LOPE DE VEGA
envidia me la quitó,
-SELECCIÓN-
y envidia os quita la vida.
Del Romance pastoril Romance de Filis
Piérdase vuestra amistad,
El tronco de ovas vestido
pues que se perdió la mía
de un álamo verde y blanco,
que no ha de haber compañía
que entre espadañas y juncos
donde está mi soledad.
bañaba el agua de Tajo,
Tan sólo pena me da,
y las puntas de su altura
tórtola, el esposo tuyo,
del ardiente sol los rayos,
que tú presto hallarás cuyo,
y en todo el árbol dos vides
pues Filis le tiene ya-».
entretejían mil lazos;
Esto diciendo el pastor,
y al son del agua y las ramas
desde el tronco está mirando
hería el céfiro manso
adónde irán a parar
en las plateadas hojas,
los amantes desdichados.
tronco, punta, vides, árbol.
Y vio que en un verde pino
Éste con llorosos ojos
otra vez se están besando;
mirando estaba Belardo
admiróse y prosiguió
por qué fue un tiempo su gloria
olvidado de su llanto:
como agora es su cuidado.
«-Voluntades que avasallas,
Vio de dos tórtolas bellas
Amor, con tu fuerza y arte,
tejido un nido en lo alto,
¿quién habrá que las aparte,
y que con arrullo ronco
que apartallas es juntallas?
los picos se están besando.
Pues que del nido os eché
Tomó una piedra el pastor
y ya tenéis compañía,
y esparció en el aire claro
quiero esperar que algún día
ramas, tórtolas y nido,
con Filis me juntaré-».
diciendo alegre y ufano: «-Dejad la dulce acogida, que la que el amor me dio,
Romance de Belisa Hortelano era Belardo
de las huertas de Valencia,
y ajenjos para las feas.
que los trabajos obligan
De los vestidos que un tiempo
a lo que el hombre no piensa.
trujo en la Corte, de seda,
Pasado el hebrero loco,
ha hecho para las aves
flores para mayo siembra,
un espantajo de higuera.
que quiere que su esperanza
Las lechuguillazas grandes,
dé fruto a la primavera.
almidonadas y tiesas
El trébol para las niñas
y el sombrero boleado
pone al lado de la huerta,
que adorna cuello y cabeza,
por que la fruta de amor
y sobre un jubón de raso
de las tres hojas aprenda.
la más guarnecida cuera,
Albahacas amarillas,
sin olvidarse las calzas
a partes verdes y secas,
españolas y tudescas.
trasplanta para casadas
Andando regando un día,
que pasan ya de los treinta
viole en medio de la higuera
y para las viudas pone
y riéndose de velle,
muchos lirios y verbena,
le dice desta manera:
porque lo verde del alma
-¡Oh ricos despojos
encubre la saya negra.
de mi edad primera
Toronjil para muchachas
y trofeos vivos
de aquellas que ya comienzan
de esperanzas muertas!
a deletrear mentiras,
¡Qué bien parecéis
que hay poca verdad en ellas.
de dentro y de fuera,
El apio a las opiladas
sobre que habéis dado
y a las preñadas almendras,
fin a mi tragedia!
para melindrosas cardos
¡Galas y penachos
y ortigas para las viejas.
de mi soldadesca,
Lechugas para briosas
un tiempo colores
que cuando llueve se queman,
y agora tristeza!
mastuerzo para las frías
Un día de Pascua
os llevé a mi aldea por galas costosas,
Pues que le hurtáis el laberinto a Creta,
invenciones nuevas.
A Dédalo los altos pensamientos,
Desde su balcón
La furia al mar, las llamas al abismo,
me vio una doncella con el pecho blanco
Si aquel áspid hermoso no os aceta
y la ceja negra.
Dejad la tierra, entretened los vientos:
Dejose burlar,
Descansaréis en vuestro centro mismo.
caseme con ella, que es bien que se paguen tan honrosas deudas.
Rima 70 Quiero escribir y el llanto no me deja;
Supo mi delito
Pruebo a llorar y no descanso tanto;
aquella morena
Vuelvo a tomar la pluma y vuelve el llanto:
que reinaba en Troya
Todo me impide el bien, todo me aqueja;
cuando fue mi reina. Hizo de mis cosas
Si el llanto dura, el alma se me queja;
una grande hoguera,
Si el escribir, mis ojos, y si en tanto
tomando venganzas
Por muerte o por consuelo me levanto,
en plumas y letras.
