Juanra - Viale Al Sur

  • October 2019
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Viaje al Sur En el mes de diciembre hicimos un viaje al sur argentino. Pienso que les puede resultar de interés, dado que se puede hacer en auto (nos cruzamos con algún auto con matrícula uruguaya), y también para conocer lo diferente que es en muchas cosas, la geografía al Uruguay. El viaje fue realizado entre el 6 y el 20 de diciembre. Hacía como 10 años que queríamos hacer este paseo, pero por razones de distancia, dinero, calidad del automóvil, y la edad de nuestros hijos, se fue postergando, hasta que finalmente lo pudimos concretar. En realidad conocimos tan solo una parte de la Patagonia, quedando mucho más para conocer. Les aseguro que en este tipo de viajes uno toma conciencia real del tamaño de este país. ¡Es realmente muy grande! Hicimos en total 4.400 km. Fuimos en la Peugeot 505 Rural con un trailer para camping, que como verán luego, debido al tiempo frío, su peso, y las rutas de montaña, resultó nefasto llevarlo. Itinerario Para los que tengan un mapa a mano, les diré que hicimos la ida de Bs. As. pasando por Pehuajó (donde vivía la tortuga Manuelita y que tiene un monumento a ella), Trenque Lauquen, Santa Rosa, General Acha, 25 de Mayo (Colonia Catriel), Neuquén, Zapala, Junín de los Andes, y llegamos a San Martín de los Andes donde nos quedamos una semana. El viaje tomó dos días, y en ambos manejé desde las 8.00 de la mañana hasta las 20.00 hs, parando para almorzar 45 a 60 minutos. Hicimos noche en un hotel próximo a 25 de Mayo que se llama “Hotel Cruce del Desierto”, porque realmente, está en medio del desierto. De San Martín de los Andes hicimos la ruta de los 7 lagos, pasando por Villa de la Angostura, y nos quedamos en Bariloche la segunda semana. La vuelta también tomó 2 días de viaje. El primer día manejé desde las 8.00 hasta las 22.00 horas, con temperaturas de 35 grados en la ruta. El segundo desde las 9.00 hasta las 18.00 hs. Volvimos por Bahía Blanca donde hicimos noche, recorriendo el valle del Río Negro, pasando por Piedra del Águila, Neuquén, General Roca, Villa Regina, Choele Choel, Río Colorado, Bahía Blanca, Cnel Pringles, Olavaria y Azul. Anécdotas del viaje Como creo que les comenté, el auto está convertido a gas. Vale decir, que tiene en la pequeña valija que le queda después de la 3ra fila de asientos, dos tubos superpuestos. Esto le quita casi por completo espacio en la valija, por lo cual, se hace necesario poner sobre el

