LA MUJER DE LOT
LA MUJER DE LOT
Nº 1 Marzo 2008
LA MUJER DE LOT
ANDREW MARWELL Si tuviéramos sólo bastante mundo y tiempo, Señora, tu esquivez no sería delito. Podríamos sentarnos a pensar de que modo Caminar por el largo Día de nuestro amor. Tu, en la India, allá lejos, en la orilla del Ganges, Hallaría rubíes; yo me lamentaría Viendo crecer las ondas del Humber. Te amaría Desde diez años antes del Diluvio y del Arca, Y tú, si lo quisieras, podrías rehusarte Hasta la conversión final de los judíos. Mi vegetal amor crecería hasta hacerse Mayor que los Imperios, y más lento también. Cien años se me irían tan sólo en la alabanza De tus ojos, y cien en contemplar tu frente. Doscientos años para adorar cada pecho, Treinta mil por lo menos e todo lo demás. Al menos una Era se iría en cada parte, Y la última para mostrar tu corazón. Pues, señora, mereces dignidad semejante Y no querría amarte con un coste menor. Pero a mi espalda escucho en todo instante cómo Se acerca el Carro alado del tiempo, a toda prisa; Y allá lejos, por todas partes, ante nosotros Se extienden los desiertos de vasta eternidad. Entonces tu Belleza ya no s encontrará, Ni podrá resonar en tu tumba marmórea El eco de mi canto: probarán los gusanos Esa virginidad tanto tiempo guardada, Y tu exquisito honor se convertiría en polvo, Y también mi lujuria se volverá ceniza. La tumba es un lugar hermoso y apartado, Pero creo que nadie se va a abrazar allí. Así, por tanto, mientras que el color juvenil Está en tu rostro como rocío mañanero, Y mientras que tu alma ambiciosa transpira Instantáneos fuegos por cada poro, ahora Gocemos nuestros juegos en tanto que podemos; Y, como aves de presa amorosas, ahora Devoremos al punto nuestro tiempo, en lugar De marchitarnos bajos u poder demorado. Acumulemos toda nuestra energía y toda Nuestra dulzura, uniéndolas en una sola bola; Y rompamos en áspera lucha nuestros placeres A través de las puertas de hierro de la Vida. Así, si no podemos hacer que nuestro Sol Se quede quieto, al menos sí le haremos correr.
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1857—1921 Inglaterra
LA MUJER DE LOT Producida por: René Caro Tus aportes y comentarios, así como dirección de amigos, o si no quieres recibirla, por favor a:
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LA MUJER DE LOT
Jack Kerouac On The R Road (fragmento)
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Por treinta y cinco centavos cada uno entramos en un cine destartalado y nos tumbamos en el entresuelo hasta por la mañana, que nos echaron. La gente que había en aquel cine nocturno era de lo peor. Negros destrozados que habían venido desde Alabama a trabajar en las fábricas de automóviles y no tenían contrato; viejos vagabundos blancos; jóvenes hipsters de pelo largo que habían llegado al final del camino y le daban al vino sin parar; putas, parejas normales y corrientes y amas de casa que no tenían nada que hacer, ningún sitio al que ir, ni nadie en quien confiar. Si se pasara a todo Detroit por un tamiz no quedarían reunidos mejor sus desechos. Eran dos películas. La primera era del vaquero cantante Eddie Dean y su valiente caballo blanco Bloop; la segunda era de George Raft, Sidney Greenstreet y Peter Lorre, y se desarrollaba en Estambul. Vimos cada una de ellas seis veces a lo largo de la noche. Las vimos despiertos, las oímos dormidos, las seguimos soñando y cuando llegó la mañana estábamos completamente saturados del extraño Mito Gris del Oeste y del sombrío y siniestro Mito del Este. A partir de entonces, todos mis actos han sido dictados automáticamente por esta terrible experiencia de osmosis. Oí las terribles risotadas de Greenstreet mil veces; oí otras tantas el siniestro "Vamos'" de Peter Lorre; acompañé a George Raft en sus paranoicos temores; cabalgué y canté con Eddie Dean y disparé contra los bandidos innumerables veces. La gente bebía a morro y se volvía y miraba a todas partes buscando algo que hacer, alguien con quien hablar. Al fondo todos estaban quietos y con aire de culpabilidad y nadie hablaba. Cuando llegó el gris amanecer y se coló como un fantasma por las ventanas del cine, estaba dormido con la cabeza