- ELIACIOIAL
Las locuras
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y la guillotina a opinión general es que se ha ido demasiado lejos con lo de los auxilios bancarios. Y ·Ios hechos, por supuesto. dispensan cierta veracidad a tal juicio. En realidad. ésta es una opinión forzosa. necesaria e inteligente. Y lo cierto es que se ha tratado de una pérdida atroz e infame de dinero, de un acto negligente e hipócrita de caridad que haría parecer a la dádiva más ecuánime un evento burlesco. Se ha tratado de una pérdida de esfuerzos de energía. de salud. O. para decido con palabras de Wiston Churchill. puro ••...sangre. sudor y lágrimas". No obstante. se sigue incurriendo en el desatino: las lágrimas. la sangre y el sudor aún no terminan de correr y. absurdamente. se le entregan siete mil millones al Banco Andino. Por otra parte, el auxilio a los bancos intervenidos ha ocasionado más dificultades
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y exacciones de las que se piensa. No se ha tratado tan sólo de los auxilios -gravosos y pesados en sí mismos- sino también del oneroso y arduo trabajo de recuperarlos: el que, después de casi dos años. aún no termina. Para calibrar. levemente tales exacciones. sería menester considerar los gastos que ha acarreado la recuperación. Tan sólo en las jornadas de la Procuraduría Genera! de la República. del Saper y de Fogade. los gastos han sido enormes. Hay que pensar en todas las ocupaciones que hubo que efectuar; en los traslados de los abogados a los lugares donde se hallaban los bienes de las empresas deudoras; en la movilización de los jueces encargados de las notificaciones- y de muchas otras autoridades; en el tiempo que se necesitó para ocupar los bienes de los deudores en los registros subalternos; en el trabajo operativo de Fogade y pare usted de contar. En síntesis, la caridad y los auxilios se multiplicaron. El trabajo de vaciado fue sencillo. pero el de llenado ha costado un poquito más. Con todo. los auxilios continúan y con ellos la impunidad que ha permitido
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expresa de los editores
Miércoles, 27 de diciembre de 1995
lloncitos para gastos secretos. Y probablemente el gobierno auxilie a todos los bancos posibles. imaginables y venideros.
y aunque resulta poco probable que los auxilios y sus onerosos accesorios puedan ser recuperados alguna vez, tal vez se ilumine la mente o el corazón del gobierno y en su afán caritativo se le ocurra auxiliar a algunos organismos un poco más necesitados ¿Por qué no a los hospitales del área metropolitana: verbigracia. al Hospital de Los Magallanes de Catia. al Pérez Carreño, al Hospital Vargas o siquiera a a!gunos de los servicios de emergencia? ¿Por qué no auxiliar a la cultura y apoyar efectivamente a los creadores de este país? ¿Por qué no auxiliar al pueblo o al transporte público? El dinero, sin embargo, sigue corriendo pero por cauces equivocados. Y lo más grave del asunto es que el costo político y social de estas irreverencias gubernamentales podría ser demasiado elevado. En efecto, los perjuicios provocados por el bondadoso e incoherente auxilio a los bancos intervenidos resulta más evidente en la medida en la cual se observa la vida miserable de la mayoría de los venezolanos. Por tanto. a los en-
leja de Robespierre y la ~e algunos otros personajes no menos anormales; a cuyas cabezas. luego de enloquecer. no les quedó más que el ajuste y el auxilio de la guillotina.
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que los autores de estos crímenes [esa patria continúen sin ser juzgados. pró- . fugos o amparados por una Ley de Libertad Provisional bajo Fianza cuyo texto hoy luce imperativo modificar. En téllninos de estricta administración y de cordura. lo de los auxilios bancarios constituye uno de los actos más deleznables de manipulación monetaria que cabeza alguna pueda imaginar. Y lo más absurdo del asunto es que aparentemente se tenían buenas intenciones. Pero es evidente que a las buenas intenciones deben sumarse la inteligencia y la razón. Empero. el gobierno ahora se empeña en auxiliar al Banco Andino y el MRI en solicitar otros siete mil mi-
cargados de estas imprudentes y peregrinas erratas económico-administrativas sería necesario recordarles la mora-
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