N12

  • May 2020
  • PDF

This document was uploaded by user and they confirmed that they have the permission to share it. If you are author or own the copyright of this book, please report to us by using this DMCA report form. Report DMCA


Overview

Download & View N12 as PDF for free.

More details

  • Words: 13,057
  • Pages: 16
Editorial:

Inalcanzable desafío

EL APRENDIZAJE

Jean Cabot

Las revoluciones se nutren de la experiencia universal. La teoría revolucionaria que es guía de toda acción revolucionaria, si es despojada de la experiencia se convertiría en parloteo. Bolívar se alimentó de la Revolución Francesa. Simón Rodríguez mojó sus pies en el río del Socialismo Utópico. Miranda sabía la importancia de su biblioteca, que contenía la experiencia y la teoría de siglos. La Comuna de Paris ilustró a los clásicos. Lenin enlazó la teoría universal con la práctica, y la enriqueció, y aquella simbiosis de teoría y práctica exitosa iluminó el camino de la revolución mundial. El pensamiento del Che y Fidel son guía indispensable. La Revolución Bolivariana, una Revolución pacífica, debe estudiar con mucho detenimiento la experiencia del Chile de Allende. Esta experiencia, en nuestro medio, ha sido desechada, estudiada a la ligera, despachada con dos o tres deformaciones, como esa de que el MIR chileno fue culpable de la caída de Allende. Bajo esos infundíos se oculta una enseñanza importantísima para nuestra Revolución, o mejor, crucial. Veamos. La Revolución Chilena transcurre en medio de una intensa discusión en su interior. Allende en su informe del 13 de marzo de 1972 al pleno del Partido Socialista, resume el centro de la discusión así: "… si la institucionalidad actual puede o no negarse a sí misma, destruirse a sí misma abriendo paso a un nuevo régimen institucional". Esta polémica, donde participan el MIR, sectores del Partido Socialista y otras organizaciones revolucionarias, se da en medio de una ofensiva del fascismo, que asesinaba a Generales como Schneider y Prats, y ponía obstáculos de todo tipo al desempeño del gobierno. Debemos estudiar a fondo este período y la etapa posterior al derrocamiento de Allende. Aquí nos limitaremos a algunas pinceladas centrales. Allende postula que la posibilidad de avanzar dentro de la legalidad burguesa heredada, es contar con gran apoyo popular y la comprensión del Congreso, donde participaban los partidarios y los opositores de Allende. ¿Qué pasó? El Congreso no acompañó los cambios, al contrario, se plegó al plan golpista, al punto de sacar un petitorio a los militares para que actuaran contra el gobierno. Por otro lado, el pueblo que apoyaba a Allende en los comicios no lo acompañó a la hora del golpe. Y aquí hay dos grandes enseñanzas. Una, no hay oligarca demócrata: si la legalidad le es adversa, sin ningún rubor la atacan desde posiciones fascistas. La otra, las revoluciones pacíficas deben moverse en dos escenarios, el de la legalidad oligarca, donde el apoyo popular se mide por los votos, y el escenario inevitable, cuando la oligarquía rompe esa legalidad, arremete contra ella por la fuerza, entonces el apoyo a la Revolución debe ser combatiente, organizado, disciplinado, conciente, creador de la legalidad revolucionaria. Las masas en Revolución pacífica deben estar preparadas para pelear en los dos escenarios, no debemos caer en la trampa de pensar que el apoyo de los votos es suficiente. De estudiar a fondo este período y la etapa posterior al derrocamiento de Allende trata este número de Debate Socialista. EDITOR Eduardo Hernández R. CONSEJO DE DIRECCIÓN German Zambrano Franklin Villegas Editado por Editorial Capicúa C.A.

2

COLABORADORES Antonio Aponte Néstor Kohan Frank Llegas Alejandro Mena Colectivo AMAUTA (Argentina) Neptalí Reyes Jean Cabot

w w w. d e b a t e s o c i a l i s t a . o rg

Adversario ¿Por qué? mi presencia cuajan tus párpados de furia ¿Por qué? vistes de urna para enfrentarme ¿Inhalastes polvillo momificado de los huesos de Caín? ¿Qué caverna milenaria obscurece tu idea? ¿Por qué? tu ira busca muerte en mi Desafío a muerte inalcanzable para ti tengo una sola muerte es sólo MIA no puedo dártela ¿Quieres mi vida? tengo una sola, temprano la doné a la alegría vivo en ella, por ella, para ella no hay desafío posible de tu vencido odio a nuestra amorosa alegría

DIAGRAMACIÓN David Luhan ILUSTRACIONES Cortesía de Punto Final

Portada de Punto Final N° 59 ( primera quincena de julio de 1968), con la edición exclusiva para América del Sur del Diario del Che en Bolivia.

NO HACER CONCESIONES A LA IDEOLOGÍA ENEMIGA Decidí escribir esta reflexión después de escuchar un comentario público divulgado por un medio masivo de la Revolución, que no voy a mencionar concretamente. Hay que tener mucho cuidado con todo lo que se afirma, para no hacerle el juego a la ideología enemiga. No se puede acusar al período especial del sistema que el imperialismo ha impuesto al mundo; no inventó el cambio climático, la civilización que depende del consumo de los hidrocarburos, el transporte de cada miembro de la familia en automóviles que viajan casi vacíos, ni la nefasta idea de convertir los alimentos en combustible; no inventó las guerras mundiales por el reparto del planeta, las bases militares, las armas nucleares y radioelectrónicas, los satélites espaciales que todo lo espían y dirigen al blanco rayos letales, los cohetes teledirigidos, los submarinos que disparan desde mil metros de profundidad, la ciencia y la tecnología al servicio de la muerte y la destrucción. Tampoco inventó la geografía política y las tierras de que dispone cada nación, que fueron fruto de otros factores históricos. Medítese bien lo que se dice, lo que se afirma, para no hacer concesiones vergonzosas. Analícese la naturaleza y la psicología de los seres humanos; su tiempo para actuar es muy breve y constituye realmente una fracción de segundo en la historia de la especie. Comprender esto es un gran remedio contra vanidades. El período especial fue consecuencia inevitable de la desaparición de la URSS, que perdió la batalla ideológica y nos condujo a una etapa de resistencia heroica de la cual no hemos salido completamente todavía. ¡Qué difícil es ser breve en la batalla de ideas!

w w w. d e b a t e s o c i a l i s t a . o rg

3

Armando Hart Dávalos La política exterior de la Revolución Cubana en la década de 1960 a 1970 tenía entre sus objetivos centrales el auspicio y apoyo a las guerrillas contra regímenes dictatoriales del continente, todos ellos sometidos al imperialismo norteamericano. Así surge la del Che en Bolivia, y así apoyamos acciones de este carácter en otros sitios de nuestra América. También figuraba el apoyo a los revolucionarios de África, auspiciados por los gobiernos de ese continente o las fuerzas revolucionarias que combatían los regímenes coloniales. Pero esta práctica política no era un dogma, como la caracterizaron nuestros enemigos, apoyamos entonces a los gobiernos constitucionales de Velazco Alvarado, Omar Torrijos, y aún antes, al de Salvador Allende, triunfante en elecciones democráticas en 1970. Hoy resulta imprescindible esclarecer y profundizar en el carácter de la forma más certera de lo que he llamado cultura de hacer política. Las ideas y la práctica política más importante las tenemos en José Martí y Fidel Castro. Tuve el honor, en 1971 de integrar la delegación para visitar Chile presidida por Fidel, hacía apenas un año que Allende se había establecido en el gobierno, superando los obstáculos creados por los planes subversivos norteamericanos que desembocaron en el asesinato del general René Schneider, militar constitucionalista jefe del Ejército, que se oponía a orquestar el plan de golpe de Estado planificado por Richard Nixon y Henry Kissinger. A pesar de esta fabulosa resistencia, a la que se sumó desde los primeros

4

w w w. d e b a t e s o c i a l i s t a . o rg

momentos la oligarquía chilena, y de no contar con una mayoría parlamentaria, lo que constantemente entorpecía su gestión, el gobierno de la Unidad Popular había avanzado consecuentemente con su Programa, mediante la nacionalización de los recursos esenciales del país, incluyendo el cobre; el 80% de la banca, un número significativo de empresas manufactureras y el 30% de las tierras; a lo que se sumó la articulación de medidas de beneficio social y el incremento de la participación popular en la economía del país, mediante la creación de empresas mixtas y de propiedad estatal, que determinaron un crecimiento ese año del 8,6% del Producto Interno Bruto. Durante un recorrido de tres semanas por el país, Fidel se reunió con obreros, campesinos, intelectuales, estudiantes, empresarios, sacerdotes, incluso con militares, habló con pequeños grupos encontrados por el camino y fue protagonista de inmensas concentraciones populares, donde pudo percatarse tanto del entusiasmo popular por el proyecto socialista que encabezaba Allende, como de las contradicciones existentes dentro de la propia izquierda, y la creciente articulación de la contrarrevolución alentada y financiada por Estados Unidos. Fidel alertó de estos peligros, convocó a la izquierda a apoyar a Allende, haciéndoles ver que Allende representaba la revolución posible y que el triunfo de la derecha significaba la contraofensiva del fascismo ?tal y como ocurrió? y alentó al pueblo, incluso a dirigentes de la Unidad Popular que no comprendían esta política, a no dejarse tomar la calle por la reacción, porque en ello les iba la vida, una