2 techo un par de valijones de plástico que van sujetos al portaequipaje (la “baca” como se le decía antes). Como yo les escribí, nuestra idea era la de acampar, por lo cual llevábamos un completo equipo de camping, que entre otras cosas incluía 2 carpas, un gazebo con paredes (repesado), 2 mesas de camping, una garrafa, farol a mantilla, reposeras, hacha, pala, baldes, ollas, y demás enseres. Dado que me habían dicho que en el sur los precios eran más altos que en Bs. As, y que los lugares de camping estaban alejados de los almacenes o supermercados, nos llevábamos también todo un pedido de supermercado que incluía leche en polvo, café, azúcar, arroz, galletitas, mermeladas, corned-beef, etc. etc. El trailer pesaba un quintal, máxime que yo le hice hacer un cajón metálico que lo superpongo para darle mayor capacidad. Andar a gas es sumamente barato. Para que tengan una idea, yo en ese auto con 6 personas y cargado de equipajes puedo hacer 180 kilómetros con 80 pesos uruguayos. Pero, la red gasífera no está extendida a toda la Rep. Argentina, y en algunas localidades, aún no ha llegado. Por otra parte, la autonomía con gas es de tan solo 180 km. Los tramos sin gas, hay que hacerlos necesariamente a nafta. Cuando a un auto convertido a gas se lo usa a nafta, consume más de lo habitual, dado que como el gas no tiene tanto octanaje, adelantan el motor. Mientras iba cruzando la Prov. De Bs. As, iba todo bien. Se sentía el peso del trailer que me tironeaba hacia atrás y restaba velocidad al auto, pero estaba todo bien. Podía mantener una velocidad promedio de 100 Km./hora, y por momentos hasta lo llevaba a 120. Cuando se acabó la pampa húmeda y empezó el desierto (Santa Rosa), se acabó la última estación de gas, y hubo que pasar el auto a nafta. El viento empezó a soplar en contra, (del oeste) y yo inmediatamente noté cómo me costaba avanzar, a tal punto que para llevarlo a 100 tenía que apretar mucho el acelerador. Los valijones en el techo, y el carrito me frenaban mucho el auto. Cada 100 Km. paraba en una estación y al ponerle nafta, noté con sorpresa todo lo que le ponía, pero no me preocupaba, porque mi auto hace normalmente 160 Km. con 20 litros (8 Km. por litro), por lo cual con un tanque de 45 lts. Podía hacer más de 320 Km. sin abastecerme. Siendo aproximadamente las 19.00 hs, me internaba cada vez más en el desierto hacia el oeste. Para los que nunca han estado en el desierto argentino, les comento que no es como el desierto del Shara, en el sentido de que en lugar de arena, hay tan solo matas, matas, y tan solo matas, con una tierra marrón y polvorienta. Pero al igual que el Shara, no hay una gota de agua, y tampoco hay una sola casa o cristiano deambulando. Se ven cada tanto cauces de arroyos secos. Las rutas son buenas, y de vez en cuando uno se cruza con un camión impresionante que hace vibrar al auto, pero no hay una sola casa. Hay tramos de 230 kilómetros donde no hay una sola estación de servicio, gomería o negocio. Ni siquiera hay carteles que le digan cuántos kilómetros faltan para llegar a algún lado... Es como ir de Montevideo a Carmelo sin ver ningún vestigio de civilización en el trayecto, y con un paisaje uniforme.

3 Así las cosas, y viendo en el mapa que me faltaban como 250 km. para llegar al hotel donde íbamos a pasar la noche, y que lo único que se veía por delante era un mísero pueblito llamado Chacharamendi (estación, gomería, escuelita y 10 a 20 casas entre calles de polvo), llené el tanque, y me dirigí siempre hacia el oeste, con el sol en el horizonte en plena jeta porque atardecía. Por el ruido del viento en los espejos laterales, me daba cuenta que soplaba mucho. A poco de andar, empecé a notar que la aguja del tanque había bajado mucho, pero no le di mucha importancia. Cuando ya había hecho como 120 Km., noté que la aguja estaba muy por debajo de la mitad. Entonces..., me empecé a preocupar. Mientras los demás dormían o cantaban o escuchaban música, mis manos comenzaron a transpirar y el volante estaba patinoso, con mi vista clavada en el horizonte y en medidor de nafta. Yo me decía para mí mismo: “no puede ser, tengo que llegar, la nafta me tiene que re-dar. No les voy a decir nada para no asustarlos”. Se empezó a poner muy oscuro, y cuando aún estaba en pleno desierto y ya era de noche, noto con pavor que se empieza a prender la luz del tanque de reserva! Yo había observado que cada 5 Km. había un poste al costado de la ruta con un cartel que decía S.O.S. Estando ya oscuro, y luego de dar la mala noticia a la familia, me salí de la ruta, y paré el auto frente al poste. Los mismos tienen un intercomunicador que se acciona con un botón. Uno pulsa y habla, y lo deja de pulsar para que hable el que está del otro lado. Al pulsarlo grité: - “Hola, ¿hay alguien ahí?” Por suerte, inmediatamente una voz me responde: -

“¿Qué le pasa amigo?” “Escuche, estoy en el puesto 39, voy como para 25 de Mayo y se me ha prendido la luz de reserva. Me estoy quedando sin nafta. Llevo un trailer y evidentemente el auto consumió mucho más de lo que había esperado” “Le faltan tan solo 15 Km. para llegar a la próxima estación,” “¡¡Es que creo que no voy a llegar!!” “Si se le acaba de prender la luz de reserva, debería”, me contesta, y agrega: “vaya a velocidad moderada”. “¿Y qué pasa si no llego y me quedo en el camino? ¡Estoy con la familia!” ¿Quiere que le mande un remolque? ¿Es socio del Automóvil Club? “Si soy socio. ¿Cuánto demoraría el remolque? “Calcule una hora y media” “Hagamos una cosa. Yo voy para la estación a velocidad “moderada” como dice Ud. (¿?), y si no lo llamo en media hora, véngame a buscar” OK

