La Voz Del Terrorista

  • July 2020
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  • Words: 1,418
  • Pages: 28
Testigos oculares barajan la posibilidad de que el autor de los hechos pudiera haber sido un tipo que corría en dirección contraria. Su aspecto era normal, tan normal que podría ser usted mismo...

Tan sólo el hombre libre puede comprender todas las violencias en una sola violencia G. Deleuze

LA VOZ DEL TERRORISTA

Una mueca en los labios, una señal que atraviesa el pensamiento. Trenza cables. Escribe los poemas que anuncian el año de ejecución. ¿Debería resignarse?

En su defectuosa caligrafía se escapa el tiempo entre letreros azules. Sólo puede decir las cosas de ese modo. A estas alturas, devora

sus propios límites antes de morir cuando la estación concluya. ¿Qué invocó su fuerza?

Soy el extraño que hay en mí. Yo mismo desconozco la intención, en mis manos una certeza agoniza, vigilo oculto en los sueños que se descubren, hasta la materia misma desciendo. Soy el abismo que galopa en la memoria.

Necesita una línea recta o un trago esta boca tan seca. Habría podido tocar el cielo. Recorrer media ciudad como una mala racha infinita no era suficiente. Lame la vigilia, y es extraño pensar que sus zapatos están aún endurecidos de atravesar los fragmentos. La noche está hinchada de miedos -íntimos-, redondean la punta del lápiz.

Hoy hay música en las calles aunque los perros anden torcidos. Los coágulos del miedo oscilan. Un hombre baila sobre el arca, un hombre yace en su interior, un poeta crece en el sueño, un niño intenta descubrir el origen, inmóvil, percibe su cuerpo dormido. Un baile acontece con la precisión de las cosas que no tienen remedio. ¿Quién duda, quién sabe, quién puede?

Nada significa que los miembros estén desparramados; si registras los harapos, sólo encontrarás papeles medio rotos, nombres de calles, de gente que no conoces, lugares que nada representan, gritos que percuten y nada encarnan. Si eres ejecutor -aunque nada signifique te aseguras grandeza; el dulzor de la niebla atravesará el movimiento aunque nadie pueda distinguir que todo está ya perdido. ¿...y quién podría culparme?

El resplandor de su desliz, una luz dudosa que se adivina. Trae el humo de la noche de cuando en cuando. Cruza al otro lado. Para. Apacigua la ficción. El camino. Una sombra, jadeo, acelera. Se detiene. Desliza su negrura en este callejón como el pelo caído de un animal en fuga. Cubrámonos el rostro con tierra blanca, con manos negras, con blancas manos, con negra tierra.

Entre la gente un niño desfigurado -en medio de fantasías y experimentossurge como las garras de la noche. El hombre de la esquina en un cambalache súbito de las reglas espera el cortejo. La venganza le hierve desnuda, sacrificio danza, danza, danza, el metro adecuado, el presagio del exterminio. ¿De quién es la sombra que queda?

Sospechas y certezas -¡basta de minar lo que se aproxima!-, no es cuestión de improvisar. si se observa con calma, entre la consumación y yo hay un enredo indeleble, una voluntad con prestigio un contorno exacto que palpita. “la lucidez es la herida más cercana al sol” R.Ch.

Un acontecimiento no es el alba, crece, crece su trama,

su historia, su argumento baja por los desagües de la ciudad, llega a un bosque donde los árboles pintados son testigos de un cielo inmenso, sangre tierra que por unas horas aplaza la inquietud.

Tengo soledad en la nuca, una intención indemne penetra, en silencio crece hasta tomar forma, lame mi espalda. El agua se me escurre por el pelo. No puedo rendirme ahora que se trafica mi estación. Tengo un miedo amarillo, parece un sol viejo que declina.

No me vayas a decir ahora que la recompensa no es suficiente -un cheque de sangre en efectivopara saldar la cuenta.

Trago palabras como espinas, los cien ojos de dios veo, me ven. Todos los locos del parque me abrazan, siento el aliento implacable del tiempo. Otros me miran correr desesperado y aparentan no verme. Noto la profundidad loba de las horas. Tendrías que haber estado conmigo aquel día.

Mi lengua ensangrentada penetra en los bosques que gimen, la tristeza se extiende en mis manos, una canción suena, una caverna abrasada por la ira, la visión nocturna de los pájaros, la morfina del poder.

