La Adoracion De Yahuh Es La Verdad

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La adoración de Yahúh es la verdad 1 Refiriéndose a la adoración que los Samaritanos rendían a Dios, Jesús dijo: “Vosotros adoráis a quien no conocéis; nosotros adoramos a quien conocemos, porque la redención se origina en los judíos; pero el tiempo ha llegado y es ahora, en que los verdaderos adoradores, adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque a estos busca el Padre como adoradores. Dios es un espíritu y los que le adoran, tienen que adorarle en espíritu y en verdad”. Juan 4:22..24 Según estas palabras ¿Sería razonable creer que Dios contempla con agrado, la adoración enturbiada por la falsedad? El apóstol Pablo escribe que “la congregación del Dios viviente”, es “columna y soporte de la verdad”, 1Timoteo 3:15 por esto, quienes realmente piensan que, sin importar las doctrinas profesadas, todos los caminos llevan a Dios, deberían comprender que existe la misma relación entre la verdad y el conocimiento que conduce a la justificación, que entre la falsedad y la ignorancia que conduce al error. 2 Dice la Escritura que “lo que para Dios es simple, está más allá de la sabiduría humana y lo que para Dios es débil, está más allá del poder humano”, 1Corintios 1:25 y es cierto que resulta imposible para los hombres, llegar a conocer todas las cosas relacionadas con Dios, pero aun así, es fundamental que aquellas cosas que sí pueden llegar a conocer, no sean falsas o estén confundidas. Refiriéndose a la enseñanza de Cristo, Pablo escribe a los discípulos: “nosotros que hemos recibido este ministerio por su misericordia, no perdamos el ánimo. Hagamos pública la verdad sin falsificar con astucia la Palabra de Dios, y rechacemos intrigas vergonzosas … Y si la buena nueva que predicamos permanece aún velada, está velada para aquellos que están en el camino de la destrucción, para los incrédulos que tienen la mente ofuscada por el dios de este mundo, de modo que no logren ver con claridad el resplandor de la gloriosa buena nueva de Cristo, que es a imagen de Dios”. 2Corintios 4:1..4 3 La adoración verdadera, lejos de conjeturas y teorías humanas, proviene de la revelación del “Dios veraz”, Salmo 31:5 del único Dios verdadero, que ha dado a conocer al hombre a través de sus profetas, sus designios y lo que en el futuro puede esperarse. La veracidad de esta revelación registrada a través de los siglos, ha quedado totalmente confirmada mediante la consumación en el tiempo oportuno, de los acontecimientos que habían sido predichos, entre los que se encuentran más de trescientas profecías que se refieren al origen, nacimiento, vida y muerte del Mesías. Además, es también lógico que si Dios desea de sus adoradores, una adoración espiritual y fiel a la verdad, haya provisto para ellos una guía que les permita hacerlo así. Esta guía no obstante, solo tiene sentido para las personas que sinceramente buscan la verdad, puesto que muestra una clase de sabiduría que no se adapta ni es aceptable para un “mundo” que cómo dice el apóstol Juan, “está bajo el poder del Maligno”; 1Juan 5:19 por este motivo escribe Pablo: “Puesto que por medio de su propia filosofía, el mundo no ha llegado a conocer a Dios, él, en su sabiduría, ha juzgado apropiado salvar a los que creen por medio de algo que se considera absurdo: las cosas que nosotros proclamamos”. 1Corintios 1:21 Dios busca a los adoradores verdaderos 4 Mediante las palabras que fueron registradas en las Escrituras, Dios convoca a las personas que sinceramente desean adorarle de acuerdo “con la verdad”; es muy significativo que la compilación de escritos que se conocen como la Biblia, exceda por mucho a cualquiera otro libro en su disponibilidad,