Decidimos entonces largarnos, y no subir el auto de 60 / 70 Km., y finalmente llegamos, con toda la tensión y con el olor de la nafta, pero nos dimos un gran susto, y quedé más que preocupado porque según el mapa, al otro día debía enfrentar situaciones similares. Aunque parezca increíble, el auto me hizo menos de 4 Km. por litro!!! Al otro día el viento continuaba en la misma dirección (según me informé luego, siempre sopla en esa dirección, de oeste a este), por lo que tomé dos medidas: compré un bidón de 10 lts de nafta que puse en la valija, y aumenté la presión de todas las gomas. De 28 libras las llevé a 35 libras. Las ruedas iban tan duras que podías sentir una birome en la ruta, pero

4 percibí al auto más liviano. Me resigné también a ir más despacio, y no apretar tanto el acelerador. Aún así, el consumo de nafta fue notable, y no superó los 6 Km. por litro. Paisajes y Fauna de la Patagonia Se llama Patagonia a todo lo que está al sur del Río Colorado, y por ser tan inmensa el paisaje es muy variado. No hablaré de las montañas, los valles y las cumbres de Bariloche o San Martín de los Andes, porque todos Uds. saben que son bellísimos, y no hay más nada que agregar. Sí creo conveniente mencionarles el desierto, que me llamó mucho la atención. Como dije, son matas instaladas en tierra marrón, en la que no se ve pasto alguno. Entre mata y mata se ve tan solo tierra y piedras. Esa tierra está tan suelta, que por momentos veíamos una humareda a lo lejos, y cuando nos acercábamos constatábamos que se trataba de una vaca o una oveja que caminaba (ni siquiera corría). Ese desierto es gélido a la noche. Pregunté en Chacharamendi (Gral. Acha) al gomero (había pinchado), que temperatura solía haber. Me dijo que en invierno 10 grados bajo cero, pero que no lo sienten mucho porque es muy seco. En verano sube a los 40 grados. En un mismo día, la temperatura puede variar fácilmente 35 grados. Al preguntarle cuánto hacía que no llovía, respondió que hacía un año!! Las ciudades del la Patagonia tienen su origen en la famosa Campaña del Desierto dirigida por los Grles Roca y Villegas. Cada fortín que se instalaba en la guerra de exterminio contra el aborigen dio lugar a un poblado. Esos poblados, son como oasis en el desierto o en la “nada”: un par de kilómetros antes de llegar, se está en pleno desierto. Súbitamente aparecen algunos árboles, tipo álamos, y luego, las estaciones de servicio, por lo general gomerías siempre con camioneros como clientes, un restaurante, algún que otro negocio de venta de artesanías, y grupos de casas. En algunos casos, son pueblos o ciudades muy bonitas, (caso Villa Regina), en las que se ven casas que podrían estar en los mejores barrios residenciales de la capital. Llama la atención que en muchas de las casas se ven antenas parabólicas, y en las estaciones de servicio, en el medio del desierto, están mirando un partido Milan – Inter en directo, y se compra combustible con débito automático en cuenta (tarjeta de débito). Uno pasa el pueblo, y comenzó brutalmente el desierto. En la Prov. De Buenos Aires observamos cualquier cantidad de patos, cigüeñas, garzas, y bandadas de 50 a 60 cisnes de cuello negro que jugueteaban en las lagunas. Cruzando el desierto, era común ver tarántulas en la ruta, hasta que a lo lejos vi sobre una loma una tan enorme que no lo podía creer. Al acercarme y bajar la velocidad, me di cuenta que se trataba de una enorme tortuga de tierra. No podía creerlo. Paramos para agarrarla. Yo quería simplemente mostrársela a los chicos y dejarla en el desierto, porque no me hace gracia sacar a un bicho de su hábitat natural, pero era tanta la algarabía dentro del auto luego de tantos kilómetros de aburrimiento, que costaba convencerlos de lo contrario. Convenientemente, pensé que si no hubiera parado, la habría pisado, y que por algo Dios me la puso en el camino. En total, encontramos 4 tortugas, algunas cruzando la ruta, y otras pastando en la banquina. Los camiones le zumbaban. Aparté de la ruta a dos que puse bien