advertencia profética que todavía es recordada con dolor por los revolucionarios chilenos. A pesar de la derrota sufrida por el pueblo chileno, grandes experiencias se extraen de esta alianza cubano-chilena dentro del marco de la más estricta observancia de los principios constitucionales. El Che afirmó, en dedicatoria de su libro Guerra de Guerrillas a Salvador Allende, que este último buscaba por otras vías la revolución y el socialismo. En el centro de este esfuerzo estaba y está la ética como fuente esencial de las ideas del socialismo. Las ideas éticas del Che fueron tildadas de idealismo filosófico y de subjetivismo por quienes, situados en la superficie de la realidad, no acertaron a penetrar en sus esencias ni comprendieron jamás que América Latina tenía y tiene una revolución en el vientre. El signo de ella está en el mito del Che y de Allende. Las exigencias de la economía mundial con una carrera armamentista desenfrenada hacían imposible la perdurabilidad de la bipolaridad en el mundo. Quienes tanto insistían en la antigua URSS en que nos ajustáramos a las leyes económicas no lo comprendieron, porque habían perdido la esencia universal de las ideas socialistas que en Guevara y Allende alcanzaban una dimensión americana. La aspiración a cambiar el mundo bipolar se hallaba presente tanto en la guerrilla internacionalista en Bolivia como en la victoria electoral de la Unidad Popular chilena en 1970. Había que crear varios Vietnam para hacer avanzar el

socialismo o había que conquistar, dentro del marco de la constitucionalidad burguesa, el poder pleno para el pueblo trabajador. Esto no se consiguió y la tragedia del Che y Allende marcó para la historia una aspiración ideal que expresa una gran necesidad histórica. Décadas después se extinguió la "bipolaridad" y el mundo cayó en la irracionalidad y el subjetivismo de la reacción y en el predominio del pensamiento disociador, fragmentario, de un liberalismo anárquico salvaje que pretende establecer el reino del desorden y el capricho a favor de sus intereses cavernícolas. Tengo un recuerdo conmovedor y aleccionador de una conversación de Fidel en la embajada cubana en Chile cuando visitó ese país en 1971. Reunido con unos combatientes de la izquierda les dijo: "ustedes deben comprender que aquí la revolución la hace Allende o no la hace nadie". Así planteó nuestro Comandante en Jefe para demostrar la necesidad de la unidad en torno al presidente. La historia le dio trágicamente la razón porque lo que faltó en aquel momento fue la unidad de los revolucionarios. Las formas de acción del Che para la realización de su ideal pueden ser distintas a las que debemos aplicar, y lo son, en efecto, en la actualidad, pero la esencia de su pensamiento tiene vigencia creciente. Para ir a lo fundamental de lo que trasciende del mensaje de Salvador Allende es útil no olvidar jamás la enseñanza de que su martirologio mostró la crisis del sistema democrático-burgués y su ineficacia para mantener una legalidad que responda a los intereses de las grandes mayorías. Era Chile el país latinoamericano donde más alto desarrollo alcanzó el llamado pluripartidismo. Allí precisamente entró en crisis este sistema político-jurídico de la más elevada

democracia burguesa latinoamericana, porque la aplicación consecuente y honesta de un programa social radical era incompatible con el régimen económico vigente que tenía a su disposición su recurso preferido: las Fuerzas Armadas y la violencia fascista. Se comprobó dramáticamente que cuando los intereses creados aprecian que las vías legales pueden conducir a un cambio radical, apelan a violentar todo el sistema jurídico. De esta forma, Allende, con el sacrificio de su vida, alcanzó la más alta dignidad de la ley y la democracia sobre fundamentos populares, que es lo que necesita América. La defendió en su martirologio escribiendo una página de gloria en la historia de la ética y del derecho. Una situación distinta en su forma, pero que en esencia revela el mismo problema, se había dado en Cuba durante la década de los cincuenta, cuando Fulgencio Batista, al servicio del imperio, llevó a cabo un golpe de Estado contra el gobierno constitucional en vísperas de unas elecciones generales en las que iba a triunfar un partido con una base de apoyo popular y donde se movían fuerzas radicales de izquierda. El régimen de partidos fue incapaz de evitar el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 y de organizar la resistencia en su contra. No podía restaurar la legalidad destruida. Ante esta incapacidad surgió la revolución popular democrática bajo la dirección de Fidel Castro. El sistema de partidos corrompidos hasta la médula feneció en el proceso de lucha contra la tiranía antes del triunfo de la revolución. No fue, pues, la Revolución Cubana la que disolvió los partidos; fue la incapacidad del pluripartidismo la que nos llevó por el camino de la revolución. Incapacidad que se revelaba en la podredumbre moral y en el entreguismo de las oligarquías cubanas al imperialismo

yanqui. El significado histórico de la ruptura del régimen democrático chileno en 1973 está en que muestra con claridad los obstáculos y dificultades que se levantan ante la puesta en práctica de un programa electoral democrático consecuente. En fin, la lección principal y dolorosamente adquirida en estos años se halla en que la disyuntiva no era entre caminos pacíficos o violentos. El asunto es más sutil. Allende y Che son dos símbolos que expresan una voluntad de transformación social que América y el mundo necesitan de forma objetiva. Cualesquiera fueran los caminos a transitar, el Che y Allende van a estar inspirando los sucesos de la historia de América. El entrecruzamiento de sus concepciones de lucha es la enseñanza más importante que estos dos hombres dejaron para la historia americana. El futuro dirá cómo se produce esta articulación y ha de ser, desde luego, infinitamente compleja y adecuada a cada situación particular; pero en los dos símbolos se expresa una voluntad de transformación social en América que ésta objetivamente necesita. En las formas complejas que se presentan en la vida, el enlace de las concepciones de lucha que tuvieron el presidente mártir y el guerrillero heroico revela una síntesis política a la que nuestra América no puede renunciar. Con este análisis aspiramos a mostrar cómo con formas y métodos diferentes se puede tener una identidad esencial, y esta última es la que nos interesa en primer lugar. Identidad forjada por un sentido ético de la vida y de la historia. Allende y el Che muestran hoy la consistencia moral indispensable para la transformación revolucionaria de la sociedad latinoamericana y caribeña.

w w w. d e b a t e s o c i a l i s t a . o rg

5

PATRICIA BRAVO Fue en septiembre de 1965 cuando el primer Punto Final salió a la calle, más precisamente a la calle Ahumada de Santiago. Allí, frente al Café Haití -lugar muy frecuentado por periodistas, porque en esos años casi todos los medios estaban ubicados en el centro de la ciudad- un hombre joven, muy alto y delgado, y otro un poco menos joven, muy bajo y de contextura más bien gruesa, se instalaban a vender el primer número de Punto Final. Ese recuerdo de Manuel Cabieses Donoso, entonces de 32 años, y de Mario Díaz Barrientos, de 45, permanece nítidamente en la memoria de quienes tuvieron protagonismo en la etapa inicial de la revista. "Al ver juntos a estos dos periodistas, que eran muy amigos, no se podía pensar sino en Don Quijote y Sancho Panza...", comenta con una sonrisa el periodista Hernán Uribe Ortega. Cuando fundaron PF, Mario Díaz y Manuel Cabieses -director y jefe de redacción de la nueva publicaciónbuscaron crear un espacio para el desarrollo de un periodismo libre, donde los autores pudieran expresarse de acuerdo con su conciencia. Lo bautizaron como Punto Final con el propósito de publicar reportajes en profundidad sobre temas que inquietaban a la opinión pública, ojalá hasta agotarlos, es decir, hasta su punto final. En el editorial de ese primer número se señalaba que PF "no pretende decir la última palabra, pero entregará al lector suficiente caudal de información para que elabore su propio juicio". Además, se definía como un medio "democrático y de avanzada". Y precisaba: "Cree que las grandes masas son las protagonistas de la historia y se coloca a su servicio. Pero no se encajonará en fronteras artificiales, no rehuirá la polémica ni sentirá temor de decir la verdad". PF Nº1 publicó La tragedia del Janequeo, un reportaje del periodista Miguel Torres sobre el naufragio de un remolcador de la Armada Nacional que costó la vida de 50 tripulantes. Las causas del desastre habían sido silenciadas por la Armada , para no asumir responsabilidades. El director artístico

6

w w w. d e b a t e s o c i a l i s t a . o rg

de la publicación era el dibujante y pintor Enrique Cornejo (Penike), quien se mantuvo a cargo de la presentación gráfica hasta el golpe de Estado de 1973. Al principio, PF era un folleto con un formato equivalente a la cuarta parte de la edición actual y lo financiaban Cabieses y Díaz, con sus sueldos de reporteros del vespertino Ultima Hora. Y siguió así, durante unos meses, publicando en cada edición un reportaje sobre distintos temas -incluso deportes- hasta que se convirtió en revista quincenal de asuntos políticos, informativos y culturales. En esta transformación tuvo mucho que ver el economista Jaime Barrios Meza, quien trabajó en Cuba con el Che y regresó a Chile por un tiempo. Trajo nuevos aires e insufló energía y optimismo a quienes se movían en torno a Punto Final. PF CRECE Se creó un primer consejo de redacción, integrado por los periodistas Augusto Olivares Becerra, Carlos Jorquera Tolosa, Manuel Cabieses -ahora director de la revista- y Mario Díaz, como jefe de redacción del quincenario. También participaban Jaime Barrios y el abogado Alejandro Pérez Arancibia, quien asumió el cargo de gerente y que debía firmar letras y cheques a fecha para afrontar los gastos. Completaban el equipo los dibujantes Eduardo de la Barra (Jecho) y Melitón Herrera (Click). La publicación tenía una oficina en la céntrica calle Unión Central. Y hasta comenzó a contar con una secretaria administrativa, Haydeé Moreno. Esa función también fue desempeñada más tarde por la actriz Inés Moreno y luego por Jane Vanini, revolucionaria brasileña que murió combatiendo en Concepción a los militares golpistas. El factor común del equipo periodístico de PF era una alta calidad y prestigio profesional. Algunos trabajaban en Ultima Hora, no habían pasado por ninguna escuela de periodismo y se habían forjado en la práctica. Tenían también un profundo compromiso con los ideales del socialismo, aunque no pensaran