pudiendo encontrarse en mayor cantidad, en más lenguajes y en más países que cualquier otra publicación existente. Pero tan poderoso como el testimonio de Dios registrado en las Escrituras, es el testimonio de Dios ofrecido por la creación. Dice Pablo que “… lo que puede llegar a conocerse con respecto a Dios es evidente y él mismo lo pone de manifiesto, ya que tanto sus cualidades invisibles como su eterna potencia y su divinidad, se ven con claridad desde la creación del mundo, comprendiéndose a través de las cosas hechas”. Romanos 1:19..20 Los inmutables principios que él ha establecido sobre ella, se reflejan en la similitud estructural y funcional de todo lo creado, que manifiesta sin embargo, una maravillosa variedad de formas y colores. La Encyclopædia Británica, Edición de 1959, tomo 21, páginas 306, 307, dice: “Los logros del hombre en la estandarización o el hacer que las cosas se ajusten a cierta norma o tipo … son insignificantes cuando se comparan con las normas que exhibe la naturaleza. Las constelaciones, las órbitas de los planetas, las propiedades y principios inmutables … en los materiales de la naturaleza, las órbitas de los electrones dentro del átomo o la estructura de las células, son solo unos cuantos ejemplos del asombroso patrón que la naturaleza muestra”. 5 Puesto que las normas del Creador son universales y rigen sobre toda su creación, no hay en el funcionamiento de las cosas creadas la posibilidad de hipótesis o conjeturas; cada una de ellas sigue la pauta que le ha sido establecida, es decir, la conducta adecuada a la razón de su existencia. Esto nos da a entender que también a los que fueron creados a semejanza de Dios, les había sido asignada desde el principio, una conducta adecuada a su finalidad, un camino a seguir voluntariamente en el disfrute de su libre albedrío, para permanecer en condiciones de disfrutar las beneficiosas disposiciones de su Creador. No obstante, los primeros humanos se alejaron de Dios y “por causa del pecado, la muerte se extendió a todos los hombres”. Romanos 5:12 A partir de entonces, Dios trató con la humanidad a través de algunos hombres fieles y comunicó su palabra por medio de los profetas, que transmitieron y registraron sus advertencias, sus promesas, su consuelo y las instrucciones adecuadas a las limitaciones que por herencia, la humanidad había adquirido. Por esto dice David en uno de sus salmos a Yahúh: “el conjunto de tu palabra es la verdad”, Salmo 119:160 y el apóstol Pablo escribe a los discípulos de Cristo: “toda la Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar, para convencer, para corregir y para educar hacia la rectitud; para que el hombre de Dios sea maduro y esté bien preparado para cualquier obra buena”. 2Timoteo 3:16..1 La verdad que se halla en las Escrituras es histórica, no es ficción 6 Mientras las religiones del mundo tuvieron origen en la necesidad de adoración innata en los hombres y consisten en fabulas y relatos imprecisos, plasmados y transmitidos por tradición, que están basados en el intelecto humano o en el desarrollo de algunos conceptos filosóficos, los acontecimientos descritos en la Biblia son fidedignos y generalmente, basados en los testimonios de testigos oculares, que sitúan los sucesos en lugares y tiempos históricos. Los escritos bíblicos fueron registrados por hombres muy distintos y alejados en el tiempo, algunos de ellos fueron dirigentes en Israel, como Moisés o Samuel y los reyes David y Salomón, otros fueron sacerdotes, salmistas o profetas como Isaías, Jeremías y Daniel, pero hubo también pescadores como el apóstol Juan, un recaudador de impuestos que fue Mateo, un médico, Lucas y un doctor en la Ley, Pablo. El hecho de que estos hombres relatasen los sucesos que habían presenciado o en los que habían participado, y revelasen sus errores, sus pruebas y sus dificultades, junto a sus temores, desilusiones, tristezas y gozos, de ninguna manera desmiente que el mensaje y la inspiración de sus

