación. Estábamos en el Cementerio General del Sur, frente a la tumba de Alberto Rudas Mezzone - uno de los tantos jóvenes caídos en la lucha por la libertad -, allí levantamos las manos y las voces y juramos: que el sacrificio de nuestros mártires no sería en vano. Juramos continuar sus pasos y cumplir su obra, para que la sangre derramada retoñase en nueva vida para el pueblo. Y desde entonces comenzamos a prepararnos para el cumplimiento irrenunciable. Con este objetivo, redimir al pueblo haciendo honor al sacrificio de sus mártires, hemos trabajado sin descanso, hemos luchado sin cesar. Ahora a mí, solo me queda, como decía un insigne pensador latinoamericano, "cambiar la comodidad por la miasma fétida del campamento, y los goces suavísimos de la familia por los azares de la guerra, y el calor del hogar por el frío del bosque y el cieno del pantano, y la vida muelle y segura por la vida nómada y perseguida y hambrienta y llagada y enferma y desnuda". Es por ello, colegas Diputados, que vengo ante ustedes a expresar la decisión de dejar el Parlamento - este recinto que pisé por voluntad del glorioso pueblo caraqueño, hoy oprimido y humillado -, para subir a las montañas e incorporarme a los compañeros que ya han iniciado el combate y con ellos continuar la lucha revolucionaria para la liberación de Venezuela, para el bienestar futuro del pueblo, para la redención de los humildes. Estoy consciente de lo que esta decisión implica, de los riesgos, peligros y sacrificios que ella conlleva; pero no otro puede ser el camino de un revolucionario verdadero. Venezuela - lo sabemos y los sentimos todos -, necesita un cambio a fondo para recobrar su perfil de nación soberana, recuperar los medios de riqueza hoy en manos del capital extranjero y convertirlos en

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instrumento de progreso colectivo. Necesitamos un cambio a fondo para liberar al trabajador de la miseria, la ignorancia y la explotación; para poner la enseñanza, la técnica y la ciencia al alcance del pueblo: para que el obrero tenga trabajo permanente y sus hijos amparo y protección. Pero nada de esto podrá lograrse en un país sub-desarrollado y dependiente, como el nuestro, sino a través de la acción revolucionaria que concluya con la conquista del Poder Político por parte del pueblo. De otra manera, tanto los instrumentos de poder, como los medios de riqueza, continuarán en manos de los monopolios internacionales y de las castas oligárquicas del país, con la consiguiente explotación de los trabajadores, la proliferación del hambre y la miseria y el abandono permanente del pueblo. A estas alturas de la historia, cuando un vendaval de renovación sacude al mundo, los venezolanos no podemos permanecer aferrados a una vida política, sin perspectivas de futuro y que mantiene al país sumergido en el subdesarrollo económico, en el atraso crónico y al pueblo, doblegado bajo el peso constante de la miseria y la ignorancia y el hambre. Venezuela es un país privilegiado por la naturaleza. Las entrañas de su tierra están pobladas de riqueza y sobre la superficie crecen montañas de dinero. Pero estas riquezas y este dinero sólo van a parar a los bolsillos de los grandes tiburones de la política nacional e internacional, mientras que el pueblo, dueño de ellas, se debate entre la angustia de no poseer nada y el dolor de su precaria situación económica. Yo sé que muchos de ustedes, colegas Diputados, creen de buena fe que lo que está ocurriendo hoy en nuestro Parlamento - el poder más importante de la democracia representativa es producto de la poca experiencia democrática que tenemos los venezolanos o simplemente resultados de contradicciones circunstanciales que pueden ser superadas con un cambio sencillo en el tren gubernamental. Y que aquí podría resolverse el ingente problema nacional: conquistar la independencia del país y crear bases perdurables para el bienestar colectivo, a través de la lucha cívica, o lo que es lo mismo, en el tránsito pacífico de las propias instituciones. A mi juicio, quienes así piensan, o están equivocados honestamente, o lo que es más grave: ocultan su propia cobardía. O temen que la Revolución los arrase o jueguen a la demagogia para satisfacer ambiciones egoístas.