exactamente lo mismo. Valoraban la unidad, no sólo dentro de nuestras fronteras: las luchas de los pueblos en América Latina y en otras regiones del mundo -muy especialmente la Revolución Cubana- han tenido siempre abundante espacio en sus páginas. Varios de quienes escribían en la revista provenían del Partido Comunista pero ya no eran militantes. Otros pertenecían al Partido Socialista o al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Algunos provenían de la vertiente cristiana. Todos trabajaban en uno o más medios, que les aportaban los ingresos para sostener a sus familias, porque en Punto Final nadie recibía sueldo. En su larga y accidentada existencia, la revista nunca ha tenido avisos y prácticamente nació invitando a los lectores a suscribirse. Si alguna vez se pensó que el Grupo de Amigos de PF creado hace algunos años- tenía algo de original, el error se disipa al ver un anuncio en la edición Nº 32, de julio de 1967, donde el Comité de Amigos de Punto Final, donde estaban el neurocirujano Héctor Valladares, el actor Jorge Lillo y el arquitecto Francisco Reyes, informa de una campaña para cooperar con la revista (suscripción, aporte monetario o colaboraciones en artículos). El consejo de redacción se amplió con el ingreso del abogado socialista Jaime Faivovich, y de los periodistas Hernán Uribe (socialista), Augusto Carmona (MIR) y Hernán Lavín Cerda, periodista y poeta que provenía de la vertiente cristiana. La lista de colaboradores iba creciendo. Desde el comienzo estuvieron Jaime Barrios y el periodista y poeta argentino Julio Huasi. Se fueron sumando el ex presidente de la CUT , Clotario Blest, el poeta salvadoreño Roque Dalton, Fernando Mires, José Carrasco, Gladys Díaz, Ernesto Carmona, José Cayuela, Lucía Sepúlveda, Héctor Suárez, Máximo Gedda, María Eugenia Saul y muchos más. Cuando asumió la presidencia Salvador Allende, el equipo se redujo. Varios redactores asumieron tareas en el gobierno. Jaime Barrios fue designado gerente general del Banco Central; Carlos

Jorquera, asesor de prensa de Allende; Jaime Faivovich, intendente de Santiago y luego subsecretario de Transportes, y Augusto Olivares, director general de Televisión Nacional. Aún así, Faivovich y Olivares siguieron escribiendo en PF hasta el golpe. EL QUIEBRE El 11 de septiembre de 1973, alcanzó a estar en algunos quioscos la última edición de PF (Nº 192), antes de ser requisada por los militares que ese día derrocaron al gobierno del presidente Salvador Allende. Esa publicación denunciaba, en diversos artículos, el avance de una represión despiadada de las fuerzas armadas amparadas en la Ley de Control de Armas, y decenas de atentados terroristas en el país. A mediodía, el Bando Nº 10 de la junta militar llamaba a presentarse en el Ministerio de Defensa a dirigentes de partidos de la Unidad Popular y del MIR, a ex ministros, jefes de instituciones, asesores de Allende y periodistas. Entre ellos, a Manuel Cabieses, Jaime Faivovich y Carlos Jorquera. En la tarde, el Bando Nº 19 agregó nuevos nombres, entre los cuales estaba Jaime Barrios, aunque ya había sido detenido al salir de La Moneda. Allí, antes que el presidente Allende se suicidara, Augusto Olivares se había quitado la vida de un balazo. En años recientes, la periodista Patricia Verdugo reprodujo en su libro Interferencia secreta una comunicación radial del 11 de septiembre, donde Pinochet decía: "Puesto Uno: Correcto, represento eso al (ininteligible)... por favor. De parte de comandante en jefe, además de las medidas que existen sobre radio y televisión, ehhh, no se aceptan, repito, nin... publicación de prensa de ninguna especie. Y aquella que llegara a salir, además de ser requisada, motivará la destrucción de las instalaciones en las que fue editada. Cambio... Ehhh, justamente el personal que trabaja allá en Punto Final, todo el mundo ahí debe ser detenido. Cambio". Las oficinas de Punto Final en la

calle Unión Central 1010 fueron asaltadas y destruidas. Fue quemada la colección de la revista y el archivo que tenía centenares de fotografías y documentos de la Izquierda chilena. Jaime Barrios fue torturado en el Regimiento Tacna antes de ser fusilado en el campo militar de Peldehue, el 13 de septiembre, junto a otros prisioneros de La Moneda. Fueron enterrados allí mismo y años después, sus restos habrían sido lanzados al mar. También fue asesinado Máximo Gedda Ortiz, en 1974, víctima de terribles torturas. Era cineasta y poeta, militante del MIR. En diciembre de 1977 fue baleado, en una emboscada de la Dina , Augusto Carmona Acevedo, miembro del comité central del MIR. Había sido jefe de prensa y presidente del sindicato de trabajadores de Canal 9 de TV, entonces de la Universidad de Chile. José Carrasco Tapia, luego de pasar por campos de concentración y el exilio en Venezuela y México, fue asesinado el 8 de septiembre de 1986. Era entonces editor de la revista Análisis y dirigente del Colegio de Periodistas. También integraba el comité central del MIR. En 1974, un contingente de infantería de marina había asesinado a su compañera, Jane Vanini, en Concepción. Mario Díaz murió en 1984 exiliado en Argentina. Jaime Faivovich murió en México. Alejandro Pérez vivió en Cuba y murió en Santiago, finalizada la dictadura. Julio Huasi se suicidó en Argentina, a mediados de los 80. También falleció el dibujante y pintor Enrique Cornejo (Penike). Hernán Lavín Cerda se exilió en México y vive en ese país. Hernán Uribe y la ex secretaria de PF, Haydée Moreno, estuvieron exiliados. Manuel Cabieses fue detenido el 13 de septiembre de 1973. Permaneció dos años detenido en el Estadio Chile, Estadio Nacional, Chacabuco, Puchuncaví y Tres Alamos, hasta que fue expulsado del país gracias a una activa campaña internacional. Con su familia, fue acogido en Cuba. Como dirigente del MIR, regresó clandestino a Chile con su esposa cuatro años después, y permaneció en esa condición hasta agosto de 1989, cuando emprendió la tarea de revivir Punto Final tras 16 años de clausura.

HACIENDO CAMINO Durante su historia, Punto Final ha enfrentado numerosas querellas judiciales y detenciones de su director. Durante el gobierno del presidente Eduardo Frei Montalva, en marzo de 1969 se aplicó a PF la Ley de Seguridad Interior del Estado. El director fue detenido y la revista clausurada por dos ediciones. En su reemplazo apareció -con las mismas características de PF- el quincenario Prensa Firme. Bajo la dictadura militar, Punto Final reapareció en México en mayo de 1981. Esa edición internacional se prolongó hasta fines de 1982, bajo la conducción de Mario Díaz. Aunque formalmente Manuel Cabieses seguía apareciendo como director, en realidad éste se encontraba en Chile en la clandestinidad. A 40 años de su fundación, Punto Final exhibe con legítimo orgullo el galardón de haber contribuido a la recuperación del Diario del Che Guevara en Bolivia. Quienes sacaron de Bolivia las notas que el Che escribió en su diario de campaña entre el 7 de noviembre de 1966 y el 7 de octubre de 1967, las llevaron a Santiago de Chile. Las entregaron a PF para que la revista las hiciera llegar a La Habana y fue Mario Díaz quien las llevó a Cuba. Esto le valió a la revista el honor de publicar en julio de 1968 la edición exclusiva para América del Sur del diario del Comandante Guevara. Aquello de "se hace camino al andar" es una realidad en la historia de Punto Final. Sus fundadores nunca pensaron que el modesto folleto del inicio, se convertiría en una publicación emblemática del pensamiento revolucionario latinoamericano, capaz de generar hechos políticos y convocar a foros, debates y seminarios internacionales como "El Socialismo del Siglo XXI" con que PF conmemoró el 30 de septiembre de 2005 el 40º aniversario de su fundación en el Salón de Honor del ex Congreso Nacional de Chile. Toda una hermosa trayectoria, con absoluta fidelidad a principios democráticos y revolucionarios.

w w w. d e b a t e s o c i a l i s t a . o rg

7

EL GOLPE MILITAR EN CHILE El golpe militar en Chile fue una virulencia tremenda, fue un golpe brutal, no ha sido el único golpe de esa forma en América Latina, pero sí es uno de los golpes más violentos, más sangriento. Los jefes de las fuerzas armadas lograron mantener la disciplina militar, aplicaron el tratamiento de shock destinado a eliminar cualquier resistencia del pueblo, y los pocos amagos que hubo de defensa del gobierno fueron aniquilados de inmediato con toda la fuerza material de la cual dispone un ejército. Hay que decir, hay que agregar, que cuando se produce el golpe en Chile, el movimiento popular venía en descenso (esto tiene relación con algunas versiones que circulan desde aquellos años con respecto a la responsabilidad de los actores de la política chilena digamos de la gestación, de la incubación del golpe militar) ya hacía varios meses en Chile, entre otros factores, por una vasta confusión generada por los medios de comunicación, que en Chile están, naturalmente, en manos de sectores dueños del capital y aliados con el imperialismo norteamericano. INTERVENCIÓN DEL IMPERIO El caso de Chile es un caso histórico muy estudiado, existe mucha documentación del senado norteamericano donde se demuestra que la gran prensa chilena fue subsidiada, financiada por los Estados Unidos, sobretodo el diario el mercurio, que hoy tiene una cadena de 34 diarios. El financiamiento que la CIA otorgó a estos periódicos, permitió la creación de nuevos periódicos, como expertos que son en guerra asimétrica. Es muy importante para los pueblos que viven hoy en América Latina, comprender que la guerra psicológica, aquella que han aprendido a desarrollar los militares, se sigue practicando en numerosos casos como en Venezuela y en Bolivia. En Chile el esquema de la guerra psicológica tuvo un gran desarrollo con el rol de los medios de comunicación, el rol de los sectores que controlaban la red de distribución y producción de alimentos, que comenzaron a