narraciones provenga verdaderamente del espíritu de Dios, y de hecho, todos ellos lo reconocen como la palabra de Yahúh. Los escritores de la Biblia se nos presentan así como unos hombres reales, comisionados para transmitir los mensajes de Dios; la franqueza y sinceridad de sus relatos, que a pesar de la disparidad de sus vidas y épocas, están en total armonía, demuestra que son fidedignos, de modo que debemos considerar la Escritura, no “como si fuese la palabra de unos hombres, si no como lo que en realidad es, la Palabra de Dios”. 1Tesalonicenses 2:13 7 El apóstol Pedro ofrece testimonio de la historicidad y la inspiración de las Escrituras, cuando escribe a los discípulos: “Nosotros no os hemos dado a conocer la venida y las poderosas obras de nuestro señor Jesús Cristo, mediante historias inventadas, pues fuimos personalmente testigos oculares de su grandeza cuando recibió el honor y la gloria de Dios Padre, porque a él se dirigió la voz desde la gloria majestuosa, diciendo: ‘Este es mi hijo amado, el que yo he elegido’, y nosotros que estábamos con él en el monte santo, oímos esta voz que venía del cielo. Aunque tenemos una confirmación más segura todavía en la palabra profética y haréis bien en prestarle atención, porque es como una lámpara que brilla en un lugar oscuro hasta que despunte el día y la luz resplandezca en vuestros corazones. Pero primero, debéis saber que ninguna profecía de la Escritura proviene de una interpretación personal, porque ninguna de las profecías vino nunca por la voluntad del hombre, si no que los hombres hablaron de parte de Dios, impulsados por espíritu santo”. 2Pedro 1:16..21 8 El mayor testimonio en favor de la Escritura y de la adoración verdadera, fue el ofrecido por Jesús durante su vida. Defendiendo la pureza en la adoración de Yahúh, dijo: ”No penséis que he venido a destruir la Ley o los Profetas. No he venido a destruir si no a cumplir; porque verdaderamente os digo que hasta que el cielo y la tierra pasen, absolutamente no pasarán ni una jota o una tilde de la Ley, hasta cuando todas las cosas se hayan cumplido. Por eso, cualquiera que quiebre uno de estos mandatos más pequeños y lo enseñe así a los hombres, será llamado mínimo en el reino de los cielos, mientras que aquel que los practique y los enseñe ¡Este es el que será llamado grande en el reino de los cielos!”. Mateo 5:17..19 Este Hijo de Dios reivindicó el nombre de su Padre, que los judíos ya no se atrevían a pronunciar, y lo que este representa como parte fundamental del testimonio de la verdad, y le oró así: “He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo, eran tuyos y me los has dado, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han comprendido que todas cuantas cosas que me has dado, provienen de ti, porque les he entregado las palabras que tú me has dado y ellos las han recibido, y han comprendido que verdaderamente he partido de junto a ti, y han creído que tú me has enviado”. Juan 17:6 9 El apóstol Pablo describe el origen, la misión y el destino del Mesías de Dios, con estas palabras: “En tiempos pasados, Dios les habló a los padres muchas veces y de distintas maneras, por medio de los profetas, pero en estos últimos tiempos, nos ha hablado a nosotros por medio de un hijo, a quien ha constituido heredero para siempre del universo que fue creado para él. Este Hijo es el reflejo del esplendor de su gloria, es la imagen de su personalidad, y sostiene todas las cosas por el poder que le ha sido otorgado. Porque después de haber cumplido con la purificación de los pecados mediante el sacrificio de expiación, se ha sentado a la diestra de la Majestad divina en el más alto de los cielos, y ha adquirido una naturaleza tan

