La morfina es la espina de la amapola. La venganza de las flores Muchos grandes personajes fueron víctimas de ella
Otto Von Bismarck Político alemán
Morfinómano
“La morfina recibe su nombre de Morfeo, no de Leteo. Sueñas, pero no olvidas” La espina de la amapola
Bela Lugosi Actor húngaro
Morfinómano
“En el año veintidós se unió a los nazis porque estaba cansado de hacer el tonto por media Europa y se había convencido ya de que no era tan necesaria gente de clase, o de cultura, como gente de fe y de coraje. Y los nazis creían. Eran gente capaz de creer en lo que hacía y de hacer creer a los demás. Escuchó a Hitler y creyó en él. ¿Por qué? Credo quia absurdum. Le creo porque es absurdo. ¿En qué otra cosa se puede creer más que en lo absurdo cuando el mundo entero se vuelve loco?, ¿en qué se puede creer cuando ha desaparecido el ejército en el que uno ha luchado, te han quitado el orgullo, la tierras y ves a tu gente morir de hambre y frío?“
Maximiliano I Emperador de México
Morfinómano
“——Entonces, si resulta que los traficantes se están matando entre ellos, ¿qué hacemos? —quiso saber Meisinger para delimitar mejor las líneas de actuación. El comisario cogió uno de los cebos envenenados y lo partió en dos pedazos. —Si en las cloacas de la ciudad se declarase una guerra a muerte entre ratas y cucarachas, ¿de qué lado se pondrían los poceros? — devolvió la pregunta con media sonrisa."
La espina de la amapola
Charlie Parker Músico norteamericano
Morfinómano
“Con él aprendió que lo importante es saber, porque el que sabe es, en cierto modo, dueño de lo que le rodea; saber de los seres humanos y de sus pasiones, en los buenos momentos y en los a os de ruina, como el que estudia el comportamiento de las mariposas o de las hormigas durante los días de verano y durante las noches de lluvia; así lo decía él. Saber lo que las personas temen y lo que las personas desean para mantener con más fuerza los propios deseos y luchar con más coraje contra los propios temores. "
La espina de la amapola
Richard Wagner Músico alemán
Morfinómano
“Los adictos eran casi todos hombres, aunque también había alguna mujer. Müller trató de ponerles nombre y no encontró ninguno mejor que desertores. Eran los desertores de la vida que arrastraban tras de sí a los que los rodeaban y arrastrarían al país entero a una rendición incondicional. A otra. Con su propio Versalles de indolencia. Con sus propias reparaciones abusivas en forma de atenciones médicas y manicomios rebosantes."
El comisario Müller, en La espina de la amapola
Elizabeth Barrett Browning (Poetisa inglesa)
Morfinómana
Intentó sentir piedad por aquel atajo de esclavos, o al menos por sus familias, pero lo único que consiguió fue que se le revolviese aún más el estómago. La adicción podía superarse con fuerza de voluntad, y conocía a muchos que lo habían logrado. Con ayuda o por sus propios medios, negándose simplemente a volver a inyectarse. Los que se dejaban triturar en aquel molino siniestro, arrastrando de paso a los suyos, no eran seres humanos sino basura. La adicción no era como una mutilación de guerra: a un mutilado no le basta con la voluntad de recuperar sus piernas para volver a andar, pero aún así, a fuerza de coraje, muchos lograban llevar una vida casi normal, absolutamente digna. ¿Cómo podían reclamar compasión los que no eran capaces de sobreponerse a su propia mano?"
John Stith Pemberton Inventor de la Coca Cola
Morfinómano
Pero, ¿qué habían hecho sus madres, sus esposas o sus hijos?, ¿cual era su delito? El peor seguramente: la mansedumbre. La tolerancia. Intentar comprender al germen que te mata, negociar con él, acercarse a sus razones. No se puede ser comprensivo con la lepra. No hay ecuanimidad ni compasión con ella que no equivalga al suicidio."
El comisario Müller, en La espina de la amapola
Nicolás II Zar de Rusia
Morfinómano
“—La democracia mancha —alegó. —No te lo niego. Pero Hitler lo intentó por la fuerza y el partido casi se fue a la mierda. Yo me he presentado a las elecciones y he obtenido treinta y dos escaños, así que tú eliges: puedes venir conmigo al parlamento o ir con Hitler a la cárcel, y me cuentas luego qué es lo que mancha más. "
Gregor Strasser, enLa espina de la amapola
Dr William Stewart Halsted Padre de la cirugía norteamericana
Morfinómano
“Hitler había luchado durante la Gran Guerra en las fuerzas armadas alemanas y había perdido de ese modo la nacionalidad austriaca. Por esa razón no lo podrían deportar. Quizás meses atrás sí, pero ya no. Y todo porque los malditos políticos habían preferido esperar. ¿Esperar a qué? Eso no importaba. Para los políticos, esperar y negociar eran valores en sí mismos. El qué se espera o el qué se negocia carece de importancia."
La espina de la amapola
Anthony Eden Primer ministro Británico
Morfinómano
“Dormir para olvidar aquellos olores a orines y abandono en las casas de los adictos, y los rostros de las familias, y aquella trenza blanca de la mujer envejecida prematuramente por la adicción de su marido. Blanca como una bandera de rendición"
La espina de la amapola
Hermann Göring Aviador y político nazi
Morfinómano
“Müller sintió entonces que algo se rebelaba dentro de él y esparció de un manotazo el pequeño montón de morfina que esperaba sobre el papel. No se rendía, ni se rendiría nunca. Jamás. El mundo es de los que miran, y piensan. De los que aman, odian y desean. El mundo es de los que esperan despiertos."
La espina de la amapola
Ya a la venta en librerías