8

w w w. d e b a t e s o c i a l i s t a . o rg

acaparar los alimentos, a ocultarlos, a producir desabastecimiento en Chile. El pueblo trató de defenderse y se organizaba en lo que se llamó la junta de abastecimiento popular. El MIR también tuvo una presencia importante porque trataba de organizar por sectores de la población a las familias, sus necesidades, trataba de distribuir los alimentos y enfrentar el problema del hambre. LA POLÍTICA DE CONCESIONES En el gobierno de la Unidad Popular existía la creencia -a mi juicio equivocada históricamente- de hacer concesiones para evitar el golpe y se fueron haciendo más concesiones desde el gabinete. El mismo Allende y el Partido Comunista -esto no lo digo como un agravio- pero Allende, el Partido Comunista, el Partido Radical Socialdemócrata de la pequeña burguesía, estaban en la línea de hacer lo posible por temporizar para calmar al enemigo. Está demostrado, no sólo en el caso de Chile, que en estas situaciones el enemigo no se satisface con nada que no sea la cabeza. Está demostrado que esas políticas de temporización pueden ser válidas tácticamente, pero cuando significa un repliegue de toda la línea, y cuando se pone en cuestionamiento el desarrollo del Proceso Revolucionario, no cabe duda que lo que va a incrementar es el odio, la animosidad de esas clases que ven la posibilidad de recobrar sus fuerzas, se dan cuenta que todavía tienen mucha fuerza y obligan al pueblo a retroceder. Esta política que logró imponerse en el gobierno fue muy criticada por el MIR. Hubo contradicciones públicas entre el gobierno y el MIR, particularmente entre el Partido Comunista y el MIR. Allende también hizo críticas al MIR aun teniendo una gran estima por el MIR. LA RELACIÓN ENTRE ALLENDE Y EL MIR El Presidente Allende tenía un gran respeto por el MIR, especialmente por Miguel Enríquez. El MIR tenía una relación de visitar a Allende a su casa, a mi mismo me tocó

participar en varias reuniones en casa de Allende, me consta la relación de afecto, de respeto, pero además mutua, muy particularmente de Allende hacia Miguel Enríquez. Su sobrino Andrés Pascal Allende sucedió a Miguel Enríquez, luego que cae en combate, en la Secretaria General del MIR. Había una relación contradictoria en lo político, pero de mucho afecto con Miguel y con su sobrino Andrés. En el propio momento del golpe, el 11 de septiembre, Allende le dice a una de sus hijas, Beatriz Allende, Socialista del sector de la filial chilena del ELN de Bolivia, -la organización que fundó el Che en Bolivia- y muy amiga de Miguel, que le diga a Miguel que ahora era la hora que le tocaba a Miguel, que él había llegado a un punto que no podía hacer más y que a partir de ese momento se habría una etapa distinta en Chile, era la hora de Miguel Enríquez . Queriendo decir lo que era obvio para cualquiera, que era ya una etapa de hombres de la hechura ideológica de Miguel Enríquez, porque Allende, valga decirlo, a mi juicio, fue un consecuente valiente y leal defensor de los valores democráticos burgueses, con una valentía que sorprendió a todo el mundo porque nadie se imaginó, menos los militares, que Allende tuviera los cojones que ellos nunca tuvieron y que muchos dirigentes de izquierda tampoco. Hubo algunos dirigentes de izquierda que llegada la hora de los tiros, se perdieron, fueron corriendo a las embajadas etc. El MIR cuando Allende gana las elecciones, forma una especie de escoltas, de guardias, porque Allende no tenía nada de eso, su partido no había pensado en ese problema de seguridad. Así se formó el grupo de amigos personales, así los llamó Allende y la derecha lo llamaba el GAP. Eran militantes del MIR en su origen. Llegó un momento en que este grupo ya no era del MIR, Allende lo pide y el MIR por su parte toma la iniciativa de retirarlos. Para entonces, ya el Partido Socialistas había logrado conformar su equipo de seguridad. Lo profundo es que el proceso revolucionario que nosotros, autocríticamente sea dicho, no fuimos capaces de ver

claramente, nosotros no descubrimos a tiempo la esencia revolucionaria que albergaba este movimiento que había iniciado la elección de Salvador Allende como Presidente de la República, el proceso que se había iniciado en Chile. Lo veíamos dominado por el reformismo, efectivamente así era, pero no nos dábamos cuenta de que siendo así, había una carga, una semilla, un nacimiento dentro del movimiento que aunque la cúpula lo tuviese dominado por el reformismo, en su seno se estaban creando las fuerzas revolucionarias reales. Allende había sido un luchador consecuente que durante más de treinta años había luchado por la unidad de la izquierda chilena, luchó contra las rivalidades, las contradicciones que se dan en la izquierda de todo el mundo, este hombre había logrado una tenacidad enorme, más allá de sus limitaciones, encarnaba esa aspiración de unidad y buscaba que el pueblo se abriese camino. Creo que fuimos excesivamente duros, rigurosos en el análisis del rol de Allende, y dogmáticos diría yo en el análisis social, económico, político e ideológico en alguna medida que se venía desarrollando en Chile. RESPONSABILIDAD DEL MIR EN EL GOLPE Un problema que le suele ocurrir a la Revolución es encajar la realidad en nuestro propio esquema. Ese fenómeno yo creo que se dio, pero eso está muy lejos de la tesis que en Chile y en otros países sectores de la izquierda levantaron en su momento, y de alguna manera siguen sosteniendo, cuando se habla de que el MIR sería uno de los grandes responsables de la gestación del golpe, del derrocamiento de Allende. En todo lo que sobrevino, de alguna manera, todos tenemos una cuota de responsabilidad. Pero también esa postura de algunos sectores de izquierda en relación a la responsabilidad del MIR en el golpe contra Allende, es una forma de eludir el análisis histórico. Por ejemplo, hace ya muchos años después del golpe, sabemos que el presidente richard nixon, aun cuando todavía Allende no asumía el cargo de Presidente, había dado órdenes de hacer todo lo posible, primero, para que Allende no asumiera como Presidente de la República, esto luego de reunirse con agustín edwards, dueño del diario principal de Chile, el Mercurio, henry kissinger -Secretario de Estado-, y el entonces jefe de la CIA. Eso fracasó. Hoy día se sabe que el gobierno norteamericano ordenó a todo su aparataje: CIA, pentágono, etc., hacer lo posible para que Allende no asumiera, y si lo lograba, hacer todo lo posible por derrotarlo, luego se desarrollaron todas las acciones que conocemos. Así que, independientemente de que el MIR no hubiese existido, supongamos que no existió el MIR, de todas maneras Allende, no sé cómo hubiera terminado, pero Estado

Unidos habría hecho todo lo posible por derrocar a Allende, porque el programa de la Unidad Popular -con todas las críticas que nosotros le hacíamos de reformista y de moderado en muchos aspectos-, contempló políticas que hacían inevitable que el imperialismo norteamericano se moviera para derrocarlo, por ejemplo: la reforma agraria y la nacionalización del cobre, que fue el pilar del programa de Allende. Hay un segundo elemento, que también se ha puesto de moda no sólo en Venezuela, también en Bolivia y en Ecuador, que era el hecho de que un Presidente Marxista, Socialista, aun cuando nosotros podemos verlo con críticas, con limitaciones, para el imperio todos somos socialistas, socialistas moderados, comunistas. En los años de auge de la Revolución Cubana, de movimientos guerrilleros en América Latina, el hecho de que alguien ganara el gobierno a través de la vía pacífica electoral, suponía que se le derrumbaba el castillo de naipes al imperio, y hoy día vemos como se repite el esquema. Yo creo que el por qué el imperialismo se pone tan agresivo, entre otras razones es porque han surgido Presidentes que plantean Procesos Revolucionarios, como en el caso de Venezuela y de Bolivia, que han sido electos democráticamente. Por tanto, no le pueden reprochar su legalidad democrática formal burguesa que mantiene la libertad de prensa opositora, no la tocan, mantiene el parlamento y eso es para Estados Unidos una bomba de tiempo. Lo que quiero sostener muy brevemente es que más allá de los errores que pudimos cometer, que hubiese podido incurrir en la táctica el MIR, en Chile a partir de la toma del poder de Salvador Allende como Presidente de la República, se desataron esas fuerzas incontrolables que tienen los pueblos cuando ven una luz al final del túnel, se desataron todas las esperanzas, todas las ilusiones, todo el fervor de la mística de la organización, los jóvenes haciendo trabajo voluntario, los obreros trabajando sobre todo en aquellas industrias estatizadas, el orgullo que significó la nacionalización del cobre. Ustedes saben que con la nacionalización se votó como ley incluso con los votos de la derecha que no se atrevió a oponerse a la nacionalización del cobre, era muy impopular hacerlo. De manera que más allá de los errores del gobierno, de las limitaciones del mismo Salvador Allende, de los errores de los partidos de la Unidad Popular, de los errores del MIR, en Chile como ha ocurrido en otros países, se desató, se encendió la chispa revolucionaria y eso motivó la intervención norteamericana. CONSECUENCIAS DE LA POLÍTICA DE CONCESIONES A esta altura de mi vida -te está hablando