O no han logrado comprender la naturaleza y carácter de las fuerzas reaccionarias que tradicionalmente han impuesto la opresión, el escarnio y la humillación al pueblo venezolano, o quieren disfrazar sus verdaderas intenciones. Este pueblo que ofrece sangre y vida por la libertad, creyó igual que muchos de ustedes en una solución pacífica del problema venezolano. Yo mismo y conmigo quienes intervinieron en el gran movimiento de la Junta Patriótica, creímos de buena fe, sinceramente, que con el derrocamiento del tirano y el retorno a la Patria de todos sus hijos perseguidos, podría lograrse un entendimiento general unitario, venezonalista, que trabajara por el engrandecimiento de la país, por la dignidad de los venezolanos, por la independencia misma de la Nación. Esta ilusión de jóvenes ingenuos, de políticos sin malicia, todos de buena fe y buena voluntad, se derrumbó bajo el peso del egoísmo y las ambiciones de otro. El 23 de enero, lo confieso a manera de autocrítica creadora, nada ocurrió en Venezuela, a no ser el simple cambio de unos hombres por otros al frente de los destinos públicos. Nada se hizo para erradicar los privilegios ni las injusticias. Quienes ocuparon el Poder, con excepciones honrosas, claro está, nada hicieron para liberarnos de las coyundas imperialistas, de la dominación feudal, de la opresión oligárquica. Por el contrario, sirvieron como instrumento a aquellos intereses que gravitan en forma negativa sobre el cuerpo desfalleciente de la Patria. El 23 de enero hubo solo esto: un cambio de nombres. La oligarquía explotadora, los servidores del imperialismo buscaron acomodo inmediato en el nuevo gobierno. El poder político había quedado en manos de los mismos intereses y los instrumentos de ese poder seguían bajo la responsabilidad de las mismas clases. Así hemos seguido, pero esto no podrá continuar por mucho tiempo. Ya el pueblo de Venezuela como todos los pueblos oprimidos del mundo, se ha dado cuenta de las causas que originan sus males. Y todos estos pueblos se han planteado la histórica tarea de la liberación económica y política, para emprender el desarrollo independiente que ha de cristalizar en progreso, en bienestar, en felicidad para los humildes. Un ejemplo de la victoria popular hay ya resplandeciendo en América Latina: La Revolución Cubana. Este hecho ha contribuido enormemente a esclarecer el panorama futuro de nuestros pueblos, a despertar a las masas

“...Convoque, pues, señor Presidente, al suplente respectivo porque yo he salido a cumplir el juramento que hice ante ustedes de defender la Constitución y leyes del país. Si muero, no importa, otros vendrán detrás que recogerán nuestro fusil y nuestra bandera para continuar con dignidad, lo que es ideal y deber de todo nuestro pueblo...” dormidas, a abrirle los ojos a los engañados y a galvanizar la conciencia revolucionaria y antiimperialista que se agiganta en la fibra más honda de nuestro patriotismo, de nuestro sentimiento nacionalista. Nuestro pueblo creyó que el control de la oposición sobre la Cámara de Diputados y sobre el Poder Legislativo, abría de veras nuevas perspectivas para erradicar la violencia y pacificar el país. Pero ya esas ilusiones han sufrido fuertes golpes y definitivamente se han venido abajo, frente a la indefensión del Parlamento ante un Ejecutivo prepotente y arbitrario. Consecuencia de esta firme convicción, resultado de ese análisis, es la decisión que he tomado de combatir con las armas en la mano, como lo hace el pueblo cuando quiere conquistar la libertad, y buscar en la acción revolucionaria la solución de nuestros grandes problemas, y lograr para el pueblo una vida nueva, distinta a la precaria existencia que ha llevado durante siglo y medio de República injusta. Esta decisión me honra y compromete, a la par que me satisface. Igual camino han tomado en épocas y países distintos los más notables hombres de la humanidad. Igual decisión tuvieron que tomar nuestros Libertadores frente a una Patria colonizada, frente a un pueblo esclavizado. Ellos, los forjadores de nuestra nacionalidad, nos trazaron el camino y nosotros hemos de continuarlo con iguales, sacrificios, con los mismos riesgos y la misma fe, para despedazar las nuevas cadenas del dominio extranjero y garantizar la plena independencia nacional. Esta es nuestra decisión, este nuestro camino. Vamos a las armas con fe, con alegría, como quien va al reencuentro de la Patria preferida. Sabemos que con nosotros está el pueblo, el mismo que en todas las épocas memorables ha dicho presente ante todo lo noble, ante todo lo bueno, ante todo lo justo. Nuestra decisión de incorporarnos a los estudiantes, obreros y campesinos que hacen la guerra de guerrillas en Falcón, Portuguesa, Mérida, Zulia, Yaracuy, obligados por la brutal represión del gobierno que amenaza con la muerte, la tortura y la cárcel a quienes se oponen a sus designios, obedece a la firme convicción de que la política de las camarillas que ejercen hoy el Poder no muestran ningún

