Leyenda De La Flor Del Seibo

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  • Words: 720
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LEYENDA DE LA FLOR DE SEIBO La Eritryna Crista-Galli o seibo es un árbol que vive en toda la Mesopotamia argentina, Buenos Aires, Santa Fe, Santiago

Si bien la madera de este tradicional árbol no sirve para construcción alguna, ya que cuando está seca es muy liviana por

na, Buenos Aires, Santa Fe, Santiago del Estero, Chaco, Formosa, Salta, Jujuy y Tucumán y en diversos países de América, alcanzan

e cuando está seca es muy liviana por lo cual se la utiliza para la construcción de recado de caballos y para la fabricación de bombos y

diversos países de América, alcanzando una altura de hasta 26 metros. El seibo ocupa su lugar en la farmacopea tradicional y popula

allos y para la fabricación de bombos y tambores, que se hacen con las secciones mas gruesas del tronco y mas recta ahuecándose c

en la farmacopea tradicional y popular, de las virtudes terapeúticas que los indígenas le atribuían nos hablan los cronistas de la época

del tronco y mas recta ahuecándose con hachuelas hasta dejar un grosor en las paredes de algo más de cinco milímetros. Este árbol d

an nos hablan los cronistas de la época: Cuando los indios han sido mordidos o rasguñados por un tigre, toman la corteza de este árbo

o más de cinco milímetros. Este árbol da una flor roja que asemeja a una cresta de gallo de ahí deriba su nombre científico, considerad

un tigre, toman la corteza de este árbol ( nainic) , la machacan e hierben en agua, colocándose compresas calientes con ella, y de esta

deriba su nombre científico, considerada hoy flor nacional por Decreto del Poder Ejecutivo, tiene ella una hermosa leyenda cuyo origen

compresas calientes con ella, y de esta manera se les pasa el pasmo que causa el veneno de las garras y dientes y sanan en corto tie

ella una hermosa leyenda cuyo origen folklórico realmente no está probado. Dice así: Anahí era la india más fea de una belicosa e ind

s garras y dientes y sanan en corto tiempo.

la india más fea de una belicosa e indomable tribu, pero su voz tenía las sonoridades más bellas. Su humilde choza estaba a orillas de

s. Su humilde choza estaba a orillas del inquieto Paraná. Habiendo caído prisionera en una de las frecuentes incursiones de sus indios

s frecuentes incursiones de sus indios, fue condenada una noche a morir ardiendo en una hoguera, por haber dado muerte al centinel

por haber dado muerte al centinela que la vigilaba. C

era, por haber dado muerte al centinela que la vigilaba. Cumplióse la horrible sentencia y viose a Anahí sumergirse en las llamas rojiza

o muerte al centinela que la vigilaba. Cumplióse la horrible sentencia y viose a Anahí sumergirse en las llamas rojizas del incendio, agit

a Anahí sumergirse en las llamas rojizas del incendio, agitarse su cuerpo, y el árbol y ella transfigurarse súbitamente. Las primeras y so

en las llamas rojizas del incendio, agitarse su cuerpo, y el árbol y ella transfigurarse súbitamente. Las primeras y sonrosadas claridade

urarse súbitamente. Las primeras y sonrosadas claridades del alba alumbraron la flor del seibo, que venía a encarnar el alma de la ind

e. Las primeras y sonrosadas claridades del alba alumbraron la flor del seibo, que venía a encarnar el alma de la india y la de su tribu, d

que venía a encarnar el alma de la india y la de su tribu, desaparecida como tantas otras ante el aluvión inmigratorio. Es la flor triste y

nar el alma de la india y la de su tribu, desaparecida como tantas otras ante el aluvión inmigratorio. Es la flor triste y solitaria de la vene

aluvión inmigratorio. Es la flor triste y solitaria de la veneración - ha dicho alguien - y en su forma viva palpita una oculta ternura, es el

o. Es la flor triste y solitaria de la veneración - ha dicho alguien - y en su forma viva palpita una oculta ternura, es el alma de Anahí, la r

a viva palpita una oculta ternura, es el alma de Anahí, la reina fea de dulce voz, se anida en la flor del seibo.-

culta ternura, es el alma de Anahí, la reina fea de dulce voz, se anida en la flor del seibo.-

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