un hombre mayor que ha pasado muchas alternativas en su vida-, yo creo que hay un rango de concesiones en que un gobernante está casi obligado a hacer, bien sea para ganar tiempo, bien sea para neutralizar a un sector adversario, por la razón que sea, una razón justificada, yo creo que eso es incuestionable y es legítimo. Pero cuando ya la política de concesión se te convierte en una política de seguir cediendo por aquí, por allá, tu vas retrocediendo, vas cediendo territorio, vas entregando terreno a la fuerza enemiga y llega un momento en que tu estas acorralado en un extremo del escenario político, del escenario social. Creo que se abusó, lo que fue una necesidad táctica se convirtió en un vicio, en un error político profundo, porque esa política de concesiones, de temporizaciones, llevó a que las bases sociales de este proceso comenzarán a desencargarse del proceso, comenzaron a no sentirlo, comenzaron a sentirlo ajeno, las cúpulas políticas, sociales, banqueros, diplomáticos, eran los que estaban decidiendo el futuro del pueblo, del conjunto de la sociedad. En junio del año 73 se produce un movimiento conocido como el Tancazo, un alzamiento de un movimiento de tanques que fue controlado por las propias fuerzas armadas, quienes estaban manejando un golpe nacional, la insurrección de todas las fuerzas armadas, no sólo de un sector. Ese Tancazo del 14 de junio originó luego en agosto, un mes antes de golpe, una gran manifestación de masas en Santiago, fue la última expresión del apoyo popular de miles y miles de personas -yo mismo participe como marchante-, que pasaron frente a la Moneda y estaba Allende desde un balcón saludando. Los gritos de las consignas dominantes eran absolutamente radicalizadas, consignas que tenían que ver con pedir armas para defender al gobierno. Eran trabajadores, estudiantes, mujeres, chiquillos, sobretodo los sectores pobres de la ciudad. ¡Era impresionante!, estaban allí en la calle y había gritos de que clausurara el congreso, cerrara el mercurio, que saliera de la legalidad burguesa, rompiera la legalidad, que se enviara la legalidad al carajo. Ese fue el último pataleo, el último stock, el último hervor. Era un movimiento de masas que ya había comenzado a sufrir un retroceso, el ánimo popular venía siendo erosionado por toda esta política de concesiones, la política del reformismo como la llamamos nosotros, de manera que la resistencia al golpe era de una minoría. El golpe fue muy sangriento, se tenía que hacer un escarmiento para que a la clase obrera, a los trabajadores chilenos, a los pobres, no se les ocurriera nunca más en su vida, como no se les ha ocurrido hasta ahora, intentar siquiera tomar el poder y querer desarrollar un proceso revolucionario en su país.

“..Está demostrado que esas políticas de temporización pueden ser válidas tácticamente, pero cuando significa un repliegue de toda la línea, y cuando se pone en cuestionamiento el desarrollo del Proceso Revolucionario, no cabe duda que lo que va a incrementar es el odio, la animosidad de esas clases que ven la posibilidad de recobrar sus fuerzas, se dan cuenta que todavía tienen mucha fuerza y obligan al pueblo a retroceder...”

w w w. d e b a t e s o c i a l i s t a . o rg

9

Carlos de Oliveira Llegué a Chile en una noche cualquiera de mediados de 1971. El invierno austral me hizo olvidar todo vestigio del calorcito acogedor de mi casa a orillas del Caribe. Comenzaba una nueva etapa de aventuras al lado de un hermoso proceso revolucionario que conmovió las raíces mismas de las estructuras del país. Un camino nunca transitado, novedoso, chileno puro, se dirigía a la construcción del Socialismo. Al frente de aquel sueño un hombre singular: Salvador Allende Gossens. Hacía exactamente un año que Allende, después de obtener la mayoría de los votos en las elecciones, había sido confirmado por el Congreso como presidente electo del país. Tal decisión, necesaria constitucionalmente toda vez que ninguno de los candidatos había alcanzado más de la mitad de los votos, se logró a contrapelo de las presiones estadounidenses, que trató a toda costa de evitarlo. Millones de dólares, incluido tres millones que fueron aportados a la campaña del contrincante Eduardo Frei Montalvo, fueron invertidos por el gobierno de Richard Nixon para fabricar un alternativa, que impidiera la elección o el posterior nombramiento del líder socialista. En 1969, la CIA alentó el frustrado golpe de Estado del general derechista Roberto Viaux y en 1970, utilizando elementos pertenecientes a una organización fascista recién creada como parte de las "operaciones autónomas" desarrolladas por la estación local, organizó el secuestro del jefe del ejército, el general constitucionalista René Scheneider, el cual resultó asesinado en la operación, al repeler la agresión sufrida. Un memorando secreto, enviado por el secretario de Estado Dean Rusk al Presidente Lyndon Johnson en 1964, deja en claro cuan vieja era esta política: "Estamos haciendo nuestro mayor esfuerzo encubierto para reducir el chance de que Chile sea el primer país americano en elegir como Presidente a un marxista declarado".(1) No pudieron impedirlo y el mismo día de su investidura, además de asistir a un solemne Te Deum en la catedral y presenciar un imponente desfile militar como marcaba la tradición, Salvador Allende se reunía con el pueblo en el Estadio Nacional para decirle: "Chile inicia su marcha hacia el Socialismo, sin haber sufrido la trágica experiencia de una guerra fratricida. Y este hecho, con toda su grandeza, condiciona la vía que seguirá este gobierno en su obra transformadora. La voluntad popular legítima nuestra tarea. Mi gobierno responderá a esta confianza haciendo real y concreta la tradición democrática de nuestro pueblo."(2) Sin embargo, desde el primer día, Salvador Allende tendrá que enfrentar la ofensiva de Estados Unidos y la oligarquía chilena, lo que implicó, además del nunca descartado golpe de Estado, el boicot de la economía interna, la suspensión de los créditos, presiones a compañías extranjeras para que redujeran sus inversiones en Chile, la campaña mediática y el aislamiento diplomático del país. Aun así, no más asumido el poder, Allende impulsó la reforma agraria, la cual, aunque aprobada durante el gobierno previo de la Democracia Cristiana, había tenido escasa aplicación; nacionalizó el cobre, una decisión que ni siquiera la dictadura pinochetista pudo revertir y que hoy, al decir de los chilenos, constituye "el sueldo de Chile"; también llevó a cabo proyectos y reformas sociales enmarcados en el concepto de una mayor participación de los trabajadores en la economía, que determinaron la disminución del desempleo al 4 %, un aumento del Producto Nacional Bruto hasta el 8,5 % y beneficios a los trabajadores del 51 al 63 % en el ingreso nacional. Por último, se

10

w w w. d e b a t e s o c i a l i s t a . o rg

comenzaron a dar pasos para la estatización de la banca y el comercio exterior. En las elecciones municipales de abril de 1971 el respaldo popular a la Unidad Popular creció hasta el 51 %. En ese contexto de intensas luchas políticas y sociales se produce en 1971, la visita de Fidel Castro a Chile. Resulta evidente que su objetivo era respaldar a Salvador Allende y contribuir a la unidad de las fuerzas de izquierda chilena, haciéndoles comprender la naturaleza revolucionaria del proyecto que encabezaba el presidente chileno. En tal sentido fue una clase magistral de dialéctica política; concebido como el gran propugnador de la lucha armada revolucionaria, Fidel Castro fue a Chile a legitimar la posibilidad de la opción pacífica hacia el Socialismo en ese país, sin dejar de advertir a los revolucionarios chilenos que debían prepararse para la brutal reacción contrarrevolucionaria y que la única manera de detenerla era no dejándose arrebatar las calles por la derecha. Su discurso de despedida en el Estadio Nacional, frente a una manifestación popular que no ha sido igualada, aún resulta profético para los chilenos. Les advirtió del golpe que venía y de su naturaleza fascista e insistió en que solo la unidad de los revolucionarios y la movilización popular los salvaría del desastre. La historia, siempre tan testaruda, nos coloca hoy día ante experiencias que se parecen mucho a la chilena. En varios países de América Latina diversos partidos y movimientos de izquierda han accedido al gobierno y con agendas más o menos radicales se plantean la transformación de sus países. Cada cual lo hace a partir de la adecuación de sus posibilidades, tradiciones y visión de la realidad, no hay fórmulas preestablecidas para el éxito, por lo que habrá que contar con avances y retrocesos en el proceso. Y es la Venezuela Bolivariana, la vanguardia de esta nueva etapa de los sueños y aspiraciones de los pueblos de Nuestra América. Recuerdo mis dos conversaciones con el compañero Presidente. La diferencia de edad era grande, sin embargo, la forma cultivada de aquél hombre, su hablar reflexivo y su actuar sereno, el humanismo y candor que transmitía, hizo que la conversación se desarrollara como entre viejos amigos y compinches. Así se lo dije en la primera ocasión con la frescura de los veinteañeros, y una risa contagiosa y transparente invadió el lugar donde nos encontrábamos y como surtidor nos llenó los sentidos "es que yo me siento de veinte y dos años, somos iguales", dijo. Las enseñanzas, del heroico Chile, el precio que pagó su pueblo por querer ser libre y darle participación a los excluidos de siempre, mantienen hoy toda su vigencia: debemos estar preparados para la reacción imperialista, la cual podrá expresarse en sus formas más burdas, pero también en otras más sutiles, y solo la unidad de las fuerzas revolucionarias, al frente de legítimos movimientos populares, conducirá al triunfo. Recordemos a Salvador Allende como lo que fue, un hombre íntegro, lleno de amor y lealtad hacia su pueblo, seguro de la victoria del Socialismo, ejemplo de coraje, convicción de principios y consecuencia en la acción. Sus enseñanzas radican en sus virtudes y sus falencias, en su dimensión humana que supo predecir que se abrirían las Grandes Alamedas por las que el pueblo vencedor transitaría. 1 Tomado de Patricia Verdugo: Allende: cómo la Casa Blanca provocó su muerte, Editorial Catalonia, Santiago de Chile, 2003, p. 29. 2 Idem, p. 94