ánimo para dar soluciones a la crisis política venezolana a través del dialogo y la senda electoral. Toda la maquinaria oficialista ha sido desde ya colocada al servicio de los grupos exclusivos que forman la intimidad del actual Presidente y sin espíritu de servicio a la Patria y al Pueblo, tales grupos han privado a los venezolanos de sus más elementales derechos y desde ahora preparan el fraude que les permite perpetuarse en el Poder, a usanza de todos los gobiernos despóticos que el país ha padecido. Esperar que esta burla sangrienta se consagre sin mengua de la propia dignidad, no sólo es cobardía, es alentar falsas ilusiones cuyas consecuencia serían fatales para nuestro desarrollo democrático. Ya el grupo que gobierna ha demostrado hasta la saciedad que sólo conoce el método de la violencia, el camino de la ilegalidad. Frente a su soberbia, no cabe otra actitud para aceptar al reto y disponerse a combatirlo con sus mismos métodos, para que los venezolanos puedan, libres del Gobierno de Betancourt, libres de sus odios e intrigas, de su corrupción e incapacidad, de su politiquería y pequeñez moral, de su sectarismo y maldad, darnos un gobierno verdaderamente nacional, respetuoso de la ley democrática, fiel servidor del pueblo y leal a la independencia y soberanía nacionales. Hacemos armas contra la violencia, la represión, las torturas, el peculado. Tomamos las armas contra las depravaciones y la traición. No lo hacemos por romántica concepción de la lucha ni sometidos a otra decisión que a la nuestra, sólo comprometida con Venezuela. No hacemos la guerra contra las Fuerzas Armadas, en su conjunto, en cuyo seno nos consta por experiencia personal y por la acción conjunta que libramos en Enero del 58, se han formado Oficiales cuya única ambición es también la nuestra: ser útiles a la Patria y servir a su grandeza y soberanía. Y porque la inmensa mayoría de las clases y soldados pertenecen a las clases humildes, a las familias sin pan, ni tierra, ni libertad. Y si algunas de sus jerarquías han sido colocadas como ciego e incondicional instrumento personalista del grupo de Rómulo Betancourt, ello no puede ocultarnos que más temprano que tarde civiles y militares nos encontraremos juntos en un mismo propósito fraternal y patriótico. El gobierno ha querido que esta lucha sea así. Ni nosotros ni nadie puede esperar que ella pueda

decidirse a corto plazo. Hemos emprendido una acción dirigida a barrer con las injusticias, la traición y la corrupción en nuestra sociedad, una acción que sólo puede triunfar si se forja poderosa en un movimiento nacional de amplitud popular, civil y militar a todo lo largo y ancho del país, del cual somos apenas un pequeño engranaje. La lucha será prolongada, llena de riesgo y sacrificios. Pero la victoria no podrá rehusarse a quienes se dan a esa lucha haciendo descansar sus ideales en el pueblo y su sacrificio en una causa nacional y democrática; a quienes sólo tienen como ambición, servir a la Patria escarnecida. Pero aun hay algo más que por sí solo bastaría para evidenciar lo justo del camino tomado. Ello es, la amenaza que pende sobre nuestra Cámara so-pretexto de erradicar el "extremismo". Este golpe mortal para la democracia, está ya casi consumado y es posible que sea practicado en pocos días. Las maniobras que se adelantan para llevarlo a cabo, no importan, lo real es que su independencia y su dignidad será acribillada por la soberbia ejecutivista. Ya sea encarcelando a Diputados para cambiar la correlación de fuerza en ella existente; ya sea dejando al Poder Legislativo sin su representación legal como la Comisión Delegada; ya sea por el boicot constante y cada vez más agresivo; lo cierto es que el Ejecutivo, en otro de sus arranques despóticos, ahogará y estrangulará a la Cámara de Diputados, ahora cubierta de dignidad. La defensa del Parlamento independiente corresponde a todos y la defensa de la Constitución es un deber irrenunciable. Por ello cuando hacemos armas contra este gobierno, las hacemos por la restitución constitucionalidad democrática, por la Cámara de Diputados escarnecida y atropellada, por la independencia de los poderes públicos, por la democracia y la justicia. Convoque, pues, señor Presidente, al suplente respectivo porque yo he salido a cumplir el juramento que hice ante ustedes de defender la Constitución y leyes del país. Si muero, no importa, otros vendrán detrás que recogerán nuestro fusil y nuestra bandera para continuar con dignidad, lo que es ideal y deber de todo nuestro pueblo. Abajo las cadenas!! Muera la opresión!! Por la Patria y por el Pueblo!! Viva la Revolución!!!

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LA GOBERNABILIDAD DEL CAPITALISMO PERIFÉRICO Y LOS DESAFÍOS DE LA IZQUIERDA REVOLUCIONARIA Néstor Kohan Los sueños, las esperanzas, los sufrimientos, los sacrificios y toda la energía rebelde de nuestros pueblos latinoamericanos no pueden seguir siendo expropiados. Nos merecemos algo más que un miserable "capitalismo con rostro humano" y una mugrienta modernización de la dominación. Crisis orgánica y revolución pasiva: el enemigo toma la iniciativa Desde Marx y Engels hasta Lenin, Trotsky y Mao, desde Mariátegui, Mella, Recabarren y Ponce hasta el Che Guevara y Fidel, gran parte de las reflexiones de los marxistas sobre la lucha de clases han girado en torno a la necesidad de asumir la iniciativa política por parte de los trabajadores y el pueblo. Pero ¿qué sucede cuando la iniciativa la toman nuestros enemigos? ¿Qué hacer cuando los segmentos más lúcidos de la burguesía intentan resolver la crisis orgánica de hegemonía, legitimidad política y gobernabilidad apelando a discursos y simbología "progresistas", poniéndose a la cabeza de los cambios para desarmar, dividir, neutralizar y finalmente cooptar o demonizar a los sectores populares más intransigentes y radicales? Para pensar esos momentos difíciles, tan llenos de matices, Gramsci elaboró una categoría: la "revolución pasiva". La tomó prestada de historiadores italianos, pero le otorgó otro significado. La revolución pasiva es para Gramsci una "revolución-restauración", o sea una transformación desde arriba por la cual los poderosos modifican lentamente las relaciones de fuerza para neutralizar a sus enemigos de abajo. Mediante la revolución pasiva los segmentos políticamente más lúcidos de la clase dominante y dirigente intentan meterse "en el bolsillo" (la expresión es de Gramsci) a sus adversarios y opositores políticos incorporando parte de sus reclamos, pero despojados de toda radicalidad y todo peligro revolucionario. Las demandas populares se resignifican y terminan trituradas en la maquinaria de la dominación.

