Mariela, por Feña Mariela discute con su espejo mientras el ruido de la calle convierte su habitación en el centro de un huracán de sonidos disonantes. Su ya crónico mal humor la obliga a cerrar las persianas de madera gris, ofuscada ante la prepotencia de la insomne ciudad. Ahora sí. Sólo ella y su espejo. Mariela y Mariela. Nadie más. Ambas saben que tienen una charla pendiente pero ninguna se atreve a comenzar. El silencio invade el cuarto por primera vez en años. Pero la tranquilidad es sólo momentánea. La discusión es cruel, profunda, eterna. Sólo ellas. Mariela y Mariela. Harta de tanta hipocresía, Mariela lanza su daga más ponzoñosa sobre el pecho descuidado de su eterno reflejo. - "No sos nada. ¿Quién sos? ¿Qué sos? Sólo un reflejo de mi perfección. Atrapada en un mundo de mentiras sin poder existir fuera de mí. El espejo no tarda en responder: - ""No sos nada. ¿Quién sos? ¿Qué sos? Sólo un reflejo de mi perfección. Atrapada en un mundo de mentiras sin poder existir fuera de mí. ¡Y te crees REAL! Mariela, entre furiosa, impotente y desconsolada golpea con tanta fuerza al espejo que su débil marco deja caer esa odiosa imagen al suelo para nunca más volver a ser. Segundos después el cuerpo de Mariela yace plácidamente, por primera vez en años, en el piso de esta habitación donde hoy, 12 meses después, sólo escucho una voz, la de Mariela.