MANUEL CABIESES DONOSO Cuando se me murió el Chico Díaz fue como una puñalada en la espalda. Me dejó mudo. El Chico fue mi compañero en la fundación de "Punto Final", mi mejor amigo y confidente. Para mis hijos era simplemente el Tío Chico. Cuando se aparecía por casa había que regalonearlo con las comidas que más le gustaban. Porque el Chico era de buen comer. Yo, en cambio, a pesar de sus pacientes lecciones, nunca pude pasar del arroz graneado con huevos fritos. El Chico Díaz y el Perro Olivares aprendieron a comer y beber fino en París, en el hotelito de Madame Sauvage, donde se hicieron inseparables del poeta Nicolás Guillén, aficionado también al trasnoche, el buen trago y las mujeres cariñosas. En París debe ser, no me acuerdo, donde el Chico "conoció" a la enana del circo de la que se enamoró perdidamente. Una historia más falsa que Judas que inventó el Negro Jorquera para hacer rabiar a la Amelia, la mujer del Chico, una pelirroja de cuerpo macizo -y ancestro español por más señasque ardía de celos cada vez que en una reunión el Negro se acordaba de la enana del circo. Y se acordaba en todas las reuniones. Pero no se crea que el Chico era pura risa y pasarlo bien. Por el contrario, era cosa seria cuando de hacer cosas serias se trataba. Tenía ya 45 años (y yo 32) cuando fundamos "Punto Final". Ambos trabajábamos en el diario "Ultima Hora" de Aníbal Pinto y Arturito Matte. El Chico tenía una larga carrera en el periodismo que inició en Valparaíso- y mucho prestigio como profesional. No sé bien cómo nos hicimos tan amigos porque éramos distintos en muchas cosas, hasta en aspecto físico. El chico, yo grandote. Cuando llegábamos a las reuniones de PF en casa de Jaime Faivovich -que se gastaba su sueldo de taquígrafo de la Cámara de Diputados para agasajarnos con ostras y vino blanco-, no faltaba alguien, el Perro Olivares, el Negro Jorquera, Hernán Uribe o el abogado Alejandro Pérez que anunciaba: "Ya llegó la yegua parida". Así y todo, al Chico y a mí nos gustaba caminar conversando por el centro de Santiago, ajenos a toda sonrisa irónica. Así

fue como un día -recuerdo que pasábamos frente a Falabella en Ahumada- a él o a mí, no estoy seguro, pero supongamos que a él, se le ocurrió el nombre de la revista que queríamos fundar. Punto Final dijo. Y así quedó. Queríamos una tribuna sin censura y que le pusiera punto final a un tema de actualidad. Los primeros números de PF, financiados con nuestros sueldos, fueron folletos de reducido tamaño. Todavía no llegábamos a la revista. El Chico y yo íbamos a venderlos a la puerta del Café Haití porque sólo unos pocos kioscos los aceptaban. Nuestros colegas periodistas pronosticaban corta vida a "Punto Final". El Pelado Augusto Carmona nos echó una mano y como era de jefe de prensa en el Canal 9, nos hizo un par de notas. No dejaba de ser curioso. Dos periodistas vendiendo folletos a las puertas de un café. Después del número 8 ó 9 ó 10, quizás (ni siquiera tenemos una colección para consultar) dimos el gran salto. "Punto Final" se convirtió en revista con distintas secciones y reportajes. El gran impulsor del cambio no fue un periodista sino un economista: Jaime Barrios Meza, que vino de vacaciones desde La Habana donde trabajaba con el Che. Nos inyectó ánimo y audacia. Había que atreverse. Pero el problema era el equipo. ¿Con quiénes hacer la revista? Ningún problema, dijo Jaime. Ahí estaban Augusto Olivares, Jaime Faivovich, Carlos Jorquera, Hernán Uribe y nosotros con el Chico, claro. Me convertí en director y él en secretario de redacción. ¿Y la plata? Ningún problema, dijo Jaime: letras y cheques a fecha y un gerente con capacidad para manejar las deudas con la imprenta. El abogado Alejandro Pérez era el indicado. Lo que faltara lo pondrían amigos y lectores de la revista. Y así fue. Es así como hemos llegado al 37 aniversario de PF...pero sin el Chico Díaz.

Su yerno, Osvaldo Rivera, también periodista, escribió: "Cuando fundó 'Punto Final' junto a Manuel Cabieses en 1965, ya sabía que -de alguna maneraestaba quemando las naves. Muchas veces discrepamos analizando posiciones en las que no coincidíamos. Pero en el exilio, el Chico Díaz demostró el temple de su consecuencia y la convicción de sus ideas". ("Morir es la noticia", Ernesto Carmona editor, 1997). En realidad ese temple yo se lo conocía de mucho antes. A una edad en que lo de "periodista militante" a muchos aún les parece ajeno, el Chico se hizo militante y revolucionario. Lo fue con pasión. Tuvo el honor de llevar a Cuba el Diario del Che que vino a nuestras manos… pero esta es otra historia. De la prensa legal el Chico pasó a la clandestina y en México dirigió la edición internacional de "Punto Final". Murió en el exilio, en Buenos Aires, el 14 de agosto de 1985, en la puerta del edificio donde vivía, de regreso de un viaje a Caracas. Lo supe porque yo estaba ahí, en Argentina, pero clandesta, así que no pude ayudar en las deshumanizadas gestiones para que la dictadura permitiera al Chico volver a su patria en un cajón de madera. Supe su muerte ese día porque acompañaba a mi hija Paca cuando llamó por teléfono al departamento del Chico y el conserje le contó que Mario había muerto de un ataque al corazón y que la policía revisaba sus papeles. Nunca he visto llorar a alguien tan desconsolada como a la Paca cuando me dijo que el Tío Chico había muerto. Me quedé mudo, sigo mudo. El dibujante Palomo le hizo un homenaje mediante una caricatura que está en mi oficina en "Punto Final". Que sirva de epitafio. Lo dice todo, mejor que yo

w w w. d e b a t e s o c i a l i s t a . o rg

11

Neftalí Reyes La Revolución de Allende, fue pacífica y fue verdadera, él buscó por medios distintos al Che los mismos fines. Es una gran enseñanza para los revolucionarios de hoy, seguir los pasos de Salvador Allende en los años en que la Revolución que él dirigía se debatía entre triunfar o morir. Veamos. Fragmentos del discurso de Allende en el Estadio Nacional al tomar posesión del gobierno el 5 de noviembre de 1970. Dijo el pueblo: "venceremos", y vencimos Aquí estamos hoy compañeros para conmemorar el comienzo de nuestro triunfo. Pero alguien más vence hoy con nosotros. Están aquí Lautaro y Caupolicán hermanados en la distancia de Cuauhtémoc y Tupac Amaru. Hoy, aquí entre nosotros, vence O´Higgins, que nos dio la independencia política celebrando el paso hacia la independencia económica. Hoy aquí con nosotros vence, Manuel Rodríguez… … De los trabajadores es la victoria. Del pueblo sufrido que soportó por siglo y medio, bajo el nombre de independencia, la explotación de una clase dominante incapaz de asegurar el progreso, y de hecho, desatendida de él. La verdad, lo sabemos todos, es que el atraso, la ignorancia, el hambre de nuestro pueblo y de todos los pueblos del Tercer Mundo, existen y persisten porque resultan lucrativos para unos pocos privilegiados… … Sabemos bien, por experiencia propia, que las causas reales de nuestro atraso están en el sistema. En este sistema capitalista dependiente, que, en el plano interno opone las mayoría necesitadas a minorías ricas; y en el plano internacional, opone los pueblos poderosos a los pobres; y los más costean la

12

w w w. d e b a t e s o c i a l i s t a . o rg

prosperidad de los menos. Heredemos una sociedad lacerada por las desigualdades sociales. Una sociedad dividida en clases antagónicas de explotadores y explotados… …contra todas estas formas de existencia se ha alzado el pueblo chileno. Nuestra victoria fue dada por la convicción, al fin alcanzada, de que sólo un gobierno auténticamente revolucionario podría enfrentar el poderío de las clases dominantes, y al mismo tiempo movilizar a todos los chilenos para edificar la República del pueblo trabajador. Esa es la gran tarea que la historia nos entrega… Allende dibujaba así al país que recibía, las causas de la pobreza y el hambre, y la voluntad del pueblo chileno, mediante un gobierno revolucionario, de cambiar ese mundo de miseria. Exploremos la vía para ese cambio que Allende proponía: …Vivimos un momento histórico: la gran transformación de las instituciones políticas de Chile. El instante en que suben al poder, por la voluntad mayoritaria, los partidos y movimientos portavoces de los sectores sociales más negados. Si nos detenemos a meditar un momento y miramos hacia atrás en nuestra historia, los chilenos estamos orgullosos de haber logrado imponernos por la vía política, triunfando sobre la violencia. Esta es una noble tradición. Es una conquista imperecedera, en efecto, a lo largo de nuestro permanente combate por la liberación, de la lenta y dura lucha por la igualdad y por la justicia, hemos preferido siempre resolver los conflictos sociales con los recursos de la persuasión, con la acción política. Rechazamos, nosotros los chilenos, en lo más profundo de nuestras conciencias, las