superior a la de los ángeles, cuanto mayor es su responsabilidad en la posición que le ha sido otorgada”. Hebreos 1:1..4 El hecho de que la vida y las enseñanzas de Jesús tuviesen un profundo efecto, es una realidad histórica indiscutible que ha dejado su huella en la mayoría de los calendarios actuales. Puede decirse que su presencia en la Tierra señaló un cambio en la historia de la humanidad. La adoración falsa y la mitología 10 Sin embargo y a pesar de la enseñanza referente a la adoración verdadera impartida por Jesús, por sus apóstoles y por sus primeros discípulos, hubo quienes con el tiempo, la modificaron, con el resultado de que muchísimas de las personas que se consideran adoradores verdaderos, permanecen alejados de la verdad de Dios, porque han recibido una enseñanza adulterada por unos conceptos tradicionales que proceden de otras fuentes. Prediciendo estos acontecimientos, Pablo había escrito a Timoteo: “El espíritu nos dice explícitamente que en los últimos tiempos (de la congregación apostólica) algunos apostatarán de la fe y prestarán oído a espíritus seductores y a doctrinas de demonios, siendo desviados por la hipocresía de unos impostores que tienen la conciencia insensible como la cicatriz de una quemadura …” 1Timoteo 4:1..2 ya que “… se acercan tiempos desfavorables. Organiza, reprende y exhorta con paciencia y destreza en la enseñanza, porque está al llegar el tiempo en que ya no soportarán la doctrina sana e irán tras sus propios deseos, rodeándose de maestros para escuchar lo que les complace, y retrayéndose de oír la verdad, se volverán a historias falsas”. 2Timoteo 4:1..4 Y en relación al retorno de Jesús, escribe a los discípulos: “No os dejéis confundir con facilidad … No os dejéis engañar por ninguno, porque él no puede llegar antes de la apostasía; antes de que se manifieste el hombre de pecado, el hijo de la destrucción, el opositor que se ensalza sobre cualquier cosa considerada divina u objeto de reverencia, y que tomando asiento en un lugar divino, ostenta divinidad ¿No recordáis que mientras estaba entre vosotros os decía estas cosas? Sabéis bien lo que ahora le retiene, de modo que solo pueda manifestarse cuando llegue el tiempo establecido … este desconocido transgresor ya está obrando, pero en cuanto sea retirado lo que lo retiene, el transgresor, que el Señor declarará espiritualmente muerto y aniquilará durante la manifestación de su Presencia, será revelado”. 2Tesalonicenses 2:2..8 11 Hoy en día, muchas personas se presentan como adoradores del Dios de la Biblia, pero defienden sin profundizar en las Escrituras, las doctrinas que provienen de aquella apostasía que también Jesús anunció con la parábola del trigo y la cizaña, y que clandestinamente operaba ya en los días de los apóstoles. Mientras Pablo permaneció en vida, vigiló las congregaciones y amonestó personalmente y por carta, a los discípulos que se dejaban desviar de la verdad de Dios, escribiéndoles: “cuando llega alguno predicando a otro Jesús, uno distinto del que nosotros os hemos predicado, o cuando se trata de recibir un espíritu distinto del que habéis recibido y de aceptar una buena nueva diferente a la que habéis aceptado, vosotros escucháis con gusto”. 2Corintios 11:4..5 “Me maravillo de lo rápidamente que dais la espalda al que os ha llamado por medio del generoso don del Cristo, y os volvéis hacia una buena nueva diferente, puesto que en realidad no existe otra, a pesar de que algunos de entre vosotros os confundan al querer cambiar la buena nueva de Cristo”. Gálatas 1:6..7 También el apóstol Pedro escribió advirtiendo a los discípulos: “… tal como hubo falsos profetas entre el pueblo, también habrá entre vosotros falsos maestros que introducirán disimuladamente herejías destructivas y renegarán del

