..:: LA ESTRELLA DE BELEN ::.. :: A MODO DE INTRODUCCIÓN ::
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os son los problemas con los que nos enfrentamos a la hora de
analizar el famoso y no menos mítico suceso de la llegada de los Reyes Magos de Oriente a la ciudad de Belén. Por una parte el hecho mismo de la existencia de tales Magos, que algunos sectores teológicos de la Iglesia Católica niegan, negando con ello la veracidad del relato de Mateo el evangelista y de otro lado el hecho mismo de precisar que podía ser la famosa Estrella que sirvió de guía a los citados Magos hasta el lugar en donde se encontraba el niño Jesús. Pero estos teólogos no aportan pruebas contundentes sobre esa supuesta falta de rigor histórico en el evangelista Mateo que como sabemos narra el suceso que comentamos de la siguiente manera: … Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle.» En oyéndolo, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel.» Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén, les dijo: «Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle.» Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría … Estos teólogos escudan su incredulidad en el hecho de que «estamos seguramente ante una hermosa leyenda oriental» y esto no es científico. Sería una forma o modo de narrar la historia, 1
añadiendo detalles pintorescos para recalcar la enseñanza teológica que de los hechos realmente acaecidos se desprende. Pero claro esta postura conlleva un importante problema ya que por esa misma regla de tres, también podríamos estar ante un «cuento» o «metáfora» o «parábola» en el caso de la matanza de los inocentes o en la huida a Egipto o en la mismísima resurrección de Jesús de Nazaret. La única explicación medianamente racional por parte de la Iglesia Católica es la que se cita en la Biblia Comentada de los profesores de Salamanca y que dice textualmente: «Sobre la estrella que vieron los magos se han lanzado muchas hipótesis. Orígenes, a quien siguen aún algunos modernos, cree que se trata de un cometa. Célebre es la hipótesis que se atribuye a Keppler: se trataría de la conjunción de los planetas Saturno, Júpiter y Marte, que tuvo lugar el 747 de la fundación de Roma. Difícilmente se explican todas las características de esta estrella —prosiguen los profesores de Salamanca— que aparecen en el texto de una constelación o astro natural. Todo hace suponer que se trata de un meteoro luminoso próximo a la tierra, dispuesto o creado por Dios para este fin, como dispuso aquella columna de fuego que guiaba a los hebreos por el desierto a su salida de Egipto.» Lo cierto es que algo muy importante habría de suceder cuando el mismo Herodes convoca una reunión con los fariseos, los doctores del pueblo y los escribas que no podemos olvidar que eran portadores de una ciencia secreta, de la «tradición esotérica, y todo ello para cerciorarse de la realidad de la profecía, del hecho de que el Mesías esperado, el nuevo “rey”, nacería en Belén. Posteriormente, cuando el mismo Herodes se entrevista con los Magos estos le confirman la realidad del nacimiento afirmando «haber visto la estrella del rey de los judíos por el Oriente»... Es entonces cuando Herodes ordena lo que conocemos como la matanza de los inocentes, es decir, de aquellos niños menores de 2 años, que es el tiempo que aproximadamente debió de pasar desde el hecho real del nacimiento hasta la fecha en que Herodes toma razón del mismo por boca de los magos (filósofos, astrólogos o doctores, que no reyes) llegados de Oriente. Si ajustamos las fechas, teniendo presente que estos magos provenían de Babilona quizá llegaron a Belén cuando el Niño tenía ya más de un año. Por su parte el Evangelio árabe sobre la Infancia de Jesús (apócrifo) señala un dato muy interesante en relación con los magos que adoraron a Jesús, y que literalmente dice así:
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“Y en la misma hora se les apareció un ángel que tenía la misma forma de aquella estrella que les había servido de guía en el camino. Y siguiendo el rastro de su luz, partieron de allí hasta llegar a su patria”. Fijaros bien que son los textos apócrifos los que se recrean con mayor amplitud en el episodio de los magos guiados por una estrella y así se nos dice que: …aquella misma noche del nacimiento de Jesús fue enviado a Persia un «ángel guardián». Y que éste apareció en forma de «estrella» brillante a los magnates del reino, adoradores del fuego y de las estrellas, cuando se encontraban celebrando una gran fiesta. Entonces, tres reyes, hijos de reyes, tomaron tres libras de oro, incienso y mirra; se vistieron de sus trajes preciosos, se ciñeron la tiara y, guiados por el mismo «ángel» que había arrebatado a Habacuc y alimentado a Daniel en la cueva de los leones, llegaron a Jerusalén. Preguntaron a Herodes sobre el paradero del nuevo rey y, al salir del palacio, volvieron a ver la «estrella», pero esta vez en forma de «columna de fuego». Adoraron al niño y durante la noche del quinto día de la semana posterior a la Natividad, se les apareció de nuevo el «ángel» que vieron en Persia en forma de «estrella», quien les acompañó hasta que llegaron a su país. Tenemos por lo tanto una constante asociación de “Ángeles” con “estrellas”, con “columnas de fuego” y con “nubes luminosas”, y surgen una interesante pregunta: ¿qué clase de «estrella» puede guiar a una caravana durante semanas o meses, a través de desiertos, valles y montañas? y sobre todo cuando por su parte el apócrifo de Santiago nos dice: «…Y en aquel momento —al salir del palacio de Herodes— la estrella aquella, que habían visto en el Oriente, volvió de nuevo a guiarles hasta que llegaron a la cueva, y se posó sobre la boca de ésta …» ¿Cómo se puede explicar el fenómeno de que una «estrella» tome tierra frente a la boca de una gruta?
