La Añañuca Es una flor típica de la zona norte de nuestro país, que crece específicamente entre Copiapó (Región de Atacama) y el valle de Quilimarí (Región de Coquimbo). Pocos saben que su nombre proviene de una triste historia de amor. Cuenta la leyenda que, en tiempos previos a la Independencia de Chile, en la localidad de Monte Patria, vivía Añañuca, una bella joven indígena que todos los hombres querían conquistar, pero nadie lograba. Un día llegó al pueblo un minero que andaba en busca de un tesoro. Al conocer a Añañuca, surgió el amor entre ambos, por lo que decidieron casarse. La pareja fue feliz durante un tiempo, pero una noche, el joven tuvo un sueño donde un duende le revelaba el lugar en donde se encontraba la mina que por tanto tiempo buscó. A la mañana siguiente, sin avisarle a nadie, ni siquiera a su mujer, partió a buscarla. Añañuca, desolada, lo esperó y esperó, pero pasaban los días, las semanas, los meses y el joven minero nunca regresó. Se dice que éste habría sido víctima del espejismo de la pampa o de algún temporal, causando su desaparición y, presuntamente, su muerte. Añañuca pronto murió, producto de la gran pena de haber perdido a su amado. Fue enterrada por los pobladores en pleno valle en un día de suave lluvia. Al día siguiente, salió el sol y todos los vecinos del pueblo pudieron ver un sorprendente suceso. El lugar donde había sido enterrada la joven se cubrió por una abundante capa de flores rojas. Desde ese momento, se asegura que esta joven se convirtió en flor, como un gesto de amor a su esposo, ya que de esta manera permanecerían siempre juntos. Así fue como se le dio a esta flor el nombre de Añañuca.
Ten-Ten Vilú y Cai-Cai Vilú La Gran Isla de Chiloé fue hace siglos una porción de tierra unida al continente, sin islas de mayor importancia. Pero en algún momento todo esto cambió. Según cuentan los aborígenes del lugar, todos vivían en una gran armonía con la naturaleza y los dioses o pillanes que los cuidaban. Uno de ellos, el más importante a nivel local era la serpiente benigna Ten-Ten Vilú (del Mapudungun Ten-Ten que significa tierra y Vilú que significa culebra) que representa a la tierra. En cierto momento Ten-Ten Vilú había advertido a los hombres que vivían con ella, que iba a llegar un día para el cual debían estar preparados, pues despertaría la serpiente maligna Cai-Cai (de Cai-Cai que significa agua y Vilú que significa culebra), que representa a el mar y las aguas en general. Y llegó un día en que esta advertencia se hizo realidad. Cai-Cai Vilu, había despertado con una furia inmensa, provocando que las aguas poco a poco ocuparan los lugares cercanos al mar. Los hombres corrían despavoridos para salvarse, pidiendo ayuda a Ten-Ten Vilú, para que los cobijara y ayudara. Ten–Ten, al ver la maldad de Cai–Cai, que cubría las tierras, convirtiendo a los hombres en peces, al igual que todos los animales terrestres que eran alcanzados por el agua, empezó a elevar las tierras y salvar a los hombres de las aguas que se elevaban cada vez más y más. En ese momento las dos fuerzas antagónicas, Ten-Ten y Cai-Cai, se textualmente se trenzaron en un horrible combate, destruyendo por la furia de la lucha, aldeas, bosques y todo lo que se encontraba alrededor. Como consecuencia del violento encuentro dieron nacimiento a tantas islas como tiene hoy en día el archipiélago de Chiloé. Al final, las fuerzas benignas de Ten-Ten, ganó en parte la batalla, expulsando a Cai-Cai a las profundidades del mar. Los hombres agradecieron a Ten-Ten su ayuda y esta les hizo prometer no dejarse llevar por la maldad y las ambiciones del mundo, ayudando siempre a la naturaleza y extrayendo de ella sólo lo necesario para sobrevivir, porque si en algún momento vuelven a tentarse con estas cosas, despertaría de nuevo Cai-Cai Vilú, para castigar a los hombres y vengarse por su derrota, tratando de devastar la vida en la tierra nuevamente. Se dice también que Ten-Ten se manifiesta a través de un cerro mitológico que se eleva para escapar de las aguas, por eso es bastante común encontrar cerros en Chiloé y alrededores a los cuales los lugareños llaman Ten-Ten.