apoyada en el brazo de madera de la butaca y seis empleados me rodeaban con toda la basura que se había acumulado durante la noche; la estaban barriendo y formaron un enorme montón maloliente que llegó hasta mi nariz... estuvieron a punto de barrerme a mí también. Esto me lo contó Dean que observaba desde diez asientos más atrás. En aquel montón estaban todas las colillas, las botellas, las cajas de cerillas, toda la basura de la noche. Si me hubieran barrido, Dean no me habría vuelto a ver. Hubiera tenido que recorrer todos los Estados Unidos mirando en todos los montones de basura de costa a costa antes de encontrarme enrollado como un feto entre los desechos de mi vida, de su vida, y de la vida de todos. ¿Qué le habría dicho desde mi seno de mierda? —No te preocupes por mí, tío, aquí me encuentro muy bien. Me perdiste aquella noche en Detroit, era en agosto de mil novecientos cuarenta y nueve, ¿recuerdas? ¿Con qué derecho vienes ahora a perturbar mi sueño dentro de este cubo de basura? En 1942 fui la estrella de uno de los dramas más asquerosos de todos los tiempos. Era marinero y fui al Café Imperial, en Scollay Square, Boston, a tomar un trago; me bebí sesenta cervezas y fui al retrete donde me abracé a la taza y me quedé dormido. Durante la noche por lo menos un centenar de marinos y de individuos diversos fueron al retrete y soltaron sus excrementos encima de mí hasta que me dejaron irreconocible. Pero ¿qué importaba...? El anonimato en el mundo de los hombres es mejor que la fama en los cielos, porque, ¿qué es el cielo? ¿qué es la tierra? Todo ilusión.
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Entonces el mundo era más vacío y más blanco, lo que había más allá de las paredes de las casas era un país como de desierto, con sol y tierra seca abierta, algunas palmeras a un lado; ni siquiera los camiones de bebida de la embotelladora pasaban. Este lado estaba dormido, como cuando es la siesta y todo se detiene en las casas oscuras y chicas del fondo del cité. Detrás de las paredes gruesas de las piezas del fondo sin embargo, parecían oírse ciertos ruidos, incluso estaban más abrigadas que el resto, como si hubiera del otro lado un patio y diera el sol en su superficie. Yo pensaba eso, vagaba por las piezas abandonadas y oscuras, observando minuciosamente los objetos antiguos, lámparas, jarros, muñecas, cajas de polvos, la radio, luego me quedaba largamente mirando los vidrios de la ventana que daba al patio de luz, en esa casa todo daba hacía el interior, en ese tiempo se forjó mi necesidad de mundos, fue entonces cuando comencé a tener sueños de luces. Ahora se dice; “entre en si mismo, viva su propio sueño”, lo que antes era simplemente.
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René C.
LA MUJER DE LOT
La otra noche hablabas de la muerte, yo pensaba en todo y en Dolores, es cierto, cuando borrachos cantamos sentados en la falda de Nahuelbuta, y cuando caminamos horas por la ruta de la madera y en nuestras almas por la noche explotamos palabras llenas de tanta pasión, ilusión, y cuando el sur pasó triste las estrellas rieron en buena de nosotros. Aun ahora me cuesta creer que la tierra se la haya comido, cuando caminamos todo fue verdad. Es cierto, Dolores ya andaba por ahí medio suicidada, y ahora tú aun hablabas de la muerte. Estabas un poquito nostálgica de tanto haber avanzado por mis ojos y se notaba, por ese tiempo que no me querías, recuerdas? Ahora es tarde, muy tarde para poder entender que aun quizás si ella no hubiera muerto por mi culpa seríamos otros noctámbulos sonriendo y haciendo el amor a la noche. A veces viajo al cementerio. Recuerdo la última ves que miré tus ojos, por años después recordé como eran y pienso en como deben estar ahora, ángeles y bellos. Luego se fueron borrando y no pude hacer nada. Recuerdo tocar tus pies también bellos cuando me besabas allá en el barrio antiguo, en algún bar que tuviera mesas y toldos verdes en la vereda, recuerdas? y te gustaban mis besos, aun te gustaban mis besos. La verdad son las personas muertas, los escritores moribundos apenas la alcanzan y eso que se reúnen para siempre en un momento cuando los días