La esquizofrenia: Una enfermedad mental crónica, de las más prevalentes en nuestra sociedad Es una enfermedad mental grave que afecta algunas funciones cerebrales tales como el pensamiento, la percepción, las emociones y la conducta. La esquizofrenia provoca disfunciones en una o más áreas como por ejemplo, en las relaciones interpersonales y laborales, en la educación o en el cuidado personal. Suele aparecer generalmente entre el final de la etapa de la adolescencia y mediados de la tercera década de vida. Se trata de una enfermedad crónica, que con el adecuado tratamiento y apoyo, pueden permitir llevar una vida autónoma y normalizada; cuanto antes se inicie el tratamiento, mejor será el pronóstico y cualquier recaída. INTRODUCCIÓN En el pasado, la visión sobre la esquizofrenia era muy limitada y se consideraba que las personas estaban incapacitadas cuando padecían la enfermedad; sufriendo marginaciones e incomprensión, manifestándose de diferentes formas: con la tortura cuando se les consideraba “seres endemoniados”, no prestándole la protección necesaria, olvidando a estas personas y formando parte de los grupos más desfavorecidos. A estas personas se les recluía de la sociedad, para poder protegerla. Sufrían una máxima institucionalización en asilos, manicomios; o incluso, el abandono por parte de sus familias y personas más allegadas. La perspectiva ha cambiado mucho desde esa época, ahora lo primordial es intentar que el paciente se reinserte lo máximo posible en nuestra sociedad, denominándose “psiquiatría comunitaria”. Se desarrollan servicios de rehabilitación y reinserción social, para una adecuada atención integral de la persona, coordinándose también con los servicios sociales existentes. Por lo que la mayoría de los pacientes hoy en día pueden llevar una vida relativamente normal siempre que cumplan bien la medicación y lleven hábitos de vida saludables. Actualmente en los brotes agudos o recaídas de esta enfermedad, siempre que se requiera, se procederá a la hospitalización de los pacientes en las unidades psiquiátricas de los hospitales generales. Se posibilita poder realizar el tratamiento de forma ambulatoria. Se ofrecen diferentes tratamientos terapéuticos eficaces que pueden controlar bien los síntomas, producir menos efectos secundarios; afectando lo mínimo posible en la vida de la persona que padece la enfermedad. EPIDEMIOLOGÍA Esta enfermedad mental tiene una prevalencia en la población de un 1% aproximadamente. La edad de inicio suele situarse entre los 18 y 30 años. Se puede diferenciar dos tipos de inicio: agudo (manifestaciones que aparecen bruscamente) e insidioso (manifestaciones que aparecen de forma lenta y progresiva, por lo general, con peor pronóstico). ETIOLOGÍA Es multifactorial. Los factores más claros son: el genético (es frecuente que existan varios miembros en una misma familia con esta patología) y el eje dopamina-acetilcolina.
SINTOMATOLOGÍA Es una enfermedad difícil de delimitar debido a la heterogeneidad de su sintomatología, aunque como elementos comunes se pueden exponer los siguientes: 1. Pérdida de contacto con la realidad, tanto externa (del sujeto con su entorno) como interna (ruptura del Yo, despersonalización). 2. Alteraciones del pensamiento: es el fenómeno más característico de la enfermedad. Se pueden dar alteraciones tanto del contenido o del curso del pensamiento: ALTERACIONES EN EL CONTENIDO DEL PENSAMIENTO Se concretan en los delirios. Hay distintos tipos:
Delirio de persecución: La persona se siente perseguida o espiada. Cree que hay una conspiración contra ella. Delirio de referencia: Los sucesos se vuelven en un sentido negativo en referencia a la persona en sí. Por ejemplo, siente que el periódico o la televisión emiten mensajes dirigidos a él, o sospecha que la gente habla y se ríe de él, le insulta... Delirio de difusión: La persona siente que sus pensamientos son difundidos hacia el mundo exterior, de tal forma que los demás pueden escucharlos. Delirio de inserción: Sensación de que alguien está introduciendo pensamientos en su mente. Delirio de robo: Sensación de que nos roban los pensamientos. Delirio de control: Creencia de que los pensamientos, sentimientos o acciones no son los suyos, sino que han sido impuestos por una fuerza extraña. Intensa sensación de estar bajo control. Delirio de grandeza: La persona cree que tiene poderes o habilidades especiales. Piensa que es un personaje famoso o que tiene la misión de salvar al mundo. Delirio de tipo religioso: Se puede combinar con el delirio de grandeza. Debe estar fuera de lo que se considera normal para el contexto social y religioso de la persona: por ejemplo, creer que uno es hijo de Dios. Delirio celotípico o erotomaníaco: La persona está convencida de que su pareja le engaña, ve señales lo confirman por todas partes.