Señor que los ha rescatado, atrayendo sobre si mismos una ruina que no esperan. Y muchos les seguirán en su corrupción, de modo que por su culpa se hablará injuriosamente de la vía de la verdad, ya que por su codicia os defraudarán con palabras falsas”. 2Pedro 2:1..2 12 Durante su vida, los apóstoles lucharon con autoridad y poder contra el avance de las doctrinas fraudulentas y sus defensores, pero en cuanto fue retirado lo que frenaba la ilegalidad, es decir, cuando los apóstoles murieron, la apostasía creció y se desarrolló “con señales poderosas y prodigios engañosos, para seducir mediante la injusticia a los que … no han amado la verdad que les hubiese permitido salvarse”. 2Tesalonicenses 2:10..12 Así, unos cuantos años después de su muerte, “el opositor” anunciado por Pablo, tomó realmente “asiento en un lugar divino”, y modificando la buena nueva que se basa en la verdad de Dios, estableció según su entender, a “otro Jesús” y a “un espíritu distinto” del predicado por los apóstoles, afirmando que ambos constituían Dios mismo e ignorando expresamente estas palabras de Pablo a los discípulos, que están en armonía con la enseñanza de Cristo: “Debéis tener la misma disposición de Jesús Cristo, que a pesar de existir en forma divina, (como los ángeles) no buscó hacerse igual a Dios”. Filipenses 2:5..6 En realidad, las doctrinas de la dualidad primero y de la trinidad de Dios después, se originan en conceptos filosóficos que hallan ciertos antecedentes en las tríadas de los dioses de las antiguas naciones, pero no existe base para tal cosa ni en las Escrituras, ni en las palabras de Jesús o de los apóstoles, a pesar de las interpolaciones ya identificadas y admitidas, que fueron añadidas al evangelio de Mateo y a los escritos de Juan, desde una época muy temprana. 13 A causa de esto, las personas que durante siglos han sufrido hambre y sed de conocimiento, han sido privadas de las verdades de la revelación de Dios, para ser alimentadas con fábulas y quimeras que han presentado a un dios antropomorfo de naturaleza y carácter desconocidos en las Escrituras, uno que está por igual, a disposición de las naciones beligerantes, mientras en su nombre se perpetran grandes maldades e injusticias. Esta adulteración de las verdades reveladas, estas “enseñanzas de unos hombres que rechazan la verdad”, Tito 1:14 han desafiado durante siglos la enseñanza apostólica y han sido defendidas cómo tradición eclesiástica, otorgándoseles el mismo valor que a la revelación de Dios, a pesar de que para defender unos mitos cómo la trinidad de Dios, la inmortalidad del alma o el infierno de fuego y tortura, se haya hecho necesario oscurecer gran parte de la enseñanza genuina. Con el tiempo, la Cristiandad apóstata que había adquirido un gran poder temporal y político, introdujo la adoración de los santos, de los ángeles y de María, la madre de Jesús, llegando a proclamar la doctrina de su nacimiento libre del pecado heredado. Desde la antigüedad, su influencia había sido tan agresiva y profunda, que aún hoy, la mayoría de los adoradores que afirman guiarse por las Escrituras, aceptan cegados, muchas fábulas y mitos propiciados por la evolución religiosa que derivó en una forma de adoración totalmente ajena a las Escrituras. 14 También el gran movimiento de reforma, es decir, el protestantismo, a pesar de rechazar algunas de las prácticas católicas, heredó y conservó alguna imagen, como lo es la cruz, y gran parte de las antiguas doctrinas de la tradición eclesiástica. Cualquier enciclopedia suministra amplia prueba de que enseñanzas como la Trinidad, el infierno de fuego o la inmortalidad el alma, no están absolutamente en armonía con la enseñanza de las Escrituras, y sin embargo, constituyen los pilares fundamentales de la doctrina que profesan.

