This document was uploaded by user and they confirmed that they have the permission to share it. If you are author or own the copyright of this book, please report to us by using this DMCA report form. Report DMCA
No puedo con mi hija, mi marido, mi hermano, mi padre ... Este es el preámbulo de las entrevistas de la atención al público en los servicios sociales municipales. Es la frase más escuchada en los programas de familia de los últimos años. Cada vez son más las familias que vienen hundidas en sus propias arenas movedizas. No hay un agente externo que cause sus problemas, es su propia vida familiar, sus propias relaciones , el resultado de su trabajo educativo y de sus vivencias diarias.
Siempre se ha apreciado el miedo de muchos padres a tener problemas con sus hijos relativos al alcohol, consumo de drogas duras, malas compañías ..... etc, y la realidad es que a día de hoy, muchos de los problemas de los padres con los hijos y viceversa es su escasa o nefasta comunicación. No sabemos comunicarnos, no tenemos tiempo para hacerlo, no estamos dispuestos a educar ni a ser educados por los que nos rodea y preferimos que sean otros (colegios, amigos, programas televisivos ...) quienes lo hagan por nosotros.
Pues no compañeros, debemos interiorizar en nuestros vagos cerebros que tenemos que ser nosotros quienes resolvamos los problemas que nosotros mismos nos estamos provocando en esta sociedad de la comunicación a través de los medios, de las actividades extra escolares, en vez del juego diario y de la educación académica, no familiar.
Este es el perfil que observamos quienes trabajamos en Programas de Familia de los Servicios Sociales, y es un perfil que tiende al aumento y se hace cada vez más insostenible y más difícil de resolver por nuestros propios medios.
La instauración del Programa de Orientación y Mediación Familiar, ha sido la mejor arma de ataque ante la “Guerra de la Familia”. Muchas unidades familiares que han venido con el ahogo de no poder con su situación, con la angustia de pensar que no hay solución alguna ante su problema, y lo más triste, con la sensación de que la causa nunca ha estado en ellos, se han topado con la realidad frente a frente, y esa realidad vista a través de las Terapias con los profesionales del programa, les ha demostrado que es tan sencillo como “Jugar a ser familia”, y asumir cual es tu rol en ese juego, teniendo la posibilidad a ratitos de jugar internamente dentro de otro rol.
La comunicación verbal, los apretones de manos, el tacto y la sonrisa han vencido a la educación externa. Estamos aprendiendo a comunicarnos y a querernos en la relación más arraigada que existe que es la comunicación familiar.
Las Terapias Familiares están siendo claves para la resolución de problemas en el ámbito familiar que es la lacra de las familias de este siglo.
Si nos es imprescindible el médico para nuestra salud física y mental y el maestro como transmisor de conocimientos, creanme, necesitamos al Orientador familiar para la recomposición de la familia en su estado más puro.
Mª Elena Nortes Martínez. Trabajadora Social del Programa de Familia y Convivencia del Excmo. Ayuntamiento de Molina de Segura.