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¿Cómo enfrentar esa iniciativa? ¿De qué manera podemos descentrar esa estrategia burguesa? En la actual coyuntura política latinoamericana verificamos, por ejemplo, una notable diferencia entre Cuba, Venezuela y posiblemente Bolivia (en este caso particular no tanto por las moderadas posiciones políticas de su presidente sino más que todo por los poderosos movimientos sociales que tiene por detrás), por un lado; con Chile, Argentina y Uruguay, por el otro. Si Cuba y Venezuela encabezan la rebeldía contra el imperio, el segundo bloque de naciones -ubicado en el cono sur de nuestra América- expresa más bien cierto aggiornamiento del modelo neoliberal. En este sentido, aunque cada sociedad particular tiene sus propios desafíos, existen problemáticas generales que bien valdría la pena repensar, eludiendo los cantos de sirena embriagadores -por ahora hegemónicosque hoy pretenden reactualizar las viejas ilusiones reformistas que padecimos hace tres décadas atrás y que tanta sangre, tragedia y dolor nos costaron. En el caso de Argentina, Chile y Uruguay ya no se trata hoy en día del añejo y deshilachado "tránsito pacífico" al socialismo sino, incluso, de una propuesta muchísimo más modesta: la reforma del capitalismo neoliberal en aras de un supuesto "capitalismo nacional" (en la jerga de Kirchner) o "capitalismo a la uruguaya" (para Uruguay) y así de seguido. Hasta el tímido socialismo del "tránsito pacífico" se diluye y el horizonte se estrecha con los vanos intentos por endulzar al capitalismo y volverlo menos cruel y salvaje... En esta situación compleja, en el cono sur latinoamericano asistimos a un difícil desafío: pensar desde el marxismo revolucionario no en la inminencia del asalto al poder o de ofensiva abierta de los sectores populares, sino en aquellos momentos del proceso de la lucha de clases donde el enemigo pretende mantener y perpetuar el neoliberalismo de manera sutil y encubierta. No lo pretende hacer de cualquier manera. Paradójicamente, las clases dominantes intentan resolver su crisis orgánica, garantizar la gobernabilidad y mantener sus

jugosos negocios enarbolando nuestras propias banderas (oportunamente resignificadas). Resulta más sencillo enfrentar y golpear a un enemigo frontal que intenta aplastarnos enarbolando banderas neoliberales y fascistas (el caso emblemático de Pinochet en Chile y Videla o Menem en Argentina es arquetípico). Pero deviene extremadamente complejo responder políticamente cuando el neoliberalismo se disfraza de "progre", continúa beneficiando al gran capital en nombre de "la democracia", los "derechos humanos", la "sociedad civil", el "respeto por la diversidad", etc., etc., etc. La Revolución pasiva en la historia de América Latina Durante el siglo XIX, a lo largo de la conformación histórica de los estadosnaciones latinoamericanos, se entabló una singular relación entre Estado y sociedad civil. A diferencia de algunos esquemas mecánicos y simplistas, supuestamente "marxistas", en América Latina la relación entre sociedad civil y Estado ha sido en gran medida diferente al proceso de las sociedades europeas. No puede explicarse, por ejemplo, la inserción subordinada y dependiente de las formaciones sociales latinoamericanas en el mercado mundial durante el siglo XIX si se desconoce la mediación estatal. No puede comprenderse el proceso genocida de los pueblos originarios de nuestra América, el robo, la expropiación de sus tierras y la incorporación de la producción agrícola o minera al mercado mundial si se prescinde del accionar estatal. No puede entenderse la conformación de las grandes unidades productivas, como las plantaciones, las minas, las haciendas, que combinaban la explotación forzada de fuerza de trabajo con una producción de valores de cambio destinados a ser intercambiados y vendidos en el mercado mundial capitalista, si se deja de lado el rol activo jugado por el Estado. Ese protagonismo central no tuvo lugar únicamente en la llamada acumulación originaria del capital latinoamericano. Posteriormente, cuando el capitalismo y el mercado ya funcionaban en América Latina sin andadores ni muletas, el Estado siguió jugando un rol decisivo.