Verdaderamente, la tendencia de ir más allá de lo que fue escrito por los profetas y los apóstoles existía ya en tiempos de Pablo, que por este motivo dice así a los discípulos de Cristo: “… si nosotros mismos o un ángel del cielo, os declarase una buena nueva diferente de la que os hemos anunciado ¡Sea rechazado! Y lo que decimos lo repito de nuevo, si alguno os anuncia una buena nueva diferente de la que habéis recibido ¡Sea rechazado! ¿Tengo yo que buscar el favor de los hombres o el de Dios? ¿Acaso quiero yo contentar a los hombres? ¡Porque si quisiera serles grato, ya no sería ministro de Cristo!” Gálatas 1:8..10 Y en favor de la pureza de la adoración, cita y parafrasea las palabras que Dios dirige a su pueblo mediante los profetas, y escribe: “¿Que armonía puede haber entre el templo de Dios y los ídolos? De hecho, nosotros somos el templo del Dios viviente, puesto que Dios dice: "Habitaré y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo" y "Salid de entre ellos y separaos, dice el SEÑOR, no toquéis nada impuro y yo os acogeré". Y de nuevo: "Seré para vosotros como un padre y vosotros me seréis como hijos e hijas, dice el SEÑOR omnipotente". 2Corintios 6:15..18 15 Pero también los israelitas, a pesar de su herencia escritural, se apartaron de la verdad de Dios para forjarse una tradición basada en fábulas, como las de los libros apócrifos o deuterocanónicos, anexados a las versiones católicas de la Biblia. Pablo había encomendado a Tito, reprender “severamente” a los discípulos, “para que permanezcan sanos en la fe y no den crédito a las fábulas judaicas, ni a las enseñanzas de hombres que rechazan la verdad”. Tito 1:13..14 Este aspecto del judaísmo es ilustrado por el historiador Nathan Ausubel, que en su libro The Book of Jewish Knowledge, (El libro del conocimiento judío) denuncia que el Talmud contiene “un gran surtido de insubstanciales ingenuidades, tabúes, supersticiones, creencias tradicionales sobre demonios y mitos …” Y para justificar este hecho, alega que las cosas “que desfiguran el Talmud, pueden hallarse también en los escritos religiosos y filosóficos de los griegos y los romanos, de los Padres de la Iglesia y de los Escolásticos cristianos medievales”. Estas palabras destinadas a disculpar la mitología y las fábulas del Talmud, sirven también de censura para la Cristiandad, que lo mismo que ellos, ha “contaminado la verdad de Dios con mentiras”. Romanos 1:25 16 Otro de los mitos que afectan a centenares de millones de personas, tanto en la Cristiandad como fuera de ella, es la afirmación de que las imágenes constituyen una ayuda para la adoración verdadera. Católicos, budistas, hindúes y tantos otros, emplean en su adoración figuras moldeadas, talladas o esculpidas y también estampas e imágenes o íconos pintados. Este es un hecho que realmente no tiene excusa para los que profesan ser cristianos, ya que Dios especificó claramente, que rendir culto o inclinarse ante un simulacro o imagen de algo o de alguien, es una cosa odiosa. Así, el segundo de los diez mandamientos que Dios entregó a Moisés, declara un principio fundamental en la adoración verdadera: “no te harás imágenes o cualquier representación de lo que hay arriba en los cielos o abajo en la tierra, o de lo que hay en las aguas o bajo la tierra, ni te inclinarás ante ellas; no debéis comportaros de este modo abominable”. Éxodo 20:4..6 Entre las muchas advertencias de Dios contra el culto de imágenes que hallamos en las Escrituras, leemos: “Cualquier hombre sin entendimiento, es necio; cualquier artesano de imágenes, está errado, pues son mentira sus simulacros y no hay en ellos espíritu”. Jeremías 10:14 ¿De qué pueden pues servir? Isaías dice: “… no tienen valor, ya que ni ven a sus testigos ni tienen conocimiento para avergonzarse. Quienquiera que modelando una imagen, da forma a un divino, no obtendrá beneficio alguno”. Isaías 44:9..10