están nublados, sobre todo acá en el barrio de Santiago. No me dejaste de querer por culpa de Dolores ni por su muerte, eso no tiene nada que ver, solo me dejaste un Domingo de mañana por teléfono cuando tus ojitos de concreto pardos se fueron hacia otro lado, a un espacio lejos. Dolores llegó a su casa nocturna y borracha en el tiempo que cumplía veintisiete años. Tomó el cinturón que le regalé, lo puso en el cuello y saltó a un viaje profundo y sin arrepentimiento, sin mentira, no hubo tiempo. Aun lloro y lloré. Ellos y ellas también. Hoy no he ido a trabajar y he caminado por Santiago. He observado como Artigas se mezcla con sus clientas en el barrio de Patronato, he mirado como las emboba disparando palabras y ellas coquetean con distracción. He buscado alguna calle por donde camine una chica para hablar sobre la verdad pero no encuentro a nadie, no hay alguien en el barrio de Santiago. Caminando he recordado la noche en que Dolores se ahorcó y he recordado mi sueño la noche anterior, premonitorio. He recordado el lugar en que por primera ves toqué tus manos, he recordado todos los días cuando te extrañaba tanto, he recordado todo lo que te odiaba cuando no estabas cerca, y ya no te odio. El otro día una chica me ha saludado en el centro cultural y no he podido resistir el sonido de la sangre brillante que explotaba dentro de sus ojos, no sé quien era y ella tampoco. Estoy desenchufado, escribo sin sentido, sin presentimiento, no sé escribir, lo sé. Hace días no me emborracho y no he podido funcionar bien, aparte de todo, eso es todo.
AMARO DÍAZ
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LA MUJER DE LOT Abrir los ojos esa mañana y tener la certeza de que debía ir a un lugar determinado, fue un solo estallido. Había con anterioridad consultado el mapa y mentalmente la ruta estaba establecida. Un parque inmenso, de grandes extensiones de llanuras verdes delimitado por muros de piedras terracota, hacían de él una imagen de postal europea. Aunque nunca estuve allí, me era familiar y me procuraba una gran sensación de paz. Recuerdo que en el mapa, destacaban unas zonas achuradas y oblicuas en los vértices del parque. Esos achurados representaban unos pasajes, donde había bloques de departamentos de ladrillos rojos. Esa era la razón. Si, debía buscar una casa para mudarme. Para llegar al parque había que cruzar un largo puente, que a la medida que mis ojos iba descubriendo, comenzaba a poblarse de grupos de personas sentadas en el suelo en actitud de espera. Al verme aparecer, cómplicemente y con algo de pudor, comienzan a quitarse la ropa en un acto que parece de urgente vitalidad y de necesaria liberación. Comienzo entonces con gran seguridad a cruzar el puente casi flotando en mi desnudez, lo que provoca en las gentes, la confianza necesaria para incorporarse y caminar conmigo. En algún momento que no puedo precisar, el puente se llena de policías inquisidores que en gran alboroto provocan un caos que hace huir a los nudistas. Al mirar hacia atrás, se ve que del grupo de nudistas, solo queda una chica que se escabulle entre los policías, cubierta tan solo con una chaqueta y con sus pies descalzos, desapareciendo entre la bruma. Es entonces, cuando una mujer policía, la más dura y castigadora del grupo se me acerca. Y antes de que me hable, antes de cualquier agresión. Le digo algo que desvía su atención... me comienza a hacer algunas preguntas que no recuerdo, pero que van despertando en ella gran interés y sorpresa a la vez, al punto que se olvida de mi desnudez. Aprovechando su distracción, me escapo hacia la vereda de enfrente donde unos cargadores están subiendo unos bultos a un camión de mudanzas. Uno de ellos me hace un guiño y me ofrece llevar mi equipaje en forma clandestina al otro lado del puente, a cambio de una simple y humilde moneda. Me vuelvo otra vez hacia el puente, la gente está tranquila y feliz. Bajo el puente se desliza un pequeño río de aguas transparentes y de una liviandad que casi la convierte en vapor. Esta mañana, al levantarme, no estoy seguro si debo ir a ver esa casa. No se de donde saqué lo de ese mapa, ni cual es la dirección. Estoy un poco confundido.