Ese rol privilegiado y muchas veces preponderante en América Latina no sólo fue central a lo largo de todo el siglo XIX. En el siglo XX el bonapartismo militar ocupó el rol activo que no jugaron ni podían jugar las débiles, impotentes y raquíticas burguesías autóctonas latinoamericanas (injustamente denominadas "burguesías nacionales" por sus apologistas). Ante la ausencia de proyectos sólidos, pujantes y auténticamente nacionales, las burguesías latinoamericanas perdieron su escasa y delgada autonomía, si es que alguna vez la tuvieron, y terminaron jugando el rol sumiso de socias menores y subsidiarias de los grandes capitales. Sólo podían disfrutar del solcito del mercado interno y del mercado mundial a condición de acomodarse con la cabeza gacha y el sombrero entre las manos en los lugares secundarios y los espacios semivacíos que les dejaban los capitales multinacionales. Es por eso que gran parte de las industrializaciones latinoamericanas del siglo XX fueron en realidad seudoindustrializaciones, ya que no modificaron la estructura previa heredada por las burguesías agrarias del siglo XIX. Hoy en día resulta a todas luces errónea y fuera de foco la falsa imagen y la ilusoria dicotomía -construida artificialmente desde relatos encubridores y apologistas- que enfrentaría a "burguesías nacionales, democráticas, industrialistas, antiimperialistas y modernizadoras" versus "oligarquías terratenientes, tradicionalistas, autoritarias y vendepatrias". La historia latinoamericana desobedeció a la lógica europea; la lucha de clases empírica no se dejó atrapar por el esquema ideal; el desarrollo desigual, articulado y combinado de múltiples dominaciones sociales desoyó los consejos políticos etapistas que aconsejaban apoyar a una u otra fracción burguesa ("burguesía democrática" la llamó el reformismo stalinista, "burguesía nacional" la denominó el populismo) contra el supuesto enemigo oligárquico. En América Latina las burguesías nacieron oligárquicas y las oligarquías fueron aburguesándose mientras se modernizaban. Las modernizaciones no vinieron desde abajo sino desde arriba. No fueron democráticas ni plebeyas, sino oligárquicas y autoritarias. No fueron producto de "revoluciones burguesas antifeudales" -como rezaban ciertos manualessino de revolucionesrestauradoras, revoluciones pasivas encabezadas e impulsadas por las oligarquías aburguesadas.

Las burguesías locales fueron históricamente débiles para independizar nuestras naciones del imperialismo pero al mismo tiempo fueron lo suficientemente fuertes como para neutralizar e impedir los procesos de lucha social radical de las clases populares. Las sangrientas dictaduras latinoamericanas -cuyas consecuencias nefastas seguimos padeciendo hasta nuestro presente- que asolaron nuestro continente durante las décadas de los años '70 y '80 no fueron, en consecuencia, un rayo inesperado en el cielo claro de un mediodía de verano. No constituyeron una "anomalía", una excepción a la regla, el interregno entre dos momentos de normalidad y paz. Fueron más bien la regla de nuestros capitalismos periféricos, dependientes y subordinados a la lógica del sistema capitalista mundial. Nuevos tiempos de luchas y nuevas formas de dominación durante la "transición a la democracia" Agotadas las antiguas formas políticas dictatoriales mediante las cuales el gran capital -internacional y local- ejerció su dominación y logró remodelar las sociedades latinoamericanas inaugurando a escala mundial el neoliberalismo, nuestros países asistieron a lo que se denominó, de modo igualmente apologético e injustificado, "transiciones a la democracia". En nuestra opinión, y sin ánimo de catequizar ni evangelizar a nadie, la puesta en funcionamiento de formas y rituales parlamentarios dista largamente de parecerse aunque sea mínimamente a una democracia auténtica. Resulta casi ocioso insistir con algo obvio: en nuestros países latinoamericanos hoy siguen dominando los mismos sectores sociales de antaño, los de gruesos billetes y abultadas cuentas bancarias. Ha mutado la imagen, ha cambiado la puesta en escena, se ha transformado el discurso, pero no se ha modificado el sistema económico, social y político de dominación. Incluso se ha perfeccionado. Estas nuevas formas de dominación política -principalmente parlamentariasnacieron producto de la lucha de clases. En nuestra opinión no fueron un regalo gracioso de su gran majestad, el mercado y el capital (como sostiene cierta hipótesis que termina presuponiendo, inconscientemente, la pasividad total del pueblo), pero lamentablemente tampoco fueron únicamente fruto de la conquista popular y del "avance democrático de la