17 El hecho de que la leyenda y el mito formen parte de la mayoría de las grandes religiones del mundo, no es ningún secreto. De hecho, los términos “Mitología o “Mito y leyenda son importantes epígrafes en la Encyclopædia Britannica de 1974, donde, por ejemplo, bajo Hinduismo se declara: “No hay ningún aspecto de la vida hindú que no esté entrelazado con la mitología”. De la filosofía relacionada con el Budismo, se dice: “El mito ha desempeñado un papel esencial y sumamente profundo en la historia del budismo”, y a pesar de que el Islam desconoce oficialmente la mitología, la enciclopedia señala que esta “puede hallarse en las numerosas leyendas populares que rodean al Profeta y los santos”, y en las antiguas leyendas con respecto a Mahoma y su familia, que están “en inconsistencia con la realidad histórica”. En cuanto a la mitología cristiana actual, podría ser ilustrada por el folleto titulado “Cuando María estaba en la Tierra”, escrito en inglés por un jesuita y validado con el imprimátur arzobispal, que ya al inicio confiesa lo siguiente: “No se pretende que los episodios que se relatan en las páginas siguientes sean históricos. Quizás nunca sucedieron”. Entre otros muchísimos ejemplos, está también el de los prodigiosos hechos que la tradición atribuye al santo católico llamado Patricio. El Dr. Joseph F. Kelly, de la Universidad John Carrol, reconoce en el Catalogue of Early Medieval Hiberno-Latin Biblical Commentaries (II) (Catalogo de los Comentarios Bíblicos Ibero-Latinos de la Alta Edad Media): “Quizás todos los relatos acerca de Patricio, no sean históricamente verdaderos, pero eso no significa que no tengan valor alguno”. 18 Cualquier tradición religiosa por amada que sea, no puede sin embargo compararse a la revelación transmitida en las Escrituras canónicas, destinada a dar a conocer el mensaje del Dios que actúa en relación a sus designios. Puede decirse que los escritos bíblicos son singularmente exactos y que los hechos y sucesos que presentan, quedan generalmente confirmados por la crónica histórica. También es importante señalar que cuando las narraciones se refieren a costumbres culturales, títulos oficiales o asuntos jurídicos e incluso científicos, se demuestran correctas en todos los detalles. El cuidadoso registro de sus escritores, la exactitud en las cantidades específicas de cada cosa, las detalladas genealogías con nombres precisos de personas y lugares, los nombres y las dataciones minuciosas de las edades y años de reinado de los distintos reyes de Israel, en relación a los nombres y años de reinado de los diversos reyes y oficiales de otras naciones, nunca han podido ser contradichas, demostrando así su fidelidad. Dice el apóstol Juan que “Ninguna mentira puede proceder de la verdad”, 1Juan 2:21 y en armonía con sus palabras, el arqueólogo G. Ernst Wright, fundador de la revista The Biblical Archaeologist, declara: “Es emocionante y remunerador comprobar que la Biblia no es simplemente un testamento de fe, sino un testamento surgido en relación a personas reales y acontecimientos reales”. Los testimonios fidedignos de sus relatos, permiten a los adoradores verdaderos apreciar el sólido fundamento de su adoración, evidenciando también la debilidad y la superficialidad de las leyendas y fábulas tradicionales, que mantienen al hombre alejado de la verdad del único Dios, pues como escribió el salmista: “Todos los dioses de los pueblos son ficticios; pero Yahúh hizo los cielos … Tributad a Yahúh la gloria que corresponde a su nombre”. Salmo 96:5,8 Los dioses falsos degradan a la humanidad