ALTERACIONES EN EL CURSO DEL PENSAMIENTO - Está alterado el proceso del pensamiento, y esto se refleja en el lenguaje.
Descarrilamiento: Las ideas cambian de un tema a otro sin relación. Circunstancialidad: La persona da gran cantidad de detalles sin importancia que la desvían del tema principal de lo que está diciendo, aunque es capaz de retomar ese tema. Tangencialidad: La persona da una respuesta que no tiene nada que ver con la pregunta que se le ha planteado. Incoherencia: Discurso incomprensible por varios motivos: las palabras parecen escogidas al azar, se eliminan las conjunciones, las palabras y frases están unidas sin ninguna coherencia. Ilogicalidad: Se llega a una conclusión errónea, bien porque las premisas utilizadas para llegar a dicha conclusión son falsas, o bien porque la combinación de premisas es errónea. Distraibilidad: La persona deja de hablar en medio de una frase y cambia de tema o se queda callada porque algún estímulo externo la distrae.
Asociaciones fonéticas: La elección de las palabras está determinada por sus sonidos: Rojo-Cojo. Blanco-manco. Taquilalia: La persona habla muy deprisa.
- Alteraciones de la percepción: son las alucinaciones, las más frecuentes son las auditivas.
Alucinaciones auditivas: Pueden ser desde sonidos simples (ruidos, canto de pájaros, aullidos…) hasta voces. Las voces pueden ser agradables o desagradables para la persona, darle órdenes, insultarla, comentar sus acciones en voz alta... Alucinaciones visuales: La persona ve formas o personas que en realidad no están presentes. Alucinaciones táctiles: Hormigueo, quemazón, sensaciones eléctricas... Alucinaciones olfativas y gustativas: la persona percibe olores que no existen, y éstos suelen ser desagradables, como podredumbre. También puede notar un sabor extraño o a veneno en la comida. Alucinaciones cenestésicas: sensaciones de cambio corporal, sensaciones extrañas procedentes del propio cuerpo, sensación de presión o daño en alguna parte del mismo.
- Alteración de la afectividad con ambivalencia afectiva, apatía, embotamiento afectivo (indiferencia afectiva), negativismo y paratimia. - Alteraciones psicomotrices como inhibición, catatonia o agitación. - Disminución de la atención, de la concentración y una alteración de las relaciones sociales. - No suele existir conciencia de la enfermedad. - Alteraciones
del
comportamiento.
Comportamientos extraños (a menudo relacionados con las alucinaciones y los delirios) en el vestido y la apariencia. Por ejemplo, la persona sale a la calle con cuatro camisetas y dos abrigos para protegerse. Quizá la persona realiza siempre la misma conducta porque le atribuye un significado simbólico y siente que si no lo hace, le sucederá algo terrible a él o a un ser querido, son los denominados “rituales”. También es muy utilizada la diferenciación de sintomatología que realizó N. ANDREASEN, dividiéndolos en dos tipos: - Síntomas Positivos: Síntomas relacionados con manifestaciones activas, donde podemos hacer la siguiente subclasificación:
S. Psicóticos: Alucinaciones, ideas delirantes. S. Desorganización: Neologismos, comportamiento catatónico, estereotipias, rituales, incongruencia afectiva.
- Síntomas Negativos: Todos los síntomas relacionados con manifestaciones pasivas con tendencia a un deterioro de las relaciones personales y sociales: Alogia, abulia, aplanamiento afectivo, aislamiento social, apatía.
