La Queja.docx

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Números 11:10-15 Reina-Valera 1960 (RVR1960) Y oyó Moisés al pueblo, que lloraba por sus familias, cada uno a la puerta de su tienda; y la ira de Jehová se encendió en gran manera; también le pareció mal a Moisés. 10

Y dijo Moisés a Jehová: ¿Por qué has hecho mal a tu siervo? ¿y por qué no he hallado gracia en tus ojos, que has puesto la carga de todo este pueblo sobre mí? 11

¿Concebí yo a todo este pueblo? ¿Lo engendré yo, para que me digas: Llévalo en tu seno, como lleva la que cría al que mama, a la tierra de la cual juraste a sus padres? 12

¿De dónde conseguiré yo carne para dar a todo este pueblo? Porque lloran a mí, diciendo: Danos carne que comamos. 13

No puedo yo solo soportar a todo este pueblo, que me es pesado en demasía. 14

Y si así lo haces tú conmigo, yo te ruego que me des muerte, si he hallado gracia en tus ojos; y que yo no vea mi mal. 15

Deuteronomio 32:52 Reina-Valera 1960 (RVR1960) 52 Verás, por tanto, delante de ti la tierra; mas no entrarás allá, a la tierra que doy a los hijos de Israel.

Hechos 16:6-17:34 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

La visión del varón macedonio Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; 6

y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. 7

8

Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas.

Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. 9

Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio. 10

Encarcelados en Filipos Zarpando, pues, de Troas, vinimos con rumbo directo a Samotracia, y el día siguiente a Neápolis; 11

y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia; y estuvimos en aquella ciudad algunos días. 12

Y un día de reposo[a] salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido. 13

Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. 14

Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos. 15

Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. 16

17

Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos

hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora. 18

Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades; 19

y presentándolos a los magistrados, dijeron: Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad, 20

y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos. 21

Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas. 22

Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. 23

El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo. 24

Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. 25

Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. 26

Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. 27

Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. 28

El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; 29

30

y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?

31

Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.

Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. 32

Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. 33

Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios. 34

Cuando fue de día, los magistrados enviaron alguaciles a decir: Suelta a aquellos hombres. 35

Y el carcelero hizo saber estas palabras a Pablo: Los magistrados han mandado a decir que se os suelte; así que ahora salid, y marchaos en paz. 36

Pero Pablo les dijo: Después de azotarnos públicamente sin sentencia judicial, siendo ciudadanos romanos, nos echaron en la cárcel, ¿y ahora nos echan encubiertamente? No, por cierto, sino vengan ellos mismos a sacarnos. 37

Y los alguaciles hicieron saber estas palabras a los magistrados, los cuales tuvieron miedo al oír que eran romanos. 38

Y viniendo, les rogaron; y sacándolos, les pidieron que salieran de la ciudad. 39

Entonces, saliendo de la cárcel, entraron en casa de Lidia, y habiendo visto a los hermanos, los consolaron, y se fueron. 40

El alboroto en Tesalónica 17

Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde

había una sinagoga de los judíos. Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo[b]discutió con ellos, 2

3

declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario

que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo. Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas. 4

Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. 5

Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá; 6

a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús. 7

Y alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas. 8

9

Pero obtenida fianza de Jasón y de los demás, los soltaron.

Pablo y Silas en Berea Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. 10

Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. 11

Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres. 12

Cuando los judíos de Tesalónica supieron que también en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo, fueron allá, y también alborotaron a las multitudes. 13

Pero inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y Timoteo se quedaron allí. 14

15

Y los que se habían encargado de conducir a Pablo le llevaron a

Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y Timoteo, de que viniesen a él lo más pronto que pudiesen, salieron.

Pablo en Atenas Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría. 16

Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían. 17

Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección. 18

Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas? 19

Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir esto. 20

(Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.) 21

Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; 22

porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio. 23

El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, 24

ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. 25

Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; 26

para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. 27

Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos. 28

Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres. 29

Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; 30

por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos. 31

Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez. 32

33

Y así Pablo salió de en medio de ellos.