5 dentro de los campos, y nos quedamos con dos que trajimos. ¿Es justo? Claramente que no y no hay atenuantes. Vimos además liebres inglesas (no eran maras), teros por todos lados, incluso por los lagos de Bariloche (atrapamos unos pichones y los soltamos) y muchas clases de halcones, águilas, caranchos y cuervos. En las zonas boscosas vimos, un ciervo y conejos. Yo no sabía que había conejos, pero los han largado más al sur hace como 10 años y están “subiendo”, comiendo todo lo que encuentran a su paso. En los bosques aledaños a la zona de los 7 lagos, una persona de Bariloche me dijo que el año pasado vio un cachorro de puma. Los bosques de las zonas montañosas, son espectaculares, y son como los que uno imagina en los cuentos de Caperucita Roja. Vimos árboles que se suponen tienen 1.500 años de antigüedad (alerces y cohiues). Uno de los grandes atractivos turísticos del sur, es la pesca de truchas, para la cual vienen especialmente muchos turistas de Europa y EE.UU. No se pescan con carnada, si no que con “mosca” o spinning. La primera es esa pesca que parece que estuvieran dando latigazos al agua, en la que hay que meterse en torrentes pedregosos de poca profundidad con el agua a la cintura, usando como anzuelo un señuelo con forma de insecto. La segunda es con un reel frontal y se hace desde la orilla, usando señuelos con formas de peces que terminan en un anzuelo múltiple o “robador”. El señuelo es lo suficientemente pesado como para arrojar la línea sin agregar la plomada. El tema es que hay que arrojar y traer inmediatamente, porque caso contrario, el anzuelo se hunde, y “fuiste”, se clavó en una piedra o rama y no lo recuperás más. Al ver aguas tan claras, lagos de agua azul profunda, y torrentes tan hermosos, nos surgió inmediatamente el deseo de probar, en particular a Bruno, por lo que luego de asesorarnos en algunos negocios de pesca deportiva, compré un sencillo equipo de spinning, y algunos señuelos, los que no son precisamente baratos. También tuve que comprar un permiso de pesca. Resultado: dejamos señuelos en todos los lagos y torrentes del sur, y no pescamos ni una mojarra, pero pasamos re-bien. Resultado del camping Un fracaso. Cuando llegamos a San Martín de los Andes, ya era de noche y tuvimos que armar las carpas en la oscuridad. Hacía tanto frío que se empeñaban los vidrios del auto. A orillas del Lago Lacar (un lugar hermoso), inflamos las colchonetas, sacamos solamente los sobres y armamos las dos carpas con un viento terrible, de esos que cuando uno clava la estaca en una punta, se le está desprendiendo en el otro, y nos pusimos a dormir. Hacía un frío de locos, pero dentro de la carpa se estaba bien. Nos despertamos con 3 grados, mucho viento y amenaza de lluvia. Las cumbres de los cerros que rodeaban el lago estaban nevados. Nosotros y un par de mochileros más, éramos los únicos acampantes o dementes allí. Hacía tanto frío y viento que no se podía estar afuera. Decidimos entonces irnos a una

6 cabaña hasta que mejorara el tiempo. Menos mal, porque siguieron 3 días de lluvia y viento sin parar. La cabaña no fue nada cara, dado que estábamos todavía en baja temporada, y hay sobre-oferta. Tenía su heladera, TV satelital y mucama. El tiempo mejoró luego, pero siguió extremadamente frío. Nosotros llevamos ojotas, mallas, bermudas, y pantalones de verano, y hacía tanto frío que teníamos que ponernos 2 o 3 buzos para estar cómodos. Este tiempo siguió así luego en Bariloche, a tal punto que nos nevó en el Cerro Catedral, y tuve que poner cartones frente al radiador del auto para que el motor no estuviera tan frío, y la calefacción funcionara. (Piensen que fuimos en Diciembre!!) Por todo esto, resulta que el traslado del carrito fue al santo cohete, y no pienso volver a llevarlo para camping lejanos a al sur. Pasee el trailer por todo el sur para nada, y me hizo gastar mucho dinero en nafta.

Bueno, en resumen, les digo que aún cuando el camping fracasó, el paseo resultó lindísimo. El sur argentino es realmente hermoso, tal como lo están comprobando muchos turistas europeos y americanos que se los ve por todos lados alquilando bicicletas para hacer mountain-bike o corriendo al borde de las rutas. Nosotros los uruguayos, quizás por razones económicas, por las distancias, o por desinformación, vivimos un poco a espaldas de este hermoso lugar del planeta. Espero que mi relato les haya resultado interesante. Juan Raúl

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