De entrambos la esperanza se me aleja.
Rima 1
Ve, blanco, al fin, papel, y a quien penetra
Versos de amor, conceptos esparcidos,
El centro de este pecho que me enciende
Engendrados del alma en mis cuidados,
Le di (si en tanto bien pudieres verte),
Partos de mis sentidos abrasados, Con más dolor que libertad nacidos;
Que haga de mis lágrimas la letra, Pues ya que no lo siente, bien entiende:
Expósitos al mundo en que perdidos,
Que cuanto escribo y lloro todo es muerte.
Tan rotos anduvisteis y trocados Que sólo donde fuisteis engendrados, Fuérades por la sangre conocidos;
De Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos Propone lo que ha de cantar en fe
los méritos del sujeto Celebró de Amarilis la hermosura Virgilio en su bucólica divina.
De Garcilaso es este verso, Juana; Todos hurtan, paciencia, yo os le ofrezco; Mas volviendo a mi amor, dulce tirana,
Propercio de su Cintia, y de Corina Ovidio en oro, en rosa, en nieve pura;
Tanto en morir y en esperar merezco, Que siento más el verme sin sotana
Catulo de su Lesbia la escultura
Que cuanto fiero mal por vos padesco.
A la inmortalidad pórfido inclina; Petrarca por el mundo, peregrina, Constituyó de Laura la figura;
Discúlpase con Lope de Vega de su estilo Lope, yo quiero hablar con vos de veras,
Yo, pues Amor me manda que presuma
Y escribiros en verso numeroso,
De la humilde prisión de tus cabellos,
Que me dícen que estáis de mí quejoso,
Poeta montañés, con ruda pluma,
Porque doy en seguir Musas rateras.
Juana, celebraré tus ojos bellos,
Agora invocaré las verdaderas,
Que vale más de tu jabón la espuma
Aunque os sea (que sois escrupuloso)
Que todas ellas, y que todos ellos.
Con tanta Metafísica enfadoso, Y tantas categóricas quimeras.
Encarece su amor para obligar a su dama a que lo premie Juana, mi amor me tiene en tal estado Que no os puedo mirar cuando no os veo;
Comienzo pues: “¡Oh tú, que en la risueña
Aurora imprimes la celeste llama, Que la soberbia de Faetón despeña!”;
Ni escribo ni manduco ni paseo, Entre tanto que duermo sin cuidado.
Mas, perdonadme, Lope, que me llama Desgreñada una musa de estameña,
Por no tener dineros no he comprado
Celosa del tabí de vuestra fama.
(¡Oh Amor cruel!) ni manta ni manteo; Tan vivo me derrienga mi deseo En la concha de Venus amarrado.
Conjura un culto y hablan los dos De medio soneto abajo
-Conjúrote, demonio culterano, Que salgas de este mozo miserable, Que apenas sabe hablar (¡caso notable!), Y ya presume de Anfión tebano.
Mal afecto de mí, con tedio y murrio, Cáligas diré ya, que no griguiescos, Como en el tiempo del pastor Bandurrio.
Por la lira de Apolo soberano Te conjuro, cultero inexorable,
Estos versos, ¿son turcos o tudescos?
Que le des libertad para que hable
Tú, letor Garibay, si eres bamburrio,
En su nativo idioma castellano.
Apláudelos, que son cultidiablescos.
-¿Por qué me torques bárbara tan mente?;
¿Qué cultiborra y brindalín tabaco Caractiquizan toda intonsa frente?
-Habla cristiano, perro. –Soy polaco. -Tenedle, que se va. –No me ates, tente. Suéltame. -¡Aquí de Apolo! -¡Aquí de Baco!
De La Doratea Pululando de culto, Claudio amigo, Minotaurista soy desde mañana; Derelinquo la frasi castellana, Vayan las Solitúdines conmigo.
Por precursora, desde hoy más me obligo Al aurora llamar Bautista o Juana, Chamelote la mar, la ronca rana Mosca del agua, y sarna de oro al trigo.