luchas fraticidas. Pero sin renunciar jamás a reivindicar los derechos del pueblo. Nuestro escudo lo dice: "Por la razón o por la fuerza" pero dice primero por la razón. Esta paz cívica, esta continuidad del proceso político, no es la consecuencia fortuita de un azar. Es el resultado de nuestra estructura socioeconómica, de una relación peculiar de las fuerzas sociales que nuestro país ha ido construyendo de acuerdo con la realidad de nuestro desarrollo… Queda dibujado el cuadro político en la chile de 1970: Un país dividido en clases antagónicas, con alto grado de explotación y miseria. Un gobierno revolucionario que llega al poder por vía electoral, que diagnostica que el mal está en el capitalismo, que la Revolución es la superación del capitalismo, y que eso, dada la tradición de Chile se puede hacer por vía pacífica. Avanzaba Allende por el camino pacífico que se habían trazado, y en 1971, en su primer informe al Congreso señalaba: …En el proceso revolucionario que vivimos, son cinco los puntos esenciales en que confluye nuestro combate político y social: la legalidad, la institucionalidad, las libertades políticas, la violencia y la socialización de los medios de producción; cuestiones que afectan al presente y al futuro de cada conciudadano… … nuestro sistema legal debe ser modificado. De ahí la gran responsabilidad de las Cámaras en la hora presente: contribuir a que no se bloquee la transformación de nuestro sistema jurídico. Del realismo del Congreso depende, en gran medida, que a la legalidad capitalista suceda la legalidad socialista conforme a las transformaciones socieconómicas que estamos implantando, sin que una fractura violenta de la juridicidad abra las puertas a

arbitrariedades y excesos que responsablemente queremos evitar (subrayado nuestro). El papel social ordenador y regulador que corresponde al régimen de derecho está integrado a nuestro sistema institucional. La lucha de los movimientos y partidos populares que hoy son gobierno ha contribuido sustancialmente a una de las realidades más prometedoras con que cuenta el país: tenemos un sistema institucional abierto, que ha resistido incluso a quienes pretendieron violar la voluntad del pueblo. La flexibilidad de nuestro sistema institucional nos permite esperar que no será una rígida barrera de contención. Y que igual que nuestro sistema legal, se adaptará a las nuevas exigencias para generar, a través de los cauces constitucionales, la institucionalidad nueva que exige la superación del capitalismo… El 4 de diciembre del 1971 en el discurso de despedida de Fidel, en el Estadio Nacional, Allende exponía: Nosotros teníamos conciencia hace mucho tiempo de que Cuba, en su historia era distinta a Chile, y por eso, de acuerdo a su propia realidad, buscó el camino que esa realidad exigía, y con las armas derrotaron la dictadura bastistiana y empezaron el duro y sacrificado esfuerzo por construir una nueva sociedad, una patria distinta, donde la dignidad alcanzara niveles individuales y colectivos como pueblo. Chile, de acuerdo a su historia y a su propia realidad, ha buscado su camino y ha empleado este camino para hacer posible, dentro de los marcos del sufragio, un Gobierno Popular nacional, auténticamente revolucionario y

democrático, para abrir también las anchas avenidas que nos conduzcan al Socialismo. Ya lo he dicho, por caminos distintos, Cuba y Chile han llegado a un proceso revolucionario, de una marcha profunda, no sólo por el tiempo sino por su propia realidad en Cuba, y nosotros dando los pasos necesarios para afianzar el proceso revolucionario y caminar presurosamente hacia las metas que nos hemos trazado. Hemos intensificado la reforma agraria y herido profundamente al latifundio, hemos estatizado la banca y hemos estatizado también diversos monopolios para fortalecer el área de la economía social, y al cumplir los aspectos fundamentales del Programa de la Unidad Popular nos hemos preocupado fundamentalmente del hombre y de la mujer de Chile, del niño, y del anciano, y de ahí la política de redistribución del ingreso para impedir que siguieran consagrándose en nuestra patria las diferencias brutales que marca el régimen capitalista, donde la explotación del hombre por el hombre es lo esencial(…) y por eso es que Chile presencia en este instante el ataque que viene implacablemente organizado desde afuera y que encuentra eco dentro, en sectores que añoran el poder y quisieran impedir el camino del gobierno de ustedes, del pueblo hecho gobierno. Y en este mismo discurso de despedida de Fidel, señala, acusa a la garra del imperio que ya aparecía claramente en el horizonte: …Ayer, las agencias informativas han señalado que los integrantes de una misión que enviara el presidente de los Estados Unidos a recorrer algunos países de América Latina han dicho que de Chile poco pueden decir, porque los

antecedentes y opiniones recogidas en los pueblos que visitaron, en las conversaciones que han tenido con sus dirigentes, se puede deducir que el Gobierno Popular tiene sus horas contadas. En la Revolución Chilena se daba un intenso debate teórico tratando de buscar el camino en aquellos días de turbulencia arreciada. En el informe que Allende presenta el Pleno del Partido Socialista, el 13 de marzo de 1972 expone su posición: … No está en la quiebra violenta del aparato estatal el camino que la Revolución Chilena tiene por delante(…) Se trata sí de transformar el aparato burocrático, el aparato del Estado, como totalidad, la propia Carta Fundamental, en su sentido de clase y, también, en sus manifestaciones institucionales individualmente consideradas. Lo hemos dicho durante años, está escrito en el programa de gobierno de la Unidad Popular y lo estamos llevando a cabo. La cuestión teórica que ello plantea reposa en un supuesto que aparece evocado en el Informe Político: el de si la institucionalidad actual puede o no negarse a sí misma, destruirse a sí misma, abriendo paso a un nuevo régimen institucional (subrayado nuestro). Para responder esta cuestión se requiere, previamente, tener en cuenta dos factores. En primer lugar, si el régimen institucional es o no abierto al cambio. En segundo lugar, qué fuerzas sociales están detrás del régimen institucional, dándole su fortaleza. Ambos factores se corresponde el uno al otro, ya que solo si el aparato del Estado no es infranqueable a las fuerzas sociales populares puede concebirse que la

“...La vía pacífica verdadera, presenta problemas teóricos no resueltos. Uno de ellos y muy importante es el del comportamiento frente a una oligarquía que al verse sin control de la legalidad que ella misma creó, se levanta contra esa legalidad, pero usándola como santuario para preparar un zarpazo, momento en el que se sale de la legalidad. Mientras esto pasa las revoluciones pacíficas verdaderas están maniatadas en la legalidad...”

w w w. d e b a t e s o c i a l i s t a . o rg

13

“...Otro problema a resolver es que las revoluciones pacíficas verdaderas, al permanecer en el campo de la legalidad, tienen que permitir la actividad impune de su peor enemigo, ahora con mucho más poder que cuando el gobierno de Allende, la actividad de los medios de comunicación, que tienen el objetivo de mermar el apoyo popular a la Revolución. Otro obstáculo que reclama solución, es la actividad de los reformistas en el campo revolucionario, que confunde, mina la confianza popular, y ya sabemos que Revolución debilitada es fácil presa del fascismo...” institucionalidad sea suficientemente flexible para tolerar las transformaciones estructurales sin que estalle automáticamente. Es concebible que esta cuestión teórica, tan fundamental, planteara dudas en cuanto a su respuesta hace año y medio. Pero no se puede aceptar que todavía sea objeto de una interpretación invertida. Es evidente, en la Revolución y en el Partido Socialista se discutía el asunto de la legalidad, de la institucionalidad, que ya la oligarquía no respetaba, y se discutía el cómo enfrentar al zarpazo de la oligarquía que ya se venía asomando en el horizonte. Allende era partidario de mantenerse dentro de la legalidad burguesa siempre, y ese pensamiento lo respaldó inmolándose. En el mismo discurso de despedida a Fidel, Allende advierte: Nadie puede descartar que la burguesía, en su escalada contra el régimen institucional, llegue a intentar provocar las condiciones de ruptura violenta. Los trabajadores organizados deben estar preparados concientes de ello, dispuestos a asumir el papel que les corresponde. En el tercer informe de gobierno, 21 de mayo de 1973, el Presidente Allende decía: … Por otra parte, la significación del resultado electoral [del 4 de marzo] la da el contexto histórico en que ha tenido lugar. La política gubernamental se ha traducido en el apoyo masivo que han recibido los partidos políticos que lo sustentan, el más alto que gobierno alguno haya alcanzado en los últimos 20 años tras 27 meses de gestión. El 4 de marzo ha sido reafirmada la vía chilena al Socialismo. Esto lo afirma Allende escasos 115 días antes del asalto final de la oligarquía. Y aquí entra en discusión otro asunto importantísimo: el apoyo electoral, es decir, el apoyo en la legalidad oligarca, y el apoyo a la hora que la oligarquía se sale del carril

14

w w w. d e b a t e s o c i a l i s t a . o rg

constitucional, la hora del enfrentamiento en la calle. Parecen ser dos apoyos de diferente calidad, el uno defiende, acontece mientras la legalidad no ha sido vulnerada, el otro defiende a la Revolución cuando la batalla se presenta en terreno de confrontación fuera de la legalidad, cuando la lucha política se agudiza y deviene en confrontación militar. El 22 de agosto, es decir seis meses y medio después del apoyo masivo en las elecciones del 4 de marzo, que se valora como una reafirmación de la vía chilena al Socialismo, Allende se dirige al pueblo de Chile, en estos términos: En el día de ayer los diputados de oposición han exhortado formalmente a las Fuerzas Armadas y Carabineros a que adopten una posición deliberante frente al Poder Ejecutivo, a que quebranten su deber de obediencia al Supremo Gobierno, a que se indisciplinen contra la autoridad civil del Estado, al que están subordinadas por mandato de la Carta Fundamental, a que asuman una función política, según las opiniones inscontitucionales de la mayoría de una de las ramas del Congreso… Tres días después el Presidente Allende dirigía una carta al General Prats, con motivo de su renuncia a la comandancia en jefe y su retiro del ejército. En ella le dice: El Ejército ha perdido su valioso concurso, pero guardará para siempre el legado que usted le entregara como firme promotor de su desarrollo… … los soeces ataques dirigidos contra usted constituyen una parte de la escalada fascista en la cual se ha llegado a sacrificar al Comandante de la Armada, mi edecán y amigo, Arturo Araya Peters, quien fuera ultimado por personas pertenecientes al mismo grupo social, que tronchó la vida del General Schneider. Es este un duro momento para Chile, que usted lo siente de manera muy profunda.