Mas algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales estaba Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos. 34

Footnotes:

a. Hechos 16:13 Aquí equivale a sábado. b. Hechos 17:2 Aquí equivale a sábad

Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren. 2 Corintios 1:3-4 | NVI | adoración estímulo consolador

Y después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables. 1 Pedro 5:10 | NVI | gracia vida eterna

Y no sólo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza. Romanos 5:3-4 | NVI | esperanza alegría

De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. Romanos 8:18 | NVI | vida eterna salvación

Muchas son las angustias del justo, pero el Señor lo librará de todas ellas. Salmos 34:19 | NVI | justicia redentor libertad

Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento. 2 Corintios 4:17 | NVI | vida eterna estímulo recompensa

¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Romanos 8:35 | NVI | amor persecución

Por tanto, ya que Cristo sufrió en el cuerpo, asuman también ustedes la misma actitud; porque el que ha sufrido en el cuerpo ha roto con el pecado. 1 Pedro 4:1 | NVI | pecado

¡Dichosos si sufren por causa de la justicia! «No teman lo que ellos temen, ni se dejen asustar.» 1 Pedro 3:14 | NVI | justicia miedo

Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo. Gálatas 6:2 | NVI | ley vecino

Porque a ustedes se les ha concedido no sólo creer en Cristo, sino también sufrir por él. Filipenses 1:29 | NVI | gracia fe misericordia

Despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, hecho para el sufrimiento. Todos evitaban mirarlo; fue despreciado, y no lo estimamos. Isaías 53:3 | NVI | Jesús enfermedad

Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores,

pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado. Isaías 53:4 | NVI | Jesús enfermedad

Y el que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí. Mateo 10:38 | NVI | Jesús seguir

Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a él en su muerte. Filipenses 3:10 | NVI | Jesús resurrección

Para esto fueron llamados, porque Cristo sufrió por ustedes, dándoles ejemplo para que sigan sus pasos. 1 Pedro 2:21 | NVI | seguir llamado obediencia

Al llegar a este punto, Job se levantó, se rasgó las vestiduras, se rasuró la cabeza, y luego se dejó caer al suelo en actitud de adoración. Entonces dijo: «Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo he de partir. El Señor ha dado; el Señor ha quitado. ¡Bendito sea el nombre del Señor!» Job 1:20-21 | NVI | adoración dolor preocupación

Pues, así como participamos abundantemente en los sufrimientos de Cristo, así también por medio de él tenemos abundante consuelo. 2 Corintios 1:5 | NVI | consolador Jesús estímulo

El que encuentre su vida, la perderá, y el que la pierda por mi causa, la encontrará. Mateo 10:39 | NVI | vida eterna vida

Te humilló y te hizo pasar hambre, pero luego te alimentó con maná, comida que ni tú ni tus antepasados habían conocido, con lo que te enseñó que no sólo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca del Señor. Deuteronomio 8:3 | NVI | Palabra de Dios vida alimento

Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. 1 Corintios 13:3 | NVI | amor dar orgullo

Le quitaron la ropa y le pusieron un manto de color escarlata. Luego trenzaron una corona de espinas y se la colocaron en la cabeza, y en la mano derecha le pusieron una caña. Arrodillándose delante de él, se burlaban diciendo: —¡Salve, rey de los judíos!

Mateo 27:28-29 | NVI | sacrificio pascua

¡Cuán dichoso es el hombre a quien Dios corrige! No menosprecies la disciplina del Todopoderoso. Job 5:17 | NVI | castigo bendición

Pero Dios me ha ayudado hasta hoy, y así me mantengo firme, testificando a grandes y pequeños. No he dicho sino lo que los profetas y Moisés ya dijeron que sucedería: que el Cristo padecería y que, siendo el primero en resucitar, proclamaría la luz a su propio pueblo y a los gentiles. Hechos 26:22-23 | NVI | evangelización resurrección Salvador

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