Karol Woktila.docx

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El desarrollo de la pudicia en el hombre presenta procesos diferentes: El pudor necesita de la vida interior de esta, único terreno en que puede aparecer. La ética sexual tiene sus raíces en las leyes de la naturaleza. La mujer tiende a ser objeto del amor para amar, el hombre quiere amar para llegar a ser objeto de amor y he ahí el pudor sexual es un medio de llegar a él. La vergüenza suma parte en el desarrollo de la pudicia. El pudor sexual es un movimiento de la defensa del valor de la persona, ligado a los valores del sexo. 2. La ley de la absorción de la vergüenza por el amor. La vergüenza es absorbida por el amor, de manera que el hombre y la mujer dejan d sentirla en sus relaciones sexuales. El pudor no tiene razón de ser más que en el mundo de las personas. En el sentido que la fortifica el sentimiento del pudor. En ella el amor utiliza los elementos del pudor sexual y especialmente la conciencia de la justa proporción entre el valor de la persona y el sexo. El pudor constituye una fuente de defensa natural de la persona, protegiéndola contra el peligro de descender o ser confinado al rango de objeto de placer sexual. El pudor está profundamente en el ser mismo de la persona. Subjetivamente la vergüenza es un sentimiento negativo que se parece un poco al temor ligado a los valores sexuales. Un auténtico pudor exige, según la ley de su absorción un amor verdadero y aceptable. 3. El problema del impudor El pudor es la tendencia particular del ser humano a esconder sus valores sexuales en la medida en que sean capaces de encubrir el valor de la persona. Existen dos formas de pudor al cuerpo ligados con valores sexuales y con el pudor de los actos de amor. Ambas formas de pudor son absorbidas solo por el amor. El vestido puede contribuir de diversas maneras a poner en evidencia el sexo, y por ello la formación de las costumbres sexuales debe evitar caer en la pudibundez. El impudor nace de la voluntad que hace suya la reacción de la sensualidad y reduce a la otra persona al papel de objeto de placer a causa de su cuerpo y sexo. El matrimonio 1) La monogamia y la indisolubilidad En principio una persona nunca puede ser para otra persona objeto de gozo, sino solo objeto de amor, la unión del hombre y la mujer necesita un encuadramiento adecuado en donde las relaciones sexuales estén plenamente realizados, que garantice a un tiempo y unión duradero, se llama matrimonio. La unión que tiene por base esta afirmación solo puede ser durable en la medida en que continúe la relación recíproca entre las personas, que acabe con la muerte. El matrimonio está estrechamente ligado a la existencia material y terrestre del ser humano.

Un hombre ha poseído a una mujer a una mujer en cuanto esposa y si al cabo de un tiempo la deja para unirse a otra y demuestra con ello que su esposa no representaba para él más que valores sexuales. Para preservar en este contexto un orden es importante el principio de la estricta monogamia, el cual se identifica con la indisolubilidad del matrimonio válidamente contraído. 2) El valor de la institución Institución significa algo instituido establecido según el orden de la justicia. La familia es una institución en el matrimonio. El matrimonio no desaparece con la familia, sino que conserva su carácter particular de institución cuya estructura interna es diferente de la familia, es que tiene como razón interior la de constituir una unión, durable y basada en el amor de dos personas. La procreación es el fin principal del principal. La importancia de la institución del matrimonio consiste en que justifica las relaciones sexuales de una pareja determinada en el conjunto de la vida social, lo cual importa no solo a una causa de las consecuencias, sino en las consideraciones de las partes que forman parte de ella. Por ello el adulterio es un mal moral y por tanto las relaciones extramatrimoniales son éticamente malas, tanto el pre conyugal como las extra conyugales. 3) Procreación, paternidad y maternidad En las relaciones conyugales del hombre y la mujer se entrecruzan dos órdenes: el de la naturaleza cuyo fin es la reproducción y el de las personas que se expresa en el amor y tiende a su más completa realización. La paternidad y la maternidad encuentran su lugar dentro de los límites del amor. Este resulta de la síntesis de estas dos órdenes: el de la naturaleza y el de la persona. Cuando el hombre y la mujer rechazan absolutamente la idea de que yo puedo ser padre o yo puedo ser madre o cunado excluyen artificialmente la paternidad o la maternidad corren el peligro de limitar sus relaciones al gozo cuyo objeto seria la persona. En el orden del amor, el ser humano no puede permanecer fiel a la persona más que en la medida en que permanece fiel a la persona más en la medida en que permanece fiel a la naturaleza. Al violar las leyes de la naturaleza viola también a la persona convirtiéndola objeto de gozo en lugar de hacerla objeto de amor. El amor se subjetibiza fácilmente a causa de las relaciones sexuales de modo general, de las relaciones entre personas de sexo opuesto, contenidos así con los estados eróticos. Los estados eróticos se oponen objetivamente al valor de la persona no sirven para el amor. El hombre y la mujer a veces tienen miedo del hijo, y cuando este temor de tener un hijo es exagerado este paraliza al amor, existe una solución normal y digna de las personas: la continencia periódica, además es la única solución digna de las personas que puede darse al problema del control de natalidad. Dentro de este panorama está la exclusión de la procreación, mediante la ayuda de medios artificiales, que van en contra de las reglas de la naturaleza, al amor, a la unión del hombre y a la mujer en cuanto a personas, porque reducen al contenido del acto conyugal al mero gozo, al orden que en ella reina uno de cuyos elementos es la fecundidad periódica de la mujer.