KORGE 6
LA MUJER DE LOT
LA VERDAD ES UNA TIERRA SIN CAMINOS JIDU KRISHNAMURTI Sostengo que la Verdad es una Tierra sin caminos, y no es posible acercarse a ella por ningún sendero, por ninguna religión, por ninguna secta. La Verdad, al ser ilimitada, incondicionada, inabordable por ningún camino, no puede ser organizada; ni puede formarse organización alguna para conducir o forzar a la gente por algún sendero particular. Si desde el principio entienden eso, entonces verán lo imposible que es organizar una creencia. Una creencia es un asunto puramente individual, y no pueden ni deben organizarla. Si lo hacen se torna algo muerto, cristalizado; se convierte en un credo, una secta, una religión para ser impuesta a otros. Esto es lo que todos a lo largo del mundo estamos intentando hacer. La Verdad se empequeñece y se transforma en un juguete para aquellos que son débiles, para los que están sólo momentáneamente descontentos. La verdad no se puede limitar; más bien, el individuo debe hacer el esfuerzo de ascender a ella. Usted no puede traer la cumbre de la montaña al valle. Si quiere alcanzar la cima, debe atravesar el valle, subir por sus laderas sin miedo a los peligrosos precipicios. Usted debe subir hacia la Verdad, ésta no puede "ser traída abajo" o ser ordenada para usted. (…) La organización se convierte en un armazón en el cual sus miembros pueden encajar convenientemente. Ellos ya no se esfuerzan por alcanzar la Verdad o la cima de la montaña, sino que tallan para ellos mismos un nicho conveniente donde resguardarse, o permiten que la organización los resguarde, y consideran que la organización los llevará por eso a la Verdad. (…) Me estoy refiriendo solamente a una cosa esencial: liberar al hombre. Yo deseo librarlo de todas las jaulas, de todos los miedos; y no fundar religiones, nuevas sectas, ni establecer nuevas teorías ni nuevas filosofías. (…) Deseo que aquellos que buscan entenderme, sean libres; no seguirme, no hacer de mí una jaula que se volverá una religión, una secta. Más bien deben ser libres de todo miedo, del miedo a la religión, del miedo a la salvación, del miedo a la espiritualidad, del miedo al amor, del miedo a la muerte, del miedo a la vida misma. Como un artista que pinta un cuadro porque siente deleite en esa pintura, porque es su auto-expresión, su gloria, su bienestar.
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LA MUJER DE LOT
ESTÁS Estás, ahí estás No, no estás No se donde pero estás Estás observándome Estás mirándome, mirándote Estás escuchándome Estás gritándome. Por ahí estás Tal vez en la otra calle O en otro continente o en la selva de La Florida, O tal vez en la del Perú, o avenida Perú Pero estás En mi mente En mies recuerdos, O en los del perro verde Estás en mis movimientos En mi pelo, en mis manos, O no, en mi columna horizontal
ROCA
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No se donde estás Pero se que estás.
LA MUJER DE LOT
Cuando repaso la horrenda sucesión de mis crímenes, no puedo creer que soy el mismo cuyos pensamientos estaban antes llenos de imágenes sublimes y trascendentales, que hablaban de la hermosura y la magnificencia del bien. Pero es así; el ángel caído se convierte en pérfido demonio. Pero incluso ese enemigo de Dios y de los hombres tenía amigos y compañeros en su desolación; yo estoy completamente solo. »Usted, que llama a Frankenstein su amigo, parece tener conocimiento de mis crímenes y sus desventuras. Pero, por muchos detalles que de ellos le diera, no pudo contarle las horas y meses de miseria que he soportado, consumiéndome bajo pasiones impotentes. Pues, aunque destruía sus esperanzas, no por ello satisfacía mis propios deseos, que seguían ardientes e insatisfechos. Seguía necesitando amor y compañía y continuaban rechazándome. ¿No era esto injusto? ¿Soy yo el único criminal, cuando toda la raza humana ha pecado contra mí? ¿Por qué no odia usted a Félix, que arrojó de su casa, asqueado, a su amigo? ¿Por qué no maldice al campesino que intentó matar a quien acababa de salvar a su hija? Pero estos son seres virtuosos y puros. Yo, el infeliz, el proscrito, soy el aborto, creado para que lo pateen, lo golpeen, lo rechacen. Incluso ahora me arde la sangre bajo el recuerdo de esta injusticia. »Pero es cierto que soy despreciable. He asesinado lo hermoso y lo indefenso; he estrangulado a inocentes mientras dormían, y he oprimido con mis manos la garganta de alguien que jamás me había dañado, ni a mí ni a ningún otro ser. He llevado a la desgracia a mi creador, ejemplo escogido de todo cuanto hay digno de amor y admiración entre los hombres; lo he perseguido hasta convertirlo en esta ruina. Ahí yace, pálido y entumecido por la muerte.
