La historia trata de Elaena, una famosa asesina proveniente de un reino que ha sido conquistado por el actual soberano. Es "reclutada" por el príncipe heredero, Dorian, para ser su campeona en un torneo. Quien gane será la campeona del rey, y luego de unos años, recuperará la libertad. Por supuesto, no todo es tan simple como en un principio: hay rebeldes en el reino, intrigas en la corte, aliados y enemigos en todos lados, y un mal que asecha en el castillo. Mal que, poco a poco, va mostrándose como es, sus efectos, y el precio que pagar por él. La protagonista me pareció un buen personaje: tiene su carácter, sus momentos dulces y momentos de gloria. De momentos me pareció que se inclinaba un poco hacia una Mary Sue, pero esa fachada era sólo ante el público del libro, ya que luego leemos que no es tan brillante o perfecta como aparenta ser. Lo que no me terminó de convencer del todo es que ése tapiz estuviese en su habitación, y que la conducía hacia ése sitio en cuestión. El príncipe heredero empieza como un ser pedante, y poco a poco se va relajando hasta mostrar un poco de su verdadero carácter. Tiene motivos para ser como es, algunos de los cuales leemos en éste tomo, y el hastío de ser el "príncipe del castillo de cristal" es algo no del todo cliché. Chaol, en cambio, es bastante más sensato y actúa de forma algo más sutil, ya que su puesto en la milicia lo obliga a serlo. Una pena que, casi al final del libro, pierda los estribos como lo hace (demostrando que no estaba quedándose atrás en la carrera por el corazón de la asesina). Una vez empezada la competición, nos encontramos con un muestrario de criminales variados: desde ladrones y asesinos hasta soldados renegados. Algunos de ellos utilizan armas, otros venenos, y todos deben ser muy astutos, ya que las pruebas determinarán quién gana y quién es arrojado de vuelta al infecto agujero del que les trajeron. Y las pruebas son otro tema: tiro con arco, identificación de veneno, escalada con obstáculos, etc. Las pruebas me decepcionaron un poco: algunas, como la del veneno o de la escalada, me parecieron buenas, pero otras, como la del tiro con arco, me dejaron sabor a poco. Y esas son algunas de las pocas que se narran: conforme pasan las páginas, las pruebas cobran menos y menos protagonismo, al punto de mencionar una o dos de pasada en la misma oración. Y el castillo de cristal. Cómo me hubiese gustado que lo describiesen en más detalle que en las partes del baile, la ceremonia religiosa o el trono del rey. Los secretos se ocultan entre los muros de piedra, y el cristal me parecía algo demasiado frágil como para estar sosteniéndose por simple física. Quizás en los siguientes tomos de la saga se aclare el misterio, tal y como se aclaró lo de los asesinatos de algunos de los competidores del torneo (tema que estuvo bien explorado, al menos, para ése tomo). Es un libro que tiene puntos originales, que apunta no tanto a la batalla (aunque el duelo final, de a momentos, me hacía recordar a las de los Anime shounen) sino al misterio de qué está pasando en realidad.