:: POSIBLES HIPOTESIS SOBRE LA “ESTRELLA” :: Varias son las hipótesis que podemos presentar a la hora de dar una explicación al suceso de la estrella de Belén. (Sol, cometa, meteoro o meteorito, nova o supernova o finalmente una conjunción planetaria). En principio deberíamos de descartar que esa estrella se tratara de un sol como algunos han pretendido. El solo hecho de que así fuera, llevaría consigo un desastre de niveles apocalípticos. Amén de que los astrónomos consideran que los soles que conocemos y desde que el hombre es hombre y mira a las estrellas jamás se han movido de su sitio. 3
Una segunda hipótesis es que se tratara de un Cometa, hipótesis esta que deberíamos igualmente de descartar toda vez que por las dimensiones de un cometa que se hubiera aproximado de esa manera a la tierra también hubiera ocasionado la destrucción de esta y de no haber sido así hubiera quedado registro de ese suceso en los anales de la Historia porque hubiera sido visto por todos los pueblos, cosa que no sucede en el caso que estamos analizando. Los casos más claros de cometas por aquella época, y que se sepa, están constatados son:
año 44 a.C.- después del asesinato de Cesar. año 66.- poco antes del suicido de Nerón. En el intermedio de esas fechas el narrado con detalle por astrólogos chinos y que sin duda parece hacer referencia al cometa Halley La pregunta es más que evidente: ¿Qué cometa podría «guiar» a unos magos, desaparecer del firmamento al llegar a la ciudad de Jerusalén y, poco después, cuando estos magos reemprendieron el viaje hacia la aldea de Belén, presentarse de nuevo ante la caravana, marcándoles el rumbo, y finalmente posarse ante la gruta? Una tercera hipótesis en la que nos podríamos mover aunque también habría que descartar es que fuera un meteoro o un meteorito. Cuando un meteoro entra en la atmósfera de nuestro mundo, tiene la misma velocidad que un cuerpo en órbita alrededor del Sol, a una distancia igual a la de la Tierra. Esta velocidad depende del tipo de órbita. Para las circulares —como la terrestre— es de 30 kilómetros por segundo. Si es una órbita parabólica, la velocidad de caída del meteoro o meteorito será de 42 kilómetros por segundo. Para que nos entendamos mejor: esos meteoros que vemos rasgar con su luz las noches de verano caen a la friolera de ¡150000 kilómetros por hora!. Naturalmente, la visión de esa caída apenas se prolonga unos segundos o décimas de segundo. Es evidente que ningún meteoro o meteorito habría podido sostener un «vuelo horizontal», guiando a una caravana, soltando chorros de luz, y, para colmo, detenerse sobre una casa. Una cuarta hipótesis es que fuera una Supernova, es decir, una estrella en la que se produce un aumento rápido —en unos pocos días — y extraordinariamente grande (varios millones de veces) de su brillo, seguido también de una rápida extinción; pero que el estallido de una de estas estrellas en el firmamento —a miles de millones de
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años-luz de nuestro mundo— alertara a los Magos y les pusiera en camino, en busca del Rey de los judíos, parece muy poco probable. La hipótesis más seguida es la de la Conjunción Planetaria. La historia de la «conjunción» planetaria se puso de moda en el mundo a raíz del descubrimiento hecho por el matemático y astrónomo Juan Kepler. Digamos antes que nada que la conjunción planetaria se da cuando los planetas se «acercan» o alinean tanto entre sí, que pueden llegar a parecer una única estrella de gran luminosidad. ¿Fue esto lo que vieron y lo que «guió» a los Magos? En principio podría parecer así ya que Kepler estableció esta conjunción planetaria de Júpiter y Saturno concretamente para el año 6 o 7 antes de Cristo. Esto vino confirmado por los astrónomos del S. XX, fijándose además por tres veces la citada conjunción planetaria en ese año. Ahora bien el viaje de los Magos hacia Jerusalén debió durar meses, ¿cómo explicamos que la «conjunción» permaneciera todo este tiempo en el firmamento? Estas aproximaciones entre planetas se prolongan, como máximo, varios días. Quizá una semana... Y todo ello sin olvidar que la conjunción planetaria debió de variar de rumbo con los magos y además posarse encima de la cueva como venimos repitiendo, y todo ello sin descartar que las estrellas, cometas, meteoros, meteoritos y conjunciones planetarias no son visibles a plena luz del día que es cuando previsiblemente viajaran los magos por razones obvias de seguridad. La pregunta sigue por lo tanto en pie: ¿qué clase de «estrella» era la que guiaba a los astrólogos? Parece más que razonable pensar que podía ser lo que hoy conocemos como un OVNI en el sentido literal de la palabra: un objeto volante no identificado, si bien muchos optarán por considerarlo una brillante nave espacial que, por supuesto, y como es fácil deducir no podía proceder de la Tierra...
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