19 El apóstol Pablo declara que los hombres han sustituido “la gloria del Dios incorruptible, por imágenes semejantes al hombre mortal” y a otras criaturas terrestres. Romanos 1:23 Uno de los aspectos característicos de los dioses concebidos por la humanidad, consiste en su semejanza con quienes los han imaginado. Señalando esta particularidad, el psicólogo William Sargent, en su libro The Mind Possessed (La mentalidad fanática) escribe que los hombres se han creado unos dioses a su semejanza, y “reflejan sus diversas ilusiones, aspiraciones y temores”. A los antiguos dioses mitológicos se les atribuían cualidades, debilidades e incluso, depravaciones, que dan testimonio de su concepción por la mente humana. En el libro Jews, Gods and History (Los judíos, los dioses y la historia) leemos: “los mismos dioses griegos establecieron un modelo de concupiscencia y perversión desenfrenadas, que finalmente debilitaron la fibra moral de aquel pueblo”. Y es también natural que quienes se consideraban sus servidores, adoptasen sus comportamientos. 20 En contraste con esto, la adoración de Yahúh presenta a un Dios santo, perfecto e infinito, que despliega un generoso amor basado en principios, una gran sabiduría y un gran poder, además de justicia, benignidad y misericordia en todos sus tratos; por este motivo, la adoración verdadera eleva a sus adoradores fieles, nunca los degrada. La historia del pueblo de Israel, muestra que aunque los israelitas estuvieron sujetos al poder de otras naciones y rodeados por los dioses de quienes los habían sometido, los adoradores verdaderos no sucumbieron. Las cosas que las naciones practicaban no influyó en las elevadas normas de sus escritos sagrados ni en la adoración de Yahúh, que había tenido en el mundo, un inicio muy diferente a la adoración de los demás pueblos, puesto que no había sido concebida por los hombres, si no que procedía de la revelación del espíritu de Dios. 21 Para dar testimonio de esto, el apóstol Pablo, en pie en el Areópago de Atenas, sintetizó ante filósofos estoicos y epicúreos, el verdadero propósito de Dios para el hombre y la condición de la adoración verdadera, declarando: “El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él, el que es Señor del cielo y de la Tierra, no habita en santuarios hechos por manos ni es servido por manos, como si aquel que da a todos la vida, el aliento y todas las cosas, tuviese necesidad de algo. Él hizo de un hombre, a todas los pueblos de la humanidad para que habitasen sobre entera la faz de la tierra, determinando los tiempos preestablecidos y los límites de su morada y para que buscasen al Supremo, por si investigando, ellos mismos le hallaban, pues no está lejos de cada uno de nosotros ya que por él vivimos, nos movemos y existimos; como dijeron algunos de vuestros poetas, ‘porque nosotros somos también su descendencia’. Y si somos descendencia de Dios, no debemos pensar que lo divino sea semejante al oro, a la plata o a la piedra, cincelados según la apariencia humana con arte. Ciertamente Dios ha pasando por alto los tiempos de ignorancia, pero ahora participa a todos los hombres de todas partes, que se conviertan, puesto que ha establecido el día en el que sentenciará con justicia al mundo, por medio del hombre que él ha designado y que ha confirmado ante todos al resucitarlo de entre los muertos”. Hechos 17:24..31 22 Dios no se oculta de los que sinceramente le buscan, porque “desea que todos los hombres sean salvados, llegando a conocer con exactitud la verdad de que para Dios solo hay un mediador entre los hombres y él, el hombre Jesús Cristo, que al llegar el tiempo establecido se entregó a si mismo en rescate por todos”. 1Timoteo 2:4..6 Y de acuerdo con sus designios, Jesús les convoca con estas palabras: “Venid a mí, todos los que estáis fatigados y

abrumados, y yo os daré reposo. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, porque yo soy apacible y humilde de corazón, y hallaréis reposo para vuestras almas, pues mi yugo es liviano y mi carga ligera”. Mateo 11:28..30 La misma existencia y modo de vivir de los adoradores verdaderos, ofrece un testimonio de la verdad del único Dios, porque a pesar de las limitaciones que puedan tener, el espíritu de Dios les impulsa a esforzarse en el camino de la santidad y a adecuarse a la imagen que Dios atribuyó al hombre cuando lo creó. De esta manera y mediante el conocimiento de las Escrituras, “los verdaderos adoradores” podrán realmente adorar “al Padre en espíritu y en verdad”, porque “así quiere el Padre que sean los que le adoren”.

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