FASES DE LA ENFERMEDAD 1. FASE PRODRÓMICA: Es el periodo anterior a una crisis. En una situación más o menos estable, el paciente empieza a experimentar cambios en su estado de ánimo, en su conducta, en su actividad… El sujeto debe aprender a reconocer los síntomas que manifiesta en esta fase. 2. FASE ACTIVA (CRISIS): Aparecen sobre todo los síntomas positivos, con un alto nivel de actividad. Generalmente se necesita tratamiento hospitalario para su manejo. Por otro lado existen factores de riesgo que pueden desencadenar una crisis de no modificarse. El más importante es el abandono de la medicación, pero también pueden influir mucho: el consumo de tóxicos, el aislamiento social y acontecimientos vitales estresantes. 3. FASE RESIDUAL: Predominio de síntomas negativos, como lo son el embotamiento afectivo y deterioro de la actividad. CRITERIOS DIAGNÓSTICOS SEGÚN EL DSM-IV Gran parte de los trastornos psiquiátricos son bastante complicados de diagnosticar, ya que suelen ser datos muy subjetivos, debido a que se basan en la exploración de los síntomas que se observan en el paciente y en los comentarios del propio paciente y de su familia. A continuación se describen los criterios diagnósticos según el DSM-IV sobre la esquizofrenia: A. Síntomas característicos: Dos (o más) de los siguientes, cada uno de ellos presente durante una parte significativa de un período de 1 mes (o menos si ha sido tratado con éxito): 1. 2. 3. 4. 5.
Ideas delirantes Alucinaciones Lenguaje desorganizado Comportamiento catatónico o gravemente desorganizado Síntomas negativos
Nota: Sólo se necesita un síntoma del Criterio A si las ideas delirantes son extrañas, o si las ideas delirantes consisten en una voz que comenta continuamente los pensamientos o el comportamiento del sujeto, o si dos o más voces conversan entre ellas. B. Disfunción social/laboral: Durante una parte significativa del tiempo desde el inicio de la alteración, una o más áreas importantes de actividad, como son el trabajo, las relaciones interpersonales o el cuidado de uno mismo, están claramente por debajo del nivel previo al inicio del trastorno (o, cuando el inicio es en la infancia o adolescencia, fracaso en cuanto a alcanzar el nivel esperable de rendimiento interpersonal, académico o laboral). C. Duración: Persisten signos continuos de la alteración durante al menos 6 meses. Este período de 6 meses debe incluir al menos 1 mes de síntomas que cumplan el Criterio A (o menos si se ha tratado con éxito) y puede incluir los períodos de síntomas prodrómicos y residuales. D. Exclusión de los trastornos esquizoafectivo y del estado de ánimo: El trastorno esquizoafectivo y el trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos se han descartado. E. Exclusión de consumo de sustancias y de enfermedad médica: El trastorno no es debido a los efectos fisiológicos directos de alguna sustancia (p. ej, una droga de abuso, un medicamento) o de una enfermedad médica. F. Relación con un trastorno generalizado del desarrollo: Si hay historia de trastorno autista o
de otro trastorno generalizado del desarrollo, el diagnóstico adicional de esquizofrenia sólo se realizará si las ideas delirantes o las alucinaciones también se mantienen durante al menos 1 mes (o menos si se han tratado con éxito). TIPOS DE ESQUIZOFRENIA
E. PARANOIDE: Es la más tardía en aparecer. Sus características principales son: la existencia de ideas delirantes y/o alucinaciones auditivas. Suelen aparecer ideas delirantes de perjuicio, persecución y celotípicas. Éstas pueden estar relacionadas de forma bastante coherente y tienen una estructura racional, aunque parten de premisas erróneas. Es la forma más frecuente de esquizofrenia y suelen tener un inicio agudo. E. HEBEFRÉNICA O DESORGANIZADA: Es la más precoz en aparecer, pudiendo llegar en la pubertad. Sus características son: lenguaje alterado, incomprensible, un comportamiento desorganizado y una afectividad inadecuada o aplanada. Experimentan una clara desconexión con la realidad, siendo el sujeto incapaz de vestirse, comer, ducharse… E. CATATÓNICA: Su principal característica es una importante alteración psicomotora manifestada por la existencia de catatonia, negativismo, mutismo. E. INDIFERENCIADA: Es un subtipo de esquizofrenia que tiene los criterios diagnósticos de esquizofrenia, pero no los criterios diagnósticos de los anteriores. E. RESIDUAL: Sólo presenta sintomatología negativa a pesar de que aparecen después de un episodio o brote psicótico agudo con sintomatología positiva.