sociedad civil" que lentamente se va empoderando de los mecanismos de decisión política marchando hacia un porvenir luminoso (como presuponen ciertas corrientes que terminan cediendo al fetichismo parlamentario). Con discurso "progre" o sin él, la misión estratégica que el capital transnacional y sus socias más estrechas, las burguesías locales, le asignaron a los gobiernos "progresistas" de la región -desde el Frente Amplio uruguayo y el PJ del argentino Kirchner hasta la concertación de Bachelet en Chileconsiste en lograr el retorno a la "normalidad" del capitalismo latinoamericano. Se trata de resolver la crisis orgánica reconstruyendo el consenso y la credibilidad de las instituciones burguesas para garantizar EL ORDEN. Es decir: la continuidad del capitalismo. Desde nuestra perspectiva, y a pesar de las esperanzas populares, la manipulación de las banderas sociales, el bastardeo de los símbolos de izquierda y la resignificación de las identidades progresistas tienen actualmente como finalidad frenar la rebeldía y encauzar institucionalmente la indisciplina social. Mediante este mecanismo de aggiornamiento supuestamente "progre" las burguesías del cono sur latinoamericano intentan recomponer su hegemonía política. Se pretende volver a legitimar las instituciones del sistema capitalista, fuertemente devaluadas y desprestigiadas por una crisis de representación política que hacía años no vivía nuestro continente. Los equipos políticos de las clases dominantes locales y el imperialismo se esfuerzan de este modo, sumamente sutil e inteligente, en continuar aislando a la revolución cubana (a la que se saluda, pero... como algo exótico y caribeño), conjurar el ejemplo insolente de la Venezuela bolivariana (a la que se sonríe pero... siempre desde lejos), seguir demonizando a la insurgencia colombiana y congelar de raíz el proceso abierto en Bolivia. Los desafíos de la izquierda latinoamericana antiimperialista y anticapitalista frente a su propia historia ¿Cómo enfrentar entonces ese aggiornamiento de las formas políticas de dominación, ese intento gatopardista por cambiar algo para que el ORDEN siga igual y nada cambie de fondo? Descartada la visión ingenua de un optimismo eufórico que postula en el terreno de las consignas agitativas un peligroso y falso triunfalismo -calificando

“...Los sueños, las esperanzas, los sufrimientos, los sacrificios y toda la energía rebelde de nuestros pueblos latinoamericanos no pueden seguir siendo expropiados. Nos merecemos algo más que un miserable "capitalismo con rostro humano" y una mugrienta modernización de la dominación..”

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“...Pero la historia de nuestra América nos demuestra, con una carga de dramatismo tremenda, que no habrá revoluciones de verdad sin el combate antiimperialista y anticapitalista...” como "avance revolucionario" a los gobiernos de Tabaré Vázquez, Kirchner o Bachelet-, debemos hacer el esfuerzo por comprender nuestros desafíos políticos a partir de nuestra propia historia y nuestras propias necesidades. Eso implica estar alertas frente a cualquier manipulación oportunista. Es cierto que todo relato histórico presupone construir genealogías en el pasado para defender y legitimar políticas hacia el futuro. Pero todo tiene un límite. No se puede ir al pasado, "meter mano", poner y sacar a gusto y piacere según las oportunidades del caso... Eso es poco serio. Eso es hacer manipulación vulgar de la historia en función del presente inmediato. Así no se construye una identidad política de masas que logre aglutinar a la juventud rebelde y a la clase trabajadora combativa en función de un proyecto de emancipación radical. Los cubanos designan a esas maniobras como vulgar "politiquería". Lenin las denominaba "oportunismo". En cada uno de los países de nuestra América hay un término para hacer referencia a lo mismo. Formación política, hegemonía socialista e internacionalismo No sólo debemos inspirarnos en la historia. En la actual fase de la correlación de clases -signada por la acumulación de fuerzas- necesitamos generalizar la formación política de la militancia de base. No sólo de los cuadros dirigentes sino de toda la militancia popular. Se torna imperioso combatir el clientelismo y la práctica de los "punteros" (negociantes de la política mediante las prebendas del poder), solidificando y sedimentando una fuerte cultura política en la base militante, que apunte a la hegemonía socialista sobre todo el movimiento popular. No habrá transformación social radical al margen del movimiento de masas. Nos parecen ilusorias y fantasmagóricas las ensoñaciones posmodernas y posestructuralistas que nos invitan irresponsablemente a "cambiar el mundo sin tomar el poder". No se pueden lograr cambios de fondo sin confrontar con las instituciones centrales del aparato de

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Estado. Debemos apuntar a conformar, estratégicamente y a largo plazo -estamos pensando en términos de varios años y no de dos meses- organizaciones guevaristas de combate. ¿Por qué organizaciones? Porque el culto ciego a la espontaneidad de las masas constituye un espejismo muy simpático pero ineficaz. Todo el movimiento popular que sucedió a la explosión del 19 y 20 de diciembre de 2001 en Argentina diluyó su energía y terminó siendo fagocitado por la ausencia de organización y de continuidad en el tiempo (organización popular no equivale a sumatoria de sellos partidarios que tienen como meta máxima la participación en cada contienda electoral). ¿Por qué guevaristas? Porque en nuestra historia latinoamericana el guevarismo constituye la expresión del pensamiento más radical de Marx y Lenin y de todo el acervo revolucionario mundial, descifrado a partir de nuestra propia realidad y nuestros propios pueblos. El guevarismo se apropia de lo mejor que produjeron los bolcheviques, los chinos, los vietnamitas, las luchas anticolonialistas del África, la juventud estudiantil y trabajadora europea, el movimiento negro norteamericano y todas las rebeldías palpitadas en varios continentes. El guevarismo no es calco ni es copia, constituye una apropiación de la propia historia del marxismo latinoamericano, cuyo fundador es, sin ninguna duda, José Carlos Mariátegui. Guevara no es una remera. Su búsqueda política, teórica, filosófica constituye una permanente invitación a repensar el marxismo radical desde América Latina y el Tercer Mundo. No se lo puede reducir a tres consignas y dos frases hechas. Aun tenemos pendiente un estudio colectivo serio y una apropiación crítica del pensamiento marxista del Che entre nuestra militancia. Pero la historia de nuestra América nos demuestra, con una carga de dramatismo tremenda, que no habrá revoluciones de verdad sin el combate antiimperialista y anticapitalista. Debemos prepararnos a largo plazo para esa confrontación. No es una tarea de dos días sino de varios años. Debemos dar la batalla ideológica para legitimar en el seno de nuestro pueblo la