MARY SHELLEY
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LA MUJER DE LOT
“Cariño, pagué tus cuentas hace una semana… tengo para sobrevivir unos meses, mientras encuentro un trabajo. Volví para recuperar lo que perdí... y la Antonia es parte de eso... como mucha otra gente" Antonia se había convertido en mi mejor amiga, era la persona más cuerda que conocía, desde que terminó con Spider, claro. "Weón, olvídate de ella! está en otras cosas y ya se olvidó de ti por completo... cooperaste no más pues!!" Entonces tiró la lata con fuerza contra la pared, chorreando todo el living con gotas de cerveza. "Yaaa... y qué vas a hacer ahora, ¿ponerte histérico? ¿Como "las locas" con las que acostumbrábamos salir a tomar?... si te volviste gay dímelo ahora y me voy a acostar, porque no necesito más maricones despechados" Estaba harta de tener que aguantar a cuanto amigo gay se le ocurría pasar por mi casa a llorar sus dramas amorosos. Estaba cansada del mundo gay y su promiscuidad y sus ataques de histeria, su falta de verdad, su falta de amistad, su poca transparencia, y compromiso (de toda clase). -
"jajajaja...estas absolutamente loquita!!, pero, quien soy yo para decírtelo..."
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"Tú chorreas cerveza por todos lados, y yo soy la loquita??... no me hagas reír!"
"Tú eres la loca, yo no soy más que un escritor, un simple escritor que quizás está más loco que tú al insistir en volver a Santiago, cuando sé que ya no hay nada para mi en éste lugar... ni siquiera amor" Despertó en mi ese antiguo sentimiento maternal, ese sentimiento de angustia y protección, aprehensión, esa mezcla de sentimientos que solo experimentamos personas como nosotros que vivimos en constante "duelos" (dejando cosas inconclusas en el camino), y lo abracé tan fuerte que casi lo dejé sin habla. "Spider, mi lindo Spider... siempre te amaré, como a nadie, tú sabes de eso... Me pregunto si alguna vez todo lo que nos rodea valdrá una mierda, por qué entonces te abrazaría con más fuerza que ahora y te haría entender que soy para ti... pero nunca será así, todo nos importa demasiado... ni volviendo a nacer seríamos diferentes." única"
"Natalie, yo también te amo, infinitamente... eres la mejor de mis amigas, la más íntima, la
Lo sabía desde siempre, sino no habría llegado a mi casa, no habría conservado el juego de llaves que le di hace un par de años cuando terminó con la Antonia y no tenía donde ir... entonces vivimos juntos hasta que se ganó esa maldita beca que le ayudaría a olvidar a la lola y la terrible muerte de su padre, las deudas "Es por eso que me vine directo a tu casa... no con el ánimo de invadir, solo de saber que estas bien... veo que no lo estas, veo que aún estas saliendo con Sebastián, ese hijo del culo. Sabes que va a terminar mal, verdad?, yo me pegunto si no será hora de dejarlo ír?, o quizás usar la ley animal..."matarlo para que no sufra" - "Yo sé. Yo sé. Sé lo que hago, no te metas demasiado porque entonces también puedes salir herido, y no responderé por eso." -
"Que mieeeedoooooo!!!..jejeje"
Por qué no nos largamos a la calle por algo "fuerte", le dije, y nos fuimos juntos a la calle como en los viejos tiempos cuando éramos tan felices que nonos importaba estar bien, cuando solo bebíamos sour y vino en un bar de esos conocidos, y escribíamos sobre eso y la vida que no paraba de dar vueltas y maltratarnos para que dejáramos de jugar con ella, y no lo hicimos. Una vez me dijo por ahí un viejo poeta que el destino era una cadena de hechos, que si seguía con mi enferma manera de pensar tendría que aprender a soportar los golpes, porque eso de andar de justiciera, con los pechos al aire, moviendo el culo por las calles... por muy "vistoso" que éste fuera no era sano, "todo se devuelve" me dijo... pero era un estúpido, un poeta, pero uno estúpido... "hay de todo" dicen por ahí. Así como nosotros, dos escritores buscando un buen nivel de vida, a pesar de nuestra locura, a pesar de tantas y tantas noches extrañas.
Gloria D. 10