Diana Figueroa Noveno “D”
MOBY DICK
Primer Capítulo: Me llamo Ismael, soy un marinero que después de haber estado algún tiempo sin viajar decidió hacerlo nuevamente; fui rumbo al Pacífico y después al Cabo de Hornos, al puerto ballenero de New Bedford yo buscaba una posada barata ya que no tenía mucho dinero, y así terminé en “El Mesón del Surtidor de la Ballena” el dueño, Peter Coffin cuyo apellido significaba en ingles “ataúd” me ofreció dormir en una habitación con un arponero. Me quedé esperando a que llegara para poder ver de quien se trataba, pero después de una larga espera decidí irme a dormir, ya acostado en la cama sentí que él había llegado, el no se había percatado de mi presencia así que se quito sus botas, el abrigo y su sombrero, yo me quede asombrado y aterrorizado al ver que aquel hombre tenía todo el cuerpo tatuado, la cabeza calva y además unas costumbres muy extrañas, de pronto tomo una funda negra que había traído y sacó de ella una cabeza disecada; eso fue lo último que aguante antes de ponerme a gritar como loco; para mi suerte el dueño llegó enseguida y lo tranquilizó como a un niño. Yo también ya tranquilo me acosté a dormir con aquel extraño arponero.
Segundo Capítulo: Al día siguiente empezó mi amistad con aquel grandulón llamado Quequeeg en el momento en el que yo le traduje unos cuadros que el veía con mucha atención, y el como agradecimiento por eso y por tratarle como una persona normal y no como un salvaje me regaló la cabeza disecada y
unas cuantas monedas, yo logré vender la cabeza y con aquel dinero pague la cuenta de los dos en aquella posada barata. Quequeeg parecía un salvaje y según lo que me contó deduje que sus antepasados eran caníbales, pero Quequeeg tenía un gran corazón y lo demostró cuando navegábamos en el “Moss” hacia Nantucket cuando uno de los marinos se burló de Quequeeg y el le respondió Quequeeg se metió en problemas y fue azotado; mas una hora después el marino burlón cayó al mar en una tormenta, y Quequeeg sin pensarlo dos veces y arriesgando su propia vida se lanzó al mar y lo salvó. En tierra firme decidimos navegar en el “Pequod”, ahí los dos oficiales que estaban a cargo nos preguntaron si conocíamos al capitán Achab y nos contaron algo acerca de él, una gran ballena le había dejado sin pierna; ya cuando nos embarcamos en aquel navío me asombró mucho que otros marinos nos advertían del capitán y mucho mas que éste no se había presentado para dirigir el barco mientras nos dirigíamos al Atlántico.
Tercer Capítulo: En el “Pequod” entre las personas mas importantes estaban los oficiales: Starbuck; después Stubb; y el tercero Flask que era el mas joven. Estos tres oficiales mandaban en las balleneras del “Pequod”, ellos ya habían elegido sus propios escuderos: Starbuck escogió a Quequeeg; Stubb a Tashtego; y Flask a un gigantesco negro llamado Daggoo. Un día mientras iba a mi turno logré ver por primera ves al capitán Achab tan solo por un momento pues regresó hacía su camarote enseguida. Pronto se acabaron los días de frío y comenzaron los calurosos y asoleados en los cuales contábamos historias y el capitán Achab se nos unió; parecía de tan buen humor, hasta que un día el oficial Stubb le reclamó por el ruido que hacía con su pierna de hueso de Charcalote por las
noches y no dejaba dormir; el capitán Achab enfureció y lo insultó mandándolo fuera de su habitación . Otro día el capitán Achab mandó a hacer formar a toda la tripulación sobre cubierta lo que no era muy común pues solo se lo hace cuando es sumamente importante.
Cuarto Capítulo El capitán Achab tomó una onza de oro en sus manos y nos explicó que esta valía 16 dólares y que se la daría al primero que viera a “Moby Dick”; en ese mismo momento los tres arponeros se pusieron a dar las características de la moustrosa ballena el capitán se mostró contento al saber que alguien la conocía, pero el oficial Starbuck no demostró lo mismo al, mas el capitán Achab como si no escuchara los reclamos siguió y nos hizo prometer que atraparíamos a aquella ballena, y para pasar el mar rato esa misma noche nos ofreció ron. Aunque los marineros por lo general no sentimos miedo, esa noche nos estremecimos al escuchar las escalofriantes historias acerca de la enorme ballena. Un día Archy, uno de los marineros nos contó de que había escuchado voces en el camarote del capitán y de seguro ahí tenía escondido a alguien, todos se burlaron de el, pero tuvimos un gran susto al ver que cuando se dio aviso de un manada de ballenas salieron de su camarote cinco hombres, uno de ellos era especial pues era amarillo y parecía llevarse muy bien con el capitán. Pronto estuvimos cazando a las ballenas, remamos y remamos hasta perdernos del barco, de pronto nos quiso hundir una de las ballenas, y después el gran oído de Quequeeg nos advirtió de que nuestro propio barco se nos venía encima y lo único que pudimos hacer fue saltar; pronto estuvimos de nuevo en el barco, y yo estaba mas que asustado pero mi fiel amigo Quequeeg no parecía estarlo.