4) La continencia periódica. Método e interpretación Hablar de método natural como principio utilitarista no sería más uno de los métodos que sirven para asegurar el máximo de placer. La continencia periódica en cuanto medio de regulación de la concepción es admisible, en primer lugar porque no infringe el principio de la norma personalista y en segundo bajo ciertas reservas. Por tanto la continencia en cuanto a virtud no puede ser considerada como un medio anticonceptivo, pero la continencia periódica no puede ser acompañada negativa total de procrear siendo como es la disposición para la paternidad y la maternidad la justificación de las relaciones conyugales, la cual mantiene el nivel de la unión verdadera de las personas. La paternidad y la maternidad El deseo de tener un hijo es, en todo caso, una manifestación de su maternidad en potencia. El hombre espera tener un hijo de la mujer, por este motivo la toma bajo su protección en el matrimonio. La paternidad y la maternidad llevan al mundo de las personas a la marca de una perfección espiritual particular: generación en el sentido espiritual y formación de almas. La paternidad espiritual está mucho más cerca de la maternidad física. El terreno del espíritu se encuentra fuera de la acción del sexo. Padre o madre en el sentido espiritual es un ideal, un modelo para aquellos cuya personalidad se desarrolla y forma bajo su influjo. 1) La sexología y la ética. El punto de vista de la ética sexual no puede ser más que personalista y que no está formado por los problemas del cuerpo y el sexo, sino por lo de las personas y los del amor entre el hombre y la mujer, estrechamente ligados a sus cuerpos y al sexo. Los problemas del cuerpo y del sexo únicamente forman parte de el en la medida en que estén subordinados a los principios que determinan el orden que ha de tener en el mundo de las personas. La ética moral no ha de forzar a la sexología de manera pura porque siempre será incompleto, porque el análisis es visto desde la biofisiología y médica. Este porque el amor entre una mujer y un hombre no surge porque sean dos organismos de sexo diferente, sino son dos personas. 2) El impulso sexual El impulso sexual es una fuerza particular de la naturaleza, que no hace sino apoyarse sobre estos elementos anatómicos, somáticos y fisiológicos y su distinta reacción a estimarlos que la despierten. La sexología explica mucho mejor los factores anatómicos y somáticos de la sensualidad mediante la cual se manifiesta el impulso sexual. 3) Problemas del matrimonio y de las relaciones conyugales. El matrimonio monogámico e indisoluble se basa en la forma personalista y en el reconocimiento del orden objetivo de los fines de agudo van en contra este el problema del adulterio y las relaciones sexuales prematrimoniales.

Ello se resuelve con la educación sexual el cual debe tenerse como convicción de que el otro desde la educación en el amor, las relaciones sexuales no enseñan el amor, pero si este es verdadera virtud, lo será también en las relaciones sexuales. Solo el matrimonio, un matrimonio perfecto es decir físicamente armonizado por una solución aceptable. 4) El problema de la paternidad responsable El hombre y la mujer que tienen relaciones conyugales han de saber en qué momento y como pueden tener un hijo, por tanto son responsables de cada concepción ante sí mismos y ante la familia que crean he inventan. La sexología reconoce el instinto maternal y el instinto paternal. En efecto en la mujer empieza antes de que el niño nazca y la del hombre se desarrolla mientras el niño crece.

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