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Número 577 resumen del 19 al 25 de enero de 2009
PUNTOS DE DEBATE
Manos a la obra Bajo un escenario cargado de optimismo y esperanza, el ya presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se posicionó en el cargo la pasada semana. En unos actos cargados del máximo simbolismo, con el telón de fondo el aniversario de Lincoln, el primer presidente afroamericano de unos de los países más poderosos del mundo pronunció un discurso que, más que evocar paisajismos políticos cargados de adornos barrocos, se caracterizó por la preservación de la frescura que le fue propia durante su carrera electoral, y sobre todo, de la capacidad de decir las cosas de forma franca y con la conciencia de lo que se requiere hacer: trabajar todos para sacar adelante un país. Elías Said.-
Palabras más o palabras menos, el discurso del presidente Obama no sólo dio cuenta del crudo escenario que tiene ante sí la sociedad estadounidense ante la crisis económica, sino también mostró un cambio de rumbo en torno al mayor rol que parece que tendrá el gobierno de aquel país, al momento de ejercer de actor para su desarrollo económico y social. Con un "manos a la obra y la necesidad de levantarse cada estadounidense para sacar al país adelante de la crisis que presentan, entre todos", Obama dio una muestra clara en torno a la conciencia que tiene de las limitaciones futuras. Pero además, dio esperanza a muchas personas, de Estados Unidos o no, sobre todo de lo que uno pide a cada presidente: franqueza y la capacidad de liderar un país con la seriedad que el cargo y responsabilidad amerita, sin el cinismo que nos he común encontrar en muchos de nuestros "líderes". Dificultades muchas tendrá Obama para lograr levantar a su país de la catástrofe económica que vive y que ha transferido al resto de los países, entre otros rasgos, herencia de la pasada administración Bush. Pero, sin tener éste apenas tiempo para revertir la esperanza que a muchos nos genera su discurso, sus palabras de investidura sólo reafirman el merecido voto de confianza que se ha logrado ganar en muchos de nosotros. No espero una gran cantidad de transformaciones de Estados Unidos, sobre todo en materia internacional. Pero sí anhelo que los cambios de giro que surjan sean de alto valor cualitativo, por ejemplo, que se retorne un mayor respeto a los Derechos Humanos al menos, y no la "política diplomática de la bota o fusil" por delante. Se dice que son cien los días que suele durar la boda que tienen los políticos con quienes los eligen. Veremos qué pasa una vez que vaya transcurriendo este tiempo y el resto de su mandato. Lo único que vislumbro es el peso que tiene ante sí Obama por lo que él significa para muchos, como icono de un pueblo ajeno al poder (los afroamericanos), más comedido y racional que el último al mando de Estado Unidos, y sobre todo, como muestra de lo que uno echa de menos de quienes lideran a nuestros países, ya que no se piden mesías, sino personas que lideren un país desde la franqueza y suficiente capacidad y honestidad para decirle al resto del colectivo "no puedo solo, les necesito", sin que ello signifique incompetencia, ni mucho menos falta de responsabilidad.
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26/01/2009