violencia plebeya, popular, obrera y anticapitalista; la justa violencia de abajo frente a la injusta violencia de arriba. La verdad de la revolución socialista no es propiedad de ningún sello, se construirá en el diálogo colectivo entre las organizaciones radicales y los movimientos sociales. Las vanguardias que deberemos construir serán vanguardias de masas, no de elite. Si durante la lucha ideológica de los '90 -en los tiempos del auge neoliberal- nos vimos obligados a batallar en la defensa de Marx, remando contra la corriente hegemónica, en la década que se abre en el 2000, Marx solo ya no alcanza. Ahora debemos ir por más, dar un paso más e instalar en la agenda de nuestra juventud a Lenin y al Che (y a todas y todos sus continuadores). Reinstalar al Che entre nuestra militancia implica recuperar la mística revolucionaria de lucha extrainstitucional que nutrió a la generación latinoamericana de los '60 y los '70. Tenemos pendiente pensar y ejercer la política más allá de las instituciones, sin ceder al falso "horizontalismo" -cuyos partidarios gritan "¡que no dirija nadie!" porque en realidad quieren dirigir ellos- ni quedar entrampados en el reformismo y el chantaje institucional. Nada mejor entonces que combinar el espíritu de ofensiva de Guevara con la inteligencia y lucidez de Gramsci para comprender y enfrentar el gatopardismo. Saber salir de la política de secta, asumir la ofensiva ideológica y al mismo tiempo ser lo suficientemente lúcidos como para enfrentar el transformismo político de las clases dominantes que enarbolan banderas "progresistas" para dominarnos mejor. Como San Martín, Artigas, Bolívar, Sucre, Manuel Rodríguez, Juana Azurduy y José Martí, como Guevara, Fidel, Santucho, Sendic, Miguel Enríquez, Inti Peredo, Carlos Fonseca y Marighella, debemos unir nuestros esfuerzos y voluntades colectivas a largo plazo en una perspectiva internacionalista y continental. En la época de la globalización imperialista no es viable ni posible ni realista ni deseable un "capitalismo nacional".

LIBROS POR ENTREGA Esta modalidad de presentación de textos, utilizada con profusión por los clásicos, ha sido muy útil para la difusión y estudio de las ideas revolucionarias. Hoy, en Debate Socialista, retomamos esta modalidad. La abrimos presentando el trabajo del Che Guevara editado por Ocean Sur y el Centro de Estudios Che Guevara "Síntesis Biográfica de Marx y Engels" texto hasta ahora inédito, escrito por el Che Guevara después de la contienda internacionalista del Congo. Es una biografía en la que se refleja la esencia humanista de los fundadores del marxismo, así como el contexto y las reflexiones que sobre sus obras hiciera el Che.

FRAGMENTO 11 De sus últimos años nos queda ese guión de luz sobre el futuro que da en llamarse Crítica del programa de Gotha, única predicción más o menos orgánica sobre el futuro comunista que hiciera. Su espíritu extraordinariamente acucioso le impedía dedicarse a soñar o a desarrollar ningún tema que no estuviera basado en una argumentación intachable. Fue necesaria la indignación, provocada por el programa de los socialdemócratas alemanes (que cayeron bajo la influencia de los lassalleanos), para decidirlo a escribir sobre este tema y sólo en forma de análisis del citado programa. Cada vez más enfermizo, aunque ya libre de las preocupaciones económicas debido a su camarada Engels, vivió los últimos años pasando por la pena de perder a sus dos Jennys, madre e hija, en diciembre de 1881 y 1883, respectivamente. Inútil para el trabajo y sin la secreta fuente de su energía, arrebatada por la muerte, nada le quedaba por hacer en el mundo y se retiró de él el 14 de marzo de 1883. Ese ser tan humano cuya capacidad de cariño se extendió a los sufrientes del mundo entero, pero llevándoles el mensaje de la lucha seria, del optimismo inquebrantable, ha sido desfigurado por la historia hasta convertirlo en un ídolo de piedra. Para que su ejemplo sea aún más luminoso, es necesario rescatado y darle su dimensión humana. El marxismo espera aún, la biografía que complete el magnífico trabajo de Mehring con algo más de perspectiva y corrigiendo algunos errores de interpretación, que éste sufriera. Nuestro esbozo sólo cumple la función de introito a esta obra dedicada a personas que pueden no haber estado en contacto con la economía marxista, ni conocer las vicisitudes de sus fundadores. En todo caso, el mensaje que sintetice su vida es, obligatoriamente, el discurso de Engels ante su tumba:

El 14 de marzo, a las tres menos cuarto de la tarde, dejó de pensar el más grande pensador viviente. Apenas le habíamos dejado solo dos minutos cuando al volver le encontramos serenamente dormido en su sillón, pero para siempre. Imposible medir en palabras todo lo que el proletariado militante de Europa y América, todo lo que la ciencia histórica pierden en este hombre. Harto pronto se hará sensible el vacío que abre la muerte de esta imponente figura. Así como Darwin descubrió la ley, de la evolución de la naturaleza orgánica, así Marx descubrió la ley por que se rige el proceso de la historia humana; el hecho, muy sencillo pero, que hasta él aparecía soterrado bajo una maraña ideológica, de que antes de dedicarse a la política, a la ciencia, al arte, a la religión, etc., el hombre necesita, por encima de todo, comer, beber, tener donde habitar y con qué vestirse y que, por tanto, la producción de los medios materiales e inmediatos de vida, " o lo que es lo mismo, el grado de progreso económico de cada pueblo o de cada época, es la base sobre la que luego se desarrollan las instituciones del Estado, las concepciones jurídicas, el arte e incluso las ideas religiosas de los hombres de ese pueblo d de esa época y de la que, por consiguiente" hay que partir para explicarse todo esto y no al revés, como hasta Marx se venía haciendo. Pero no es todo. Marx descubre también la ley especial que preside la dinámica del actual régimen capitalista de producción y de la sociedad burguesa engendrada por él. El descubrimiento de la plusvalía puso en claro todo este sistema, por entre el cual se habían extraviado todos los anteriores investigadores, lo mismo los economistas burgueses que los críticos socialistas. Continuará…

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Por: Antonio Aponte www.ungranodemaiz.blogspot.com

CONVOCATORIA Este pueblo es privilegiado: mientras la humanidad dormita envuelta en los vapores rancios de la conformidad y la distracción mezquina, mientras espera por su extinción, nosotros fuimos convocados para lo grande, para lo hermoso, para erguirnos humanos, para cumplir las tareas de la redención, para mostrar otro rumbo diferente al camino del infierno que nos marca el capitalismo. Para construir el Socialismo. El encargo es definitivo, vital: o nosotros señalamos el camino de redención o la humanidad perece. El planeta tiene sus ojos y su corazón puestos en nuestros pasos, siente que aquí se está decidiendo su destino. Somos antiimperialistas, anticapitalistas, socialistas, y esa es una herejía que suscita enemigos poderosos y variados, instalados en la realidad que nos rodea, pero también dentro de nosotros mismos. Estamos en el medio de una batalla donde el enemigo no pide ni da cuartel, usa todas sus armas para aplastar al ejemplo que somos. Hemos vencido muchas ofensivas enemigas, en el camino nos depuramos. Atrás quedó la restauración clásica, miquelena ya es historia, los golpistas y la meritocracia fueron experiencias aleccionadoras. Pero, el enemigo no descansará hasta aplastar la Esperanza Socialista y ahora arremete con su arma más poderosa: el reformismo agazapado. Este es nuestro principal enemigo y debemos estudiarlo para poder derrotarlo. El reformismo actúa desde la Revolución , tiene varios objetivos en su campaña perversa: Uno, separar al pueblo de sus metas elevadas, reducir sus objetivos a lo más inmediato, a lo cotidiano, a lo intrascendente. Intentar convertirlo en un estomago con patas incapaz de otro

pensamiento que no sea la satisfacción de lo primitivo, incapaz de soñar otro Paso de Los Andes, o en otro Ayacucho. Dos, separar al pueblo de sus lideres trascendentes, trocarlos por los cretinos que se consumen disputando metas ínfimas, personales, desconectadas del gran reto histórico. Tres, saben que con un pueblo disminuido, disgregado, guiado hacia metas enanas, pueden restaurar con facilidad el capitalismo. Hoy estamos viviendo una ofensiva reformista, similar a abril, a diciembre, pero por otros medios. Lo que pasó el miércoles 11 de junio fue la culminación de una operación de restauración muy bien montada. Caímos en la trampa. Nos distrajeron y distraen con las elecciones regionales, paralizamos la política grande, el estudio, la alerta ideológica, mientras ellos preparaban la ofensiva que culminó con el llamado a la “alianza estratégica” entre empresarios y Socialismo, desatino histórico que no tiene otra meta que el degüello del Comandante, del Socialismo, de la Humanidad. ¿Qué hacer? Primero. Hoy es más necesario que nunca estar al lado del Comandante. Juntos, Pueblo y Comandante, como en el pasado, venceremos esta nueva ofensiva oligarca. Segundo. Definir y fortalecer la ideología revolucionaria, desechar las ambigüedades ideológicas, el Socialismo sólo se construye con Ideología Socialista. Sobre nuestra debilidad ideológica afincan sus zarpazos. Tercero, y por sobre todo, restablecer la confianza en el camino socialista, restañar las heridas que en la Conciencia del Deber Social ha causado los coqueteos con la oligarquía capitalista.

¡Horror a las oligarquías! ¡Los empresarios son los sepultureros del Socialismo! ¡Chávez es Esperanza Socialista!

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