JUEVES • 16 • AGOSTO • 2007
PAULA MONACO FELIPE
“Mi gusto es y quien me lo quitará; solamente Dios del cielo me lo quita (…) Pero jovencita yo te he de seguir amando; pero chamaquita yo te he de seguir los pasos; y aunque me den de cuetazos, tope en eso, al cabo mi gusto es”, dice la popular canción ranchera, escrita por Alfonso Esparza Oteo. Y en la colonia Narvarte de esta ciudad, Mi Gusto Es... corresponde a una suerte de embajada del sabor norteño, un lugar imprescindible para quienes gusten de los mariscos y pescados frescos preparados al estilo de Sinaloa y Sonora en ambiente relajado, amable y sencillo, con rancheras, corridos y música de banda como fondo. Hace tres años, un par de amigos sinaloenses abrió un pequeño local como ocupación de fin de semana, sin más propósito que saciar su nostalgia culinaria, “porque son de allá y no había un lugar con comida verdaderamente de allá”, comenta Lorena Rodríguez, jefa de piso. Pero la realidad sobrepasó las previsiones, la afluencia creció y el local debió duplicarse. En poco tiempo resultó otra vez insuficiente y fueron abriéndose más espacios allí, además de tres sucursales en Toluca, estado de México, en Puebla, y en Cuernavaca, Morelos, y una próxima a inaugurarse en Polanco. La marisquería de la Narvarte cuenta con 33 trabajadores y tiene capacidad para recibir a unas 120 personas distribuidas en tres locales, que se encuentran sobre la misma calle, que deberá transitarse en busca de lugar, pasando por un taller mecánico y un cibercafé que quedaron en medio del territorio norteño. Ambientado con palmeras, “sólo faltó el mar para que sea el malecón de Mazatlán”, bromea el gerente, Rubén Corona.
Para los “compas” “Aquí todo es ciento por ciento Sinaloa”, advierten los responsables del restaurante. Y hasta el más mínimo detalle lo confirma, porque las expresiones norteñas abundan, la cerveza se enfría en hieleras y hasta los carteles dirigidos a los comensales empiezan con la palabra “compa”. El 90 por ciento de los clientes es originario del norte, y la mayoría llega allí “porque se ha pasado la voz”, comenta Rodríguez. Sin embargo, también se ha convertido en uno de los sitios preferidos de los deportistas (sobre todo peloteros y futbolistas), actores, cantantes y otros miembros de la farándula, ade-
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GASTRONOMIA 8a
■ La nostalgia, motor de tres jóvenes para acercar una auténtica tradición culinaria de su tierra
Mi Gusto Es... embajada del sabor de Sinaloa en la colonia Narvarte ■ Ambientado con palmeras, al restaurante sólo le falta “el mar para ser el malecón de Mazatlán”: Rubén Corona, gerente ■ La tonta, la borracha y los diablitos, algunas de las bebidas que se ofrecen
Rubén Corona muestra una de las especialidades de la casa: mariscos con salsa agridulce, cebollas y pepinos, en molcajete ■ María Meléndrez Parada
más de policías de la PFP “porque los van rolando y los que son del norte o les tocó por allá luego extrañan”, comentan. Sobre el por qué de tan surtida y especial clientela, el gerente asegura que las personas “están a gusto, cómodos, no tienen que llegar a un lugar formal”. Rodríguez agrega “aquí no tienen que guardar apariencias, es un restaurante ciento por ciento de la gente, hecho para que se sienta en su casa, y la comida es lo que más les gusta”. El jefe de cocina, Jorge Ibarra, recomienda el molcajete Mi Gusto Es, “porque trae de todo un poco” y es que el vistoso platillo, servido en un molcajete, incluye varios mariscos con salsa agridulce, cebollas y pepinos. El gerente sugiere el pescado zarandeado, “porque se asa en las brasas, igual que las verduras que lo acompañan, y se puede disfrutar en familia”.
Rodríguez, jefa de piso, dice que lo bueno es el aguachile, rojo o verde, “porque es un vuelve a la vida: si llegas crudo o no muy bien te levanta y además tiene un saborcito muy especial que no encuentras en otros platos o cocinas. “Aquí están acostumbrados a comer el camarón (y los mariscos) al estilo veracruzano, pero este sabor (del norte) es muy diferente”, agrega. Conscientes de la dificultad y el peligro que significa servir mariscos, los responsables aseguran que cuidan mucho el manejo de los insumos, que llegan dos veces a la semana “desde allá”, y se elaboran prácticamente al momento de su consumo. Más allá de las recomendaciones, la oferta es muy amplia y amerita varias visitas, porque incluye aguacallo, tacos gobernador (con machaca de camarón o marlin), gigantescas tostadas, cocteles y toritos, que son chiles norteños
rellenos de camarón o marlin. También camarones hawai (con piña) y cocosteños, empanizados en coco y bañados en salsa de mango. Todos ellos, acompañados con la picosísima salsa de la casa preparada con base en chiltepín y un cajón con una batería de otros 10 aderezos, que incluyen especialidades norteñas como Huichol (de Tepic, con chile cascabel), La Guacamaya (de Culiacán, con chiles varios) y Don Leonardo (de Mazatlán, con chile de árbol). Bebidas y postres de recetas de la casa completan el menú, porque hay flan con rompope, arroz con leche, pastel tres leches, mil hojas, tartas, pie de limón, café y té. Además, agua de cebada y bebidas locales como la tonta (ostión, cerveza y clamato) “porque te desatonta”; la borracha (chiltepín, almeja y caldo) “por-
que te lo quita”; y otra de camarón, ostión y cerveza. Tan destacadas son las cualidades de estos brebajes que hay ocasiones en que los empleados cuando llegan a trabajar se encuentran con una fila de crudos que piden: “¡sáquenme lo que sea!” A los clientes nuevos se les recomienda pedir diablitos, cuya receta no se devela porque constituye la particular bienvenida de la casa. Porciones abundantes. Costo promedio de 200 a 250 con entrada, plato fuerte y cerveza. Abierto todos los días, inclusive festivos, hasta las 19 horas entre semana y media hora más tarde de viernes a domingo. En fines de semana se recomienda reservar o llegar temprano y tener paciencia. Mi Gusto Es, Diagonal San Antonio 1709, casi esquina Dr. Vértiz, colonia Narvarte, teléfonos 5235-3217 y 5235-3218.