Quinto Capítulo: Días después “Moby Dick” trató de llevarnos a algún sitio y el capitán siempre siguiéndola; un día se mostró un buen rato y el capitán ordenó capturarla pero ya en el mar ella desapareció, para luego aparecer un gran animal con tentáculos con los que podía llevarnos al fondo del mar, era un pulpo; todos escuchamos asombrados a Quequeeg casi alegre decir “después de pulpo gigante venir gran ballena” nos alejamos cuidadosamente para no despertar la furia de aquel animal; y así como dijo Quequeeg al día siguiente apareció una gran ballena que con grandes esfuerzos la cazamos y luego de servirnos un gran platillo con su carne; quitarle la grasa , limpiar la cubierta y colgar su cabeza a proa, todo eso había acabado; mas al duro capitán Achab no pareció importarle, el solo se interesaba por “Moby Dick” y lo demás era secundario, sin importancia.
Sexto Capítulo: Después de algún tiempo todos comentaban acerca de ese indio Fedalah y del capitán Achab ya que este obedecía todo lo que el indio decía. Un día mientras navegábamos vimos a un navío Alemán acercarse, su capitán nos pidió algo de aceite y como siempre nuestro capitán preguntó por “Moby Dick” el Alemán no la había visto lo cual desató la ira del capitán Achab; cuando el Alemán bajo del barco para dirigirse al de el se oyó el grito de que muy cerca venía una manada de ballenas; en cuestión de segundos las balleneras de los Alemanes ya estaban en alta mar y tras de ellas las nuestras. De pronto las ballenas viraron a todas las balleneras alemanas dejándonos paso libre a notros; pero algo extraño paso, una de las ballenas nos empujó en medio de las demás, con mucho miedo de morir aplastados y ya casi sin esperanzas el sombrero de Quequeeg se cayo al realizar una maniobra y una
de las ballenas sombrero.
nos abrió
paso al
irse persiguiendo al
Ya en el barco empezamos a captar un espantoso olor y pronto vimos a un navío francés que llevaba a una ballena en descomposición y a otra seca; explicándonos el oficial Stubb que ellos trataban de sacar de aquellas ballena ámbar gris y que este era muy costoso, pero el oficial abordó el navío y preguntó si alguien hablaba inglés respondiendo uno de los marineros el cual le explico que el capitán no entendía nada de lo que decía, así que podía decir lo que le diera la gana que el le diría lo necesario. Yo entiendo el francés así que entendí lo que el marinero le decía a su capitán; mientras el oficial le mandaba insultos por las apestosas ballenas que llevaba aquel navío el marinero le traducía que corría gran peligro al llevar a esas ballenas, que podía contraer muchas enfermedades, que precisamente nuestro navío había perdido a la mitad de sus tripulantes por la misma causa, tan pronto como escucho eso el capitán soltó a las ballenas. Pronto vimos a otro navío acercarse, era de Londres y se llamaba “Samuel Enderby” cuyo capitán había perdido su mano con la misma “Moby Dick”. Poco después mientras nos dirigíamos al sur el capitán Achab ordenó al herrero hacerle un arpón con las navajas con las que se afeitaba y con unos clavos muy extraños y además utilizó sangre en lugar de agua para que el herrero pudiera terminarlo. Séptimo Capítulo: Un día inesperadamente el vigía cayó al mar, le lanzamos la boya pero esta se hundió siendo así este el primer muerto de nuestra aventura. Apareció otro navío, cuyo capitán buscaba desesperado a su hijo ya que este se había perdido al tratar de cazar a “Moby Dick” mas nuestro capitán no lo ayudo pues dijo que teníamos que cazar a la horrible ballena Días después el arrepentimiento llegó, pero el capitán Achab seguía tan duro como siempre. Una tarde vimos a otro navío el cual había perdido una de sus lanchas por culpa de
“Moby Dick” , esa misma noche el capitán Achab dio el aviso de que se acercaba la gran ballena, lanzamos todas las lanchas al mar pero la ballena se vino sobre nosotros con una gran furia destrozando la lancha y desapareciendo. A la mañana siguiente volvió a aparecer y en lugar de huir se nos enfrentaba mas, la ballena enfurecida destruyó fácilmente los tres botes, menos el del capitán Achab; luego con una gran envestida destrozó el barco y los partió en dos; este se hundió llevándose a todos los tripulantes con el, el indio Fedalah quedo atrapado entre los arpones que tenía clavados la ballena en su lomo, al igual que el capitán Achab el cual luchó por librarse y con sus últimas fuerzas clavó el arpón en la ballena. No se si la ballena murió y se llevó consigo a su peor enemigo,”el capitán Achab”, pero lo que si se es que de toda la tripulación del “Pequod” el único que sobrevivió fui yo y fue gracias al ataúd que Quequeeg se había construido para el; no se cuanto tiempo pase en el mar solo recuerdo que el Rachel , el barco que estaba buscando al hijo del capitán fue el que me recogió y el capitán lo único que dijo después de escuchar el aterrador relato fue “Pobre hombre” “Que Dios lo haya perdonado”. Mi recuerdo va para mi fiel amigo”Quequeeg” que aún después de muerto me salvo la vida.