¿Te gusta leer? ¿Prefieres hacerlo en voz alta o en silencio? A través de la lectura damos vida a los textos escritos. Si es en voz alta, hacemos partícipes a los demás de lo que otros nos han transmitido a través de los libros. LA LECTURA La lectura es la acción de pasar la vista por un texto escrito, comprendiendo su significado. La lectura puede hacerse de dos formas: oral (en voz alta) y mentalmente (en silencio). LA LECTURA ORAL Y LA ENTONACIÓN Los textos transmiten significados, sentimientos, emociones, estados de ánimo, como alegría, pena, dolor, disgusto, asombro, ironía, etc. Cuando leemos en voz alta, reflejamos estos distintos significados modulando la voz, modificándola o variándola, dependiendo de lo que queramos expresar. Por esto es muy importante dar a los signos de puntuación la entonación adecuada, ya que el silencio de las pausas y el tono con que acompañemos la lectura ayudan a comprenderla mejor. Asimismo, podemos destacar las palabras o frases más importantes con la intensidad y el volumen con que pronunciemos determinadas sílabas o frases; con el timbre, grave o agudo, de voz que utilicemos, y con el ritmo, rápido o pausado, que demos a la lectura. Una correcta dicción (pronunciación) y una modulación adecuada de la voz hacen el texto mucho más expresivo y atractivo al lector. ¿PARA QUÉ SIRVE LA LECTURA EN VOZ ALTA? Dominar la técnica de la lectura en voz alta: •
facilita la memorización de aquello que tenemos que estudiar, al hacer intervenir el sentido del oído, además del de la vista;
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permite compartir con los demás el placer de leer;
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es imprescindible para transmitir oralmente una información escrita;
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ayuda a recitar o dramatizar textos.
RECURSOS PARA LEER BIEN EN VOZ ALTA a) Si la lectura no se puede preparar con anterioridad, conviene: •
Controlar los nervios, superar la timidez y acompasar la respiración, para poder dominar la voz.
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Concentrarse en el texto, observando los párrafos e intentando abarcarlos lo antes posible. Vocalizar correctamente letras y sílabas, evitando hacer sinalefas (unión de unas palabras con otras) que puedan llevar a confusión a quien escucha. Dar a las palabras la acentuación y a las frases la entonación adecuadas para que el texto resulte expresivo.
b) Si disponemos del texto con antelación, tendríamos que: • • • • • •
Leerlo detenidamente hasta comprender bien su significado, finalidad, motivaciones, etc. Tratar de recordarlo sin tener que leer cada una de las palabras. Marcar las palabras o frases que debamos destacar subrayándolas, utilizando mayúsculas o con colores. Visualizar los párrafos y las ideas principales de estos, a fin de utilizar el texto solo como una guía y poder mirar, de vez en cuando, a los oyentes. Decidir el ritmo y la velocidad adecuados, marcando de forma diferente las pausas breves o largas, el tono elevado o descendente, etc. Ensayar la lectura frente a un espejo o grabándola, a fin de detectar y corregir los posibles fallos y evitar la monotonía de la voz.
LA LECTURA MENTAL La lectura mental es más rápida que la oral, puesto que, para ver lo escrito, precisamos menos tiempo que para pronunciarlo. Es muy útil para hacer una lectura rápida del texto o para repasar los apuntes antes de un examen. Cuando aprendemos a leer, centramos nuestra atención en las sílabas que forman las palabras, e incluso necesitamos volver a releer parte del texto para comprender su significado. Pero, a medida que adquirimos destreza en la lectura, que la vamos dominando, nuestros ojos van percibiendo cada vez mayor número de palabras, permitiéndonos recorrer todo el renglón con solo dos o tres golpes de vista continuados y hacer una lectura global que nos ayuda a acordarnos de lo leído. Debemos ejercitarnos todos los días en la lectura para evitar silabear o mover los labios mientras leemos, pero también para que nuestra velocidad lectora aumente y nuestro estudio sea más eficaz.