El gesto de su renunciamiento, motivado por razones superiores, no es la manifestación de quien se doblega o rinde ante la injusticia, sino que es la proyección de la hombría propia de quien da una nueva muestra de su responsabilidad y fortaleza. Todo ya estaba consumado, veinte días después sucedía el golpe de Pinochet, dirigido por el imperio norteamericano que había decretado el derrocamiento de Allende aun antes de tomar posesión, y de la oligarquía chilena cómplice del imperio. Salvador Allende cae en la Moneda, siempre fiel a sus creencias. La vía pacífica verdadera, presenta problemas teóricos no resueltos. Uno de ellos y muy importante es el del comportamiento frente a una oligarquía que al verse sin control de la legalidad que ella misma creó, se levanta contra esa legalidad, pero usándola como santuario para preparar un zarpazo, momento en el que se sale de la legalidad. Mientras esto pasa las revoluciones pacíficas verdaderas están maniatadas en la legalidad. Otro problema a resolver es que las revoluciones pacíficas verdaderas, al permanecer en el campo de la legalidad, tienen que permitir la actividad impune de su peor enemigo, ahora con mucho más poder que cuando el gobierno de Allende, la actividad de los medios de comunicación, que tienen el objetivo de mermar el apoyo popular a la Revolución. Otro obstáculo que reclama solución, es la actividad de los reformistas en el campo revolucionario, que confunde, mina la confianza popular, y ya sabemos que Revolución debilitada es fácil presa del fascismo. Quedan estos hechos para la reflexión, el estudio de quien transite la misma vía de la Revolución pacífica y verdadera…

LIBROS POR ENTREGA Esta modalidad de presentación de textos, utilizada con profusión por los clásicos, ha sido muy útil para la difusión y estudio de las ideas revolucionarias. Hoy, en Debate Socialista, retomamos esta modalidad. La abrimos presentando el trabajo del Che Guevara editado por Ocean Sur y el Centro de Estudios Che Guevara "Síntesis Biográfica de Marx y Engels" texto hasta ahora inédito, escrito por el Che Guevara después de la contienda internacionalista del Congo. Es una biografía en la que se refleja la esencia humanista de los fundadores del marxismo, así como el contexto y las reflexiones que sobre sus obras hiciera el Che. FRAGMENTO 7

Todo lo contrario ocurrió a dos antecesores en ese camino, Víctor Hugo y Proudhon, cuyos análisis de Napoleón, "el pequeño", como lo bautizara Hugo, tuvieron gran acogida entre el público lector. Estos fueron tiempos de recapitulación y de estudio. Marx publica La lucha de clases en Francia de 1848 a 1850 y El dieciocho brumario Luis Bonaparte. Engels, por su parte, escribe La guerra campesina en Alemania y Revolución y contrarrevolución Alemania. La tesis, sostenida por ambos, de que había que esperar mejores condiciones revolucionarias, chocó contra el fervor ciego de Willich, partidario de la acción a ultranza. Al fin, la pareja se separó del grupo de los emigrados con sus querellas estériles que los distraían de la tarea científica que se habían trazado. A propuesta de Marx, en noviembre de 1852, la liga de los Comunistas se declaró disuelta. Esta época de Londres es una de las más negras de la vida de Marx. Su amigo no ganaba todavía lo suficiente como para poder ayudarlo como quisiera, sin contar que debía mantener su hogar, donde moraba Mary Burns, muchacha irlandesa que fue compañera de Engels hasta su muerte. La única entrada eran los artículos del New York Herald Tribune que no siempre se publicaban (y, por ende, no se pagaban). El matrimonio Marx era impotente para vivir con las entradas producidas por los artículos del periódico yanqui, y como ya tuvimos la oportunidad de aclarar, ninguno de los cónyuges era genial en el prosaico y cotidiano arte de exprimir cada centavo y aprovecharlo a fondo. Por estos años, en 1855, se produjo la muerte de su hijo Edgar, que tantas señales amargas dejara en la existencia del matrimonio. Porque Marx fue siempre, no debemos olvidarlo, un individuo humano hasta la sublimación. Quiso a su mujer y a sus hijos con cariño único, pero debió anteponerles la obra de su vida. Doloroso fue en este padre y marido ejemplar el que sus dos amores, su familia y su dedicación al proletariado, fueran tan excluyentes. Él trataba de hacerlos compatibles,

pero siempre alienta en su correspondencia privada el eco de un escrúpulo, que apaga el razonamiento, ante la vida estrecha, a veces miserable, que debía sufrir su familia. En carta a Kugelmann de 1862, le dice: ...En 1861, debido a la guerra civil norteamericana, perdí mi principal fuente de ingresos, la New York Tribune. Mis colaboraciones a ese diario fueron suspendidas hasta el presente. De manera que fui obligado y estoy obligado, a aceptar una cantidad de trabajo de peón para no quedar en la calle junto con mi familia. Inclusive había decidido volverme un "hombre práctico", y estuve por tomar un empleo en una oficina ferroviaria a principios del año próximo. ¿He de llamarle buena o mala suerte?, la cuestión es que no conseguí el puesto debido a mi mala caligrafía. De modo que usted ve que tenía poco tiempo y poca paz para el trabajo teórico. En carta a Meyer, excepcional por lo patética (1867), se revuelve furioso contra todo: ¿Qué por qué nunca le contesté? Porque estuve rondando constantemente al borde de la tumba. Por eso tenía que emplear todo momento en que era capaz de trabajar para poder terminar el trabajo al cual he sacrificado mi salud, mi felicidad en la vida y mi familia. Espero que esta explicación no requiera más detalles. Me río de los llamados hombres "prácticos", y de su sabiduría. Si uno resolviera ser un buey, podría, desde luego, dar la espalda a las agonías de la humanidad y mirar por su propio pellejo. Pero yo me habría considerado realmente impráctico si no hubiese terminado por completo mi libro, por lo menos en borrador. Continuará…

w w w. d e b a t e s o c i a l i s t a . o rg

15

Por: Antonio Aponte www.ungranodemaiz.blogspot.com

DESPUÉS DE ALLENDE Allende llega al poder explorando la vía pacífica hacia el Socialismo, antes el Che había caído en combate boliviano, y esto significó, junto a otros factores, el cierre momentáneo de la vía armada hacia el Socialismo. Ahora bien, la vía armada era (es) una forma de expresión de la vía revolucionaria. Tanto la vía pacífica de Allende como la vía armada del Che tienen en común que son vías revolucionarias. Con la caída de Allende la vía pacífica se transforma, no "en la búsqueda de los mismos objetivos por otros medios" como le diría el Che a Allende en la dedicatoria de su libro Guerra de Guerrillas, sino en justificación del reformismo para entregar al Socialismo. El reformismo para desprestigiar a la Revolución asimila a los herederos ideológicos del Che, es decir, a los revolucionarios que se enfrentaron a los "dogmas y a las oligarquías", pero también al reformismo, los asimila con tremendismo, ultraizquierdismo, llegando al absurdo de culpabilizarlos de los triunfos de la derecha, de decir la canallada, por ejemplo, de que el MIR chileno fue culpable de la caída de Allende, o que Santucho fue culpable del arreciamiento de las dictaduras en Argentina. De esa manera, desprestigiando a los "ultras", enterrando a los tremendistas, enterraban en realidad al guevarismo. Así el campo les quedaba libre. Sólo los reformistas eran revolucionarios, los demás eran loquitos despreciables. Y, por derivación, ¡Guevara ya no tenía nada que decir a los revolucionarios de América! Y fue así, por obra de esa superposición de imágenes, que la

Revolución auténtica, el guevarismo, el fidelismo más puro, quedaron enterrados. No es de extrañar entonces que la Revolución Bolivariana pasara por el desierto previo a su triunfo, desierto producido por la hegemonía del reformismo y la pérdida de contacto con la tradición guevarista. Pero no es de extrañar tampoco, que en su evolución, después de desprenderse de la derecha civil y militar heredada de la cuarta, la hegemonía la tomara el reformismo, y por supuesto, que atacara con los epítetos de "ultraizquierdistas", "maximalistas", "miristas chilenos", "peligrosos para el proceso", a las posiciones revolucionarias. La Revolución Bolivariana en su evolución va desechando las posiciones reformistas y se va acercando a las posiciones realmente revolucionarias, o mejor, la Revolución Bolivariana tiene en ese movimiento su única esperanza de salvación. Si se mantiene en las posiciones reformistas el fracaso será inevitable. Es por eso que es imprescindible rescatar el pensamiento del Che y de sus seguidores en la América, reivindicar y estudiar con seriedad las posiciones y el pensamiento de Miguel Enríquez, de su MIR chileno, de Roberto Santucho y su PRT argentino. Es un error despachar a estos luchadores revolucionarios con el calificativo de loquitos o ultraizquierdistas, y endosarles derrotas que pertenecen a otras ideologías. La caída de Allende tiene mucho que enseñarnos, pero también la etapa después de Allende es fundamental para entender el presente de nuestra Revolución.

¡Chávez es Socialismo!

Related Documents

N12
June 2020 10
N12
October 2019 35
N12
December 2019 33
N12
May 2020 13
Destaques N12
April 2020 17
Selma Fernandez 2a N12
December 2019 21