En la Casa, La 514
El portón de por medio: las gradas descendiendo por un lado, las gradas de subida por el otro.
El numero en la hojalata, el 514 en la cima, el patio del centro aparece encementado.
Están en la memoria;
el rosal y la ruda, el gallinero y la piscina, el madero tras la sala, el soberado y su misterio.
Está el corredor y está la hamaca suspendida, está el sol de la tarde iluminándonos de frente.
Se siente el frío de la ducha, se siente lo rico del secado,
y siguiendo los deleites; están mil aromas degustados: ahí aparecen los amarillos y esponjados quimbolitos, aparecen ya las puntas de las hojas con las choclotandas de sal.
También aún excitan los sentidos; el chocolate derretido, que delicia su aroma degustado con el queso.
Hay la navidad y su inconmensurable pesebre, está el color blanco del mote, está la miel de la panela endulzando al champús,
aún persiste la coagulada gelatina al natural, depositada a recibir el hielo como baño junto al filo de la lavandería. Aún se expande el olor inconfundible del café mezclado y negro que al pasar por el muchacho nos aromatizaba la casa.