PRONÓSTICO Cuanto más pronto se inicie el tratamiento antipsicótico, mejor será el pronóstico y cualquier recaída. Son factores de un mejor pronóstico:
Inicio tardío de los síntomas. Inicio brusco de la enfermedad Género femenino Buen apoyo socio-comunitario Mayor nivel de estudios Menor deterioro cognitivo Signos y síntomas negativos poco destacados
TRATAMIENTO Se ha demostrado que lo más eficaz es combinar el tratamiento farmacológico con la rehabilitación psicosocial (psicoterapia, apoyo social, grupos terapéuticos…). Se sabe que el exceso de dopamina está relacionado con los síntomas positivos de la esquizofrenia (alucinaciones, delirios, trastornos del pensamiento). Los antipsicóticos actúan sobre los neurotransmisores. Uno de sus efectos es disminuir el nivel de dopamina en el cerebro. Los fármacos más utilizados para controlar la esquizofrenia son:
ANTIPSICÓTICOS O NEUROLÉPTICOS: o Típicos: como el haloperidol, clorpromazina, levopromacina, zuclopentixol y clotiapina. o Atípicos: como la clozapina, risperidona, olanzapina y quetiapina. ANTIPARKINSONIANOS: Como el akineton. ANTIDEPRESIVOS: Seropram, triptixol, anafranil…
ESTABILIZADORES DEL HUMOR: Como el litio y los anticonvulsionantes (depakine, rivotril…). ANSIOLÍTICOS E HIPNÓTICOS: Tranxilium, valium, diazepam, orfidal…
Pueden aparecer efectos secundarios, que son muy desagradables para los pacientes, y no hay que negar su importancia. Cuando sean demasiado molestos o duraderos, hay que consultar con su psiquiatra para un posible cambio de dosis o medicación. PSICOTERAPIA Se debe tratar en el sujeto fundamentalmente, la conciencia de la enfermedad y mejorar el contacto con la realidad. Si el paciente no es consciente de estar enfermo, será muy difícil que cumpla el tratamiento farmacológico. Hay que informar a la familia y paciente sobre la enfermedad, sus fases, el tratamiento y sus efectos secundarios, además de ayudar al sujeto a expresar su ansiedad. Las intervenciones psicosociales efectivas disminuyen las readmisiones hospitalarias, previenen las recaídas, reducen los síntomas, mejoran el funcionamiento social y ocupacional, aumentan la capacidad para funcionar independientemente y proveen de soporte a los familiares y cuidadores. La intensidad de cada intervención debe ajustarse a las necesidades del paciente y de su familia. Los objetivos propuestos deben ir evaluándose cada cierto tiempo. Las más utilizadas son:
Psicoeducación. Psicoterapia. Manejo ambiental. Rehabilitación psicosocial; ayudándolo en las actividades de la vida diaria, en las habilidades sociales, utilización de su tiempo libre y por último, en su rehabilitación laboral.
CONCLUSIONES La esquizofrenia es una enfermedad mental de la cual todavía no se ha conseguido la cura (si la tiene), por lo tanto queda mucho por descubrir sobre ella. Se sabe que su etiología tiene mucho que ver con la genética, pero también de alteraciones bioquímicas y cerebrales, además de que también influyen mucho los factores de riesgo y el medio en el que se rodean. Es un trastorno muy fluctuante en la vida de la persona, en ella se desarrollan periodos de normalidad y otros de crisis. Aunque esta enfermedad sea crónica, no se tiene que pensar que el sujeto cada vez vaya a peor estado; con un buen apoyo de su familia y su alrededor más cercano, además de la coordinación entre los servicios hospitalarios y servicios sociales, el paciente puede llevar su enfermedad de una forma más sencilla e independiente que si no la tuviese. Siempre se tratará a la persona desde un punto de vista integral, para poder cubrir todas sus necesidades. El paciente también debe llevar una vida saludable, que influya lo menos posible en su tratamiento farmacológico y psicosocial, no consumiendo tóxicos ni olvidando su medicación. Debe saber los síntomas (sobre todo los anteriores a una crisis) y aceptar su enfermedad. En la sociedad, hay que crear una conciencia para la asimilación de estas personas, disminuyendo esa sensación de miedo o rechazo.