Tamizado cae al vacío. Un hombre comienza su materia -uno normal-. Voraz, escupe su vieja ansiedad, negro enmohecido gesto. ¿Quizás está en esta trama el final de todos los inviernos? En las huellas de mi mano distingo la secreta morfología de escombros y cuerpos y ni siquiera he aprendido a huir. ¿Qué hubiera pasado en otro tiempo?

Después de la discordia -conciencia y razónsólo queda cierto dramatismo. Un olor a roble viejo. Doblo la esquina, encuentro el acontecimiento, siento frío, siento una tristeza anónima. ¿Para qué malgastar palabras?

Le cruza las entrañas una cicatriz rencorosa que a veces le desnuda el rostro. Un gesto severo, un ademán inútil. Dicen que es bebedor; y el sueño, siempre engaña. Antes de que muera algún día, lo han fusilado ya en el callejón hombres llenos de ideales. -Imprevisible argumento, no sé qué hacer con él-.

Estática la acción, parece un asombro del tiempo... La muerte flota en la bruma, caníbal la noche hunde sus colmillos, pobre escorpión, triste muñeco, uno musita cualquier letanía, el otro rompe el orden del silencio, silba el acero ¿quién detendrá este aguijón? ...Siempre queda huir al sur.

Una persona -cualquiera-

observa el cristal del escaparate, ve a alguien que se fija en él, la mirada está en ese punto infinito o un abismo que es una persona que desde el cristal mira a otra persona cualquiera que calibra el tiempo por el color de sus ojos. ¿Qué furia posee tu intención?

Recobró la realidad lentamente, el ejecutor apareció con pretensiones. Una señal seria que espera la noche anuda cada escena, cada instante.

...Y el gesto se le hizo encrucijada precipitándose al vacío.

He soñado ¿quién sabe qué aprender en esta hora íntima de drama? Muros ruinosos, este edificio. He corrido para escapar. Ecos anónimos me persiguen, una luz sucia me asalta, me desafía, me amenaza, me devuelve a otro principio; parece real. El escorpión frente a mí dice: si quieres salir, grita.

Créame que a pesar de todo me gustó mirarle al sol y ver su rostro derretirse, arder por dentro como un montón de hojas secas. Me mira fijamente, sonrío, piensa que no le escucho. Espera demasiado de mí. ¿A qué viene esa nostalgia?

A golpes de consciencia, alineado y dormido, mis días van pasando en la posibilidad de un abismo. Continuamente asimilo, compongo, ajusto. Cada vez estoy más perdido. Todo transcurre con rapidez. ¿Es acaso esta basura la redención?

Comienzo a despertar en los presagios, me extiendo en mí mismo. Es angosta la eterna constancia de inversión. Siento el pálpito de la conciencia. Mi voz, úlcera inmóvil ansiosa de salir, gime por el llanto.

He comenzado a distinguir las astillas de los días y sus ciclos. Oblicuos caen sobre mí, ocultan para conciliarse con el tiempo y superar la barrera inconsumible en la que cada espacio late de diferente forma. ¡Cómo me aplastan las celdas de la locura!

En la noche todo vuelve a su orden, todo desciende, nadie resuella ni susurra ni la ira se alimenta, es - como antes- ir a lo invisible. La eterna clausura del silencio.

Si pudiera recordar... Mi madre. Si pudiera recordar, estúpido tener cuidado; si recordara, pero se borran las huellas en una palidez hecha silencio. El miedo. Es ahora cuando araña mis ojos. Sólo si pudiera recordar, andaría invisible sobre mis pies calcinados, rompería la membrana del tiempo, volvería a bailar sobre el arca para ti.

Sobre mi carne envuelta en coágulos se desprende la noche... ...un perfume atraviesa el gusto, y el aire en su dominio delira.

Sobre un charco se ha desleído el augurio. Es fin y principio. He sido antes de ser ahora, no hay error posible; cada trama se precipita en el momento adecuado.

¡Sangre a la tierra!

Inyecto en mis venas la luz de cada mañana, abro los ojos fluctuante en la serenidad de un segundo, la boca me sabe a hierro, la metralla perfora mis oídos; aún así, siento leve y extraña la esperanza.

Acecha como un mal sueño una sombra, una víctima... ..es este frío tan denso que no me deja ver. Tengo que mirar desde el mismo lugar y luego atrás, muy atrás -hasta donde la memoria alcancepara poder olvidar todo y que nada quede olvidado. Es la voz de cada sombra la que transforma el presente.

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